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Madres adolescentes. Una vision integradora de cuidado humano
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Autor: MSc. Haydee Morales
Publicado: 16/06/2008
 

El embarazo en la adolescencia es un problema de salud pública en los países en vías de desarrollo, debido a las implicaciones biológicas, psicológicas y sociales, que este tiene para la madre adolescente y su hijo. Reflexionar sobre esta realidad es imperante para los profesionales de la salud. Puntualizar una nueva manera de pensar y actuar, en el ámbito de lo humano, permite desarrollar una perspectiva integradora, trascendiendo la unidimensionalidad y la disciplinariedad, en el cuidado de la salud de las madres adolescentes. Es por ello, que se hace necesario apoderarnos del concepto de cuidado humano, para comprender a las adolescentes en su proceso de ser madre, con una visión diferente a la acostumbrada.


Madres adolescentes. Una vision integradora de cuidado humano.1

Madres adolescentes. Una visión integradora de cuidado humano.

 

MSc. Haydee Morales. Magíster en Educación (UC), Licenciada en Enfermería, Especialista en Medicina Crítica Pediátrica (UCV), Consejera en Lactancia Materna. Profesora Titular a Dedicación Exclusiva en el Dpto. Clínico de Enfermería en Salud Reproductiva y Pediatría, Escuela de Enfermería Universidad de Carabobo. Venezuela.

 

Dra. Cira Bracho de López. Doctora en Educación, Especialista en Salud y Desarrollo de Adolescentes, Licenciada en Enfermería, Profesora Titular jubilada activa del Dpto. Clínico de Enfermería en Salud Reproductiva y Pediatría, Coordinadora de Planificación de la DESCO FCS. Universidad de Carabobo. Venezuela.

 

Resumen

 

El embarazo en la adolescencia es un problema de salud pública en los países en vías de desarrollo, debido a las implicaciones biológicas, psicológicas y sociales, que este tiene para la madre adolescente y su hijo. Reflexionar sobre esta realidad es imperante para los profesionales de la salud. Puntualizar una nueva manera de pensar y actuar, en el ámbito de lo humano, permite desarrollar una perspectiva integradora, trascendiendo la unidimensionalidad y la disciplinariedad, en el cuidado de la salud de las madres adolescentes. Es por ello, que se hace necesario apoderarnos del concepto de cuidado humano, para comprender a las adolescentes en su proceso de ser madre, con una visión diferente a la acostumbrada.

 

Palabras clave: adolescencia; madre adolescente; integradora; cuidado humano

 

ADOLESCENT MOTHERS. AN INTEGRATIVE VISION OF THE HUMAN CARE

 

Abstract

 

The pregnancy in the adolescence is a problem of public health in the developing countries, due to the social, psychological, and biological implications, that this has for the adolescent mother and her son. Reflecting on this reality is prevailing for the professionals of the health. Stating a new way of thinking and act, in the environment of the human, permits to develop an integrative perspective, transcending the unídimensionality and the disciplinarity, in the care of the health of the adolescents mothers. It is because of it, that is necessary to seize the concept of human care, to understand the adolescents in its process to be mother, with a different vision to the usual one.

 

Key Words: Adolescence; adolescents mothers; integrative; human care

 

Al séptimo año del siglo XXI, hablar de dialogo, de la cultura de la paz y del humanismo, son temas de actualidad que persistirán durante el tiempo, mas aun cuando vemos con frecuencia, conductas de los seres humanos que contradicen la voluntad de compromiso al dialogo, la discusión y la sensibilidad inherente a lo vital del espíritu humano. El autoritarismo, la violencia y la agresividad así como la falta de tolerancia y sensibilidad son elementos que sobresalen en la interacción humana en la sociedad actual; y pareciera se trasmite de generación en generación, sin vislumbrarse soluciones efectivas a corto plazo.

 

Creemos que la respuesta a tales inquietudes esta en desarrollar un marco de referencia para comprender la conducta del ser humano, mediante el cual podamos entendernos a nosotros mismos, al otro, a su entorno. Nos referimos a una manera nueva de pensar y actuar en el ámbito de lo humano, guiada por una gran sensibilidad hacia la vida y hacia el respeto por ella, como un todo.

