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Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Septima parte
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Autor: Dr. Alberto Ochoa Govin
Publicado: 9/10/2009
 

  • Escalas de susceptibilidad hipnótica
  • Aspectos técnicos que se deben tener en cuenta en la aplicación de la hipnosis
  • Características del hipnotizador
  • El tono de la voz
  • La palabra como elemento clave
  • Formas de realizar la sugestión
  • Rasgos de sugestibilidad
  • Preparación del paciente
  • Presencia de terceros
  • Duración de las sesiones
  • Frecuencia y hora de aplicación
  • Las posiciones corporales en la hipnosis. De pie, sentado y acostado
  • Las condiciones ambientales. Iluminación


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Septima parte.1

Hipnosis terapéutica. Teoría, métodos y técnicas aplicadas. Séptima parte

 

Dr. Alberto Ochoa Govin.

 

Doctor en Medicina. Especialista en Neurocirugía. Servicio de neurología, neurocirugía y terapia del dolor. Fundación medico preventiva. Clínica médico quirúrgica de Cúcuta. Centro Integral de especialistas de Cúcuta. Colombia. Profesor Universidad de Pamplona. Norte de Santander. Colombia.

 

Colaboradora:

Dra Ana Teresa Govin Cid. Doctora en Medicina. Especialista en Hematología. Master en Ciencias en Medicina Tradicional y Natural. Profesora del Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Cuba.

 

  • Escalas de susceptibilidad hipnótica
  • Aspectos técnicos que se deben tener en cuenta en la aplicación de la hipnosis
  • Características del hipnotizador
  • El tono de la voz
  • La palabra como elemento clave
  • Formas de realizar la sugestión
  • Rasgos de sugestibilidad
  • Preparación del paciente
  • Presencia de terceros
  • Duración de las sesiones
  • Frecuencia y hora de aplicación
  • Las posiciones corporales en la hipnosis. De pie, sentado y acostado
  • Las condiciones ambientales. Iluminación

 

 

ESCALAS DE SUSCEPTIBILIDAD HIPNÓTICA.

 

Las escalas de susceptibilidad hipnótica son instrumentos de evaluación que permiten al hipnotizador tener una valoración o índice cuantitativo sobre los individuos con los que va a trabajar. Por regla general, una escala de susceptibilidad hipnótica ofrece la posibilidad de clasificar, así como de ubicar a los sujetos a quienes se les aplique, en una serie de categorías que van desde poco sugestionables a muy sugestionables, lo cual es importante no sólo desde el punto de vista práctico, sino también para los fines de la investigación.

 

Se han creado diferentes escalas de susceptibilidad hipnótica que utilizan distintos recursos, o sea, respuestas a estímulos psicofisiológicos o a pruebas más o menos parecidas a las que explicamos anteriormente.

 

Entre estas escalas son conocidas la escala de susceptibilidad hipnótica para niños, elaborada por London, las escalas de Harvard (Shor y Orne), de Davis-Husband, de Barry-MacKinnon-Murray, de Eysenck-Furneaux, de LeCron-Bordeaux, las de Weitzenhoffer-Hilgard (formas A, B, C, I y II, conocidas también como escalas de perfil de Stanford), la de Barber y la de Martínez Perigod y Asís.

 

A continuación nos referiremos a dos de estas escalas, la de Barber y la de Martínez Perigod y Asís, que consideramos son las más completas de las mencionadas.

 

Escala de sugestibilidad de Barber (BSS).

 

Esta escala se basa en la aplicación de ocho sugestiones estandarizadas como pruebas, las que son valoradas con un punto cada una si es positiva y con cero punto si es negativa:

 

  1. Descenso del brazo. Se aplica la siguiente sugestión: Su brazo derecho está pesado y se está moviendo hacia abajo. Se le da un punto sólo cuando el brazo no puede ser sostenido en la posición inicial y baja como mínimo 10 cm.
  2. Levitación del brazo. Se utiliza la siguiente sugestión: El brazo izquierdo no pesa nada y se está moviendo hacia arriba. Al igual que en la anterior, se le da un punto si sube 10 cm como mínimo.
  3. Manos pegadas. Se emplea la siguiente sugestión: Las mallas entrecruzadas están soldadas y no pueden separarse: Se le otorga un punto si se cumple la consigna.
  4. Alucinación de sed. Se le dice: Usted ahora siente mucha sed. Se añade un punto a los anteriores si se observa en el sujeto humedecimiento de los labios o movimientos con los mismos que indiquen respuesta a esta sugestión.
  5. Inhibición verbal. Se le aplica la siguiente consigna: Los músculos de su garganta y de su mandíbula están rígidos y no son capaces de dejarle a usted pronunciar su nombre. La valoración es de un punto cuando el sujeto hace el intento de pronunciar su nombre, pero no puede.
  6. Inmovilidad corporal. En esta prueba se pone al sujeto de pie y se le dice: Su cuerpo está pesado y no puede levantarlo. Se califica con un punto si el sujeto intenta levantar su cuerpo del piso y no puede lograrlo.
  7. Respuestas posthipnóticas. Se le indica que tendrá determinada reacción o respuesta (por ejemplo, que va a toser) ante determinado estímulo, el cual se le presenta después del experimento.
  8. Amnesia selectiva. Se le dice al sujeto: Cuando se termine este experimento usted no recordará la segunda prueba. Durante la entrevista postexperimental el sujeto no se referirá al aspecto que se le sugirió olvidar, a menos que se le diga después: Ahora puede usted recordar.

 

Por supuesto, las sugestiones en estas pruebas no son tan simples. Debe tomarse en cuenta lo que explicamos al referimos a cada una de las pruebas de susceptibilidad hipnótica. En el caso de la escala de Barber hemos simplificado las instrucciones sugestivas.

 

Escala de susceptibilidad hipnótica de Martínez Perigod y Asís.

 

Se basa en la utilización de cinco pruebas de susceptibilidad, de las que ya explicamos anteriormente. El orden de aplicación de las pruebas debe ser el que se señala a continuación:

 

  1. Prueba del brazo pegado a la pared.
  2. Prueba del entrecruzamiento de los dedos.
  3. Prueba de oscilación lateral.
  4. Prueba de la caída para atrás.
  5. Prueba de los brazos extendidos.

 

Nunca se debe alterar este orden. Entre una prueba y la siguiente debe haber cierta continuidad.

