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El componente educativo en la prevencion y tratamiento de la Diabetes Mellitus
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Autor: José Joaquín García Orrí
Publicado: 2/01/2010
 

El presente artículo presenta una breve revisión teórica del componente educativo en la prevención y tratamiento de la diabetes mellitus a través de la vinculación existente entre la Educación Para la Salud (EPS), la Diabetes Mellitus y la Educación Diabetológica.


El componente educativo en la prevencion y tratamiento de la Diabetes Mellitus .1

El componente educativo en la prevención y tratamiento de la Diabetes Mellitus

 

The educational component in Diabetes Mellitus prevention and treatment

 

José Joaquín García Orrí *, Nadya Vargas Celio, Yareli Cabrera Islas, Ricardo Mejía Bautista, Rene Becerril Olvera, Cynthia Lizeth Montes Rosales.

 

( * ). Autor responsable de la correspondencia.

 

Resumen

 

El presente artículo presenta una breve revisión teórica del componente educativo en la prevención y tratamiento de la diabetes mellitus a través de la vinculación existente entre la Educación Para la Salud (EPS), la Diabetes Mellitus y la Educación Diabetológica.

 

El abordaje de esta relación se realiza desde cuatro áreas temáticas fundamentales:

 

(1)    La Educación Para la Salud y sus beneficios en la prevención y tratamiento de las enfermedades,

(2)    La Diabetes Mellitus: Factores predisponentes para su padecimiento y consecuencias derivadas de la enfermedad,

(3)    La Diabetes Mellitus en el contexto de la educación para la salud., y

(4)    Los beneficios derivados de una perspectiva educativa en el tratamiento y prevención de la Diabetes Mellitus.

 

No se empleó una metodología específica para la búsqueda, recopilación, y análisis de la información, los criterios establecidos para la estructuración de las temáticas en el articulo responden a la opinión colegiada de los autores. Se reconoce en la literatura revisada, el importante papel desempeñado por la Educación Para la Salud (EPS) y la Educación Diabética (ED) en el marco de las acciones de prevención en salud y como complemento fundamental a los tratamientos indicados por el personal médico. Se expone la necesidad de asumir una perspectiva educativa más consecuente con los objetivos de carácter educativos propuestos en los programas de Educación Para la Salud. Se señalan los beneficios derivados de la Educación Diabética en el control glucémico, y en el manejo y reducción de los riesgos asociados al padecimiento de la diabetes mellitus.

 

Palabras clave

 

Diabetes mellitus, Educación Para la Salud, Educación Diabetológica, Factores de Riesgo, Motivación, Prevención.

 

Summary

 

The present article presents a brief theoretical review of the educational component in the prevention and treatment of the diabetes mellitus across the existing entail between Health’s Education (HE), Diabetes Mellitus and Diabetic Education (DE). The boarding of this relation is realized from four thematic fundamental areas:

 

(1)   The (HE) and its benefits in prevention and treatment of diseases,

(2)   The Diabetes Mellitus: risks Factors for suffering and consequences derived from the disease,

(3)   The Diabetes Mellitus in the context of health education, and

(4)   The benefits derived from an educational perspective in treatment and prevention of the Diabetes Mellitus.

 

A specific methodology was not used for searching, summarizing, and analysis of information, the criteria established for the structure of the subject matters in the article, answer to the collegiate opinion of the authors. It is recognized in checked articles, the important role played by Health Education and the Diabetic Education in health prevention and as fundamental complement to the treatments indicated by the medical personnel.

 

There is exposed the need to assume an educational perspective more consistent with the educational aims of character proposed in HE programs. The derivative benefits distinguish themselves of DE in glucemic control and in managing and reduction of risks associated with suffering diabetes mellitus.

 

Key Word: Diabetes mellitus, Health’s Education, Diabetic Education, risks Factors, motivation, prevention.

 

 

Introducción

 

La diabetes mellitus constituye un real problema de salud pública mundial y representa una de las enfermedades crónico-degenerativas con mayor crecimiento en número de individuos que la padecen, los datos de la Federación Internacional de Diabetes (FID) sobre el padecimiento de esta enfermedad son alarmantes, y se estima que el número de individuos enfermos podría llegar alcanzar los 380 millones para el año 2025 si no se toman las medidas de prevención pertinentes.

 

El presente artículo realiza una breve revisión teórica del componente educativo en la prevención y tratamiento de la diabetes mellitus a través de la vinculación existente entre la Educación Para la Salud (EPS), la Diabetes Mellitus y la Educación Diabetológica, el abordaje de esta relación se realiza desde cuatro áreas temáticas fundamentales:

 

(1)    La Educación Para la Salud y sus beneficios en la prevención y tratamiento de las enfermedades,

(2)    La Diabetes Mellitus: Factores predisponentes para su padecimiento y consecuencias derivadas de la enfermedad,

(3)    La Diabetes Mellitus en el contexto de la educación para la salud., y

(4)    Los beneficios derivados de una perspectiva educativa en el tratamiento y prevención de la Diabetes Mellitus.

 

No se empleó una metodología específica para la búsqueda, recopilación, y análisis de la información, los criterios establecidos para la estructuración de las temáticas en el articulo responden a la opinión colegiada de los autores.

 

La Educación Para la Salud (EPS) constituye el principal instrumento en las tareas de prevención en salud, y un apoyo fundamental para contribuir al apego de los pacientes a sus tratamientos. El término Educación Para la Salud es relativamente nuevo, e inicialmente se pretendió que la reconceptualización del término condujera por si mismo a cambios sustanciales en los modos de planificar y ejecutar las acciones de (EPS), pero el verdadero cambio está contenido en asumir una real perspectiva educativa que considere el valor de los componentes didácticos del proceso de enseñanza-aprendizaje concebidos en una propuesta metodológica más coherente con las necesidades educativas de los sujetos y mejor integrada con los objetivos y metas de los programas.

 

La principal dificultad hasta la fecha de los programas de Educación Para la Salud es el enfoque de “Intrusión directiva” caracterizada, en este caso, por el suministro y diseminación de información relacionada con la diabetes mellitus, tratamiento y prevención, sin tomar en cuenta que la educación es un proceso bidireccional en el que la participación activa de los sujetos de aprendizaje y la evaluación de sus necesidades educativas, son tan importante como los conocimientos y las habilidades como comunicador y docente del profesional coordinador de los programas de Educación Para la Salud.


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Se reconoce el importante papel de la motivación en el desarrollo efectivo las acciones de Educación Para la Salud en general y de la Educación Diabetológica en particular, se asume a “La motivación” hacia la salud como un fenómeno multidimensional sensible a numerosas influencias, así como se reconoce el valor potencial que tiene el hecho de que las acciones de Educación Para la Salud y Educación Diabética deben ser llevadas a cabo por personas que valoren altamente la salud y tengan altas expectativas de que sus conductas servirán para mejorar su condición o para prevenir la enfermedad.

