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Presencia de las ciencias sociales en las facultades de Ciencias de la Salud. Reflexiones sobre su necesaria integracion para el estudio del proceso salud-enfermedad humana
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Autor: Rosmel del Valle Orfila Vilera
Publicado: 26/03/2010
 

El Hombre es una más de las especies vitales que conforma junto con otras los protagonistas de la escena humana en el planeta Tierra, y la acción antrópica de éste es decisiva en la materialización de la vida y, con ella, en la creación de entornos antropomorfizados los cuales en definitiva condicionan los estilos y modos de vida de los seres humanos. Esta concepción de los seres humanos precisa de las Ciencias Sociales para su estudio y comprensión, en especial en el abordaje de los condicionantes sociales del proceso salud-enfermedad que se encuentran en los espacios sociales de cualquier organización comunitaria.


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Presencia de las ciencias sociales en las facultades de Ciencias de la Salud. Reflexiones sobre su necesaria integración para el estudio del proceso salud-enfermedad humana

Rosmel del Valle Orfila Vilera. Profesor Ordinario, Escalafón Agregado de la Universidad de Carabobo, Facultad de Ciencias de la Salud, Escuela de Salud Pública y Desarrollo Social, Departamento de Ciencias Sociales, Campus Universitario Bárbula. República Bolivariana de Venezuela. Licenciado en Educación, Mención: Ciencias Sociales (UC). Magíster en Historia de Venezuela (UC). Magíster en Gerencia, Mención: Sistemas Educativos (UBA). Doctorando en Ciencias de la Educación (USM). Doctorando en Ciencias Sociales, Mención: Salud y Sociedad (UC)

Yamile Delgado de Smith. Profesora Ordinaria, Escalafón Titular de la Universidad de Carabobo, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Departamento de Proyectos de Investigación. Doctora en Ciencias Sociales (UC).

RESUMEN

El Hombre es una más de las especies vitales que conforma junto con otras los protagonistas de la escena humana en el planeta Tierra, y la acción antrópica de éste es decisiva en la materialización de la vida y, con ella, en la creación de entornos antropomorfizados los cuales en definitiva condicionan los estilos y modos de vida de los seres humanos. Esta concepción de los seres humanos precisa de las Ciencias Sociales para su estudio y comprensión, en especial en el abordaje de los condicionantes sociales del proceso salud-enfermedad que se encuentran en los espacios sociales de cualquier organización comunitaria.

Concretamente es preeminente el estudio de las enfermedades de etiología social las cuales se constituyen en factores dinámicos y que se hacen sentir de manera determinante en la ruptura del equilibrio biopsicosocial de los seres humanos que se ha constituido como una de las definiciones más acertadas de la salud. De manera que, estas consideraciones del hombre, del proceso salud-enfermedad y de la intervención de las Ciencias Sociales posibilitan enormemente la inserción cada vez más urgente de las disciplinas científicas que estudian lo social en los recintos universitarios encargados de desarrollar programas propios de las Ciencias de la Salud.

Palabras Clave: Ciencias Sociales, Enseñanza, Proceso Salud-Enfermedad, Ciencias de la Salud.

Línea de investigación
: Salud y Educación. UC-FCS-ESPyDS-DCSSS.

INTRODUCCIÓN

La educación universitaria se concibe como un rico escenario en el que discurren todo tipo de pensamientos y tendencias de las más diversas concepciones y apreciaciones. Por tanto, gracias a la diversidad y universalidad del pensamiento en la vida universitaria la misma tiene una enorme visión y misión siempre enmarcada en el ideal y anhelo de formar un profesional cuyas competencias estén consolidadas en torno a un área específica del saber y de aquellas que son necesarias para poder tener una compenetración con los seres humanos que requieren de los servicios especializados.

En el caso muy particular de las Ciencias de la Salud todos los intentos por consolidar una formación académica de altura se centran casi por exclusividad en fomentar competencias destinadas sólo al abordaje de un conjunto de aspectos que giran entorno al anatomía, fisiología y patologías de los seres humanos, y esto es una enorme preocupación por parte de los docentes quienes deben tener la capacidad de certificar los conocimientos que deben formar parte de la preparación científico-técnica. Sin embargo, la experiencia docente impartiendo asignaturas propias de las Ciencias Sociales como Socioantropología de la Salud y Salud Comunitaria ha servido para obtener evidencias significativas de la necesidad de hacer mucho más énfasis en que los estudiantes tengan una mayor experiencia con objetos de estudios sociales y, por tanto, cualitativos.

Tomando en consideración que la enseñanza de las asignaturas de la carrera de Medicina está centrada en el modelo biomédico y biologista por excelencia, ha posibilitado que los estudiantes tengan una visión reduccionista del ser humano, como se expuso antes se concentran sólo en la biología humana alejándose de aquellos aspectos dimensionales que también tienen repercusiones en los seres humanos y, asimismo, en el proceso salud enfermedad.

Aquí de lo que se trata no es de contrarrestar la injerencia del modelo biomédico y biologista imperante en los estudios de Medicina, sino más bien aprovechar la naturaleza y dinámica de la Universidad para complementar sus aportaciones en provecho de hurgar escenarios de índole sociocultural que de una manera u otra determinan condiciones de vida y estilos de vida saludable y no saludable de los grupos humanos, y éste último aspecto está estrechamente relacionado con determinantes cualitativas que los estudiantes en formación médica no deben despreciar por completo.


LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS SOCIALES APLICADAS A LA SALUD EN EL ÁMBITO UNIVERSITARIO.

Estudiar dimensiones cualitativas de la realidad/sociedad las cuales cada una de ellas ejerce un preponderante papel en la vida individual y colectiva, es una labor investigativa que no es ajena a ninguno. Esto debe entenderse así ya que al tratar de dar alguna definición de salud el componente social está presente, sobre todo en la definición que expresa que la salud es el equilibrio “biopsicosocial del hombre”, la cual es una óptica que se aleja por completo de quienes aun consideran que tener salud es cuando el ser humano está libre de patologías de origen viral y bacterial.

Entender la incuestionable relación que los seres humanos tienen con el entorno natural y social es un hecho que debe formar parte de la óptica científica de los futuros profesionales del área de Ciencias de la Salud. Las bondades de acercarse de manera directa con los aspectos sociales permitirá una visión de conjunto de los seres humano, y a través de la misma se abren las alternativas de obtener un análisis exhaustivo de los factores endógenos y exógenos que juntos ejercen notables influencias en el hombre. Así por ejemplo, cuando la injerencia de la acción escolar se manifiesta de manera poco significativa algunos grupos humanos que se encuentran en áreas comunitarias caracterizadas por la pobreza extrema, traen consigo el advenimiento de problemas, con repercusiones tanto socioculturales (patologías de etiología social: violencia, drogadicción, tabaquismo, etc.) y como biológicas las patologías que se caracterizan por ser benignas hasta aquellas malignas.

