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Una crisis en silencio. La crisis de la sexta decada de la vida. El climaterio masculino
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Autor: Dr. José Cukier
Publicado: 21/10/2008
 

Este ensayo desarrolla el tema del climaterio masculino. El autor sustenta la propuesta a partir de la obra Freudiana y propone como material clínico, el climaterio de Sigmund Freud. Con tal finalidad rastrea aspectos de su vida y obra vinculados al climaterio. Desarrolla metapsicológicamente, aspectos comunes a ésta etapa de la vida como son: el problema del poder, modificaciones del dormir, el problema con el tiempo, el problema de la pasión, una hipótesis explicativa acerca de las causas de muerte aguda en los hombres en la sexta década de la vida y la generación intrapsíquica de un espacio para la muerte.


Una crisis en silencio. La crisis de la sexta decada de la vida. El climaterio masculino.1

Una crisis en silencio. La crisis de la sexta década de la vida (el climaterio masculino)

 

Dr. José Cukier

Asociación Medica Argentina. Maestro de la Medicina latinoamericana. Miembro honorario de A.M.A.

 

Índice.

Resumen

Palabras clave

 

1. Presentación del tema.

2. Citas Freudianas vinculadas al climaterio masculino.

3. Material clínico. Sigmund Freud y su climaterio.

4. Consideraciones metapsicológicas acerca de algunas singularidades del climaterio masculino.

 

A. El problema del poder.

B. Modificaciones del dormir.

C. La modificación subjetiva del pasaje del tiempo.

D. El problema de la pasión.

E. Creatividad y rasgos de carácter.

F. Sentimiento de sí y de inferioridad.

G. Una hipótesis psicosomática acerca de las causas agudas de muerte en los hombres, en la sexta década de la vida.

H. Generación intrapsíquica de un espacio para la muerte.

 

 5. Bibliografía.

 6. Biografía

 

Resumen. Una crisis en silencio. La crisis de la sexta década de la vida (el climaterio masculino)

 

Este ensayo desarrolla el tema del climaterio masculino. El autor sustenta la propuesta a partir de la obra Freudiana y propone como material clínico, el climaterio de Sigmund Freud. Con tal finalidad rastrea aspectos de su vida y obra vinculados al climaterio. Desarrolla metapsicológicamente, aspectos comunes a ésta etapa de la vida como son: el problema del poder, modificaciones del dormir, el problema con el tiempo, el problema de la pasión, una hipótesis explicativa acerca de las causas de muerte aguda en los hombres en la SEXTA década de la vida y la generación intrapsíquica de un espacio para la muerte.

 

Summary. Psychoanalysis of masculine climacteric (change of life).

 

This essay addresses the subject of masculine climacteric. The author bases his proposal on Freud's work, and uses Sigmund Freud's climacteric as clinical material. To do so, he investigates some aspects of his life and his work that relate to this phase of life, such as the problem of power, the changes in sleeping patterns, the problem of time, the problem of passion; he also offers a hypothesis which might explain the causes of acute death in men during the fifth decade of life, and the intrapsychic generation of a space for death.

 

Résumé. Psychanalyse du climatérique (retour dâge) masculin.

 

Dans cet essai nous développons le sujet du climatérique masculin. Notre proposition se fonde sur l'oeuvre de Freud, et nous utilisons le climatérique de Sigmund Freud lui-même comme matériel clinique. Dans cette perspective, nous suivons la trace des aspects de sa vie et de son oeuvre liés au climatérique. Nous développons du point de vue métapsychologique les aspects relatifs à cette étape de la vie, tels que: le problème du pouvoir, les modifications du sommeil, le problème du temps, le problème de la passion, une hypothèse explicative sur les causes de mort aiguë chez les hommes au cours de la cinquiéme décennie de la vie et la génération intrapsychique d'un espace pour la mort.

 

Descriptores.

 

Climaterio masculino. Poder. Sexualidad. Pasión. Sabiduría. Crisis de la SEXTA década de la vida.

 

Presentación del tema.

 

Según el diccionario enciclopédico Espasa-Calpe las palabras climaterio y climatérico, derivan del griego Klimakterikós, de klimaktér, que significa escalón. Comprende el período de la vida que se inicia en la sexta década de la vida. La Organización Mundial de la Salud, determinó a los 65 años como el momento de iniciación de la vejez, y "envejecimiento" al período que comprende entre los 55 y los 65 años. Esta concepción artificial tiene sus variaciones culturales, históricas, sociales e individuales. Es una época de síntesis y creatividad, con realizaciones sociales y personales, de producción científica, política, intelectual, industrial o militar; con puestos de poder, influencia y responsabilidad de decisión. Suele observarse un conjunto de rasgos psicológicos que configuran a mi entender una época de crisis, "La Crisis de la sexta década de la vida". Sólo nombraré algunos de los más destacados.

 

Se ponen en evidencia, entre otros, los problemas con el poder y la herencia, modificaciones en el dormir y una sensación subjetiva de aceleración en el paso del tiempo. Cierta desexualización sustituida por trabajo (generalmente no remunerado). Cambio en la cualidad del vínculo amoroso preexistente que se puede sustituir a veces por vínculos pasionales (como por ejemplo la pasión amorosa, la pasión política, la pasión creadora, la pasión por el juego, la pasión intelectual, la pasión deportiva, la pasión mística entre otros). Es frecuente el vínculo pasional con los hijos o con los nietos, expresión de que si bien hay cierto desapego de la pulsión, quedan restos que denuncian remanentes de amarre a la misma. Coincide con los momentos de emigración de los hijos y la incorporación de nuevos miembros, (yernos y nueras), con quienes se suelen dar vínculos desbordantes. Y por fin, la idea de la muerte, que comienza a avizorarse como espacio mental posible.

 

2. Citas Freudianas vinculadas al climaterio masculino.

 

Las citas corresponden a Obras completas, Buenos Aires: Amorrortu editores (AE), 24vols., 1991, con el número de página y del volumen de la S.E.

 

(1895b [1894]). "Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome en calidad de "neurosis de angustia". En éste artículo, Freud refiriéndose a su paciente Schreber dice que "[...] hay hombres que, como las mujeres, muestran un climaterio, y en la época de su potencia declinante y su libido creciente producen una neurosis de angustia [...], y luego agrega; "[...] La angustia en la senescencia (el climaterio de los varones) [...] sobreviene como durante el climaterio de las mujeres, un acrecentamiento [...] de la excitación somática [...]. Los casos de [...] climaterio, se tramitan en la mujer exactamente igual que en el varón [...].”. (S.E. 3. p.101-2-110).

 

(1911c [1910]). "Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia ("Dementia paranoides") descrito autobiográficamente" Freud dice que "[...] No omitamos, empero, llamar la atención sobre un factor somático que muy bien podría entrar en cuenta. El doctor Schreber tenía 51 años de edad en el momento en que contrajo la enfermedad; se encontraba en la época crítica para la vida sexual, aquella en que la función sexual de la mujer [...] experimenta un vasta involución, pero de cuya gravitación tampoco parece a salvo el hombre; también para éste hay un "climaterio" con las predisposiciones patológicas que de él se siguen [...]". . (S.E. 12. p.46). En carta del 13 de Septiembre de 1926 a Marie Bonaparte, Freud le dice que se enteró de que Schreber tenía cincuenta y tres años cuando hizo eclosión su enfermedad, "como si dijéramos en la menopausia varonil". . (E. Jones. 1962. T. lll. p.465).

 

3. Material clínico. Sigmund Freud y su climaterio.

 

Para sostener éste aspecto, me remitiré a algunos pasajes de su vida y su obra, en donde se vislumbran los problemas con el poder, la herencia, las modificaciones en el dormir, y la idea de la muerte en la década de la cincuentena.

 

a. En "El creador literario y el fantaseo", Freud, (1908e), señala que la mayoría de los seres humanos crean fantasías en ciertas épocas de su vida, son deseos ambiciosos, que sirven a la exaltación de la personalidad. Freud contaba en ese momento con 51 años, momento de la vida en que el poder comienza a declinar en el medio familiar, y pueden quedar como reducto para sostenerse, otros recursos como por ejemplo el recurso económico, político o científico. El ejercicio del poder, destaca la importancia de otras pulsiones, no ligadas a la erogeneidad genital, por ejemplo la ambición, ligada a la erogeneidad uretral.

 

b. Max Schur, (1972), T. l, p. 370, dice que Freud en 1907 preocupado por quien sería su sucesor intelectual reflexionaba acerca de su discípulo Jung, "[...] Cuidado con este brillante joven; lo has elegido como tu sucesor, pero ya anda detrás de tu corona como Enrique lV [...]".

 


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c. En 1911, en la carta del 14 de Marzo a Binswanger, se lo adivina preocupado por la herencia y le dice a éste, "[...] Cuando el imperio que he fundado quede huérfano, ningún otro sino Jung debe heredarlo todo [...],". (Schur, op. cit. T.I, p.379).

