Si sufres estornudos, congestión nasal, picor de ojos, nariz o piel, es posible que estés frente a algunas de las señales que se presentan en el cuerpo de todos aquellos que sufren de alergia primaveral. La alergia primaveral puede depender de la predisposición genética, del estado de los tejidos y del grado de exposición a los factores causantes de los síntomas anteriormente mencionados. Pero lo más importante es que la alergia puede prevenirse e incluso pueden disminuirse sus síntomas si se actúa sobre el mecanismo que la produce en forma oportuna.
La mayoría de los pacientes alérgicos suelen elegir las vacunas como método de prevención y tratamiento de la mayoría de sus alergias, aunque no todos los pacientes experimentan mejorías sustanciales. Por eso destacamos la importancia de probar los métodos naturales, que aunque menos conocidos, pueden ser incluso más eficaces, siempre y cuando el paciente cuente con el consentimiento de los especialistas y exista un control médico del tratamiento elegido.
En España por ejemplo, los pólenes esparcidos por las plantas en el medioambiente son los principales responsables de las alergias primaverales, que padecen millones de personas: el trigo, la cebada, el olivo, algunas malezas de la zona mediterránea, el abedul y una planta conocida como la Parietaria Judaica, son algunos de los principales desencadentantes de las reacciones estacionales.
Es un hecho que a medida que los alérgicos se dejan estar los síntomas suelen agravarse, sobre todo durante las noches mientras intentan conciliar el sueño. Por eso lo ideal es comenzar las sesiones reflexológicas antes de que llegue la primavera o el otoño, que son las estaciones del año donde la cantidad de síntomas alérgicos se acrecienta notablemente.

El número de sesiones reflexológicas depende del grado de alergia que experimenta cada paciente, así como también de los cuidados preventivos que éste tome, por lo que es fundamental concentrarse en los métodos de prevención para optimizar los resultados. Una dieta controlada, por ejemplo, permite evitar la ingestión de chocolate, carnes rojas, margarina, frituras, azúcar refinado, leche y derivados, y los productos que contienen polen como la jalea real o la miel, que pueden ser causar o potenciar los síntomas.

Santiago Martinez Natale

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