Caracterizacion clínico-epidemiologica del parasitismo intestinal en menores de 18 años
Autor: Msc. Dr. Rafael Hipólito Domínguez de la Torre | Publicado:  13/09/2010 | Microbiologia y Parasitologia , Pediatria y Neonatologia , Gastroenterologia | |
Caracterizacion clínico-epidemiologica del parasitismo intestinal en menores de 18 años .2

Es cierto que los llamados países del tercer mundo, tienen una situación crítica en lo que a este fenómeno se refiere, puesto que es bien conocido que existen en estos lugares del planeta numerosas características que influyen favorablemente en la proliferación de los mismos en la población.

Así se pueden enumerar la falta de medidas sanitarias, el nivel de pobreza, el abandono, las malas condiciones higiénicas de la vivienda y su hacinamiento, la convivencia con animales domésticos, el consumo de agua con pésimas condiciones de higiene y la contaminación del medio ambiente en general, lo que hace que esta problemática sea altamente prevalente en estos lugares del mundo (9).

Así se han publicado numerosos estudios que abordan esta problemática en numerosos países: Etiopía (11), Corea del Sur (12), Irán (13), China (14), Laos (15), Sudán (16), Zimbabwe (17), Argentina (18,19), Arabia Saudita (20), Turquía (21), Rusia (22,23), India (24), Yemen (25), Reino Unido de la Gran Bretaña (26), Egipto (27), Guinea Bissau (28), entre otros.

A pesar de verse las parasitosis intestinales estrechamente vinculadas con la pobreza ya en los países desarrollados están siendo reconocidas con una frecuencia cada vez mayor, debido, entre otros aspectos, a las comunicaciones aéreas y marítimas que a pesar de los avances tecnológicos, facilitan la contaminación a estos países en los cuales existen desarrollo y medidas higiénico-sanitarias adecuadas, por otro lado, se señala la diseminación del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) que como es conocido, daña los mecanismos defensivos del hospedero y no tiene predilección por países pobres o ricos. Aunque influyen diversos factores, se señala que las parasitosis intestinales pueden ocurrir en todas las personas y en cualquier lugar, sin importar raza, estado económico, o situación geográfica; pero la frecuencia y el tipo de parásito pueden variar de una región a otra (9)

Por ejemplo estudios realizados en Perú revelan que la parasitosis intestinal tiene alta prevalencia. En la selva peruana los helmintos y protozoarios son muy frecuentes, están ampliamente distribuidos y constituyen un problema de salud pública ya que dentro de las 10 primeras causas de muerte se encuentran las enfermedades infecciosas intestinales con un 7,7%. Se menciona que uno de cada tres peruanos porta uno o más parásitos en el intestino. La prevalencia e intensidad de la infección están asociadas a mayor riesgo de morbilidad (30,31)

Otros trabajos realizados en Cartagena de Indias cita al Parasitismo Intestinal entre las 10 primeras causas de consulta entre los 5 y 14 años con un 14,5% entre el 2001 y el 2002 (32).

En México, hasta la semana epidemiológica número 51, de 1997, se registraron 2 433 378 casos acumulados por helmintos y protozoarios en todas las edades (33). En El Salvador se consideró a las parasitosis intestinales como la segunda causa general de consulta en San Miguelito durante el primer semestre del 2003 (34).

En Chile, se determinó que la morbilidad por parasitismo intestinal está acorde a la de los países subdesarrollados (35). En Guatemala ocupa uno de los primeros lugares como causa de morbilidad a nivel nacional. En 1999 se registraron 154911 casos con una tasa de 15,1 por 1000 habitantes y 442 defunciones atribuidas a esta causa. Según los datos recogidos en las Memorias de Labores del territorio nacional, en el 2004 la enfermedad de forma general, ocupó el 5to lugar en el cuadro de morbilidad nacional (36).

En Cuba, aunque con mejores indicadores de salud y sin ser este un problema de salud a nivel nacional, constituye una causa frecuente de consulta médica sobre todo en áreas rurales Poblaciones como las de Manicaragua, municipio con abundantes asentamientos montañosos, entre ellos Jibacoa, ofrecen condiciones que justifican no solo su alta prevalencia, sino también que constituya el principal problema de salud en algunas de sus comunidades y que afecte fundamentalmente a la población infantil (37).