En la carta del 16 de Diciembre de 1912, Schur, (op.cit. T. I, p. 394) recuerda un comentario de Freud, "[...] todos ellos (Stekel y Jung en especial) apenas pueden esperar [...]". Es decir, a que Freud estuviera muerto.

 

d. Con "Grande es Diana Efesia", (1911f), denota el interés por la continuidad de la historia y el tema de la inmortalidad. (Su trabajo remite al nombre de un poema de Goethe. Proviene de un capítulo sobre Efeso, de Villes mortes d' Asie mineuse, de F. Sartiaux, (Paris, 1911).

 

e. Cuando Freud escribe Totem y Tabú, (1912-13), tenía 56 años, y se sentía como el padre de la horda primitiva cuando observaba a sus discípulos. Por un lado la necesidad de un sucesor confiable a quien legar. Por otro, las raíces instintivas de la rebeldía y el conflicto edípico, sustentaban la ambivalencia para transmitir el poder y la herencia. Si bien el hombre primitivo estaba incapacitado para concebir y aceptar la muerte, señala que el hombre moderno solo está aparentemente preparado. "[...] Todos le deben una muerte a la naturaleza [...]", (Schur, op. cit, p.445). (Esta cita remite a la observación hecha por el príncipe Hal a Falstaff en, Enrique lV, "Le debes una muerte a Dios", Shakespeare, Acto V, escena l). A Freud se le hace evidente la inevitabilidad de la muerte.

 

f. Cuando Freud desarrolló el tema de "El motivo de la elección del cofrecillo", (1913f), trabajo donde despliega la temática de el Rey Lear, tenía entonces 57 años. Le preocupaba el tema del poder y la herencia. Al respecto, sugiere el Dr. Horacio Etchegoyen que éste trabajo era contemporáneo a las decisiones de Freud acerca de la creación de la asociación psicoanalítica internacional, pero que que tenía sus incertidumbres acerca del legado. Sus dudas estarían dichas en las palabras de Lear. Dice Freud "[...] La creación de las Moiras es el resultado de la intelección que advierte al ser humano que también él es parte de la naturaleza, y por eso está sometido a la inexorable muerte [...] el hombre viejo en vano se afana por el amor de la mujer [...] solo la [...] callada diosa de la muerte, lo acogerá en sus brazos [...]". (S.E. 12. p. 299-301). Schur (op.cit.), opina que en yddisch, idioma que Freud conocía, moira, (mejor dicho "moire"), significa temor y no destino. Se insinúa el miedo, "moire", a la muerte.

 

g. En 1914, en carta a Abraham del 25 de Agosto dice "[...] ¿Qué son las esperanzas, qué son los proyectos, hechos por el hombre débil y perecedero [...]", Schur, (op.cit. T. II, p.436). . Con la cita de Braut von Messina de Shiller se le hace evidente la finitud de la vida.

 

h. En su trabajo "De guerra y muerte temas de actualidad", (1915b), termina el ensayo y dice "[...] Si vis vitam para mortem: si quieres soportar la vida, prepárate para la muerte [...]", refrendando lo que ya se viene configurando de años atrás. . (S.E, 14, p.300).

 

i. En la carta del 16 de Diciembre de 1917 a Fliess, Freud que tenía 61 años y nueve meses, le dice; "[...] de hecho no hay nada extraño en que un hombre de mi edad note la inevitable decadencia gradual de mi persona [...] trabajo espléndidamente todo el día [...] y apenas puedo controlar mi apetito, pero ya no gozo del sueño como solía [...]". (Schur. op.cit. p.469).

 

j. En 1927, cuando Freud tenía 71 años, reflexiona sobre un recuerdo ya lejano, en 1904, cuando se preparaba para ingresar a la cincuentena. Evoca que "siendo ya un hombre maduro" visitó por primera vez la colina de la Acrópolis en Atenas, y el embeleso se le mezcló con un sentimiento de asombro y de incredulidad ante lo que veía, como un intento de desautorizar la realidad. Freud analiza la denegación por culpa ante el padre, y concluye: "[...] parece como si lo esencial en el éxito fuera haber llegado más lejos que el padre [...]". Cuando en 1936, ya anciano, en la carta abierta que le escribe a R. Rolland, (1936a), en ocasión del septuagésimo aniversario de éste, introdujo una prevención acerca de su propia edad y le dice "[...] soy diez años mayor que Ud., mi producción languidece. Lo que en definitiva le ofrezco es el don de alguien empobrecido que 'ha visto antaño días mejores' [...]". Los años mejores se refiere al recuerdo en la Acrópolis (esos restos empobrecidos de la 'gloria de los Antiguos', que remiten al padre). La dicha, quedó empañada por una 'moción de piedad', y agrega en la carta "[...] Y ahora ya no le asombrará a Ud., que el recuerdo de la vivencia de la Acrópolis me frecuentara desde que, anciano yo mismo, me he vuelto menesteroso de indulgencia y ya no puedo viajar [...]". Freud en la cincuentena, tiene una "moción de piedad", expresión de su identificación con el padre, y al ver las ruinas, deniega la realidad y la dicha. Entonces el interrogante "¿Todo esto existe efectivamente tal como lo aprendimos en la escuela?" puede ser una pregunta proyectada al futuro que podría ser así ¿Efectivamente nos volvemos viejos, en ruinas? Esta pregunta es respondida 30 años más tarde; al decirle a Rolland, "[...] anciano yo mismo me he vuelto menesteroso de indulgencia [...]". (S.E. 22. p. 239 a 248). En 1904 no quería ver las ruinas a las que está condenado el hombre, y la desdicha que eso produjo en su ánimo, pero ya se estaba configurando en su mente y proyectado como construcción exterior; el espacio sobre el cual se interrogaba. El espacio de la muerte.

 

4. Consideraciones metapsicológicas acerca de algunas singularidades del climaterio masculino.

 

A. El problema del poder.

 

El estudio del poder requiere de algunas consideraciones previas acerca del trabajo. Freud (1912a), refiriéndose al trabajo, sostiene que ninguna otra técnica de conducción de la vida liga al individuo finalmente a la realidad como la insistencia en el trabajo. La posibilidad de desplazar sobre éste componentes libidinosos, narcisistas y agresivos le confiere un valor indispensable para afianzar y justificar la vida en sociedad. Brinda una satisfacción particular cuando ha sido elegido libremente, o sea, cuando permite volver utilizables mediante las sublimaciones las inclinaciones existentes. La voluntad de poder, es un patrimonio yoico, y la forma más decantada de la tramitación de la pulsión de destrucción y ésta de la pulsión de muerte, Freud, (1924c). El trabajo permite que las aspiraciones homosexuales, sean conducidas a nuevas aplicaciones con sectores de las pulsiones yoicas para constituir las pulsiones sociales, y gestan así la contribución del erotismo a la amistad, la camaradería, el sentido comunitario y el amor universal por la humanidad, Freud, (1930a). El trabajo, como forma de ligadura de la pulsión homosexual evita que la violencia fraterna culmine en asesinato o en práctica homosexual. Pero, ¿qué sucede cuando el contexto social va impidiendo la tramitación de la violencia mediante la inserción laboral? ¿Qué sucede, cuando la transformación en la voluntad de poder se pierde, y deja de ocupar un lugar que tenía una investidura narcisista muy alta? La respuesta requiere reflexionar acerca del doble valor que puede reconocer el trabajo.

 

a) El trabajo ligado a una forma genuina de tramitación pulsional.

 

Aunque claudique la inserción laboral, el trabajo continúa toda la vida con alternativas de salida creativas. Puede perderse la posición relacionada con el poder sobre otro, con todo lo que éste plano implica como forma de tramitación de la propia hostilidad, pero conservando el poder interior. Este poder interior es un derivado del trabajo psíquico y de una armonía pulsional. Provee un estado de bienestar. El ejercicio del poder "sano", tiene que ver con el ejercicio del poder sobre uno mismo, ligado a la fusión pulsional, opuesto al estancamiento, que es repetición y muerte. Y sobre todo vinculado al placer de rescatar capacidades no desarrolladas, o que preexistiendo adquieren nuevas formas. El procesamiento pulsional, puede alcanzar en ocasiones su tramitación genuina en los hobbies, acordes con la legalidad de cada quien, y aún cumpliendo con valores éticos.

