Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Primera parte
Autor: Dr. Alberto Ochoa Govin | Publicado:  8/10/2009 | Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas. , Psicologia | |
Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Primera parte.6


Su gran mérito, además de haber concebido la hipnosis como se considera actualmente, fue mostrar que los conceptos de Mesmer seguían siendo válidos a la luz de nuevas interpretacio­nes, tales como su explicación por medios fisiológicos. Con estos elementos, sus limitaciones quedaban superadas.

 

Mesmer se convirtió en el pionero de un movimiento científico que ganaría muchos adeptos y que a partir de entonces entraría a formar parte del sistema de las Ciencias Médicas.

 

Según Mesmer era preciso establecer una relación médico paciente sobre la base de una espera cuidadosamente organizada, preconceptualizada y pensada, en la que el tacto revestía suma importancia, pues a través de ese contacto se producía el magne­tismo, dado que el ser humano emitía un fluido muy peculiar que generaba las manifestaciones aparecidas en ese contexto (crisis psicomotoras, estadios de sueño y pérdida de la conciencia).

 

Primero Mesmer, luego Braid y más tarde una avalancha de connotadas personalidades, entre ellas Charcot y Berheim, desarrollaron interesantes controversias para inter­pretar, conceptuar y aplicar la hipnosis; Ellos serían los factores exponenciales supremos de las dos escuelas de hipnosis clásica más famosas en Francia: la de Salpetriére y Nancy, respectivamente.

 


ETAPA DEL MAGNETISMO ANIMAL.

 

El fenómeno de la hipnosis aunque es conocido desde la Antigüedad, como se refiere anteriormente, donde su explicación estuvo siempre envuelta en un halo de misterio permeado por las prácticas místicas y mágicas de los pueblos antiguos. Se puede precisar que el primer antecedente que abre a la hipnosis como objeto de estudio e investigación científica es la aparición a mediados del siglo XVIII de Mesmer quien formula su “Teoría del Magnetismo Animal”.

 

Este conocido médico vienés Franz Anton Mesmer (1734-1815) quien introdujo esta teoría, también llamada técnica del magnetismo animal la cual tiene sus antecedentes y surge por la influencia de las curaciones magnéticas de Paracelso y de Van Helmont, la filosofía de Fludd sobre el magnetismo y los planteamientos de Digby sobre magia y astrología.

 

Uno de los precursores de la teoría mesmeriana fue Empédocles (483-422 a.C.), quien consideraba que dos fuerzas opuestas, la de atrac­ción y la de repulsión (el amor y el odio) constituyen la fuerza de sostén del universo. Existe también la posibilidad de cierta influencia del fraile Atanasio Kircher, contemporáneo de Mesmer, que expone la importancia de las fuerzas de atracción y repulsión que emanan de la piedra imán.

 

Pudieran tener valor como influencia indirecta los planteamientos del médico inglés Sydenham, el cual consideraba que las convulsiones y alte­raciones de las funciones orgánicas se debían a -espíritus animales- que se acumulaban en cierta parte del cuerpo y que se desplazaban por el mismo, según fuera la naturaleza de la enfermedad existente.

 

En general, Mesmer tenía una visión permeada por los aspectos román­ticos y extravagantes de la cultura de su época. Consideraba al universo formado por un principio cósmico y constituido por una fuerza de unión que influía en todo lo existente del cielo y la tierra. Es decir, que mante­nía el criterio de que el flujo y reflujo de las mareas eran gobernados por los cuerpos celestes y que al mismo tiempo tenían gran peso sobre los seres humanos y sobre todo lo que existía en el mundo, fuera vi­viente o no.

 

Mesmer recibió una comunicación de un jesuita, el sacerdote Hell donde éste le escribía acerca de ciertos efectos curativos que había lo­grado por medio de la piedra imán. Esto creó marcado interés en Mesmer y rápidamente se puso a realizar investigaciones, comprobando que HeIl estaba equivocado, pues el principio no se limitaba sólo a la piedra imán, sino que dichos fluidos tenían la propiedad de poder ser trasladados desde el imán a cualquier otro objeto animado o no, con sólo ser tocado por el magnetizador. De aquí surge su fluido misterioso al que llamó «mag­netismo animal y que emanaba de todo ser vivo. Él consideraba este fluido muy similar al eléctrico.

