Las tiroiditis se clasifican en: infecciosa aguda, subaguda, autoinmune, fibrosa, inducida por fármacos y por radiación. La tiroiditis de Hashimoto, la tiroiditis posparto y la tiroiditis esporádica no dolorosa tienen una base autoinmune, con altos niveles de anticuerpos antitiroideos, desencadenada según algunas teorías, por un virus con una proteína de estructura similar a las tiroideas o, en mujeres, por la acumulación de células fetales en el tiroides materno durante el embarazo.
Artículo de actualización: tiroiditis
Dr. Ramiro Eduardo Guzmán Guzmán
Médico especialista en Medicina familiar. Diplomado en Educación Superior
Consideraciones generales.
Las tiroiditis se clasifican en: infecciosa aguda, subaguda, autoinmune, fibrosa, inducida por fármacos y por radiación. La tiroiditis de Hashimoto, la tiroiditis posparto y la tiroiditis esporádica no dolorosa tienen una base autoinmune, con altos niveles de anticuerpos antitiroideos, desencadenada según algunas teorías, por un virus con una proteína de estructura similar a las tiroideas o, en mujeres, por la acumulación de células fetales en el tiroides materno durante el embarazo.
Antecedentes históricos.
La glándula tiroides, del griego thyreos y eidos, significa forma de escudo. Su nombre fue dado por Wharton en 1656. Aunque su descubridor fue Vesalius en 1534 es de señalar que desde 1500 se conocía la existencia del bocio. Pasarían casi 2 siglos antes de que se precisara su importancia fisiológica.
Definiciones operacionales.
Fisiología de la glándula tiroides.
La producción de las hormonas tiroideas.
Respuestas tisulares a las hormonas tiroideas.
En el metabolismo general, y en dosis fisiológicas, las hormonas tiroideas intervienen de la siguiente manera:
Todas estas acciones permiten afirmar que las hormonas tiroideas participan en el metabolismo regulando los procesos energéticos y optimizándolos cuando las circunstancias lo requieren, como ser en las etapas de cambio. Si bien estas hormonas actúan directamente a nivel celular, en el cerebro, las gónadas y órganos linfáticos actúan de manera indirecta. En estos tejidos, actúan facilitando el transporte de aminoácidos a través de la membrana celular lo que favorece la síntesis de proteínas.
Regulación de la función tiroidea.
El control primario de la función tiroidea está mediado por la hormona estimulante de la tiroides (TSH) secretada por la adenohipófisis en respuesta a la hormona liberadora de tirotropina (TRH), secretada por el hipotálamo.
La capacidad de respuesta de la hipófisis a la TRH está bajo un control de retroalimentación negativa (feed back) de la T4 y T3: un exceso de hormonas tiroideas circulantes disminuye la respuesta de las células tirotropas a la TRH y un déficit de esas hormonas, aumenta su respuesta.
Métodos diagnósticos en las afecciones del tiroides.
Estudios hormonales:
Estudios inmunológicos.
Estudios con radioisótopos.
Gammagrafía tiroidea:
Se indicará la gammagrafía tiroidea en:
Estudios imagenológicos.
1. Ultrasonido del tiroides. Se indicará en:
2. Rx simple de cuello y tórax. Se indicará ante la presencia de bocios con sintomatología compresiva.
3. Tomografía computarizada y la resonancia magnética de cuello y tórax. Pueden ser útiles para definir compresión, desplazamientos u otro tipo de conflicto de espacio producido por aumento de volumen del tiroides u otros órganos del cuello o del mediastino.
Biopsia con aguja fina.
Se indicará en todo paciente que se necesite precisar la etiología de un bocio nodular o difuso.
No está indicada en pacientes con bocio tóxico difuso, al menos mientras el paciente esté hipotiroideo.
Se considera que este proceder permite identificar:
Definición de tiroiditis.
El término "tiroiditis" indica una inflamación tiroidea y comprende un conjunto de enfermedades de diferentes orígenes y con diferentes enfoques y tratamiento.
Clasificación de las tiroiditis.
TIROIDITIS INFECCIOSA AGUDA Y/O SUPURADA.