 

Otro aspecto vinculado al poder sobre uno mismo, se relaciona con el retorno a una lógica más elemental. De una posición arrogante, ilusoria, que supone el cuerpo como una unidad cerrada sobre sí mismo y autoabastecida, puede sustituirse por otra más primitiva en que cada cuerpo, vinculado a otro, forma parte de una totalidad. Freud, (1920g), supone el cuerpo constituido por células que para sobrevivir y reproducirse, requieren unirse con otras diferentes. En los vínculos entre las personas, tiene vigencia la necesidad de neutralización recíproca de los excesos, la protección mutua, el cuidado contra los intrusos. Todo ello, asegura la cohesión libidinal, pero requiere del poder sobre uno mismo. Implica renunciar al narcisismo omnipotente, reconociendo necesidades y limitaciones; las propias y las ajenas. Se instalan nuevos vínculos de trabajo y nuevas relaciones intergeneracionales y de trabajo. Es el profesional que se retira dando lugar a los jóvenes y les aporta su experiencia (el espacio de los consultores), o el espacio intrapsíquico para dar cabida a los nietos, complementándose las necesidades de la lógica infantil con la lógica a la que retorna el presenescente.

 

Se le preguntó a Sófocles si la edad le permitía aún disfrutar de los placeres del amor, y Sófocles respondió, "[...] has de saber que todos los días hallo nuevos encantos en la conversación a medida que los placeres del cuerpo disminuyen y me abandonan [...]". (Diálogos entre Céfalo y Sócrates. Platón, República l) citado por M. Strejilevich. 1970. p.223). He aquí la excelencia de una compensación, la excelencia de la comunicación humana.

 

b) El trabajo ligado a un sentimiento de injusticia y vinculado al ejercicio de un poder despótico.

 

Mientras la inserción laboral se mantiene, la ligadura psíquica se expresa bajo la forma de protesta permanente, anhelando un paraíso no laborable. Se trabaja por coerción, como obligación de conectarse con el mundo. Coartado el trabajo, la voluntad de poder deviene en un camino inverso. Puede conservarse en la pulsión de apoderamiento o hacer una degradación mayor hacia el proceso orgánico. La violencia no descargada vuelve sobre sí.


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Cuando el trabajo no puede usarse como poder sobre otro, porque es coartado por el medio o por el odio al trabajo; la imposibilidad de ligar la pulsión deviene en degradación y retorno al sadomasoquismo intrasomático, y determinante capital en el envejecimiento. Freud, (1924c), dice que "[...] Si se me consiente alguna imprecisión, puede decirse que la pulsión de muerte actuante en el interior del organismo -el sadismo primordial- es idéntica al masoquismo [...]". (S.E.19. p.164). Cuando el sadomasoquismo es intracorporal, surgen los diferentes caminos del enfermar, originados en la menor ligadura posible de la pulsión de muerte. Esta ligadura implica un desprendimiento cada vez mayor del cuerpo, para dirigirse a productos cada vez más sublimados y transformarse en la voluntad de poder, como expresión más benévola. Cuando falta la ligadura, estamos en la antesala del desencadenamiento psicosomático. Una depresión convencional pre-existente, puede adquirir un carácter orgánico, porque ligada a la claudicación de una fuente pulsional, conduce a la ruptura de un equilibrio químico.

 

La mayor o menor capacidad para el procesamiento de la pulsión, se vincula con los distintos elementos que participan en el envejecer personal (filogenia, familia, herencia y factores individuales). Dentro de los factores individuales interesa la forma de tramitar los traumas.

Freud, (1892), en su artículo "Extractos de las notas de Freud a su traducción de Charcot", dice que en los padecimientos de la glándula tiroides los traumas psíquicos desempeñan un gran papel en el desarrollo de la afección. En las "Conferencias...", (1916-17 [1915-17]), refiriéndose a la enfermedad de Basedow, dice que la intoxicación por la influencia crónica de materias extrañas, puede constituirse en factor traumático por acumulación, y continuarse con un retorno al masoquismo elemental. En resumen: el procesamiento pulsional, es el que dará o no, la posibilidad de apertura para seguir teniendo proyectos; para insertarse en ellos, en un ámbito laboral convencional, cuando los espacios habituales claudican.

 

B. Modificaciones del dormir.

 

Consideraciones generales.

 

- Freud sostiene el carácter pulsional del dormir, (1900a, 1920g, 1940a). -El dormir no se liga a reponer energías, sino a crear las condiciones necesarias para la desintoxicación. ¿Qué significa esto?

 

Durante la actividad diurna, se van generando desajustes con acumulación de toxinas. Son momentos microtóxicos acompañados de sentimiento de inermidad y violencia del yo. Este padece porque las toxinas no pueden ni descargarse ni ser procesadas. La realidad exterior siempre cambiante, es causa del progresivo desajuste de los relojes internos durante el día. Trastornos del dormir aparecen normalmente con el surgimiento de la pulsión genital. Freud, (1905d), se refiere a que hay una "intoxicación normal", alrededor de los ocho años y que luego con la complejización del psiquismo, se va tramitando. Pero hasta entonces hay algo del orden de la acumulación. Son procesos universales que pueden tramitarse pero siempre hay un resto que jamás lo fue.

 

- El reloj biológico o reloj interno. Es un concepto metafórico, descriptivo y evocador de aquello que tiene que ver con la sincronización de ritmos intra-corporales, encontrando la homeorrhesis, y neutralizando el stress. Waddington. C.H., (1957).

 

- Podemos definir el dormir como: un estado producido por el surgimiento al nacer, de una pulsión de dormir. De carácter filogenético, cotidiano y alternante. Semejante al regreso a la vida intrauterina, busca desmintiendo la realidad, la ausencia de estímulos. Se desarrolla en tales circunstancias, una retracción de la erogeneidad hacia los órganos, periódica necesaria y no contingente. La regresión del yo con el ello se produce por disminución de la inhibición yoica de las pulsiones. Entonces el dormir, es el proceso eficaz que permite crear las condiciones necesarias para restablecer el mecanismo de alteración interna, anterior a la acción específica. Tiene por objetivo, restablecer los ritmos intracorporales, al neutralizar las toxinas producidas por las relaciones intercelulares que afectan al equilibrio del sistema inmunitario. Hay una concentración en las legalidades del único mundo disponible. No hay un equilibrio dado por una legalidad propia que responda al desequilibrio del estímulo mundano, sino que necesita retraerse para recuperarlo.

 

- Alteraciones climatéricas del dormir. La fisiología, la clínica y gerontología, más las descripciones subjetivas de pacientes, señalan una lenta disminución de la cantidad de horas de dormir a medida que avanza la edad. Puede mantenerse la duración a expensas de la profundidad. Intentaré justificar estos síntomas desde la teoría psicoanalítica

 

Metapsicología. En el climaterio, hay una cierta fractura en el poder de la pulsión genital de subsumir a las demás. La pulsión parcial, va cobrando autonomía y eficacia. Al no ser suficientemente procesada se convierte en intrusiva e intoxicante. Puede expresarse como un fragmento psicótico, por ejemplo un fragmento anal primario, como en la psicosis de Schreber. Las pulsiones parciales, débilmente sintetizadas, quedan prestas a recobrar autonomía por razones económicas. La pulsión parcial autónoma, adquiere carácter tóxico y puede aparecer proyectada en la exterioridad, volviendo como objeto amenazante. Ante éste el yo se encuentra inerme y para defenderse debe permanecer despierto, con violencia muda e impotente. Puede devenir en vínculo pasional (con hijos, yernos, nueras o socios), que "quitan el sueño".

 

La pulsión es activa para el psiquismo y este es pasivo. Emerge del desvalimiento gracias a una actividad respecto del mundo, mediante una actividad perceptiva en la que participa un segmento motriz, (1950a [1887-1902]). Así estamos en presencia del insomnio. Freud, (1937c) dice que en la mujer cerca de la menopausia, y en el hombre desde mi punto de vista también, el domeñamiento de las pulsiones fracasa, y se llega a refuerzos pulsionales en virtud de "[...] influjos colaterales recíprocos de las pulsiones, y que es incontrastable el poder del factor cuantitativo en la causación de la enfermedad [...]". (S.E. 23, p.228). Debo destacar, una natural, normal y sana disminución del dormir ligada a una menor necesidad de reajustar los "relojes biológicos" porque hay mejores transacciones en la triple servidumbre del yo, (Superyo, Ello y realidad). Esto último se desprende de lo dicho en "Más allá...", (op.cit.), donde recuerda que en épocas de mayor madurez, el imperio del principio del placer está mucho más asegurado.

 

Asimismo, el dormir puede ligarse a la muerte. Freud, (1928b), decía que Dostojevsky solía dejar notitas diciendo que temía dormirse de noche y caer en un estado de muerte aparente. También se refiere al tema en la carta 58, a Fliess del 8 de Febrero de 1897. Al penetrar en los niveles profundos del dormir, se pierde el sentimiento de individualidad y con ello el yo tiene sensación de peligro, el que es experimentado como anticipación de la muerte. "[...] Sin embargo Eros, permite el estado de reposo, transformando el impulso de reposo en deseo placentero de dormir, y ofrece como premio, el retorno al vientre materno, [...]". L. G. Álvarez de Toledo, (1951, p.153). Con el insomnio queda interferido el proceso normal de desintoxicación que produce el dormir. La intoxicación devenida, crea tensión vital pero a través de un síntoma, sustituyendo la vitalidad de los procesos pulsionales por estímulos dolorosos tensionantes que vienen del mundo. Tensión que es una manera de defenderse del principio de inercia.