Sin embargo, la labor de los científicos sociales está en merma, desde tiempos pretéritos, imposibilitando avances sustanciales y significativos en los recintos académicos y sociales. Buscando un poco en la historia de esta problemática se pudo encontrar documentación de la misma en la obra bibliográfica de la Organización Panamericana de la Salud (1992) titulada Educación Médica y Salud, Ciencias Sociales y Formación de Recursos Humanos, y en la misma se exponen las siguientes consideraciones:

  1. La presencia de los científicos sociales en la enseñanza continúa siendo interpretada como un agregado.
  2. Se mantiene una gran separación entre las áreas que abordan lo clínico individual y las que abordan lo colectivo epidemiológico.
  3. Los científicos sociales se han mantenido al margen de otros problemas de la enseñanza relacionados con sus aspectos clínicos y/o bio-técnicos, lo que contribuye fuertemente a mantener la separación.
  4. Los esfuerzos por el abordaje multidisciplinario se han proyectado más hacia el estudio de lo “social” que hacia el hombre como una totalidad biosocial.
  5. La omisión de lo social, cometida por el biologismo durante mucho tiempo, tiene ahora como contrapartida una desviación sociologista que, de continuar avanzando, conduciría a otra omisión importante: la de la dimensión biológica de nuestro objeto de trabajo. (p. 113)


En otro orden de ideas, cabe destacar que algunos casos como el descontrolado hábito al consumo de alcohol, de cigarrillo, de todo tipo de drogas y alucinógenos nocivos al organismo; la promiscuidad, la prostitución; la violencia intrafamiliar, escolar y comunitaria; malos hábitos higiénicos corporal y del ambiente del hogar, etc., son algunos ejemplos que tienen su origen en algunas de las dimensiones de lo sociocultural, y en muchos casos la falta de educación formal e informal sobre estos aspecto ocasiona tantas patologías que atañen a la psiquis del hombre.


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La situación social, cultural y hasta la económica condicionan los estilos y modos de vida. Estos dos elementos decisivos en la vida de los seres humanos es el reflejo de la acción social, de los diversos mecanismos ideados por el hombre para organizarse y producir los bienes y servicios de valor para la subsistencia, lo cual se convierte en un verdadero campo de estudios por parte de las disciplinas propias de las Ciencias Sociales, las cuales ayudarán en gran medida a percibir de manera disciplinada los diversos comportamientos humanos e institucionales que dan génesis a las estructuras espaciales propias de los seres humanos: las organizaciones societales, socioculturales, etc.

En concordancia con estos planteamientos, Remán (1995), enfatiza lo siguiente:

La cultura es creación del hombre y el resultado de la complejidad de las operaciones de que él es capaz por el contacto con la naturaleza material y la lucha a que se le obliga para mantenerse en la vida…, la capacidad de responder a la realidad creció de intensidad y calidad porque a lo largo del proceso de formación como ser biológico, las transformaciones en el organismo le permitieron, en virtud del desarrollo de su reflexión, transformar la naturaleza y con esto practicar actos inéditos, desconocidos en el pasado de la especie. Estos actos se han ido acumulando en la conciencia comunitaria, gracias a la herencia social de los conocimientos de los conocimientos adquiridos, ya que por los resultados favorables que propician, son recogidos, conservados y transformados de una generación a otra. (p. 73)

En el ámbito de la Universidad como institución rectora del saber científico, es decisivo que los docentes dirijan su mirada hacia contextos más amplios, inclusive hacia ámbitos de estudios que necesariamente no se encuentren especificados en los diversos contenidos programáticos de las asignaturas que componen los pensa de estudios. Hay la necesidad de entronizar en el currículo formal aquellos elementos decisivos del entorno sociocultural, que si bien no forman parte de los fines de las carreras propias de las Ciencias de la Salud (Medicina, Enfermería, Bioanálisis, etc.) si pertenecen a los fines esenciales de las sociedades en su conjunto.

El valor a la vida, es un aspecto central en esta reflexión. Valorar a cada ser humano en su justa dimensión debe ser un ideal necesario de ser puesto en escena en la trama de los contenidos a ser expuestos y discutidos en la dinámica de enseñanza-aprendizaje en las aulas universitaria. ¿Qué desafíos atañen a las Ciencias Sociales aplicadas a la Salud en esta materia?; ¿Es necesario la injerencia de las Ciencias Sociales para rescatar la verdadera esencia del ser humano a través de la enseñanza de estos aspectos en las aulas universitaria?; ¿Por qué es apremiante en los actuales momentos volver la mirada y enseñanza hacia componentes humanizadores de indiscutible valía para la formación académica y profesional de un futuro egresado de las Ciencias de la Salud?; ¿Es contradictorio que los que de una manera reflexionan sobre éstos aspectos son humanos y sin embargo pareciera que hay un olvido a esa memoria histórica y genética?; Qué paradoja, que un docente siendo un ser humano tenga que instruir a otro de su misma especie (estudiantes) a comportarse como humanos, ¿Cómo explicar esto a la luz de una educación universitaria que reclama nuevos desafíos?

En el transcurso de la experiencia docente de larga data el presente autor ha expuesto durante el diálogo con sus estudiantes de Medicina y de Enfermería la necesidad de insertar el tema de la humanización del hombre en los contenidos programáticos de las asignaturas de las Ciencias Sociales, esto con el propósito de motivar al auditorio a estudiar temas referidos a dichos aspectos. En muchos casos se ha vuelto una costumbre el argumentar estos planteamientos y, que luce muy extraño que un docente, ser humano por excelencia, tenga la urgente necesidad de expresar cada vez más con mayor rigor a los estudiantes que “asuman comportamientos estigmatizados por el respeto, la tolerancia, el amor, la dedicación, la responsabilidad, la honestidad, etc.,” esto como una tentativa de procurar la posibilidad de reflexión para asumir compromisos que redunden en la concienciación ante la mirada indiferente del colectivo.

En consecuencia, preguntarse por la importancia de las Ciencias Sociales en una Facultad de Ciencias de la Salud en carreras como Medicina, Enfermería, Bioanálisis, Tecnología Cardiopulmonar, Citotecnología, Imagenología, Terapia Psicosocial, entre algunas que se ofrecen en la Universidad de Carabobo, es responder los siguientes argumentos:

  1. Los seres humanos al estar insertos dentro de una compleja red multidimensional que da perfil a la sociedad en su conjunto y a la realidad, forman parte de un todo que los convierte en sujetos y objeto del conocimiento. Así, el Educador, el Sociólogo, el Antropólogo, el Psicólogo, etc., al ocuparse del estudio de los seres humanos también se están abordando ellos mismos; las obras humanas al dejar huellas materiales e intelectuales crea la cultura, y la misma es uno de los contenidos decisivos que forman parte de los grandes contenidos de los programas de las asignaturas propias de los social.

Algunos de los elementos clave para la comprensión de los seres humanos colectivizados en espacios societales determinados según sus intereses, está representado por los ESTILOS Y MODOS DE VIDA. Ambos conceptos deben ser objeto de estudio para los estudiantes de las Ciencias de la Salud a través de las disciplinas científicas de las Ciencias Sociales.

