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La violencia con uniforme escolar
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Autor: Amarilis Cordova
Publicado: 27/10/2009
 

El presente artículo pretende ser una revisión bibliográfica de lo investigado, estudiado y publicado sobre un tema de plena actualidad como es el de la violencia en los centros educativos. Este fenómeno ha adquirido, desde los años setenta, una magnitud apreciable en países como Estados Unidos, Suecia, Noruega y Reino Unido. En nuestro país, parece ser que su incidencia es menor pero empiezan a detectarse, cada vez más, manifestaciones preocupantes como consecuencia de la crisis social, cultural y familiar que se está sufriendo en Venezuela.


La violencia con uniforme escolar.1

La violencia con uniforme escolar

 

Amarilis C. Córdova. A. Especialista en Pediatría y Puericultura. Hospital Dr. Adolfo Prince Lara. Puerto. Cabello. Edo. Carabobo. Especialización en Salud y Adolescentes

Carmen Núñez C. Especialista en Pediatría y Puericultura. Especialización en Salud y desarrollo de Adolescentes. Universidad de Carabobo. Venezuela

Yoseila Pérez. Médico Residente de Postrado de Pediatría y Puericultura. Hospital Dr. Adolfo Prince Lara. Puerto Cabello, Venezuela

Nain Pérez O. Especialista Pediatría y Puericultura. Profesor Universidad de Carabobo.

Jessica Tweeboom N. Especialista en Cirugía pediátrica. Profesor Universidad de Carabobo

 

Resumen

 

El presente artículo pretende ser una revisión bibliográfica de lo investigado, estudiado y publicado sobre un tema de plena actualidad como es el de la violencia en los centros educativos. Este fenómeno ha adquirido, desde los años setenta, una magnitud apreciable en países como Estados Unidos, Suecia, Noruega y Reino Unido. En nuestro país, parece ser que su incidencia es menor pero empiezan a detectarse, cada vez más, manifestaciones preocupantes como consecuencia de la crisis social, cultural y familiar que se está sufriendo en Venezuela.

 

Palabras clave: Violencia. Conflicto. Acoso. Agresividad.

 

Summary

 

The present articulate pretends to be a bibliographic review of the researched, studied and published on a subject of full actuality as it is the one of the VIOLENCE IN THE EDUCATIVE CENTRES. This phenomenon has purchased From the years seventy, a magnitude appreciable in countries like United States, Sweden, Norway and United Kingdom. In our country, seems to be that his incidence is minor but begin to detect , increasingly, worrisome demonstrations like consequence of the social crisis, cultural and familiar that is surfed in Venezuela

 

Key words: Violence. Conflict. I harass. Aggressiveness

 

 

I. Introducción.

 

La violencia en la escuela es extremadamente peligrosa y perjudicial, por cuanto puede presentarse en formas muy variadas, no necesariamente visibles a simple vista, no necesariamente físicas. La violencia escolar y el acoso del cual son víctimas una gran cantidad de jóvenes en el mundo entero provocan daños y lesiones severas en la personalidad de la víctima, a la vez que refleja y refuerza los problemas ya existentes en el victimario. Lamentablemente podría ser tarde para el caso de padres o maestros que por determinadas circunstancias no hayan podido detectar estos casos a tiempo.

 

Expertos aseguran que en 2009 ha aumentado la agresión entre estudiantes de colegios públicos y privados. 40% de los alumnos de bachillerato ha sufrido acoso. Víctima, agresor y testigo: las tres caras de la violencia que son objeto de estudio por parte de los investigadores

 

II. Desarrollo.

 

La sociedad actual está marcada por hechos de violencia, de los cuales dan cuenta diversas investigaciones, los medios de comunicación e inclusive vivencias de tipo personal. Esta situación genera en la población una conmoción y una sensación de desesperanza, ante la aparente incapacidad de poder convivir en paz. El panorama se agrava cuando se observa un sistema educativo con estructuras estereotipadas, que parece petrificado para dar respuestas a este fenómeno, y para formar ciudadanos que dialoguen y trabajen en escenarios enmarcados en una cultura de paz, que piensen y actúen considerando la vida en común y el bienestar colectivo. Pensamos que es momento de realizar cambios dirigidos a la formación de un ciudadano con valores cívicos, como el de autonomía, solidaridad y equidad, que asuma el compromiso de participar activamente para transformar las diversas situaciones conflictivas que se le presenten, que tenga como principio resolver los conflictos a través de acuerdos y no de la violencia, que asuma el compromiso de participar activamente en la construcción de una sociedad basada en principios democráticos, donde cada uno comparta la responsabilidad y el derecho que se tiene de vivir en un planeta sin odios,

