Comportamiento clínico-epidemiologico de la hipertension arterial
Autor: Dra. Raydelys Camejo Ferreira | Publicado:  11/06/2010 | Cardiologia , Medicina Interna | |
Comportamiento clínico-epidemiologico de la hipertension arterial .1

Comportamiento clínico-epidemiológico de la hipertensión arterial. Área de Salud Integral Comunitaria Los Mangos. Zulia Enero 2007 Julio 2008.

Dra. Raydelys Camejo Ferreira. Especialista de 1er Grado Medicina General Integral Master Urgencia Medicas Profesor Instructor.

Dr. Arnaldo Genaro Álvarez Rodríguez. Especialista de 1er Grado Medicina General Integral. Especialista de 1er Grado Medicina Física y Rehabilitación. Master Medicina Bioenergética y Natural. Profesor Instructor

Resumen

Se realizó un estudio investigativo, descriptivo y de corte transversal en la población hipertensa de cinco consultorios médicos de la Misión Barrio Adentro; ubicados en la Parroquia Idelfonso Vázquez, Municipio Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela, en el período de tiempo comprendido desde enero del 2007 hasta julio del 2008 .El universo de estudio fue de 256 pacientes que representaron la totalidad de los casos atendidos por esta patología, coincidiendo con la muestra, con el objetivo de determinar el comportamiento clínico-epidemiológico de la Hipertensión Arterial en nuestros pacientes objeto de estudio. En el grupo etáreo de 50 a 57 años se encontró el mayor número de hipertensos con predomino del sexo femenino representado por 17.57%.

Los principales factores de riesgo hallados en el estudio fueron los antecedentes patológicos familiares y los malos hábitos dietéticos con 74.60% y 60.93% respectivamente. El mayor número de hipertensos estudiados fueron de la raza blanca (58.20%) y la hipertensión arterial moderada fue el estadio clínico predominante (51.17%). La monoterapia y la dieta fueron las modalidades terapéuticas más utilizadas por los pacientes estudiados con un 44.53% y 21.87%. La cardiopatía isquémica y la insuficiencia cardíaca fueron las complicaciones más frecuentes encontradas en el curso de la enfermedad y el mayor porcentaje de los pacientes estaban compensados en el estadio clínico moderado.

Introducción

La más antigua versión escrita sobre la circulación de la sangre proviene de China. En el Nei Ching (2600 antes de Cristo), en el Canon de Medicina editado por el Emperador Amarillo Huang Ti se expresa: “Toda la sangre está bajo el control del corazón”. “La corriente fluye en un círculo continuo y nunca se detiene”. Estos conceptos fueron intuidos por medio de la observación y del razonamiento, pues en aquella época estaba proscrita la disección del cuerpo. La máxima de Confusión “el cuerpo es cosa sagrada” fue una de las normas que asentaron las bases de esa civilización (1).

En la década de los años 1500 el Teólogo y Fisiólogo Miguel Servet en Villanueva, realizó los estudios fisiológicos acerca de la circulación de la sangre y el papel de la respiración en la transformación de la sangre venosa en las arterias, los que provocaron apasionadas discusiones y revolucionaron las ideas admitidas hasta entonces. Fue condenado en la Inquisición en Viena y lo ejecutaron en Ginebra (2).

El examen del pulso fue la técnica diagnóstica más usada en la antigua China. El médico palpaba el pulso del paciente en ambas arterias radiales y lo comparaba con su propio pulso. Comprobaba y anotaba a continuación los hallazgos del examen que pudieran tener influencia en la alteración de la onda pulsátil. La inspección visual constituía el procedimiento más extendido. Si la enferma era una mujer, esta debía permanecer oculta tras un espeso cortinaje, limitándose a exteriorizar uno de sus brazos para que se le registrara el pulso y se constatara el aspecto, textura y temperatura de la piel (1).

El primer registro directo de presión fue hecho por Carl Ludwig en un quirófano en 1847. Posteriormente Samuel Von Basch, después de una serie de tentativas, logró fabricar un manguito que se inflaba con agua, el que comprimía gradualmente la arteria radial hasta obliterarla. Potain, en 1889, sustituyó el agua por aire y empleó un bulbo de goma para comprimir la onda del pulso. La presión era medida por un manómetro aneroide.