El proceso salud-enfermedad al convertirse en objeto de estudio por excelencia, y para tener una comprensión cabal del mismo es preeminente poder identificar cara uno de sus elementos constitutivos a saber: educación formal y no formal, actividad física-deportiva y recreacional, nutrición, cosmovisión, herencia, economía, trabajo, artes, vestido, género, etc., y para alcanzar propósitos que permitan comprender el continuum salud-enfermedad de los seres humanos las Ciencias Sociales se ocupan precisamente de estudiar los comportamientos humanos que definen la enfermedad y/o la salud.

  1. La sociedad en su conjunto con todas sus estructuras que le imprimen fisonomía y organicidad es el habitáculo por excelencia de los seres humanos, y es ahí donde se encuentra otro aspecto de interés para los estudiantes de Ciencias de la Salud. El estudio de las normas, de las costumbres, del derecho, de las instituciones socioculturales (escuela, iglesia, política, etc.) ayudan a comprender y a explicar el proceso salud-enfermedad de un individuo y hasta de una colectividad, pueblo, región, etc.

No es ajeno a un estudioso de las Ciencias de la Salud tratar de comprender que la conducta humana está consustanciada en la sumatoria de diversos elementos exógenos a él y que le imprimen cientos rasgos característicos dependiendo del predominio de uno o de otro factor. Así, por ejemplo, el infante aprende normas consuetudinarias heredadas de las costumbres de sus padres y así sucesivamente, modelos que tienen significancia en los alimentos que se ingiere, los hábitos higiénicos de valía en la conservación de la buena salud, etc.
Comprender la injerencia de la institución escolar formal es apremiante, pues de ella se derivan los patrones comportamentales que giran en torno a la adquisición de ciertos hábitos fundamentales: consumo adecuado de alimentos balanceados, inhibirse al consumo de alcohol y diversas sustancias estupefacientes nocivas al organismo humano, ejercitación adecuada del cuerpo, comportamientos ideales para CONVIVIR EN PAZ, y saber superar situaciones inesperadas, etc.

  1. Las comunidades en su conjunto, con sus respectivas redes complejas de variables cualitativas y cuantitativas (que de una manera u otra son decisivos en dar fisonomía a la trama de la vida), tiene gran influencia en los comportamientos de cada individuo inserto dentro de las normas de una determinada sociedad. Como de lo que se trata es de aprehender y comprender a los seres humanos dentro de las coordenadas institucionalizadas por las instituciones creadas por los hombres organizados en sociedad, la labor de abordar a los mismos debe partir de las consideraciones metodológicas ideadas para lograr alcanzar propósitos supremos de percibir la vastedad de la obra humana.

 En este sentido, los enfoques cualitativos propios de las Ciencias Sociales nutridas con los aportes de las Teorías Clásicas de la Sociología y de la Antropología, de la Educación, etc., ha permitido consolidar métodos, técnicas y procedimientos cuyas particularidades de rigor se ajustan a los requerimientos del objeto de estudio que los ocupa: los seres humanos en relaciones con los otros y con el entorno.

Así, es preeminente considerar que existen muchas vías para estudiar los diversos escenarios de la sociedad en su conjunto, y para esto las Ciencias Sociales ponen a disposición la Etnografía y la Investigación Participativa in situ para desarrollar las labores de estudios de su único centro del conocimiento: el hombre en su relación con lo social y el entrono natural. En consecuencia, al tenerse las posibilidades de que los docentes y estudiantes participen directamente en la búsqueda de datos e información todas ellas de carácter cualitativo y cuantitativo necesario para la cabal comprensión de la esencia y fenomenología del hombre, permitirá establecer mecanismos estratégicos tendentes a fomentar los comportamientos más adecuados que permita asegurar la salud, estilos y modos de vida saludables ideales para vencer derroteros causantes de las diversas enfermedades por las que se tiene que combatir de manera planificada.


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  1. Acercarse al estudio de los ecosistemas y del mismo antroposistema es otro de los fundamentos de las Ciencias Sociales para el abordaje y comprensión de los seres humanos. Insertos dentro de las dimensiones del entorno natural y social, los seres humanos desarrollan ahí sus vidas. Es de hacer notar que el ecosistema es uno más de los factores determinantes que intervienen decisivamente en el proceso salud-enfermedad, y por tanto objeto de estudio de las Ciencias Sociales.

La acción antrópica ha sido la responsable de las grandes modificaciones que han sufrido los grandes espacios geográficos que son por excelencia el habitáculo natural de los seres humanos. Dichos cambios se hacen sentir precisamente en la trasgresión de los límites de la “Madre Naturaleza”, concebida y entendida como la que ha proporcionado las condiciones y posibilidades para que la herencia filogenético y ontogenética de lo que comúnmente se ha dado a conocer como la especie humana.

Habida cuento de estos planteamientos, es comprensible entonces que la Casa Magna, representada por el planeta Tierra, brinda inmensas posibilidades para el crecimiento y desarrollo humano. No obstante, para que las mismas se conviertan en una oportunidad aprovechable para los seres humanos es incuestionable que el hombre haga uso consciente de las riquezas y potencialidades existentes, esto es aprovechamiento racional de la flora, de la fauna, de los recursos minerales, de las aguas, etc., los cuales son factores del medio natural que son vitales para los humanos.

La consecuente destrucción de los grandes ecosistemas y biomas vitales para el desarrollo de la vida obedece a múltiples causales, entre las que se pueden destacar las siguientes: a. Ausencia de una planificación ecológica de los procesos de urbanización e industrialización; b. Irrespeto a las leyes propias de la Naturaleza; c. Escasos cumplimientos de políticas en materia de Educación Ambiental; d. Concentración de la población en espacios propicios para el resguardo de los grandes reservorios de flora y fauna; e. Actividades industriales que no cuentan con la debida permisología; etc.

Es evidente, así, que las Ciencias Sociales tienen un amplio espectro de acción en los diversos campos del saber y del hombre. Dirigen su mirada al estudio integral de los seres humanos y de su obra material e intelectual, involucrando las dimensiones que guardan estrecha relación con el proceso salud-enfermedad. Así, los estudios demográficos y epidemiológicos que la Ciencia Médica realiza en un espacio y tiempo determinado, tienen su fundamento en el estudio de variables cualitativas y cuantitativas las cuales precisan de ser consideradas a través de diversos enfoques de estudios científicos.

Para tener un acercamiento lo más próximo posible entre los sujetos investigadores y los sujetos objeto de estudio en materia de salud y enfermedad, es preeminente recurrir a diversas estrategias de investigación de interés cualitativa, como ya se expuso anteriormente. El contacto “cara a cara” entre sujeto y objeto brinda las posibilidades de obtener datos que se traducen en conocimientos de valía científica, y éstos son el sustrato para sistematizar los aportes teóricos-conceptuales en diversas áreas inherentes al proceso salud-enfermedad.