 

Aunque ha sido suficientemente investigada la influencia que la supervisión de los padres y docentes tienen sobre los casos de violencia escolar, con el fin de poder detectar aquellos casos de violencia en el hogar y presión social que instigan a la violencia escolar, la lógica racional nos lleva a pensar que ningún padre promueve la violencia de manera consciente, y que es más bien la ignorancia en el tema la que los lleva involuntariamente a contribuir con ella.


¿De qué estamos hablando?

 

Antes de continuar, nos parece de rigor aclarar determinados conceptos relacionados con la cuestión. Las definiciones no están consensuadas siendo este uno de los aspectos que dificultan la unicidad de criterios desde el inicio. Aún así y como aspecto necesario para conocer el problema, recurrimos a ciertos autores que los han estudiado y analizado.

 

La Violencia:

 

Cuando se habla de violencia debe verse desde dos perspectivas pero que están íntimamente relacionadas, la violencia directa, que tiene un carácter personal, cara a cara, donde se utiliza la fuerza física o la palabra, como medio para resolver frustraciones y diferencias, mostrándose de diversas maneras: a nivel corporal, psicológico o moral, también se expresa contra objetos y ambiente. Tuvilla, J (2004:), la definen como: “la actitud o el comportamiento que constituye una violación o una privación al ser humano de una cosa que le es esencial como persona (integridad física, psíquica o moral, derechos, libertades)”.

 

Otros autores Cerezo y otros (2004), coinciden en afirmar que la violencia se da de manera indirecta o estructural y por ende incorporada al sistema económico-social, manifestándose en injusticias sociales, como es el caso de la existencia de una diferencia abismal en la distribución del ingreso, acompañada de marginalidad, analfabetismo, carencia de servicios médicos asistenciales, y dificultad de ascenso socio económico, en altos porcentajes de la población. Lo planteado permite vincular los efectos de la violencia con el hecho de impedir el desarrollo de las potencialidades del ser humano. En relación a lo cual Fernández, I (2006), señala: la violencia,… es preciso enfocarla como la 'causa' de la diferencia entre lo que las personas podrían ser, pero no son: entre lo actual y lo potencial, en cuanto a lo que se refiere a la realización de una vida mínimamente humana. Por ello tenemos que enfocar la violencia y por consiguiente el tema de la paz en términos de “autorrealización', la liberación del individuo de todo lo que le impide gozar de los elementos de la vida...

 

En función de lo expuesto la violencia no solo puede entenderse como el hecho físico de agresión, sino como todo aquello que impida el desarrollo físico, moral, síquico de un hombre hacia su autorrealización, es por esto que la escuela debe cultivar y trabajar en la consolidación de valores, virtudes, conocimientos y hábitos necesarios para la preparación de un ciudadano autónomo, entendido este como el ser capaz de tomar libremente decisiones, capaz de compartir, solidarizarse, colaborar comprometerse y organizarse sin dejarse someter por coacciones, en la búsqueda de una sociedad donde todos podamos vivir en paz.

 

J. Galtung (1991) define la VIOLENCIA como algo evitable que obstaculiza la autorrealización humana explicando que las personas sufran realizaciones afectivas, somáticas y mentales, (...) por debajo de sus realizaciones potenciales. Así mismo, Jordi Planella (1998) la considera como aquella situación o situaciones en que dos o más individuos se encuentran en una confrontación en la cual una o más de una de las personas afectadas sale perjudicada, siendo agredida física o psicológicamente.


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Conflicto

 

Este concepto aparece generalmente cargado con una valoración negativa, debido a que se confunde conflicto con violencia, es decir, con su patología. Un conflicto puede resolverse también de forma no-violenta. Mientras la violencia no es innata en los seres humanos sino que es un aprendizaje, el conflicto sí es consustancial a la vida humana, algo natural y por tanto inevitable. De esta manera, más que eliminar el conflicto, de lo que se trata es de saber regularlo creativa y constructivamente de forma no-violenta, ya que es una energía y una oportunidad para el cambio (Sanmartín, J. 1998).