 

 Se presenta a la diabetes mellitus como un grupo de enfermedades que se caracterizan por hiperglucemia que resulta de defectos en la secreción de insulina, su acción, o ambas cosas a la vez. También se presentan anormalidades en el metabolismo de los carbohidratos, proteínas y grasas. Los diabéticos tienen organismos que no producen o reaccionan a la insulina, una hormona producida por las células beta de los islotes de Langerhans del páncreas y que se requiere para el uso o el almacenamiento de los combustibles del organismo. Los defectos metabólicos con etiologías diferentes de la diabetes mellitus han generado el reconocimiento de un sistema de clasificación diferencial para este padecimiento, clasificándolas en diabetes tipo 1, diabetes tipo 2, y diabetes por defectos específicos, encontrándose incluida en esta última clasificación la no menos importante diabetes gestacional.

 

Se expone la fuerte asociación causal de la diabetes mellitus tipo 2 con factores ambientales relacionados directamente con los sujetos (estilos de vida y hábitos de alimentación), identificándose a estos factores como sustrato natural de la Educación Diabetológica (ED), permitiendo a esta un mejor abordaje de los de riesgos vinculados con dichos factores.

 

Las charlas grupales y las orientaciones generales y específicas han sido las principales formas metodológicas empleadas en el manejo de la Educación Diabetológica (ED), y bien discretos han sido los resultados en la adherencia de los pacientes a sus tratamientos y a las orientaciones de autocontrol. Sin embargo nuevas tendencias se observan en la Educación Diabética que comienza a mostrar mejor concepción educativa en sus intervenciones y un mayor apego a una estructuración didáctica de su metodología.

 

Sin Educación Diabética (ED), las personas con la afección están menos preparadas para adoptar decisiones documentadas, realizar cambios conductuales, resolver los problemas psicosociales que presenta la diabetes y, por último, podrían verse incapacitadas para controlar su diabetes eficazmente. Un mal control tendrá como resultado unos malos resultados sanitarios y un aumento de la probabilidad de desarrollar complicaciones.

 

Entre las principales conclusiones derivadas del análisis bibliográfico se encuentras las siguientes:

La Educación Para la Salud (EPS) representa una excelente vía para el desarrollo de estrategias de intervención en salud que estén dirigidas hacia el incremento de los conocimientos sanitarios, la modificación de los estilos de vida y los hábitos nocivos, y la prevención y tratamiento de un número importante de enfermedades.

 

Es importante reconoce que la renovación de conceptos y definiciones, en este caso la definición de Educación Para la Salud, no encierra en si mismo la estructura del cambio y la modificación en los modos de actuación de planificadores, coordinadores en salud, pacientes y familiares, es necesario realizar un trabajo más consistente y profundo desde el punto de vista metodológico, con respeto a determinados elementos de la didáctica, y a criterios de carácter organizacional que permiten obtener mejores resultados de los programas de prevención y tratamiento.

 

En la Educación Diabetológica es esencial que los profesionales de salud vinculados con la planificación, ejecución, monitoreo y evaluación de los programas de prevención y tratamiento de la diabetes mellitus, además de poseer conocimientos específicos y generales sobre la enfermedad, conozcan los elementos básicos de la labor educativa a fin de plasmar mayor coherencia y congruencia en sus actividades, traducidas en mejores resultados.

 

Contenido temático

 

I- La Educación Para la Salud (EPS) y sus beneficios en la prevención y tratamiento de las enfermedades.

 

La Educación Para la Salud (EPS) es un proceso que promueve cambios de conceptos, comportamiento y actitudes frente a la salud, a la enfermedad y al uso de servicios sanitarios y refuerza conductas positivas. Este proceso implica un trabajo compartido que facilita al personal de salud, al individuo y a la comunidad la identificación y el análisis de problemas y la búsqueda de soluciones de acuerdo con su contexto socio-cultural (1).

 

El empleo sistemático del término Educación Para la Salud es relativamente reciente, reemplazando a la denominación previa de "Educación Sanitaria". El cambio de nombre pretendió simultáneamente dar cuenta de un giro trascendente en el enfoque: de la "instrucción" -directiva- se debía entender a la educación como un proceso bidireccional; desde la “información” se debía intentar generar un verdadero cambio de conducta en el sujeto del aprendizaje focalizado hacia la prevención, y con objetivos de promoción, es decir, buscar estímulos para una vida más plena, promoviendo hábitos sanos y estilos de vida saludables. Aun en la actualidad prevalecen métodos sustentados en la enunciación de “prescripciones” o “proscripciones”, cuyo cumplimiento queda librado al criterio y responsabilidad individual de los destinatarios o “beneficiarios” de los programas de Educación Para la Salud.

 

Al criticar este modelo de Educación Para la Salud que estimula la medicalización de la sociedad y la posibilidad de la “solución del problema de salud” limitada al sector profesional, estamos sugiriendo otra propuesta, dirigida a estimular la autorresponsabilidad de individuos, grupos y familias, y en la base de todo esto la concepción del aprendizaje como “apropiación crítica del saber”. En esta propuesta la Educación Para la Salud es un proceso bidireccional, en donde el profesional o técnico de salud asume una posición más simétrica con respecto a los sujetos de aprendizaje (1).

 

La Educación es un proceso continuo que se extiende a lo largo de la vida del individuo, ésta se da de diversas maneras dentro de la vida en sociedad. El individuo adquiere su educación dentro del sistema formal de enseñanza, pero también en una variedad de formas fuera de ese sistema. Así el proceso de aprendizaje del idioma nativo, de las costumbres, de las normas de conducta y de los valores, se realiza en el seno familiar y en el contacto con la comunidad. En su experiencia de la vida diaria y en su interacción con otros, la persona adquiere un bagaje de conocimientos y habilidades a través de toda la vida. Por ello, enseñar no es una actividad de patrimonio exclusivo de los educadores profesionales. Por el contrario, son muchas las profesiones que incluyen un considerable componente educativo en su labor con la comunidad (2).

 

Corresponde a la Educación Para la Salud no solo brindar información general o específica en relación aquellos estilos de vida saludable que constituyen paradigmas en la prevención de enfermedades, o que coadyuven al tratamiento de estas, sino que siguiendo la concepción de la “apropiación crítica del saber” debe establecer metodologías para el trabajo con aquellos “elementos motivacionales” que estimulen el interés por la salud personal y comunitaria, generando cambios verdaderos y permanentes en relación a los hábitos y las conductas de los sujetos de aprendizaje.

 

La motivación hacia la salud es definida como “procesos autorregulatorios que involucren la selección, activación y la dirección sostenida de conductas que contribuyen positivamente en la salud física y mental”. Se asume que la motivación hacia la salud es multidimensional. Las conductas dirigidas hacia el mantenimiento de un adecuado estado de salud, deben ser llevadas a cabo por personas que valoren altamente la salud y tengan altas expectativas de que sus conductas servirán para mejorar su condición o para prevenir la enfermedad.