 

C. LA MODIFICACIÓN SUBJETIVA DEL PASAJE DEL TIEMPO.

 

Expresiones tales como ¡que rápido que pasó el tiempo!, ¡va quedando cada vez menos!, ¡como creciste!, ¡soy el próximo en la fila!, son comunes en la cincuentena. En la presenescencia, la perspectiva del tiempo comienza a ser tomada más en función de lo que falta por vivir, que el que ha transcurrido desde el nacimiento. Surge la conciencia de la finitud, marcada por el crecimiento de los hijos y la muerte de los padres. ¿Porque la sensación subjetiva de que el tiempo de vida pasa más rápido? y contrariamente el tiempo cotidiano parece lento con sentimientos de aceleración e impaciencia. En este apartado intentaré dar respuesta metapsicológica a estos interrogantes.

 

- Generalidades acerca de la constitución intrapsíquica del tiempo.

 

El tema de la temporalidad tuvo múltiples alusiones en Freud. La relación entre filo y ontogenia, la teoría de la fijación pulsional, la regresión pulsional y del yo, la vinculación entre repetición y recuerdo, la temporalidad inferida en la construcción, las fases de la evolución libidinal, la estratificación sucesiva de las huellas mnémicas, la articulación en la fantasía entre pasado, presente y futuro, Maldavsky (1991c).

 

- Algunas citas Freudianas referidas al tiempo:

 

1) Carta del 6 de Diciembre de 1896 a Fliess; donde le habla de la estratificación de los rastros mnémicos, que experimentan un reordenamiento como una forma de transcripción.

2) La articulación de la huellas mnémicas por simultaneidad (pasividad y actividad), analogía y causalidad, (1900a). El criterio de simultaneidad implica, no solo un enlace de huellas mnémicas, sino una forma de tramitar la necesidad urgente de descarga pulsional.

3) En "La transitoriedad" dice que el "[...] El valor de la transitoriedad es el de la escasez en el tiempo [...]", (1916a). (S.E., 14. p.305-6).

4) En "El Yo y el ello", (1923b), asumía que Eros, por oposición a la pulsión de muerte tiene por fin complicar la vida.

5) En "Nota sobre la pizarra mágica", (1925a), supone que el funcionamiento discontinuo de la percepción constituye la base de la idea del tiempo.

 


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La discontinuidad es fundamental en la producción anímica del tiempo, y deviene del movimiento pulsional de investidura periódica y la desinvestidura posterior. Con la investidura surge la conciencia, Freud, (1895) y la conciencia desaparece, cuando la investidura se interrumpe. Dinámicamente, entonces, el flujo, y reflujo libidinal, que genera la discontinuidad, necesita de dos lugares diferentes como requisito. A su vez este movimiento, es resultado de la tensión devenida de las relaciones intercelulares. En fin que la complejización estructural preserva a la célula de la muerte tóxica (1920g) en sus propias deyecciones, y conlleva la complejidad, que deriva en tensión, que deriva en flujo, que deriva en ciclo, que marca el tiempo. Es comandado por Eros en oposición a la monotonía que manda Tanatos. Cuando aumenta la cantidad del flujo, el ritmo se acelera y con ello dejan de marcarse las diferencias de tiempo, hay estancamiento, intoxicación, falta de ligadura psíquica y descarga.

 

La sexualidad aspira a la reunión de lo diferente y con ello se desprende de lo tóxico. Por su lado las zonas erógenas, implican una proyección de las tensiones endosomáticas en la periferia, y a través de ellas se eliminan y reciben incitaciones del mundo. Cada zona erógena aporta incitaciones diversas, singulares a cada erotismo, es fuente de excitación y puerta de salida hacia la percepción. Como tal tiene su amplitud, su frecuencia, con ritmos y discontinuidades en la conciencia. La fijación a una zona erógena, conlleva el estancamiento libidinal y la clausura hacia la exterioridad y los nuevos proyectos. Así una nueva fuente constitutiva de la temporalidad y la discontinuidad desde las zonas erógenas se ocluye, se fija y condiciona a la repetición. Así se articula repetición con zona erógena.

 

En la conciencia hay un doble registro, el pulsional como afecto; y el registro mundano como impresión sensorial. En la constitución intrapsíquica del tiempo, es importante no sólo la captación de las diferencias que proponen los tres espacios, sino la velocidad. La velocidad y sus diferencias generan el pasaje de la lógica de la simultaneidad, a la analogía donde impera la palabra, y con lo cual cada erogeneidad tiene su especificidad. La velocidad incluye el concepto de duración que es producida por la complejización de distintas velocidades (afectivas y sensoriales), y la velocidad sensorial se significa desde la afectiva. La duración mundana, es la proyección del tramo temporal de un ciclo pulsional. Estas reflexiones servirán para desarrollar los planteos iniciales.

 

- Hipótesis acerca de la modificación subjetiva del tiempo en la sexta década de la vida.

 

- Sustentación en algunos textos Freudianos. En "El Yo y el ello", (1923b), dice que pulsión de destrucción es sincronizada según determinadas reglas, a los fines de la descarga, al servicio de Eros y que la exigencia del mismo detiene la caída del nivel. En "Tres ensayos...", (1905d), se refiere al tironeo rítmico del lóbulo de la oreja, o el mamar rítmico; y que para la producción de una sensación placentera importa la cualidad del estímulo, particularidad en la que está contenido el factor sexual. En "Más allá...", (1920g), recuerda que la serie placer displacer apunta al cambio de magnitudes de investidura dentro de la mitad de tiempo.

 

En "El problema económico del masoquismo", (1924c), sostiene que el placer y displacer no pueden ser referidos al aumento o disminución de una cantidad, y propone la posibilidad de que quizá sea el ritmo, el ciclo temporal de las alteraciones. En la quinta década de la vida podemos pensar entonces que las modificaciones subjetivas del tiempo pueden deberse entre otras a las siguientes causas:

 

a) La caída de la energía de reservas, es autopercibida y proyectada en el tiempo vital, y en consecuencia hay "menos tiempo por delante para vivir". Proyectada en el tiempo cotidiano surge el sentimiento de la falta de tiempo diario.

b) La disminución de Eros, conlleva la menor capacidad de ligar la pulsión, Tanatos cobra preeminencia con aceleración de la descarga inmediata. La urgencia de descarga proyectada en el tiempo genera la sensación de que "el tiempo pasa más rápido", y en el tiempo diario surge la sensación de que "se me voló el día".

c) La caída de la pulsión genital, se liga a la caída del placer que se articula con los ritmos, Freud, (1905d). La aceleración de los ritmos, produce el acortamiento de los ciclos, y la disminución del espacio temporal entre éstos, proyectado en el tiempo potencia el sentimiento de que el "tiempo pasa más rápido". La aceleración se vincula con la menor posibilidad de sostener una erogeneidad sin descarga.

d) La autopercepción de la aceleración, crea la sensación relativa de que las cosas pasan más lentamente en relación al tiempo propio, con sentimientos de impaciencia.

e) Con la caída de Eros, y la menor capacidad de ligar la pulsión, ésta se acumula y hay intoxicación la cual estimula la descarga, que potencia la ya producida por la pérdida del ritmo.

f) Las pulsiones sexuales son las que menos urgencia tienen para descargarse, ésta falta de urgencia es la mejor resistencia a la pulsión de muerte. La pulsión de autoconservación, tiene urgencia de descarga y esto determina la menor resistencia a la pulsión de de muerte, Cukier, (1993a).

 

D. EL PROBLEMA DE LA PASIÓN. GENERALIDADES.

 

Desde el punto de vista descriptivo, la pasión se caracteriza por la intensidad afectiva, (habitualmente un sentir masoquista) una fuerte dependencia de otro (un objeto, una actividad, una circunstancia o un resultado), acompañado de gran actividad. Teóricamente la constelación pasional está constituida por un deseo, acompañado de afectos del tipo de los celos, terror, humillación de los cuales el yo intenta sustraerse mediante una conjunción de actos. La trama sobre la que se sustenta el entretejido de la pasión se constituye por: las erogeneidades en juego, las defensas predominantes, la hipertrofia del afecto y la tramitación de éste en una intensa actividad. El afecto, constituye la parte del sostén identificatorio, como cuando alguien afirma de sí, "soy un apasionado de", Maldavsky, (1991a.b. 1992).