 

Agresividad

 

Término abordado por distintas teorías psicológicas que no se ponen de acuerdo en una definición consensuada, pero para poder generalizar, diremos que está definida en cuanto a su fin de lesionar a otro organismo o al propio pero es necesario añadir a lo anterior la necesaria intención de producir daño, destruir, contrariar o humillar. Pero no podemos dejar de hacer referencia a la diferencia entre agresividad y agresión, el término agresión debería utilizarse para designar un acto en sí, un acto palpable y efectivo. La agresividad, sin embargo, es el término empleado para designar la tendencia o disposición inicial que dio lugar a la posterior agresión. (Erezo, F 1998.)

 

Situación de acoso, intimidación o victimización

 

Centrándonos un poco más en la violencia escolar, es necesario saber que la situación de acoso, intimidación o victimización es aquella en la que un alumno o alumna es agredido o se convierte en víctima cuando está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que lleva a cabo otro alumno o grupo de ellos/as. Por acciones negativas se entiende tanto las cometidas verbalmente o mediante contacto físico y las psicológicas de exclusión. Por lo tanto, un aspecto esencial del fenómeno es que debe existir un desequilibrio de fuerzas (Burnley, 1993).

 

Es necesario valorar y distinguir el problema de la victimización entre iguales de las malas relaciones entre escolares, aunque ambos cursen con algunas características semejantes. Las malas relaciones son un problema más generalizado pero menos intenso. Cuestiones como la indisciplina o el mal comportamiento, son fenómenos perturbadores que alteran la buena marcha de la vida escolar, pero que no deberíamos considerar verdaderos problemas de violencia. (Casamayor, G).

 

Fernando Pereira, directivo de Cecodap, organización que defiende los derechos de los niños y adolescentes, señala que en 2008, por primera vez en la historia de esta institución, todas las solicitudes de asesorías tienen relación con la temática de violencia escolar. En años anteriores, el embarazo precoz o la promoción de valores ocupaban el interés de los planteles.

Lozada indica que ahora la violencia es más visible en la prensa y son más graves los casos. "Es una expresión de lo que ocurre en la sociedad en general: la violencia se está estableciendo como forma cultural, se legitima en la televisión, en los juegos, en Internet, además de la violencia social del país. La familia ha perdido mecanismos de acompañamiento de los niños y jóvenes". Morillo añade: "Es una respuesta a la escalada de violencia generalizada, y se da en todos los estratos sociales, con sus diferencias". Ante esta realidad, las investigadoras Gladys Delgado y Anayancy Rodríguez, de la Universidad Nacional Abierta y del Instituto Pedagógico Libertador, respectivamente, crearon el Observatorio Venezolano de Violencia Estudiantil. Han hecho seguimiento de los casos que se publican en prensa y estudios en 15 instituciones de Caracas.

 

En noviembre de 2007 presentaron el resultado de su trabajo en el I Congreso sobre Violencia Escolar que se celebró en España. Indican que aproximadamente 40% de los estudiantes venezolanos vive en situación de acoso en sus liceos. Una encuesta efectuada por El Nacional a 44 alumnos de planteles públicos y privados muestra que el 59% de los jóvenes de 14 y 15 años de edad se siente afectado por la violencia escolar.

 

Morillo recomienda empezar con un diagnóstico de la situación de violencia en la institución, a través de una encuesta anónima. Todos los actores deben ser tomados en cuenta: alumnos, docentes, familias, directivos, personal administrativo y obrero. En algunos colegios, las soluciones a la violencia pueden ser tan sencillas como cambiar los horarios de los recreos de los alumnos grandes y pequeños, o tener más vigilancia en la salida. Para Morillo, el trabajo con los testigos de las agresiones es primordial y por eso los colegios deben crear espacios para la denuncia protegida. Por ejemplo, en un liceo de Baruta, un policía proporcionó su número de celular a los alumnos para que, a través de mensajes de texto, hicieran públicos los nombres de unos acosadores a quienes nadie se atrevía a inculpar.

