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Enfermedad depresiva en la insuficiencia cardiaca. Articulo de revision
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Autor: MsC. Dr. Eudis Reyes Mozo
Publicado: 29/12/2009
 

Se realizó una revisión sobre la relación de la Enfermedad Depresiva con la Insuficiencia Cardiaca motivados por su elevada prevalencia sobretodo en los pacientes cardiópatas hospitalizados. Se identifican los mecanismos biológicos y psicosociales implicados. Los instrumentos psicológicos prácticos de que dispone el cardiólogo para la detección de síntomas depresivos a la cabecera del paciente. Se muestran los psicofármacos recomendados para tratar la depresión y mejorar la calidad de vida de estos pacientes.


Enfermedad depresiva en la insuficiencia cardiaca. Articulo de revision .1

Enfermedad depresiva en la insuficiencia cardiaca. Artículo de revisión.

 

Dr. MsC. Eudis Reyes Mozo. a

Dr. MsC. Jesús Endo Yasoda Milán. b

Lic. MsC. Maria del Carmen García Martín c

Dr. Alan Santana Leyva. d

 

  1. Master en Urgencias Médicas. Especialista de Primer Grado en Cardiología. Especialista de Primer Grado en Medicina General Integral. Profesor Instructor. Centro de Diagnóstico Cardiovascular Barrio Adentro. Maracaibo.
  2. Especialista de Primer Grado en Medicina General Integral. Residente de Cirugía Pediátrica. Master en Atención Integral al niño. Profesor Instructor. Responsable de Postgrado Estado Zulia.
  3. Licenciada en Psicología. Master en Psicología de la Salud. Profesora Instructor. Psicóloga del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Celestino Hernández.
  4. Especialista de Primer Grado en Medicina General Integral.

 

Resumen.

 

Se realizó una revisión sobre la relación de la Enfermedad Depresiva con la Insuficiencia Cardiaca motivados por su elevada prevalencia sobretodo en los pacientes cardiópatas hospitalizados. Se identifican los mecanismos biológicos y psicosociales implicados. Los instrumentos psicológicos prácticos de que dispone el cardiólogo para la detección de síntomas depresivos a la cabecera del paciente. Se muestran los psicofármacos recomendados para tratar la depresión y mejorar la calidad de vida de estos pacientes.

 

Depressive disease in the cardiac failure.

 

Summary.

 

We conducted a review on the relationship of the Depressive disease with heart failure motivated by its high prevalence above all in the heart patients hospitalized. Identifies the biological mechanisms and psychosocial involved. The practical psychological instruments available to the cardiologist for detection of depressive symptoms to the bedside. Displays the recommended psycotropics drugs to treat depression and improve the quality of life in these patients.

 

Palabras Clave: Depresión, Enfermedad Cardiaca / Depression, Cardiac Failure.

 

Introducción

 

La vida cotidiana nos ofrece una gran evidencia empírica de la íntima relación existente entre la psiquis y el corazón. Muchas culturas sitúan el corazón como el centro de la emoción, el origen del amor, la fuente del coraje. La gente generosa tiene " buen corazón ", la gente tacaña " no tiene corazón”. Cuando ves por primera vez a tu amor tu corazón "salta de alegría", y cuando llega la separación se te "rompe el corazón". La interacción entre el corazón y la psiquis es bidireccional. Las experiencias estresantes afectan al corazón directamente a través del sistema nervioso autónomo e indirectamente a través de las vías neuroendocrinas.

 

Aspectos epidemiológicos

 

La enfermedad depresiva se presenta con unas tasas de prevalencia en la población con insuficiencia cardiaca (IC) del orden del 25%, y en pacientes con fases avanzadas o graves, la tasa de enfermedad depresiva sobrepasa el 50%.1 Sin embargo, la frecuencia de este trastorno varía de forma sustancial según varios factores biomédicos y psicosociales.

 

La asociación entre la aparición de enfermedad depresiva y una evolución más larga de la enfermedad cardiaca apoya la hipótesis ya clásica del padecimiento crónico de estrés como factor de riesgo de enfermedad psiquiátrica ansioso-depresiva 2. La enfermedad cardiaca conllevaría en estos pacientes un notable desgaste emocional a lo largo de varios años, con la necesidad de adaptaciones sucesivas a situaciones físicas y psicosociales cambiantes, en general con pérdida progresiva de su autonomía. Por todo esto, la enfermedad depresiva es un problema de primer orden dentro de lo que debería considerarse la atención integral al enfermo con enfermedad cardiaca.