La calificación de las pruebas por individual obedece al principio de todo o nada, es decir, puede obtener el máximo de puntos asignados a cada prueba o cero puntos. La puntuación es acumulativa lo que se expresa en la tabla número 3 siguiente.

 

Tabla número 3. Escala de susceptibilidad hipnótica de Martínez Perigod y Asís.

 

NOMBRE: …………………………………. H. C: …………………….

 

Edad: ………………. Escolaridad: …………………… Sexo: …………….

 

Nombre de la prueba

Valor

Puntos

1. Prueba del brazo pegado a la pared

0/1

 

2. Prueba del entrecruzamiento de los dedos

0/2

 

3. Prueba de oscilación lateral

0/3

 

4. Prueba de caída de atrás

0/4

 

5. Prueba de los brazos extendidos

0/5

 

Total de puntos

0/15

 



Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Septima parte.2

Calificación: cada prueba se califica con el principio de todo o nada; es decir, o saca 0 punto o saca el máximo de puntos completando así un puntaje total que oscila entre 0 a 15 puntos, lo cual se expresa en la tabla número 4.

 

Tabla número 4. Clasificación del paciente según la puntuación total de la escala de sugestibilidad.

 

Clasificación en la escala de sugestibilidad.

Puntuación

(NS) No susceptible a la inducción hipnótica

0

(PS) Poco susceptible a la inducción hipnótica

1-3

(SM) Susceptibilidad media a la inducción hipnótica

4-6

(AS) Alta susceptibilidad a la inducción hipnótica

7-10

(ST) Susceptibilidad total a la inducción hipnótica

11-15

 

Observaciones:

Fecha: ………………………… Aplicada por: …………………………

 

Así, por ejemplo, un paciente que responde afirmativamente a la primera prueba acumulará un punto, en la segunda acumulará dos puntos, haciendo un total de tres puntos, y así sucesivamente. Si el sujeto saca cero en una de las pruebas, se intentará realizar la siguiente; si obtiene cero en dos pruebas consecutivas, se descontinuará la aplicación del resto y se pasará a la tabulación total.

 

En el protocolo que se expresa en la tabla número 3, aparecen las puntuaciones correspondientes a la variación que se da a cada una de las pruebas. Una vez obtenida la puntuación acumulativa, se buscará el lugar correspondiente en la escala, tal como aparece en la tabla número 4 del protocolo, y de esta forma se tiene la clasificación del sujeto.

 

Las características de cada categoría en la escala son las siguientes:

 

1. No susceptible a la inducción hipnótica (NS). Dentro de esta categoría consideramos a aquellos sujetos que han sacado cero puntos en la escala y en los cuales, por lo tanto, no debe intentarse la inducción hipnótica por personal que no esté altamente calificado en el dominio de los métodos de inducción. Jacobson, considera que sólo una parte de todas las personas son hipnotizables, pero teniendo en cuenta que el concepto de -hipnotizabilidad- debe interpretarse en relación exclusiva con el empleo de métodos clásicos de inducción, que requieren de la cooperación y sugestibilidad mínima del sujeto, ya que todo individuo puede ser hipnotizado cuando se emplean otros métodos tales como los tóxicos, los instrumentales, la electrohipnosis y la narcohipnosis.

 

Las características más frecuentes en los sujetos considerados dentro de esta categoría son: retrasados mentales, que por su falta de comprensión de las consignas son incapaces de ejecutadas, aunque estos sujetos pueden autosugestionarse, y psicópatas, que por su caracterología van en contra de todas las consignas que se les imparten o se niegan a realizar las pruebas.

 

2. Poco susceptible a la inducción hipnótica (PS). Dentro de esta categoría consideramos a aquellos sujetos que han obtenido de uno a tres puntos en la escala. Se incluyen en este grupo aquellos sujetos que solamente son capaces de alcanzar una inducción hipnótica parcial, es decir, que con ellos se consigue una hipnosis superficial con catalepsia palpebral y levitación de los miembros superiores. Aquí se pueden ubicar, entre otros, los ancianos y los niños menores de 12 años.

 

Un método adecuado de inducción para este grupo es el pestañeo sincronizado y, específicamente en el caso de los niños, el método de imágenes sensoriales.

 

3. Susceptibilidad media a la inducción hipnótica (SM). Aquí se incluye a los sujetos que obtienen puntuaciones entre cuatro y seis, que son susceptibles a todos los métodos de inducción que utilicen fijación de la mirada, como por ejemplo: fascinación, vista fija, punto luminoso. También se pueden utilizar los métodos auditivos, de estimulación vestibular y de oscilación lateral.

Estos sujetos se caracterizan por un predominio instintivo y poca madurez de carácter. Pueden llevarse a un grado de inducción media (anestesia local, fenómenos sensoriales de tipo térmico.). Se incluyen en esta categoría, entre otras, las personas supersticiosas, personalidades afectivas, narcómanos, alcohólicos, personalidades, histéricas y con neurosis histérica de conversión.

 

4. Alta susceptibilidad a la inducción hipnótica (AS). Comprende a los individuos que obtienen de 7 a 10 puntos en la escala. En este grupo predominan aquellos sujetos que son capaces de llegar a grados profundos de la hipnosis (abrir los ojos sin despertar, cambios endocrinometabólicos). Estos individuos se caracterizan con frecuencia por tener signos de hiperhidrosis, labilidad vegetativa y vasomotora, así como otros signos psicofisiológicos. Los sonámbulos y los casos de personalidad múltiple (una forma de manifestarse la neurosis histérica disociativa) presentan características de AS y ST.

 

5. Susceptibilidad total a la inducción hipnótica (ST). Se incluyen en esta categoría los individuos que alcanzan de 11 a 15 puntos en la escala. Estos sujetos son capaces de llegar a la etapa de sonambulismo hipnótico, donde se obtienen fenómenos tales como catalepsia general, anestesia general, flexibilidad total, amnesia total, hipermnesia, regresión y progresión de la edad, sugestiones posthipnóticas de corta y larga duración.

 

Es necesario tomar en consideración que la valoración obtenida por un sujeto cuando se aplique la escala nos refleja únicamente las condiciones del mismo en el momento de utilización de las pruebas, y que esta valoración está sujeta al reflejo psicosomático del individuo, el cual puede variar por diversos factores. Es decir, que la valoración que se obtenga con esta u otra escala en un momento dado puede ser diferente o igual algún tiempo después o en otras condiciones, lo cual no indica necesariamente que haya habido error o deficiencia en la aplicación de las pruebas, sino que el individuo ha variado sus patrones de sugestionabilidad.