Así por ejemplo, los acercamientos cara a cara brindan la oportunidad de investigar y actuar de manera acertada en las comunidades, y en este sentido tal como lo plantea la Organización Panamericana de la Salud (2006),

La comunicación social constituye una herramienta indispensable de la promoción de la salud… En la construcción de entornos saludables, la comunicación social cumple el importante papel de informar a la población sobre los factores tanto de riesgo como de protección, y de alentar a participar activamente en el mejoramiento de las condiciones de salud en sus ámbitos de trabajo, vivienda y estudio. (p. IX)

Las Ciencias Sociales como tal han logrado alcanzar niveles de especialización significativos, es decir se consolidaron disciplinas científicas con especificidades para estudiar cada una de las dimensiones en las cuales se desenvuelve la vida humana. Sociología del Desarrollo, Sociología Política, Sociología de la Educación, Sociología de la Salud; Antropología Social, Antropología Cultural, Antropología de los Espacios Urbanos, Antropología de la Salud; Psicología Social. Psicología de la Salud, Psicología de las Comunidades; Trabajo Social; Terapia Psicosocial; etc., representan sólo algunos dominios de las Ciencias Sociales cuyos aportes cada día ofrecen a la luz de los conocimientos científicos datos, conceptos y teorías útiles para comprender a los seres humanos.

  1. Las reflexiones expuestas permiten vislumbrar un panorama prometedor hacia nuevas maneras de la enseñanza de las Ciencias Sociales en el ámbito universitario, concretamente en los estudios propios de las Ciencias de la Salud en la Universidad de Carabobo y de todas las instituciones de Educación Superior que desarrollan programas académicos en las distintas disciplinas que abordan el proceso salud-enfermedad.

La dinámica de las sociedades, de las comunidades en los momentos actuales precisa que haya una interconexión entre éstas y los contendidos programáticos los cuales en definitiva responden a satisfacer los fines que en materia educativa el Estado tiene la obligación de satisfacer. Como consecuencia de las constantes adecuaciones a las que los responsables del currículo escolar están obligados a realizar para procurar la tan anhelada pertinencia de la Universidad a la vida social de los seres humanos, se hace normativo y obligatorio establecer mecanismos que regulen dicha acción, y en este sentido los docentes deben considerar el ideal de competencias clave que cada disciplina y asignaturas debe procurar desarrollar en cada estudiante atendiendo a los rasgos actitudinales y aptitudinales.

El ideal educativo para un futuro egresado de cualquiera de las carreras de la Facultad de Ciencias de la Salud está circunscrito, además de las consideraciones antes expuestas, en prepararlos para el SER, el SABER, el HACER y el CONVIVIR, y estos determinantes educativos constituyen parte esencial a ser consustanciado a través de las Ciencias Sociales.

Las diversas disciplinas de corte humanísticas definen y teorizan al HOMBRE como un producto histórico-social, herencia de los grandes episodios de las edades históricas en que la ciencia de la Historia ha dividido el desarrollo de la humanidad, y para entender esta tendencia es necesario comprender el devenir histórico humano con el propósito de conocer “quienes somos, de dónde venimos, dónde estamos, y hacia dónde nos dirigimos”.

La premisa ontológica que responde a la pregunta ¿qué es el hombre? tiene su fundamento en los aspectos históricos-sociales, y dentro de éste elementos que giran en torno a la cosmovisión, a la medicina folk, a las tradiciones orales, a la idiosincrasia, a la religión, etc., y todos estas dimensiones confluyen en un solo vértice a saber: la esencia del ser.

De allí que, le corresponde a la institución universitaria, a sus docentes-investigadores, a las diversas cátedras y asignaturas propias de cada carrera, asegurar que cada quien y de igual manera el colectivo humano despierten el interés y motivación por conocer sobre el contexto y desarrollo histórico social en que se encuentran insertos. No basta que la Historia, la Geografía, la Antropología, la Sociología, la Psicología, la Educación, etc., den pistas sustanciales y científicas que detallen la historia humana desde la época primitiva hasta hoy; es preeminente que cada individuo asuma compromisos de comprender, a título muy personal, quienes son.

Comprender la esencia del ser permitirá a los estudiantes de las carreras propias de la Facultad de Ciencias de la Salud proceder hacia los demás con un sentido de pertinencia, esto sin olvidar que dichas disciplinas están orientadas precisamente para servir a los demás partiendo de la empatía, ya que se está en el mismo contexto societal donde el establecimiento de lazos de corresponsabilidad se convierte en la razón de ser del Médico(a), de la Enfermera(o), del Odontólogo(a), etc.

Alcanzado cierto nivel de conciencia de lo que en esencia es el ser, el hombre, se está en condiciones de proceder in situ, esto según las competencias desarrolladas por cada individuo a través de las diversas asignaturas de la carrera. Así, teniendo conocimiento de la labor y responsabilidad social que debe tener todo estudiante y profesional indistintamente de la ciencia a que pertenezca, es decisivo formarse para actuar de manera responsable, con sentido ético, respetando el derecho a ser respetada de todo aquello que pertenezca a la Madre Naturaleza, y este propósito es posible gracias al conocimiento generado, adquirido y puesto en práctica en cada momento en que la oportunidad de ejecutarlo lo permite.

Los dominios del saber, del conocimiento, de la sabiduría, deben partir de las consideraciones a tentativas de respuestas que giran en torno a cuestiones de interés tales como: ¿de qué manera debo ayudar a los demás?; ¿por qué debo hacer siempre lo correcto?; ¿hasta qué punto los seres humanos están bajo mi mirada y responsabilidad?; ¿cómo puedo ayudar a resolver problemas inherentes a los seres humanos?, y otras más que están estrechamente relacionada a saber cómo actuar con sentido humano.


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Se está muy convencido que cada carrera universitaria cumple su cometido de suministrar a los estudiantes los conocimientos científicos y tecnológicos útiles para cumplir la misión para lo cual se prepararon. Sin embargo, para nadie es un secreto que a pesar de la gran especialización alcanzada en los estudios formales hay evidencias que permiten asegurar una escasa formación desde el punto de vista de los valores éticos y morales, tan vitales para que cada quien alcance el ideal de hombre humanizado.

Nada vale con lograr la titulación académica en la Universidad; la valía está en alcanzar la calidad humana deseada, esto es procurar la transparencia comunicativa, valorar la vida y la existencia humana, respetar la diversidad cultural, aceptar responsabilidades hacia los más necesitados, comprometerse a cuidar a la fauna y flora indefensos y que aun cuando las leyes especiales para su protección no son efectivas tener presente que forman parte exclusiva de los entornos en los que habitan los seres humanos. Aquí, de lo que se trata es de entender que el hombre es tal por cuanto formamos parte íntegra de una misma realidad y naturaleza; no es ajeno al colectivo la convivencia con los otros.

