Caracterización de la asistencia medica. Departamento de Emergencias
Autor: Dr. Alexis Francisco Suárez López | Publicado:  12/05/2009 | Medicina de Urgencias | |
Caracterización de la asistencia medica. Departamento de Emergencias.8

La urgencia sentida con 74,65% y 73,36% según se puede observar en las tablas 5 y 6 fue el tipo de demanda de asistencia médica más frecuente en el departamento de emergencias del Centro de Diagnóstico Integral (CDI), seguido de la urgencia de tercera prioridad 23,59% y 24,96% sin diferencias significativas ni en relación al grupo de edad ni en relación al sexo.

El 0.74% de los pacientes de 15 años o menos de ambos sexos demandaron asistencia médica de urgencia de segunda prioridad sin diferencia entre ellos. En el grupo de los mayores de 15 años 0.71% de los casos demandaron este tipo de asistencia, sin diferencias significativas en relación al sexo ni con el grupo anterior. Solo el 1.03% de los pacientes atendidos en el grupo de 15 años o menos demandaron asistencia médica de urgencia de primera prioridad y 0.97% en el grupo de mayores de 15 años, sin diferencias significativas en cuanto a este tipo de demanda de asistencia médica en relación con el sexo ni de grupo de edad.

 

La sobreutilización de los servicios de urgencias hospitalarios en los últimos años se ha relacionado con un mal funcionamiento de la atención primaria y podría corregirse como resultado de la implantación de la reforma de la atención primaria. De acuerdo con la percepción de los propios sujetos entrevistados se reconoce que más de la mitad de las visitas al sistema de urgencias hospitalario, el 53%, no fueron motivadas por la exigencia de una actuación médica inmediata tal como lo reporta Del Castillo M et al en: Estudio del área de urgencias de un hospital general. Grado de adecuación de las visitas en el cual encontró que en un 45% de las visitas al servicio de urgencia hospitalario, se recurrió a este servicio debido a problemas de funcionamiento en la atención primaria (43).

 

Durante los últimos años los servicios de urgencias de los hospitales están sometidos a una sobreutilización constante y creciente. Este hecho ha sido constatado por múltiples autores, tanto en hospitales generales como pediátricos. Paralelamente a esta afluencia masiva existe una acusada demanda innecesaria de estos servicios, estimada por algunos investigadores entre uno y dos tercios del total de consultas. La causa más frecuentemente señalada en la literatura que justifica esta demanda innecesaria es el déficit existente en la atención primaria y la falta de educación sanitaria de la población (44).

Otros factores implicados han sido: facilidad de acceso al servicio de urgencias por parte del ciudadano sin necesidad de ningún requisito previo, facilidad en la realización de exploraciones complementarias en estos servicios, facilitación de las primeras dosis de medicamentos y actitud cada vez más exigente y consumista del usuario con respecto a la salud. La utilización inadecuada de los servicios de urgencias resulta costosa, supone para el usuario una asistencia médica fragmentaria, genera frecuentemente sentimiento de frustración en el profesional y a menudo entorpece la prestación de verdaderos servicios de urgencia.

 

Para comprender esta problemática es necesario tener en cuenta aspectos intrínsecos y propios de la urgencia médica, por tanto no modificables y que es preciso asumir; pues existe un conjunto de aspectos extrínsecos o circunstanciales, no propios de la urgencia como tal, sino asociados históricamente a ella, y por consiguiente potencialmente modificables, los cuales si cabe replantear.

 

El número de asistencias urgentes crece constantemente, en el momento actual se ha estimado que más de la mitad de la población utiliza alguna vez los sistemas de urgencia a lo largo de un año. La afluencia en los sistemas de urgencia no es uniforme a lo largo del día y sigue una curva de distribución horaria bastante típica que se reproduce con pequeñas variaciones en la mayoría de los centros hospitalarios. Asimismo, a lo largo del año la demanda asistencial sufre importantes variaciones en relación con los períodos vacacionales con movimientos demográficos importantes, las epidemias de virus respiratorios, los cambios climáticos y atmosféricos y los eventos sociales. Todo ello implica que se deban planificar los recursos de los sistemas de urgencia y de los hospitales con una cierta flexibilidad, para adaptarlos a unas necesidades cambiantes y cíclicas.

