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Sesenta y pico. Temas de la tercera edad
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Autor: Dr. José Cukier
Publicado: 6/11/2008
 

El renovado interés por la tercera edad que se evidencia en los últimos años, está vinculado sin duda a un acontecimiento demográfico muy importante que aqueja a los países desarrollados. Es el envejecimiento de la población. El aumento de la cantidad de personas mayores de edad, genera el redescubrimiento de la muerte por causas "ordinarias". Se plantean nuevas patologías que si bien pueden atacar al individuo a lo largo de toda su vida, la edad avanzada es la que está más expuesta. La dificultad o la facilidad para envejecer son expresión de algo, que a falta de una semantización más adecuada, se puede llamar el equilibrio psíquico. La vejez podría caracterizarse por la imposibilidad que cada cual podrá tener, de hacer frente, antes o después, a las pérdidas acumuladas. Podrá ser por razones de tiempo o de caída de energías necesarias para llevarlas a cabo adecuadamente.


Sesenta y pico. Temas de la tercera edad.1

Sesenta y pico. Temas de la tercera edad

 

Prof. Dr. José Cukier. Asociación Medica Argentina. Maestro de la Medicina Latinoamericana. Miembro honorario de A.M.A.

 

"[...] Entre el alba y la noche hay un abismo

 De agonías, de luces, de cuidados;

 El rostro que se mira en los gastados

 Espejos de la noche no es el mismo.

 El hoy fugaz es tenue y es eterno,

 Otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.

 "El Instante". El otro, el mismo. Jorge Luis Borges. O.C. Emecé Ed. Bs. As. 1974

 

ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN

ll. OBJETIVO DEL TRABAJO

lII. LA SENESCENCIA

IIl.a. Investigación Clínica.

Singularidades semiológicas y motivos de consulta de cuadros más frecuentes

Consideraciones en relación al dormir y la ansiedad en los ancianos

Depresiones en la vejez

IIl.b. TEMAS PSICOANALÍTICOS.

Sentimiento de sí y de inferioridad Creatividad y rasgos de carácter

ll.c. REFLEXIONES

Los viejos no tienen un mundo para ellos

Tiempo de morir

 lV. CONCLUSIONES

 V. RESUMEN

 Vl. BIBLIOGRAFÍA

 

I. INTRODUCCIÓN.

 

El renovado interés por la tercera edad que se evidencia en los últimos años, está vinculado sin duda a un acontecimiento demográfico muy importante que aqueja a los países desarrollados. Es el envejecimiento de la población. El aumento de la cantidad de personas mayores de edad, genera el redescubrimiento de la muerte por causas "ordinarias". Se plantean nuevas patologías que si bien pueden atacar al individuo a lo largo de toda su vida, la edad avanzada es la que está más expuesta. La dificultad o la facilidad para envejecer son expresión de algo, que a falta de una semantización más adecuada, se puede llamar el equilibrio psíquico. La vejez podría caracterizarse por la imposibilidad que cada cual podrá tener, de hacer frente, antes o después, a las pérdidas acumuladas. Podrá ser por razones de tiempo o de caída de energías necesarias para llevarlas a cabo adecuadamente.

 

Si bien se acumulan pérdidas con la edad, la organización yoica se enriquece con la maduración, aunque también es cierto que a veces el individuo puede ser más viejo, pero no más "adulto". Preguntaba la esfinge a los viajeros incautos; "¿Cuál es este animal que tiene cuatro patas al amanecer y que ya sólo tiene dos bajo el sol de medio día, antes de recuperar la tercera cuando cae la tarde?". Edipo sabía que la fragilidad del infante florecía en el zenit de la vida, y que se apergaminaba ante las puertas de la noche. Sabía que el sol paterno pronto desaparece. Que deja sitio al desarrollo del hijo. Pero éste deberá pagar algún día, envejeciendo en su momento, el precio que lo hizo rey.

 

Il. OBJETIVO DEL TRABAJO

 

La práctica clínica con pacientes senescentes, muestra un conjunto de patologías muy frecuentes, que los terapeutas enfrentamos a diario.

La finalidad de éste ensayo, es compartir con los colegas experiencias y reflexiones acerca de éstos pacientes, desde la perspectiva del psicoanálisis.

 

IIl. LA SENESCENCIA

lll.a. INVESTIGACIÓN CLÍNICA.

Singularidades semiológicas y motivos de consulta de cuadros psiquiátricos más frecuentes.

 

La semiología debe ser complementaria a la lentificación de las funciones, y a la estructura de personalidad dominante. La realidad clínica enseña, que los pacientes tienen formas de expresión articulados en forma mixta, con defensas diferentes, combinados de manera estática o dinámica. Entonces, la escucha del anciano y la comunicación con éste, es más compleja. Cuando el paciente se expresa, puede hacerlo con un tipo de proferencia sonora, o de estructura lingüística, articulando los conceptos según una lógica (sólo por nombrar algunos indicadores), que es singular para cada patología mental. Esta estructura, forma parte de la configuración de una "escucha diferente y focalizada", que puede servirle de ayuda al médico durante el interrogatorio del anciano, (Cukier). La misma permite inferir, a partir de los indicadores, la estructura psicopatológica subyacente en el discurso.

 

Así estamos en mejores condiciones de adecuar una complementariedad de abordaje de nuestro discurso, a la posibilidad de escucha del paciente.

 

Entre los indicadores constitutivos de la "escucha diferente focalizada", tenemos:

 

l) Proferencia sonora del paciente,

2) Lenguajes del erotismo,

3) Singularidades de algunos sentimientos según la etapa de fijación libidinal,

4) Fantasías primordiales,

5) Procesos retóricos,

6) Contradicciones,

7) Ideales y representación grupo,

8) Temporalidad,

9) Espacialidad,

10) Distancias inter-subjetivas,

11) Factores y funciones,

12) Estilos verbales y cinéticos,

13) Tipos de angustia. La enumeración queda abierta, porque cuanto mayor el número de indicadores es mayor el refinamiento teórico y la especificidad diagnóstica.

 

Apoyados en los estadíos de la evolución libidinal, (Freud, Abraham), sabemos que la fijación en cada erotismo deviene en una patología que le es singular. Los diferentes indicadores son característicos para cada etapa y patología, pero debemos apurarnos a dejar en claro que un paciente no es un mero cuadro descriptivo de discursos.

 

En la clínica nos encontramos ante una persona que padece, que se expresa con pluralidad de historias, con formas que irrumpen y desaparecen de manera armónica o disarmónica. Algunas formas se reprimen, otras se subliman, y unas terceras se pueden actuar. A su vez pueden darse combinaciones diferentes de manera fija o cambiante con otros erotismos y otras defensas.

 

Los erotismos.