 

Es muy frecuente en los pacientes hospitalizados con insuficiencia cardiaca. En particular es 3 ó 4 veces más frecuente que en la población general de la misma edad 3. También, en algunos estudios de pacientes con insuficiencia cardiaca 4,5, pero no en todos 6,7, se ha observado una tendencia hacia mayor frecuencia de depresión entre las mujeres. Sin embargo, el hallazgo de una menor frecuencia de depresión en los solteros, los separados y los divorciados que en los casados puede deberse a un pequeño número de los primeros, lo que conduce a resultados extremos y probablemente inestables. Según las bibliografías se observa que la depresión es más frecuente en los que tienen peor salud física 8,9, ya sea medida por el grado funcional de la NYHA 2,4, el componente físico de la calidad de vida 10, el grado de discapacidad en las actividades de la vida diaria 3,8 o la presencia de hospitalización previa por insuficiencia cardiaca en el último año 3.

 

En otros trabajos se ha mostrado una mayor frecuencia de depresión en los sujetos con menor red de apoyo social 9, En el análisis univariable, la depresión también muestra una tendencia a asociarse con otros indicadores de una escasa red social, como vivir solo, tener menor contacto con familiares, amigos o vecinos y carecer de confidente.

 

La observación de una mayor frecuencia de depresión entre los menos satisfechos con el médico de atención primaria resulta esperable, ya que la depresión puede facilitarse por un menor grado de acuerdo, entre, el nivel de salud y las expectativas sobre éste, y el primero depende en parte de la atención médica recibida 3.

 

Aspectos psiquiátricos y del comportamiento en la insuficiencia cardiaca

 

Los principales mecanismos conocidos son dos: biológicos y psicosociales.

 

Las bases biológicas que sustentan esta relación se fundamentan en los múltiples cambios neuroinmunoendocrinos y en las proteínas de fase aguda de la inflamación que acontecen en los enfermos depresivos.

 

Así, se ha observado que los pacientes con depresión experimentan una mayor activación plaquetaria que les predispone a episodios tromboembólicos. Estos mismos pacientes también experimentan activación inmunitaria (células NK, leucocitos y otros.) e hipercortisolemia, junto con un incremento de la hormona adrenocorticotropa (ACTH) y del factor liberador de ACTH, con una menor resistencia a la insulina, así como un aumento de la producción endógena de esteroides y la liberación de catecolaminas, y un incremento de la presión arterial y de la vasoconstricción coronaria. La manera en que estos factores condicionan un empeoramiento clínico que incrementa la mortalidad no es fácil de precisar, pero sí se conoce su importancia sobre la salud cardiovascular.

 

En cuanto a los mecanismos psicosociales, la depresión aumenta el riesgo de incumplimiento terapéutico y de bajo apoyo social, y ambos empeoran el pronóstico de la insuficiencia cardiaca.

 

Desde la perspectiva estrictamente sintomática de la enfermedad depresiva en pacientes con insuficiencia cardiaca, hay características clínicas que se han asociado con un mal pronóstico vital, como la pérdida de apetito, el adelgazamiento, la merma de ganas de luchar y vivir. Por último, hay evidencias, además, de que la propia insuficiencia cardiaca podría tener una relación causal en la aparición de la enfermedad depresiva en estos pacientes, ya que hay áreas del cerebro, como la región temporal medial, que son especialmente vulnerables a los déficit de perfusión originados en el contexto de una insuficiencia cardiaca 11.

 

Instrumentos diagnósticos.

 

En la actualidad, además de los aspectos clínicos, hay instrumentos que facilitan la labor de detección de la enfermedad depresiva en enfermos atendidos por cardiólogos o en pacientes visitados por otros especialistas.

 

Se ha recomendado el cribado oportuno de la depresión en los pacientes adultos, ya que es un trastorno frecuente, con instrumentos diagnósticos sencillos y tratamiento eficaz 12. Sin embargo, esta práctica no se realiza de forma sistemática, ya sea por limitaciones de tiempo, falta de familiaridad con los instrumentos diagnósticos u otro.


Enfermedad depresiva en la insuficiencia cardiaca. Articulo de revision .2

La escala de depresión geriátrica se ha utilizado con mucha frecuencia para el cribado de la depresión en ancianos cardiópatas. El valor de corte en 4 síntomas en la versión de 10 ítems tiene una sensibilidad del 80,5%, una especificidad del 78,3%, un valor predictivo positivo del 86,8% y un valor predictivo negativo del 60,2%, por comparación con los criterios de la CIE-10, para el diagnóstico de un episodio de depresión mayor en pacientes ambulatorios 13. Se puede utilizar además el Hospital Anxiety Depresión (HAD) 14 cuestionario autoadministrado que el paciente puede cumplimentar en pocos minutos y el médico corregir en menos de 1 min. Ofrece un gran rendimiento diagnóstico en la enfermedad depresiva-ansiosa. El punto de corte para diagnosticar un «probable caso psiquiátrico» sería obtener más de 10 puntos en una de las subescalas (ansiedad o depresión).

