La sangre, consideraciones historicas e ideologias relacionadas
Autor: Dr. Guillermo Murillo-Godínez | Publicado:  27/04/2010 | Historia de la Medicina y la Enfermeria , Hematologia y Hemoterapia | |
La sangre, consideraciones historicas e ideologias relacionadas .1

La sangre, consideraciones históricas e ideologías relacionadas

Dr. Guillermo Murillo-Godínez. Médico Internista.

Palabras clave en español: sangre, transfusión de sangre, sangría

Palabras clave en inglés: blood, blood transfusion, bleeding

Resumen en español: La sangre, considerada el líquido vital por excelencia desde el principio de la historia, se ha introducido al organismo y se ha sacado, con el objeto de restaurar su salud, en base a las creencias que se han tenido, sobre su naturaleza y contenido. Como era de esperarse, también ha sido motivo de múltiples ideologías. En el presente artículo se hace una revisión analítica de éstos temas.

Resumen en inglés: Blood, considered vital fluid par excellence since the beginning of history has been introduced to the body and has been taken in order to restore their health, based on the beliefs that have been taken on the nature and content. As expected, it has also been subject to multiple ideologies. This article makes an analytical review of these issues.

“(la sangre) tan vital como el aire, tan escasa como el agua y, tan generadora de negocios como el petróleo” (19)

Introducción:

La sangre, considerada el líquido vital por excelencia desde el principio de la historia, se ha introducido a y quitado del, cuerpo humano, con el objeto de restaurar su salud, en base a las creencias que se han tenido, sobre su naturaleza y contenido. Como era de esperarse, también ha sido motivo de múltiples ideologías. La revisión analítica de éstos temas, puede llevar a la conclusión de Peter Medawar (Premio Nobel de Medicina 1960): “La ciencia, sin el apoyo de las hipótesis, es sólo arte culinario” (84).

La sangre en la historia de la humanidad:

Desde los tiempos prehistóricos en casi todo el mundo, la sangre ha ejercido una fascinación y horror en la mente de los seres humanos; era común observar que de las heridas manaba sangre y que de ello dependía la vida o la muerte del enemigo o animal herido (86); la sangre posee un poder simbólico difícil de igualar; se le ha considerado con virtudes y poderes casi milagrosos; ha sido referida como la esencia de la vida y, la mayor fuerza vital; tanto los hombres como los muchos y distintos dioses han hecho uso de ella para purificarse o satisfacerse. En la sangre se transporta el sustrato elemental para la vida, el oxígeno, por lo que, no es extraño, que a la sangre/oxígeno se le hayan atribuido cualidades mágicas y, religiosas (52) y, el ser el asiento del alma, según el texto médico chino Huang Di Nei Ching (770–221 a.C.) (59), al igual que la Biblia y el Talmud Babilónico (84).

Varios siglos antes de nuestra era, algunos pensaban que el sueño era producto de una retirada de la sangre del cerebro, a través de las carótidas (karos =sopor). Hacia el año 1400 a.C., en Creta, se creía que ofrendándoles sangre fresca, podrían los difuntos, ser devueltos temporalmente a la vida. Empédocles e Hipócrates separaron el espíritu divino en dos fracciones: una conocida como alma, tenía carácter psíquico, su centro era el cerebro y se distribuía en el organismo por medio de los nervios; la otra, el espíritu vital propiamente dicho, con carácter físico, quedaba situada en el corazón y circulaba en la sangre. Empédocles pensaba que el niño al nacer, tenía vida, pero no aliento; al respirar entraba el espíritu a la sangre y su provisión se seguía renovando toda la vida. El aire al llegar al cerebro y al corazón tomaría sus caracteres psíquicos o físicos, respectivamente (81). Galeno (200-129 a.C.) aclaró que las arterias (arteria = llevar aire) contienen sangre, no aire, como se creía; también, clasificó los temperamentos en 4 tipos, uno de los cuales, el “sanguíneo" se refería a la lujuria y a la arrogancia; los 4 temperamentos estaban en consonancia con los 4 humores.

Los 4 temperamentos eran: sanguíneo, colérico, flemático y melancólico, en consonancia con los 4 humores: sangre, bilis negra, flema o pituita y bilis amarilla. Los 4 humores, estaban en relación con los 4 elementos básicos del universo: fuego, aire o pneuma o éter, tierra y agua y, éstos, a su vez, con 4 dioses: Zeuz, Hera, Aidoneo y Nestis; su equilibrio, era la crasis y su desequilibrio, la enfermedad (46,81,84,87); Fahraeus ha propuesto que los 4 humores, deben haberse descrito, en base a la observación de las 4 capas distintas en la sangre coagulada. En el proceso de coagulación, la sangre se separa en un coágulo gelatinoso rojo obscuro, casi negro, una capa delgada de células blancas y plaquetas, así como una capa de suero amarillento (53).