 

Partiendo de estas ideas, consideramos que debemos restaurar nuestra concepción sobre la vida en sí misma, nuestra conciencia hacia ella, así como internalizar sobre el saber de quienes somos, que somos capaces de hacer y que hacemos realmente. En tal sentido, las mujeres de todas las épocas han tenido y siguen teniendo participación activa como generadoras y cuidadoras de la vida: el engendrarla, preservarla durante nueve meses en su vientre, darla a la luz y cuidar de ella durante largo periodo, son aspectos de gran valía que no han sido valorados en su justa dimensión.

 

Pensamos que es de allí, de la concepción de cuidado materno que se tiene, en relación al cuidado de la vida humana, que pudiera intentarse revertir algunas situaciones de la conducta humana y especialmente de las madres adolescentes en la consideración del verdadero valor de la vida y por lo tanto en el cuidado de ella. Es en esa relación materno filial, en el seno del hogar y su entorno, en su interacción cotidiana como centro de las relaciones humanas, donde se nutren la conciencia y la sensibilidad hacia el otro basadas en la realidad de la vida, teniendo una concepción clara del valor que tiene y de la necesidad de cuidarla en la que no cabe duda que para ello la mujer juega un papel muy importante.

 

En consecuencia se plantea la necesidad emergente de introducir cambios en creencias, valores y comportamientos en los miembros del equipo de salud a si como en las estructuras vigentes de nuestro sistema. Se requiere nueva formas de conciencia crítica en todas las áreas del conocimiento, estos desafíos también demandan la participación más efectiva de los profesionales, en la transformación que los y las adolescentes como un todo, requieren. Para que esto sea posible, es necesario ampliar el foco de concepciones teórico- metodológicas que poseemos, a fin de desarrollar una nueva perspectiva integradora, que transcienda la unidimensionalidad y la disciplinariedad, con vista a solucionar los complejos problemas de la salud de los y las adolescentes, en especial de las madres adolescentes.

 

La adolescencia es la etapa del desarrollo que señala el final de la niñez y el inicio de la vida adulta. Es período de crecimiento y maduración, de aparición de los caracteres sexuales secundarios y de la adquisición de la capacidad reproductiva. Se adquiere madurez en el desarrollo cognoscitivo, la personalidad, los valores ético-morales, y se produce adaptación al grupo sociocultural de su tiempo y entorno. La Organización Mundial de la Salud estableció que la adolescencia transcurre entre los 10 y 19 años de edad, subdividida en temprana: 10-14 años y tardía: 5-19 años.

 

Más de la mitad de la población del mundo tiene menos de 25 años de edad, calculándose para 1994 la existencia de 1.582 millones de personas entre 10 y 24 años, y se estimó que la población mundial de adolescentes para el año 2025 sería de 2.044 millones. Un número importante de adolescentes son sexualmente activos a edades tempranas. En los últimos 20 años se ha observado un aumento creciente de la frecuencia de embarazos en adolescentes. 15 millones de mujeres adolescentes paren, cada año en el mundo, la quinta parte de todos los nacimientos, y ocurre un gran porcentaje en países en desarrollo. Según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud del año 2005. (1)

 

La mayoría de estos partos, el 80% ocurre en Latino América y el Caribe, África, Asia y el Pacifico. En Colombia en el año 1990, los nacimientos ocurrieron en 70 de cada 1.000 adolescentes. En 1995 se incrementó a 89 por cada 1.000 y para el 2005 llega a 90 partos por cada 1.000 adolescentes. (1)

 

En la actualidad, Venezuela no escapa a esta realidad. El Ministerio de Salud y Desarrollo Social para el año 2002, registró, el 23% de los nacimientos provenían de madres adolescentes y en el Estado Carabobo, las cifras oscilaban entre el 23 y 30%. Para el año 2004, el Ministerio de Salud y Desarrollo Social, en el Anuario 2004, registra la distribución porcentual de nacidos vivos por grupo de edad de la madre, según entidad federal, refiere para el Estado Carabobo, que el 20.44% de los nacimientos vivos ocurrieron en madres adolescentes de 15 a 19 años y 0.79% de los nacimientos ocurrió e madres adolescentes menores de 15 años. (2). Lo que significa que, en el Estado Carabobo, el 21.23% de los nacimientos ocurren en madres adolescentes, situación que llama la atención, puesto que las mismas estadísticas revelan que en todo el país, por entidad federal, los nacimientos en madres adolescentes ocurren entre el 17.77% y el 29.57%. Por otra parte en algunos estados, se ha mantenido la misma situación en el tiempo, tal como lo refleja las estadísticas, siendo esta situación preocupante, por cuanto no se ha observado disminución importante en esta problemática. Otro elemento que se agrega, es el hecho de que son pocos los centros de salud que prestan asistencia a este grupo poblacional de manera específica, sino que son atendidas en los programas dirigidos a la población de embarazadas adultas.