 

ASPECTOS TÉCNICOS QUE SE DEBEN TENER EN CUENTA EN LA APLICACIÓN DE LA HIPNOSIS.

 

La hipnosis es una técnica terapéutica y experimental para cuya aplicación hay que tener en cuenta no sólo las características individuales de cada sujeto, es decir, su capacidad intelectual, personalidad, conciencia social, sexo, estado civil, sino también las del hipnotizador, pues la misma se desarrolla mediante la relación entre ambos.

 

No podemos comenzar nunca un tratamiento psicoterapéutico sin conocer perfectamente la anamnesis del paciente. Pero si el tipo de tratamiento es hipnoterapia, este aspecto se hace aún mucho más necesario.

 

Un estudio detallado del paciente permite al hipnotizador conocer las características de la estructura de su personalidad y esto facilita la determinación de las distintas variables que se deben tener en cuenta en la aplicación de la hipnosis, atendiendo a las particularidades de cada individuo.

 

CARACTERÍSTICAS DEL HIPNOTIZADOR.

 

Mucho se ha hablado acerca de las características de la personalidad del hipnotizador, pues se centraba la técnica en las cualidades de éste.

 

A medida que se han desarrollado los métodos de la hipnosis, se ha ido desplazando la centralización hacia el sujeto, apoyándose en la autosugestión.

 

Es importante señalar que, independientemente del desarrollo científico que ha tenido esta técnica y de que se busque un papel activo del sujeto, esto no implica que el hipnotizador no tenga que poseer ciertas características y aptitudes exteriores que permitan que el paciente adquiera absoluta seguridad y no vea la más mínima posibilidad de que la terapia que se va a utilizar sea susceptible de fallo.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Septima parte.3

El autocontrol y la confianza en sí mismo son aspectos importantes para el éxito, además de tener un buen dominio de los pasos de la técnica hipnótica que se vaya a seguir.

 

El hipnotizador debe saber disimular ante el paciente los errores que cometa, de modo que éstos no sean notados por el mismo.

 

Existen muchos profesionales que comienzan con la aplicación de las técnicas hipnóticas y rápidamente alcanzan buenos resultados. Sin embargo, es necesario advertir que estos éxitos no deben producir en el hipnotizador algo así como un sentimiento de poder sobrenatural, una voluntad irresistible o un don especial, pues incluso sin que el hipnotizador tenga o manifieste esa autovaloración, el paciente verá en él a la persona que domina el poder de la voluntad.

 

En realidad, cualquier médico, odontólogo o psicólogo puede ser un buen hipnotizador en la medida en que domine la técnica y aprenda la teoría y práctica indispensables.

 

Un adecuado control de los impulsos emocionales es una de las características que debe poseer un buen hipnotizador. Nunca debe tener expresiones de disgusto, incomodidad, cuando no aparezca enseguida el estado hipnótico, pues estas expresiones provocan inseguridad en el paciente y lo pueden hacer pensar que no existe dominio de la técnica. No se debe olvidar que el sujeto idealiza un poco al hipnotizador, por lo que no podemos desaprovechar esta relación deontológica positiva.

 

El hipnotizador debe cuidar de su presencia, de sus hábitos higiénicos y estéticos. La presencia de halitosis, conjuntivitis o enfermedades contagiosas establece una influencia inhibidora negativa en el paciente, por lo que consideramos que cuando estén presentes estas condiciones no es conveniente proceder a utilizar técnicas hipnóticas, pues se tiene gran posibilidad de fracasar.

 

Existen tres cualidades que deben estar presentes en todo hipnotizador:

 

  1. Ser objetivo; es decir, que en ningún momento se puede dejar llevar por la acción emocional, hay que tener dominio de los impulsos emocionales.
  2. Poseer cierta flexibilidad, que evite tener una conducta rígida que no facilite modificar estilos de trabajo, programas y actitudes ante situaciones que lo requieran.
  3. Ser capaz de establecer relaciones de empatía con los sujetos que le faciliten la relación interpersonal como técnica de ayuda.

 

En conjunto, la personalidad del hipnotizador debe tener la característica de ser capaz de inspirar confianza al sujeto para que éste se entregue libremente al proceso de inducción hipnótica.

 

El hipnotizador puede expresar sentimientos de consideración, respeto, comprensión y afecto, pero en ningún momento dejará que esto se pueda relacionar con un sentido de posesión.

 

Independientemente de que las cualidades personales del hipnotizador, su actitud, mímica, gestos y el control de la afectividad tienen importancia, lo fundamental radica en el dominio que se tenga de la técnica.

 

EL TONO DE LA VOZ.

 

Son varias las características que debe tener la voz del hipnotizador y dependen de la situación y del fenómeno que se quiera producir.

 

Cuando se desea profundizar en el sueño, el tono debe ser bajo y preferiblemente en forma de susurro, mantenido y monótono.

 

No es recomendable aplicar sugestiones que lleven implícita una misma acción con distinta tonalidad de voz. Por ejemplo, cuando se le va a indicar al sujeto que duerma, que va a sentir sueño y que está cansado, como son acciones similares, siempre debe existir en la voz el hipnotizador el mismo tono.

 

Todas las indicaciones verbales deben ser de forma imperativa y nunca se brindará la posibilidad de que el paciente pueda tomar conciencia de que el hipnotizador tiene inseguridad. Por eso la voz de éste debe ser pausada, firme y segura; es decir, que la posibilidad de éxito aumenta en la medida en que existe un mejor dominio de la voz.

 

Cuando se emplace al sujeto a que trate de ir en contra de una sugestión mediante la consigna Intente..., ésta debe darse en voz baja, y, automáticamente, de forma imperativa, y con una tonalidad de voz más fuerte, sugerir No puede... imposible... no puede... para contrarrestar el efecto.

 

Un medio de provocar una mayor participación del sujeto o de darle un papel activo es bajar la voz, ya que esto lo obliga a concentrar más su atención para poder captar las consignas del hipnotizador.

 

En algunas oportunidades es necesario alzar el tono de la voz para llamar la atención del sujeto, sobre todo cuando se da una sugerencia verbal que indique una acción motora.

