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Etica medica ante la humanidad del paciente en tiempos de crisis
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Autor: Dra. Himan Richani
Publicado: 13/05/2009
 

La filosofía se enfoca hacia la reflexión permanente, para la Medicina es tiempo de reflexión. El presente ensayo pretende realizar una revisión crítica de las contradicciones del mundo globalizado y sus repercusiones en el ámbito de la salud y ética profesional; con un enfoque en la filosofía aristotélica. La Medicina es meditación por su propia etimología, es humanista, lógica y moral; donde debe predominar la eficiencia orientada hacia el ser, el deber ser y el hacer con conciencia ética reflexiva.


Etica medica ante la humanidad del paciente en tiempos de crisis.1


Ética médica ante la humanidad del paciente en tiempos de crisis.

 

Dra. Himan Richani

 

Facultad de Ciencias de la Salud. Doctorado en Ciencias Medicas – Filosofía, Ciencia y Salud. Universidad de Carabobo.

 

 

Resumen

 

La filosofía se enfoca hacia la reflexión permanente, para la Medicina es tiempo de reflexión. El presente ensayo pretende realizar una revisión crítica de las contradicciones del mundo globalizado y sus repercusiones en el ámbito de la salud y ética profesional; con un enfoque en la filosofía aristotélica. La Medicina es meditación por su propia etimología, es humanista, lógica y moral; donde debe predominar la eficiencia orientada hacia el ser, el deber ser y el hacer con conciencia ética reflexiva.

 

Se fundamentó el mismo con aspectos éticos y de globalización según diferentes enfoques: generales, profesionales, filosóficos, así como los efectos de la globalización en el campo de salud y formación médica. Resulta importante denotar durante el proceso reflexivo la búsqueda que reclama la concepción ética del hombre, donde debe renovar sus actitudes y posiciones para así recuperar el aspecto humano perdido, reflexionando acerca de los que es y lo que hace, es decir, de sus acciones.

Por ello en el campo de la Medicina es saludable dedicar parte de nuestro tiempo al análisis de las situaciones éticas que surgen durante el ejercicio profesional las cuales divulgadas puedan contribuir a concientizar a otros, a que realicen sus propias reflexiones. Filosofar no es pretender ser sabio, es una actitud intelectual frente la vida y a los que nos rodea, es menester que el hombre sea el creador de su ética y normador de su conducta.

 

Palabras Clave: Ética, salud, globalización, reflexión.

 

 

Abstract

 

Medical ethics at the patient's humanity in times of crisis.

 

Faculty of Health Sciences. Ph.D. in Medical Sciences - Philosophy, Science and Health. Universidad de Carabobo

 

The philosophy focuses on the reflection, for medicine is time for reflection. This paper intends to undertake a critical examination of the contradictions of the globalized world and its impact on health and ethics, with a focus on Aristotelian philosophy. Medicine is by its very etymology meditation, is a humanist, logical and moral, which predominates the efficiency-oriented being, and must be done with ethical reflection.

 

It was founded with the same ethics and globalization by different approaches: general, professional, philosophical, and the effects of globalization in the field of health and medical training. It is important to describe the reflective process during the search that the ethical demands of man, which must renew their attitudes and positions in order to recover the human side lost, thinking about who is and what it does, is its actions. Thus in the field of medicine is part of our healthy devote time to examining the ethical issues that arise during the practice which can help raise awareness disclosed to others, to conduct their own reflections. Philosophize not pretend to be wise, is facing an intellectual life and those around us, it is necessary that the man is the creator of his ethics and norms of conduct.

 

Key words: ethics, health, globalization, reflection

 

 

Introducción

 

El desafío de la filosofía se dirige a la reflexión permanente sobre las posibilidades del hombre al develamiento del mundo en que vivimos. Reflexionar sobre el concepto de salud desde una perspectiva filosófica nos conduce a reflexionar sobre las acciones y lenguaje en que la salud se dice y del mundo que evoca (1).

