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La interaccion como arte del cuidado hacia la mujer gestante en trabajo de parto
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Autor: Msc. Leida C. Montero
Publicado: 10/07/2008
 

La interacción humana permite definir la enfermería y es el modo para llevar a cabo el cuidado. Es por esto que debe considerarse y redimensionarse con cada paso que avanza la disciplina de Enfermería; ya que esta se fundamenta en hacer algo por una persona proporcionarle la información necesaria para que cubra sus necesidades, mejore su autoayuda o mitigue un sufrimiento. Es decir, la interacción debe ajustarse al estado de orientación y percepción de la realidad que presentan las gestantes en los servicios de pre-parto y sala de parto, ya que pueden exhibir estados de alerta, confusión, desorientación e inconsciencia ocasionados por su estado de salud, según los cuales su participación en el cuidado puede variar desde la total dependencia hasta diferentes niveles de independencia y autocuidado.


La interaccion como arte del cuidado hacia la mujer gestante en trabajo de parto

La interacción como arte del cuidado hacia la mujer gestante en trabajo de parto.

 

Msc Leida C. Montero, Msc Rosa Y Reina C, Dra. Nelly Arenas, Msc Zaida Colmenares

 

Leida C. Montero C., Licenciada en enfermería, Magíster en Enfermería Materno Infantil Mención Obstetricia, Docente Instructor Adscrita al Departamento Salud Reproductiva y Pediatría de la Universidad de Carabobo, Venezuela.

 

Rosa Y Reina C., Licenciada en enfermería, Magíster en Enfermería en Salud Reproductiva, Docente Instructor Adscrita al Departamento Salud Reproductiva y Pediatría de la Universidad de Carabobo, Venezuela.

 

Nelly Arenas, Doctora en Enfermería en Cuidado Humano. Profesora Jubilada UC. Miembro de la Coordinación del Doctorado en Enfermería UC.

 

Zaida Colmenares, Licenciada en enfermería, Magíster en Enfermería en Salud Reproductiva, Especialista en Cuidados Intensivos pediátricos y Neonatales. Docente Instructor Adscrita al Departamento Salud Reproductiva y Pediatría de la Universidad de Carabobo, Venezuela.

 

Resumen

 

La interacción humana permite definir la enfermería y es el modo para llevar a cabo el cuidado. Es por esto que debe considerarse y redimensionarse con cada paso que avanza la disciplina de Enfermería; ya que esta se fundamenta en hacer algo por una persona proporcionarle la información necesaria para que cubra sus necesidades, mejore su autoayuda o mitigue un sufrimiento. Es decir, la interacción debe ajustarse al estado de orientación y percepción de la realidad que presentan las gestantes en los servicios de pre-parto y sala de parto, ya que pueden exhibir estados de alerta, confusión, desorientación e inconsciencia ocasionados por su estado de salud, según los cuales su participación en el cuidado puede variar desde la total dependencia hasta diferentes niveles de independencia y autocuidado.

 

En este sentido, la base de la profesión es la interrelación entre la enfermera y la gestante una relación en que la enfermera ofrece su preparación y aplicabilidad del arte de su profesión y la usuaria su autonomía personal para disponer si quiere recibir o no el cuidado enfermero y cuál de ellos puede atender sus necesidades. Por lo que es importante, que se produzca esa interrelación en la que tanto la enfermera(o) como el usuario opinen y decidan sobre aquel tratamiento más adecuado que van a llevar a cabo entre los dos.

 

Palabras clave: Arte, Cuidado, Interrelación, Gestante, Enfermera

 

Summary

 

The human interaction lets you define the infirmary and is the way to carry out the caution. That is why we must be considered and resize with every step that moves the discipline of Nursing, as this is based on something done by a person providing the information needed to meet their needs, improve their self-help or mitigate suffering. In other words, the interaction must conform to the state of orientation and perception of reality show that pregnant women in the services of pre-delivery and delivery room, because they can display warning statements, confusion, disorientation and unconsciousness caused by his condition health, according to which their participation in care can vary from total dependence to different levels of independence and self-care. In this sense, the basis of the profession is the interrelationship between the nurse and a pregnant woman in a relationship that the nurse offers its preparation and applicability of art of their profession and their personal autonomy user to have if you want to receive or not caring nurse and which of them can meet their needs. For what is important, it occurs that interplay in which both the nurse (or) as you think and decide on one more appropriate treatment which will take place between the two.

 

Keyword: Art, Care, Interrelation, pregnant women, Nurse.