 

En "Dostojevski y el parricidio", (1928b), Freud dice que "[...] de acuerdo con la relación de fuerzas entre las exigencias pulsionales y las inhibiciones que las contrarrestan (más las vías de sublimación disponibles) habría que clasificar a Dostojevski como uno de esos caracteres llamados "apasionados" [...]". (S.E. 21. p.179). La pasión se acompaña regularmente de una desmentida del juicio que tiende a disminuir el prestigio y valor del objeto de la pasión, previamente investido como ideal. Sucede algo semejante al enamoramiento, tiene eficacia en lo anímico, promueve perversiones y cancela represiones. Brevemente se pueden caracterizar las múltiples formas de pasión tomando en cuenta:

 

a. La consumación o no de la meta sexual de modo directo.

Se puede singularizar por el esfuerzo de consumación o por el contario la renuncia. La pasión puede liberarse en relación con el objeto, pero no necesariamente en contacto con su cuerpo.

 

b. El tipo de pulsión parcial que se tramita. Por nombrar solo algunos ejemplos voy a nombrar: la fijación pre-oral intrasomática, que deviene en la pasión numérica especuladora remanente de carácter regresivo ante la imposibilidad de sostener vínculos humanos. La fijación oral primaria deviene en la pasión cognitiva por develar incógnitas abstractas. La fijación oral secundaria se expresa como la pasión amorosa de consustanciación con el objeto. En la anal primaria se manifiesta como la pasión justiciera vindicatoria. En éstas pasiones, la debilidad de la ensambladura psíquica, es fácilmente arruinada, porque no se tolera el displacer como forma de ser. Naturalmente, en la clínica las formas son mixtas, cambiantes y de articulación variable.

 

c. La magnitud del sentir. Puede ser: mesurada (con un vínculo de ternura intenso), media (pasional, con desborde), intenso (con abolición de la mesura, de los matices y con signos de intoxicación).

 

d. Desde el punto de vista vincular, el apasionado promueve que los otros se distribuyan en torno de la desmentida y el esfuerzo por sostener la idealización del objeto, rechazando aquello que pueda denunciar alguna diferencia entre el objeto de la pasión y el ideal. Esta promoción de ciertas posiciones para el otro, corresponde al criterio de Freud de "Psicología de las masas...", 1921c, (modelo, objeto, auxiliar, enemigo), con una regresión del yo y el privilegio de la afectividad sobre el pensar.

 

e. Según el tipo libidinal previo. Puede ser: erótico, compulsivo y narcisista, Freud, (1931a). La sobreinvestidura de uno de los fragmentos, implica coordinar las tres servidumbres del yo con el predominio de una de ellas. Al claudicar la defensa, se reordenan las relaciones entre servidumbres, y el resultado depende de una nueva redistribución global o de acentuar un fragmento.

 


Una crisis en silencio. La crisis de la sexta decada de la vida. El climaterio masculino.5

Singularidades de la pasión en el climaterio masculino.

 

En el climaterio la caída de la energía pulsional se disfraza como pasión. La captación de una menor vitalidad, intenta ser restituida con una revitalización espúrea. Hay una proyección ilusoria, con la creencia de que la energía de reserva la tiene otro y que se recibe de éste. La hipertrofia del sentir pretende encubrir el agotamiento de Eros. Suele mostrase con una fachada inversa, y desde ahí refutar el agotamiento o aún promoverlo, pretendiendo en apariencia restablecer el circuito energético, cuando en verdad se está drenando, con la salvedad de las pasiones ligadas a la sublimación (como la pasión creadora). Esta, aún teniendo un componente intenso y hasta violento, cuenta con el acuerdo de un Superyó desexualizado, lo cual es una diferencia con el intento de realimentación a través del vínculo inmediato con otra persona. La pasión creadora implica mayor autonomía intrapsíquica y menor dependencia de la vitalidad ajena, con diferentes posibilidades de procesamiento y destino.

 

Igualmente puede ser vitalizante el vínculo con personas más jóvenes (es el caso de los educadores), aunque lo fundamental es el vínculo tierno que continúa luego que la pasión se extingue en una relación de ternura mutua recíproca.

 

Dos tipos de alternativas posibles brinda la pasión: En un contexto sublimatorio y pasión sin sublimación.

 

El primero, es un camino que la desvitalización elige para revitalizarse en un vínculo tierno con el otro. Cuando hay interlocutores interiores, el vínculo pasional se da en torno a un producto que se va plasmando. En cambio en el vínculo pasional inmediato, hay deseo de "pigmalionizar" al otro, como complemento de uno, lo cual es imposible en la realidad. Pueden darse coincidencias más o menos felices, o bien por sumisión de alguno de los miembros. En la sublimación, no hay forzamiento del otro, se puede ir promoviendo y modelando el objeto sobre el cual se opera, si es que éste se dispone para ello. Esta sublimación no implica siempre producción intelectual, artística o laboral. Pueden ser otras diferentes y menores como por ejemplo los hobbies, de aparición muy común el quinta década de la vida.

 

En los vínculos interindividuales familiares, son observables las pasiones con los hijos, los nietos, las nueras, o los yernos (a veces disfrazados de peleas).

 

¿Qué sucede cuando la pasión sin sublimación claudica?

 

¿Cuando el Superyó no reconoce al yo a pesar de la sumisión de éste y le exige mayor goce?, ¿Cuando ya no es posible tramitar una voluptuosidad desenfrenada? Puede tener diversas derivaciones (según el punto de fijación). A manera de ejemplo puedo señalar que en la fijación pre-oral intrasomática, puede devenir en una manifestación psicosomática o en accidente. Sería el caso bastante frecuente del señor que en la cincuentena busca energizarse en el vínculo con una joven y cuando la pasión cede, surge la patología psicosomática.

Si la fijación es oral primaria, puede desembocar en adicciones o en las pasiones místicas (de religiones exóticas) que al fracasar derivan en el alcoholismo o en la drogadicción. Surge el proceso tóxico cuando claudica la posibilidad de ligar la pulsión con algo en el mundo.

El afecto hiperintenso no alcanza para satisfacer; en lugar de cancelar la urgencia pulsional, promueve una mayor exigencia de trabajo y mayor tensión.

 

Mientras la pasión subsiste, hay un matiz afectivo y consciente, cuando se intensifica surge la intoxicación sin cualidad, hasta el estallido catártico. Este puede intercalarse con la pasión, y así alternarse pasión, intoxicación y descarga. En la intoxicación, se interfiere la capacidad de producir por proyección, un espacio sensorial sobre el cual podría recaer la investidura pulsional. Al no constituirse el universo sensorial, surge un conglomerado sin proyectos alternativos. Un estado de embotamiento en que ya ni el objeto de la pasión es suficiente para satisfacer y ligar las exigencias libidinales. Entonces la desestimación sustituye a la desmentida. Surgen los celos delirantes, los amores tempestuosos como esfuerzo para sustraerse del riesgo de intoxicación libidinal. Puede seguirse de una manifestación orgánica, con un vínculo esclavizante con otra persona, aparentemente violenta y posesiva. Esta persona es alimentada por proyección del sujeto apasionado.

 

Lo que en verdad sucede es que la pulsión proyectada, queda representada por un objeto. Este retorna como alguien del mundo que impone la sumisión del apasionado. Se dan entonces vínculos interindividuales con pasión y estados tóxicos que se alternan.

Cuando queda estancamiento con restos de la pulsión no ligada ni descargada, el Yo, pasivo ante la pulsión, padece afectos automáticos y no desarrolla matices. No hay proyección, ni objeto ni circunstancia que resulten investidas. En éste caso un fragmento del propio cuerpo siempre presente, se presta para la afección somática.

 

E. CREATIVIDAD Y RASGOS DE CARÁCTER.

 

En la tercera posibilidad de organización que describe Freud, (1940a), agrega que las investiduras libidinales "[...] experimentan una aplicación diversa dentro del yo, forman rasgos de carácter, padecen sublimaciones con desplazamiento de meta [...]". . (S.E, 23. p.155). Así nos encontramos en el capítulo vinculado con la aparición de los hobbies, o de otros intereses que fueron desarrollados anteriormente durante la vida, y que van cobrando valor diferente según el punto de fijación de que se trate. La sublimación debe discriminarse de la creatividad. Esta no presupone la sublimación pero la sublimación presupone creatividad. A esta Freud la llama actos puramente internos porque implican procesos de autoconstrucción, diferentes del percibir y el vivenciar. Pueden posteriormente quedar incorporados al superyó con carácter de amparo y como intensificador para ligar las exigencias pulsionales. Amparo que como dice Platón, citando a Píndaro es una "dulce esperanza que le sirve de nodriza en la vejez". (El Estado o La República. Libro l. Citado por M. Strejilevich. 1970. p.223). Amparo que permite la adquisición del humor como transformación del narcisismo, reconociendo y aceptando su finitud. El humor se alcanza cuando el acento psíquico del yo, es transferido al superyó, Freud, (1927d). La sublimación puede dejar al yo, expuesto a la pulsión de muerte sin ligar; la creatividad no tiene ese riesgo, da por resultado productos que denotan un buen enlace con el ambiente y una elaboración de las tres servidumbres del yo, con complejización creciente del psiquismo y generando neoformaciones.