 

Con el presente ensayo se pretende realizar una revisión crítica de las actuales contradicciones en un mundo globalizado y sus repercusiones en los ámbitos de la salud y la ética en el marco de la globalización. Surge la interrogante ¿han pasado los tiempos de crisis? Existe un fantástico desarrollo tecnológico y un estancamiento en el desarrollo humano asfixiado por el individualismo, las exclusiones, la banalidad, la violencia, la falta de visión de futuro y de la trascendencia.

 

Se insiste en la situación de los médicos en su conducta, en sus valores los cuales son relevantes para la formación de una idea de lo que ocurre en una sociedad. Hay nobleza en el quehacer médico, pero también hay un individualismo de larga data. Cada vez se trabaja en forma más especializada, se sabe más sobre aspectos más parciales, se profundiza menos sobre la relación médico paciente, sobre el sufrimiento, el amor, la muerte sobre lo que significa ser humano y como se perfecciona.

Lejos quedó Virchow y su aseveración de que la política no es sino la Medicina otra escala y que los médicos son los defensores naturales de los pobres (2).

 

Hay que acercar la bioética, los derechos humanos e integrar la razón, disciplina, responsabilidad, honestidad, es decir las virtudes humanas con el sentir, con los valores éticos del médico ante ese sujeto que confía y se entrega completamente a nuestra merced; reclamando una de sus necesidades la de ayudarle con la dignidad humana que se merecen

 

Para la Medicina es tiempo de reflexión. Por su raíz etimológica, Medicina es meditación, cura del homo infirmus. Una vida sin reflexión no merece vivirse y aún más en el campo de la vida médica, la cual es humanística, lógica y moral en su ejercicio, filosofía concreta. En esta era se acentúa la necesidad del pensamiento crítico, cuya ausencia de la Medicina resulta riesgosa (3).

 

Debemos formarnos como seres humanista, creadores orientados hacia un paradigma distinto hacia la tecnociencia individualista, donde la eficiencia está por encima de todo y el predominio de las cosas sobre el ser. Pienso, deseo y quiero el cambio ante este nuevo paradigma, orientado hacia el ser, el deber ser y el hacer, con conciencia ética reflexiva ante todo.

 

 

Ética y globalización. Hablando de ética

 

El tema de la ética estuvo durante siglos rodeado de un halo de misterio. Era propiedad de los teólogos y de los filósofos, siendo los únicos autorizados a darle piso teórico a la moral. Podía decirse que el criterio ético de las personas no era un asunto autónomo sino que era dependiente del criterio de otro. Los tiempos han cambiado y al individuo como persona se le ha concedido la condición de ser autónomo, pensante, capaz de autodeterminar sus propias acciones (4).

 

Para los griegos presocráticos la palabra ethos sin tilde significaba entorno natural en el cual vive el ser humano. El ethós tildado significó un modo de ser, carácter, comportamiento humano responsable, correcto y virtuoso, lo cual identificamos hoy como ética. Para Aristóteles el ser virtuoso es la manera habitual de vivir éticamente.

El ser humano es el único ser en el mundo que requiere aprendizaje ético para la vida en comunidad, puesto que no es perfecto sino invitado a la perfectibilidad. No nacemos éticamente aprendidos. La familia y la escuela ejercen un papel en la enseñanza de los roles de un buen comportamiento para una convivencia social justa y armónica (5).


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A partir de los años setenta se toma conciencia de que estamos construyendo con la ciencia y la tecnología una macro cultura que se globaliza y nos involucra para conformar la llamada sociedad del conocimiento, de este modo, nos percatamos de la urgente necesidad de construir una ética nueva que se ocupe del cuidado de la vida como tarea fundamental. El ethós vital da origen a lo que hemos llamado cultura de la vida donde el ser humano ha venido a representar la conciencia que asumen responsable y críticamente, la acción cultural que lo llena de sentido, cultivando la vida en todas sus manifestaciones con la premisa de que la vida precede, constituye y proyecta al ser humano (5).