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Igualmente, la salud debe ser considerada como una meta importante y deseada. Ha sido ampliamente documentado que la evaluación positiva de una meta resulta esencial en actos que guían una secuencia de conductas particulares hasta alcanzarla (3). Teóricamente, un individuo con alta motivación hacia la salud se involucra en su propia salud. Cambios en el estilo de vida y búsqueda de información en asuntos relacionados con la salud constituyen ejemplos de dicho envolvimiento.

 

Una de las tareas más frustrante que enfrentan los profesionales de la salud es la de maximizar el cumplimiento de los planes terapéuticos en sus pacientes. De hecho, bajas tasas de adherencia a tratamientos médicos han sido ampliamente reportadas en una variedad de situaciones y poblaciones (4). Se señala que entre el 30 y el 60% de los pacientes no toman los medicamentos como se les ha prescrito, una situación similar se observa en el apego de los pacientes a los regímenes dietéticos indicados por dietistas y nutriólogos, aun cuando la observancia de la dieta y sus hábitos de alimentación son esenciales en el tratamientos de sus patologías especificas.

 

Teniendo como base el Modelo de Creencias en la Salud propuesto por Becker (1974) (5) se ha sugerido que el cumplimiento con tratamientos médicos está asociado a variables de tipo psicosocial tales como la percepción de susceptibilidad a la enfermedad, la aceptación del diagnóstico, el grado de severidad percibida y la evaluación de los beneficios y costos que conllevan la prevención o el tratamiento de la enfermedad. Más recientemente, variables como la motivación hacia la salud ha sido incorporada dentro de dicho modelo teórico y su capacidad predictiva ha comenzado a comprobarse. Por ejemplo, Bamhoom y Adriaanse (1992) (6) condujeron un estudio a fin de identificar dimensiones psicológicas que tuvieran el mayor impacto en el cumplimiento del tratamiento en pacientes tuberculosos. Los resultados demostraron que la motivación hacia la salud fue una de las variables con mayor poder predictivo del cumplimiento con el tratamiento médico.

 

La motivación se encuentra justo al centro de la tarea educativa, y su presencia en el proceso de aprendizaje representa una garantía esencial en la consecución de los objetivos propuestos tanto de tipo informacionales como conductuales. La motivación vincula emocionalmente al sujeto de aprendizaje con los resultados del proceso, y la Educación Para la Salud no escapa a este criterio. El correcto manejo de los elementos motivacionales en las acciones de prevención y tratamiento de los problemas de salud, debería representar la principal estrategia metodológica de la Educación Para la Salud.

 

La Educación Para la Salud metodológicamente bien conducida y concebida desde el punto de vista del importante papel que juega la motivación hacia el cambio, constituye sin dudas el principal complemento a los tratamientos médicos de las distintas enfermedades, y el núcleo mismo de las acciones de prevención y promoción en salud, facilitando el alcance de mejores condiciones para el manejo de los riesgo de padecimiento.

 

II- La Diabetes Mellitus: Factores predisponentes para su padecimiento y consecuencias derivadas de la enfermedad.

 

La diabetes mellitus representa un problema de salud pública mundial y es considerada como una de las enfermedades crónicas que ha tenido gran emergencia en los últimos tiempos, siendo caracterizada como una epidemia. Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Federación Internacional de Diabetes (FID) han señalado para el año 1994 la existencia de aproximadamente 110 millones de pacientes diabéticos en el mundo, con una franca tendencia a llegar a 240 millones para el año 2010. Se ha estimado que para entonces Latinoamérica doblará el número de diabéticos de 12 a 24 millones, al igual que otras regiones en vías de desarrollo, como resultado del fenómeno de envejecimiento poblacional y del estilo de vida nocivo (7). Según las cifras actuales de la Federación Internacional de Diabetes (FID) hay más de 250 millones de personas diabéticas, y a menos que se tomen medidas implementando eficazmente programas de prevención y control, la Federación Internacional de Diabetes (FID) predice que el número total de personas con diabetes alcanzará los 380 millones para 2025 (8).

 

La palabra diabetes proviene del latín diabētes, y éste del griego διαβήτης (diabetes) que significa “correr a través”. Compuesto de δια (dia-): ‘a través’; y βήτης (bétes): “correr”; derivado de διαβαίνειν (diabaínein): “atravesar”. Hace referencia al «paso rápido» del agua, debido a la frecuente sed y orina que caracteriza dos manifestaciones típicas de las personas diabéticas (9).

 

La diabetes mellitus es un grupo de enfermedades que se caracterizan por hiperglucemia que resulta de defectos en la secreción de insulina, su acción, o ambas cosas a la vez. También se presentan anormalidades en el metabolismo de los carbohidratos, proteínas y grasas. Los diabéticos tienen organismos que no producen o reaccionan a la insulina, una hormona producida por las células beta de los islotes de Langerhans del páncreas y que se requiere para el uso o el almacenamiento de los combustibles del organismo. Sin insulina efectiva, ocurre hiperglucemia, lo que conlleva a complicaciones a corto y largo plazo de la diabetes mellitus (10).

 

La diabetes no es una enfermedad nosológica sino un grupo de defectos metabólicos con etiologías diferentes. Los síntomas más comunes de la diabetes son letargo originado por marcada hiperglucemia, poliuria, polidipsia y pérdida de peso a pesar de la polifagia (aumento del apetito), visión borrosa y susceptibilidad a ciertas infecciones. La hiperglucemia puede producir síndrome hiperosmolar, y la deficiencia de insulina cetoacidosis que pone en riesgo la vida (11) (12).

 

Esta enfermedad tiene diversas consecuencias orgánicas ocasionadas fundamentalmente por daño micro y macrovascular, como son las oftalmopatía, la neuropatía y la ateroesclerosis. Además a la diabetes -sobre todo del tipo 2- se asocia frecuentemente con hipertensión arterial, hiperlipidemia y obesidad, lo que conduce a un mayor daño orgánico y vascular.

En la diabetes mellitus concurren varias condiciones aterogénicas, por ello es frecuente la cardiopatía isquémica, la enfermedad vascular cerebral y la ateroesclerosis obliterante y estenosante de las extremidades. Las secuelas de la diabetes están relacionadas de manera muy estrecha con el control glucémico y son directamente proporcionales al tiempo de evolución de la enfermedad. En la actualidad hay suficientes evidencias de que un adecuado control glucémico es capaz de prevenir, retardar o limitar el daño vascular que genera este padecimiento.

 

El origen de la diabetes mellitus es multifactorial. No parece existir dudas de que la enfermedad se favorece por diversos factores genéticos y su aparición en un alto porcentaje de los casos depende de causas ambientales (13).

