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Revision bibliografica sobre meningitis aseptica
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Autor: Dra. Idania Guirola León
Publicado: 27/04/2009
 

La meningitis aséptica es un síndrome meníngeo, caracterizado por un proceso inflamatorio de las leptomeninges, causado por partículas virales de variable etiología. Su evolución en la mayoría de los casos en benigna y cura sin dejar secuelas. Otras denominaciones iguales o próximas son: “meningitis aguda benigna”, “meningitis linfocitaria”, “meningitis linfocitaria aguda benigna” y meningoencefalitis viral. En el curso de infecciones virales generalizadas es frecuente la invasión del sistema nervioso central. Las meningitis asépticas y las encefalitis tienen en muchas ocasiones una etiología común, en la primera aparece exclusivamente un síndrome meníngeo de intensidad moderada y carácter benigno, junto a este síndrome meníngeo más atenuado o inaparente aparecen síntomas que indican afectación de la sustancia cerebral (alteraciones de la conciencia, convulsiones, parálisis, etc.), en estos casos la enfermedad se denomina encefalitis. A pesar de las estrechas relaciones etiológicas existentes entre ambas enfermedades, es conveniente analizarlas por separado, porque su clínica difiere en muchos aspectos, igualmente su pronóstico y tratamiento son en buena parte diferente.



Revision bibliografica sobre meningitis aseptica.1

Revisión bibliográfica sobre meningitis aséptica

 

 

Dra. Idania Guirola León. Especialista de I Grado en Pediatría y en Medicina General Integral. Profesora Instructora. Hospital Pediátrico Universitario “Paquito González Cueto”, Cienfuegos.

 

Lic. en Enfermería Yanelis Guirola León. Policlínico Docente “Juan B Contreras”. Ranchuelo Villa Clara

Dra. Carmen Julia Boiles Barroso. Especialista de I Grado en Medicina General Integral. Policlínico Docente “Enrrique Barnet”. Lajas. Cienfuegos.

 

Dr. Wilfredo Ortega Gil. Especialista de I Grado en Medicina General Integra. Policlínico Docente “Juan B Contreras”. Ranchuelo Villa Clara

 

 

Meningitis aséptica

 

En el curso de infecciones virales generalizadas es frecuente la invasión del sistema nervioso central. Las meningitis asépticas y las encefalitis tienen en muchas ocasiones una etiología común, en la primera aparece exclusivamente un síndrome meníngeo de intensidad moderada y carácter benigno, junto a este síndrome meníngeo más atenuado o inaparente aparecen síntomas que indican afectación de la sustancia cerebral (alteraciones de la conciencia, convulsiones, parálisis, etc.), en estos casos la enfermedad se denomina encefalitis. A pesar de las estrechas relaciones etiológicas existentes entre ambas enfermedades, es conveniente analizarlas por separado, porque su clínica difiere en muchos aspectos, igualmente su pronóstico y tratamiento son en buena parte diferente.

 

 

Definición

 

La meningitis aséptica es un síndrome meníngeo, caracterizado por un proceso inflamatorio de las leptomeninges, causado por partículas virales de variable etiología. Su evolución en la mayoría de los casos en benigna y cura sin dejar secuelas. Otras denominaciones iguales o próximas son: “meningitis aguda benigna”, “meningitis linfocitaria”, “meningitis linfocitaria aguda benigna” y meningoencefalitis viral.

 

 

Epidemiología

 

Aproximadamente el 80% de los casos de meningitis aséptica se origina por enterovirus, el patrón epidemiológico básico reflejará el de estos gérmenes. La infección por enterovirus, el contagio se verifica por vía hídrica o de manera directa a partir de otro enfermo y el período de incubación suele durar 4 a 6 días, la mayoría de los casos que se observan en los climas templados ocurren en verano y otoño. Las consideraciones epidemiológicas de las meningitis asépticas originadas por otros agentes que no son enterovirus, dependerá de factores estacionales, geográficos, condiciones climáticas, exposición a animales y muchos otros factores relacionados con cada agente patógeno.