 

La interacción como arte del cuidado hacia la mujer gestante en trabajo de parto

 

El cuidado de la salud humana es una ciencia que ha sido construida por la riqueza teórica conceptual y la investigación rigurosa de la enfermería, conjugada con la práctica en los diferentes escenarios de la salud. Como arte, exige destrezas particulares y capacidad para establecer vínculos significativos, determinar el curso apropiado de la acción y conducir la práctica, dando sentido a lo cotidiano y buscando el crecimiento de los seres humanos.

 

Cuando se desarrolla la interacción como arte del cuidado la enfermera establece compromiso y ética, autocrítica, capacidad de comunicación efectiva, confidencialidad, capacidad de trabajar en equipo, sensibilidad hacia los problemas de los demás, liderazgo, y respeto a los valores de arraigo cultural y social del individuo necesitado de cuidado.

 

El concepto de interacción ha venido evolucionando de una relación enfermera-paciente, centrada en la ayuda hasta llegar a la relación de persona a persona, que es la que actualmente se acepta universalmente. Cabe destacar, que las dimensiones de la interacción, afecto y participación constituyen aspectos fundamentales en la relación terapéutica enfermera-paciente. Los pacientes esperan que se les brinde una atención de alta calidad humana y científica que les permita resolver su situación de salud y aprender a manejar las alteraciones crónicas que alteran la calidad de vida

 

El cuidar es un acto natural, es un acto de vida. Cada acto de cuidado podría considerarse simple, pero tiene impactos positivos si se quiere muy importante para la persona a quien se le proporciona cuidado, de esta manera los profesionales de la enfermería proveen una atención integral, cuidados dirigidos al mantenimiento de la salud, prolongar la vida, ayudando en la satisfacción de las necesidades básicas, requeridas para mantener la existencia. Enfermería es una profesión que nace con el hombre, y para el hombre, para satisfacer sus demandas en el cuidado de la salud, considerando al hombre como un ser holístico y complejo. Esta es la Filosofía que deben asumir todas las enfermeras y enfermeros, para posicionar a la enfermería en la sociedad actual.

 

Por este motivo los cuidados enfermeros son el eje de de atención de enfermería, dichos cuidados deben ser planificados de manera individual, porque cada ser responde de manera diferente ante una situación de salud. Bajo esta perspectiva, el cuidado enfermero está sustentado en una relación de ayuda por medio de la interconexión humana y una práctica social cuya esencia es el cuidar. La complejidad estructural del cuidado enfermero radica en la relación dialógica y de interacción humana recíproca entre la enfermera y la persona cuidada, originando un intercambio de procesos de vida y de desarrollo humano distintos, con una manera particular de entender la vida, la salud, la enfermedad y la muerte.

 

En esta interacción humana se hace presente, la comunicación en su forma verbal y no verbal, constituyendo el escenario para el encuentro con el otro y en un eje para desarrollarse y ser con otros, es decir es un elemento fundamental del cuidado. Puede decirse, entonces, que en esencia el cuidado enfermero es un proceso de interacción sujeto-sujeto dirigido a cuidar, apoyar y acompañar a las personas y el colectivo en la promoción, mantenimiento y conservación de la salud, interviniendo en sus necesidades humanas para reconocer la respuesta y abordar las variables que afectan a la persona y tomar decisiones justamente en las posibles elecciones para modificar el proceso de salud.

 

Ahora bien, los cambios actuales en el sistema del cuidado de la salud hacen que se modifiquen inevitablemente los cuidados enfermeros. De ahí la participación de las enfermeras y enfermeros es preponderante, en tanto son quienes proporcionan el cuidado, mediante la puesta en práctica del proceso de cuidado enfermero, instrumento que facilita la intervención mediante el análisis de datos, su interpretación por medio del diagnostico enfermero, la planificación de los cuidados y la valuación de los mismos.

 

La relación enfermera - persona cuidada, ha sido definida de muchas formas, como una relación contractual, ética, económica, entre otras, que tiene múltiples dimensiones .Una de estas es la dimensión “ayuda” a una persona que se encuentra en situación de vulnerabilidad; una de las situaciones más vulnerables para la vida de una mujer, es el de traer una nueva vida al mundo, situación que se vivencia durante la gestación y culmina durante el nacimiento, donde la relación de ayuda que le brinde la enfermera es crucial y de vital importancia para la vida de la mujer. Bajo esta perspectiva, la relación de ayuda es definida por Cibanal (1991), como:

 

…. un intercambio humano y personal entre dos seres humanos. En este cambio, uno de los interlocutores (en nuestro caso el cuidador) captará las necesidades de otro (paciente), con el fin de ayudarle a descubrir otras posibilidades de percibir, aceptar y hacer frente a la situación actual”. (p. 1).