 

Siguiendo el modelo de las fases de desarrollo de la libido, los erotismos y sus patologías correspondientes son las que siguen:

 

1. Erotismo preoral intrasomático, IS, patología psicosomática.

2. Erotismo oral de succión, O1, esquizoidías y esquizofrenias.

3. Erotismo oral canibalístico, O2, depresiones y melancolías.

4. Erotismo anal expulsivo, A1, paranoias y per-versiones.

5. Erotismo anal retentivo, A2, obsesiones.

6. Erotismo fálico-uretral, Fu, fobias.

7. Erotismo fálico-genital, Fg, histerias.

 

La extensión de éste tema, y la naturaleza del trabajo que desarrollo, no permite desplegar en profundidad cada uno de los indicadores. Por tal motivo solo trataré algunos pocos.

 

El lenguaje de los erotismos.

 

La influencia de cada erotismo en la emisión sonora, se marca ya como afecto, (ira, depresión, angustia), como variación de la proferencia sonora (por ejemplo, voz sibilante o estridente en el fóbico, baja en el depresivo) y como variación en el lenguaje, (Maldavsky).

 

(1) En el erotismo preoral (intrasomático) el lenguaje se centra en la importancia de los ritmos pulsionales; que se desplaza a los números, a la ganancia. El lenguaje psicosomático acentúa el valor de los números y los órganos (Por ejemplo "La chica diez", "Cero a la izquierda", "El riñon del gobierno, "El pulmón de la clase", "El cerebro del equipo").

 

(2) En el erotismo oral primario, el lenguaje es abstracto, la realidad mundana es investida con el presupuesto de que es generada por el órgano sensorial.

 

(3) En el erotismo oral secundario, el objeto del mundo se transforma a costa de la incorporación. El yo, de pasivo, se vuelve activo a través de una sensorialidad tal que aparece y desaparece como la gustativa, auditiva, olfativa. Se privilegian los afectos, los tonos, los matices.

 

(4) En el erotismo anal primario, el lenguaje privilegia la palabra acto, el desempeño motriz.

 

(5) En el erotismo anal secundario, el lenguaje privilegia el preciosismo, los detalles.


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(6) En el erotismo fálico uretral, el lenguaje privilegia el suspenso, con múltiples caminos, decisiones y cierres prematuros de incógnitas. Suelen usar refranes, metáforas, como refugio en lo conocido para evitar la angustia de los interrogantes. Inversamente, el preguntar mantiene aperturas que sustraen al yo de la angustia, y que se puede transformar en un sostén continuado de incógnitas.

 

(7) El lenguaje del erotismo genital, se caracteriza por la frase de promesa. Quien promete, es alguien rodeado de encantos con los cuales intenta convencer. Promete la satisfacción de un deseo de aquel a quien se dirige.

Debe tenerse en cuenta, la combinatoria de los lenguajes del erotismo, se pueden combinar de tal suerte que uno opere como dominante vertebrando una estructura, y otro/s, como complementarios o subordinados.

Sentimientos.

 

Diferentes afectos que corresponden a cada paciente, influyen en la emisión sonora.

 

Estilos verbales.

 

1) En el erotismo preoral, intrasomático, se da un estilo verbal intrusivo, que no transmite mensaje, sino que solo busca descarga. El paciente suele sentirse mejor, "descargado", a costa de la inundación psíquica del interlocutor.

 

(2) Etapa oral de succión. Estilo reflexivo. Crea a su alrededor un clima de curiosidad, busca incógnitas. Supone ser objeto de la curiosidad ajena despojada de afecto.

 

(3) Etapa oral canibalística. Estilo lírico. De gran participación afectiva, reforzamiento de las emociones, variaciones del humor. Tienen poca distancia entre lo que dicen y sí mismos, y quedan englobados en sus palabras. Por su impaciencia se "tragan" las palabras.

 

(4) Etapa anal expulsiva. Estilo épico. Impactan y transforman los mensajes en inoculaciones, involucrando al escucha en el relato. Producen desconcierto, se muestran tensas y con depresión.

 

(5) Etapa anal retentiva. Estilo narrativo. Son lógicas y describen lo que le pasa, como si fuera un locutor, rígidos, meticulosos, detallistas, ordenados.

 

(6) Etapa fálico-uretral. Estilo dramático que crea suspenso. Es huidizo, temeroso, impedido por la angustia.

 

(7) Etapa fálico-genital. Estilo dramático; poético que crea impacto estético, redundante, hiperbólico y demostrativo y con riqueza expresiva. La riqueza de la narración tiene efecto fascinante, (Liberman).

 

Estilos Cinéticos: Implica la organización gesticular de cada estilo vinculado a cada erotismo, articulando la representación de palabra, fonología y motricidad.

 

(1) Etapa preoral intrasomática. Motricidad guiada por el aumento de tensión, que guía la meta. Conducta de choque contra la realidad con el fin de aturdirse (accidente, golpes, peleas).

 

(2) Etapa oral de succión. Estilo reflexivo, la actividad motriz está al servicio del pensar abstracto. El desplazamiento espacial, intenta enlazar representaciones.

 

(3) Etapa oral canibalística. Estilo lírico. Los gestos atribuyen formulaciones acerca de los estados afectivos propios o del interlocutor.

 

(4) Etapa anal expulsiva. Estilo épico. Induce al otro "a hacer". Se realiza un fragmento de acción para que otro desarrolle, en consecuencia, una cadena de significantes.

 

(5) Etapa anal retentiva. Estilo narrativo. Cada gesto aparece aislado de un proyecto, sacralizado, e intenta modificar la realidad por medio de la magia (rituales, que enfatiza la omnipotencia de la palabra.)

 

(6) Etapa fálico-uretral. Estilo de suspenso; la gesticulación se refiere a los acercamientos y alejamientos, penetración; intento de influir el estado del otro sin ser modificado simétricamente.

 

(7) Etapa fálico-genital. Estilo poético; es una gesticulación estética, con un argumento, un autor, un programa y un público. La complementariedad, se da en una simetría invertida. Por ejemplo un paciente histérico conversivo, con un discurso deslumbrante requiere una complementariedad correspondiente a la oralidad primaria (cuyas expresiones son abstractas y que piensa que toda manifestación no es más que la expresión de una idea). Si fuera un transgresor, requiere la complementación obsesiva que subraya las jerarquías, el orden, nexos y opciones para pensar.

 

La voz requiere ser adaptada al umbral auditivo, con vocabulario comprensible y mucho tiempo. La patobiografía es necesariamente prolongada, reiterativa, detallista. La entrevista con el medio familiar es insoslayable, porque ésta suele aportar datos que el viejo no recuerda. Además, es fundamental detectar la posición del anciano en el contexto, la calidad de los vínculos para lo cual es prudente invitar a cuanta persona desee aportar datos.

