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La crisis de valores en la Sociedad cubana actual desde la perspectiva bioetica
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Autor: Dr. Ernesto González González
Publicado: 31/01/2011
 

La Bioética nació de la preocupación del hombre por el efecto de la tecnología sobre la vida humana; después amplió al ámbito de la práctica médica, y a los dilemas surgidos de la relación médico – enfermo – terapéutica, en la búsqueda de la mejor solución entre determinadas situaciones, como la aceptación o rechazo de tratamientos y la aplicación o no de tales prácticas como la eutanasia, fertilización artificial, eugenesia y otros (1). Además de esto, al proyectarse hacia la cultura y la sociedad, corporiza una visión práctica y aplicada de la Ética y la Filosofía, las cuáles al final del anterior milenio habían alcanzado un alto nivel teórico, pero alejado de muchas realidades sociales cotidianas, incluido el tema da los “valores”.


La crisis de valores en la Sociedad cubana actual desde la perspectiva bioetica .1

La crisis de valores en la Sociedad cubana actual desde la perspectiva bioética.

Dr. Ernesto González González. Especialista de Primer Grado en Medicina Interna. PPU: Louis Pasteur.
Dra. Yolanda Delgado Ramos. Especialista de Primer Grado En Medicina Interna. PPU: Louis Pasteur.
Dr. Justo Kuok Loo. Especialista de Primer Grado en Medicina Interna

Hogar de Ancianos; 28 de Enero

Trabajo para optar por la categoría docente principal de auxiliar. Problemas sociales relacionados con las ciencias

INTRODUCCIÓN

La Bioética nació de la preocupación del hombre por el efecto de la tecnología sobre la vida humana; después amplió al ámbito de la práctica médica, y a los dilemas surgidos de la relación médico – enfermo – terapéutica, en la búsqueda de la mejor solución entre determinadas situaciones, como la aceptación o rechazo de tratamientos y la aplicación o no de tales prácticas como la eutanasia, fertilización artificial, eugenesia y otros (1). Además de esto, al proyectarse hacia la cultura y la sociedad, corporiza una visión práctica y aplicada de la Ética y la Filosofía, las cuáles al final del anterior milenio habían alcanzado un alto nivel teórico, pero alejado de muchas realidades sociales cotidianas, incluido el tema da los “valores”.

Cualquier tema llevado a discusión en la actualidad puede ser analizado a la luz de la Bioética (1). La Ética se incorpora a la sociedad inculturándose en la actividad social y política, basándose en el bien común, mostrando su sentido trascendente en la aspiración del bienestar del hombre, trasladando la Ética de la persona a la Ética de la sociedad y, a partir de ella, desarrollar la Ética de la Política. Desde Aristóteles hasta la fecha, el bien común ha sido la meta de la sociedad humana, al menos desde el punto de vista ético (1).

El campo de la Ética Aplicada es sumamente vasto e interdisciplinario, y se relaciona estrechamente con las ciencias del hombre o ciencias sociales. El sujeto del conflicto moral es el individuo concreto; pero por ser un ser social y formar parte de una estructura social determinada, independientemente del grado de conciencia que tenga de ello; se inserta en un tejido de relaciones sociales de ámbitos interpersonales, donde su modo de comportarse moralmente no puede tener un carácter meramente individual, sino social (1).

La forma de expresar las relaciones entre Ética, Sociedad y Política desde la antigüedad hasta la actualidad, varía según la época, la óptica y las circunstancias. Por lo tanto, la Ética no puede ser comprendida, sino a través de su historia, puesto que de otra forma cegamos nuestra visión, o la acomodamos consciente o inconscientemente a nuestros intereses. Esta visión objetiva no puede soslayar la identificación y la comprensión de aquellos valores trascendentes, inherentes y fundacionales, que trascienden a la sociedad porque son dados a la persona humana, o son su rasgo distintivo tras una evolución biológica y social, pero en definitiva son propias de la persona (1).

La palabra Bioética fue utilizada por vez primera, por el Doctor en Bioquímica y Oncólogo norteamericano Van Renselaer Potter, en un artículo aparecido a finales de 1970, y poco después en 1971, en el primer libro de la historia, que llevaba por título el término “BIOÉTICA”, con el propósito de contribuir al futuro de la especie humana, promocionando la formación de una nueva disciplina “La Bioética (2). Potter justificaba su esfuerzo en el prefacio del libro planteando:

Hay dos culturas: ciencias y humanidades, que parecen incapaces de hablarse una a la otra; y si ésta es parte de la razón de que el futuro de la humanidad sea incierto, entonces podríamos construir un puente hacia el futuro, construyendo la disciplina de la Bioética como un puente entre las dos culturas.

Los valores éticos no pueden ser separados de los hechos biológicos” (2).

