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El cuidado informal del adulto mayor bajo el enfoque de las representaciones sociales. Estrategia metodologica.
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Autor: Lic. Asdrúbal A. Velasco Cañas
Publicado: 13/09/2010
 

La esencia del cuidado humano exige una actitud de la persona que debe tornarse en un deseo, en un querer hacer la cosas, en una intensión, en un compromiso, que genere en la otra u otras personas seguridad, confianza y apoyo efectivo; y aquí una diferencia, el cuidado humano formal del informal. Probablemente, lo que lo hace diferente es el grado de conocimiento más no la actitud y comportamiento que se asuma frente al cuidado del otro.

Para brindar un cuidado exitoso la persona debe tener ciertas condiciones necesarias, entre ellas conciencia, conocimiento sobre la propia necesidad del cuidado y una intención de actuar. Estas condiciones varían de acuerdo al perfil de salud y condiciones sociales, ambientales, educativas y económicas, tanto del cuidador como de la persona cuidada.


El cuidado informal adulto mayor enfoque representaciones sociales. Estrategia metodologica .1

El cuidado informal del adulto mayor bajo el enfoque de las representaciones sociales. Estrategia metodológica.

Autor: Velasco Cañas Asdrúbal A. Profesor Asociado a Dedicación Exclusiva de la Escuela de Enfermería. Facultad de Medicina. Universidad de Los Andes.

Escuela de Enfermería, Universidad de Los Andes, Departamento Administrativo Social. Ubicada en la Avenida 8 con calle 24, Mérida, estado Mérida, Venezuela.

Titulación Académica: Licenciado en Enfermería.

Introducción

El hombre se comporta en la vida diaria, de acuerdo al ambiente donde se desenvuelve y al valor agregado que la haya dado a la misma. Las distintas culturas, la idiosincrasia, los modelos familiares entre otros aspectos circunstanciales, son lo que lo hace susceptible a asumir una determinada forma de ver las cosas y por lo tanto a enfrentarla.

Cuando se refiere a la actitud que se asume frente al cuidado es igualmente circunstancial. Este es el reflejo de una decisión de la persona a querer realizar un acto validado o de querer percibir la realidad, bien sea por el conocimiento o aprendido de manera comprometida.

La esencia del cuidado humano exige una actitud de la persona que debe tornarse en un deseo, en un querer hacer la cosas, en una intensión, en un compromiso, que genere en la otra u otras personas seguridad, confianza y apoyo efectivo; y aquí una diferencia, el cuidado humano formal del informal. Probablemente, lo que lo hace diferente es el grado de conocimiento más no la actitud y comportamiento que se asuma frente al cuidado del otro.

Para brindar un cuidado exitoso la persona debe tener ciertas condiciones necesarias, entre ellas conciencia, conocimiento sobre la propia necesidad del cuidado y una intención de actuar. Estas condiciones varían de acuerdo al perfil de salud y condiciones sociales, ambientales, educativas y económicas, tanto del cuidador como de la persona cuidada.

El cuidador enfrenta una tarea ardua y compleja, tiene un recargo de trabajo diario, responsabilidad, incertidumbre, cansancio físico, culpa, y a veces, hasta desánimo. Tiene además que tener noción de las repercusiones afectivas que la enfermedad y la dependencia, trae para los adultos mayores y para los familiares que manejan el sufrimiento y la enfermedad del ente querido. Asimismo, debe preservar su identidad, sus gustos y valores en su día a día.

Bajo estas premisas se busca comprender el comportamiento de los cuidadores informales y sus relaciones durante el cuidado de los adultos mayores. Esto, enmarcado en una investigación de carácter cualitativo, que abre un espacio en el análisis de los problemas de salud desde una perspectiva social y cultural, y en el enfoque etnográfico, que “describe e interpreta el comportamiento cultural” (1) de los cuidadores. Se apoya además en la Teoría de las Representaciones Sociales, como marco teórico de la investigación que involucra, según Jodelet (2), lo psicológico lo cognitivo y lo social, fundamentando que el conocimiento se constituye a partir de las experiencias propias de cada persona y de las informaciones y modelos de pensamiento que se reciben a través de la sociedad.

Bases filosóficas y epistemológicas: marco conceptual.

El abordaje de toda investigación obliga a tener como base esencial un marco conceptual, que represente las dimensiones en estudio, así como un marco filosófico y epistemológico que sirva de argumento científico. De igual modo es necesario contar con un enfoque metodológico que permita concluir con éxito él o los objetivos deseados.