Asumiendo compromisos decisivos dirigidos a “cuidar a la Madre Naturaleza” es un propósito sublime, que dirige la mirada a cuidar a los seres humanos, la flora, la fauna, los diversos recursos con los cuales el hombre depende para la subsistencia, a contribuir al acervo del conocimiento y a la técnica apuntalados siempre a satisfacer necesidades y requerimientos del colectivo, difundir ideas que alimenten y alienten alcanzar ideales más sublimes, desarrollar el sentido por la apreciación de las bellas artes y de las humanidades. En estos aspectos, y en otros más que seguro está cada docente preocupado, se encuentra la esencia del ser, del hacer, de ejecutar y de convivir de manera directa, en el contacto “cara a cara” con los sujetos, con los otros que forman parte de la especie humana.

Trascender las coordenadas rígidas de las disciplinas científicas que la Universidad ha sabido fraguar desde las épocas pasadas en latitudes disímiles del concierto de naciones y pueblos del Mundo, es quizás una gran utopía o un sueño alcanzable para los más optimistas; una barbaridad para aquellos que apuestan por una ciencia que resuelve todo, estigmatizada con razón como la “vaca sagrada” de los hombres. Sin embargo, ya desde hace mucho tiempo se avizoran tiempos de cambios, y los mismos responden a una dinámica societal que lucha contra las viejas y antagónicas formas de pensar propios de una tradición histórica impuesta como consecuencia de múltiples hechos y fenómenos algunos de carácter local-regional y otros mundial.

Objetivos sublimes de una enseñanza y de un aprendizaje significativo de los seres humanos convergen en asegurar la convivencia sana, en paz, caracterizada por la igualdad de condiciones, que posibilite la creatividad y la inventiva de cada individuo, que fomente los valores ético y morales, que establezca normas justas y necesarias para el desarrollo de la vida en colectivo.

Ante estas reflexiones, compartidas o no por otros, es necesario advertir que las Ciencias Sociales deben enfrentar desafíos que están destinados a romper barreras de resistencia hacia proyectar en novísimos escenarios los aportes de las disciplinas que se enseñan en los recintos universitarios. Al respecto, entre algunos retos que ha de enfrentar se encuentran los siguientes:

  1. En los escenarios académicos en los que se desarrollan programas propios de las Ciencias de la Salud, es apremiante que los especialistas de dichas disciplinas tengan una actitud inteligente y diligente con respecto a valorar el papel decisivo de las Ciencias Sociales para abordar el estudio del proceso salud-enfermedad de los seres humanos.

En concordancia con este planteamiento, la Organización Panamericana de la Salud (2006), plantea claramente que,

Más allá de la asistencia sanitaria y los estilos de vida, la Carta de Ottawa (1986) definió las siguientes cinco acciones estratégicas como marco de la promoción de la salud: 1. Construir políticas públicas saludables. 2. Crear ambientes que apoyen el desarrollo de una vida saludable. 3. Fortalecer la acción comunitaria. 4. Desarrollar habilidades personales. 5. Reorientar los servicios de salud. (p. X)

  1. Los docentes e investigadores defensores de la presencia de las Ciencias Sociales en las Facultades de Ciencias de la Salud deben crear espacios discursivos y de reflexión para que los profesionales ajenos a éstas disciplinas comprendan la naturaleza y dinámica de las mismas, siempre a la luz de acompañarlas en la tarea de relacionar la salud-enfermedad con los determinantes socioculturales que en definitiva dan fisonomía.

  1. Romper esquemas rígidos propios del método biologista y mecanicista que centra su atención en observar al organismo humano como una “máquina”, es decir, cuyo funcionamiento depende exclusivamente de los órganos y sistemas que interrumpen su normal funcionamiento cuando entran en acción las bacterias y los virus.

  1. Los docentes-investigadores de las Ciencias Sociales que ejercen funciones de enseñanza en las Facultades de Ciencias de la Salud están en la obligación de ofrecer explicaciones y ópticas teorizantes que permitan a los otros profesionales no formados en las áreas de dichas ciencias tener en consideraciones que el estudio y comprensión de los seres humanos va más allá del reduccionismo ya en decadencia. Esto es, que quede entendido de una vez por todas que hay enfermedades propias de los seres humanos cuya génesis hay que buscarlas en las dimensiones sociocultural; son aquellas patología de etiología social tan nefastas como la violencia en todos sus tipos (familiar, escolar, callejera, colectiva, en el trabajo, etc.), drogadicción (desde la niñez hasta la adultez madura), explotación sexual juvenil, alcoholismo, pobreza (en todas sus manifestaciones), exclusión social, etc.

Todos estos son algunos ejemplos atribuidos a las dimensiones sociales y culturales que de una u otra manera contribuyen al desequilibrio del estado de salud de los individuos. En este sentido, las Ciencias Sociales deben enfocarse en todos los factores que condicionan el proceso salud-enfermedad, y en este sentido la Organización Panamericana de la Salud (2006) plantea que,

La promoción de la salud como proceso de protección de las personas y aumento de su control sobre los determinantes de la salud, requiere estrategias sociales de amplio espectro que abarquen no solo las acciones para fortalecer las capacidades tanto individuales como institucionales sino también los cambios sociales, económicos, ambientales y de condiciones de vida, particularmente en lo que se refiere a esos determinantes. (p. XI)

  1. Es apremiante volver al estudio del Hombre considerándolo como una totalidad y como producto histórico-social. Es, por tanto, vigencia enmarcada en las coordenadas temporales y espaciales y, de igual manera, es constructor de la cultura y del antroposistema y de todas las instituciones fundamentales para la vida en sociedad.

Habida cuenta de estos aspectos inherentes a la acción del hombre como sujeto de un proceso histórico que se ha desarrollado a la luz de una episteme fraguada en cada etapa de la vida de la humanidad en su conjunto, debe considerarse al mismo como sujeto cambiante que requiere adaptaciones fundamentales que le permita desarrollarse y crecer de manera segura.

Dentro de estos aspectos vitales para los seres humanos se encuentran precisamente aquellos que giran en torno a la generación de normas que regulen los comportamientos sociales. Así, ante la denominada “descomposición” social, familiar, política, económica, educativa, etc., es apremiante reflexionar al respecto y en este sentido proceder de manera planeada con propósitos bien definidos enmarcados dentro de los fines y objetivos de una sociedad sana y justa.

Hay evidencias sustanciales que reflejan el grado de deterioro del hombre y de sus acciones en el entorno natural y social. Desde el punto vista de la Sociología dicho fenómeno se denomina anomia, es decir, ruptura de las normas por el hombre dentro de una determinada sociedad. Esta tendencia trae consigo el advenimiento de una serie de desencadenantes que repercuten directamente en los seres humanos ocasionando las denominadas ENFERMEDADES DE ETIOLOGÍA SOCIAL, ya comentadas en otros párrafos y que forman parte de la cotidianidad social, del día a día de las comunidades y sociedades.

Aquí, de lo que se trata es de comprender el origen multicausal de las enfermedades de los seres humanos; ya no se trata de seguir con las viejas y antagónicas ideas de creer que las enfermedades del organismo humano tienen una génesis exclusivamente enmarcada en el paradigma biologista, es decir que explica que las bacterias y los virus son los únicos agentes decisivos en romper con el equilibrio biopsicosocial del hombre con el cual se denomina comúnmente la salud, ocasionando así las enfermedades de todo tipo.