 

Los motivos de consulta más frecuentes. Investigación. Característica de la muestra.

 

Se estudiaron las historias clínicas de 172 pacientes de ambos sexos, mayores de 65 años, que consultaron entre los años 1974 y 1989. Los mismos fueron entrevistados en la consulta privada y en la supervisión realizada al material clínico de colegas en formación. Se tomo al azar, hombres y mujeres que hubieran consultado por los motivos más diversos. Llegaron derivados en su mayoría por el clínico de cabecera, (95 pacientes), los casos más graves fueron traídos por algún familiar y solo las personalidades obsesivas concurrieron por su propia iniciativa.

 

Característica del método.

 

Se realizaron entrevistas clínicas a razón de 1 a 2 veces por semana. Los contratos de tratamiento, no fueron rígidos, por lo cual a veces los pacientes aumentaban o disminuían la frecuencia de sesiones. El mismo criterio se tomó para el tiempo de sesión, entre 40 y 60 minutos, acorde a la posibilidad y necesidad de cada cual. El tiempo de tratamiento, osciló entre los tres meses y el año, con consultas periódicas de control.

 

- Indicadores. Fueron tomados a los efectos diagnósticos los indicadores de la "escucha diferente focalizada", enunciados más arriba.

- Resultados. Se tomó el ordenamiento y la semantización psicopatológica psiquiátrica que sigue, porque resultaba la más adecuada para articularla con las propuestas semiológicas desarrolladas anteriormente.

 

1. Psicosis senil y psicosis arterioesclerótica. 46 pacientes - 26,74%

2. Depresión endógena.................................. 13 pacientes - 7,50%

3. Manía e hipomanía..................................... 14 pacientes - 8,13%

4. Paranoia y esquizofrenia............................ 10 pacientes - 5,81%

5. Depresión neurótica................................... 23 pacientes - 13,37%

6. Neurosis de angustia.................................. 28 pacientes - 16,27%

7. Neurosis con componentes histero-obsesivos..... 36 pacientes - 20,90%

8. Confusiones de origen tóxico................. 2 pacientes - 1,16% Estas cifras, muestran que los síntomas que se presentan por primera vez de los 65 años en adelante, el 50,54% corresponden a cuadros neuróticos.

 

Discusión.

 

Los síndromes cerebrales orgánicos (demencia senil y arterio-esclerótica), son de sintomatología progresiva, lenta o rápida con agudizaciones. Los síntomas pueden presentarse de manera integrada o separada y se caracterizan por déficit en la memoria de fijación, en la concentración y elementos afásicos, apráxicos y agnósicos. Labilidad afectiva, irritabilidad, alteración de los ritmos del sueño, reaparición de reflejos arcaicos, conductas infantiles superadas. Las reacciones depresivas o persecutorias emergen como consecuencia a la toma de conciencia de las pérdidas, y dependen de la personalidad previa. Pueden intercalarse episodios confusionales y psicóticos que exaltan rasgos previos, o agregan elementos nuevos.

 

Los trastornos afectivos, son los que se presentan en la clínica general con mayor frecuencia. Sensación de displacer ligada a la tristeza, con trastornos del humor, alegría, manía o depresión. Las depresiones reactivas aparecen a posteriori del factor desencadenante, en las endógenas hay un cierto plazo de latencia. Las formas endógenas se expresan con angustia, tristeza, llanto, astenia, abulia, anorexia, pérdida de peso, constipación, manifestaciones neurovegetativas. Suelen durar meses con intervalos de bienestar y recaídas cada vez más frecuentes y profundas. En los períodos de bienestar, queda como secuela pérdida de interés y alegría vital, amnesia, abulia.

 

La melancolía involutiva se expresa con gran angustia, e inhibición psicomotriz, de manera larvada después de algún duelo. Agravamiento matinal y mejoría durante el día, con insomnio rebelde y despertar precoz. Se acompaña de ideas de culpa y de ruina con desesperación. Quejas hipocondríacas o delirio persecutorio localizado en un órgano, exageración de síntomas orgánicos previos, completan el cuadro.

 

Las neurosis y caracteropatías, son exacerbaciones de la personalidad previa desencadenadas por los duelos vitales. Es preciso investigar la situación familiar, casamientos de hijos, muerte del cónyuge, jubilación, secuelas invalidantes de procesos orgánicos, pérdida de trabajo, agravan las limitaciones inevitables del envejecer.

 

Los síntomas previos, socialmente compensados, se ponen de manifiesto al fracturarse el equilibrio. La educación para el envejecer, ayudando a discriminar lo normal de lo patológico, anticipando al anciano y a la familia lo que le irá sucediendo, previene actitudes iatrogénicas, del paciente y de su contexto.

 

Los cuadros de confusión agitada y trastornos del sueño. Debe tenerse en cuenta que en el envejecimiento, se desorganizan los mecanismos del sueño, con pequeños sueños diurnos, frecuentes y de corta duración. Consecutivamente superficializan y acortan el sueño de la noche. Habida cuenta de la labilidad en la circulación cerebral y los cambios metabólicos, toda modificación conlleva modificaciones psicológicas de diversa intensidad de naturaleza confusional.  


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Consideraciones en relación al dormir y la ansiedad en los ancianos.

A medida que avanza la edad, la cantidad de horas de sueño disminuye. Cuando la cantidad se mantiene es a expensas de la profundidad, pero la disminución franca implica una causa patológica. El sueño diurno es habitual, superficial y de breve duración, y debe ser diferenciado de aquel devenido del insomnio que impone el dormir de día.

 

Hemos estudiado la cantidad de horas de sueño en pacientes de ambos sexos, entre los 55 y 75 años de edad. Los presenescentes duermen un promedio entre 7 y 9 horas y los ancianos de 5 a 7 horas.

 

Investigación. Características de la muestra.

 

Fueron estudiados entre 1989 y 1991, 20 pacientes entre los 65 y los 80 años, observados durante 30 noches por acompañantes especializados que transmitieron las observaciones. Se trataba de enfermos de consulta privada y de supervisiones de colegas en formación. Se les exigía a los observadores, como condición para el trabajo, una intervención activa para medir semiológicamente el nivel de conciencia, (estímulos verbales y táctiles).

 

Se descartó a pacientes severamente perturbados (psicosis arterioesclerótica, demencias seniles, síndromes depresivos, melancolía ansiosa, estados confuso-oníricos, turbulencia nocturna). Se eligieron aquellos cuyas historias clínicas no denunciaran insomnios crónicos de vieja data, y los que no tuvieran más de UN síntoma menor, por el cual fueron descartados los severamente perturbados.