 

En cuanto a los rasgos de carácter, solo diré que los conflictos con la propia erogeneidad y con un superyó sádico pueden culminar en una creciente caracteropatización. Decía Freud, que se suele atribuir a los seres deformes o contrahechos, un sentimiento de envidia por la diferencia irreversible con los demás. La captación de una diferencia insoportable, que comienza a insinuarse en éste período, imposible de neutralizar por la desmentida, puede devenir en rasgos conflictivos de carácter e identificación con objetos decepcionantes. "A esta altura de mi vida, soy así y que me aguanten", expresión habitual que pretende evitar el desarrollo del sentimiento de envidia nivelando por lo bajo. El rasgo de carácter patológico se vuelve hegemónico y para sostenerse se puede apelar a algún tipo de poder económico, político o cognitivo que permite imponer el criterio. Se instala la lucha por el poder y la herencia con los más jóvenes. "Con respecto a esas quejas de los viejos y de sus pesares domésticos, no es la vejez [...] sino en el carácter de los viejos en donde hay que buscar la causa. Con costumbres apacibles y tranquilas encuentra uno soportable la vejez. Con un carácter opuesto, la vejez y la juventud son igualmente difíciles."(citado por M. Strejilevich. op. cit).

 

F. SENTIMIENTO DE SÍ Y DE INFERIORIDAD.

 

Freud, (1917e), dice que "[...] la melancolía se singulariza [...] por [...] una rebaja en el sentimiento de sí [...] desagrado moral con el propio yo por encima de otras tachas; quebranto físico, fealdad, debilidad, inferioridad social (son) apreciación que el enfermo hace de sí mismo [...]". (S.E, 4. p.247).

 

El sentimiento de inferioridad es la inversa del sentimiento de si; como respuesta a la inermidad yoica que produce la herida narcisista. Deviene de la captación de la pérdida de recursos internos y el fracaso de las conductas sobrecompensatorias para desmentir la caida (como por ejemplo la sobrecarga laboral, deportiva, status, recompensas, honores). Estas son un intento de restituir imaginariamente, una imagen de si identificada con el ideal para salvaguardar la autoestima. El ideal del yo, promueve en el yo sentimientos displacenteros (de inferioridad), en cuanto que está ubicado como negativo del yo ideal. No hay posibilidades intermedias. Para ello es necesario un funcionamiento esquizoide (lógica de las posiciones y la parte por el todo). La misma crea un estado de tensión narcisista, que opera como señal ante el peligro de colapso. La búsqueda de recursos externos al sujeto, para sostener una imagen inferior dominante, sustituye lo que debe generarse internamente. En consecuencia la posición es de un equilibrio precario y de dependencia extrema.


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Este es el momento en que, ambición mediante y para neutralizar el sentimiento de inermidad, pueden cambiarse las metas por otras con las alternativas siguientes:

 

1) abandono de una meta genuina previa por una genuina actual;

2) abandono de una meta genuina previa por una no genuina actual;

3) abandono de una meta no genuina previa por una no genuina actual;

4) abandono de una meta no genuina previa por una genuina;

5) formas mixtas.

 

Pueden despertarse también capacidades postergadas y esta posibilidad plantear la alternativa entre lo que es y no es genuino. Al perder la pulsión genital su hegemonía, las pulsiones parciales recobran autonomía, que al ser tramitadas devienen en ideales que motorizan las disposiciones postergadas. Puede ser que no haya replanteo, o que el mismo quede solo como tal. La autoestima se mantiene en proporciones variadas desde el interior o desde el mundo. Pero el entusiasmo, proviene solo de lo interno y de cuánto hay de creativo o de identificatorio en el acto de trabajar. En el extremo patológico, surgen las adicciones como estimulantes engañosos y los tratamientos para "rejuvenecer". "[...] Cuando acaba de renunciar a todo lo perdido [...] nuestra libido queda de nuevo libre para sí, todavía somos jóvenes y capaces de vida, sustituimos los objetos perdidos por otros nuevos [...]". Freud, (1916a), a los 60 años de edad. (S.E. 14. p.307). Jóvenes, se refiere Freud a la actividad mental creativa. La creatividad deviene de la serenidad y la capacidad para ver la belleza presente y futura; y que necesita ser constantemente reconquistada en la incesante lucha por la vida.

 

G. UNA HIPÓTESIS PSICOSOMÁTICA ACERCA DE LAS CAUSAS AGUDAS DE MUERTE EN LOS HOMBRES EN LA QUINTA DÉCADA DE LA VIDA.

 

Introducción.

 

En éste apartado voy a desarrollar el tema siguiente; la vinculación entre las altas tasas de muerte aguda en la cincuentena y el climaterio masculino. Según las estadísticas de "Las Condiciones de salud en las Américas", OMS., (1990) es la edad más castigada en cuanto a muerte por enfermedad aguda. La esperanza de vida en las mujeres se acerca a los 70 años y la de los hombres a los 65 años. En el grupo de 45 a 54 años, la mortalidad por enfermedad isquémica del corazón y en particular el infarto agudo de miocardio es responsable de la mayoría de las muertes agudas. El 68 % de la sobremortalidad temprana, se concentra en los grupos de 40 a 64 años, que suman un tercio de la población total. En ésta etapa se hace evidente la claudicación para procesar toxinas extrañas al cuerpo, pero generadas por su propio metabolismo", Freud, (1916-17 [1915-17]). Hay modificaciones psicobiológicas que en general son desmentidas debido a los prejuicios culturales, y potenciados por el narcisismo individual. Estas modificaciones se constituyen en terreno disposicional, para que, los factores contextuales, actúen con eficacia desencadenando las muertes agudas en la década de la cincuentena.

 

Metapsicología.

 

Uno de los caminos a trabajar en la metapsicología del climaterio masculino, se relaciona con las transformaciones en el ello, que es el sustrato mismo de lo que sucede en el psiquismo. El sujeto es regido por el destino de su libido, y el envejecer afecta la aptitud para usufructuar su traducción psíquica. La modificación pulsional está ligada a cambios en las fuentes, Freud, (1915c), unida a cambios químicos, que junto con las tramitaciones orgánicas y de vínculo con el medio, van dejando marca.

 

Heinz Kohut, (1969, T. XXVl, N2, p.398.), nos dice que; "[...] el control final del jinete sobre su montura, quizás haya contado con la ayuda decisiva de que también el caballo ha envejecido [...], en lo relativo a los poderes supremos de la naturaleza, todos somos 'jinetes domingueros',[...]". Se refiere a lo dicho por Freud, (1923b), donde el compara al Yo en su relación con el Ello como al jinete que rije y refrena la fuerza de su cabalgadura superior a la suya, y que, al igual que el jinete, se ve obligado alguna vez a dejarse conducir a donde su cabalgadura quiere.

 

Hay dos tipos de cambio en las fuentes pulsionales:

 

I. Causas preparadas filogenéticamente.

 

I. a. Causas de la especie.

 

Freud, (1905d) sostiene (refiriéndose a los factores temporales) que "[...] la génesis de ésta propiedad humana habría que buscarla en la historia primordial de la especie [...]", y agrega que "[...] La secuencia en que son activadas las diversas mociones pulsionales [...] parece filogenéticamente establecidas [...]. Ni siquiera podemos indicar la procedencia de esas complicaciones temporales de los procesos de desarrollo [...]".(S.E.7. p. 241). La pulsión genital deja de tener hegemonía. Suele sufrir una caída que no afecta la posibilidad de crear, ésta se mantiene y aún puede ser convocada. Otras pueden tomar importancia (por ejemplo la ambición).

 

I. b. Factores hereditarios.

 

En estos factores tiene influencia la herencia familiar (no de la especie). Por ejemplo la disposición singular para los problemas cardiovasculares, la hipertensión arterial o la arterioesclerosis, y algunos menores como la dentadura y la calvicie, entre otros. En cuanto a la herencia cultural, o "razón de la humanidad", Freud, (1918b), queda el interrogante si en ésta no participa la eficacia del instinto, es decir de una predeterminación congénita.

 

II. Causas vinculadas con el contexto.

 

II. a. Aspectos generales.

 

Para estas causas voy a citar una defensa escasamente desarrollada por Freud. Me refiero a la defensa inmunitaria. Alude a la misma en las "Conferencias.... (1916-17), y dice que por su propiedad de influir sobre todos los sistemas de órgano y todas las funciones, las neurosis actuales testimonian una inequívoca semejanza con los estados patógenos generados por la influencia crónica de materias tóxicas extrañas y por el brusco retiro de ellas. Esto significa que, con el correr de los años ("influencia crónica y brusco retiro"), se intensifica una falencia de lo que actualmente llamamos sistema inmunitario. Defectos en éste para destruir fragmentos tóxicos generados por el propio organismo.