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Dichos agentes virales y bacteriológicos forman parte de la gran gama de factores que ocasionan daños nefastos una vez que se incuban en el organismo humano, y para contrarrestarlos la Ciencia Médica ha tenido grandes avances de incuestionable valor. Sin embargo, otros factores que se encuentran en las dimensiones de lo social, que aun cuando en la mayoría de los casos son de carácter intangibles, tienen efectos devastadores para los seres humanos.

Cuando las bases que sostienen la vida societal se fracturan, deviene inevitablemente el colapso de sus integrantes. Así, la escasa injerencia de los padres en la formación humana de sus descendientes trae consigo problemas que atentan contra el deseado equilibrio biopsicosocial: desviaciones de todo tipo, violencia, promiscuidad, desinterés, depresión, drogas, tabaquismo, alcoholismo, etc.; la delincuencia juvenil, la deserción escolar; la pobreza, etc., son signos y síntomas que denotan una “sociedad enferma” que a través de una observación detenida en nuestros entornos se puede apreciar en sus diversas manifestaciones.

Los factores multicausales, de orígenes biológicos y sociales, deben ser abordados en su justa imensión total, y a través de las Ciencias Sociales es posible hacer estudios exhaustivos destinados a profundizar causas y explicaciones de los comportamientos de los seres humanos no deseados. A su vez, como ya se ha expuesto anteriormente, es preeminente estudiar los llamados condicionantes de la salud, que al decir de la Organización Panamericana de la Salud (2006),

Los determinantes de la salud incluyen:

  • el entorno social y económico.
  • el entorno físico.
  • las características personales y
  • los comportamientos individuales.

Estos contextos de vida de las personas delimitan en gran parte sus posibilidades de tener buena salud. Sin embargo, el control que los individuos tienen sobre estos determinantes es muy escaso. Entre los principales factores que determinan la salud de las personas se encuentran los siguientes:

  • Ingresos económicos y estatus social.
  • Educación. · Entorno físico.
  • Redes de apoyo social.
  • Factores genéticos.
  • Servicios de salud.
  • Género. (p. 4)

Así, por ejemplo, el estudio de la pobreza en todas sus manifestaciones ofrece una rica oportunidad para conocer causas y consecuencias de tal fenómeno propio de la dimensión social. Esta problemática tiene orígenes diversos, encontrándose entre algunas causas potenciales los movimientos migratorios que desde el campo se instalaron en las periferias de las grandes ciudades del centro-norte del país (Valencia, Caracas, etc.), escasas fuentes de empleo en las ciudades receptoras, falta de preparación formal en oficios clave, analfabetismo, etc. Las consecuencias son muchas: desnutrición, delincuencia, violencia, deserción escolar, descomposición de los núcleos familiares, exclusión, etc.

Este ejemplo, presentado grosso modo, permite comprender que el mismo es un desencadenante del quiebre del equilibrio biopsicosocial de los seres humanos. Aquí es posible comprender como el proceso salud-enfermedad se manifiesta en toda su extensión, y comprensible es destacar que el mismo es un continuum universal que por causas conocidas o no puede determinar las enfermedades.

Queda entendido entonces que la enfermedad se manifiesta en una de sus caras: la social, la cual es tan evidente que puede ser observada directamente, y a través de la puesta en práctica de cualquiera de las metodologías y técnicas de la investigación social se puede abordar dicho objeto de estudio de manera científica, pero siempre con el interés de conocer su estado, sus dimensiones, alcance y, lo más importante, buscar alternativas de solución y de prevención.

En éste último aspecto cobra especial preeminencia la promoción de la salud y la prevención de enfermedades los cuales se convierten el aspectos clave y objeto de estudio de una verdadera acción Educativa a través de estrategias ideales para tal fin: elaboración de programas y planes de promoción de la salud, diseño de medios informativos en materia de solucionar problemas elementales y de fácil control, educar a las masas poblaciones en materia de Educación para la Salud, organización de las comunidades a objeto de autogestionar la promoción de la salud y la prevención de enfermedades, activar la vigilancia epidemiológica local y regional, gestionar acciones ante los entes ideales para solucionar problemas de contaminación ambiental, etc.

Acciones como las expuestas y otras más sólo pueden ser posibilitadas luego de realizar abordajes significativos de las comunidades a través de una apreciación y óptica científica que sólo las Ciencias Sociales pueden ofrecer, siendo así útiles y necesarias para estudiar a los seres humanos como integrantes de una sociedad que ocupa un espacio geográfico determinado. Enfocarse al estudio del mismo, es estudiar de igual manera su contexto histórico y con él es posible rastrear las edades históricas de los problemas propios del proceso salud-enfermedad.

Reivindicar al hombre en los contextos histórico-social y de la salud posible es viable siempre que se considere al mismo como creador y con potencialidades especializadas para alcanzar propósitos loables, donde fomentar los valores éticos y morales, inculcar y reforzar conductas y comportamientos orientados a desarrollar las artes en todas sus manifestaciones, etc., puede convertirse en un rico escenario que redundaría en fraguar las actitudes y comportamientos necesarios para una convivencia en armonía con los otros y con la “Madre Naturaleza” en su conjunto.

Al respecto, queda demostrado que hay posibilidades de un pleno desarrollo de las individualidades, y para lograr este cometido es necesario partir de un comienzo tácito, esto es centrarse en los aspectos de índole sociocultural. Una efectiva Educación para la Salud debe partir de contar con docentes con competencias específicas para tales propósitos, enfatizando en que posea los conocimientos en dicha materia y que les permita generar otros conocimientos de valía para el colectivo. Las masas poblacionales requieren ser orientadas en materia de salud, de la manera como pueden prevenir enfermedades de fácil control, de las maneras de preservar la salud.

En concordancia con éste último aspecto, la organización Panamericana de la Salud (2006) hace énfasis en que,

La salud se crea y la vive la gente dentro de los ambientes de su vida cotidiana, donde aprenden, trabajan, juegan y aman,… Esta noción, de acuerdo con la cual la salud nace de la interrelación entre los individuos y su ambiente, desecha la idea de identificar a las personas según los factores o condiciones de riesgo que la afectan (por ejemplo, hipertensos, obesos, fumadores, etc.) y funda la construcción social de la salud sobre la relación de los individuos con su entorno. Este es el modelo ecológico, un abordaje más sociológico que psicológico de la conducta humana y de sus ámbitos de desarrollo que es el producto de las disciplinas tan diversas como la salud pública, la sociología, la psicología, la geografía y la educación. (p. 8)

Así, para las Ciencias Sociales la salud tiene condicionantes que se encuentran en el entorno en toda su extensión, a tal punto que hasta las manifestaciones artísticas, folklóricas, tradicionales, etc., ejercen una poderosa acción en la formación de un intelecto altamente especializado, necesario para lograr alcanzar otros propósitos. Otrora era inconcebible pensar de esta manera, e inclusive se relegaba éste aspecto como parte de una propensión a la salud de los seres humanos.