 

La ética como defensora y divulgadora de valores y principios morales, que deben servir de guía en la actuación de las personas es reclamada a diario, en todas las actividades que competen a los intereses del hombre y de la comunidad. En una época en crisis esos principios y valores son a menudo significativos en las distintas esferas del ámbito socio cultural.

 

Existen profesiones que por su índole y trascendencia obligan a quienes la ejercen a mantener un comportamiento acorde y ceñido a las normas, por la convivencia individual y colectiva que ha impuesto la sociedad, pero especialmente dependiente de los dictados de la conciencia, que es donde se destila la esencia de la actuar ético, aceptando que el hombre es bueno por naturaleza, esa bondad es necesaria encausarla, educarla, ejercitarla hacia los fines más convenientes para el bienestar del otro y de la comunidad que la rodea. Si esa bondad solo se adiestra en provecho propio deja de tener sentido ético, el cual es fundamental para quien se precie de hombre virtuoso (4).

 

La Medicina como ciencia y como disciplina siempre ha girado alrededor de principios éticos. Su fin primordial servir al prójimo, la ha hecho el prototipo de la profesión humanitaria por ello el cultor de la Medicina ha venido ocupando un lugar privilegiado ante la sociedad.

 

La ética entendida como el conocimiento organizado de la moral no ha podido abstraerse de las costumbres, de los intereses del hombre y de la humanidad como conjunto que sufren cambios según la época que les corresponde vivir, pudiendo asegurar el bienestar físico y espiritual, estimulado por instintos nacidos de conciencias incorrectamente ejercitadas. Lo fácil, lo útil, lo superficial, son las vías para conseguir, el enriquecimiento rápido, sin importar como se ha adquirido, lo cual constituye la consigna de la época. Si a ello le sumamos el trato indolente ante el paciente, concluiríamos que la humanidad camina hacia el abismo, hacia su destrucción, existiendo una paradoja en este comportamiento, considerando que lo tiempos que vivimos han sido calificados como los de mayor progreso en la existencia de la especie humana.

 

La Medicina ha alcanzado una extensión y profundidad tecno científica imposible de imaginarse años atrás. Este proceso infortunadamente ha contribuido a su deshumanización a tal punto que ha hecho necesario emprender una batalla para ponerle freno. Confirmado por el auge mundial de la bioética.

El médico como protagonista de la misma, aparte de sentirse apabullado por el peso de tanto progreso, parece que navegara sin brújula en un mar de conocimiento. La brújula en este caso es la conciencia la que se supone pueda llevarlo a un puerto seguro. No basta saber, sino además hacer bien lo que se sabe. En el hacer bien radica lo técnico y también lo ético; la perfección en el quehacer profesional debe ser una aspiración del médico. Actuar perfectamente es obrar de acuerdo con los cánones técnicos y los dictados de la conciencia (4).

 


Retomando la Ética Aristotélica

 

La teoría aristotélica toma como punto de partida la afirmación del fin último del hombre es la felicidad y para precisarla hace reflexiones tales como: toda actividad tiene un fin se hace y se actúa por algo. El fin que moviliza al sujeto es considerado por éste como un bien que le pertenece. Los bienes buscados por las personas tienen el valor de fines y otros servirán como medios para alcanzar otros fines. Entre ellos hay uno que debe ser considerado como el fin último la felicidad.

 

Todo ser tiene tendencia por realizar aquella actividad que le es propia y natural se inclinan ha realizar las potencias que le son propias de acuerdo con su naturaleza. Aristóteles presenta el recurso de las virtudes, sobre todo de las virtudes morales. Esta se entiende como una disposición que adquiere el sujeto y que le facilita el ejercicio de ciertos actos, la misma para que sea efectivamente virtuosa, debe mantenerse en un justo medio, es decir evitar el vicio del exceso y del defecto. Las virtudes morales principales son la templanza la fortaleza y la justicia (6). Ya aquí se perfilan claros matices sobre los principios éticos.