 

Las adolescentes que se embarazan, no solo, tienen que enfrentar la crisis propia de su proceso de crecimiento y desarrollo, sino también, las consecuencias que el embarazo trae consigo en esta etapa de la vida, como lo es: el abandono de la escolaridad, de sus compañeros, las complicaciones de las relaciones familiares, la falta de apoyo por parte de la pareja y de su familia en la mayoría de los casos. Sumado a ello, debe hacer frente al esfuerzo que significa desarrollar el papel de ser madre, cuidar de la vida humana de un nuevo ser, lo que le genera incertidumbre, angustia miedo e inseguridad. Por otra parte, las consecuencias biológicas y sociales que pueden afectar a la madre y su hijo, las cuales están asociadas a la edad del embarazo que demandan de un cuidado más individualizado, tales como: prematuridad, retraso del crecimiento intrauterino, bajo peso al nacer, entre otras.

 

La mortalidad en el primer año de vida en el hijo de madre adolescente no solo se relaciona con la mortalidad perinatal, sino en los 11 meses que siguen. El crecimiento estatural a los 18 meses está afectado con el tiempo, y se acentúa a los 30 meses de vida, coincidiendo con el aumento del deterioro del nivel socioeconómico de la madre y una disminución de la ingesta proteica de sus hijos, si lo comparamos con los hijos de madres adultas.(3) Por consiguiente la atención a la madre adolescente, su hijo, la pareja y la familia debería orientarse hacia el fortalecimiento de la crianza y el cuidado de la salud del bebé, con el acompañamiento de los servicios de salud y sus profesionales, en franco apoyo al proceso de crecimiento y desarrollo de la madre y de su hijo, previniendo las complicaciones biológicas, psicológicas y sociales. Lo que repercutiría en mejorar la calidad de vida tanto de la madre como de su hijo, incidiendo positivamente en el desarrollo de las futuras generaciones.

 


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El Ministerio de Salud ha realizado algunos intentos para enfrentar y dar solución a mencionados problemas, la creación de normas en la atención de salud para este grupo poblacional en el año 2004, pone de manifiesto la necesidad de dar atención específica a los y las adolescentes considerando su etapa de crecimiento y desarrollo y las prioridades de su atención, por otra parte la puesta en marcha de algunos programas dirigidos a la prevención y asistencia en cuanto a embarazo precoz. Sin embargo su eficacia y cobertura no se reflejan en la disminución de tales problemas. Consideramos que es poco lo que hacemos para revertir tal situación, más aun cuando se cuenta con grandes potencialidades, no solo en lo económico sino en lo social. Sin embargo, la escasa atención a esta realidad que se acrecienta, revela que falta mucho por atender en cuanto a las necesidades de un grupo poblacional altamente vulnerable como son los niños y adolescentes.

 

Si bien es cierto que existen programas de atención a la salud dirigida a este grupo poblacional, no menos cierto es que la demanda es mayor que la cobertura, por lo que su eficiencia y eficacia no se hace evidente. Por los aspectos mencionados, cuidar de la salud de los adolescentes no es tarea fácil, considerando los múltiples factores presentes y asociados entre sí, los cuales no pueden ser vistos separadamente, sino de una manera integral por lo que requiere del compromiso de todos los sectores y el máximo esfuerzo de los mismos, comprometidos en el mejoramiento de la calidad de vida de la población adolescente y el desarrollo de capacidades de sus potencialidades, elementos necesarios en la prevención de daños y riesgos a su salud y/o vida. Todo ello enmarcado dentro de un enfoque de atención integral, con énfasis en lo humano.