 

Un comité de expertos de la Asociación Americana de Diabetes (AAD), propuso en 1998 los siguientes criterios para el diagnóstico y la clasificación de este padecimiento, los mismos son presentados en las tablas 1 y 2 (14):

 

Tabla 1. Clasificación etiológica de la diabetes mellitus

 

Diabetes tipo 1 (destrucción de las células beta del páncreas)

 

  • Mediada por inmunidad.
  • Idiopática


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Diabetes tipo 2 (con variantes de acuerdo con la secreción y acción de la Insulina, así como del índice de masa corporal)

 

  • Defectos específicos
  • Defectos genéticos en la función de las células beta.
  • Defectos genéticos en la acción de la insulina.
  • Enfermedades exocrinas del páncreas.
  • Endocrinopatías.
  • Diabetes inducida por fármacos o químicos.
  • Diabetes inducida por infecciones.
  • Diversos síndromes genéticos que se asocian con diabetes.
  • Diabetes gestacional.

 

Tabla 2. Criterios para el diagnóstico de diabetes mellitus

 

  • Síntomas de diabetes más glucosa plasmática tomada al azar o igual a 200 miligramos por litro (1miligramo por litro equivale a 0.055 nanomoles por litro.
  • Glucosa plasmática en ayuna, mayor o igual a 126 miligramos por litro. El ayuno debe durar por lo menos ocho horas.
  • Curva de tolerancia a la glucosa por vía oral en donde se demuestre glucemia igual o mayor a 200 miligramos por litro a las dos horas de la administración oral de 75 gramos de glucosa anhidra.
  • En ausencia de hiperglucemia inequívoca, los criterios deben ser confirmados con una segunda prueba.

 

Presentamos a continuación algunas características generales de los dos principales tipos de diabetes, los cuales muestran notables diferencias (13).

 

Diabetes mellitus tipo 1

 

Esta enfermedad -antes llamada diabetes “dependiente de insulina o insulinodependiente”-- tiene un inicio súbito con signos y síntomas de hiperglucemia. Aparece casi siempre antes de los 30 años en individuos que pos lo general no son obesos; son personas insulinopénicas, que por esa característica son susceptibles a la cetosis y a requerir insulina.

 

Se considera que hay dos variantes de diabetes tipo 1, una de ellas medada por mecanismos autoinmunes, en la que existe destrucción de las células beta y que tiene como marcadores sexológicos anticuerpos contra estas células y contra las fosfatasas de tirosina y la descarboxilasa del ácido glutámico; además incluye una fuerte asociación con antígenos de histocompatibilidad. La otra forma es idiopática, no tiene evidencia de autoinmunidad y es muy común en poblaciones asiáticas y africanas. En México menos del 10 por ciento de los pacientes diabéticos corresponde al tipo 1.

 

Diabetes mellitus tipo 2

 

Esta, que antes se denominaba diabetes “no insulinodependiente o no dependientes de insulina”, por lo general se presenta en personas de más de 30 años de edad, casi siempre obesas, con pocos síntomas y que nos son propensas a la cetoacidosis, excepto cuando la diabetes coincide con otras enfermedades agudas. Su complicación más común es el estado hiperosmolar. Aun cuando no son dependientes de la insulina, estos pacientes pueden necesitar esta hormona pancreática para un control adecuado de la hiperglucemia.

 

Se ha observado que la combinación de factores ambientales, como los malos hábitos de alimentación, la falta de ejercicios físicos y la tensión emocional desencadenan este tipo de afección.

 

En la fisiopatología de la diabetes tipo 2 se han encontrado tres alteraciones principales:

 

  • La secreción de insulina.
  • La captación celular de glucosa en músculo y tejido adiposo (resistencia a la insulina).
  • El aumento en la producción hepática de glucosa.

 

Actualmente se considera que el mecanismo inicial es la resistencia periférica a la acción de la insulina (incapacidad de las células para acoplar la insulina y que esta cumpla con su función de transporte de glucosa), misma que se hereda y está presente desde la gestación. En este periodo los niveles de insulina son normales; sin embargo, con el paso del tiempo se incrementan para mantener las cifras de glucosa dentro de los límites normales, hasta que llega un momento en que las células beta del páncreas no producen suficiente cantidad de la hormona para compensar el estado de resistencia a la insulina, por lo que se presenta la hiperglucemia. Por lo tanto, las concentraciones sanguíneas de insulina en el momento del diagnóstico son normales o elevadas. A continuación son presentadas en la tabla 3 las características generales de las diabetes tipo 1 y tipo 2 (13).

 

Tabla 3. Características generales de la diabetes tipo 1 y tipo 2.

 

componente_educativo_prevencion/diabetes_tipo_1_2

 

Otra enfermedad miembro no menos importante del grupo de la diabetes mellitus es La diabetes gestacional, definida como “algún grado de intolerancia la glucosa que aparece o se reconoce por primera vez durante el embarazo”. Una definición que se sitúa al margen de si la insulina o solo una modificación dietética son utilizadas para el tratamiento de la gestante o de si la diabetes persiste después del embarazo, que por tanto no excluye la posibilidad de que la intolerancia a la glucosa puede anteceder o comience concomitantemente con el embarazo (11).

 

El diagnóstico de diabetes gestacional toma los criterios para la tolerancia normal de la glucosa durante el embarazo propuestos por Carpenter y Constan. Las recomendaciones de la Asociación Americana de Diabetes - Cuarto Taller de Trabajo y Conferencia Internacional de Diabetes Gestacional- realizada en marzo de 1997 apoyo el uso del criterio diagnóstico de Carpenter y Constan así como el uso alternativo de un diagnóstico basado en una prueba de tolerancia oral a la glucosa de dos horas con 75 gramos de glucosa. A continuación son presentados en la tabla 3 (11).

 

Tabla 4. Diagnóstico de diabetes gestacional con una carga de 100g de glucosa o una de 75g.

 

componente_educativo_prevencion/diabetes_gestacional_glucosa

 

Dos más de las concentraciones venosas en plasma deben ser iguales o exceder las cifras de referencia, para un diagnóstico positivo.


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La prueba debe realizarse en la mañana después de una noche de ayuno de entre 8 y 14 horas y de por lo menos 3 días de dieta sin restricción (mayor o igual a 150 gramos de carbohidratos por día) sin limitación de la actividad física. La persona deberá permanecer sentada y no fumar durante la prueba.

 

Dada la importante fracción que representa el número de pacientes con diabetes mellitus tipo 2 dentro del total de pacientes diagnosticados como diabéticos, mostramos a continuación un resumen de algunos importantes factores de riesgos predisponentes a este padecimiento (15).

 

Edad y sexo

 

La prevalencia de la diabetes aumenta con la edad. Es inferior al 10% en personas menores de 60 años y entre el 10%-20% entre los 60-79 años de edad. Existe una mayor prevalencia en varones entre 30 y 69 años y en las mujeres mayores de 70 años.