 

Aristóteles, distingue entre los estados psíquicos “Dinamis” que significa facultad o poder de actuar y el “hexis” disposición y además el estado psíquico donde se ubican las virtudes, ya que la virtud es cierta clase de disposición, la cual viene del alma que experimenta el sujeto como placentera, la misma viene del alma que experimenta el sujeto como placentera, facilidad para ejecutar determinados actos y por consiguiente inclinación a realizarlos.

No toda disposición o hábito es virtud para que lo sean, se establecen condiciones: debe saber lo que hace, después escoger libremente el acto y cumplir la disposición con ánimo firme e inquebrantable. Por lo tanto una acción se califica según el filósofo antes citado como virtud cuando en ella está empeñada la naturaleza racional del hombre. Su cognición, libertad, capacidad de ponerse fines y de alcanzar metas proyectadas. Todo acto ejecutado con la perfección que confiere el hábito, siendo el acto acorde con la naturaleza racional del hombre y llevado a cabo libre y conscientemente es una acción virtuosa (7).

 

El hombre cuya personalidad reúne el conjunto de las virtudes éticas, ha podido llegar sin duda a la plenitud humana. Las virtudes dianoéticas son del intelecto. Las virtudes éticas son hábitos morales, por lo que dependientes de la voluntad y pueden ser practicadas por todos.

 

En resumen para Aristóteles, las virtudes son consideradas como hábitos: disposiciones del alma para realizar actos virtuosos. Divide las virtudes en ética y dianoética, las primeras consisten el dominio de la razón y son virtudes representadas por la voluntad, entre ellas la templanza, valentía, honestidad, entre otras, son virtudes del entendimiento del perfeccionamiento de la razón, dicho acto conduce a la felicidad del hombre que lo hace integralmente virtuoso. Así pues la felicidad está asociada a la autorrealización de los humano en el hombre (7).

 

Considerando los valores éticos ideales del hombre y observando los fundamentos de la ética aristotélica, aseveramos que en ella yacen las bases de la ética humana, la cual debemos retomar en estos tiempos de crisis. No es posible que la misma siga subordinada a la expansión económica, industrial y al progreso tecno científico; debemos reaccionar ante el hecho de que los intereses económicos prevalezcan y sigan forjando la moral ética y las costumbres de la sociedad humana y de sus intereses.

 


Ética Profesional: Temática Relevante

 

Hoy se viven en una especial sensibilidad y demanda social de ética con respecto a los profesionales, se insiste constantemente en la importancia de la incorporación de elementos éticos en su formación.

 

Las profesiones y los profesionales de todas las áreas del conocimiento ocupan un lugar relevante en la esfera social, ya que aportan los bienes y servicios que requiere la sociedad. Su actuación y desempeño siempre están en la mira de sectores, grupos e individuos; el comportamiento ético de un profesional es parte intrínseca de la profesión que desempeñan, así como del sentido y proyectos de vida que imparte en la misma.

 

Se multiplican los conflictos éticos en el ejercicio profesional por falta de independencia y capacidad de tomar decisiones importantes como las de carácter ético, a lo que se suma la crítica en los casos de comportamientos o actuación inmoral. Es una necesidad inaplazable por parte de las universidades, instituciones y de los actores involucrados una buena y sólida formación ética no basta con preparar profesionales con conocimiento y habilidades en las ciencias, tecnologías y cultura sino se incluye la reflexión de principios y valores.


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En las disciplinas científicas se observa un mayor énfasis en la preparación cognoscitiva y técnicas que en la formación de valores éticos. La ética profesional es un campo interdisciplinario que ayuda a reflexionar sobre que debe hacer un profesional para serlo. En este campo es relevante formular la pregunta sobre los principios y valores prioritarios con los que debe contar el profesional en las distintas áreas del conocimiento, contribuyendo así a promover la autoestima personal de los profesionales, la calidad profesional y humana en lo que hacen, la estima social del servicio que prestan y el valor que representan en la sociedad en la que se desenvuelven (4).

 


Problemática de la Globalización. Aspectos Generales

 

La globalización es un tema impactante y de actualidad que progresivamente ha repercutido en todos los ámbitos del quehacer humano, así su concepción pura es un proyecto netamente económico, con repercusiones en distintas áreas.

