La parasitosis intestinal. Un serio problema medico-social. Revision Bibliografica
Autor: Dra. Erdie Cristina Santana Fonseca | Publicado:  29/12/2009 | Enfermedades Infecciosas , Gastroenterologia , Medicina Tropical | |
La parasitosis intestinal. Un serio problema medico-social. Revision Bibliografica .5

Una lombriz puede, excepcionalmente, perforar la pared del tubo digestivo, sobre todo si el intestino está lesionado complicándose así con una peritonitis séptica. También pueden estar afectados el apéndice (apendicitis) y el páncreas (pancreatitis). Se ha podido ver invasión de corazón y aparato genito-urinario; una cantidad masiva de parásitos, sobre todo en niños, puede causar desnutrición por competición entre parásito y huésped (45, 54, 55).

 

Para su diagnóstico es necesario el estudio del material fecal y el exudado bronquial. El examen de laboratorio se basa en microscopio en fresco y centrifugación-flotación (Faust) para buscar huevos; estos son cualitativos. Si se requiere investigar la magnitud de la parasitosis entonces se practican otros exámenes cuantitativos. Cuando salen espontáneamente, se puede realizar estudio macroscópico de ejemplares adultos. También se puede hacer estudio microscópico de exudado bronquial para buscar larvas en tránsito (55).

 

El Enterobius vermicularis es el helminto de mayor distribución geográfica, afectando al 30% de los niños en edad escolar; produce una infestación denominada oxiuriasis o enterobiasis. La transmisión del enterobius es fecal-oral, por ingestión de alimentos o tierras contaminadas, o por autoinfestación. Al rascarse el niño, coge el parásito con las uñas, originándose una autoinfestación que hace el parasitismo interminable; la contaminación también puede producirse a través de las ropas interiores, camas y objetos, dando origen a contaminaciones indirectas, que contribuyen a la propagación masiva del gusano. La contagiosidad de los huevos durante la emisión explica las epidemias escolares o familiares. Los huevos permanecen durante semanas en ropas, suelo, y uñas; su presencia exige una serie de medidas higiénicas, además del tratamiento médico para combatir las recontaminaciones (44, 45, 52).

 

La Oxiuriasis cursa de forma asintomática, o sintomática con prurito anal o perianal, de gran intensidad de predominio vespertino, con frecuentes lesiones por rascado perianal, dolores abdominales de la fosa ilíaca derecha, alteraciones del tránsito intestinal (diarrea, vómitos, heces mucosas; en casi el 10% de las apendicitis pueden aparecer oxiuros). Durante la clínica pueden aparecer anorexia, alteraciones del sueño, irritabilidad y terrores nocturnos (relacionados con el prurito perianal), cambios del carácter tipo inestabilidad o agresividad, pérdida de peso, bruxismo y a veces crisis comiciales. Son frecuentes, en las niñas, alteraciones genitales, con prurito vulvar que puede llegar a causar auténticas vulvovaginitis y leucorreas, pudiendo contener huevos de oxiuros. Las alteraciones urinarias también pueden estar presentes; el examen de los bordes anales puede mostrar gusanos o las ulceraciones que producen (44, 45, 52).

 

Entre la ingesta de los huevos, la aparición de gusanos adultos y la excreción de huevos transcurren aproximadamente 2-3 semanas, lo que justifica la segunda cura con antihelmínticos realizada a las 2 semanas de la primera, ya que el tratamiento es activo frente a los gusanos y no los huevos (45).

 

La especie Trichuris trichiura (también conocido como tricocéfalo), es un parásito cosmopolita, pero abunda más en los países tropicales, sur de Norteamérica y Centroamérica, donde las altas temperaturas permiten una evolución más rápida del huevo. Es un helminto de la familia Nematelmintos, en forma de gusano alargado como un látigo, de 3 a 5 cm de largo, produce una enfermedad conocida como Trichuriasis o Tricocefaliasis. El humano se infecta con el tricocéfalo al ingerir huevecillos provenientes del suelo contaminado con heces humanas. Los huevecillos se incuban en el intestino donde las larvas dan origen a adultos inmaduros los cuales emigran al intestino grueso donde completan su maduración. En el colon el macho y la hembra de tricocéfalo se aparean produciendo, la hembra, miles de huevecillos fertilizados los cuales son excretados en las heces. Los huevecillos que se depositan en el suelo húmedo y tibio eclosionan en larvas, las cuales pueden ser ingeridas por el humano a través de algún objeto, alimentos y aguas contaminadas (44, 52, 56).

 

Los gusanos del tricocéfalo se caracterizan por enterrar sus extremos anteriores o cabezas, en forma de cabello, en la mucosa intestinal provocando una lesión en la misma. Este proceso invasivo puede ocasionar diarrea, pero la mayor parte de las infecciones son asintomáticas. La unión de algunos tricocéfalos a la mucosa no produce síntomas clínicos. Sin embargo cuando la carga de gusanos adultos aumenta, la mucosa se inflama y queda edematosa. Cada tricocéfalo adulto consume al día 0.005 ml de sangre y las cargas muy altas de este parásito producen una fuerte anemia por déficit de hierro. La hemorragia en los sitios en que los parásitos están unidos también contribuye a la anemia en casos grandes. Cuando el recto queda edematoso, el pujo durante la defecación causan prolapso rectal. Algunas veces algunos parásitos adultos invaden el apéndice y causan apendicitis, en ciertos casos se produce diarrea secundaria a invasión bacteriana cuando se obtienen muchos tricocéfalos. Quienes tienen infecciones graves sufren anemia, dolor, sensibilidad abdominal, nauseas, vómitos, pérdida de peso y expulsan materia fecal en pequeñas porciones, frecuentes y teñidas de sangre. Los niños pequeños suelen experimentar disentería crónica, anemia profunda, eosinofilia y retraso en su crecimiento (44, 56).