 


La interaccion como arte del cuidado hacia la mujer gestante en trabajo de parto.2

Siendo así, el objeto formal de la “relación de ayuda” en la práctica enfermera la persona en sus cuatros dimensiones: psicológica, fisiológica, social y espiritual, centrando los cuidados en la respuesta humana, producto de una situación de salud. Esto lleva a considerar que la relación de ayuda debe centrarse en la valoración del problema y resolución del mismo, de esta forma la ayuda a la persona trasciende de la simple solución del problema a una interacción humana y en esencia más útil. En este sentido, la finalidad última de dicha interacción es poner en marcha los recursos sanadores que existen en la propia persona; lo que realmente importa es ella misma, y la acción en la que se ayuda aún cuando es importante, pasa a un orden secundario.

 

La relación de ayuda comprende la interacción humana, dinámica y armónica entre la enfermera y la persona para lograr los objetivos del cuidado. La relación de ayuda como proceso sistemático, está comprendida en una serie de fases o etapas, las cuales Cibanal y Arcé (1992), describen: encuentro, presentación y clasificación del problema, confrontación y reestructuración, trabajo y separación del proceso de parto. Dentro de este contexto, la fase de encuentro, según los autores citados:

 

…se refiere a la recepción adecuada del paciente tanto en el ámbito físico como psicológico. Así en el ámbito físico se dan las características que debe tener el espacio físico, así como el aspecto, expresión etc. que debe tener el profesional de la salud para mostrar una sensación de acogida al paciente. En el ámbito psicológico se vuelve a hacer hincapié en la empatía, disponibilidad que debe mostrar el enfermero. (p. 2)

 

Dicha fase es fundamental ya que de ella depende la relación en su posterior proceso, en este caso está relacionado con la manera de ser, pensar y sentir de la enfermera, ello incluye su disposición e interés en ayudar y acercarse, mostrarse receptiva, amable, cortés y despertar la confianza en la embarazada en proceso de parto, de allí que sea definida como la acogida que da la enfermera en el cuidado a la embarazada durante el trabajo de parto relacionado con el saludo inicial. Ahora bien, esta fase de la relación de ayuda, se inicia con el saludo, comenta Aree y colb. (1991), que el mismo “… es un encuentro personal de dos expectativas, ambas esperan lo mismo, ser reconocidas como personas plenamente y no simplemente como un “caso” entre tantos” (p. 25).

 

Es decir, establecer de manera auténtica las normas de cortesía, porque decir: buenos días, buenas tardes o buenas noches de manera cálida, sincera y con una sonrisa genera un clima de cordialidad para iniciar la relación de ayuda; de tal manera que la embarazada capte la intención de apoyo de la enfermera y la confianza que puede tener para poder expresar sus ideas. Al respecto, es importante que la enfermera, en su forma de pensar deba transmitir primeramente respeto hacia la individualidad de la embarazada, el encuentro con la embarazada a su ingreso a la sala de parto debe ser en primer lugar reconocerla como un ser único, con sus diferencias y conflictos personales durante el proceso de parto, etapa trascendental en la vida de la mujer.

 

En este sentido, la enfermera debe tener presente que todas las embarazadas son distintas y con diferentes estados emocionales, donde mostraran una forma de pensar, de expresarse y de vivir, distinta; en tanto deberá ser escuchada y sin emitir juicios de valor o críticas, respetando su individualidad y su dignidad. Establecida la primera interacción entre enfermera-gestante, se debe continuar la etapa donde se realiza la presentación y clasificación del problema, cuyo objetivo según Cibanal y Arcé (1992) es:

 

… definir el problema. Para ello también es necesario que el profesional posea determinadas actitudes como las ya repetidas de la escucha activa, empatía, autenticidad y respeto así como saber ayudar al paciente a concretarse en su problema, a comprometerse y responsabilizarse del trabajo terapéutico… (p. 3)”

 

Es decir, en esta fase la enfermera ayuda a la embarazada a encontrarse a sí misma y los recursos con los que cuenta para afrontar el parto, por lo que se debe crear un clima de confianza para escuchar las demanda de la embarazada en relación a sus necesidades de cuidado durante el trabajo de parto, de esta manera la enfermera sabrá reconocer los signos que representan la demanda de ayuda y trabajar en ella.