Proceso infeccioso agudo localizado en el tiroides que puede tener carácter supurativo. El tiroides suele ser poco susceptible a la infección, en relación con la riqueza vascular y de drenaje linfático, por su alto contenido en yodo (acción bactericida) y por la cápsula fibrosa que le aísla de los órganos vecinos.
Etiología:
Patología:
La anatomía patológica se caracteriza por la presencia de infiltrados polimorfonucleares y/o linfociticos, focos necróticos y hallazgo frecuente de zonas abscesificadas.
Clínica:
El paciente refiere dolor en región precervical con signos de tumefacción local, disfagia, disfonía, tos, fiebre y presencia ocasional de adenopatías cervicales.
La presencia de dolor "tiroideo" implica el establecimiento del correspondiente diagnostico diferencial entre diferentes patologías estrictamente tiroideas y otras afectaciones extratiroideas.
Pruebas complementarias:
Tratamiento:
Tratamiento antibiótico y drenaje quirúrgico si la presencia de abscesos lo precisa.
Deberá extirparse la fístula del seno piriforme en caso de presencia de abscesos en la glándula tiroides para evitar una posible recidiva del proceso infeccioso.
TIROIDITIS SUBAGUDA O DE DE QUERVAIN (TIROIDITIS GRANULOMATOSA DE CÉLULAS GIGANTES).
Proceso inflamatorio autolimitado, de duración aproximada de 4-9 meses, que ocurre hasta en un 5% de casos en pacientes con enfermedades tiroideas clínicas previas.
Etiología:
Patología:
Existe destrucción folicular, acompañada de infiltración de células mononucleares y formación ulterior de lesiones granulomatosas con presencia de células "gigantes" que muestran sustancia coloide fagocitada en su interior.
Clínica
Se debe destacar la existencia de una fase prodrómica caracterizada por malestar general, mialgias y febrícula que se sigue de la aparición de dolor en la parte anterior de cuello, con irradiación ocasional a región mandibular y pabellón auricular y sensación de disfagia. Existe un discreto aumento del tamaño tiroideo, de consistencia firme y sensible a la palpación.
Con respecto a la repercusión de la tiroiditis subaguda de De Quervain sobre la función tiroidea, hemos de reconocer de manera simplificada la posible existencia de tres fases evolutivas, aunque en ocasiones no sea tan clara esta esquematización:
1. Fase de tirotoxicosis:
Se manifiesta en un 50% de casos y se debe a la destrucción tiroidea con liberación consiguiente de las hormonas tiroideas preformadas y de tiroglobulina. Junto al correspondiente aumento de niveles plasmáticos de T3 y T4, se comprueba descenso de los niveles de hormona estimuladora del tiroides (TSH) y de la captación tiroidea de I131 que se acompaña de una imagen gammagráfica apenas detectable.
En la ultrasonografía con eco-doppler se detecta una hipoecogenicidad difusa y un flujo vascular normal o disminuido, a diferencia de la enfermedad de Graves en la que la elevación plasmática de hormonas tiroideas se asocia con manifiesta hipervascularidad.
2. Fase de hipotiroidismo:
A las pocas semanas de evolución suele corregirse la tirotoxicosis y asistimos a la aparición de una disminución de la función tiroidea (descenso de T4 y T3, y aumento de TSH), como consecuencia de la destrucción folicular previamente referida.
Este hipotiroidismo suele ser generalmente transitorio y solo se transforma en definitivo en un 5% de casos.
3. Fase de recuperación:
A los 6-9 meses de instauración de la tiroiditis, la función tiroidea va progresivamente restaurándose, comprobándose un aumento paulatino de la captación tiroidea de I131 y una normalización de los diversos parámetros hormonales.
Pruebas complementarias:
Analíticamente se puede comprobar un aumento de la velocidad de sedimentación globular y de los valores de proteína C reactiva
Puede existir en ocasiones aisladas una positividad de anticuerpos antitiroides: antiperoxidasas (anti-TPO) y antitiroglobulina (anti-Tg)
* Si bien el cuadro clínico de la tiroiditis subaguda es bastante sugestivo para llevar a un diagnostico definitivo, en ocasiones debe acudirse para su confirmación a la práctica de PAAF.
Tratamiento:
TIROIDITIS AUTOINMUNES.