 

Estos cuestionarios sencillos y fiables y, junto con otros instrumentos actualmente disponibles para medir la calidad de vida global o la percibida por los pacientes 15, pueden aproximar la consulta del cardiólogo a un lugar en donde se realice una evaluación más cuidadosa de aspectos relevantes de cara al pronóstico en los pacientes con insuficiencia cardiaca y comorbilidad depresiva.

 

Aspectos cardiovasculares de los psicofármacos.

 

Los fármacos más prescritos en estos pacientes son las benzodiacepinas. Mejoran el bienestar y se especula que podrían reducir la morbilidad en los pacientes coronarios. Las ventajas clínicas se deben a sus efectos ansiolíticos, así como a su capacidad para atenuar la respuesta fisiológica de la activación simpática. Las posibles complicaciones derivadas de su uso crónico son: la habituación, la tolerancia, la depresión respiratoria y la excesiva sedación.

 

La buspirona es un ansiolítico no benzodiacepínico que carece de las complicaciones que pueden mostrar las benzodiacepinas administradas crónicamente. Sin embargo, uno de sus principales problemas es que el efecto terapéutico aparece a las 2 semanas del inicio. Una estrategia es empezar su administración al mismo tiempo que la de una benzodiacepina o un neuroléptico sedante y a continuación, disminuir gradualmente la otra sustancia cuando la buspirona empiece a tener efecto. Los fármacos antidepresivos han demostrado eficacia en la remisión de episodios depresivos y en la prevención de recaídas posteriores. Esta doble vertiente, a la que se podría añadir su eficacia en el tratamiento de la enfermedad ansiosa subaguda y crónica, los convierten en los fármacos de elección en casi todos los pacientes médicos con enfermedad psiquiátrica comórbida.

 

Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) (fluoxetina de 5-10mg/dia, sertralina de 12,5 -25mg/dia, paroxetina 10mg/dia, fluvoxamina, citalopram y escitalopram) serían en la actualidad los fármacos de elección en la enfermedad depresiva en pacientes cardiópatas. No se debería empezar por paroxetina por su mayor potencial de interaccionar con el citocromo 3A4 del sistema de citocromos P450, que es una vía metabólica de muchos otros psicofármacos, inmunodepresores, y otros fármacos de uso común en cardiología.

 

La decisión de empezar un tratamiento con antidepresivos debería tomarla un psiquiatra. No obstante, en qué momento conviene administrar antidepresivos es algo que se determina mejor con la ayuda de un cardiólogo. En general, podemos decir que no todos los antidepresivos son iguales y que, hasta que dispongamos de una mayor experiencia, deberíamos ser prudentes a la hora de administrar nuevos medicamentos antidepresivos a los pacientes cardiópatas con enfermedad depresiva.

 

Conclusiones

 

La elevada frecuencia de depresión en pacientes hospitalizados por insuficiencia cardiaca garantiza un alto rendimiento diagnóstico del cribado y proporciona un nuevo argumento para llevarlo a cabo en nuestro medio. El rendimiento diagnóstico será mayor en las mujeres y en los pacientes con peor salud física, mayor dependencia en las actividades de la vida diaria, mayor aislamiento social y menor satisfacción con su médico de atención primaria 16.

 

La incorporación de un especialista en geriatría, psicólogo o psiquiatra a una unidad de insuficiencia cardiaca está justificada por la necesidad de ofrecer a los pacientes con insuficiencia cardiaca, muchos de ellos ancianos, una valoración integral de sus problemas de salud. De esta manera, pueden establecerse estrategias de tratamiento más amplias, no limitadas a tratar sólo la cardiopatía, pueden mantenerse y mejorarse las capacidades funcionales, cognitivas, psicológicas y sociales de los pacientes independientemente de la disnea y la fatiga, la insuficiencia cardiaca puede causar discapacidad mediante diferentes mecanismos, tales como las alteraciones osteomusculares 17 y las deficiencias cognitivas, que son sumamente prevalentes en la insuficiencia cardiaca 18,19 y obstaculizan su tratamiento, desde la introducción de la farmacoterapia hasta el cumplimiento del régimen alimentario y farmacológico y la realización de ejercicio. Además, los pacientes con insuficiencia cardiaca sufren un número significativo de comorbilidades que aumentan la dificultad de manejar la afección 20,21 y empeoran el pronóstico en estos pacientes. 22

 

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