 

Simultáneamente, asistían a sesiones de psicoterapia de una vez por semana, de 40 a 60 minutos de duración. El contrato terapéutico no pactaba tiempo total del tratamiento. Para no influir el estudio, se convenía con el paciente la abstención de psicofármacos que facilitaran el dormir.

 

Método e indicadores.

 

Para influir lo menos posible en los resultados, nos limitamos con los observadores a vigilar durante la noche anotando tres posibilidades. 1) El paciente duerme. 2) El paciente no duerme. 3) El paciente se mueve, (Strejilevich).

 

Durante las entrevistas, si se llegaba a sospechar algún proceso neurobiológico, fueron pedidos estudios del flujo sanguíneo cerebral.

 

Resultados.

 

El número de pacientes estudiados y la forma de investigación, no permite resultados confiables, (me refiero a la observación realizada por terceros). El estudio de las historias clínicas, la semiología y los análisis de los trastornos circulatorios, demostraron en 6 de estos pacientes disminución del flujo sanguíneo. El flujo sanguíneo normal (cc. por 100 gramos por minuto en viejos normales es de 55), y en éstos casos disminuyó a 47. El consumo de oxígeno (cc. por 100 gramos por minuto en viejos normales es de 3,3), y en éstos casos es de 3. La resistencia vascular cerebral (mm Hg. por cc. por 100 gramos por minuto en viejos normales es entre 1,9 y 2,8), en éstos casos llegaba a 2,9 a 3.

 

Con la edad hay una disminución de la irrigación cerebral, aunque estudios recientes, destacan que el flujo cerebral se incrementa en el dormir, motivado por la actividad anabólica durante este estado. La presión arterial desciende, la ventilación pulmonar disminuye. El sueño aumenta las exigencias de oxígeno cerebral, pero la arterioesclerosis dificulta el aporte, lo que se expresaría en una anoxia cíclica, con probable agravamiento nocturno.

 

Discusión.

 

El insomnio puede deberse a causas somáticas (dolores articulares, parestesias, nicturia, angor, insuficiencia cardíaca), o a trastornos mentales. En estos últimos debe considerarse la manía, la depresión y la arterioesclerosis. En la manía se trata de una prolongación de ésta, que puede terminar en agotamiento y confusión. En la depresión el insomnio es del tipo predormicional, en tanto que la arterioesclerosis presenta el insomnio postdormicional. La fisiología, la clínica y gerontología, más las descripciones subjetivas de pacientes, señalan una lenta disminución de la cantidad de horas de dormir a medida que avanza la edad. Puede mantenerse la duración a expensas de la profundidad. Intentaremos justificar estos síntomas desde la teoría psicoanalítica.

 

Metapsicología.

 

En la senescencia, hay una cierta fractura en el poder de la pulsión genital de subsumir a las demás. La pulsión parcial, va cobrando autonomía y eficacia y al no ser suficiente-mente procesada se convierte en intrusiva. Las pulsiones parciales, débilmente sintetizadas, quedan prestas a recobrar autonomía por razones económicas más que yoicas. La pulsión parcial autónoma, adquiere carácter tóxico y puede aparecer proyectada como un objeto amenazante. Ante éste el yo se encuentra inerme y para defenderse debe permanecer despierto, con violencia muda e impotente. Puede devenir en vínculo pasional (con hijos, yernos, nueras o socios), que "quitan el sueño". La pulsión es activa para el psiquismo y este es pasivo. Emerge del desvalimiento gracias a una actividad respecto del mundo, mediante una actividad perceptiva en la que participa un segmento motriz. Así estamos en presencia del insomnio.

 

Debemos destacar una natural, normal y sana disminución del dormir ligada a una menor necesidad de reajustar los relojes internos porque hay mejores transacciones en la triple servidumbre del yo, (Superyó, Ello y realidad). Esto último se desprende de lo dicho por Freud en "Más allá...", donde recuerda que "[...] En épocas de mayor madurez, el imperio del principio del placer está mucho más asegurado [...]".

 

Asimismo, el dormir puede ligarse a la muerte. Freud en "Dostoievsky y el parricidio", dice que el escritor ruso solía dejar notitas diciendo que temía dormirse de noche y caer en un estado de muerte aparente. También se refiere al tema en la carta 58, a Fliess del 8 de Febrero de 1897.

 

Al penetrar en los niveles profundos del dormir, se pierde el sentimiento de individualidad y con ello el yo tiene sensación de peligro, el que es experimentado como anticipación de la muerte. Sin embargo Eros, permite el estado de reposo, transformando el impulso de reposo en deseo placentero de dormir, y ofrece como premio, el retorno al vientre materno, (Álvarez de Toledo). Con el insomnio queda interferido el proceso normal de desintoxicación que produce el dormir. La intoxicación devenida, crea tensión vital pero a través de un síntoma, sustituyendo la vitalidad de los procesos pulsionales por estímulos dolorosos tensionantes que vienen del mundo. Tensión que es una manera de defenderse del principio de inercia.

 

La agitación, aunque no se limita a la psicosis, suele presentarse en ésta con frecuencia evolucionando hacia la cronicidad. Suele acompañar a la melancolía ansiosa, la enfermedad de Alzheimer y de Pick. En la primera se acompaña de insomnio, ansiedad con agravamiento nocturno y un ritmo cotidiano. Las otras dos, manifiestan durante la noche un estado confuso onírico, incoherencia, desorientación temporoespacial y falsos reconocimientos.

 

La ansiedad en los ancianos

 

Se trata de un afecto desagradable, con presentimiento de peligro, con miedo, que a veces, cuando es muy intenso, puede afectar la capacidad de pensar. Ocasionalmente aparecen trastornos neurovegetativos como taquicardia, sudoración, cambios de la tensión arterial. Muchas de estas manifestaciones se desencadenan por pérdidas, que tiene distinto valor según la idea de cada cual. La caída de las capacidades físicas o intelectuales, enfermedades que engendran la fantasía de muerte cercana, o el temor a la invalidez. Los conflictos intergeneracionales, la dependencia de los hijos, la pérdida de la pareja, los cumpleaños, la asociación de la edad propia con el fallecimiento de alguien cercano de la misma edad, engendran fantasías de muerte y ansiedad. La personalidad previa es fundamental, núcleos inmaduros convierten al anciano en campo lábil ante la segregación, la soledad o la falta de recursos económicos. Debe distinguirse estados de ansiedad transitoria ante contingencias de la vida, caracteropatías ansiosas que se descompensan, la ansiedad acompañante de los síndromes depresivos que se caracteriza por la intensidad matinal y mejoría a la tarde, ansiedad de la insuficiencia circulatoria cerebral, la ansiedad de la confusión mental aguda entre otros.