Dentro de las tiroiditis que reconocen un origen autoinmune se han descrito diversas variedades, tales como tiroiditis linfocitaria crónica (Hashimoto), tiroiditis atrófica, tiroiditis linfocitaria subaguda (posparto o silente esporádica), tiroiditis focal.
1. TIROIDITIS CRÓNICA AUTOINMUNE (HASHIMOTO).
Epidemiología
Factores genéticos:
Patogenia:
Proceso autoinmune que se pone en marcha por activación de los linfocitos T helper (CD4), motivada por una pérdida de la inmunotolerancia central (tímica) o periférica y/o por disminución de la actividad de los linfocitos T supresores, todo ello en el contexto de un determinado fondo genético que ya hemos comentado y ante la posible influencia de factores externos (bacterias, virus, yodo, tabaco, factores hormonales, estrés)".
La activación de linfocitos T helper se ha propuesto es producida por:
En este sentido, las células T previamente activadas, a través de la liberación de citocinas (factores interferón-γ y factor de necrosis tumoral alfa [TNF-α]) inducirán la expresión de anfígenos HLA clase II en las células foliculares tiroideas, así como la liberación de moléculas de adhesión y expresión de Fas y Fas-ligando (apoptosis).
La autorreactividad de los linfocitos T (CD4), arriba reseñada, va a condicionar posteriormente un estimulo de los linfocitos B y de los linfocitos T citotóxicos (CD8). Las células B producen preferentemente anticuerpos anti-TPO y anti-Tg, así como ocasionalmente anticuerpos bloqueadores (Ab-TSH) o estimuladores (Ac-TSM) del receptor tiroideo de TSH, junto con anticuerpos frente al anfígeno soluble del coloide, hormonas tiroideas o transportador tiroideo de yodo ó sodium iodide symporter (NIS).
La producción de anticuerpos anti-TPO interfiere la organificación tiroidea del ioduro, al tiempo que los Ab-TSH pueden contribuir al posible desarrollo de hipotiroidismo. El efecto lesional en la tiroiditis de Hashimoto parece estar fundamentalmente mediado por acción directa de células T citotóxicas (CD8) o indirecta a través de citotoxicidad activada por el complemento, mediada por anticuerpos con participación de células natural killer (NK) o por la intervención de citocinas proapoptóticas.
Clínica
Laboratorio y gabinete:
Función tiroidea:
Ecografía:
En el estudio ultrasonográfico el tiroides muestra un aspecto hipoecogénico, al tiempo que la exploración gammagráfica nos puede ofrecer una imagen "moteada". Se detectan a veces alteraciones en la organificación tiroidea de ioduro (anticuerpos anti-TPO) y puede objetivarse liberación plasmática de tiroglobulina u otras iodoproteínas anómalas (tiroalbúmina, iodoalbúmina).
PAAF:
Si bien no necesaria, es indudablemente útil para la confirmación diagnostica del proceso
Tratamiento:
2. TIROIDITIS POSPARTO (Tiroiditis linfocitaria subaguda).
Se trata de una tiroiditis linfocitaria de evolución subaguda que se desarrolla en el posparto inmediato, en alrededor de un 5%-10% de mujeres, existiendo a este respecto variaciones geográficas. Se han descrito también algunos casos aislados postaborto.
Es frecuente en mujeres que han presentado niveles elevados de anticuerpos anti-TPO en el primer trimestre de embarazo así como en aquellas mujeres con diabetes mellitus tipo 1, historia familiar de patológica tiroidea autoinmune y mas dudosamente ante la presencia previa de otra patología autoinmune (artritis reumatoide, lupus eritematoso). Existe la tendencia a recidivar de este tipo de tiroiditis en e! siguiente embarazo en un 70% de casos.
Patogenia:
El mecanismo patogénico de la tiroiditis posparto muestra las mismas peculiaridades que se analizó en la enfermedad de Hashimoto, aunque es preciso recordar que al tiempo que el embarazo se acompaña de una cierta fase de inmunosupresión con tendencia a la mejoría o quiescencia de las enfermedades autoinmunes (lupus eritematoso, esclerodermia, enfermedad de Graves), el posparto inmediato se sigue generalmente de un fenómeno de "rebote" con aparición o agravamiento de la citada patológica autoinmune'*.