“La humanidad necesita urgentemente de una nueva sabiduría que le proporcione el conocimiento de cómo usar el conocimiento para la supervivencia del hombre y la mejora de la calidad de vida” (2)

Para esta nueva ciencia, construida sobre la propia biología, e incluyendo además la mayoría de los elementos esenciales y humanísticos, incluyendo la Filosofía, propuso Potter el nombre de Bioética para resaltar los dos elementos más importantes: el conocimiento biológico (bios) y los valores humanos (ethos) (2). Por lo tanto la Bioética consiste en el diálogo interdisciplinar entre vida y valores morales; es decir trata de hacer juicios de valor sobre los hechos biológicos, en el amplio sentido del término, y obrar en consecuencia (2).

En este trabajo nos dedicaremos a abordar el tema de los valores, como elemento determinante en la conducta social e individual del hombre, así como la situación actual de crisis, lo cual constituye una problemática de alcance universal.

El estudio de los valores constituye una de las tareas más urgentes y fecundas de la filosofía moderna. Es un tema poco explorado y sugestivo. El “a priori” de lo emotivo está constituido por los valores: son los objetos intencionales del sentir, no son propiedades de las cosas, sino fuerzas o capacidades y disposiciones que en sujetos dotados de sentimientos, causan estados volitivos, que llevan a conductas objetivas. El individualismo jerarquiza al tener sobre el ser; en los valores está la clave de la identidad, de la esencia de la persona; el predominio del ser sobre el tener (3).

Los nuevos cambios sociales (tecnología, modernización, automatización, globalización), han traído al mundo una cultura que se funda en el tener para ser, y no exclusivamente en el ser; entendido este como aquello que cualifica al hombre, que lo dota de valores en y por sí mismos. Tener, implica definitivamente una cultura de la competencia, en lo que se legitimiza como bueno la astucia, inteligencia, individualismo, la lucha por el poder adquisitivo, lo cual se contrapone con valores de todos los tiempos como: colaboración, solidaridad, la lucha por el bien común, el cuidado de las relaciones personales y con el ambiente, etc. Esta es la crisis de valores (4).

¿Qué son los valores?

“Valor es el carácter de las cosas, que consiste en ser más o menos apreciados o deseados por un sujeto, o más comúnmente por un grupo de sujetos determinados”(5).

El valor tiene que ver con lo que es aprobado socialmente como positivo. Los valores humanos son imprescindibles por la armoniosidad de la vida. Una sociedad sin valores está en proceso de autodestrucción. (4).

Desde el punto de vista psicológico, el valor tiene dos dimensiones de expresión; una externa que se refiere a la asunción del valor como asignación determinada desde fuera, que se cumple, pero sin personalización; y una subjetivo – interna, que da cuentas de una apropiación individualizada, reflexionada de dicho valor. En este caso los sujetos que se mueven en esta dimensión, además de conocer la norma y comportarse congruentemente, “la hacen suya, la viven, la recrean, y la hacen crecer, convirtiéndose en principio axiomático de su vida”(6), en verdadero valor.

La crisis, tal y como ocurre con la propia formación de los valores, no se da en individuos aislados, ni en la sociedad. Son las instituciones socializadoras las encargadas de formar valores; y a su interno se dan también los procesos de crisis. Las instituciones se quedan, en no pocas ocasiones rezagadas en relación con las demandas objetivas de la realidad; mientras que la conciencia individual cambia con mayor rapidez, y ello determina desestructuración en los sistemas de valores coherentes con el ideal del hombre como verdadero ser humano (4). Lo social se objetiviza en los diferentes espacios socializadores, donde la familia y la escuela ocupan un lugar primordial. La formación de valores es un problema actual en el mundo, donde la crisis económica y política desembocan en guerra e inestabilidad vital y espiritual; su reflexión y análisis, así como las vías a seguir para lograr un hombre que no tenga más opción que la de actuar éticamente, no sólo es objeto de pedagogos, sociólogos, psicólogos y filósofos; sino de políticos y economistas; todos bajo un mismo objetivo: lograr una sociedad que no sólo se distinga por el desarrollo alcanzado en la producción, sino por el desarrollo de valores espirituales, lo que favorecería a la humanización plena de todos los procesos sociales y el perfeccionamiento humano (7).

¿Cuál es el origen de la crisis de valores?

En los diferentes sistemas sociales aparece cierto desfasaje, lógico y cultural entre el sistema de valores institucionalizados, y los valores asumidos por la sociedad; pero al aumentar notablemente la aceleración de la dinámica social en períodos de cambios abruptos, este desfasaje sobrepasa sus límites normales, generando cambios bruscos en los sistemas subjetivos de valores, provocando la aparición de la crisis (7).