 

La modificación que realizó Mesmer de los planteamientos del padre Hell no superó en nada el verdadero origen del problema y se convirtió en un mito, como los supuestos poderes sobrehumanos de los sacerdotes­-brujos.

 

Mesmer comenzó sus investigaciones en la Universidad de Viena y se acompañaba de las limitaciones dadas por la falta de recursos y por el pobre desarrollo científico de la época, de las cuales Mesmer no se apartó, pues siguió la línea del pensamiento de sus contemporáneos.

Planteaba que el magnetismo animal era una fuerza misteriosa que podía emplearse para propósitos curativos y que permitía almacenarse, aunque no era posible medirla, y que sólo se demostraba a través de sus efectos.

 

Como base de su teoría consideraba que no eran solamente los planetas, estrellas y astros los que podían ejercer influencia sobre los seres vivos (magnetismo planetario), sino que existían una serie de poderes que se encontraban en el éter que podían ser trasladados en forma de fluidos y tenían una importancia vital para los hombres y animales. Admitía la posibilidad de trasmitir el fluido por la vía animal-animal, hombre-hombre, hombre- animal y viceversa.

 

Mesmer estableció en sus investigaciones una serie de principios y pro­posiciones para fundamentar sus teorías, algunos de los cuales expone­mos a continuación; Mesmer escribió:

 

-       Existe una influencia mutua entre los cuerpos celestes, la tierra y los cuerpos animales.

-       El medio de esta influencia es un fluido continuo y universalmente distribuido, exento por completo de vacío y con una naturaleza incom­parablemente enrarecida, y que por sus características es capaz de reci­bir, trasmitir y comunicar todas las impresiones de movimiento.

-       La acción recíproca viene subordinada a leyes mecánicas que hasta este momento se desconocían.

-       Las propiedades de la materia y del cuerpo orgánico dependen de su operación.

-       Según se manifiestan en el cuerpo humano, existen propiedades si­milares a las del imán; en analogía con esto, son distinguibles polos dife­rentes y opuestos que pueden intercambiarse, comunicarse, destruirse y reforzarse, incluso se observa el fenómeno de la inclinación.

-       La propiedad del cuerpo animal que se halla bajo la influencia de los cuerpos celestes y la acción recíproca de los que le rodean, como demuestra su analogía con el imán, es lo que se ha denominado mag­netismo animal.

-       La acción y propiedades del magnetismo animal así definido, pue­den ser comunicadas a otros cuerpos animados o inanimados. Ambas clases de cuerpos son más o menos sensibles al mismo.

-       Esta acción y propiedades pueden ser reforzadas y propagadas por los mismos cuerpos.

-       Los experimentos muestran el paso de una sustancia, cuya natura­leza enrarecida le posibilita penetrar en todos los cuerpos, sin una pérdida apreciable de actividad.

-       Su acción se ejerce a distancia, sin la ayuda de un cuerpo inter­mediario.

-       No todos los cuerpos animados son igualmente sensibles; existen algunos, aunque muy pocos, cuyas propiedades son tan opuestas que su simple presencia destruye todos los efectos del magnetismo en otros cuerpos.

-       Dando a conocer este método, mostraré, mediante una nueva teoría de las enfermedades, la utilidad universal del principio que empleo en ella.

-       En resumen, esta doctrina permitirá al médico determinar el estado de salud de cada individuo y librarlo de las enfermedades. El arte de curar alcanza así su estado final de perfección.

-       Los estudios realizados durante doce años me han proporcionado la seguridad absoluta de todas estas afirmaciones. Me doy cuenta per­fectamente de que, comparado con los principios y conocimientos esta­blecidos desde la Antigüedad, mi sistema puede tener tanta parte de ilu­sión como de verdad.

 

Éstos son algunos de los principios y proposiciones establecidos por Mesmer en su libro Mémoire sur la découverte du magnétisme animal (1774), que reflejan las influencias de estudios anteriores y que lo lleva­ron a construir su teoría del magnetismo animal.

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