 

Al respecto en necesario que apliquemos el concepto de Cuidado Humano, entendiéndolo, como un concepto amplio, que envuelve variados aspectos integrados que no pueden ser separados o disociados. Para que esto sea posible, se requiere comprender este concepto y aplicarlo en nuestro comportamiento personal y profesional. Existen múltiples definiciones a cerca del cuidado. Leonardo, Boff. (1999), afirma que el cuidado se da a priori, antes de toda actitud y situación de ser humano, lo que significa decir que este se halla en toda actitud y situación de acto. Quiere decir que el cuidado se encuentra en la raíz primera del ser humano, antes que este haga cualquier cosa. Significa reconocer el cuidado como un modo- de- ser esencial, siempre presente e irreducible a otra realidad anterior. (4)

 

Un modo- de- ser no es un nuevo ser. Es una manera del propio ser de estructurar-se y darse a conocer. El cuidado entra en la naturaleza y en la constitución del ser humano. El modo de ser cuidado revela de manera concreta como es el ser humano. Sostiene el mismo autor, sin el cuidado este deja de ser humano, si no recibe cuidado, desde el nacimiento nace la muerte, el ser humano se desestructura, declina, pierde sentido y muere. Si a lo largo de la vida no hace con cuidado todo lo que emprende, acabará por perjudicarse así mismo y por destruir todo lo que está a su vuelta. Por eso el cuidado debe ser entendido en la línea de la esencia humana.

 

En este sentido, el cuidado humano puede ser considerado, como el cuidado de la vida del ser humano. El cuidado representa lo contrario al descuido, es más que un acto, es una actitud, según Boff (1999). “Representa una actitud de ocupación, preocupación, de responsabilidad y de envolvimiento afectivo con el otro”. Al respecto, el cuidado ha sido considerado por su función primordial de sobre vivencia de todo ser vivo, especialmente del ser humano. Como refiere Colliere. (1989) “Ser cuidado…cuidar de si mismo…cuidar… ¿Quién a lo largo de su vida, no ha conocido cada uno de estos imperativos? Cuidar es, y seguirá siendo indispensable, no solo para la vida de los individuos si no para la perennidad de todo grupo social” (5) de este modo el cuidado está presente antes de la misma concepción del ser, y acompañándolo a lo largo de su proceso existencial.

 

Posteriormente en el año 1993, Collier citado por Escobar, (2004) señala que los cuidados existen desde el inicio mismo de la vida, para su preservación y que el hombre, al igual que los demás seres vivos, siempre ha requerido de los cuidados, por que como lo expresa la teorista “cuidar es un acto de vida cuyo objeto es, primero y por encima de todo, permitir que la vida continué y se desarrolle, y de ese modo luchar contra la muerte, del individuo, del grupo y de la especie” (6).

 

La palabra cuidado proviene del latín “cogitatus”, que significa, pensamiento. El cuidado incluye por tanto: la acción encaminada a hacer por alguien lo que no puede hacer solo, con respecto a sus necesidades básicas, la explicación para mejorar la salud, a través de la enseñanza de lo desconocido, facilitación de la expresión de sentimientos, la invención de mejorar la calidad de vida del enfermo y su familia ante la nueva experiencia que debe afrontar. (7)

 

El cuidado de enfermería ha sido identificado como el objeto de estudio de la profesión de enfermería. Desde su origen ella ha rodeado su quehacer desde la perspectiva de un cuidado material intuitivo y amoroso. Cuidar es también una forma de amor, de expresión de sentimientos volcados en un hacer. El cuidado ayuda al otro al quehacer, a realizarse y a afrontar dificultades y crisis propias de la vida. Cuidar es un arte y una ciencia. (8)

 

Los aspectos señalados en relación al cuidado denotan, acciones humanas sobre humanos, en situación que demanda ayuda o asistencia, la cual reúne ciertas características conductuales de conocimiento, sentimientos y habilidades que orientan el hacer. Al respecto, Hackspiel (1998), define que el cuidado de enfermería es el cuidado de la vida humana (9). Asimismo, Madeleine Leininger plantea, según Marriner – Tommey (1995), la enfermera debe basar su practica en sus conocimientos y además considerar las culturas de las personas a cuidar y sugiere diferentes tipos de cuidar en función de la cultura , afirma también que los cuidados culturales consideran la totalidad de la vida humana y su existencia a través del tiempo, esto incluye la estructura social, la visión del mundo, los valores culturales , los contextos ambientales, las expresiones lingüísticas y los sistemas profesionales y populares.(10)