Hoy es el mejor momento para pensar en nuevos escenarios y desafíos que alienten a la humanidad en un orden planetario por ahora debilitado cada vez más y donde la acción formadora de los espacios académicos y de investigación se convierten en una rica oportunidad de hacer posible ir más allá de la rigidez de las cátedras y asignaturas y dirigir las acciones de enseñanza-aprendizaje hacia nuevos derroteros: el hombre feliz.

El hombre feliz, equivale a pensarlo como aquel lleno de plenitud emotiva, emocional, empática, que le permita una sana convivencia con los otros y con cada elemento que integra la Naturaleza misma. De apresurarse la institución escolar y sus docentes e investigadores a profundizar en aspectos relacionados a la cultura, a la sociedad, a la familia, a la religión, a las normas, al ambiente, a la flora y fauna, etc., se estará en condiciones de generar estrategias viables para integrar al hombre a una sociedad cuyo ideal de perfección se aproxime cada vez más al logro de alcanzar la armonía entre todos.


Presencia de las ciencias sociales en las facultades de Ciencias de la Salud .6

Si por un instante se aprecian los titulares de la prensa y se observan los noticieros televisivos se podrá comprender de lo que se está hablando en las presentes reflexiones, y es enteramente incuestionable que hay un alejamiento decisivo entre loa problemas sociales de los seres humanos y la escasa participación de la Universidad en ayudar a solventar, controlar o neutralizar los mismos. ¿De qué sirven los estudios universitarios si no ayudan a ofrecer alternativas de solución a los problemas sociales de las colectividades?; ¿Para qué sirven tantas teorías?; ¿Los seres humanos sólo se consideran objetos que los estudian los docentes e investigadores como parte de sus obligaciones académicas?; ¿Por qué cosificar al hombre en el afán de alcanzar desarrollar los dominios de una ciencia cada vez más en crisis?; ¿Cuál es la verdadera responsabilidad social de la institución universitaria en materia de lo social?

Plantearse preguntas que giran en torno a dar respuestas que sólo las Ciencias Sociales pueden generar es una tarea que da pasos certeros a enrumbar explicaciones y puntos de vista que estén siempre dirigidos a comprender en primer término al hombre para luego proceder a ayudarlo a su crecimiento y desarrollo en franca armonía con la Naturaleza.

Esta apreciación de carácter muy personal para el presente autor dirigen su atención especialmente a la búsqueda de una nueva tentativa de enseñanza de las Ciencias Sociales en la Universidad y concretamente en los estudios propios de las Ciencias de la Salud, y para ello es preciso partir de premisas clave, entre las que sobresalen las siguientes:

a. Insertar en los procesos de enseñanza-aprendizaje la discusión de los valores humanos y su problemática en las comunidades y sociedades de hoy.

b. Crear escenarios de reflexión-acción en la academia, necesario para una investigación participativa tendente a servir de vínculo entre la institución y los individuos de las comunidades.

c. Interesarse por los diversos problemas de las localidades y de las regiones.

d. Abocarse por el estudio de los elementos culturales a escala micro so pretexto de comprender la dinámica de los seres humanos.

e. Estudiar la injerencia de los procesos productivos en la configuración de un nuevo mapa colectivo destinado a la conformación de desigualdades sociales, en el fomento de áreas urbanas con todos los servicios y áreas de conglomerados humanos desprovistos de las más elementales condiciones de subsistencia.

f. Interesarse por abordar las condiciones de vida material de las colectividades, así como también los estilos y modos de vida, con lo cual se obtienen datos e información útiles para responder a preguntas como ¿Quiénes somos?; ¿Qué rasgos característicos presentan?, etc.

g. Motivar a los estudiantes a generar estrategias y métodos propios para insertarse en las comunidades como vehículo decisivo para comprender el proceso salud-enfermedad de manera directa.

h. Procurar acercarse a los contextos del desarrollo histórico-social de las comunidades y poblaciones a escala local, regional y nacional, pues así será posible tener una visión de conjunto del hombre dentro de las coordenadas históricas y espacial, destacando así como fueron las prácticas médicas y de la medicina desde épocas remotas hasta los grandes avances en el área que se conocen en los momentos actuales.

i. Discutir las políticas de salud; de igual manera los planes y programas de salud del Estado. Enfocarse en estudiar la materia legal-constitucional que rige la materia de salud del colectivo.

j. De valía para las presentes reflexiones resulta retomar algunas consideraciones de antigua data, pero decisivas para comprender la importancia de las Ciencias Sociales en la formación de personal de salud, que expone la Organización Panamericana de la Salud (1995) de la manera siguiente:

  • Es preciso intentar ir siempre más allá en el proceso de integrar la lógica, los contenidos, y el rigor de las ciencias sociales a la comprensión de los problemas de la vida humana y de la salud de los individuos y de la sociedad.

  • Una panorámica a los programas de las escuelas y facultades…, permite apreciar la presencia real - y en algunos casos creciente – de las CsSs. Pero el panorama está muy lejos de ser satisfactorio. En muchas de las instituciones formadoras de personal de salud están totalmente ausentes aun las CsSs, o se tienen grandes prejuicios en su contra, o se les permite solo una presencia marginal y controlada. Y en buena parte de aquellas en donde han logrado tener algún nivel de desarrollo, ni los contenidos son adecuados y estimulantes; ni los métodos pedagógicos empleados en la transmisión y el intento formador logran suscitar el interés y el convencimiento; ni existe equilibrio entre las disciplinas sociales incluidas; ni el resultado final parece producir profesionales de la salud con mayor visión y claridad sobre la naturaleza, la dinámica y las consecuencias también sociales de la salud, la muerte, las enfermedades y las condiciones en que la vida se va realizando.

  • Cada vez se requiere de mayor número y mejor calidad de científicos de las CsSs que ayuden a tratar tales disciplinas con la necesaria rigurosidad metódica y riqueza teórica. Cada vez se requiere también de mayor tiempo en los planes de estudio para el aprendizaje y la práctica de estas dimensiones de la realidad.

  • La Organización Panamericana de la Salud ha estado estrechamente vinculada a los esfuerzos regionales por respaldar la adecuada integración de las CsSs tanto a los procesos de formación como a la práctica del personal profesional y técnico del campo de la salud.

CONCLUSIONES

La enseñanza-aprendizaje es un continuum propio de la dinámica de los estudios formales de todos los sistemas y niveles que conforman la educación formal del país, y dentro ella es importante destacar que en la Universidad tal acción debe imprimir un sello distintivo de calidad deseada, pues es de comprender claramente que de la misma egresan los profesionales que tienen responsabilidades de coadyuvar en el advenimiento del crecimiento y desarrollo de los distintos procesos de la vida social.

En este sentido, para lograr alcanzar propósitos ideales en cuanto a la formación integral y cada vez más humana de los estudiantes que cursan estudios en las distintas áreas disciplinarias del saber científico, y muy en especial a aquellos que se encuentran en las Facultades de Ciencias de la Salud, es preeminente que docentes y participantes se aboquen al estudio del Hombre, de sus entornos, de su acción antrópica en el medio, de la cultura y sus diversas manifestaciones, a los estilos y modos de vida del colectivo, de la salud y la enfermedad vista desde una óptica que involucra a los diversos condicionantes socioculturales que la envuelven.