 

La utilización de un murmullo bajo que se haga algo ininteligible por parte del paciente provoca profundización en el sueño hipnótico; por el contrario, una voz clara con intensidad normal o incluso mayor se utiliza cuando se va a sugerir que se termine el sueño hipnótico.

 

El entrenamiento y la práctica van indicando las distintas tonalidades que en cada momento se necesitan, pero repetimos que el reforzamiento del reflejo condicionado que deseamos formar en el sujeto se consolida dando siempre el mismo tonó de voz a las sugestiones verbales que lleven implícitas la misma acción o fenómeno.

 

LA PALABRA COMO ELEMENTO CLAVE.

 

La palabra es el elemento clave para realizar la sugestión hipnótica, y si se emplea algún otro objeto, ella potencializa su acción sugestiva, por lo cual seguirá predominando.

 

Las orientaciones sugestoras deben ser precisas, ordenadas y bien definidas, pues la coherencia de la intención verbal y de su propio contenido, permite que lo captado por el sujeto sea bien interpretado y que este comprenda qué se persigue, pudiendo establecer en si mismo los mecanismos de cooperación en función de sus necesidades y adoptando una actitud igualmente hipnótica.

 

Aunque hay autores que emplean frases con intervalos rápidos, la experiencia nos revela que mientras más pausadas son las sugestiones, es mucho mejor, porque se convierten en estímulos monótonos que provocan una tendencia generalizada a un estado de modorra y luego el sueño.

El timbre ha de ser estable y no muy agudo, pues los estímulos con estas características suelen ser contraproducentes con los estados físicos.

 

Actualmente se discute si se debe ser imperativo o no. En la hipnosis empleada en Europa, que es bien directiva -y la que más ha influido en Cuba- se utilizan normas de inducción imperativas, al igual que en los adultos; sin embargo, hay modelos menos directivos como el ericksoniano, que hacen que el paciente sienta al terapeuta más cerca de él.

 

La experiencia asistencial en nuestro caso demostró que con niños se debe aplicar una hipnosis suave, tierna, y en ello tiene mucho que ver el empleo de métodos no autoritarios, sino más bien fantasiosos, melódicos, y que se correspondan con las características psicológicas de los infantes.


Este proceder debe ser idéntico en adultos con antecedentes de ser personas que se subvaloran o han recibido maltratos y humillaciones. Ello facilita un clima de confianza para que éstos no se sientan "inferiores".


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Septima parte.4

FORMAS DE REALIZAR LA SUGESTIÓN.

 

La forma de realizar la sugestión es uno de los aspectos más importantes que deben tomarse en cuenta para producir los fenómenos hipnóticos que deseamos. El éxito o el fracaso de la hipnosis dependen en la mayoría de los casos de la forma en que se realizan las sugestiones; es decir, que se relacionan directamente con el hipnotizador.

 

A continuación mencionamos una serie de requisitos indispensables para tener éxito en la sugestión:

 

  1. Las sugestiones deben ser acordes con las características del hipnotizador y variar en dependencia de la personalidad del sujeto.
  2. Se presentarán de forma que indiquen cierto sentido imperativo, con autoridad y firmeza, dando muestra de seguridad y tranquilidad en el hipnotizador, pero nunca dando impresión de altanería que establezca un reto al sujeto.
  3. Se harán las sugestiones en pocas palabras, utilizando una terminología comprensible para el nivel cultural del sujeto y tomando en consideración las características individuales del mismo.
  4. La sugestión verbal debe ser repetida varias veces, con intervalos cortos de tiempo, para formar las conexiones reflejo-condicionadas y que las mismas se consoliden en el sujeto. En la práctica, este aspecto suele olvidarse y se convierte en uno de los factores principales que llevan al fracaso.
  5. Se deben evitar las sugestiones que indiquen fenómenos complejos en momentos en que el sueño hipnótico es superficial. Esto requiere que el discurso sea bien pensado y elaborado por el hipnotizador antes de trasmitido al paciente.
  6. Se tendrá preparada una respuesta adecuada ante la posibilidad de que una sugestión no sea cumplida, para no perder la confianza del sujeto. Frases como; Está muy bien; No se preocupe; Eso lo esperábamos, tienden a disminuir el efecto del fracaso.
  7. Deben evitarse siempre expresiones que puedan provocar la oposición del paciente porque vayan en contra de sus ideales sociales o afecten su amor propio.
  8. Las sugestiones no pueden realizarse de forma que se hable de un futuro desconocido en que deberá producirse la sugestión (Usted se curará), en esta sugestión no se le indica al enfermo cuándo aparecerá la acción. Es necesario que toda sugestión indique de forma clara y precisa cuándo ocurrirá lo que se está sugiriendo.
  9. El éxito de la sugestión -según plantea Plátonov- depende de su contenido, de la expresividad, la dicción, la fuerza del sonido, la entonación de la voz, la acentuación correspondiente y la significación ideacional de las palabras pronunciadas. No se puede olvidar que la mirada, la voz, el porte, la expresión facial y la gesticulación actúan también como estímulos sugestivos.

 

RASGOS DE SUGESTIBILIDAD.

 

Todo el mundo es hipnotizable, pues la realidad es que aun cuando el sujeto, haga esfuerzo o no para concentrarse, siempre existe un método que lo logra hipnotizar. Sin embargo, en la práctica hay sujetos que entran en sueño hipnótico más fácilmente que otros, a causa de sus características personales.

 

Ya hemos mencionado que existen ciertas características mínimas para que una persona sea hipnotizable. Una de esas características es la inteligencia, ya que generalmente los retrasados mentales no son buenos sujetos por su falta de comprensión, aunque hemos encontrado personas que presentan cierta disminución de su capacidad intelectual y que han sido fáciles de llevar a estados determinados de hipnosis. Algunos autores destacan la necesidad de una inteligencia precIara; nosotros cambiamos este término por normal, pues consideramos que se necesita cierto nivel para comprender lo que se le indica y se pretende obtener.

 

Sin embargo, no debemos perder de vista los fenómenos especiales de conciencia que por medio de la autosugestión logran establecer algunos débiles mentales.

 

La susceptibilidad a la hipnosis está en dependencia no solamente del sujeto, sino también de la relación que el hipnotizador pueda establecer.

 

Es conocido que sujetos que no han podido ser hipnotizados por un profesional experimentado en la técnica, han podido caer en sueño hipnótico profundo con otro. Por eso es tan importante establecer un buen rapport.