 

No constituye un proyecto nuevo a lo largo del proceso histórico los pueblos y sus culturas a través de sus conquistas se han globalizado, tal es el caso de las conquistas de Alejandro Magno, que representa un ejemplo, ya que globaliza la cultura de Macedonia, en un proceso conocido como Helenismo, donde se instauran raíces de la cultura griega hacia oriente (9).

 

La concepción actual de la globalización tuvo sus raíces en la evolución de la economía mundial en los últimos veinte o treinta años, marcado por la caída del socialismo, creándose un nuevo orden mundial con predominio capitalista (10).

 

La globalización es un proceso de integración y creciente interdependencia de los países del mundo, interdependencia promovida por el desarrollo de las comunicaciones y cuyos efectos son una mayor división internacional del trabajo y especialización de los países en la producción. Esta especialidad en teoría debe beneficiar a todos los países participantes, sin embargo es un riesgo para los países subdesarrollados, por las diferencias que los llevan a competencias desiguales. A este supuesto de equidad se opone el fenómeno de la transnacionalización (11).

 


Globalización y sus Efectos en el Ámbito de la Salud y Educación Médica

 

La globalización produce cambios en la manera de pensar, a nivel macro y micro, global y local, cambios a los que las políticas y los currículos educativos no pueden negarse. Los cambios más evidentes se ven en los métodos educativos, en el mayor empleo de las tecnologías de la comunicación e información a distancia, como las telecomunicaciones, cable, televisión e Internet. La concepción misma de la educación está cambiando ante la avalancha de información que inunda todas las áreas del conocimiento que compiten con la función tradicional del profesor y el aula.

 

Si pretendemos acceder a un desarrollo integral que tome en consideración el desarrollo educativo, debe reconocerse y reivindicarse el papel de las Instituciones de Educación Superior en la construcción y formación del soporte intelectual, que asuma y decida sobre la complejidad de los cambios que entrañan la globalización.

 

En el ámbito de la salud la cual podría definirse según Cárdenas citado por Juárez "como un desequilibrio armonioso, espontáneo y en torno al cual confluyen diversos factores, y en contraparte, la enfermedad se puede definir como la emergencia y predominancia unilateral de un factor o factores determinados que actúan en detrimento de la complejidad biológica y social, y que inducen una situación cuyas manifestaciones son el dolor, la disfunción multiorgánica y finalmente la muerte".

 

Posteriormente se consolida un modelo médico que Menéndez identifica a partir del reconocimiento de tres submodelos: el modelo individual privado, el modelo corporativo público, y el modelo corporativo privado. Todos ellos presentan rasgos estructurales comunes: biologismo; concepción teórico mecanicista/ evolucionista / positivista; individualista; donde la eficacia pragmática en la salud-enfermedad se aprecia como mercadería de orientación curativa; basada en la eliminación del síntoma donde la relación médico-paciente es asimétrica; técnica, concepción del paciente como ignorante; inducción a la participación subordinada y pasiva de los consumidores en las acciones de salud; producción de acciones que tienden a excluir al consumidor del saber médico; profesionalización formalizada; identificación ideológica con la racionalidad científica como criterio manifiesto de exclusión de otros modelos, tendencia a la medicalización de los problemas; tendencia inductora al consumismo médico; y prevalencia de la cantidad y productividad sobre la calidad y ética en la atención. (11). Lo antes expresado confirma la inquietud e interrogantes en relación a la temática desarrollada.

 

Siendo la salud un “derecho social básico” vinculado a las políticas sociales del Estado, se posibilita el avance en el control y tratamiento de algunas enfermedades, sin embargo, la crisis económica trajo consigo nuevas situaciones de recesión. Algunos gobiernos iniciaron estrategias que se siguen aplicando, sobre todo en los países subdesarrollados donde la eliminación del gasto social y las acciones privatizadoras trajo como consecuencia una crisis del sistema público y de la salud por la aparición de estrategias privativas. La salud se convirtió en una mercancía que se regula según los principios de oferta y demanda, en función de la capacidad adquisitiva de la población, ligada a la capacidad de ingresos, acentuándose la estratificación social de los servicios (11). ¿Se puede considerar esto ético?

