Cuando el último jueves la portada de EXPRESO denunciaba que los más destacados generales y coroneles del Ejército pasaban al retiro y eran pospuestos en los ascensos en forma irregular, el comandante general del Ejército, Edwin Donayre, fue llamado de inmediato a Palacio de Gobierno.

A su salida al patio central, el polémico jefe militar flanqueaba a un sereno pero tranquilo presidente Alan García, quien esta vez no lo despidió con el apretón de manos y las sonrisas de siempre. El general se alejó sin declarar a la prensa ni mostrar su habitual chispa, reemplazada por un andar cabizbajo, conocedor de que su polémica gestión ya no contaba con el respaldo del primer mandatari