 

Se ha utilizado el término hipnofilia para indicar la capacidad de un individuo de responder afirmativamente a la hipnosis.

 

Un hipnotizador experimentado conoce fácilmente al sujeto hipnofílico o susceptible a la hipnosis. Sin embargo, cuando nos preguntamos qué características presenta el mismo, se hace muy difícil establecerlas categóricamente, pues son múltiples los factores que lo determinan.

 

La capacidad de ser hipnotizado juega con el método o instrumento de inducción que utilicemos y depende del tipo de sistema nervioso y de las disposiciones del sujeto.

 

Hemos encontrado que generalmente aquellas personas que presentan humedad en las manos (signo de hiperhidrosis) y que además tienden a sudar por todo el cuerpo ante un mínimo stress o excitación, son buenos sujetos para asimilar la hipnosis.

 

A los pacientes que presentaban estas características les hemos aplicado pruebas de susceptibilidad y han obtenido resultados positivos al ser sometidos al sueño hipnótico, y la gran mayoría ha podido ser llevada a etapas de sonambulismo.

 

Otro elemento que puede señalar a un sujeto como susceptible a la hipnosis es la labilidad vegetativa y vasomotora (rubicundez o palidez súbita).

 

Se ha comprobado que el nivel de sugestionabilidad aumenta en una persona cuando existe cierto debilitamiento del segundo sistema de señales, porque esto hace que disminuya la capacidad crítica. Lo mismo ocurre cuando existe cierto debilitamiento temporal de la corteza cerebral y un estado fásico hípnoide, como plantea Pávlov. Esto justifica el hecho de que en muchos casos, las personas supersticiosas, las que han sufrido traumas cerebrales, las personalidades afectivas, los narcómanos, algunos psicópatas y los niños sean sujetos con una sugestionabilidad frecuentemente elevada.

 

Otro aspecto que se debe considerar es el sexo. Se ha observado por algunos autores, que las mujeres son ligeramente más sugestionables que los hombres, en tanto el hipnotizador sea un hombre. Nuestra opinión es que en esto influyen también el rapport y otros factores.

 

Es importante tener en cuenta la edad. Los niños son fácilmente sugestionables; sin embargo, por lo general no se alcanzan estados de sueño hipnótico profundo en ellos y responden de forma muy variable.

 

De igual forma sucede con los ancianos, a quienes algunos autores consideran ineptos o no aptos para la hipnosis.

 

PREPARACIÓN DEL PACIENTE.

 

La preparación comienza desde el mismo momento en que se determina la utilización de la técnica hipnótica en un paciente determinado.

 

Para que se pueda tener una visión panorámica de cómo se desarrolla la misma, expondremos analíticamente su ejecución, con el fin de que el profesional que comienza en el entrenamiento de las técnicas hipnóticas tenga una guía de los aspectos técnicos necesarios que favorecen la hipnotización más fácil del sujeto.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Septima parte.5

Cuando ya hemos decidido que un paciente será sometido al tratamiento con las técnicas hipnóticas, nos vemos en la necesidad de prepararlo psicológicamente para el mismo.

 

Comenzamos en la entrevista a plantearle al sujeto que de acuerdo con el problema que él presenta utilizaremos una técnica muy efectiva que resolverá su problema. En este momento se le debe decir que el método se basa en procesos de relajación que provocarán un equilibrio en su sistema nervioso.

 

Si no es necesario utilizar la palabra hipnosis, se debe omitir; si por el contrario el nivel del paciente determina una argumentación mayor se le explicará en qué consiste el proceso, desde el punto de vista científico, tomando en consideración el nivel de comprensión del paciente y destacando siempre que dicha técnica no tiene nada que ver con los espectáculos circenses que se presentan bajo el nombre de hipnosis.

 

Un aspecto importante que se debe tener en consideración es si se han realizado o no pruebas de susceptibilidad hipnótica, pues si las mismas fueron aplicadas y determinan que el paciente es susceptible a la técnica, el hipnotizador sin práctica puede estar más seguro del éxito.

 

Si las pruebas no han sido utilizadas, entonces es conveniente no emplear la palabra sueño para evitar un posible fracaso.

 

Debe ser objetivo del hipnotizador crear en el sujeto una actitud científica hacia la técnica, nunca plantear disputas o desafíos que puedan establecer una relación de competición.

 

Una orientación que favorece la fijación de una actitud positiva de cooperación en el paciente hacia la técnica hipnótica es manifestarle la importancia de su participación activa, sin la cual es imposible lograr los resultados que deseamos.

 

Se le debe aclarar que el concepto de que los hipnotizados no tienen voluntad es completamente erróneo, pues es precisamente todo lo contrario: se necesita contar con la voluntad del sujeto para que el mismo pueda concentrar la atención.

 

Con estos planteamientos tratamos de neutralizar la influencia que se pueda tener de opiniones de autores como Gebser, que en su libro Abendlandisch wandlung llama a la hipnosis, franca transferencia de la voluntad, o de otros autores que dicen que el hipnotizado presenta conciencia sin voluntad, que hay dominio sobre el hipnotizado o que éste es un fantasma-autómata sin voluntad propia.

 

Se debe, hacer énfasis con el sujeto de que si no contamos con su voluntad no se podrá utilizar esta terapia tan beneficiosa, pues es precisamente el esfuerzo que él realice en concentrarse lo que permitirá llegar al sueño hipnótico.

 

Si se habla en términos de hipnosis con el sujeto, es necesario explicarle que siempre conservará la voluntad, incluso cuando esté profundamente dormido.

 

Cuando notemos preocupación en el sujeto porque podamos llegar a conocer sus intimidades, interrogándole sobre las mismas, se le dirá que en ningún momento le preguntaremos nada ni le mandaremos a realizar algo que a él le moleste. Esto permitirá disminuir la ansiedad y la angustia que pueda tener.

 

En los primeros pasos de la hipnosis no existe amnesia de lo ocurrido ni mucho menos un sueño profundo; por eso cuando el sujeto despierta hace frecuentemente comentarios como. Yo no me dormí, lo oía y entendía todo; Podía hacer lo que me mandaba o no hacerlo. Para contrarrestar estas posibles expresiones, se le dice de antemano que él no se va a dormir y que no pretendemos producirle un sueño fisiológico, sino un proceso de relajación total provocado por la voluntad de él, que generalmente recuerda todo el curso de la sesión hipnoterapéutica cuando es despertado, aunque algunos memorizan menos que otros. Esta indicación neutraliza la posibilidad de que el sujeto manifieste de forma prepotente el hecho de recordar.