En las ciencias sociales y del comportamiento, los marcos teóricos son una fuente de ideas para definir un problema de la investigación (3). El marco teórico amplía la descripción y análisis del problema en estudio, orienta hacia la organización de los datos o hechos significativos para descubrir las relaciones de un problema con las teorías ya existentes e integra la teoría con la investigación (4). De igual modo, en la investigación cualitativa hay que tomar en cuanta la limitación de los marcos teóricos relacionados con el comportamiento ya que la mayoría se concentra en el comportamiento individual.

Para comprender el comportamiento del cuidador familiar hacia el adulto mayor, se debe considerar el sistema de ideas acerca de ese comportamiento y así obtener una imagen explicativa de la realidad (5). Esta realidad debe ser una experiencia vivida y compartida en donde el cuidado entre el cuidador informal y el adulto mayor, los fortalece como personas. En este caso el cuidador, es aquella persona que no pertenece a ninguna institución sanitaria ni social y que cuidan a personas no autónomas que viven en su domicilio. Se denomina "no autónoma" la persona que por alguna causa edad, enfermedad e invalidez, tiene que depender de alguien para desarrollar las actividades de la vida diaria, es decir todas aquellas actividades que tiene que hacer una persona para mantener su autonomía, su salud y su calidad de vida. (6)

Ahora bien, comprender la realidad del cuidado es también entender la percepción del cuidador acerca del comportamiento del cuidado. La percepción es conocida como el “proceso mental mediante el cual el adulto mayor y el cuidador informal, obtienen momentos significativos durante la acción del cuidado” (7). Es identificar los comportamientos de cuidado de acuerdo con sus criterios, valores, vivencias, experiencias, conocimiento y expectativas.

El cuidado es un proceso interactivo en el que el cuidador y el cliente se ayudan mutuamente (8). Esto les permite desarrollarse, actualizarse y transformarse. De allí la filosofía del cuidado que se basa en el compromiso del cuidador que lo practica, del cual se nutre, se pone en el lugar del adulto mayor y reconoce sus capacidades y limitaciones. Esto es lo que se conoce como un cuidado instrumental, es decir que “involucra el mantenimiento de la supervivencia y actividades de la vida diaria” (9)

De igual modo, la aparición del proceso de construcción de la realidad humana se basa en dos modos fundamentales de ser: el trabajo y el cuidado (10). El modo de ser del trabajo se hace efectivo a través de la interacción y de la intervención, mientras que el cuidado demanda intimidad, sentimiento, acogida, respeto, paz y tranquilidad.

Como se señaló anteriormente, conocer algo significa elaborar un sistema de ideas de ese algo, de tal forma que se obtenga con ese sistema de ideas una imagen explicativa de la realidad, es decir, el cuidado familiar es el soporte más importante que reciben las personas mayores dependientes, pero también refleja una creciente preocupación por la formación del cuidador. (11)

El cuidado informal es aquella prestación de cuidados a personas dependientes por parte principalmente de la familia, vecinos, amigos o de cualquier otra persona que no recibe retribución económica por la ayuda ofrecida. Dentro de la familia, la mayor responsabilidad del cuidado suele caer en uno de sus miembros, denominado cuidador informal, que en un mayor porcentaje es una mujer.

De acuerdo a un Informe de la Salud del Mundo de la Organización Mundial de la Salud (12), en el 2025 habrá en el mundo más de 800 millones de personas mayores de 65 años, de las que dos terceras partes vivirán en países en desarrollo y establece además, que sea la familia el núcleo necesario fundamental de la atención sanitaria.

El envejecimiento es un proceso irreversible, decreciente, de pérdidas paulatinas de vitalidad natural gradual, de cambios y transformaciones a nivel biológico, psicológico y social. Supone un enorme progreso de los pueblos en el mundo, pero presenta un reto en la política pública y en los sistemas públicos de salud. Cada adulto mayor dependiente es cuidado por una o más personas.

Con base a las consideraciones anteriores, se plantea una investigación de carácter cualitativo, etnográfico y bajo el enfoque de la teoría de las representaciones sociales, teniendo objeto del conocimiento el cuidador del adulto mayor en las dimensiones conocimiento, emociones e imagen representacional.