 

En consecuencia, se debe contar con la participación activa de la embarazada en su interacción con la enfermera, en relación a con sus necesidades durante el proceso de parto, las cuales en muchas situaciones pudiesen relacionarse con ansiedad, temor y dolor. Con respecto a la ansiedad, es definida como un estado emocional caracterizado por sentimientos de tensión, nerviosismo, miedo, preocupación, aprensión y aumento en la actividad del sistema autónomo (Lederman, 1990). La ansiedad ocasiona problemas maternos y fetales, porque se liberan catecolaminas que se inhiben las contracciones, provocando complicaciones en el parto y en el feto, la ansiedad puede ser desencadenante de un parto difícil y laborioso, que conlleva el tratamiento con inductores del parto.

 

En cuanto al temor, indica Rodríguez (2000), que “…el parto produce sentimientos encontrados: se desea y se teme a la vez” (p. 5). El deseo está alentado por la fantasía de conocer al hijo(a), poder verlo y tocarlo, poder comprobar que es sano y lindo como tantas veces se lo ha imaginado. También se desea el parto porque luego de él todo se retornará en lo físico a la normalidad, cesando las molestias del embarazo. El temor se alimenta en la idea de que se perderá algo muy valioso, de lo que fue dueña exclusiva: el hijo (a) que una vez afuera del vientre materno será necesariamente compartido. El temor al dolor y a lo desconocido, cuando se trata del primer embarazo son imposibles de evitar. Preocupa y angustia la idea de no saber comportarse durante el proceso de trabajo de parto.

 

Siempre se ha asociado al parto con el dolor y este varía de una mujer a otra y de un embarazo a otro, Rovati (2006), explica que los dolores del parto son provocados por las contracciones de los músculos uterinos y en cierta medida por la presión que ejerce el feto sobre el cuello del útero. Estos se caracterizan por ser espasmódico y de ir aumentando de frecuencia e intensidad en la medida en que el feto va descendiendo por el canal cervical, donde algunas mujeres vivencian dolor en los costados y en los muslos, otras experimentan una fuerte presión; oleadas de un dolor extremadamente intenso.

 

La enfermera, ante el dolor que expresa la gestante debe instruirla sobre técnicas de respiración y relajación, también debe existir contacto físico, motivándola a participar durante el parto, explicándole lo que ocurrirá en cada etapa y para que guarde sus energías para la última fase que es la más importante y esta participación que confronta la enfermera con la usuaria permite que esta exprese percepciones y sensaciones que tienen los seres humanos en momentos inesperados; de allí radica que la interacción es un arte donde se desarrolla la confianza para soporte y ayuda a pasar de una fase a otra.. Superada la fase anterior, la relación de ayuda se vuelve más personal, cuando se acepta la situación y se colabora para afrontar el parto. Esta fase confrontación y reestructuración, explican Cibanal y Colbs. (1999), que “…el enfermero debe ayudar al paciente a cambiar su visión del problema y ver en esta nueva visión perspectivas de solución” (p. 4).

 

En otras palabras la enfermera ayudará a la embarazada a tomar conciencia de que ella es responsable de sus experiencias y vivencias, le enseña a que existe una situación que ella misma debe asumir para resolverla, interpretando los pensamientos y sentimientos de la gestante mostrando empatía y evidenciando comprensión para introducir cambios en la percepción de la embarazada con respecto al trabajo de parto.

 

Los pensamientos y sentimientos de la gestante, lo que genera sentimientos de simpatía, comprensión y ternura hacia ella; esta condición es propia de cada enfermera quien posee la habilidad de conectarse con las embarazadas y puede adoptar la perspectiva de los demás o atender a sus propios estados internos, a esta cualidad se le denomina empatía que según Cibanal (1991) la empatía es “… la capacidad de sumergirse en el mundo subjetivo del otro y de participar totalmente en su experiencia en la medida en que se lo permita la comunicación verbal y la no verbal” (p. 74).

 

Es decir, que la habilidad de la enfermera de integrarse en la vivencia y experiencia de la embarazada de inferir los pensamientos y sentimientos de otros (embarazadas), permitiéndole expresar con libertad sus pensamientos positivos como negativos que serán reconocidos y considerados en el proceso de cuidado humano, apoyándola emocionalmente.