 

 Conocer la antropología del hombre, sus necesidades, potencialidades, limitaciones, sus condiciones de vida en su proceso de vida, orientará en gran medida los cuidados que este demanda, especialmente los referidos a los y las adolescentes, durante su proceso de crecimiento y desarrollo, etapa en la cual se suscita una serie de eventos y cambios no solo biológicos sino morfológicos también, que guardan relación con lo emocional y lo social. Esta etapa de transición varía entre las diferentes culturas, es durante este proceso donde las personas se preparan para alcanzar su independencia y autonomía y su identidad personal, para serle frente a la vida adulta en la medida en que aprenden valores y creencias, y desarrollan sus capacidades en el proceso de socialización. Tales eventos no bien direccionados pudieran poner en riesgo su salud y / o vida demandando mayor cuidado en cuanto a cantidad y calidad.

 

Tales acepciones, nos permite tener una visión que involucra actitudes, aptitudes, cualidades y habilidades necesarias para ejercer el cuidado humano en la atención de los y las adolescentes, en particular para las madres adolescentes, que tienen la gran responsabilidad de dar cuidado humano a sus hijos. El ejercer las funciones y realizar actividades, propias del ejercicio profesional de todos los miembros del equipo de salud, vinculadas a principios y valores para el cuidado de la vida tales como, la afectividad, la comprensión, la solidaridad, la responsabilidad, incorporando los aspectos bioéticos, orientados al desarrollo y fortalecimiento de las capacidades individuales y colectivas que poseen las madres adolescentes, les ayudará al cuidado materno que dan a sus hijos, así como al desarrollo de sus capacidades lo que tendrá una influencia positiva en la nueva sociedad.

 

Para que esto ocurra es necesario, poner en práctica un modelo de atención integral de salud, basado en el cuidado humano de los y las adolescentes, que permita hacer énfasis en la promoción de habilidades para la vida, aumentar su autoestima, fortalecer sus mecanismos de defensa contra presiones de grupos orientados, el desarrollo de su capacidades de amar, crecer, y ayudar a otros en su crecimiento, fortalecer su yo interior que le permita formular proyectos de vida factibles de realizar, tomar decisiones oportunas y acertadas fortaleciéndose como ser humano digno en una sociedad. Todo ello en concordancia al concepto de cuidado expresado por Mayeroff, Milton. (1971),”Ayudar al otro a crecer y a realizarse como persona” (11).

 

Referencias bibliográficas

 

1.     Centro Latino Americano de Perinatologia de salud, de la mujer y reproductiva y organización panamericana de la salud (OPS) www.clap.ops.oms.org/ weg2005/estadisticas [consulta 2008, Abril]

2.     Ministerio de Salud y Desarrollo Social (2004). Anuário de Mortalidad. Venezuela

3.     Goma s, Leal M, Filha M. Gravidez. Le adolecencia como factor de riesco para baiso peso no vscar no municipio de Rio de Janeiro, 1996-1998. Rev Sau de Pub. 2001; 35(1):174-80.

4.     Boff, L (1999), Saber y Cuidad Brasil: Editora Vozes. Brasil

5.     Colliere, M. (1989). Promover la vida: la práctica de las mujeres de virtudes a los cuidados de enfermería. Lisboa: Sindicato de enfermeros Portugueses

6.     Escobar, D.(2004), Perspectiva Fenomenológica sobre el poder del cuidado humano. Yaracuy. Venezuela. Instvoc.

7.     Márquez. S. (2000). Cuidar con Cuidado. Enfermería Clínica. Vol. 5, N 6

8.     Quintero. M. (2000).La Espiritualidad y el Afecto en el Cuidado de Enfermería. Cuidado y Práctica Grupo de Cuidado, Facultad de Enfermería, Universidad Nacional de Colombia. Bogota. Colombia

9.     Hackspiel. M. (1998) La Ética Discursiva Como Fundamento del Cuidado de la Vida. Grupo de Cuidado Facultad de Enfermería, Universidad Nacional de Colombia. Bogota. Colombia

10.   Marriner. T. (1995), Modelos y Teorías en Enfermería. España: Mosby

11.   Mayeroff, Milton (1971), A Arte de Servir ao Proximo para servir a si mesmo. Brasil. Editora Record.