 

Los planteamientos que se le hacen al paciente no se apartan de la realidad, pues la hipnosis se apoya en la autosugestión.

 

Compartimos el criterio de otros autores, como Conn, Kline, Erickson, Kretschmer, Stokvis y Montserrat, en el sentido de que sin la cooperación del sujeto y su participación activa es prácticamente imposible obtener resultados satisfactorios.

 

Por otra parte, rechazamos la opinión de Brown, el cual define la hipnosis como un estado pasivo (hypnotism paralyses the will) y que solamente existe participación activa del sujeto cuando se combinan la sugestión y la relajación.

 

Un aspecto que se debe tener en consideración es llegar a un acuerdo de colaboración con el sujeto, con el fin de que el compromiso para el éxito del tratamiento inculpe a ambos. De esta forma se comparte la responsabilidad del establecimiento del sueño hipnótico y de sus resultados terapéuticos.

 

Se le plantea al sujeto que se requiere de cierta práctica para poder profundizar en la hipnosis y que el hipnotizador solamente le enseñará cómo se deben realizar los ejercicios para ayudarlo.

Se le puede decir que toda persona que ponga de su voluntad para concentrarse puede entrar en un estado de sueño hipnótico si es guiado por un hipnotizador.

 

Hay muchos sujetos que temen no poder despertar si son hipnotizados. Este temor es el prejuicio más difundido contra la hipnosis ¿Es verdad que hay personas que después no pueden despertarse? y es necesario combatirlo, pues mientras exista desconfianza y duda en este aspecto no se logrará inducir el sueño. Se le debe explicar a la persona que despertar es tan sencillo como quedar dormido y que nunca el individuo puede dejar de ser despertado. Este tema sólo se menciona si se plantea por el sujeto su temor al respecto; si no, se debe omitir para no crear preocupación.

 

Los que comienzan en el entrenamiento hipnótico no deben tratar nunca de hipnotizar al sujeto en la primera visita y mucho menos si se desconocen las características del caso, pues se aumenta considerablemente la posibilidad de fracaso.

 

PRESENCIA DE TERCEROS.

 

Nuestra experiencia nos ha demostrado que por lo general el paciente se opone a la presencia de otra persona. Hemos tenido casos que cuando le sugerimos que haya familiares presentes en la sesión, se han extrañado y ha aparecido desconfianza inmediatamente. Otros se han negado por completo, diciendo que si los familiares tienen que estar presentes ellos no se aplican el tratamiento.

 

En cambio, hemos tenido casos con planteamientos completamente diferentes; es decir, que solicitan la presencia de un familiar en la consulta. Es lógico suponer que se debe aceptar, sobre todo si es una mujer. Pero el hecho de que se haga este planteamiento espontáneamente nos indica varias posibilidades: el paciente desconfía del hipnotizador y de su técnica, o el sujeto considera que existe una relación interpersonal de mucha atracción hacia el hipnoterapeuta.

 

Cuando se realice la hipnosis en presencia de un familiar, se debe utilizar al mismo como reforzamiento, pues a través de él podemos dar sugestiones indirectas que son de gran valor para la inducción del sueño.

 

Un tipo de sugestión indirecta puede ser: Fíjese usted lo relajado que se encuentra... su cuerpo está completamente flojo... Si usted quiere también se puede aflojar y relajar, pues esto es muy beneficioso para el sistema nervioso. Hemos tenido varios de casos en los que el acompañante se ha hipnotizado, incluso primero que el paciente.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Septima parte.6

En otros casos la intranquilidad del familiar, manifestada por ruidos con la silla donde está sentado, risa nerviosa, comentarios durante el tratamiento, crea una situación desfavorable para la inducción de la hipnosis. La presencia de un familiar es positiva generalmente cuando se trabaja con niños, pues esto los hace sentirse seguros. Pero una vez que están bajo la inducción hipnótica y se quiera trabajar la técnica hipnocatártica o preguntar sobre dificultades del hogar, se debe indicar al familiar que salga sin hacer ruido para que el paciente no detecte su ausencia.

 

DURACIÓN DE LAS SESIONES.

 

Un hipnotizador experimentado no tardará más de tres o cuatro minutos en producir la hipnosis en un paciente. Para el que comienza en el entrenamiento esto no resulta tan fácil, y le recomendamos el método del pestañeo sincronizado que explicaremos cuando abordemos los métodos de inducción hipnótica. Es una técnica que ofrece una alta posibilidad de éxito y que lleva al paciente a caer rápidamente en la influencia de la sugestión verbal.

 

Todo sujeto va disminuyendo progresivamente en cada sesión el tiempo que requiere para caer en estado hipnótico, pues la posibilidad que ofrece el establecimiento del signo-señal provoca que mediante este reflejo condicionado el paciente entre en estado hipnótico automáticamente.

 

En la primera sesión ya es posible preparar la vía de sugestionabilidad de la próxima y de esta forma reducir el tiempo. Existen distintos criterios con relación al tiempo que debe permanecer un sujeto en estado hipnótico. Nosotros consideramos que esto lo determina el nivel de cansancio, principalmente del hipnotizador.

 

El tiempo que se establece como promedio es aproximadamente cuarenta minutos, para casos donde es necesario eliminar síntomas complejos, y hasta cinco minutos en los simples, aunque el que comienza se demora un poco más en las sesiones, pues pierde cierto tiempo en provocar los fenómenos deseados.

 

FRECUENCIA Y HORA DE APLICACIÓN.

 

La frecuencia de las sesiones está en dependencia fundamentalmente del estado del paciente. Si tiene un síntoma que necesitamos eliminar rápido porque es muy peligroso para la vida del paciente como, por ejemplo, ideas autoadquiridas o suicidas, las sesiones deben ser diarias, por lo menos durante una semana, hasta tanto los síntomas hayan desaparecido.