 

 

Etiología

 

Los agentes etiológicos son múltiples, casi siempre corresponde a una etiología viral, las causas no infecciosas dan lugar a cuadros clínicos en los que la meningitis concomitante es un elemento secundario dentro de la enfermedad que la produce. Son responsables del mayor número de casos los enterovirus no relacionados con la polio (grupo Coxsackie y virus Echo), seguidos por el virus de la papera, otros agentes etiológicos son el sarampión, rubéola, virus Armstrong productor de coriomeningitis linfocítica. El virus influenza es excepcional sin embargo debe pensarse en él en el curso de una epidemia de gripe. Otros son los herpes virus, adenovirus y arbovirus. Son excepcionales los virus de la hepatitis y otros.

 

Se consideran excepcionales las meningitis asépticas ocasionadas por agentes infecciosos no virales. Puede ocurrir en la fase inicial de la meningitis tuberculosa, en las meningitis supuradas incorrectamente tratadas, meningitis asépticas por leptospiras, espiroquetas, rickettsias, por Borrelia burgdorferi, por focos parameníngeos (sinusitis, mastoiditis, absceso cerebral), por Mycoplasma pneumoniae; las producidas por hongos han aumentado a partir de la era antibiótica, en tratamientos prolongados con corticoides, o en pacientes inmunocomprometidos, los más frecuentes son cándida albicans, blastomyces, tórulas y actinomyces; también puede aparecer en el curso de toxoplasmosis, en infecciones parasitarias con Angiostrongylus cantonesis, áscaris lumbricoides y otros.

 

En otros procesos puede encontrarse, como Lupus, Sarcoidosis, Leucosis, tumor intracraneal, enfermedad de Kawasaki, trombosis de los senos cavernosos, algunos medicamentos como sulfamidas pueden dar lugar a una reacción alérgica con síntomas meníngeos, puede aparecer post-vacunación, vacuna de la tosferina y antigripal.

 

Esta afección puede encontrarse en el curso de intoxicaciones por yodo, plomo, arsénico, mercurio y finalmente en ciertas técnicas exploratorias como neumoencefalografía, mielografía o sólo la simple punción lumbar, pero en todos estos casos el cuadro clínico difiere considerablemente de lo definido como meningitis aséptica.

 

 

Patogenia

 

La secuencia de las manifestaciones varía según el agente infectante y el huésped. En general, los virus penetran en el sistema linfático después de ser ingeridos (enterovirus), inoculados en las mucosas (sarampión, rubéola, varicela zoster, o virus herpes simple), o diseminados por la sangre a partir de la picadura de un mosquito u otro insecto. La multiplicación comienza en los linfáticos, y la siembra en la corriente sanguínea produce la infección de diversos órganos, en esta etapa (fase extracraneal) existe una enfermedad generalizada. Si la multiplicación viral ocurre en los órganos afectados, puede producirse una propagación secundaria de grandes cantidades de virus, con la invasión del sistema nervioso central seguida de las manifestaciones clínicas de un proceso neurológico.

 

 

Manifestaciones clínicas

 

Al interrogatorio se recoge muchas veces el antecedente de un proceso febril agudo e inespecífico de unos días de duración, acompañado de otros síntomas, en otras ocasiones el síndrome meníngeo constituye la primera manifestación de la enfermedad, en general aparecen pronto los síntomas más específicos:

 

  • Cefalea: Suele ser intensa la localización típica es la frontal, pero puede ser retroocular, occipital o generalizada.
  • Fiebre: Oscila desde 37.8ºC hasta 40.6ºC y tiene una media de duración de 5 días, la misma es a veces trifásica, lo que debe sugerir la posibilidad de infección por enterovirus.
  • Síntomas gastrointestinales: Náuseas, vómitos, diarreas, dolor abdominal, dolor epigástrico o periumbilical, estreñimiento.
  • Signos meníngeos: Rigidez de nuca o de espalda, dolor en el cuello, tensión en los músculos de las corvas, signos de Kernig, signo de Brudzinski y Lassegue.
  • Exantema macular, maculopapuloso o con vesículas diminutas: En particular por Echovirus, Coxsackie, sarampión, rubéola o varicela zóster.
  • Erupciones petequiales en la infección por Echovirus tipo 9.
  • Otros síntomas son: Faringitis, fotofobia, dolor torácico que sugiere pleurodinia, hiperestesia.

 

En el recién nacido en ocasiones los signos son inespecíficos y sugieren sepsis generalizada, los lactantes muestran en ocasiones irritabilidad o letargia; en conjunto el cuadro clínico es más discreto que en las meningitis bacterianas.