En 1896 Riva-Rocci perfecciona la técnica de registro mediante una bolsa de goma inflada con aire, envuelta en un manguito inextensible conectado a una columna de mercurio. El manguito rodeaba el brazo en su porción proximal y la presión se registraba por palpación: la sistólica coincidía con la aparición del latido y la diastólica con su brusco descenso (3).

En el mecanismo fisiopatológico de la Hipertensión Arterial se cita: que la resistencia periférica de las pequeñas arterias y arteriolas, que representa una gran masa de músculo liso, establece una relación entre la pared y la luz del vaso , con el de cursar de los años se produce una hipertrofia del músculo liso , con depósito de colágeno y material intersticial (placa de ateroma), factores que provocan un engrosamiento persistente de los mismos y de la resistencia periférica, lo que explica la Hipertensión Arterial (4), (5).

De manera que esta entidad se define como el aumento crónico de la presión arterial por encima de los valores establecidos por el médico tratante en base a las características de cada paciente en particular. El diagnóstico se realiza en base a la toma de valores patológicos de 140/90 o más en horas diferentes, en condiciones óptimas o una sola toma con valores tensionales mayores de 160/100 milímetros de mercurio (mmHg) (6-9).

La Hipertensión Arterial puede considerarse cosmopolita, se encuentra distribuida en todas las regiones del mundo atendiendo a múltiples factores de índole económicos, sociales, ambientales y étnicos, donde se ha producido un aumento de la prevalencia evidentemente relacionado con patrones diversos que van desde la alimentación inadecuada hasta los hábitos tóxicos y sedentarismo (10), (11).

Se estima que mundialmente 691 millones de personas padecen esta enfermedad. De los 15 millones de muertes causadas por enfermedades circulatorias, el 7,2 son por enfermedades coronarias y 4,6 millones por enfermedad vascular encefálica.


La Hipertensión Arterial está presente en la causalidad de estas defunciones. En la mayoría de los países la prevalencia se encuentra entre un 15% y el 30%. La frecuencia de esta patología aumenta con la edad, demostrándose que después de los 50 años casi el 50% de la población padece de Hipertensión Arterial (12).

En muchos países es la causa más frecuente de consulta médica y de mayor demanda de uso de medicamentos. En cuanto a su etiología es desconocida en el 95% de los casos, identificándose como esencial o primaria, el restante 5% es debido a causas secundarias (13), (14).

La Hipertensión Arterial (HTA) representa la enfermedad crónica más frecuente de las muchas que afectan a la humanidad, por lo que constituye un problema de salud a nivel mundial, su importancia reside por las complicaciones e implicaciones que tiene en la morbilidad y la mortalidad de la población mayor de 15 años de edad de ambos sexos. Esta representa por sí misma una enfermedad, como también un factor de riesgo importante para otras enfermedades, fundamentalmente para la cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca, enfermedad cerebro-vascular e insuficiencia renal y contribuye significativamente a la retinopatía (15).

Los factores de riesgo son condiciones endógenas o ligadas al estilo de vida que incrementan la posibilidad de padecer y/o morir por la enfermedad, en aquellos individuos en los que inciden, en comparación con el resto de la población. La acción de ellos es independiente, gradual y exponencial cuando más de uno coexiste en el mismo individuo incrementando el riesgo de padecer la enfermedad (16), (18).

Por tal motivo en el riesgo de la enfermedad cardiovascular, en pacientes con Hipertensión Arterial esta determinado no solamente por las cifras tensiónales que observamos en forma aislada o mantenida, sino por las posibles lesiones de órganos diana u otros factores de riesgo, tales como hábito de fumar, dislipidemia, sedentarismo, obesidad , diabetes mellitus ,por citar algunos de estos (19).

Es sabido que a medida que las cifras tensionales son más elevadas se observa un aumento en la morbilidad. El pronóstico de la hipertensión es tanto peor cuantos más factores de riesgo asociados existan y cuanto más joven sea el paciente en el momento de detectarse la hipertensión, mayor será la reducción de la esperanza de vida, si la hipertensión no se trata.

El aumento en la magnitud y en la gravedad de la Hipertensión Arterial ha sobrepasado todas las expectativas particularmente en América Latina y el Caribe, donde el problema creció en forma tan rápida, que puede considerarse una epidemia, representando la tercera causa de muerte. En los países de Centroamérica, se ha constatado una prevalencia de 5.7 x 1000, similar promedio a las de los países en vía de desarrollo (20), (23).


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