 

Mejorar el sistema de salud debería ser el principal objetivo de un sistema de salud. “Calidad y equidad”, entendiéndose por calidad que el sistema responde bien a las necesidades que la sociedad espera del mismo; en tanto que la equidad, significa que responde de un mismo modo y a todos por igual, sin discriminación. Tomando en cuenta el rol de la población como consumidores y mantenedores de los servicios de salud, como ciudadanos implicados en su desarrollo (12). ¿Utopía, ideal o una posible realidad?

 


Aspectos Reflexivos sobre Globalización y Ética

 

Puede comprenderse la globalización como uno de los tantos procesos complejos por los que ha atravesado la humanidad a lo largo de su historia y de los cuales podemos señalar al hombre como su creador. Dicho proceso reclama el compromiso de asumir una postura donde nos confrontamos nosotros mismos. Reflexionando y preguntándonos ¿Qué queremos ser dentro de este proceso? ¿Cómo podríamos influir en el rescate de la condición humana? Atendiendo con estas preguntas al aspecto ético y a la actitud que debemos asumir.

Se trata entre otras cosas de adquirir conciencia de nuestra condición humana, de vernos como protagonistas ante el rol del querer ser y no como espectadores de una situación, donde forjemos nuestras propias decisiones en base a nuestra conciencia y a nuestra razón, creando o construyendo la condición ética humana a partir de acciones definidas. Recordando que nuestras acciones, decisiones y posiciones son las que harán posible nuestra concreción como sujetos éticos (13).

 

¿Cuán lejos estaba Aristóteles de los principios éticos actuales? Justamente fue él quien nos legó una fórmula para establecer la ética que resultó ser válida para todo momento histórico, en cualquier tipo de condición y para todo tipo de sujeto. A partir de él podemos ser artífices de una ética filosófica de la vida, cuando se lleva a la práctica de nuestra actuación, es posible vivenciar la ética en las decisiones que se tomen y las posturas que se asuman.

 

La globalización constituye un contexto ideal en el que se retoman los momentos de la ética aristotélica, sin desvincular el individuo de su entorno actual, ni la ética del individuo que constituye parte de su ser.

 

Resulta importante resaltar en este proceso la búsqueda que reclama la concepción ética del hombre, renovando actitudes y posiciones, recuperando así el hombre lo que de humano ha perdido, reflexionando acerca de lo que es, lo que hace y el sentido de sus acciones (13).


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Reflexiones conclusivas

 

Nuestro tiempo actual se proyecta como un tiempo de crisis. Sin embargo, esta crisis significa un tiempo de discernimiento y de crítica de lo que somos y hacia donde queremos ir, el humanismo es quizás el único norte que no se reduce a una doctrina cerrada ni a una respuesta única. Abre el camino hacia la tolerancia, prudencia, honestidad y a la posibilidad de llevar a cabo una ética de la responsabilidad. Esta puede significar el esfuerzo permanente de reconocimiento del otro de reconstruir las implicancias existenciales de “sentido” siempre abierto ante la dignidad humana. En un sistema donde la salud parece más un privilegio que un derecho.

 

Con base en lo antes descrito planteo mi inquietud e interrogantes con respecto a este tópico. ¿Dónde está la ética médica de un profesional de la Medicina que atiende a una gran cantidad de pacientes en una consulta de 3 ó 4 horas diarias? ¿Qué calidad de atención se le brinda a ese paciente que viene en busca de nuestra ayuda? ¿Será posible que el médico pueda realizar una evaluación integral solo en 15 ó 20 minutos durante su consulta? ¿Ese sujeto que padece y viene en busca de nuestra ayuda no tiene derecho a encontrar respuestas y soluciones a sus interrogantes? ¿Dónde queda esa relación de afectividad y armonía entre el médico y el paciente? ¿Dónde está el respeto a ese individuo que confía en nuestros conocimientos y actuación?

