Tecnociencia y conciencia. Reflexion de un cirujano pediatra
Autor: Dra. Jessica Tweeboom Marisela | Publicado:  13/08/2009 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria , Cirugia Pediatrica , Pediatria y Neonatologia | |
Tecnociencia y conciencia. Reflexion de un cirujano pediatra.1

Tecnociencia y conciencia: reflexión de un cirujano pediatra.

 

Jessica Tweeboom Marisela Manuel. Cirujano Pediatra. Docente Universidad de Carabobo Valencia. Venezuela

Nahin Antonio Pérez Ortiz. Médico Pediatra. Docente Universidad de Carabobo. Valencia. Venezuela.

Tocci Dell Oglio Napoleón. Patólogo. Docente Universidad de Carabobo. Valencia. Venezuela.


Universidad de Carabobo. Valencia. Venezuela


Palabras clave: Tecnología, Cirugía, Conciencia, Tecnociencia.



Resumen

 

El ser humano se empeña en las imperfecciones, en buscar la felicidad con la creación y evolución del mundo externo olvidando su propio yo, el conocimiento y la felicidad interior. En contra de la filosofía de Aristóteles que dice: “el fin del ser humano es desarrollar su naturaleza. Con su razón, el hombre logra el conocimiento de la verdad y el bien, con ellos puede aspirar a su realización y a la felicidad”. Mediante la presente monografía se hace una reflexión profunda sobre el distanciamiento que la tecnociencia ha originado en la práctica médica pediátrica, haciendo más honda la brecha entre lo humano y la ciencia. Sin tomar en cuenta las necesidades afectivas y de seguridad que amerita el paciente (niño) y sus familiares. Ha llegado el momento de ver al paciente como una persona, con apellido y nombre de una manera integral, su cuerpo, su enfermedad, su psiquis. sus pensamientos, etc. Para lograr un verdadero efecto terapéutico exitoso. No dejemos que las máquinas dirijan nuestras conciencias.

 

 

I. Introducción

 

Desde muy joven me llama la atención la conducta del ser humano, porque me doy cuenta que con la evolución se ha ido perdiendo la sensibilidad, por el propio ser.

 

Dios es nuestro creador y es perfecto, de esta forma él nos creó a su imagen y semejanza, es decir perfectos, y nos dio libertad para tomar nuestras propias decisiones, las cuales nos conducen a la felicidad (sin embargo esta se ve cada día más lejana y me pregunto por qué).

 

El ser humano se empeña en las imperfecciones, en buscar la felicidad con la creación y evolución del mundo externo olvidando su propio yo, el conocimiento y la felicidad interior. En contra de la filosofía de Aristóteles que dice: “el fin del ser humano es desarrollar su naturaleza. Con su razón, el hombre logra el conocimiento de la verdad y el bien, con ellos puede aspirar a su realización y a la felicidad”.

 

El hombre es un ente complejo y está regido básicamente por lo que se denomina ciencia y conciencia.

 

La ciencia es el estudio del mundo que lo rodea lo exterior, la explicaciones de los fenómenos que ocurren a nuestro alrededor y la maquinaria del cuerpo humano, de cómo funciona y sus diferentes estructuras. (Racionalismo: Descarte, Leibhbe y Espinosa y Empirismo: Berkeley y Humme.)

 

La ciencia busca la verdad, tratando de dar una explicación mediante experimentos, temas analíticos y la observación de nuevos métodos, nuevas técnicas y por supuesto nuevos avances.

 

Sin embargo los descubrimientos científicos son verdades mientras apoyan las evidencias, (temporalidad) si se encuentra la evidencia contraria, entonces el principio científico que esa evidencia contradice debe ser revisado o rechazado, y por supuesto no será ya una verdad.

 

La otra parte que conformaría al hombre sería la consciencia el cual se dice que es la relación directa con Dios, la que está regida por lo valores, que con su razón el hombre logra el conocimiento de la verdad y el bien buscando su felicidad (Kant). El cuerpo y el alma son dos realidades unidas exteriormente solamente durante la existencia humana (.Platón.), cosa que el hombre no ha podido comprobar. Pero se piensa que las dos deben ser una unidad.

 

Podemos hablar también de una estructura ontológica ‘’ unidad del hombre que resulta, no ya de la conjunción de dos realidades diversas, sino de dos principios correlativos, respectivamente, materia y forma. (Aristotélico’ Tomista).

 

Dentro este orden de ideas, al paso del tiempo y con la evolución distorsiona de una verdad y una realidad, podemos observar que entre el cuerpo (ciencia), y la consciencia, hay una división dualista, no se presenta como especialmente problemática. El hombre es casi identificado con la consciencia (Racionalismo de Descartes). Sin embargo, Descartes no deja de subrayar que esta consciencia esta concreta y activamente ligada y unida al cuerpo dependiendo una de la otra.

 

Dios creó el mundo, tanto la ciencia como la conciencia en una sola unidad, el hombre para crear ciencia, apoyándose en su conciencia, pero este los separó y se ha dedicado a crear ciencia casi eliminando su conciencia buscando la verdad y su felicidad, con la creación de un mundo exterior que lo ha llevado a la deshumanización; buscando casi exclusivamente lo material.

 

Deshumanización, porque los valores se han ido perdiendo, y la búsqueda de esa verdad ha llevado a manipular la realidad, que es nuestro propio yo, es conocer el porqué de nuestro propio ser, nuestro objetivo lo cual está basado en la ética, la moral, los sentimientos. (San Agustín)

 

En el mundo siempre habrá algo nuevo que descubrir, algo que provoque asombro que nos mueva a seguir investigando y esto nos ayuda a evolucionar, pero esto también debe mover nuestro mundo interno, nuestras emociones, nuestras alegrías despertar el sentimiento de haber descubierto algo, nuestra capacidad de asombro, pero todo esto se ha ido perdiendo, pasa hacer algo habitual una fase más de la vida, aferrarse tanto a lo cotidiano que el propio asombro por la vida queda relegado a un segundo plano.

 

 

II. Mi experiencia

 

Durante mi experiencia como médico, con especialidad en cirugía pediátrica, he podido observar como los avances tecnológicos han ido evolucionando de una manera, exageradamente rápida, trayendo por supuesto una gran contribución en cuanto al diagnóstico precoz y un tratamiento oportuno ante ciertas enfermedades que anteriormente no se podían diagnosticar, aumentando por supuesto, la calidad de vida de los pacientes, en mi caso de niños.

 

Desde hace varias décadas, la cirugía ha experimentado importantes avances que han supuesto una disminución de los riesgos y mejora de los resultados en gran número de procedimientos destinados a tratar diversas enfermedades; ello a pesar de que, cada vez con más frecuencia, utilizamos técnicas más complejas en pacientes más difíciles.

 

Esta excelente evolución se debe en buena parte al desarrollo de técnicas anestésicas y analgésicas, sofisticadas, a los esfuerzos por disminuir el estrés operatorio y, en definitiva, a la generalización de un enfoque más técnico que clínico, basado fundamentalmente en reducir al máximo los efectos que el trauma quirúrgico ejerce sobre el paciente: “Lo primero es no hacer daño”.



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