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Abordar la investigación desde la perspectiva de la investigación cualitativa, es difícil no separarla cuantitativamente. Cuál es la realidad y cómo explicarlo serían las preguntas. Todo análisis desde la perspectiva cualitativa se basa en una serie de hechos observables o tangibles, obtenidos de una realidad, que pueden “describir, comprender y explicar el fenómeno” (13). Por lo tanto, esta sería una investigación complementaria, es decir basada en ambos métodos científicos. Por un lado, el análisis interpretativo de los datos obtenidos para determinar el perfil básico de salud de los cuidadores y adultos mayores que permita analizar el riesgo para la salud, así como para medir el conocimiento acerca de los cuidados brindados; y por el otro lado, la obtención de información e interpretación de la misma, para comprender las emociones y la imagen representacional del cuidador del adulto mayor.

Con base a los anterior, según Mays y Pope (14), en el campo de la salud, con una tradición en investigación biomédica y usando métodos experimentales convencionales y cuantitativos, la investigación cualitativa es muchas veces criticada por "su carencia de rigor científico". La crítica más común, es que es sólo un ensamblaje de anécdotas e impresiones personales, fuertemente sujeto a las predisposiciones del investigador que carece de reproducibilidad y que carecen de posibilidad de generalización. Estas investigaciones cualitativas generan grandes cantidades de información detallada sobre un pequeño número de casos, dada la dificultad de estudiar grupos más grandes. Se asume en estas críticas que los acercamientos cuantitativos y cualitativos son fundamentalmente diferentes en su capacidad de asegurar la validez y confiabilidad de sus resultados. Esta distinción sin embargo, es más de grado que de fondo. El problema de la relación entre los resultados de una investigación y una cierta "verdad subyacente" se aplica a cualquier forma de investigación social. En el análisis cuantitativo de datos es posible generar representaciones estadísticas de los fenómenos no plenamente justificadas, puesto que también dependen del juicio y la habilidad del investigador y de la conveniencia de la pregunta contestada por el dato recogido.

En este sentido, Rossman y Rallis (15), consideran que “los investigadores cualitativos buscan respuestas a sus preguntas en el mundo real. Recogen lo que ven, oyen y leen de personas y lugares y de acontecimientos y lugares”. Su propósito es informarse acerca de algún aspecto del mundo social y generar nuevos conocimientos que puedan ser usados por ese mundo social.

En el caso de los cuidadores de adultos mayores, como unidades de investigación, se trata de comprender los acontecimientos que suceden y que los motiva a realizar dicha labor. Se busca entonces generar un conocimiento que permita interpretar esa realidad; se busca un conocimiento que dé respuesta al significado personal y social y que de respuesta acerca de las prácticas individuales y culturales, tomando en cuenta las perspectivas y experiencias de las personas que la viven. Esto nos conduciría a entender de cómo los cuidadores ven y entienden la relación cuidado – adulto mayor.

Bases metodológicas de la investigación.

En cuanto al método que se propone en la investigación, es el Etnográfico. Este consiste, según Goetz y LeCompte (16), en:

“una descripción con profundidad de un grupo humano, con el fin de detectar estructuras que no se ven a simple vista. Para ello, se parte de la determinación de los puntos de vista de las personas involucradas con la situación y, a partir de allí, ir develando poco a poco las relaciones que subyacen a ese grupo humano”.

Una buena etnografía según Rizvi, “toma en cuenta todos los aspectos del comportamiento humano y de las interrelaciones entre los diferentes comportamientos, las creencias, actitudes y valores asociados con las prácticas” (17). En la etnografía clásica un investigador se iba a vivir a la comunidad estudiada durante un período prolongado de tiempo, registrando información acerca de todos los aspectos de la cultura. En la actualidad esta fórmula resulta difícil de desarrollar, optándose por una o varias estadías breves de un par de semanas, por un equipo de investigadores y con un objetivo puntual, ya sea una temática o un problema de la comunidad.

La etnografía es más bien una metodología que está conformada por técnicas cualitativas, siendo las principales la observación participante y la entrevista en profundidad. Lo anterior va unido a un fuerte componente participativo, involucrándose el investigador activamente en la comunidad estudiada. En este sentido para la generación de resultados hay un actor clave: los cuidadores de los adultos mayores, que son los que van a aportar la información.

Basado en el método etnográfico, la investigación incorpora las experiencias adquiridas durante el tiempo de cuidado de los cuidadores de los adultos mayores, así como la actitud que cada uno de ellos asume ante ese cuidado. Además de los pensamientos y reflexiones, el método permite interpretar los fenómenos sociales que ocurren desde la perspectiva del cuidador, siendo esto una variación importante a la hora del análisis e interpretación de la información, en vista de que cada envejeciente es totalmente distinto al otro y el cuidado no es igual a ningún otro.