 

Etnia

 

El estudio Nurses’ Health Study (n = 78.419 pacientes) concluye, tras 20 años de seguimiento, que el riesgo de desarrollar diabetes era menor en caucásicos que en el resto de etnias estudiadas (raza negra, asiáticos e hispanos).

 

Susceptibilidad genética

 

La mayoría del riesgo genético para el desarrollo de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) se basa en una compleja interacción entre diversos factores poligénicos y ambientales. Un estudio de cohorte de 20 años de duración concluye que hay un mayor riesgo de diabetes mellitus tipo 2 en descendientes de diabéticos; el riesgo es parecido si es diabética la madre o diabético el padre [Riesgo relativo (RR) 3,5 (IC 95%: 2,3-5,2]) y mucho mayor cuando lo son ambos progenitores [(RR 6,1(IC 95%: 2,9-13,0)]. Si un gemelo homocigótico padece diabetes, su hermano desarrollará diabetes en el 90% de los casos.

 

Diabetes gestacional

 

El riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 es mayor en mujeres con antecedentes de diabetes Gestacional. La incidencia de desarrollar diabetes mellitus (DM) 2 en mujeres con antecedentes de diabetes gestacional era mayor durante los primeros cinco años tras el parto, con un aumento más lento a partir de los 10 años.

 

Obesidad

 

Un estudio de cohorte realizado en mujeres (n = 84.991) con un seguimiento medio de 16 años concluyó que el factor de riesgo más importante para la diabetes mellitus (DM) tipo 2 era el índice de masa corporal (IMC) elevado. El riesgo relativo (RR) para mujeres con un índice de masa corporal (IMC) 23-24,9 era 2,67 (IC 95%: 2,13-3,34); índice de masa corporal (IMC) 25-29,9, RR 7,59 (IC 95%: 6,27-9,19); índice de masa corporal (IMC) 30-34,9, RR 20,1 (IC 95%: 16,6-24,4), IMC >35, RR 38,8 (IC 95%: 31,9-47,2). En el caso de los hombres se realizó un estudio de cohorte y, tras un seguimiento de cinco años, se concluyó que los hombres con un índice de masa corporal (IMC) >35 tenían un RR 42,1 (IC 95%: 22-80,6) comparado con tener un índice de masa corporal (IMC) <23.

 

La obesidad abdominal (índice cintura-cadera >0,95) aumentó el riesgo de diabetes [RR: 42,2 (IC 95% 22-80,6)] en una cohorte de varones. En otro estudio de cohorte realizado en población general alemana, el mayor riesgo de diabetes mellitus (DM) fue en hombres con un alto índice de masa corporal (IMC) combinado con un alto índice cintura-cadera.

 

Tipo de dieta

 

El patrón dietético influye en el riesgo de presentar diabetes mellitus (DM) tipo 2. De un estudio de cohorte de 20 años de duración, tras realizar un ajuste multivariante (edad, índice de masa corporal (IMC), etnia), se concluye que una dieta sana (alta en fibra y grasa poliinsaturada y baja en ácidos grasos trans y azúcares) tiene mayor impacto en el riesgo de diabetes en algunas etnias (raza negra, asiáticos e hispanos) que en la raza blanca (RR 0,54 (IC 95%: 0,39-0,73) vs. RR 0,77 (0,72-0,84)).

 

En otro estudio realizado en 42.000 profesionales sanitarios varones, una dieta con un alto consumo de carne roja, carne procesada, productos lácteos grasos, dulces y postres se asoció con un incremento del riesgo de diabetes independientemente del índice de masa corporal (IMC), la actividad física, la edad o la historia familiar [RR 1,6 (IC 95%: 1,3-1,9)] . El riesgo era mayor [RR 11,2 (IC 95%: 8,07-15,6)] si además los pacientes eran obesos (IMC >30 kg/m2). Por otro lado, los varones que realizaban una dieta con alto consumo de vegetales, fruta, pescado y aves tenían una reducción del riesgo que rozaba la significación estadística [RR 0,8 (IC 95%: 0,7-1,0)]. Estos resultados son similares en las mujeres.

 

Alcohol

 

Un metaanálisis concluyo que el consumo moderado de alcohol (5-30 gramos de alcohol por día) reduce el riesgo de diabetes mellitus (DM) tipo 2; las personas que consumen aproximadamente de una a tres bebidas al día tienen un 33%-56% de reducción del riesgo de diabetes (36). No se pueden sacar conclusiones entre el consumo elevado de alcohol (>30 gramos de alcohol por día) y riesgo de diabetes mellitus (DM) tipo 2.

 

Actividad física

 

La actividad física moderada (intensidad ≥5,5 MET, Metabolic Equivalent T, y de duración mayor a 40 minutos/semana) reduce la incidencia de nuevos casos de diabetes mellitus (DM) tipo 2 .

 

Tabaco

 

Un estudio de cohorte (n 41.372) evaluó la asociación entre el tabaco y el riesgo de diabetes mellitus (DM) tipo 2. Tras un seguimiento de 21 años concluyó que fumar menos de 20 cigarrillos por día incrementa un 30% el riesgo de presentar diabetes mellitus (DM) tipo 2 y fumar más de 20 cigarrillos diarios lo incrementa un 65%.

 

Hay pruebas sustanciales de que conseguir un peso corporal sano, alimentarse adecuadamente y realizar ejercicio moderado puede ayudar a prevenir el desarrollo de diabetes tipo 2, corroboran el impacto que suelen tener los componentes del estilo de vida como factores de riesgo en el desarrollo de la diabetes mellitus tipo 2.

 

III- La Diabetes Mellitus en el contexto de la educación para la salud.

 

Cada vez está más claro que la explosión de la diabetes desbordará los sistemas sanitarios en todas partes y alterará los beneficios del desarrollo económico. Es importante que el mundo de la diabetes transmita un mensaje consistente, que diga que la inversión en educación diabética y programas de prevención supondrá un ahorro económico a largo plazo y aportará importantes beneficios en términos de calidad de vida para las personas con diabetes y aquellos con un alto riesgo de desarrollarla. (FID) (Campaña internacional por el Día Mundial de la Diabetes) (8).

 

El enfoque de prevención primaria de la campaña del Día Mundial de la Diabetes a celebrarse el 14 de noviembre del 2009, que tiene por eslogan “Diabetes, educación y prevención”, que es auspiciada por la Federación Internacional de Diabetes (FID), se basa en el Consenso de la Federación Internacional de Diabetes sobre Prevención de la Diabetes tipo 2. El Consenso propone un sencillo plan en tres fases para la prevención de la diabetes tipo 2 en personas de alto riesgo:


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Identificación mediante rastreos oportunistas y autoanálisis de aquellas personas con alto riesgo a desarrollar dicha enfermedad. Las personas de alto riesgo se pueden identificar fácilmente mediante un sencillo cuestionario para evaluar factores de riesgo como la edad, el perímetro de cintura, los antecedentes familiares, el historial cardiovascular y el historial gestacional.