 

 

Exámenes complementarios

 

1. Hemograma: Hemoglobina normal, puede haber una leucocitosis con predominio linfocitario.

2. Eritro: Normal o ligeramente elevada.

3. Punción lumbar.

 

- Líquido cefalorraquídeo (LCR) citoquímico: el aspecto es claro, pero cuando el número de células es muy elevado, puede ser deslustrado y aun opalescente, la tensión es variable, en general moderadamente alta. El líquido muestra una cifra de leucocitos que varía entre 10 y 1000 células por milímetro cúbico, el recuento de células suele ser bajo, con una media inferior a150. Las cifras superiores a 1500 son raras. En el recién nacido es normal hasta 30 células/ml, de 29 días a 2 meses 25 células y a partir de esta edad menos de 10 células. Las células mononucleares predominan en todas las formas de meningitis víricas. La cifra de proteínas varía entre normal y hasta 100 mg /dl. El contenido de glucosa suele ser normal o estar algo elevado; los cultivos son negativos.


LCR gram y bacteriológico: son negativos.


Revision bibliografica sobre meningitis aseptica.2

4. El estudio virológico debe ser realizado con muestras de líquido cefalorraquídeo (LCR), exudado faríngeo y heces fecales

 

 

Criterios de Warllgren para el diagnóstico de meningitis aséptica

 

  • Inicio agudo con signos y síntomas evidentes de afección meníngea
  • Alteración del líquido cefalorraquídeo (LCR) típica de la meningitis
  • Ausencia de bacterias en el líquido cefalorraquídeo (LCR)
  • Evolución benigna relativamente breve de la enfermedad
  • Ausencia de signos parameníngeos locales, o una enfermedad general con meningitis como manifestación secundaria
  • Presencia en la comunidad de una enfermedad epidémica de la cual la meningitis sea alguna manifestación

 

 

Diagnóstico diferencial

 

Dado el curso habitualmente benigno, es importante hacer el diagnóstico diferencial con dos afecciones meníngeas, de peor pronóstico y sobre todo de distinta terapéutica, que es primer lugar la meningitis tuberculosa y en segundo término, las meningitis bacterianas insuficientemente tratadas.

 

Otros cuadros que también hay que contemplar, para establecer diferencias, son las infecciones por leptospiras, hongos, toxoplasmas, rickettsias, vermes.

 

Hoy diversas afecciones no infecciosas que también pueden asociarse con inflamación del SNC, algunas de ellas son, procesos malignos, enfermedades del colágeno, hemorragias intracraneales, exposición a ciertos fármacos y agentes tóxicos, exposición a metales pesados, plaguicidas o sustancias nocivas.

 

 

Conducta a seguir

 

El tratamiento de la meningoencefalitis viral es sintomático, que puede fluctuar desde:

 

  • La observación y reposo en cama en el hospital, hasta el ingreso en la unidad de cuidados intensivos con apoyo hemodinámico, respiratorio y del sistema nerviosos central (SNC)
  • Uso de antitérmicos, analgésicos (no aspirina)
  • Control de las convulsiones si existieran
  • Si vómitos hay que tener cuidados con el uso de antieméticos porque pueden producir síntomas que acarrean confusiones
  • Corregir la deshidratación si existiera (con restricción de líquidos de 1000 a 1200 ml/ m2 de superficie corporal/ día

 

En nuestro hospital como norma, se ingresan a todos los niños diagnosticados con meningitis viral

 

Resulta prudente iniciar tratamiento antibiótico, en el neonato y lactante pequeño, cuando los datos clínicos son inespecíficos y observar a todo aquel que el diagnóstico no esté absolutamente claro, por sí la conducta terapéutica varia, porque la enfermedad bacteriana puede ser incipiente y a la vez mortal.

 

 

Complicaciones y pronóstico

 

Como norma general no suele presentar complicaciones. Cuando aparecen están relacionadas con una enfermedad subyacente. El pronóstico es favorable, la recuperación es rápida y completa, en el espacio de unos días los signos meníngeos desaparecen y en dos o cuatro semanas se normaliza el líquido cefalorraquídeo (LCR). Se han descrito pocos casos mortales.

 

 

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