Con base a lo anterior, el cuidador actúa según el significado que el cuidado del adulto mayor, represente para él o ella. Este significado surge de la misma interacción social y es modificado según el proceso de interpretación que el cuidador le dé. Es acá donde se explora también las distintas interpretaciones sociales de la realidad: la del cuidador y la del investigador.

Con la etnografía se asume que las acciones sociales se producen en los cuidadores informales, según su forma de percibir, entender, interpretar, juzgar y organizar su mundo. Para investigar sobre las acciones sociales, no hay una vía más propicia que la de preguntarle directamente a ellos por qué actúan de determinada manera. Esto significa que hay que indagar por qué los cuidadores de los adultos mayores actúan tal como lo hacen y a qué significados obedecen. Es decir, que el cuidador informal puede decir cualquier cosa como le parezca o perciba, con base a sus propósitos o motivos, definiendo su propia acción social.

De acuerdo a Yuni y Urbano (18), “el proceso metodológico en la investigación etnográfica, supone tres fases:

1) fase preparatoria o de diseño,
2) fase de trabajo de campo, y
3) la fase informativa”.

La fase preparatoria es la fase donde el investigador adopta una serie de decisiones que remiten a cuestiones epistemológicas. Se define el tema a investigar: las representaciones sociales de los cuidadores de los adultos mayores; se plantea algunas interrogantes: ¿Cuál es el conocimiento que los cuidadores tienen acerca del manejo del adulto mayor? ¿Cómo es la actitud del cuidador ante al adulto mayor?, ¿Cuál es la imagen que el cuidador tiene del adulto mayor, como objeto directo del cuidado?, y se construye un modelo conceptual y epistemológico, aspectos que se trataron anteriormente.

La fase de trabajo de campo, está relacionada con el trabajo en el terreno. Es decir, “convivir” con las familias de los cuidadores y los adultos mayores, ver de cerca la cotidianidad, conversar y conservar por escrito las experiencias vividas por el objeto de la investigación. El trabajo de campo “es una situación metodológica, y también en sí mismo un proceso, una secuencia de acciones, de comportamientos y de acontecimientos, no todos controlado por el investigador” (19). Los problemas de la parte central del trabajo de campo clásico consisten en: estar en una localidad, participar sólo como investigador, observar lo cotidiano, conversar sobre ello con quienes se pueda y conservar por escrito las experiencias.

El trabajo de campo de la investigación que se propone, se centra en una descripción densa (descriptivo y argumental), de las acciones de los cuidadores de los adultos mayores y de las situaciones sociales, educativas, de salud y económicas de los cuidadores, describiendo la relación de valores entre el cuidador y el adulto mayor, tomando en cuenta que el cuidador enfrenta una tarea ardua y compleja, y que tiene un recargo de trabajo diario, una responsabilidad, incertidumbre, cansancio físico, culpa, y a veces, hasta desánimo. Como investigador debo considerar además, si el cuidador tiene noción de las repercusiones afectivas que la enfermedad y la dependencia, trae para los adultos mayores y para los familiares que manejan el sufrimiento y la enfermedad del ente querido.


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La fase de trabajo de campo requiere de la recolección de la información. De acuerdo a Yuni y Urbano (ob. cit.), la recolección de la información:

“es una tarea constante en la investigación etnográfica y no se limita a un solo momento del proceso de la investigación. Podría decirse que todo el proceso de elaboración de una descripción densa, sea de una situación, un grupo o una comunidad, se basan en la calidad de información que se recoge en el trabajo de campo”

La información que se recoja directamente del escenario o ambiente en donde se desenvuelve el sujeto u objeto de la investigación (cuidador), se analiza y se interpreta, de manera que se haga inteligible lo observado, para luego elaborar una estructura teórica que inicie un nuevo proceso de búsqueda de información. En este sentido, se hace uso de la observación y la entrevista a profundidad del cuidador acerca del cuidado del adulto mayor, lo que representa entonces, las técnicas a utilizar en la investigación. Independientemente de sus usos, el manejo de cada una de ellas se hará en la medida de las oportunidades existentes durante la convivencia con los cuidadores y familiares, ya que ambas técnicas, permiten captar los productos de la acción humana y los comportamientos y los pensamientos, las acciones y las normas, los hechos y las palabras, la realidad y el deseo, la cual es elaborada desde la perspectiva de los cuidadores y de la mía como investigador.