 

Realizar al menos 30 minutos de ejercicio al día, como caminar a paso ligero, nadar, montar en bicicleta o bailar. Caminar con regularidad durante al menos 30 minutos al día, por ejemplo, ha demostrado reducir el riesgo de diabetes tipo 2 en alrededor de un 35-40%.

 

Medir los niveles de glucosa en plasma acudiendo a un profesional sanitario para detectar si existe alteración de la glucosa en ayunas o alteración de la tolerancia a la glucosa, ya que cualquiera de ellas indicaría un aumento del riesgo de diabetes tipo 2.

 

La Federación Internacional de Diabetes (FID) recomienda como objetivo del El Día Mundial de la Diabetes promover una mayor concienciación sobre los factores de riesgo de diabetes y fomentará que se compartan las prácticas óptimas en la prevención de esta afección haciendo especial énfasis en la Educación Diabética o Diabetológica (ED). La campaña pedirá a las autoridades nacionales e internacionales implicadas con el manejo de la diabetes que hagan un llamado a los Estados Miembro de la ONU para que cumplan las promesas contenidas en la Resolución de la ONU sobre la diabetes y desarrollen políticas nacionales para su prevención, su tratamiento y su atención en línea con el desarrollo sostenible de sus sistemas sanitarios (8).

 

La Educación Para la Salud (EPS) enfocada en la “Educación Diabética o Diabetológica” (ED), ha estado dirigida durante mucho tiempo al suministro tácito (a pacientes y sus familiares) de información relacionada con este padecimiento, con la intención expresa de obtener cambios de conocimientos y conductuales que generen mayor interés por el control glucémico en los diabéticos y el apego de los mismos a estilos de vida más sanos. Las charlas grupales y las orientaciones generales y específicas han sido las principales formas metodológicas empleadas en el manejo de la Educación Diabética, y bien discretos han sido los resultados en la adherencia de los pacientes a sus tratamientos y a las orientaciones de autocontrol. Sin embargo nuevas tendencias se observan en la Educación Diabética que comienza a mostrar mejor concepción educativa en sus intervenciones y un mayor apego a una estructuración didáctica de su metodología (15).

 

La educación diabética (ED) es especialmente necesaria en los países en desarrollo. También es necesario el acceso a la educación en muchos países desarrollados porque no hay suficientes educadores ni centros para afrontar el creciente número de personas con diabetes. La mayoría de las personas con diabetes no tienen acceso a educación diabética debido a factores como el coste y la falta de servicios apropiados. Muchas otras podrían no conocer los servicios existentes o quizá no estén convencidas de los beneficios que puede aportar dicha educación. Podrían sentir, por ejemplo, que la interacción con su médico ya es suficiente para ofrecerles toda la educación que necesitan. El mejor modo de impartir educación diabética es a través de un equipo multidisciplinar. Aunque en algunos países ya existe la educación multidisciplinar, no es así en muchos otros, y su valor no está plenamente reconocido por parte de la profesión médica (11).

 

Las clases de educación sobre diabetes proporcionan información general útil, cada paciente debería recibir una educación a medida de sus necesidades concretas. El equipo que confecciona la evaluación sobre diabetes incluye un médico, un tutor de diabetes, una trabajadora social, una enfermera especializada y un especialista en dietética. A continuación se debe desarrollar un plan de tratamiento que responde a las necesidades físicas, emocionales, dietéticas y educacionales de cada persona. La educación individual es el pilar fundamental del proceso educativo. Es la más adecuada como primer acercamiento al paciente, en el momento del diagnóstico o en el primer contacto con el equipo de salud, y es también necesaria para la educación continuada durante toda la vida (16).

 

La educación individual tiene en la entrevista clínica y la atención longitudinal los instrumentos idóneos para conseguir una mayor eficiencia en el proceso de adquisición de conocimientos y modificación de actitudes y hábitos. Este proceso debe ser continuado en el tiempo y no contemplado como una actividad puntual, de aquí la importancia de establecer un plan educativo individualizado y de graduar en el tiempo los objetivos a alcanzar, reforzando periódicamente el entrenamiento conductal a través de la relación longitudinal entre los profesionales sanitarios y las personas con diabetes. El plan individualizado en el tratamiento y educación diabetológica favorece la “bidireccionalidad” en la relación educativa y la consecución de los objetivos (16).

 

El autocontrol de la diabetes ha demostrado mejorar el control glucémico de forma consistente (17) (18). Los hallazgos sobre otros resultados (peso, presión arterial, perfil lipídico, etc) han sido más variables.

 

El entrenamiento grupal para el autocuidado en personas con diabetes mellitus tipo 2 se ha mostrado muy eficaz para mejorar el control glucémico, el conocimiento sobre la diabetes, las habilidades de autocuidado, la reducción de la presión arterial, el peso y la necesidad de medicación para la diabetes a medio y a largo plazo. En el único ensayo que comparaba educación individual frente a la grupal, ésta última se mostró más eficaz. (19).

 

En un ensayo clínico no incluido en la revisión anterior y realizado en España (20). con 78 pacientes con diabetes mellitus tipo 2 de atención primaria, tanto las intervenciones educativas grupales como las individuales se mostraron eficaces para mejorar el control metabólico (con mejoras clínicamente relevantes), las cifras de presión arterial, los conocimientos sobre diabetes y el perfil lipídico al año. El ensayo tenía poca potencia estadística para detectar diferencias entre los dos grupos.

 

El establecimiento de comportamientos saludables, de hábitos de cuidados no sólo depende del "saber", de que esa persona sepa lo que es bueno y aconsejable para la salud; también dependen del "querer", de que esa persona decida adoptar determinados comportamientos de salud como resultado de su motivación asumir los mismos; y por último una vez que toma la decisión depende del "poder", de que tenga a su alcance los medios necesarios para realizar dicho comportamiento (16).

 

Dado que la comunicación es la base del proceso educativo, por ello han de tenerse en cuenta los siguientes puntos (21).

 

  • La comunicación es bidireccional, verbal y no verbal.
  • La valoración de los conocimientos, creencias, actitudes y capacidades del paciente debe ser el primer paso.
  • El contenido educativo debe adaptarse a la capacidad de aprendizaje del paciente, sin sobrepasar un máximo de tres conceptos diferentes por sesión.
  • El lenguaje debe ser claro y adaptado al paciente.
  • La sesión debe complementarse con material educativo de soporte.
  • Los contenidos deben ser progresivos en función de las necesidades del paciente, priorizando los aspectos más relevantes a modificar.

 

El objetivo de la educación de las personas con diabetes es mejorar el conocimiento y las habilidades, capacitándolas para asumir el control de la enfermedad e integrar el autocontrol de la enfermedad en la vida cotidiana (22).

