Cancer de ovario. Prevalencia, diagnostico y tratamiento
Autor: Yenier Jiménez Hernández | Publicado:  8/06/2010 | Ginecologia y Obstetricia , Oncologia | |
Cancer de ovario. Prevalencia, diagnostico y tratamiento .3

El ultrasonido trans-abdominal y trans-vaginal son una técnica muy útil en la detección selectiva de cáncer de ovario. La vía transvaginal es la alternativa más específica, que describe elementos sólidos, tabiques, proyecciones papilares, e irregularidad de los bordes del tumor. El ultrasonido Doppler color, dúplex y dúplex angiopower, son métodos que permiten una definición más precisa sobre las características del tumor, y la presencia de vasos neoformados. (34-37)

En una mujer que se sospeche cáncer de ovario, uno de los estudios más importantes es investigar el nivel del marcador tumoral CA-125, con comprobada utilidad tanto en el diagnóstico temprano como en el monitoreo de la respuesta terapéutica. Menos de 1% de las mujeres sanas no embarazadas pueden tener niveles de CA-125 mayores de 35 U/ml; por el contrario del 80-85% de pacientes con cáncer de ovario epitelial tienen niveles altos de CA- 125, mayores de 65 U/ml, y si además se presume la presencia de un tumor de ovario, la laparotomía se impone (35,37-41)

Nuevos estudios se encuentran en progreso para determinar cómo la sensibilidad y especificidad de la detección puede aumentar, al utilizar anticuerpos con diferentes variantes de reactividad entre ellos se encuentran el NB/70k, OC-125, CA-134 LPA y el IOR-5. Los investigadores continúan buscando nuevas pruebas para ayudar a diagnosticar temprano el cáncer del ovario. (42, 44,45)

Los métodos de estudios por imágenes, como la tomografía computarizada (CT, por sus siglas en inglés), las imágenes por resonancia magnética (MRI) y los estudios por ecografía pueden confirmar si hay alguna masa pélvica. Aunque estos estudios no pueden confirmar que la masa es cáncer, son útiles para ver si el cáncer del ovario se ha propagado a otros tejidos y órganos, como hígado y pulmón, así como permiten evaluar los ganglios periaórticos y pelvianos. (47)

El uso de otras técnicas radiológicas depende del resultado del examen físico inicial, y de los síntomas referidos por la paciente, así en algunos casos se podría indicar:

• Enema de bario por RX: Tiene el propósito de determinar si el cáncer ha invadido el colon o el recto. (47)
• Radiografía de tórax: Para determinar la existencia de metástasis pulmonar, que a menudo se acompaña de derrame pleural. (47)
• Tomografía por emisión de positrones: Puede ser útil para localizar pequeños grupos de células cancerosas. En algunos casos, esta prueba ha probado ser útil en detectar el cáncer del ovario que se ha propagado. Resulta más valioso aún cuando se combina con la CT (PET/CT scan). Aunque la PET puede ayudar a encontrar cáncer cuando se ha propagado, esta prueba es costosa. (47,48)
• Laparoscopía: Permite la visualización de los órganos para ayudar a planear la cirugía u otros tratamientos, y también puede ayudar a los médicos a confirmar la etapa (la extensión de la propagación del tumor) del cáncer. Además, los médicos pueden manipular los pequeños instrumentos a través de la incisión laparoscópica para realizar biopsias. (48)
• Colonoscopia: Esta prueba se usa con más frecuencia para detectar cáncer colorrectal. (48)
• Cistoscopía y panendoscopía (48)
• Biopsia: se hace con más frecuencia mediante la extirpación del tumor durante la cirugía. También se puede hacer durante una laparoscopia o con una aguja colocada directamente en el tumor a través de la piel del abdomen, si el paciente no puede someterse a cirugía debido a cáncer avanzado o a otra condición médica que sea grave. (48)
• Estudio citológico: En las pacientes con ascitis (acumulación de líquido dentro del abdomen), también se pueden usar las muestras de líquido para diagnosticar el cáncer, mediante la paracentesis, el líquido se extrae mediante la jeringa y luego se envía al laboratorio para su análisis. (48)
• Análisis de sangre: Se ordenará hemograma completo así pruebas para medir el funcionamiento renal y hepático, (48)

El estadiaje del cáncer de ovario se basa en la exploración clínica y quirúrgica. La anamnesis, exploración clínica, estudios radiológicos y de laboratorio conforman el estudio preoperatorio de la paciente portadora de un cáncer de ovario. Pero son los hallazgos histológicos y el estudio de extensión quirúrgica los puntos fundamentales en el estadiaje del cáncer de ovario. Los estudios citológicos e histológicos son imprescindibles y exigen la realización de biopsias múltiples. Un inadecuado estadiaje dificulta la toma correcta de decisiones terapéuticas e impide la realización de estudios de supervivencia y respuesta a los tratamientos aplicados. La mayoría de los cánceres del ovario cuya propagación no es obvia se clasifican en el momento de la cirugía. Una de las metas de la cirugía para el cáncer del ovario es obtener las muestras de tejido para el diagnóstico y determinar la etapa del cáncer, ya que cada etapa ofrece un pronóstico diferente y se trata de forma distinta. Si la enfermedad no se clasifica adecuadamente según su etapa, entonces el cáncer que se ha propagado fuera del ovario podría pasarse por alto y no recibir tratamiento. Una vez que se ha asignado la clasificación según su etapa, ésta no cambiará, incluso si el cáncer recurre o se propaga a otros lugares del cuerpo.