 

Delgado y Rodríguez creen que es importante el entrenamiento de los docentes en el manejo de conflictos, pero los educadores no cuentan con ese adiestramiento.

 

Morillo recomienda a los niños acosados que intenten ignorar a los que les fastidian. El agresor ataca al que le responde, al que muestra molestia, o llora. Si la violencia aumenta, hay que buscar apoyo de los adultos y no quedarse solo en ningún momento.

 

Pedro estuvo tirado en la calle, hasta que una señora lo llevó al hospital Pérez de León. Permaneció recluido 26 días, 13 de ellos en terapia intensiva, con doble fractura de cráneo. Ahora espera por una operación de la mandíbula y rehabilitación para que pueda caminar bien.

"Cuando salí del coma, no hacía más que llorar. No entendía por qué me habían golpeado a mí, que no me metí con ellos ni con nadie", dice.

 

Los agresores llegaron a grabar un video, que luego borraron para eliminar evidencias. El caso llegó a la Policía de Miranda y la Defensoría del Niño y el Adolescente de Sucre. Uno de los atacantes fue apresado, pero ya está libre, denuncia la madre de Pedro, Iraida Montilla. Para muchas escuelas, la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente se ha convertido en una de las piedras de tranca para la resolución de problemas de violencia estudiantil. "Antes uno expulsaba al que se portaba mal, ahora no podemos", se lamenta la directora de un colegio privado de Baruta. "Los alumnos nos amenazan con la Lopna si los regañamos", afirma un profesor de un liceo de Libertador. Morillo asegura que todo esto es una mala interpretación de la ley. "La Lopna se está utilizando mal, sobre todo por los padres de los victimarios, quienes ante una expulsión temporal alegan que les están violando el derecho a la educación; pero ese agresor le está violando a otros niños el derecho a la seguridad, también establecido en la Lopna". Cristóbal Cornielles, co-redactor de esta ley en 1999, señala que es falso que la Lopna otorgue impunidad a los victimarios. La Ley Orgánica de Educación vigente, en sus artículos 123 y 124, establece las sanciones ante faltas disciplinarias como actos violentos de palabra o de hecho. "El problema es que los colegios aplicaban las sanciones arbitrariamente, sin pruebas, y se extralimitaban, cuando están obligados a abrir un procedimiento. Los muchachos tienen derecho al debido proceso, es decir, a la defensa", dice.

Morillo recomienda a los directivos de los colegios que actúen: "Si ocultan un caso de agresión para proteger el nombre del plantel, el mensaje que dan es que hay impunidad". Asegura que las sanciones legales tienen tanto o más peso que la ayuda psicológica. En el caso de un niño que fue objeto de burlas por parte de sus compañeros de un colegio privado de Caracas, la única solución posible fue acudir a instancias legales, porque los padres de uno de los agresores creían que el papel de su hijo era el correcto, pues el alumno lastimado "era gafo". Un argumento similar utilizó un acosador de cuarto año de bachillerato en un colegio religioso del municipio Libertador, quien maltrataba a los alumnos de séptimo grado porque los estaba "preparando para la vida".


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Tras lo ocurrido a Pedro, varios funcionarios fueron al liceo, pero todo sigue igual. "La gente ha querido satanizar el plantel, pero no hacen nada", dice la directora, quien explica que el instituto es sólo reflejo de un problema aún mayor: el de Petare. Reconoce que entran alumnos con armas. "No las traen porque haya peligro dentro del liceo, ellos bajan de sus barrios armados para defenderse allá arriba". Pedro Carrero no quiere volver para la Escuela Técnica, su madre le buscará cupo en otro plantel cuando mejore su salud. No ha recibido ninguna ayuda gubernamental. El país tampoco: el Estado no tiene una estrategia para frenar la violencia escolar. Pereira considera que uno de los problemas es que la agresividad se está volviendo natural. "Nadie habla de ella hasta que ocurre un hecho grave. No hay políticas públicas ni planes dirigidos a apoyar a las familias, ni a los docentes, ni a las víctimas".