 

Ciertamente, la empatía se vale de la comunicación, la cual es un proceso en el que las personas se ven influenciadas unas con otras a través del intercambio de información, ideas y sentimientos. En este contexto, comunicación es sinónimo de relación, así Kozier y colb. (1999), la explican como “cualquier modo de intercambiar información o sentimientos entre dos o más personas”. Ahora bien, las ideas se transmiten a los demás no sólo con palabras habladas o escritas sino también por gestos o acciones corporales y en el caso de las embarazadas son significativas. De allí que los mensajes que envían durante el proceso son verbales y no verbales.

 


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Los primeros, de acuerdo a Swadesh (2000), “…están estructurados por palabras que constituyen una abstracción mental, un símbolo representado en el caso de la palabra hablada por sonidos que transmiten significados que se comparten con los demás” (p. 32). En otras palabras, en toda expresión, oral donde la embarazada, vuelca su personalidad, sus estados de ánimo, toda una gama de matices psicológicos, en relación a su situación de allí que para el presente estudio, los mensajes verbales comprenden a las creencias, valores y sentimientos que transmite la embarazada a la persona enfermera en el trabajo de parto.

 

Por otra parte, los mensajes verbales expresan también los valores de las personas, por ser una cualidad intrínseca al objeto que suscita la admiración, estima, respeto, afecto, búsqueda y complacencia. La enfermera, realiza la transacción del cuidado lleva sus propios valores; que regulan su comportamiento en relación con la persona cuidada adecuados a la práctica concreta de su campo de actuación. Considerando los valores de la embarazada durante todo el proceso del parto. En este sentido la comunicación no verbal para Kozier, y Colb (1999), incluye “los gestos, movimientos corporales, uso del tacto y del aspecto físico” (p. 134).

 

En relación a las expresiones faciales, se puede decir que ninguna parte del cuerpo es tan expresiva como la cara. Los sentimientos de alegría, tristeza, temor, sorpresa, cólera y aversión pueden manifestarse con expresiones faciales. Los músculos que rodean los ojos y la boca son particularmente expresivos. De esta forma, las embarazadas notan en el rostro del personal de enfermeras, la incomodidad e inconformidad que genera su situación de angustia y temor ante un proceso desconocido en muchas oportunidades por ellas. Por estas razones, el personal de enfermeras, tiene que ser conscientes de sus expresiones faciales y de lo que comunican a los demás. Si bien es imposible controlar todas las expresiones faciales, la enfermera tiene que aprender a controlar sentimientos tales como el temor y la aversión, en determinadas situaciones.

 

Así como existen las expresiones faciales, también se tienen las expresiones corporales, donde se incluyen los gestos. Señala que los gestos son rasgos definibles del carácter o de conducta de una persona. En este orden los gestos resaltan y aclaran las palabras expresadas; además tienen significados específicos o pueden crear mensajes con otros elementos de comunicación. También es importante en los mensajes no verbales el contacto físico, es decir, un abrazo, o una mano tendida pueden comunicar mucho más afecto que las palabras en momentos de tensión. Al respecto indican Kozier, y Colbs (1999), que “En muchas ocasiones, es este contacto el que permite que el paciente se desbloquee, deje de fingir que controla todo y que nada le preocupa y se permita llorar y expresar sus sentimientos” (p. 391).

 

Por lo tanto, la enfermera debe proporcionar a la gestante durante el proceso de parto, contacto físico tales como: el tomarle la mano, pasarle las manos por la frente, estas expresiones permiten un contacto más cercano y de confianza entre ambas, acelerando el trabajo de parto. En este orden de ideas, también ha de considerarse uso del espacio personal, el cual es invisible y viaja con la persona. Durante la interacción humana las personas mantienen diversas distancias entre sí dependiendo de sus culturas, la naturaleza de su relación y la situación. Cuando el espacio personal está amenazado las personas responden a la defensiva y se comunican con menos efectividad. De modo que las enfermeras se mueven frecuentemente en los territorios de las personas cuidadas y el espacio personal debido a la naturaleza de los cuidados.

 

En este sentido la enfermera cuando cuida a la embarazada al invadir su espacio personal ha de transmitir confianza, amabilidad y respeto por la intimidad especialmente porque su interacción requiere contacto intimo e implica una zona vulnerable de la embarazada. Ahora bien, después de establecer la relación de ayuda más directa y de confianza, la enfermera permitirá a la parturienta expresar sus opiniones negativas o positivas de su condición durante el proceso de parto, de esta manera se sumerge en la siguiente fase de la relación de ayuda, fase de Trabajo, en dicha fase, explica Cibanal (1991), “La principal función de la enfermera consiste en reflejar exactamente los pro y los contra de los diferentes objetivos y acciones que el paciente vislumbra” (p.133).