La asistencia en los sistemas de urgencias no tiene horario, cubre las 24 horas del día de todos los días del año. Esto implica un importante desgaste estructural y de equipamientos, así como la necesidad de un gran equipo de profesionales, que permita dar cobertura asistencial a lo largo de todo el calendario. En urgencias, la afluencia discontinua y no programada implica la coincidencia en el tiempo de diferentes pacientes que consultan simultáneamente. Se establece entonces la necesidad de priorizar, utilizando como criterio fundamental la presunción de gravedad. Urgente no siempre es grave, y grave no siempre es urgente. En ocasiones la enfermedad urgente y grave coinciden, pero no siempre. Existe un grupo de procesos que requiere asistencia rápida aunque no se trate de cuadros graves. Así, un cólico renal o una intensa urticaria pueden alarmar al paciente y requerir orientación y alivio rápidos, aunque no son enfermedades graves. Por otra parte, hay una serie de circunstancias clínicas que pueden revestir una especial gravedad pero no requieren una actuación inmediata.

 

En la medicina de urgencias siempre es conveniente obtener rápidamente un diagnóstico y un plan, con el fin de poder agilizar el proceso asistencial, pero hay algunas enfermedades en las que resulta crucial el diagnóstico y tratamiento tempranos.

 

En este sentido los resultados encontrados en Cuba en los Servicios de Urgencia del Hospital "Dr. Luis Díaz Soto" y el Policlínico "Dr. Mario Escalona Reguera", en estudio realizado por Pereda Rodríguez, J, et al.: Urgencias clínicas encontró que la mayor frecuencia dentro de las urgencias se produce en edades superiores a los 60 años, mientras que en las urgencias primarias y no urgencias, la máxima frecuencia corresponde a pacientes de edades entre 15-30 años, para ir disminuyendo a medida que aumenta la edad y que atribuyen a que de modo general los grupos de mayores edades tienen un número de enfermedades que requieren de atención hospitalaria, de emergencias y urgencias hospitalarias analizadas en conjunto; superior a los grupos de edades más jóvenes, los cuales presentan mayor proporción de patologías consideradas como no urgentes y urgencias primarias (45). Estas diferencias posiblemente relacionadas con un sistema sanitario más efectivo y una población con una disponibilidad de servicios médicos y una cultura sanitaria mayor que la población que aquí se estudia.

 

Al analizar el comportamiento observado para cada tipo de urgencia, en la presente investigación, el predominio neto de las urgencias sentidas y la urgencia de tercera prioridad en relación a las urgencias de segunda y primera prioridad, en opinión del autor está relacionado con el diseño del sistema sanitario, en el cual la población atendida acude al Centro de Diagnóstico Integral (CDI), en primer lugar por la falta de disponibilidad de suficientes consultorios médicos comunitarios y en segundo lugar por una cultura sanitaria más inclinada a la atención secundaria.

 

Tabla 7. Distribución de los pacientes menores de 15 años según conducta seguida después de su valoración.

 

caracterizacion_asistencia_medica/urgencias_conducta_tras_valoracion

 

Tabla 8 Distribución de los pacientes de 15 años o más según conducta seguida después de su valoración.

 

caracterizacion_asistencia_medica/urgencias_destino_tras_valoracion

 

La evaluación del funcionamiento de los servicios sanitarios de Atención Primaria, en particular, de su capacidad de resolución son aspectos de gran interés tanto para la administración y los profesionales sanitarios, como para los pacientes y los ciudadanos. Una medida indirecta de la capacidad de resolución de la Atención Primaria es la actividad hospitalaria generada por problemas de salud que podrían haber sido atendidos y controlados en el primer nivel asistencial.

 


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