 

En España, el caso de Jokin, un adolescente vasco de 14 años de edad que sufrió un año de acoso por parte de sus compañeros, movilizó al defensor del pueblo a realizar una encuesta nacional para conocer la situación de la violencia escolar en ese país. En Venezuela nada se está haciendo en la materia, según Delgado y Rodríguez. Historias como las de Pedro Carrero ocurren a diario sin que lleven a los órganos públicos a tomar acciones, como crear espacios en las escuelas para fomentar la convivencia. Pedro Carrero perdió el año escolar, perdió su tranquilidad, perdió su salud, por culpa de la violencia. Esta vez fue él. Pudo ser cualquiera

 

Conclusiones.

 

Familia, escuela e iglesia son las tres instituciones primarias que juegan un papel preponderante en la socialización de los individuos, de las tres la familia es la más importante. El paso de la infancia a la edad adulta supone una reestructuración de relaciones primarias, pasando a integrarse en grupos de amigos, asociaciones juveniles y otras organizaciones sociales. No es posible una desvinculación si al mismo tiempo no se da una nueva vinculación.

El proceso de socialización de un joven queda marcado por la manera en que se desarrollan los procesos de desvinculación y vinculación en la época de la adolescencia. (Miller, A. 2005).

El conflicto entre los jóvenes y las instituciones primarias de socialización surge a nivel de modelos de convivencia, a nivel de normas de comportamiento social y a nivel de expectativas de futuro. A este respecto, las instituciones docentes están excesivamente burocratizadas y jerarquizadas, en buena medida por una excesiva masificación y el mantenimiento de modelos anticuados de funcionamiento organizativo, por lo que resulta difícil para los jóvenes un proceso de diferenciación sin una ruptura con la institución.

 

La familia, los centros de enseñanza y la iglesia tienen que convertirse para los jóvenes en lugares de encuentro y de diálogo sobre los siguientes puntos: análisis de los modelos de convivencia, de las normas de comportamiento y de las expectativas de futuro dependencia de dichos modelos, normas y expectativas con respecto a las estructuras sociales y valores culturales de nuestro entorno vías de acción para el cambio social y personal.

 

Es evidente que ni la familia, ni la escuela, ni la iglesia podrán cumplir esta función si no se evoluciona hacia formas de funcionamiento interno y de comunicación interpersonal que sean más realistas, más flexibles, más participativas y más negociadoras. La negociación es necesaria para la convivencia. Negociar los significados de las situaciones, los intereses individuales y colectivos, la participación en la toma de decisiones, el papel que se juega, etc.

 

III. Referencias bibliográficas.

 

1.     BURNLEY, J. (1993) Conflicto, Ed. Morata, Madrid.

2.     CASAMAYOR, G. (coord.), (1998) Cómo dar respuesta a los conflictos. La disciplina en la enseñanza secundaria, Ed. Grao, Colección Biblioteca de Aula, Barcelona.

3.     EREZO, F. (coord.), (1998) Conductas agresivas en la edad escolar, Ed. Pirámide, Madrid.

4.     CEREZO, F. (2004) El cuestionario Bull. Un procedimiento para la medida de la agresividad entre escolares. Actas del IV Congreso Internacional de Evaluación Psicológica. Diputación de Pontevedra.

5.     CURWIN, R.L.; MENDLER, A.N. (1987) La disciplina en clase. Organización del centro y del aula, Ed. Narcea, Madrid.

6.     DOMINGUEZ, T. y otros (1996) Comportamientos no violentos. Propuestas interdisciplinares para construir la paz, Ed. Narcea, Madrid.

7.     FERNÁNDEZ, I. (2006) Prevención de la violencia y resolución de conflictos. El clima escolar como factor de calidad, Ed. Narcea, Madrid.

8.     GALTUNG, J y otros (1991) Violencia en la escuela y en el entorno social. Una aproximación didáctica, Ed. CEP de Villaverde, Madrid.

9.     MARTÍN MEDEM, J.M., (1998) La guerra contra los niños, Ed. El Viejo Topo, Barcelona.

10.  MILLER, A. (2005), Por tu propio bien: raíces de la violencia en la educación del niño, Ed. Tusquets, Barcelona.

11.  SANMARTIN, J., (2007) Violencia, TV y cine, Ed. Ariel Colección Estudios sobre la Violencia. Venezuela.

12.  TUVILLA, J. (comp.), (2004) La escuela: Instrumento de Paz y Solidaridad, Ed. MECP Colección Cuadernos de cooperación educativa, Sevilla.