 

Los cambios y las crisis, con las adaptaciones que éstas imponen, se acompañan de ansiedad. Más aún, en la medida que ansiedades naturales que acompañan a los cambios vitales, no son interpretados como tales, generan incertidumbre y mayor ansiedad. La información adecuada es capaz de disminuir el cuadro de ansiedad. Cobra preeminencia el rol didáctico del médico. La dependencia de los hijos, es un factor de ansiedad, particularmente en las personalidades narcisistas previas.

 

Vale la pena recordar aquí un dicho del Talmud y que dice así: "Cuando un padre le da al hijo, los dos ríen; cuando un hijo le da a un padre, los dos lloran".

 

Los conflictos intergeneracionales, son mayor causa de ansiedad que la soledad. Es preciso diferenciar ansiedad de irritabilidad. Esta última se acompaña de ligera agresividad. La reacción ansiosa es lógica (incluso podría pensarse en una reacción maníaca cuando falta), ante viajes de familiares, intervenciones quirúrgicas o conflictos del contexto, (problemas económicos, sociales o políticos).

 

Es evidente la policausalidad de la ansiedad durante la vejez, de manera que las estimaciones cualitativas y cuantitativas, por el momento no son fiables. Pero es conveniente no amortiguar la ansiedad como síntoma de alarma, porque desdibuja la constelación sintomatológica, y con ello induce a errores de diagnóstico. Hasta decidir el tratamiento, ya sea con enfoque psicofarmacológico, psicoterapéutico, combinado, el enfoque más adecuado es el socioterapéutico. Este provee el mejor confort. Amigos, recreación, clubes, familia, planificación del tiempo libre, laborterapia, con respeto de las capacidades de cada uno, son la mejor prevención para la ansiedad durante ésta etapa de la vida.

 

Depresiones en la vejez.

 

La depresión es una enfermedad, que se caracteriza no solo porque el geronte tiene mucha tristeza, sino que ésta es de cualidad diferente. Es un síndrome compuesto por muchos elementos, uno de ellos es la melancolía. Hay dificultad para tomar decisiones, miedo al porvenir, inhibición psicomotriz, ideas de culpa, insomnio, pérdida de apetito y de peso. Habida cuenta de que el anciano se encuentra en un momento vital en que las duelos se suceden continuamente, es común asociar el duelo por las pérdidas a la enfermedad.

 

A veces algunas pérdidas se recuperan, no obstante la recuperación no siempre se acompaña de curación. La depresión puede acompañar a una enfermedad física, a un Parkinson, enfermedades infecciosas que producen astenia, pero en éstas la fatigabilidad induce a la confusión con la depresión. La nosología de las depresiones no es muy clara, y extraer conclusiones numéricas se torna complicado.

 


Sesenta y pico. Temas de la tercera edad.4

Investigación. Características de la muestra.

 

Hemos estudiado 160 pacientes de la práctica privada, de más de 65 años de edad, 80 varones y 80 mujeres. Seleccionamos las historias clínicas al azar, sólo por la edad. Si bien la cantidad de varones y mujeres estudiados es la misma, la proporción de mujeres que consultan es mayor que la de varones. Además hay que tener en cuenta que hay más mujeres que hombres, cuya edad supera los 65 años. Aunque hay ligera predominancia en las mujeres, la mayoría de las consultas de los gerontes está referida a cuadros depresivos. Esta observación es válida para ambos sexos.

 

Método.

 

Se realizaron entrevistas de psicoterapia a razón de una, dos o tres veces por semana. La frecuencia semanal se reguló acorde a la evolución sintomática. El tiempo de sesión entre los 40 y los 60 minutos, y el tiempo total de tratamientos se determinaba a partir de la remisión de la enfermedad, y no solamente la remisión sintomática.

 

Indicadores.

 

En términos generales los indicadores a tener en cuenta fueron: inhibición psicomotriz, apatía, abulia matutina, insomnio.

 

Resultados.

 

De los 80 varones, manifestaron:

 

Inhibición psicomotriz...... 4 pacientes...5%

Apatía.............................8 pacientes ..10%

Abulia matinal..................8 pacientes ..10%

Insomnio.........................4 pacientes ...5%

 

De las 80 mujeres, manifestaron:

Inhibición psicomotriz......12 pacientes..15%

Apatía.............................16 pacientes ..20%

Abulia matinal………….....20 pacientes..25%

Insomnio.........................12 pacientes ..15%

 

En términos porcentuales, podemos considerar entre 5 y un 10% de pacientes depresivos entre los varones; y entre el 15 y el 20% de pacientes depresivos entre las mujeres.

 

Discusión.

 

Debemos tener en cuenta que en los ancianos hay modificaciones bioquímicas que justifican la mayor incidencia de la depresión. La personalidad previa, y la manera de organizar su vida son también determinantes. La soledad no es un factor real de incidencia, más bien parece depender de la personalidad anterior solitaria que se agudiza, y conlleva a la retracción. Naturalmente no se pueden desconocer los factores sociales que discutimos anteriormente.

 

En la investigación de la depresión debe considerarse las condiciones genéticas, familiares, las medicaciones previas como la reserpina y los anorexígenos. La condición social que no ofrece trabajo produce tristeza como respuesta humana, pero no enfermedad. Las pérdidas, aunque no significativas para el observador, pueden herir el orgullo narcisista del anciano, cuando éste ha construido su vida alrededor de un número limitado de intereses

 

Desde la perspectiva de la experiencia clínica consideraré tres grandes tipos de depresiones, (Salvarezza).

 

a. Depresión neurótica.

 

Implica la reacción desmedida ante una pérdida. La reacción adecuada se expresa con el duelo normal. Este implica un proceso psíquico acompañado de pena, y seguido de un nueva relación de objeto o no. Cuando hablo de objeto, no me refiero solo a objetos reales, pueden ser abstracciones tal como la libertad, los ideales, la belleza, la justicia, que pueden tener inserción diferente en cada sujeto según las escala de valores particular. En consecuencia, la afección de la autoestima depende del narcisismo individual. La pena o tristeza es el afecto doloroso que acompaña al desprendimiento de ese objeto durante el trabajo de duelo. Se cumple, esquemáticamente en tres etapas. Un primer momento incluye la negación y la depositación de la culpa por la pérdida en alguien externo, fenoménicamente se acompaña de desasosiego, llanto, protesta o agitación.

 

En el segundo momento, se hace más laxa la relación con los objetos externos, y aparece la tristeza, resignación y aceptación de la realidad. Surgen los recuerdos, la conversación gira alrededor de lo perdido, el mundo no tiene sentido, hay retracción y desgano.

 

El tercer momento marca el sentimiento de que los recuerdos se hacen más lejanos y espaciados, las conversaciones incluyen otros temas, se recupera el interés por el mundo exterior, lo perdido pasa a ser evocado de manera cariñosa. La duración de éste proceso de pende de la personalidad previa, de la importancia que lo perdido haya tenido para el anciano, la tolerancia la sufrimiento por parte del entorno y de las característica sociales y culturales.