 

Refiriéndose a la enfermedad de Basedow Freud señala que en ésta, la acción es debida a materias tóxicas, pero no a unas toxinas que se introducirían en el cuerpo como agentes extraños, sino que son engendrados por su propio metabolismo Freud sostiene que en la enfermedad de Basedow, a diferencia de las neurosis actuales, hay exceso de toxinas químicas no sexuales. Posiblemente éstas, estarían ligadas a los trastornos inmunitarios y de autoconservación. En "Más allá del principio del placer", (1920g), sostiene que tenemos que aceptar que todo lo viviente, muere por fundamentos internos. Los productos del propio metabolismo poseen éste efecto conducente a la muerte y el organismo sucumbe por muerte natural. Esta es producida por insuficiente alejamiento de los productos de su propio metabolismo.

 

En el artículo "Sobre psicoterapia", (1905a [1904]), dice que las personas que se acercan a la cincuentena, o la sobrepasan suelen carecer de la plasticidad de los procesos anímicos, y por otra parte también, porque el material que debería reelaborarse, prolongaría indefinidamente el tratamiento. Este concepto es el que se conoce como perelaboración, que implica un cambio de significación, y no sólo movilización de cargas. Pero éste concepto que podríamos llamar de acumulación de material que confiere poca plasticidad, como si se esclerosara, o de viscosidad libidinal, permite entender que es envejecer. Envejecer se vincula con la acumulación de material en la línea de marcas erógenas difíciles de procesar, particularmente de cicatrices originadas en heridas narcisistas.


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Freud, (1920g), sostiene que la pérdida del amor y el fracaso dejan como secuela una cicatriz narcisista, que es el más poderoso aporte al frecuentemente "sentimiento de inferioridad". Las pulsiones de autoconservación, imponen el camino de ir obedeciendo de una manera particular, a la tendencia al retorno a lo inorgánico. El camino de este retorno, es el camino de lo tóxico, por la imperfecta eliminación de las sustancias nocivas que se acentúa con el tiempo. De todas maneras, éstas discusiones sobre los mecanismos de envejecimiento, son los conceptos actualmente disponibles pero no darían aún "explicación" cierta sobre el envejecimiento.

 

II. b. El problema de la éstasis de autoconservación.

 

La éstasis de la pulsión de autoconservación es resultado de la falta de procesamiento motriz y psíquico de la misma. El procesamiento motriz tiene lugar con la acción específica, y el procesamiento psíquico con el juicio de atribución, el de existencia o el juicio que diferencia interno de externo. Freud, (1926d), establece una relación entre el dolor orgánico y la éstasis. A raíz del dolor corporal se genera una investidura narcisista elevada del lugar doliente del cuerpo. Esa investidura aumenta cada vez más y ejerce sobre el yo un efecto de vaciamiento.

 

El paso siguiente y extremo, sería la inversión de la autoconservación, Freud, (1940a), sostiene que hay personas en quienes la pulsión de autoconservación ha experimentado un trastorno (la traducción más acertada podría ser inversión, (Verkehrung), y parecen no perseguir otra cosa que dañarse y destruirse a sí mismos. El dolor, es entendido por Freud en términos cuantitativos; grandes magnitudes de excitación irrumpen en el aparato psíquico. Cuando la cantidad, supera la posibilidad de ligadura, queda abolida la conciencia. Para que surja vivencia de dolor, la tensión irrumpiente debe ser soportable. Ciertamente que gritar, implica una tendencia expulsiva, pero el dolor es anterior, y la libido narcisista se desprende en un esfuerzo por realizar una contrainvestidura, que se da automáticamente y conduce a un empobrecimiento pulsional global.

 

Freud sustituye el concepto de "descarga interna" por el de "hemorragia interna" que alude a un estado de pasividad, y de inermidad del yo real primitivo. La energía de reserva que se pierde, es energía del yo destinada a la realización de acciones específicas. Las perturbaciones en las pulsiones de autoconservación derivan de una tentativa de defensa ante una herida narcisista. Merced a la hemorragia de autoconservación, la capacidad desintoxicante y trófica va siendo desgastada por el dolor.

 

Freud, (1926d), dice que en la infancia son característicos el desvalimiento motor y psíquico. Ante la situación traumática, frente a la cual uno está desvalido, coinciden el peligro externo y el interno. Acá se liga desvalimiento con situación traumática, sea que el yo vivencie en un caso un dolor que no cesa, o en otro una éstasis de necesidad que no puede hallar satisfacción. La situación económica es, en ambos, la misma. El desvalimiento motor encuentra su expresión en el desvalimiento psíquico. Resumiendo, hay situaciones traumáticas que producen dolor, que llevan a la éstasis de autoconservación. Con ello, y al mermar la posibilidad desintoxicante, se constituye en otro factor más de envejecimiento. Envejecimiento entendido como la crescencia de residuos cada vez más difíciles de procesar, que alteran la ecología intracorporal. Secundariamente la libido sufre alteración en su tramitación y surge el desvalimiento psíquico. No hay investimiento de nuevos proyectos, alternativas para la identificación, el goce en el amor y en el trabajo.

 

Algunas pocas palabras acerca del dolor psíquico, que en éste período tiene una peculiaridad. Se expresa como la disminución del sentimiento de sí. El dolor psíquico requiere previamente una investidura de nostalgia de un objeto que no coincide con el registro perceptual. Esta ausencia, se constituye como una herida para la libido narcisista. Hay un aumento de tensión libidinal, que inviste el lugar del registro de la ausencia, y por cuya herida se pierde tensión. Se genera una especie de recogimiento, Freud, (1887, Manuscrito G), debido a una hemorragia interna. Esta pérdida puede predisponer a la enfermedad psicosomática, por pérdida de autoconservación con vaciamiento yoico y con ello se pierde la capacidad de desintoxicación, coadyuvando como otro factor más de envejecimiento.

 

II. c. La memoria inmunitaria.

 

Esta memoria se vincula con los procesos económicos interpulsionales. Permite categorizar, cual de todas las secreciones internas, tienen que ser tomadas como externas al sistema. Implica un saber, referido a las propias modificaciones intracorporales. Se vincula a la hipótesis de Freud, (1920g), por la cual el cuerpo está constituido por células que tienen afinidad entre sí, sin ser idénticas. Su relación está basada en la lógica de la recíproca neutralización de toxinas, acompañada de la creación de la coraza antiestímulo que protege de un mundo potencialmente arrasador. La neutralización de toxinas se realiza por células que vigilan contra la irrupción de deyecciones. Estas células, regulan las condiciones económicas totales para que puedan operar las pulsiones.

 

El sistema inmunitario, funciona en la medida que la representación del propio sistema orgánico y su equilibrio se encuentran representados en la memoria. Se entiende como propio aquello transmitido de una generación a otra por la procreación, mediante el plasma germinal y que toma al resto del cuerpo, que es perecedero, como su instrumento para la reproducción. Costosamente y de manera lábil, la memoria puede recordar aquello que no sea familiar. Gracias a la memoria, las células deciden entre lo que es interior o exterior a ellas. Pueden haber productos de secreción interna que la célula debe tomar como exterior a ella, (las toxinas sexuales y no sexuales), y productos de secreción interna que han de ser tomados como interiores, (hormonas, enzimas, ácidos, jugos).

 

Así, entonces las toxinas aunque internas, deben eliminarse como si fueran externas. Sólo hay percepción y memoria, si se crean diferenciaciones de función y de estructura en el sistema nervioso; por lo cual algunas neuronas, retienen más energía que otras. La éstasis de libido y de autoconservación, producida por la ley interna y por el dolor, opera como un trauma que determina el desalojo de las huellas mnémicas de lo anímico, y con ello un carácter repetitivo.

 

La invasión de cantidad, no permite la cualificación de las vicisitudes libidinales. El desplazamiento de una representación a otra, sigue criterios que le son propios y anteriores al acceso a la palabra, independientes de la diferenciación ello-yo o inconsciente-preconsciente.

 

Pueden coexistir representaciones con singularidades propias, expresión de las complejizaciones diversas. El despliegue posterior, puede quedar interferido por el trauma, (éstasis), y la huella entonces queda desinvestida a merced de la pulsión de muerte en un estado de desvalimiento, Maldavsky, (1991a.b).

 

Pensemos éstas especulaciones con un ejemplo clínico. Frente a una situación traumática que genera una descarga endógena productora de hipertensión, la memoria inmunitaria en condiciones operantes es la encargada de neutralizar las toxinas en exceso. Esta fracción es categorizada como externa. Puede suceder que la cantidad sea tal, que no haya procesamiento posible, o que, (y acá viene el envejecimiento por causas tóxicas), por una éstasis previa, se afecta la memoria inmunitaria y así la capacidad de neutralizar o inhibir.

Con éstos fundamentos, quiero dejar abierto un interrogante vinculado al climaterio masculino.