Aunque existe un Programa Nacional de Control del Parasitismo Intestinal vigente desde 1988, existen características propias de las comunidades montañosas que exigen la aplicación de estrategias más específicas y ajustadas al comportamiento y necesidades de estas zonas (38).

Para influir sobre este problema, solo la promoción y la prevención pueden constituir verdaderas soluciones, pues aunque se ha detectado inmunidad adquirida y se han encontrado algunas fracciones antigénicas en las proteínas superficiales de algunos enteroparásitos, el desarrollo de candidatos vacúnales no parece ser factible en el futuro cercano (39).

Venezuela tampoco escapa a esta tendencia, según los últimos reportes de la Organización Panamericana de la Salud en el año 2005, se estimó que el índice parasitario era de 43,1 por cada 1000 habitantes. En otros estudios realizados se han registrado prevalencias que alcanzan hasta un 25%. Estas cifras han sido un poco más ilustrativas desde el año 2003, con el perfeccionamiento del Sistema Nacional de Salud Venezolano, que brinda mejor accesibilidad a los servicios de salud a casi la totalidad de la población anteriormente excluida, con módulos de salud diseñados como parte de la misión Barrio Adentro que ha llegado al corazón de los barrios para interactuar con los principales problemas de salud de la población y tratar de revertirlos (40).

Estos módulos de salud, llamados Consultorios populares, son el punto permanente de contacto de la comunidad, cuentan al menos con un médico Especialista en Medicina General Integral, un agente promotor o promotora de salud y una organización social de apoyo como los comités de salud; funcionan con cuatro características fundamentales: Territorialización (garantiza acceso y cobertura a un grupo numeroso de familias), Integralidad (funcionan según el Modelo de Atención Integral, con acciones educativas, preventivas, curativas y rehabilitadoras), Participación (funcionan con la participación constante de la comunidad) e Intersectorialidad (se articulan con el resto de las políticas sociales del Estado).

De esta forma varios consultorios populares se organizan en Áreas Integrales de Salud que cuentan a su vez con un Centro Médico de Diagnóstico Integral, una Sala de Rehabilitación Integral, una óptica y varios puntos de estomatología, en esencia esta es la conformación estructural de un Área Integral de Salud, aunque de acuerdo a determinadas peculiaridades podrán contar con otros servicios (40).

Estas modificaciones al Sistema de Salud Venezolano, permiten elevar el diagnóstico en las comunidades, sobre todo de enfermedades transmisibles como las parasitosis intestinales. A pesar de las profundas trasformaciones socioeconómicas y culturales logradas en y con las estrategias tomadas para solucionar esta problemática, aún persisten condiciones ecológicas que mantienen una prevalencia de un 15 a 25% de parasitismo intestinal en este país según informes del MSDS (Ministerio de Salud y Desarrollo Social) en el año 2004 (40).

La población infantil ha sido tradicionalmente la más susceptible de este fenómeno. Según los cálculos de la Organización Mundial de la Salud se valora que aporta el mayor número de infectados entre los más de mil millones de personas que cada año se infectan por helmintos; sin embargo, a pesar de que han aumentado los recursos terapéuticos eficaces y que muchos países han establecido programas de control para las parasitosis intestinales, las tasas de prevalencia en la población infantil en todo el orbe, no han cambiado mucho en las últimas décadas (6,41). Generalmente la incidencia, intensidad y prevalencia de los enteroparásitos es mayor en los niños que en los adultos, debido a más oportunidades de contacto con dichos parásitos, menor el nivel inmunológico y por tanto la tolerancia a éstos. En la medida que se va desarrollando el sistema inmunológico esto cambia, y el cuerpo tiende a acostumbrarse más al invasor; por ello es que la afección puede desencadenar síntomas más evidentes y serios en el transcurso de los primeros 5 años de vida (42).

Para parásitos como A. lumbricoides y T. trichiura, la carga parasitaria o intensidad de la infección alcanzan su máximo entre los 5 y 15 años de edad, por lo que los escolares tienden a sufrir las infecciones más severas, siendo estas edades donde se reportan los mayores índices y donde más consecuencias desfavorables se producen. Se ha observado que aquellos niños poliparasitados tienen un ritmo de crecimiento inferior y su estado nutricional es deficitario. Este grupo de enfermedades afecta principalmente el desarrollo físico y mental de este sector poblacional, que son sin dudas, los más vulnerables.


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