 

Los objetivos específicos de la educación diabetológica son conseguir mejoras en las siguientes áreas (21) (22): Son control de factores de riesgo, incluidos glucemia, lípidos, presión arterial y tabaquismo, el manejo de complicaciones asociadas a la diabetes, los cuidados del pie diabético, la calidad de vida, el control glucémico, Involucrar al paciente en su propio cuidado y favorecer su autonomía (autocontrol), la promoción de hábitos saludables: dieta, control del peso y ejercicio físico, y la adherencia a la medicación.


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El método expositivo y la entrevista motivacional son dos de las propuestas metodológicas para la educación diabetológica individualizada, la combinación da ambas metodologías, cuando las mismas han sido correctamente estructuradas desde el punto de vista didáctico, y la incorporación de ambas es acertada, producen buenos resultados desde el punto de vista de los objetivos planteados previamente para el trabajo (16).

 

La entrevista motivacional (EM) es el instrumento que el profesional de Atención Primaria debe conocer y utilizar en el proceso de educación del paciente diabético. Requiere un adecuado entrenamiento por parte del sanitario, ya que supone un cambio conceptual con respecto al modelo informativo clásico. Permite la aplicación de una serie de habilidades de comunicación centradas en la experiencia del consultante, bajo un clima de empatía, interés, tolerancia y cooperación mutua, respetando siempre las últimas decisiones del paciente. Con ello trasladamos el peso del cambio en los hábitos hacia la propia persona diabética, ayudando nosotros en el proceso de toma de decisiones, reestructurando sus creencias y negociando los cambios propuestos. Es una línea de entrevista que trata de conseguir decisiones que partan del paciente, obtenidas tras una correcta información por parte del profesional y después de verificar la necesaria comprensión del problema de salud que presenta la persona con Diabetes. A la hora de informar al paciente acerca de su enfermedad y de las distintas opciones terapéuticas recomendadas, debemos tener en cuenta que el éxito en todo proceso de comunicación viene marcado por la bidireccionalidad. El paciente no es un mero receptor, sino que se deben dar las condiciones para que pueda interrumpir y opinar en cualquier momento, explorando los conocimientos y creencias previas del paciente, y apoyándonos en ellos para conseguir que los mensajes sean correctamente interpretados (16).

 

IV- Beneficios derivados de una perspectiva educativa en el tratamiento y prevención de la Diabetes Mellitus.

 

La diabetes es difícil. Impone exigencias a lo largo de toda la vida a las personas con la afección y a sus familiares, que se ven obligados a adoptar múltiples decisiones en relación al control diabético. Las personas con diabetes necesitan monitorizar su glucemia, tomar su medicación, hacer ejercicio con regularidad y ajustar sus hábitos de alimentación. Además, en ocasiones tienen que enfrentarse a problemas relacionados con las complicaciones diabéticas y llevar a cabo considerables ajustes psicológicos. Ya que los resultados se basan en gran parte en las decisiones que tomen, es de suma importancia que las personas con diabetes reciban una educación diabética de alta calidad y de manera continuada, que se adapte a sus necesidades y que esté impartida por profesionales sanitarios preparados.

 

La educación es, por lo tanto, la esencia en la prevención de las complicaciones diabéticas y protagoniza la campaña del Día Mundial de la Diabetes Mellitus (8).

 

En general, la educación en diabetes mejora de forma modesta el control glucémico y puede tener un impacto beneficioso en otras variables de resultado (pérdida de peso, calidad de vida, etc.) (22) (23) (24).

 

Las intervenciones que consideran un papel activo de los pacientes para tomar decisiones informadas mejoran los autocuidados y el control metabólico (25). La mayoría de las decisiones que afectan a los resultados de la diabetes ocurren en el “espacio del paciente” (elección de dieta y ejercicio, adherencia a la medicación, autoanálisis, etc.). Por tanto, si los profesionales tienen en cuenta los objetivos de tratamiento de los pacientes y les ofrecen herramientas y soporte para solucionar sus problemas en su espacio, las intervenciones clínicas tienen mayor probabilidad de éxito (26).

 

El entrenamiento grupal sobre estrategias de autocuidado en personas con diabetes mellitus tipo 2 es muy eficaz para mejorar el control glucémico, el conocimiento sobre la diabetes y las habilidades de autocuidado, y reduce la presión arterial, el peso corporal y la necesidad de medicación para la diabetes a medio y a largo plazo (19).

 

Discusión

 

La diabetes mellitus constituye una preocupación real para las autoridades de salud en todo el mundo, y desestimar la importancia de este padecimiento en términos de su rápido crecimiento y la búsqueda en el desarrollo de nuevas estrategias de prevención y tratamiento, puede convertirse en un verdadero boomerang. Dada la importancia que la Educación Para la Salud muestra en la prevención y tratamiento de este padecimiento, resulta esencial analizar algunos puntos esenciales.

 

Concebir a la Educación Para la Salud (EPS) como un proceso formativo continuo, que contiene en su estructuración los componentes didácticos y pedagógicos fundamentales que la conducen hacia la consecución de sus objetivos y metas, ha sido una de las principales aspiraciones de los educadores en salud y los organizadores de proyectos y programas. La Educación Sanitaria devenida en Educación Para la Salud no experimento inicialmente los beneficios que resultarían de su nueva denominación conceptual, se asumió que la reconceptualización del término generaría una proyección diferente en el diseño y ejecución de las acciones de Educación Para la Salud, sin visualizar que el verdadero progreso estaba contenido en la modificación de la metodología de trabajo, sustentada en las compresión real de los rasgos concretos del proceso de enseñanza-aprendizaje.

 

La Educación Para la Salud (EPS) comprende las oportunidades de aprendizaje preparadas intencionalmente para mejorar la alfabetización en temas de salud que incluye la mejora del conocimiento de la población y el desarrollo de habilidades personales que conduzcan a alcanzar un nivel cualitativamente superior en el estado de la salud. Es un proceso educativo que tiene como finalidad responsabilizar a los ciudadanos en el cuidado de la salud propia y colectiva. Es un instrumento de la promoción de salud y por tanto una función importante de los profesionales sanitarios, sociales y de la educación. Asimismo, la educación para la salud es una parte del proceso asistencial, incluyendo la prevención, el tratamiento y la rehabilitación.

 

La promoción y educación para la salud deben responder de forma coherente a las diferentes necesidades de salud que se plantean en nuestras sociedades. Para abordarlas, tres son las áreas de intervención prioritarias: problemas de salud, estilos de vida y transiciones vitales. Estas áreas de intervención van a condicionar los objetivos y planteamientos de la formación sanitaria y de los programas de Educación Para la Salud, ya que son necesarios conocimientos, actitudes y habilidades para comprender y abordar estas necesidades en salud y los factores con ellas relacionados.