Ambas técnicas permiten producir información en la interacción con los cuidadores de los adultos mayores y sus propios contextos. La observación del cuidador priorizaría mi perspectiva como investigador, ya que se basa en objetivos específicos y se haría directamente en el hogar de manera estructurada de acuerdo a los elementos a observar y con base a una pauta de registro precodificada. ¿Qué se observaría? Sería, a la larga, la pregunta a responder.

De acuerdo al perfil del cuidador, estaría encaminado en determinar el desgaste a través de la Escala de Zarit (Caregiver Burden Interview). Este desgaste depende de la visión social de la enfermedad, de la aceptación y respeto de la persona cuidada, de la valoración positiva del autoestima y del desarrollo personal, de la actitud positiva acerca de los recursos existentes, y de las situaciones de la vida cotidiana relacionada con el cuidar – cuidarse (20).

La entrevista por su parte, permite captar la forma en que los cuidadores informales describen e interpretan la realidad y le dan sentido a sus acciones, que contrastado con lo observado, es lo que permite captar la densidad de la situación, y explica el sentido de las acciones.

De igual modo, la entrevista intenta tomar la forma de la conversación, sujeto – investigador, ya que la conversación es un entrelazamiento de lenguaje y emoción y no sólo transmisión de palabras, sino también de sentido. Debe existir una relación simétrica y flexible, entrevistador – cuidador, y recorrer de una manera coherente, junto al informante los universos semánticos que interesan a la investigación.

Las técnicas basadas en entrevistas son relevantes para la investigación, ya que permite obtener información provista por los cuidadores informales, obteniéndose un acceso más directo a los significados que les otorga a la realidad. Esto permite además acceder a hechos, descripciones de situaciones o interpretaciones de sucesos, actitudes y sentimientos a los que no se puede obtener con la observación.

Para el logro de los objetivos de la investigación, habría que establecer la forma, el número de participantes y la finalidad de la entrevista. En cuanto a la forma sería una entrevista semiestructurada, con cuestionario y preguntas abiertas. Esto, en vista de que la muestra y el número de cuidadores informales a entrevistar podrían resultar accesibles. Según el número de participantes, es individual y según la finalidad, es netamente investigativa, con proyección interventora.

En cuanto al proceso de análisis propuesto en la investigación es un trabajo específico que conduce a la construcción de nuevas relaciones, no previstas antes de hacer el análisis. El análisis es un proceso, un trabajo específico que suele transformar la conceptualización del objeto de estudio.

Como se dijo anteriormente, en la investigación es muy difícil separar el enfoque cualitativo de lo cuantitativo. Igualmente lo sería para el análisis de los datos. El tratamiento estadístico de la investigación propuesta, sería la estadística descriptiva según los niveles de medición por un lado, obtenidos a través de las escalas y por el otro, el análisis de los datos a través de la observación participante y entrevista a profundidad con el cuidador informal.

De igual modo, en el análisis cualitativo participan varios procesos intelectuales, la comprensión, la síntesis, la teorización y la recontextualización. La comprensión está relacionada con buscarle sentido a los datos y descubrir que está pasando y se da en el trabajo de campo. Cuando se logra comprender qué está pasando, se describe exhaustivamente el fenómeno en interés. La síntesis tiene que ver con la presentación de los enunciados generalizados acerca del fenómeno y de los participantes; la teorización implica la clasificación sistemática de los datos y la formulación de explicaciones alternas y por último, la recontextualización que implica el desarrollo de una teoría que explore la posibilidad de aplicarla en otros entornos.

Con base a lo anterior, es importante considerar algunos elementos del proceso de análisis como el objeto de estudio, que es el cuidador informal del adulto mayor, ya que éste corresponde a la perspectiva teórica del estudio y representa además a la unidad de análisis, la cual corresponde a la escala de fenómenos en que se plantea la investigación. Asimismo la comprensión del significado de las acciones de los cuidadores, como la interpretación de lo que se dice y la reconstrucción de los hechos, son formas fundamentales en el análisis de la información, que permite prever ciertos tipos de prácticas y tendencias o desenlaces de situaciones observadas en los cuidadores.

Como el método etnográfico implica que el estudio se hace en los lugares naturales, esto es en el hogar de los adultos mayores y sus cuidadores, el investigador ha de aprender el mundo simbólico de las personas que estudia y su lenguaje. Una característica de la etnografía es que usa múltiples fuentes de datos, además del trabajo de campo, el etnógrafo examina documentos, fotografías, mapas; recoge cualquier tipo de datos disponibles que arrojen luz sobre el tema que investiga (21).