 

El Necator americanus, se encuentra diseminado en los trópicos y subtrópicos, es un nemátodo de menor tamaño, hembra de 9 a 11 mm y macho de 5 a 9 mm, extremo anterior curvo, cuerpo recto o con ligera curva en sentido inverso a la parte anterior, con tendencia a la forma de S, cápsula bucal pequeña con un par de placas cortantes, vulva cerca a la mitad del cuerpo, burza copulatriz con prolongaciones largas. Los huevos son indistinguibles entre sí, de forma ovalada y miden 60 por 40 micras, son de color blanco con una membrana única muy uniforme y un espacio entre ella y el contenido interior, éste consiste en un granulado fino en los huevos recién puestos por el parásito y en varios blastómeros al salir en las materias fecales.

 

Los parásitos adultos viven fijados en la mucosa del intestino delgado, principalmente en duodeno y yeyuno, mediante la cápsula bucal, succionan sangre y al desprenderse, para aparearse o cambiar de sitio, dejan pequeñas ulceraciones que continúan sangrando. Necesita de 0.1ml de sangre por día. La duración de vida de este parásito es larga en promedio de 5 años, y puede llegar a 18. El número de huéspedes no es tan grande como para Áscaris, alcanza aproximadamente a 10.000 por día. Estos huevos salen con las materias fecales con 2 a 4 blastómeros. Si caen a la tierra húmeda con una temperatura óptima de 20 a 30º C embrionan en 1-2 días. Los huevos mueren a temperatura muy alta o muy baja y cuando hay exceso de agua, sequedad o intensa luz solar. Si las condiciones son adecuadas y la temperatura es de 7 a 13ºC, el período necesario para embrionar va de 7 a 10 días (44,52).

 

Su acción patógena se produce en 4 niveles de acuerdo a las etapas de invasión y actividad de los parásitos. Inicialmente existen lesiones en la piel, casi siempre en los pies, por la penetración de las larvas filariformes, consistentes en eritema, edema, pápulas o vesículas, que habitualmente desaparece de manera espontánea, más o menos, en dos semanas. Cuando las larvas llegan a los pulmones producen pequeñas hemorragias por ruptura de los capilares y por reacción inflamatoria, pudiendo ocurrir esputos hemoptoicos y tos. Cuando existe invasión masiva el cuadro anatomopatológico corresponde a focos neumónicos. Según el número de parásitos, se presentan molestias abdominales, dolor ligero, flatulencia, diarreas y otros síntomas de irritación intestinal. Cuando la ingestión de hierro es insuficiente para enfrentar las demandas del parásito, aparece la anemia (44, 52).

 

Taenia saginata y Taenia solium. El único reservorio conocido es el hombre, y los huéspedes intermediarios son los bovinos (Taenia saginata) y los cerdos (Taenia solium) (44, 45).

 

Si hay un parásito que sin duda pone los pelos de punta tan solo con la idea de poder albergarlo en el interior es la tenia. No es que sea especialmente peligroso ni mortal, de hecho en algunos casos el paciente no sufre ningún tipo de molestia y puede llegar a “convivir” con su huésped durante largas temporadas. El problema radica cuando uno piensa que puede tener en su interior un “gusano” de varios metros de longitud (57).

 

Los céstodos o taenias son gusanos planos, hermafroditas (pueden reproducirse con ellos mismos y poner huevos sin necesidad de otro ejemplar), son animales que viven solos en el interior del intestino delgado y grueso del individuo, el nombre de solitaria procede del hecho que siempre son individuos aislados e incluso pueden completar su ciclo vital, incluida la reproducción sin haberse encontrado con otra solitaria. No poseen aparato digestivo y se alimentan por absorción a través de su piel. Están formados por una cabeza o escólex, con ventosas y a veces armada con ganchos con los que se fijan a las paredes del organismo (57).

 

Las tenias pueden crecer varios metros de longitud y se han reportado casos de más de 10 metros, la solitaria posee pequeños ganchos o ventosas con los que se aferra a las paredes intestinales. El animal se desplaza por el interior del organismo y aunque raramente se puede sentir sus movimientos se han reportado casos en los que la tenia ha salido del cuerpo total o parcialmente por el ano (57).

 

Su cuerpo está formado en algunos casos por más de 900 segmentos, anillos que son capaces de producir huevos independientemente, estos “proglótides” se separan y salen con las deposiciones. Esto conlleva un peligro de contagio, pues las personas tras rascarse o simplemente realizar labores de higiene después de defecar pueden portar estos huevos en sus manos, manipulando alimentos se puede contagiar a otras personas (57).


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