 

Responsabilizar individual o colectivamente a los sujetos con sus problemas de salud no es tarea de pura proyección mental, y aspirar que al mismo tiempo esa responsabilidad asumida se traduzca en resultados positivos concretos y verificables en los indicadores de salud, es todo un reto. La apropiación de los conocimientos, el autocontrol y el autocuidado, necesitan ineludiblemente de un importante componente del proceso de enseñanza-aprendizaje: “la Motivación” entendida como una combinación de procesos intelectuales, fisiológicos y psicológicos que decide, en una situación dada, con qué vigor se actúa y en qué dirección se encauza la energía" (27).

 

La Educación Para la Salud proyecta sus metas de mayor alcance hacia el desarrollo de la responsabilidad individual y colectiva con la salud, la Educación Diabetológica tiene en el autocontrol y el autocuidado, ambos expresiones concretas de la responsabilidad, sus mejores impulsores hacia la consecución de los objetivos en el tratamiento y la prevención de la diabetes mellitus. Solamente con un programa educativo en diabetes mellitus metodológicamente bien estructurado, con una evaluación de necesidades educativas bien fundamentada, objetivos y metas bien dirigidas, y estrategias motivacionales congruentes y efectivas, se pueden esperar resultados positivos en la prevención y adherencia de los pacientes a los tratamientos.


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La Educación Diabetológica no puede interpretar la “responsabilidad” del paciente diabético, la familia y la sociedad en el autocontrol y el autocuidado, como la transferencia absoluta de la observancia al curso de la enfermedad, su prevención y tratamiento, sino como un proceso bidireccional con amplia participación de los involucrados en todas las acciones para el enfrentamiento a este padecimiento.

 

El desarrollo de nuevas estrategias metodológicas en la Educación Diabetológica, sustentadas por una perspectiva verdaderamente educativa, transita por un periodo de cuestionamientos sus elementos componentes y su desarrollo integral, analizando seriamente el papel de cada uno de los sujetos (medico, paciente, enfermera, trabajador social, familiares) participantes en esta expresión particular del proceso de enseñanza-aprendizaje. De igual modo, todavía se realizan estudios relacionados con la evaluación de la efectividad de la educación diabetológica frente a la colectiva.

 

La formación de los profesionales responsabilizados con la conducción y monitoreo de los programas de Educación Diabetológica, en temáticas pedagógicas y psicológicas relacionas con la motivación y los cambios conductuales, es esencial para la consecución de los objetivos propuestos, favorece la mejor planificación de las acciones y tareas del programa, así como la correcta evaluación e interpretación de los resultados obtenidos dado que no siempre resulta sencillo establecer el grado de asociación entre las acciones de tipo educativa y los indicadores directos relacionados con el control de la glucemia y otros parámetros metabólicos y fisiológicos.

 

La práctica de la promoción y educación para la salud exige un reconocimiento y asunción del papel que juegan los diferentes profesionales sociosanitarios implicados en su desarrollo, que pasamos a describir a continuación:

 

       Desarrollar un rol educativo que le permita analizar necesidades, definir objetivos compartidos, seleccionar las estrategias más adecuadas y realizar el seguimiento y evaluación de los procesos educativos.

       Ser capaz de identificar y comprender las necesidades en salud desde una perspectiva biopsicosocial, educativa y de salud positiva.

       Ser capaz de trabajar en equipo para desarrollar iniciativas de promoción de salud y saber reconocer la complementariedad de la multiprofesionalidad.

       Desarrollar capacidades de comunicación en relación con otros profesionales, la comunidad con la que trabaja y con los gestores y directivos de su institución.

       Tener capacidad para negociar objetivos y estrategias de promoción de salud, saber tomar decisiones conjuntamente y buscar la implicación y la participación de los colectivos interesados.

       Desarrollar un enfoque capacitante, en relación con los usuarios y no profesionales, que facilite el empoderamiento de los grupos y colectivos interesados.

       Capacidad para programar intervenciones sostenibles y realistas al contexto social e institucional donde se desarrollan.

       Desarrollar una cultura de mejora continua de la promoción de salud integrando los modelos de buena práctica y los sistemas de evaluación en las intervenciones de promoción de salud.

       Asesorar y desarrollar la abogacía en favor de la salud tanto a nivel local como institucional.

       Capacitarse para el trabajo intersectorial: compartir distintos lenguajes, espacios, organizaciones, puntos de vista distintos y complementarios en programas y planes de corresponsabilidad compartida.

 

Conclusiones

 

La diabetes mellitus constituye una de las enfermedades emergentes que alcanza cifras dramáticas de padecimiento a nivel mundial, y resulta esencial el desarrollo de renovadas estrategias de manejo en su prevención y tratamiento.

 

La diabetes mellitus tipo 2 muestra una potente relación causal con factores de tipo ambiental vinculados a estilos de vida nocivos y hábitos no saludables (sedentarismo, alto consumo de carbohidratos y alimentos refinados, obesidad, tabaquismo).

 

La Educación Para la Salud (EPS) representa una excelente vía para el desarrollo de estrategias de intervención en salud que estén dirigidas hacia el incremento de los conocimientos sanitarios, la modificación de los estilos de vida y los hábitos nocivos, y la prevención y tratamiento de un número importante de enfermedades.

 

Es importante reconoce que la renovación de conceptos y definiciones, en este caso la definición de Educación Para la Salud, no encierra en si mismo la estructura del cambio y la modificación en los modos de actuación de planificadores, coordinadores en salud, pacientes y familiares, es necesario realizar un trabajo mas consistente y profundo desde el punto de vista metodológico, con respeto a determinados elementos de la didáctica, y a criterios de carácter organizacional que permiten obtener mejores resultados de los programas de prevención y tratamiento.

 

Una perspectiva educativa en el diseño, ejecución, monitoreo, y evaluación de las acciones de Educación Para la Salud en general y en la Educación Diabetológica en particular, representa una mejora potencial en los resultados proyectados para la intervención.

 

Un diagnóstico evaluativo de las necesidades de aprendizaje de los pacientes diabéticos, sus familiares y otros sujetos del entorno con participación potencial en los proceso de prevención y tratamiento, es esencial para el diseño de las acciones educativas pertinentes y la consecución de los objetivos de prevención y tratamiento.

 

El manejo de estrategias educativas en salud, que tengan como objetivo fundamental el uso de estrategias motivacionales para promover el cambio, redundara en beneficios sustanciales para las acciones de prevención y el apego de los pacientes diabéticos a sus tratamientos.

 

En la Educación Diabetológica es esencial que los profesionales de salud vinculados con la planificación, ejecución, monitoreo y evaluación de los programas de prevención y tratamiento de la diabetes mellitus, además de poseer conocimientos específicos y generales sobre la enfermedad, conozcan los elementos básicos de la labor educativa a fin de plasmar mayor coherencia y congruencia en sus actividades, traducidas en mejores resultados.

 

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