 

Después la alargamos a dos sesiones por semana hasta llegar a una semanal. Lo importante de la frecuencia de las sesiones es conocer que mientras los síntomas que deseamos eliminar estén presentes, las mismas deben ser lo más próximas posibles una de otra y se van alejando en la medida en que desaparezca lo que deseamos eliminar o cambiar:

 

No es conveniente establecer un esquema fijo para las frecuencias de las sesiones, pues el mismo depende del tipo de problema que tenga el paciente. Hay casos en que con una sola sesión hipnótica se resuelve la situación, como es el caso de un paciente que atendí en mi consultorio que padecía de estrés emocional, cuyo origen era la fobia a los exámenes universitarios, se ponía extremadamente nervioso y a muchos no asistía. En una sola sesión resolvió satisfactoriamente su problema, esto influyo grandemente en su rendimiento académico, hay otros donde es más difícil el problema, como es el caso, en mi experiencia personal, de los jóvenes que consumen drogas, los cuales hay que reforzarles constantemente las sugestiones a través del tratamiento hipnótico, pues tienen el riesgo de una recaída, e incluso algunos, aunque mejoran, no dejan de consumir la sustancia psicoactiva totalmente. Generalmente es un proceso lento y debe ir acompañado de otras formas de tratamiento y apoyo psicoterapéutico.

 

La hora más adecuada para realizar las sesiones de hipnosis no presenta tanta importancia. Se plantea por distintos autores que en la tarde y la noche se obtienen mejores resultados. Los pacientes trastornos del ánimo o neuróticos responden mejor al tratamiento con hipnosis por la mañana. Sin embargo, por la noche responden de forma más negativa, pues generalmente a esas horas se encuentran más despejados.

 

Lo fundamental de la hora es que la misma debe ser mantenida en todas las sesiones, pues no se puede olvidar que la repetición establece el reflejo en el paciente.

 

LAS POSICIONES CORPORALES EN LA HIPNOSIS.

 

A las personas que van a ser sometidas a las técnicas de hipnosis se les puede colocar en diferentes posiciones. Un especialista experimentado puede hipnotizar a un sujeto que esté lo mismo acostado, sentado o de pie.

 

Para el principiante recomendamos la utilización de aquellas posiciones que faciliten el relajamiento total de la musculatura estriada, con vistas a evitar que aparezcan puntos de excitación en la corteza cerebral procedentes de movimientos y contracciones de los músculos. Para poder llevar a una persona a un estado hipnótico, es necesario producir una inhibición a nivel cortical, ya que ésta aparece primeramente en las zonas motoras que se encuentran en los lóbulos frontales del cerebro y posteriormente se generaliza a las demás zonas.

 

La posición que más facilita la relajación según recomiendan Martínez Perigod y Asís, es la de acostado, siguiendo en orden la de sentado y por último la de pie. No aconsejan la utilización de esta última a los que no tengan experiencia en la aplicación de la técnica, pues es la que menos relajación produce. Además, es necesario tener en cuenta que todas las personas no tienen el mismo grado de sugestibilidad. Algunos son muy susceptibles a la sugestión y otras lo son muy poco. En las primeras bastaría la aplicación de algunas sugestiones y el sujeto puede entrar en un estado de somnolencia y sueño profundo, con flacidez total y que a veces pasa a una catalepsia general, lo que como consecuencia provocaría una caída del paciente ocasionándose daño físico.

 

Los sujetos poco sugestionables, en la posición de pie reciben estimulaciones de la musculatura estriada de los miembros inferiores que están en contracción, y esto provoca que se establezcan puntos de excitación cortical que no facilitan la inhibición necesaria para poder aplicar la hipnosis. Cobián plantea que el problema de cómo hipnotizar: si de pie, acostado o sentado, puede y debe depender de condiciones circunstanciales, entre ellas: el tipo de paciente, el ambiente de aplicabilidad, la comodidad para el enfermo, la referencia que tenga sobre hipnosis y sus posibles temores.

 

Como en todo buen proceder hipnótico, en el momento de realizarlo debe tenerse en cuenta la explicación de cómo vamos a hacerlo; para ello podríamos dar una breve reseña del método, que a nuestro juicio es lo más apropiado para el paciente o tal vez invitarle a que él mismo nos diga de qué forma le gustaría más, especificándole siempre que todas son altamente efectivas, pero que le permitimos escoger; así él tendrá prerrogativas y casi de hecho quedará convencido de que ha seleccionado el idóneo para él.

 

Existen algunos criterios de que en pacientes temerosos de caerse o que sean sugestionables, de modo tal que pronto puedan perder el control muscular, se aconseja pedirles que se acuesten, ya que ello evitará que caigan, y al hacerlo por las razones antes expuestas, puedan dañarse físicamente o que al estar en un estado de hipnosis ligera sientan la inminente caída y se aterren, activando en sobremanera las defensas y temores.

 

En niños, las formas más factibles son las posiciones de acostado y sentado, pues generalmente les inducimos sugestiones no muy directas y los llevamos a estados de ensoñación, fantasía e imaginación. Esto suele lograrse mejor si están en posición de reposo.

Debemos recordar, y tal vez nos ayude, que los niños pueden experimentar el sueño al permanecer sentados sobre las piernas de los padres, y es ésta una manera tradicional de dormirlos.

 

Estar acostado implica una posición de reposo típica, donde induciéndole un estado de relajación, el niño también cae fácilmente en el trance. Son preferibles estas posiciones a las de pie, porque el niño es muy inquieto y estos procesos de desfocalización de la atención pueden hacerse más acusados cuando permanece de pie, con la libertad de moverse y pensar en otras cosas.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Septima parte.7

En los adultos son factibles las tres posiciones, aunque en nuestro caso preferimos la de pie, salvo aquellos sujetos muy temerosos, aunque éstos pueden ser manejados de modo tal que dichos temores queden atrás, porque al haber realizado anteriormente las pruebas de sugestionabilidad, que en su inmensa mayoría se realizan con el sujeto de pie, podemos seguir una secuencia que aprovechamos para hacer la inducción hipnótica y lograr el trance deseado, pues en cierto sentido ya ha existido un condicionamiento previo.

POSICIÓN DE PIE. 

Se le pide al sujeto que una sus pies en talones y puntas, que se relaje y respire suave y profundamente, que ponga su cuerpo aflojado completamente y una vez comprobado este estado de relajación, procedemos a hacer las sugestiones, pudiendo esco­ger que mantenga los ojos abiertos, mirando a un punto fijo del techo, alto en la pared, o a un objeto brillante, diciéndole que sus párpados le pesan mucho, demasiado, inconteniblemente y que a la vez su cuerpo le pesa mucho, por lo que él siente cómo se mece suavemente y de ahí entonces continuar con los procedi­mientos que expondremos más adelante.