 

Quien padece y conoce su enfermedad y disfunción momentánea es el paciente a quien debemos el respeto y la tolerancia de escucharle con sabiduría para poder interpretar y orientar un diagnóstico asertivo. ¿Por qué cantidad y no calidad? ¿Por qué deben prevalecer los intereses económicos y rentables en una profesión netamente humanitaria? ¿Es acaso esto una actuación honesta del profesional de la salud?

 

Las instituciones públicas de salud permanecen abarrotadas a nivel de los servicios de emergencias pediátricas, obstétricas, quirúrgicas, entre otras, y se debe cumplir con las exigencias de la institución, donde prevalecen las estadísticas de la cantidad de pacientes atendidos, sin importar como y en que condiciones se brinda la atención médica. ¿Es eso ético? ¿Dónde se ubica el derecho a una asistencia médica digna? ¿Cuál es la calidad de la asistencia médica? ¿Constituye esto una buena política de atención a la salud en las virtudes del médico? ¿Se resuelve de este modo el problema de salud existente en estas instituciones? ¿Qué tipo de educación preventiva se le puede brindar a un paciente en estas circunstancias? ¿Qué tipo de relación se establece entre el médico y el paciente en los servicios de emergencia y/o consulta externa de nuestros hospitales públicos o privados? ¿Dónde está la conciencia política organizacional de la institución y la del profesional médico ante estas realidades? ¿Cuál es la ética, dignidad y derechos humanos que se respetan?

 

Muchas interrogantes se me han planteado a lo largo de mi ejercicio profesional en mis noches de guardia las cuales disfruté cuando podía ayudar a ese ser que se entregaba de lleno, buscando en mí ayuda. Debido a esto, sentía que no podía fallarle por conciencia, respeto y responsabilidad. Reprochándome en muchas oportunidades en mi fuero interno la política hospitalaria de productividad en base a la cantidad y no a la calidad de la asistencia. Así mismo la falta de humanidad observada ante ese ser que sufre confía y se entrega por completo a nuestra sabiduría, en busca del alivio, mejoría o curación de sus necesidades, quien tiene el derecho a una mejor calidad de vida, a través de la orientación humana que nosotros podamos brindar con honestidad, sin mezquindad, ni egoísmos simplemente con concientizar y analizar el hecho de la entrega confiada y ciegas de ese ser que solicita de nuestros servicios, lo que representa una responsabilidad ética y humana ineludible, significativa, dignificante e irrelevante en este quehacer.

 

Una conclusión categórica de los beneficios contra los prejuicios de la globalización no puede establecerse, nos conformamos con tener un acceso aproximado a lo que pretende ser ésta; una globalización disfrazada. Lo que sí es cierto es que debe crearse una nueva ética acorde con estos tiempos sobre todo en el contexto de la salud. El enfrentarnos con una diversidad de planteamientos exige de un nuevo código moral globalizado.

 

Una alternativa podría ser construir una nueva ética, una conciencia organizacional y profesional que pueda respetar el pluralismo con el diálogo, encontrando valores compartidos, buscando justicia, respeto, equidad, humanidad y solidaridad para entender a la salud como un proceso dialéctico históricamente determinado y así construir una nueva ética médica en el marco de la globalización.

 

En el campo de la Medicina es saludable que existan sujetos que dediquen parte de su tiempo al análisis de las situaciones éticas que surgen en el ejercicio profesional, reflexiones que divulgadas pueden contribuir para que otros realicen sus propias reflexiones y a su vez enriquecer discusiones en diferentes ámbitos. Lo ético debe tener primacía en todos los planos de la vida, es menester que el hombre sea el creador de su ética y el normador de su conducta.

 

Filosofar no es pretender ser sabio; filosofar es apenas una actitud intelectual frente a la vida y a todo lo que nos rodea.

 

 

Referencias bibliográficas

 

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