Es importante además situarse próximo a las fuentes de datos para prestar atención a los detalles. Esto implica la convivencia del mayor tiempo posible, de manera de ver la cotidianidad y comprender mejor la relación cuidador – adulto mayor. Los resultados obtenidos son descripciones comprensivas de prácticas culturales en contextos y la descripción de ellos. Es necesario advertir que el contexto no es el medio físico, este simplemente es el soporte de la acción. Contexto se refiere a intangibles que explican compresivamente el comportamiento humano, intangibles tales como creencias, valores y situaciones.

Con base a lo anterior, se plantea la Teoría Fundamentada como estrategia de análisis de datos, para intentar desarrollar conceptos de fenómenos estudiados, basados en el comportamiento, actitud e imagen representacional de los cuidadores del adulto mayor. El objetivo de este método es el de generar teoría a partir de datos recogidos en contextos naturales o basados en la realidad.

La teoría fundamentada se describe como un modo de hacer análisis y se deriva de la perspectiva sociológica denominada interaccionismo simbólico cuyo eje central es la consideración de los seres humanos como activos creadores de su mundo. De acuerdo a Blumer (22), el interaccionismo simbólico se asienta en tres premisas. La primera es que los seres humanos actúan ante las cosas con base al significado que éstas tienen para ellos; la segunda es que el significado de estas cosas se deriva o emerge de la interacción social que se tiene con los otros; y la tercera premisa es que estos significados se manejan y transforman por medio de los procesos interpretativos que la persona usa en el manejo de las situaciones que se encuentra.

Es por esto que se propone la teoría fundamentada, en vista de que los datos se recolectan de manera natura, a través de entrevistas y observación participante. La fuente de datos es la interacción cuidador – adulto mayor, y el análisis se focaliza en desvelar los procesos que subyacen en esta interacción que se denomina proceso básico social-psicológico. El proceso se presenta en etapas o estadios, en ellas se identifican las condiciones de la acción, las estrategias, lo que hacen los cuidadores para resolver los problemas a los que cotidianamente se enfrentan y sus efectos denominadas consecuencias (riesgos para la salud).


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El análisis de datos en la teoría fundamentada se hace a través de la codificación, la realización de memos analíticos y diagramas; tiene por fin descubrir categorías, desarrollarlas, relacionarlas y saturarlas, todo ello alrededor del proceso básico.

Por último, basado tanto en el enfoque, el método y las técnicas para alcanzar los objetivos de la investigación, se propone como marco teórico la teoría de las representaciones sociales.

El concepto de representaciones sociales, según Ibáñez (1988) citado por Banchs (23), señala que su complejidad es la articulación de diversas características que difícilmente se pueden integrar en una sola unidad, sin dejar flexibilidad en sus interconexiones.

En este sentido dicho concepto relaciona varios aspectos que acercan a la comprensión de la realidad de las otras personas, como la experiencia personal, el sistema cultural en el que se desenvuelven, la sociedad y el grupo social con el que se relacionan. Por su parte, Jodelet, considera que la noción de representación social involucra lo psicológico o cognitivo y lo social, fundamentando que el conocimiento se constituye a partir de las experiencias propias de cada persona y de las informaciones y modelos de pensamiento que recibimos a través de la sociedad.

Vistas desde este ángulo, las representaciones sociales surgen como un proceso de elaboración mental e individual en el que se toma en cuenta la historia de la persona, su experiencia y construcciones personales propiamente cognitivas. Asimismo, las representaciones sociales articulan campos de significaciones múltiples, y que son heterogéneas. Llevan las trazas de los diferentes lugares de determinación, pueden articular elementos que provienen de diferentes fuentes que van desde la experiencia vivida hasta la ideología reinante. Son una forma de conocimiento que tiene un carácter colectivo e individual, esto coloca a las representaciones en dos universos teóricos relacionados con las determinaciones sociales y con la conceptualización.

Es importante mencionar que la aprehensión de la realidad se construye a partir de la propia experiencia de las personas pero a la vez de la interacción que establece con otras, por lo que puede decirse que el conocimiento que se adquiere en este proceso es construido y compartido socialmente. En esta afirmación encontramos que en la persona influye lo que la sociedad le transmite a través del conocimiento elaborado colectivamente y que esto incide en como se explica la realidad y como actúa.

Vistas de esta forma, las representaciones sociales se relacionan, directa y exclusivamente, con el sentido común de las personas, debido a que parte de la propia realidad de los seres humanos. Asimismo, son un producto social y, por lo tanto, el conocimiento generado es compartido colectivamente.

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