Repasar los motivos por los cuales hemos dejado de fumar, y tener claras las estrategias para hacer frente a los momentos difíciles que todavía se presentarán, son dos elementos cruciales para la prevención de las recaídas.

Ser conscientes de que aunque exista el peligro de recaída, eso no implica tener que vivir angustiados por tal posibilidad, sino mantener un mínimo estado de alerta para rentabilizar al máximo el esfuerzo invertido hasta ahora.

Recuerde cuando hizo los registros de en qué situaciones y momentos del día fumaba. Repase su "registro" diario, le ayudará a recordar qué circunstancias o estímulos ambientales tiene más asociados con el cigarrillo.

Además de identificar "sus situaciones de alto riesgo", está aprendiendo a preverlas, afrontarlas y superarlas. Mantenga sus estrategias personales a punto, todavía las necesitará algún tiempo.

Repase las recomendaciones de "cuando las ganas de fumar son irresistibles". Quizas alguna de ellas ahora le puede ser útil.

Pueden ser interesantes otras ideas cuando se sienta desanimado:

- Llame a un amigo. Propóngale salir a dar un paseo, ir al cine, a un concierto o al teatro.

- Haga una lista de motivos que le preocupan y piense en soluciones prácticas.

- Pasee. Ande cada día un mínimo de 10 minutos.

- Procure no dejar espacios vacíos durante su jornada. Haga una lista de situaciones interesantes a realizar durante el tiempo libre.

- Empiece la lectura de algún libro que le interese.

- Haga una lista de mejoras que podría hacer en su casa durante el tiempo libre. Ponga en práctica sus planes y experimenten la sensación que le producirá cumplir con sus objetivos.