 

En dicha fase la embarazada tomando conciencia de su forma de actuar, va cambiando o rechazando aquellas conductas inapropiadas, viendo de otra forma su situación, la enfermera contribuye a clarificar su situación y adopta posiciones más positivas. Siendo así en la investigación está referida al conjunto de actividades directas y coordinadas que realiza la enfermera y la embarazada para alcanzar sus objetivos relacionados con lo establecido en el plan de acción.

 

Al respecto indica Cibanal (1991) que “una de las tareas importantes en esta fase es la toma de decisión por parte del paciente de la responsabilidad que le corresponde en su proceso de cambio” (p. 134). En dicho plan se establecen las prioridades en los cuidados, seleccionando los problemas que pueden presentar y se priorizan, para plantear los objetivos de la persona cuidada; para lo cual la enfermera se sustenta en la valoración de los signos vitales, frecuencia, intensidad y duración de las contracciones, además de cualquier otra particularidad que exprese la gestante durante el proceso de parto.

 

Toda relación de ayuda madura hasta el final, así indudablemente la interacción termina cuando a nacido el niño (a), a esta etapa se denomina como fase de separación, para la mayoría de las personas no es fácil decir adiós a una persona a la que debes haber tomado cariño después de una relación de ayuda. Cibanal (1991), explica que en esta fase surgen sentimientos de duelo por la separación, la cual será de la misma intensidad en que haya interrelacionado la enfermera y la embarazada. Para la investigación su definición está referida a la finalización de la interacción entre la enfermera(o) y la embarazada después del proceso de parto relacionado con las actitudes de la puérpera.

 

De esta forma, la enfermera comentará desde el inicio de la relación la finalidad de la misma y que el compromiso está limitado hasta que culmine su proceso de parto, señalando su rol; de igual forma se sensibilizará ante la actitud de la puérpera, de allí que esta constituya el indicador de este factor, siendo entendido como la expresión de sentimientos positivos y negativos después del proceso de parto. Al respecto, Cibanal (1991), explica que entre las reacciones que pueden surgir en el momento de la separación se encuentra la negación, agresividad, hostilidad, proyección, aislamiento y regresión; todos ellos sentimientos negativos que la enfermera deberá manejar adecuadamente.

 

Mientras que por el otro lado, se puede encontrar con autonomía y responsabilidad. En el marco está perspectiva, entender la salud como bienestar es concebirla como la capacidad de interactuar positivamente con el entorno y de disfrutar dicha interacción con una sensación y percepción placentera y agradable; así la relación de ayuda está referida a la interacción humana, dinámica entre la enfermera y la embarazada para lograr los objetivos del cuidado durante el tiempo que dure la relación, de esta forma, cada fase de dicha relación constituyen un indicador para determinar la intervención del cuidado enfermero.

 

En este sentido, cabe destacar, que la Filosofía y Ciencia del Cuidado Jean Watson (1979) aporta que el cuidado es el elemento central unificador de la práctica de enfermería: la esencia de enfermería. Un problema importante para la enfermería actual es la conservación y el avance del cuidado humano; al describir más claramente el papel de la enfermera en nuestra época (1995) plantea que se debe conceder más énfasis al cuidado transpersonal, la intencionalidad, la conciencia del cuidado y el campo del cuidado (Marriner, 2003).

 

Referencias bibliográficas

 

1.     Aree, y Colb. (1991) Proceso de Relación de Ayuda. Interamericana. España.

2.     Cibanal, L y Arce, C. (1992) Comunicación Y Relación De Ayuda Para Profesionales

3.     De La Salud. Editorial Harcourt Brace-Elsevier México.

4.     Kozzier, E.; Erb, A. y Wilkinson, D (1999) Técnicas de Enfermería, Interamericana.

5.     España.

6.     Lederman, K. (1996) Prevalencia y factores de riesgo para complicaciones obstétricas en la adolescente. Comparación con la población adulta. Ginecol Obstet Mex 1996

7.     Marriner, 2003 Modelos y Teorías en Enfermería. Editorial Mosby. Madrid. Barcelona

8.     Rodríguez, M. (2000) Enfermería Maternal. Serie "Manuales de Enfermería". Barcelona: Masson-Salvat; España.

9.     Rovati, M. (2006) La salud de la mujer en el embarazo: educación sanitaria. Madrid: DAE (Grupo Paradigma). España