 

El duelo patológico, suele iniciarse alrededor de los 55 años. Época de la vida en que comienza el envejecimiento junto con los conflictos intergeneracionales. Los desencadenantes más habituales suelen ser la migración de los hijos, fallecimientos, mudanzas, enfermedades propias o de familiares, pérdida de trabajo. La sintomatología es semejante a la del duelo normal, pero con calidad diferente. La primera fase puede durar desde horas hasta días. En el segundo momento, y en virtud de la relación previa ambivalente con el objeto, se acompaña de reproches, hostilidad, sensación de vacío, apatía, retracción e intensa tristeza. El sueño se puede acompañar de pesadillas, trastornos del ritmo en el dormir (desde la hipersomnia al insomnio), desaliño personal y viejos hábitos compensados pueden irrumpir. El alcoholismo, la drogadicción o los psicofármacos.

La tercera etapa de adaptación a la realidad fracasa. Se acentúan los autorreproches, la abulia, los temores infundados y puede perderse la conexión entre la causa desencadenante y los síntomas actuales. Los síntomas somáticos pueden ser el primer motivo de consulta; constipación, malestares cardíacos, dispepsia, caída del interés sexual.

 

Otra forma de evolución es aquella en la cual a la pérdida se acompaña una reacción maníaca. Refuerzo de la negación, verborrea, hiperactividad, aceleración del curso de las ideas, fuga en actividades que pueden no ser resistidas por el estado corporal. Ello puede generar descompensaciones, reaparición de viejas dolencias o aparición de otras nuevas.

 

b. Depresión en la caracteropatías.

 

La sintomatología se expresa por la exageración de rasgos de carácter previos, y que se manifiesta con la tristeza. La personalidad anterior se sostiene sobre el pesimismo, temor, tristeza y preocupación por el funcionamiento del cuerpo. Sobre ésta disposición, los desencadenantes traumáticos, los propios del momento vital (como la disminución de la potencia visual y auditiva, la fatiga intelectual), los tóxicos, las enfermedades, y favorecidos por la escasa plasticidad del anciano para reaccionar y adaptarse, exaltan los rasgos y el senescente tiende a tomar la parte por el todo. El aumento del tiempo libre, guía el desplazamiento de éste hacia otras tareas diferentes a las habituales, y por lo general no remuneradas; las tareas domésticas, las reparaciones del hogar, pueden afectar la autoestima y detonar la depresión.

 

Los conflictos intergeneracionales, punto de entrecruzamiento de la declinación de los padres y el ascenso de los hijos, son de particular importancia. Son detonantes la ida de los hijos, la elección de trabajo o de carrera, las diferencias políticas o religiosas. Suelen ser de comienzo paulatino, con retracción, aburrimiento, tristeza generalizada, sensación de fracaso, preocupaciones hipocondríacas, reclamos de amor y cuidado o conductas agresivas como reacción narcisista ante la necesidad no tolerada. Cuando la soledad se exacerba, cuando los hijos se distancian suele instrumentarse los síntomas al servicio del beneficio secundario. Se trata de llamar la atención para exigir cuidado y a los hijos a través de la culpa.

 

c. Las depresiones psicóticas.

 

Se caracterizan por la alteración del juicio de realidad. La psicosis maníaco depresiva, tiene el antecedente de episodios previos a la vejez. Los picos maníacos se caracterizan por ambición, entusiasmo, energía, optimismo, seguidos de períodos de depresión con futilidad, pesimismo, depresión y preocupación. El episodio depresivo que es el que nos ocupa, se describe como de iniciación brusca, con expresión facial de sufrimiento, sollozos, y desesperación. La abulia (falta de atención), la astenia (cansancio), la inhibición psicomotriz, lentificación de los movimientos, marcha vacilante, desinterés, desaliño, conversación lenta y penosa en voz baja de temas recurrentes donde dominan las desgracias y el pesimismo acerca del futuro. Ideas delirantes hipocondríacas y de ruina complementan el cuadro. Hay insomnio y cuando duerme lo hace mal e inquieto lo que genera hipersomnia diurna. Desmejoramiento general, pérdida de peso, cefaleas, parestesias son frecuentes.

 

La melancolía ansiosa involutiva, suele iniciarse cerca de los 55 años, sin antecedentes de episodios previos. Aparentemente se desencadena a raíz de un episodio ligado a la vejez (pérdida objetal, enfermedad física), pero una observación más detenida rescata síntomas prodrómicos de tristeza, disgusto, astenia, insomnio, anteriores a la reacción de pérdida. La personalidad previa está dominada por el narcisismo, rigidez, meticulosidad, suspicacia, intolerancia, introversión. Se plantea una revisión de las adquisiciones y las pérdidas con caída de la autoestima, lo cual acentúa el sentimiento dominante de soledad y aislamiento. La sintomatología se expresa por la pérdida de interés, insomnio, que refuerzan las conductas obsesivas previas. El fracaso de éstas se muestra con gran ansiedad, agitación, agresión que llega a dominar el cuadro clínico. El insomnio es intenso y rebelde, el juicio de realidad alterado y centrado en la temática de la ruina, las ideas hipocondríacas pueden confundir al clínico general que no advertido puede creer en enfermedades inexistentes. Autoestima vulnerada, las reivindicaciones paranoides, alucinaciones visuales, cenestésicas y auditivas pueden conducir a un cuadro de confusión oniroide.

 

Las manifestaciones somáticas, suelen ser intensas, con desnutrición, pérdida de peso y deshidratación derivados de la agitación.


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d. Las depresiones secundarias.

 

Patologías inherentes a la clínica médica como las virosis e intoxicaciones, la medicación con citostáticos, antihistamínicos y antibióticos, producen cuadros depresivos. A manera de información general para el médico clínico, debe tenerse en cuenta factores exógenos tales como: los cambios de la estructura familiar tradicional, modificaciones del hábitat, pérdida del lugar y el poder, la abuelidad, la jubilación, el climaterio, la falta de descendencia, los cambios forzosos en los hábitos laborales que alteran la rutina familiar habitual, pérdida de fortaleza, muerte de familiares y amigos, son factores de depresión secundaria muy frecuentes.

 

lll.b. TEMAS PSICOANALÍTICOS.

 

Sentimiento de sí y de inferioridad.

 

Freud en "Duelo y melancolía, dice que "[...] la melancolía se singulariza [...] por [...] una rebaja en el sentimiento de si [...]", más adelante agrega, "[...] desagrado moral con el propio yo por encima de otras tachas; quebranto físico, fealdad, debilidad, inferioridad social (son) apreciación que el enfermo hace de sí mismo [...]".El sentimiento de inferioridad es la inversa del sentimiento de sí; como respuesta a la inermidad yoica que produce la herida narcisista.