Ya hay sobradas evidencias que demuestran la injerencia de los agentes socioculturales en la dinámica del proceso salud-enfermedad de los seres humanos, y que dentro de las acciones necesarias para controlar aquellos nocivos al organismo humano es necesario establecer estrategias de acción tendentes a promocionar la salud, a través de metodologías de enseñanza-aprendizaje colectivas que redunden en una efectiva y eficiente Educación para la Salud.

Las posibilidades de concienciar al colectivo de las diferentes comunidades que atraviesan severas dificultades relacionadas a garantizar la salud, forma parte de las tareas que una Facultad de Ciencias de la Salud deber considerar. Para esto, cobra especial interés poner de manifiesto la necesaria capacidad que el recinto universitario posee para planear estrategias dirigidas a consolidar toda una cultura de trabajo y de salud.

Los fines esenciales de una educación universitaria efectiva y eficiente en el campo de la salud deben partir precisamente de las necesidades reales y normativas de la población. Aquí no vale la improvisación para atender y dar respuestas a los ingentes problemas de salud y de enfermedad que a diario son evidentes en los colectivos humanos. Para satisfacer las demandas así reflejadas en las comunidades los docentes e investigadores universitarios deben recurrir a las Ciencias Sociales como únicas disciplinas que se aproximan más al estudio de los seres humanos, de su contexto histórico-social, de sus problemáticas que de una u otra manera repercuten en la salud, llevándola inclusive al abismo que inexorablemente trae consigo hasta la muerte de los individuos.

Cuando se trata de procurar alcanzar ideales supremos de la salud humana lo más inteligente es comenzar por trabajar el asunto desde las aulas de la Universidad, y así ir entronizando en los estudiantes los elementos teóricos y conceptuales propios de las teorías sociológicas, antropológicas, educativas, psicológicas, etc., que juntas representan las denominadas Ciencias Sociales, encargadas de hurgar al colectivo siempre desde una aprehensión humana, social y cultural.


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Así, combinando teorizantes sociales con aquellas ópticas enteramente biologista, los estudiantes tienen la posibilidad de abordar a los seres humanos de manera global, sin limitaciones que por lo general traen consigo el reduccionismo tan nefasto cuando se aborda el proceso salud-enfermedad humano.

Se hace imperativo, entonces, la inclusión de asignaturas propias de las Ciencias Sociales en los pensa de estudios de las distintas carreras universitaria, siempre pensando en un futuro profesional que esté compenetrado y comprometido con los otros a la luz de fomentar valores humanos, éticos y morales de valía para el ejercicio pleno de las profesiones una vez que se egresa de la academia.

Los estudiantes de las Ciencias de la Salud deben comprender que el proceso salud-enfermedad es susceptible de ser impactado por factores ya sean provenientes de virus y bacterias, así como también de agentes del entorno social. Así se tiene que la escasa educación en materia de alimentación balanceada, de educación sexual, de ejercicios, de hábitos higiénicos, etc., repercuten directamente en los individuos ocasionando enfermedades de las más diversas tipologías.

Los docentes universitarios responsables de desarrollar asignaturas de las Ciencias Sociales están obligados a involucrar a los estudiantes en las problemáticas que atañen al campo de estudio de las mismas, y es interesante saber que se disponen de la más variada tipología de estrategias, técnicas y métodos creados para fines muy concretos centrados en la enseñanza-aprendizaje de tales disciplinas.

El conocimiento del arsenal metodológico que posibilite al binomio docentes-estudiantes generar conocimientos partiendo de los contextos societales permite aplicar los enfoques teóricos-conceptuales de las Ciencias Sociales, y partiendo de contrastar la teoría con la práctica social se comprenderá las causales que repercuten directamente en la salud de los seres humanos, considerando así los diversos agentes que anidan en el ámbito de lo social que guardan estrecha relación en el proceso salud-enfermedad.

Por otra parte cabe destacar que la entronización de las Ciencias Sociales en las carreras de las Ciencias de la Salud responde a postulados y directrices de organismos encargados de velar por la salud humana a nivel planetario. Así, instituciones como la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud, la UNESCO, la UNICEF, de Organizaciones no Gubernamentales y Gubernamentales del país, de las regiones y de las localidades, establecen como reto enfrentar las problemáticas de los seres humanos relacionadas a los factores condicionantes y determinantes de las enfermedades, lo cual es un indicativo de la urgente necesidad de una mayor compenetración con los procesos y fenómenos sociales para entender su naturaleza y dinámica.

Muchas de las fallas en materia de efectividad de las políticas de salud, de los programas y planes de promoción de la salud y de una verdadera Educación para la Salud tiene su origen en el desconocimiento de las características sociales y demográficas de las poblaciones a las cuales se pretende aportar poner al tanto en materia de prevención de enfermedades. Aquí, se desprende la necesaria injerencia de preparación en aquellos elementos que giran alrededor de las consideraciones sociales de las comunidades y las Ciencias Sociales juegan un papel decisivo en esta materia.

Menospreciar el status y rol preferencial de las Ciencias Sociales en el concierto de los estudios propios de las Ciencias de la Salud es volver a una especie de época del oscurantismo de la ciencia, donde la ignorancia de aquellas “tribus” de intelectuales muy característico de las Ciencias Naturales (las cuales se encuentran presas en las coordenadas del monismo metodológico y, por tanto, destinadas siempre al reduccionismo nefasto), se convierte en un poderoso obstáculo en los verdaderos propósitos de los estudios universitarios los cuales se debería circunscribir casi exclusivamente en el estudio de los seres humanos insertos en la diversidad de sociocultural.

A su vez, menospreciar la utilidad de las Ciencias Sociales como tenaces acompañantes para la formación de los estudiantes universitarios es otro factor nocivo para el proceso de enseñanza-aprendizaje al negarse, así, la posibilidad de aportar herramientas teóricas y conceptuales que son el fundamento para fraguar actitudes y comportamientos impregnados de los valores humanos, éticos, morales, históricos, etc., de valía justamente en los momentos actuales en que se cuestiona lo humano como una consecuencia directa de la inhumanidad por la que atraviesan las sociedades a escalas local, regional, nacional y mundial.


Referencias bibliográficas

1. Organización Panamericana de la Salud. (2006). Herramientas de Comunicación para el desarrollo de Entornos Saludables. Serie PALNEX para Ejecutores de Programas de Salud. Nš 46. Washington, D.C. E.U.A.

2. Renán E., José. (1995). Salud Integral, el Hombre, la Cultura y la Ciencia. En: Revista Facultad nacional de Salud Pública. Volumen 13(1) julio-diciembre. Universidad de Antioquia.

3. Organización Panamericana de la Salud. (1992). Educación Médica y Salud. Ciencias Sociales y Formación de Recursos Humanos. Volumen 26, Nš 1, enero/marzo.