En la antigua Roma, los espectadores de los torneos gladiatorios corrían a la arena después de la lucha y chupaban la sangre que fluía del cuello del gladiador vencido, para adquirir vigor, fuerza y coraje. Plinio el viejo (c. 100) y Areteo describieron como los gladiadores romanos bebían sangre, “como si fuese de copas vivas”, para curar, entre otros males, la epilepsia (86); los faraones egipcios se bañaban en sangre como cura para la elefantiasis y, para reavivamiento y recuperación; Galeno la indicaba como tratamiento para la rabia; los escandinavos bebían la sangre de ballena para tratar el escorbuto. Los aztecas en sus sacrificios, daban a la sangre el valor de una ofrenda a los dioses (52). Las frases “hermanos de sangre” o, “llevar la misma sangre”, demuestran que el hombre, intuitivamente, consideró a éste fluido como un elemento básico de la identidad y, como vehículo de unión filial; en el libro Shi-Yuang-Lu, de 1247, se describe que el método post mortem empleado por los chinos para investigar la paternidad biológica, era verter la sangre del niño sobre los huesos del padre, si la sangre quedaba adherida y no podía desprenderse de los huesos, se interpretaba como un signo positivo de paternidad.

La duquesa de Proust, bebía sangre de buey y, de cordero, para prevenir la tisis y, para conservar la belleza. El concepto del origen hepático (según el Talmud) (81) o cardiaco (según Aristóteles) de la sangre fue modificado por los estudios anatómicos (De humani corporis fabrica libri septem) de Andries van Wesel (Andrés Vesalio) (1514-1564), en 1543 y, de William Harvey (1578-1657), quien describió la circulación sistémica de la sangre, verbalmente, el 17 de abril de 1616, durante la segunda Lumleian lecture, y, por escrito (Exercitatio anatomica de motu cordis et sanguinis in animalibus), en 1628 (Andrea Cesalpino (1519-1603), previamente, había usado el término “circulación”, proponiendo que los “vasos finos”, conectaban los sistemas arterial y venoso (79)). En 1622, Aselli, describió los vasos quilíferos (54). Jan Swammerdam (1637-1680) y, Antonio van Leewenhoeck (1632-1723), describieron los glóbulos rojos; el descubrimiento de las plaquetas se lo disputan varios: William Hewson (1739-1774) (“corpúsculos pálidos”) y, Franz Simon (“cuerpos muy pequeños”) (85); en 1882, Bizzozero (81) y, Alfred Donné (1801-1878) y William Addison (1802-1881) (84). Marcello Malpighi (1628-1694), descubrió el flujo sanguíneo capilar, en 1661 (véase lo referente a Andrea Cesalpino).

La circulación pulmonar fue descrita por Miguel Servet, en 1553, en Christianismi restitutio: "...sangre...que el ventrículo derecho del corazón trasmite al izquierdo...Esta comunicación no se hace a través de la pared media del corazón (como decía Galeno)…" (81)

En el siglo XIX, Funke describió la hemoglobina y, Paul Erllch, clasificó los leucocitos y estableció la médula ósea como el órgano hematopoyético (81). En 1852, Karl Vierordt, informó sobre los primeros resultados cuantitativos del análisis de las células sanguíneas (53). Entre grupos étnicos de Asia y Mesoamérica de hace 2,000 años, es frecuente encontrar la descripción de la ingesta de sangre humana de los enemigos y también de algunos animales para adquirir fortaleza y, en su caso, las buenas cualidades del animal (84). En África, hay algunos nativos que complementan su dieta bebiendo sangre de la vena yugular de su ganado; mientras que otros, tras cazar y dar muerte a un elefante, sorben la sangre que fluye de las heridas del paquidermo.

En muchos lugares la gente se pone en fila en los rastros (por ejemplo, en Mérida, Yuc.) para beber la sangre del ganado recién muerto, con la creencia de que es remedio para ciertos padecimientos; el beber así la sangre, también se practica en las corridas de toros de las poblaciones del interior de Yucatán; una manera más sutil de ingerir la sangre es a través de los guisos mexicanos denominados "morcilla" y, "rellena" o "moronga" (84). También existen los pactos sellados con sangre, desde los tiempos bíblicos, como se refiere en Éxodo 24:8 (1), hasta como sucede actualmente en algunos lugares de Filipinas y África (9,12,18,19,46). Se atribuye la descripción de la clorosis a Johannes Lange, en el siglo XVI (2), aunque, ya en el siglo XV, Bavarius de Baveriis recomendaba el hierro para este padecimiento. En cuanto a la hemofilia, se considera que la primera referencia es del Talmud Babilónico en donde se ordenaba que, si un recién nacido tenía hermanos que hubiesen sangrado con la circuncisión, se le dispensara de ese ritual; la descripción oficial de esta enfermedad se le atribuye a John Otto, en 1803 (3) y, el primer uso del término "hemofilia", a Schonlein, en 1839 (81).


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