 

Sabemos que es una etapa donde comienzan a observarse signos de intoxicación por causas internas. Coexiste con una doble servidumbre intergeneracional, la atención a los padres y a los hijos, que potencia las exigencias de la triple servidumbre, (Superyó, ello y realidad). Se produce la conjunción de estímulos dispares frente a los cuales el yo es pasivo. Las estructuras y funciones yoicas preexistentes y el déficit para la desintoxicación adecuada, causada por la ley interna, favorecen la falencia de la memoria inmunitaria.

Disponen el terreno para la patología psicosomática, Cukier, (1993c.d.e) H. Generación intrapsíquica de un espacio para la muerte.

Anteriormente me referí al tema de la preocupación que Freud tenía por la muerte en la cincuentena, a partir del "Tema de la elección del cofrecillo", y de "Un trastorno de la memoria...".

 

En el manuscrito de "La escisión del yo...", (1940e [1938]), que fue terminado el 2 de Enero, y preguntándose sobre el costo de la desmentida recurrió a un dicho "[...] como se sabe solo la muerte es gratis [...]", referencia al territorio final de la vida individual. (S.E. 23. p.276.). El 22 de Agosto de 1938, en "Conclusiones ideas y problemas", (1941f [1938]) dice; "[...] Mística, la oscura percepción de sí del reino que está fuera del yo, del ello [...]". (S.E. 23. p.300). El 16 de Noviembre de 1938, escribió "Antisemitismo en Inglaterra", (1938c), y cita un dicho en francés; "El ruido es para el fatuo/la queja es para el tonto/el hombre honesto engañado/se va sin decir palabra." (S.E., 23. p.301). Referencia a las posibles alternativas de despedirse de la vida; engreimiento, rezongo, honesto silencio. Se inicia, en la época de la quinta década de la vida, el contacto del yo con su núcleo en el ello, el acceso al componente letal, a la pulsión de muerte.

 


Una crisis en silencio. La crisis de la sexta decada de la vida. El climaterio masculino.8

De igual manera que en la mística, se progresa en el encuentro con esa nada. Freud afirma que en el origen, el yo aún no se halla separado del ello, (1923b), y en ese momento el yo solo tiene conciencia del ello. El mundo de las percepciones aún no está investido y no se han constituido las huellas mnémicas. Para que el yo, tenga conciencia del ello, necesita de un contexto empático para que la magnitud pulsional no resulte aniquilante para lo anímico. Se inicia una posición, en la cual en lugar de privilegiarse lo del mundo, se exalta el enlace con los procesos pulsionales, con el núcleo de lo vital.

 

Los vínculos mundanos con el mundo se procesan según el sentimiento oceánico Freud, (1930a), con una sensación de "ser-uno-con-el-todo", semejante a una fase temprana del sentimiento yoico, del restablecimiento del narcisismo ilimitado La unión con el ello es proyectada en el exterior. Se genera una exterioridad temporo-espacial por proyección, un espacio anímicamente habitable, nuevo, pero que siempre estuvo, que va preparando el camino hacia momento final de la vida. Al abrigo de un superyó amparador, heredero de los primeros vínculos, se va transformando el territorio ajeno en familiar, Maldavsky, (1991a), Cukier, (1993b). Este camino se acerca asombrosamente a los comienzos.

 

La capacidad para reconocer la finitud de la existencia, y aceptando la pena que este descubrimiento produce, es quizá, el logro psicológico más grande. Cuando se alcanza la certeza de la muerte, el sentimiento oceánico inicial, que se experimenta de manera pasiva y transitoria, se trasmuda en un sentimiento cósmico, Kohut, (op.cit). Este es perdurable, creativo y resultado de una actividad del yo. Finalmente, y solo a veces, se atisba el camino de la sabiduría.

 

Esto implica la aceptación de los límites de las capacidades físicas, intelectuales y emocionales, en una síntesis. Una amalgama de adquisiciones cognitivas, con el enriquecimiento que acompaña a la renuncia de los ideales narcisistas, apoyado en la firme convicción de un sistema de ideales. Es el momento en que se puede vislumbrar el resultado victorioso de la personalidad total, durante la vida.

 

5. BIBLIOGRAFÍA

 

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 (1923b) El yo y el ello, en A.E., vol. 19 p. 1 .S.E, 19 p.3

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 (1925a). "Nota sobre la pizarra mágica" en A.E. vol. 19 p. 239. S.E. 19 p. 227.

 (1927d) "El humor", en A.E, vol. 21, p.153. S.E. 21 p. 149

 (1928b) "Dostojevski y el parricidio". en A.E, vol.21. p.171.S.E. 21 p.175.

 (1930a [1929]) El malestar en la cultura, en A.E, vol. 21 p.57. S.E. 21 p.59.

 (1931a) "Tipos libidinales", en A.E. vol. 21. S.E, 21, p. 215

 (1936a) "Carta a Romain Rolland (Una perturbación del recuerdo en la Acrópolis)", en A.E, vol. 22. p.209. S.E, 22 p.239

 (1937c) "Análisis terminable e interminable", en A.E, vol. 23. p 211 S.E, 23, p. 211.

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Biografía.

 

2008-08-28-CURRICULUM VITAE DEL PROFESOR- DR., JOSÉ CUKIER.

TRABAJOS PUBLICADOS.

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2-"El límite de la agresión y la agresión del límite." En colaboración. XV Congreso interno de APA. Bs. As. 1985. p.102.

3-"La educación y la Institución escolar. Una forma de malestar de nuestra cultura". XVl Congreso Interno de APA. 1986. p.169.

4-Perturbaciones en el desarrollo temprano. Su abordaje desde la familia." En colaboración con Blanca Montevecchio y Isabel Oliver. Ponencia oficial de A.P.A. en el XVl Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis. Fepal. México. 1987. Publicado en las "Memorias del XVl Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis y del Xl precongreso didáctico". T.l. p.303. México. 1988.

5-"El lugar del hijo en el drama familiar." En colaboración con Blanca Montevecchio y Isabel Oliver. XVl Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis. Fepal. México.1987. Publicado en las "Memorias del XVl Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis y del Xl precongreso didáctico". T. ll. p.175. Mexico. 1988.

6-"La didactogenia." XVl Congreso Interno y XXVl Simposium de APA. El Psicoanálisis y la Sociedad Contemporánea". T.l. p.95. 1987

7-"Una pareja compartida." En colaboración. Primer Congreso Argentino de psicoanálisis de familia y pareja. T.2. p.491. 1987.

8-"Cambio psíquico". Delimitación conceptual a partir de los textos freudianos. XVlll. Congreso Interno. APA. p.104. 1989.

9-"Patología de la didactogenia".- Publicado en la Revista de Psicoanálisis. T. XLVll. N. 1. 1990.-

10-"Sigi". un estudio acerca de la complejización de los ideales del profesor Sigmund Freud. Revista de Psicoanálisis T. XLVll. N. 5/6. 1990.

11-"Los estudiantes clónicos". Diario Página 12.- 21.3.91. Año 4. N 1170. P. 18/21. 1991.

12-"Efectos de la patología narcisista en la enseñanza. Didactogenia. Nuevas reflexiones." Aceptado por el Congreso de IPA 1991 realizado en Buenos Aires. Publicado en la Revista de Psicoanálisis T. XLVlll. N. 1. 1991. - Obtuvo el Premio Prof. Dr. Luis María Martinez Dalke del Congreso Argentino del Colegio de Psiquiatras, 1989. - En Actualidad Psicológica. 1989. A. XlV. N. 156. p. 13. 14. 15.- En el Congreso de Psicopedagogía. Fadip. 1991. CEP. Primera Jornada de la Fundación para la asistencia, docencia e investigaciones psicopedagógicas. Abril 1991. p.46.- -En la revista "La Hamaca". Cuerpo, espacio identidad. Fundación CIDSE. p/27/35. 1992 - En las "Primeras Jornadas Argentinas de Etica profesional en musicoterapia". 5.6.7 de Novbre de 1992. Publicado en el "Libro Jornadas Argentinas de Etica Profesional en musicoterapia" del Vll Congreso mundial de Musicoterapia, Victoria Gasteiz, Pais Vasco, España, 23-7-93.-"Ensayos y experiencias" (Revista de psicología en el campo de la educación). Marzo de 1995. -Aula abierta. Año 5 N 51. 1997.-En la "Revue L'année de la recherche en sciences de l'education, traducido por el prof. Jean Claude Filloux), publicación de la Universidad de Saint Denise. Press Universitaires de France. 14 Avenue du Bois de l'Epine. BP. 90, 91003 Evry Cedex. París, Francia, Enero de 1996. http://www.puf.com/ edition/revues/ rrscedu.htm

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63-La escuela de la señorita Olga: ensayo de psicoanálisis aplicado "En ésta escuela el tiempo se pasa volando". Rev. Ensayos y experiencias N 16. Año 3. 1997.

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