La posición de pie ha sido muy discutida, ya que algunos autores la rechazan pues plantean que es la que menos relajación logra establecer en el sujeto, sobre todo en los miembros inferiores.

Bogoliepov, tomando en cuenta el sistema vegetativo, plantea que los sujetos que cuando están de pie experimentan retardo del pulso, se someten mejor a la hipnosis en esta posición. Y recomienda situar al sujeto de pie con los brazos extendidos al lado del cuerpo y haciendo que éstos queden completamente abandonados. El cuerpo debe estar lo más relajado posible y las piernas y los talones deben mantenerse juntos, dejando un ángulo aproximado entre los pies de sesenta grados.

Nosotros recomendamos que debe comprobarse y lograrse un total relajamiento de los músculos, principalmente en los miembros superiores. Para esto se levantan los brazos en varias posiciones y, cuando se suelten, deben caer completamente desplomados haciendo un movimiento de péndulo. Si esto no se produce, nos indica que no existe un relajamiento adecuado y que, por lo tanto, no se puede comenzar con la aplicación de la técnica hasta que las miembros estén totalmente flojos y sin tensión.

 

Se deben evitar los movimientos por parte del sujeto en las manos, piernas, entre otros. Es sumamente importante comprobar que los músculos del cuello y los hombros estén sin contracción, es decir, que se encuentren en total relajación.

 

POSICIÓN DE SENTADO.

 

Lo único que varía es el principio de que en vez de estar de pie, el sujeto permanece sentado, para lo cual resulta preferible una silla de espaldar alto, de manera tal que su cabeza quede reposada y cómoda; entonces funcionan de igual modo los elemen­tos de pesadez, relajación y respiración, lo cual permitirá el logro de una buena hipnosis.

 

Algunas investigaciones han estado encaminadas a localizar qué pacientes se hipnotizan mejor en una posición que en otra. Bogoliepov toma en cuenta el sistema vegetativo y plantea que aquellos sujetos que presenten el signo de Ortner (retardo del pulso cuando se echa la cabeza hacia atrás) se deben tratar bajo hipnosis con la posición de sentado y la cabeza inclinada hacia atrás.

 

A la persona que va a ser hipnotizada en la posición de sentado se le indica que tome la conocida postura de cochero. Esto facilita un estado cómodo y posibilita que la musculatura estriada esté relajada. Se indica que los pies deben estar apoyados enteramente sobre el piso, formando una nueva base, y las piernas abiertas en un ángulo aproximado de sesenta grados.

 

El cuerpo debe estar suelto sin recostarse sobre la silla, con cierta inclinación hacia adelante, y los músculos totalmente relajados. Los brazos deben estar apoyados libremente a lo largo de los muslos o, de lo contrario, con las muñecas descansando sobre éstos.

 

Las ropas serán cómodas y holgadas; es decir, que no produzcan ninguna compresión. La cabeza se coloca en forma que quede ligeramente descargada hacia atrás.

 

POSICIÓN DE ACOSTADO.

 

Es tal vez la más fácil y funciona en ello el principio de irse relajando poco a poco, respirando suavemente y fijando la mirada en el techo, pudiendo incluirle que cuente hasta 100, 200 u otros números y que al llegar a éste sus ojos se habrán cerrado totalmente y un sueño suave y placentero se adueñará de su persona.

 

Esta posición ofrece una gran ventaja, que estriba en la seguridad de que el paciente siente para su cuerpo, sobre todo cuando tiene información visual previa y no le gustan los procederes de pie o sentado. Al sujeto se le indica que se acueste en decúbito supino sobre un diván, camilla o cama, y se le sugiere que se relaje totalmente. Los brazos deben estar al lado del cuerpo y las manos colocadas palmas abajo, las piernas separadas formando un ángulo aproximado de sesenta grados y apoyadas sobre la superficie del diván o del lugar donde se encuentre acostado.

 

El cuerpo debe estar completamente suelto y el hipnotizador observará y comprobará que no existe ninguna contracción muscular. Las ropas serán cómodas y holgadas, sin que las mismas ejerzan ninguna compresión. Es necesario tener en cuenta que la cabeza esté descansando sobre el lugar donde se encuentre acostado el paciente.

 

Esta posición es la que más facilita la obtención de una relajación general pues todo el cuerpo puede permanecer sin ninguna contracción. Con esto se asegura que en la corteza cerebral no aparezcan puntos de excitación provocados por los movimientos y la tensión de los músculos de las extremidades inferiores, y que se facilite la aparición de inhibición cortical.

 

LAS CONDICIONES AMBIENTALES.

 

El tratamiento psicoterapéutico de base hipnótica debe realizarse en un consultorio médico, pues esto permite que el paciente no pierda nunca de vista la relación interpersonal de ayuda, necesaria para comenzar con la aplicación de la inducción hipnótica.

 

Se debe utilizar un consultorio que sea lo más silencioso posible. En dicha habitación debe haber tranquilidad y un ambiente agradable, aunque en caso de necesidad se puede utilizar cualquier lugar aunque existan ruidos. Hay investigadores que recomiendan darle cierto matiz de mística oriental al consultorio para crear un ambiente sugestivo, pero consideramos que con los adelantos actuales de la técnica esta mistificación lo que hace es desacreditar el procedimiento científico.

 

En ningún momento el paciente debe sentir que no está en un consultorio médico. En el mismo debe haber un diván o camilla y sillas cómodas para que se puedan utilizar de acuerdo con la posición en la que se vaya a trabajar. Otro aspecto importante es la limpieza que debe existir en el consultorio, pues algunos sujetos se inhiben cuando perciben que hay poca higiene.

 

La presencia del hipnotizador estará caracterizada por un cuidado adecuado de sus hábitos higiénicos y estéticos. El uso de la bata sanitaria confiere autoridad y permite trasmitir al paciente el carácter científico del trabajo que se va a realizar.

LA ILUMINACIÓN.

 

Con referencia a la luz existen diversos criterios. Algunos especialistas la prefieren frente al sujeto para provocar agotamiento por las molestias que produce; otros la prefieren detrás del sujeto.

 

Nosotros la utilizamos indistintamente. Si el principiante la va a utilizar de frente, debe estar situada por encima de su cabeza para que el sujeto la mire fijamente; de lo contrario, debe ser por detrás y con poca intensidad lumínica, de modo que el local quede en penumbras.