 

Deviene de:

 

a) la captación de la pérdida de recursos internos, Freud, "El yo y el ello", dice que el cuerpo psíquico "[...] es visto como un objeto otro [...] proporciona [...] sensaciones, una de las cuales puede equivaler a una percepción interna [...]";

 

b) el fracaso de las conductas sobrecompensatorias para desmentir la caída (como por ejemplo la sobrecarga laboral, deportiva, status, recompensas, honores). Es un intento de restituir imaginariamente, una imagen de si identificada con el ideal para salvaguardar la autoestima.

 

El ideal del yo, promueve en el yo sentimientos displacenteros (de inferioridad), en cuanto que está ubicado como negativo del yo ideal. (Bleichmar). No hay posibilidades intermedias. Para ello es necesario un un funcionamiento esquizoide (lógica de las posiciones y la parte por el todo). La misma crea un estado de tensión narcisista, que opera como señal ante el peligro de colapso. La búsqueda de recursos externos al sujeto, para sostener una imagen inferior dominante, sustituye lo que debe generarse internamente. En consecuencia la posición es de un equilibrio precario y de dependencia extrema.

 

Este es el momento en que, ambición mediante y para neutralizar el sentimiento de inermidad, pueden cambiarse las metas por otras con las alter-nativas siguientes:

 

l) abandono de una meta genuina previa por una genuina actual;

 

2) abandono de una meta genuina previa por una no genuina actual;

 

3) abandono de una meta no genuina previa por una no genuina actual;

 

4) abandono de una meta no genuina previa por una genuina;

 

5) formas mixtas. Pueden despertarse también capacidades postergadas y esta posibilidad plantear la alternativa entre lo que es y no es genuino. Al perder la pulsión genital su hegemonía, las pulsiones parciales recobran autonomía, que al ser tramitadas devienen en ideales que motorizan las disposiciones postergadas.

 

Puede ser que no haya replanteo, o que el mismo quede solo como tal. La autoestima se mantiene en proporciones variadas desde el interior o desde el mundo. Pero el entusiasmo, proviene solo de lo interno y de cuanto hay de creativo o de identificatorio en el acto de trabajar. En el extremo patológico, surgen las adicciones como estimulantes engañosos y los tratamientos para "rejuvenecer". Freud, en "La transitoriedad", dice que [...] Cuando acaba de renunciar a todo lo perdido [...] nuestra libido queda de nuevo libre para si, todavía somos jóvenes y capaces de vida, sustituimos los objetos perdidos por otros nuevos [...]". Con la palabra jóvenes, pienso que Freud se refiere a la actividad mental creativa. La creatividad deviene de la serenidad y la capacidad para ver la belleza presente y futura; y que necesita ser constantemente reconquistada en la incesante lucha por la vida. -Creatividad y rasgos de carácter.

 

En la tercera posibilidad de organización que describe Freud en "El esquema...", agrega que las pulsiones "[...] o bien experimentan una aplicación diversa dentro del yo, forman rasgos de carácter, padecen sublimaciones con desplazamiento de meta [...]". Así nos encontramos en el capítulo vinculado con la aparición de los hobbies, o de otros intereses que fueron desarrollados anteriormente durante la vida, y que van cobrando valor diferente según el punto de fijación de que se trate.

 

La sublimación, debe discriminarse de la creatividad. Esta no presupone la sublimación pero la sublimación presupone creatividad. A esta Freud la llama actos puramente internos porque implican procesos de autoconstrucción, diferentes del percibir y el vivenciar. Pueden posteriormente quedar incorporados al superyó con carácter de amparo y como intensificador para ligar las exigencias pulsionales. Amparo que como dice Platón, citando a Píndaro es una "dulce esperanza que le sirve de nodriza en la vejez". (El Estado o La República. Libro l.). Amparo que permite la adquisición del humor como transformación del narcisismo, reconociendo y aceptando su finitud. El humor se alcanza cuando el acento psíquico del yo, es transferido al superyó, (Freud, "El Humor"). La sublimación puede dejar al yo, expuesto a la pulsión de muerte sin ligar; la creatividad no tiene ese riesgo, da por resultado productos que denotan un buen enlace con el ambiente y una elaboración de las tres servidumbres del yo, con complejización creciente del psiquismo y generando neoformaciones.

 

La tramitación de los distintos erotismos deviene en ideales, pero para que una pulsión pueda sufrir un proceso sublimatorio que eleva su meta y la trueca por un ideal, existen varios requisitos. Uno es primordial, que esa pulsión forme parte del yo, y lo tome inicialmente como su objeto. En consecuencia queda representada por dicho yo en la relación establecida con las cosas del mundo sensible. Los ideales derivan de un sutil procesamiento del erotismo, y extraen del seno de la pulsión una meta distinta de la consumación directa, no obstante ajena a ella. Esta tarea de formación de ideales es constante, sea porque algunos de sus productos son revisados críticamente o bien porque como el yo llegó a ellos, se hace necesario formar otros más complejos. Pero, como en el caso que nos ocupa, puede por un camino regresivo producirse una reemergencia del erotismo inicial, que fuera trasmudado en sublimación.

 

En cuanto a los rasgos de carácter, solo diremos que los conflictos con la propia erogeneidad y con un superyó sádico pueden culminar en una creciente caracteropatización. Decía Freud, que se suele atribuir a los seres deformes o contra-hechos, un sentimiento de envidia por la diferencia irreversible con los demás. La captación de una diferencia insoportable, que comienza a insinuarse en éste período, imposible de neutralizar por la desmentida, puede devenir en rasgos conflictivos de carácter e identificación con objetos decepcionantes. "A esta altura de mi vida, soy así y que me aguanten", expresión habitual que pretende evitar el desarrollo del sentimiento de envidia nivelando por lo bajo. El rasgo de carácter patológico se vuelve hegemónico y para sostenerse puede apelarse a algún tipo de poder económico, político o cognitivo que permite imponer el criterio. Se instala la lucha por el poder y la herencia con los más jóvenes. "Con respecto a esas quejas de los viejos y de sus pesares domésticos, no es la vejez [...] sino en el carácter de los viejos en donde hay que buscar la causa. Con costumbres apacibles y tranquilas encuentra uno soportable la vejez. Con un carácter opuesto, la vejez y la juventud son igualmente difíciles, ("El Estado o La República". Platón. Libro I)

 

lll.c. REFLEXIONES

 

Los viejos no tienen un mundo para ellos.