El cáncer ovárico se clasifica según el Sistema AJCC/TNM. Éste describe la extensión del Tumor (T) primario, la ausencia o presencia de metástasis a los ganglios o Nódulos (N) linfáticos cercanos y la ausencia o presencia de Metástasis (M) a distancia. Este sistema se parece mucho al sistema que se usa actualmente por la mayoría de los oncólogos ginecológicos, llamado el sistema FIGO (Río de Janeiro 1988). Ambos sistemas usan los resultados de la cirugía para establecer las etapas reales. (51, 52)

También a través de la cirugía se logra identificar el tipo histológico de cáncer de ovario; son múltiples las clasificaciones que se han propuesto, en la actualidad se utiliza la desarrollada y actualizada por la OMS en 1994. (53-55)

Diversos estudios han demostrado la importancia del tipo histológico de tumor y grado de diferenciación fundamentalmente en los estadios precoces. Los tumores ováricos derivados del epitelio y del estroma superficial (tumores epiteliales) representan un 75% de todos los tumores del ovario y un 90% de los cánceres de esta localización. No ocurre lo mismo con los tumores que aparecen en mujeres menores de veinte años en las que los tumores malignos más frecuentes son de origen germinal, constituyendo aproximadamente un 12% y los menos frecuentes fueron representados por tumores del estroma y de los cordones sexuales (5%) (56)

Los adenocarcinomas serosos son los cánceres de ovario más frecuentes (60- 80%). Más del 70% son bilaterales y entre el 70-80% aparecen en estadios avanzados. La mayoría de los tumores mucinosos (80%) son benignos. Las formas "borderline" representan el 10% y los adenocarcinomas el 15% de los tumores malignos del ovario. Son bilaterales alrededor de un 10%. El 80-90% de los "borderline" están en estadio I, frente a un 50% de los carcinomas mucinosos. Los tumores endometriodes, representan el 15-25% de los canceres ováricos. En el 10% de los casos se asocian a endometriosis y en el 30% a adenocarcinomas primitivos de endometrio. Los adenocarcinomas de células claras representan el 5% de las cánceres del ovario, son bilaterales en el 20-40% de los casos y el 70% están en estadio I. En cuanto a los tumores transicionales, el 98% de estos tumores son benignos. Las formas borderline y malignas representan menos del 1% de los cánceres de ovario. Menos del 10% son bilaterales. La mayoría de los tumores de Brenner malignos están en estadio I (80%). Los tumores indiferenciados, representan menos del 5% de los carcinomas ováricos. El 90% están en estadios avanzados. Generalmente son formas mixtas de tumores serosos, endometrioides o transicionales y se clasifican como indiferenciados cuando más del 50% del tumor tiene este componente. El pronóstico obviamente es muy malo (supervivencias menores al 10%). La histopatología cuenta con una amplia gama de imágenes macro y microscópicas, que detallan la similitud y diferencias entre los diversos tipos de tumores de ovario (57-64)

Tratamiento Quirúrgico

En la actualidad, el tratamiento estándar del cáncer de ovario es el quirúrgico, como principal arma, en combinación con la poliquimioterapia. El papel relevante de la cirugía, que condicionará toda la estrategia terapéutica ulterior, subraya la necesidad de que el acto operatorio sea efectuado con absoluta corrección, especialmente en lo relativo a la vía de acceso, rigor en el estudio de extensión y amplitud de la exéresis. La estrategia quirúrgica óptima en el manejo del cáncer de ovario es la cirugía radical, pero otras opciones son la cirugía conservadora, la citorreducción, la cirugía de intervalo, el second look, y la cirugía paliativa. Es imprescindible un correcto estudio previo a la cirugía que ponga de manifiesto la movilidad de las estructuras vecinas para así efectuar un correcto planteamiento quirúrgico. (65)

Para poder acceder a todas las zonas consideradas de riesgo, incluido el espacio supramesocólico y el peritoneo de las cúpulas diafragmáticas, la incisión laparotómica debe ser necesariamente amplia, en la línea media, desde xifoides a pubis. De existir ascitis, se debe tomar muestra para citología, antes de completar la abertura del peritoneo.


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