Clínica:
La clínica se manifiesta por el hallazgo de un bocio pequeño, indoloro y de consistencia firme que se acompaña de títulos elevados de anticuerpos antitiroides (anti-TPO y anti-Tg). En un tercio de pacientes se observa una evolución trifásica que recuerda la referida en la tiroiditis subaguda de De Quervain, al tiempo que en los demás casos puede manifestarse aisladamente con hipotiroidismo o hipertiroidismo.
En la evolución trifásica citada existe:
Desde otro punto de vista, parece haberse demostrado una cierta asociación entre tiroiditis postparto, anticuerpos antitiroides y depresión posparto.
El diagnostico diferencial con la enfermedad de Graves, que puede surgir o agravarse en el posparto, se establece por el hecho de que en esta última entidad la captación de esta aumentada y existe titulo elevado de anticuerpos estimuladores del receptor de TSH.
Laboratorio y gabinete:
Ultrasonido. Presencia de una hipoecogenicidad difusa.
Tratamiento:
3. TIROIDITIS INDOLORA O SILENTE ESPORÁDICA.
TIROIDITIS FIBROSA O TIROIDITIS DE RIEDEL
Etiología
Inflamación tiroidea de etiología desconocida, si bien para algunos autores seria una modalidad más de tiroiditis autoinmune, ya que suele acompañarse en ocasiones de una elevación de la tasa de anticuerpos antitiroides.
La tiroiditis fibrosa incide con preferencia entre los 30-60 años y es más frecuente en mujeres que en hombres.
Clínica:
Podemos encontrarnos un tiroides normal o aumentado de tamaño, de consistencia pétrea y asociado en ocasiones a manifestaciones compresivas, en relación con la antes referida infiltración fibrosa, tales como disfagia, disfonía o disnea. Existe generalmente normo función tiroidea, si bien puede presentarse a veces un cierto grado de hipotiroidismo.
La "dureza" del tiroides y las manifestaciones infiltrativas, propias de la tiroiditis de Riedel, pueden llevar a plantear el diagnostico diferencial con la presencia de un carcinoma indiferenciado de tiroides, circunstancia que puede ser resuelta con la práctica de una PAAF, si bien muchas veces resulta difícil su realización por la citada "dureza" de la glándula y entonces es precise acudir a la biopsia tiroidea a "cielo abierto".
Tratamiento:
TIROIDITIS INDUCIDA POR FÁRMACOS.
La administración de determinados fármacos, más frecuentemente en pacientes con signos previos de autoinmunidad, actuando bien por acción directa o a través de mecanismos autoinmunes, pueden propiciar el desarrollo de procesos inflamatorios tiroideos.
Litio
En pacientes con antecedentes de autoinmunidad tiroidea la administración de litio, en el caso de su empleo en cuadros de psicosis maníaca, puede conducir a un aumento de la tasa de anticuerpos antitiroides y a propiciar el desarrollo de un cuadro de hipotiroidismo subclínico o clínico. Ocasionalmente existe la aparición de tirotoxicosis tras tratamiento prolongado con litio en posible relación con un efecto toxico directo del mismo sobre las células foliculares tiroideas o como consecuencia de la puesta en marcha de una tiroiditis silente.
Amiodarona
Interferón-alfa e interleucina 6
Tras la administración de interferón-alfa en el tratamiento de hepatitis crónica y de interleucina 6 en el tratamiento de leucosis y tumores malignos se ha podido detectar la presencia de anticuerpos antitiroides (anti-TPO), junto con la asociación ocasional de hipertiroidismo clínico o subclínico o de hipotiroidismo, como consecuencia de la inducción de una tiroiditis inflamatoria similar a una tiroiditis linfocitaria indolora.
La aparición de estas manifestaciones clínico-bioquímicas parece relacionarse con el sexo femenino, edad y existencia de antecedentes de autoinmunidad tiroidea. Aunque la función tiroidea suele normalizarse al discontinuar la terapia con citocinas, los sujetos afectos tienen un mayor riesgo para el desarrollo posterior de una nueva patología autoinmune tiroidea.
Referencias bibliográficas: