Fenotiazinas: clorpromazina (Largactil), clozapina (Leponex), tioridazina (Meleril), flufenazina (Modecate)...

Butirofenonas: Haloperidol.

Ortopamidas: sulpirida (Dogmatil). En este grupo son de menor potencia.

Nuevos fármacos: risperidona (Risperdal), olanzapina (Zyprexa).

Están pensados para tratar la esquizofrenia y reducir los brotes psicóticos. Ello se consigue reduciendo la cantidad de dopamina en el cerebro y éste es su mecanismo de acción: dejar a las neuronas sin dopamina. Lo que hacen es vaciar los depósitos de neurotransmisores que hay en la neurona, de modo que éstos sean destruidos antes de poder llegar a su destino. Con ello se terminan los delirios, alucinaciones y reacciones violentas, pero también toda sensación de vivir y toda iniciativa. Hacen sentir realmente mal: impotencia sin ni siquiera posibilidad de rabia. Se puede llegar al extremo de que a uno le ataquen cruelmente y no sea capaz de sentir enfado alguno, porque en sus neuronas no queda adrenalina ni nada que se le parezca.

Los efectos secundarios son de lo peor: sequedad, visión borrosa, retención urinaria, obstrucción de vías biliares, alteraciones sanguíneas, desequilibrios hormonales (no es infrecuente que una mujer pierda la menstruación)... Y los llamados "efectos extrapiramidales", que son debidos a la falta de dopamina, consisten en dificultades de movimiento y temblores parecidos a los que sufren los enfermos de párkinson (antes hemos visto que en la enfermedad de párkinson hay una falta de dopamina) y que suelen presentarse a quien lleva un tratamiento algo fuerte. Es por ello que también recetan Akineton junto con esos fármacos: para paliar en parte esos efectos.