Hipernefroma o quiste renal. Presentacion de un caso clinico
Autor: Dr. Jesús Hermenegildo Rodríguez Sierra | Publicado:  15/04/2009 | Urologia , Imagenes de Urologia , Casos Clinicos de Urologia | |
Hipernefroma o quiste renal. Presentacion de un caso clinico.3

Imagen Nº 5 y 6: Angio-TAC renal realizada al paciente posterior a su ingreso en Sala de Urología.

 


hipernefroma_quiste_renal/angioTAC_reconstruccion_3D

 


hipernefroma_quiste_renal/angioTAC_abdominal_reconstruccion

 


Se identifica adecuadamente la aorta abdominal y sus diferentes ramas, la arteria renal izquierda irriga parcialmente el Riñón izquierdo con rechazamiento de sus ramas por la presencia de un proceso expansivo vascular quístico que no muestra compresión calicial. Se descarta vascularización sugestiva de crecimiento tumoral y con ello se establece el diagnóstico definitivo de Quiste renal.

 

Discusión.

 

La frecuencia de los quistes simples aumenta con la edad. Se observan en más de la mitad de los adultos mayores de 50 años los cuales muestran quistes renales simples en la autopsia lo que corresponde con el caso en cuestión.

 

Los quistes simples pueden aparecer en cualquier momento de la vida, desde poco después del nacimiento hasta la edad avanzada. La edad promedio de presentación en los niños es de 4 años. Los mismos no muestran un predominio sexual pero en estudios realizados afecta más al sexo masculino. Los quistes en general son solitarios pero pueden ser múltiples o bilaterales 4.

 

Tanto en los niños como en los adultos los quistes simples raras veces son sintomáticos y en la mayoría de los casos se descubre accidentalmente durante una ecografía, TC o el urograma descendente producto de otra patología.

 

Los quistes renales simples se han descrito en adultos pero rara vez alcanzan un tamaño suficiente como para ser clínicamente evidentes durante la niñez 4.

 

Los quistes se encuentran tapizados por una capa única de células cúbicas aplanadas a diferencia de los divertículos. La pared es fibrosa de espesor variable y no presenta elementos renales.

El tamaño de los quistes simples puede variar considerablemente desde menos de 1 cm. hasta de 10 cm. La mayoría son menores de 2 cm. de diámetro.

 

Se han propuesto varias formas de clasificación para las lesiones quísticas renales; Braash y Henrich las dividen en quistes simples, de retención o inflamatorios, peripélvicos, secundarios a cambios patológicos en el tejido renal y poliquísticos. Los mismos autores subdividen los quistes simples en únicos, múltiples, multiloculares y hemorrágicos. Para ser catalogados como tales, deben ser uniloculares, comprometer solo el parénquima renal, su cavidad debe estar cubierta por epitelio, no debe contener elementos renales ni estar comunicada con la pelvis renal. Uréter y pelvis renal deben ser anatómicamente normales 4.

 

La hipótesis más aceptada para explicar su patogenia es la de un trastorno del desarrollo embrionario por ausencia de unión de la segunda generación de túbulos uriníferos y colectores, produciéndose así colecciones quísticas 5.

 

Son más frecuentes en el riñón izquierdo y predominan en el sexo masculino como antes se menciono. Ambos polos renales se comprometen con igual frecuencia.

 

La forma de presentación de quiste renal simple son en orden de frecuencia:

 

1) Tumoración abdominal.

2) Dolor en el flanco.

3) Hallazgo incidental en un estudio urorradiológico indicado por otro problema urológico.

4) Hipertensión arterial.

5) Hematuria después de trauma.

 

El síntoma más común es la palpación de una masa abdominal así como dolor en un flanco o hipocondrio, como en el caso presentado 5, 6. La hipertensión arterial como hallazgo clínico es rara, y es posible que sea secundaria a alteraciones del parénquima, distorsión de los vasos renales producida por la masa, o ambas 7, 8:

 

Es frecuente el dolor abdominal; otros casos tienen también hematuria o proteinuria, infecciones del tracto urinario, enuresis y retención urinaria en el caso de los niños 9, 10, 11.

 

La infección secundaria del quiste se ha descrito excepcionalmente en adultos 12. En el caso presentado se recoge ese antecedente.

 

La pielografía de eliminación permite en algunos casos identificar una masa renal, deformaciones en el aparato pielocalicial o ambos, a veces con exclusión renal del lado afectado.

 

Dado que los quistes carecen de vasos sanguíneos y no se comunican con las nefronas su visualización no se incrementa con el material de contraste. El incremento de la lesión después de la administración de contraste implica la presencia de tejido vascular.

 

En los casos en los que no se cumplan los criterios eco gráficos o tomográficos como cuando existan paredes gruesas, calcificaciones, tabiques, contenido quístico hiperdenso o no homogéneo o un líquido con ecos internos deberán considerarse otros diagnósticos 12.

 

 


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