 

No hay diarios con cuerpos adecuados para que puedan ser leídos por ellos, ni audición de televisión que hable lentamente, Socialmente se induce a la retracción, porque el viejo al no entender, se queda mirando al infinito, o apaga el televisor. No hay ropa adecuada para ellos, que sustituya los botones difíciles de usar cuando las manos tiemblan. Tampoco hay muebles, la mayoría de las sillas no tienen apoyabrazos, los restaurantes con excepción de las pastas o las pizzas no tienen comidas que puedan masticar fácilmente, Todo un capítulo es el de las barreras arquitectónicas que impone la ciudad; escaleras, pisos encerados, semáforos con tiempo insuficiente para cruzar, veredas resbaladizas, para nombrar algunos ejemplos. Los asilos por más modernos que sean, esconden la secreta intención de segregarlos manteniendo apartado de la vista aquello que se nos aparece como siniestro, la muerte.

 

Tiempo de morir.

 

"Oh, Dios Mío! Da a cada uno su propia muerte, da a todo el mundo la muerte nacida de su propia vida" .

Rainer María Rilke.

 

La actividad es una protección contra la muerte. Los desocupados mueren más jóvenes que los activos, los jubilados tienen una mortalidad más elevada que los activos de la misma edad. También el matrimonio parece ser una protección, la mortalidad de los solteros, separados y viudos dobla a la de los casados.

 

Las mujeres soportan mejor que los hombres la muerte del cónyuge. La urbanización acrecienta la desigualdad ante la muerte, la mortalidad es dos veces y medio mayor entre los asalariados agrícolas que entre los trabajadores de la ciudad.

 

Es por lo general en el medio hospitalario, donde se desarrolla una compleja complicidad entre el personal que atiende al anciano. Manifiestamente se actúa como si el muriente debiera vivir, pero de manera inconsciente las enfermeras responden de manera menos rápida a las llamadas. A partir de su admisión, dos personas en el mismo estado físico pueden ser designadas como condenadas o curables en función de su edad y de su posición social. Para un viejo el pronóstico de muerte cierta puede intervenir aún antes de la llegada del médico. Si no tiene la suerte de ser considerado "un caso médico", al cual por interés científico se le dedica atención es probable que su muerte integre una cadena de producción en serie.


Sesenta y pico. Temas de la tercera edad.6

Actualmente se muere en el hospital, rodeado no tanto de los seres queridos, sino de un equipo de especialistas en "morir". La muerte es también transmisión de un patrimonio. Los hijos entran cada vez más a menudo en posesión de una fracción del patrimonio parental antes de la muerte de los padres.

 

La coexistencia de tres generaciones es hoy en día la norma, se hereda pues cada vez más tarde y aumenta el número de personas que tienen ascendientes a su cargo. Los jubilados son más numerosos y se complican las relaciones intergeneracionales. Antaño la herencia llegaba cuando se entraba a la vida activa, hoy en día sobreviene cuando se la abandona.

 

Pero la muerte no se reduce únicamente al reparto de la herencia, el anciano que ahorra, invierte y acumula para legar a sus hijos más de lo que ha recibido, asegura también la continuidad de su linaje, el dinero toma una dimensión instrumental.

 

A continuación presentaré un breve resumen acerca de las actitudes colectivas hacia los ancianos en las sociedades tradicionales y en las modernas.

 

En la sociedad tradicional ------   En la sociedad moderna

Viejos poco costosos ------   Viejos que cuestan caro.

Viejos útiles, tienen trabajos especiales, educación de los niños ------ Viejos inútiles social mente y aún molestos por la dependencia.

Viejos insertados en la familia ------ Viejos rechazados en el geriátrico o solos en sus casas.

Viejos tratados como sabios ------ Viejos infantilizados.

Viejos que mueren en sus casas ------ Viejos que mueren solos o y asegurados por la familia, en el hospital.

La muerte es la coronación de la vida del viejo ------ Muerte vacía de sentido

Entierro lleno de sentido que provoca encuentros sociales. Duelo importante ------ Entierro insignificante sin incidencia para la familia, y aún vivido como liberación.

Posibilidad de convertirse en antepasado ------ Muerte rápida y olvidada. Duelo rápido

 

IV. CONCLUSIONES

 

De acuerdo con lo expuesto podemos arribar a las siguientes conclusiones:

 

·         Apartado lll.a. En la senescencia la semiología debe ser complementaria a la lentificación y la estructura de personalidad. Se propone la "escucha diferente focalizada". Los motivos de consulta más frecuentes son las patologías neuróticas y comprenden el 50,54%.

·         El dormir sufre una disminución en cantidad de horas de sueño, y si se mantiene es a costa de la profundidad. La ansiedad tiene una etiología policausal, y no se debe yugular hasta detectar el origen. Hasta entonces el médico de cabecera puede indicar recursos socioterapéuticos.

·         La depresión se presenta en el 5 al 10% de los varones y 15 al 20% de las mujeres. Clínicamente puede considerarse la depresión neurótica, caracteropática, psicótica y secundaria.

·         Apartado lll.b. El autor desarrolla conceptos psicoanalíticos acerca de la caída del sentimiento de si, la creatividad y los rasgos de carácter. Subraya la importancia de mantener la actividad mental creativa, como mejor recurso, frente a los estimulantes rejuvenecedores engañosos.

·         Apartado lll.c. El autor reflexiona acerca del mundo de los viejos y de la desmentida generalizada que la sociedad hace de ésta etapa evolutiva. Se manifiesta entre otros observables por las barreras arquitectónicas. En cuanto al tiempo de morir, señala que se mueren antes los jóvenes que los viejos, los desocupados que los activos y los varones que las mujeres. La esperanza de vida promedio de los primeros es de 65 años y de las segundas de 70 años

 

V. RESUMEN

 

El objetivo de este trabajo es compartir con los colegas reflexiones acerca de los temas de la tercera edad más frecuentes en la práctica clínica.

El ensayo se divide en cinco puntos:

 

El primero, despliega la introducción al tema.

El segundo los objetivos del trabajo.

El tercero desarrolla el tema de la senescencia, en tres apartados.

En el primer apartado, discute temas clínicos, (las singularidades semiológicas y motivos de consulta más frecuentes, consideraciones en relación al dormir y la ansiedad en los ancianos, y las depresiones en la vejez. En estos tópicos aporta datos de investigación en pacientes de la práctica privada, métodos, indicadores, resultados y discusión teórica.

El segundo apartado, despliega conceptos psicoanalíticos acerca de del sentimiento de si y de inferioridad y de los rasgos de carácter.

El tercer apartado reflexiona acerca del mundo de los viejos y el tiempo de morir.

 

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 La vejez vista por Platón

 La turbulencia nocturna del anciano psicótico. La ansiedad durante el envejecimiento. Algunas características de las depresiones durante el envejecimiento.