SÍNTOMAS QUE DEMUESTRAN UNA SITUACIÓN DE CRISIS DE VALORES

• Perplejidad e inseguridad de los sujetos acerca de cuál es el verdadero sistema de valores.
• Surgimiento de la pregunta ¿Qué consideras valioso y qué antivalioso?
• Sentimiento de pérdida de validez de aquello que se consideraba valioso.
• Cambio de lugar de los valores en el sistema jerárquico subjetivo.
• Se otorga mayor prioridad a valores tradicionalmente más bajos y viceversa.

Se entiende que la crisis actual está asociada a diversos factores que provocan lo que conocemos como crisis de valores, y el sector de la Salud no escapa ante esta emergencia social.


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Este trabajo se fundamenta en la necesidad emergente de reflexionar sobre la actual crisis de valores que se manifiesta de diferentes formas en el contexto cubano actual; y en la necesidad de cambiar ciertos patrones de conducta que conforman los valores morales que debe caracterizar al cubano, pese a la desfavorable situación económica internacional y la influencia negativa del neoliberalismo.

OBJETIVOS

GENERAL

Hacer una valoración crítica sobre el origen y la actual crisis de valores en la sociedad cubana actual.

ESPECÍFICOS

1 – Identificar los aspectos relacionados con la crisis de valores en nuestro medio social.
2 – Señalar el papel de la escuela y la familia en la formación de valores
3 – Describir las causas que provocan el debilitamiento de los valores.
4 – Definir cuáles son los valores que son necesarios potenciar en el contexto cubano actual para aliviar o salir de esta crisis social.
5 – Señalar de forma general los principales elementos que caracterizan el deterioro de los valores en el sector de la Salud.

DESARROLLO

Muchas son las preocupaciones que acompañan al mundo actual de modo general; se habla de crisis de identidad, de fe y de epistemología. De identidad por la ausencia de un sentido claro de pertenencia y por la carencia de proyectos comunes unificados; de fe por la incapacidad de creer en algo, por la imposibilidad de cambio y la falta de confianza en el futuro; y de epistemología por la supremacía del conocimiento y la razón, que se expresa en una racionalidad instrumental – administrativa – gerencial, capaz de aplastar lo afectivo y sentimental. Es necesario resaltar tres aspectos relacionados (7):

1 – Cada objeto, fenómeno o suceso, conducta, idea o concepción, cada resultado de la actividad humana desempeña una determinada función en la sociedad, favorece y obstaculiza el desarrollo progresivo de ésta y adquiere una u otra significación social y en tal sentido, es un valor o un antivalor; un valor positivo o un valor negativo. Este sistema es dinámico, cambiante, dependiente de las condiciones históricas – concretas y estructuradas de manera jerárquica.
2 – La significación social es reflejada en la conciencia individual o colectiva. Cada sujeto social, conforma su propio sistema subjetivo de valores, cumpliendo una función reguladora interna de la actividad humana.
3 – La sociedad debe siempre organizarse y funcionar en la órbita de un sistema de valores instituidos y reconocidos oficialmente (ideología oficial, normas jurídicas, derecho a la educación formal, etc).

La educación en valores, debe asumir los retos de la actualidad y hacerle frente con todas las herramientas posibles a la crisis de valores, puesto que es también un problema pedagógico, y los profesores universitarios debemos estar preparados para ello. En Cuba se lleva a cabo un trabajo intenso contra esta crisis existente (7).

No cabe dudas de que a medida que la economía se hace más heterogénea, la escala de valores de los grupos sociales se diversifica y se hace necesario una nueva especie de alfabetización ética, patriótica y política, no sólo para enfrentar corrientes mundiales de las que no podemos sustraernos, sino además porque de lo que se trata es de ganar en intimidades, en sensibilidad humana, en conciencia. Estos factores asociados a la educación en general y a los valores en particular, tienen la intención de avalar la posición asumida de que son varios los elementos que confluyen y se relacionan con la crisis de valores; pero además del factor educativo., y hay otros que tienen que ver con los más diversos fenómenos sociales (7).

El presente neoliberal ha disminuido los gastos públicos destinados a la educación y ha incrementado la explotación laboral infantil, a lo que se une un rápido proceso de privatización de la enseñanza, en la mayoría de los países de América (7). Como manifestaciones del proceso neoliberal, hay una marcada desigualdad en las posibilidades económicas de los estudiantes, que da como resultado la formación de una personalidad poco solidaria, no cooperativa y resentida, que genera, no pocas veces, violencia, drogadicción y ruptura con los valores tradicionales; situación que se ve principalmente en los países tercermundistas que se rigen por una sociedad capitalista

En medio de tan compleja realidad, se ha demostrado que en Cuba es diferente; es un país con hechos que indican, de modo ineludible, el florecimiento de una subjetividad social, marcada por un mayor humanismo y solidaridad, evidenciado en la existencia de profesionales, cuyo éxito y realización, no se articula necesariamente, con el lucro o bienestar material, sino con la prestación de un servicio y posibilidad de sentirse útiles (7). A pesar de ello, en nuestro país, especialmente en los jóvenes, el descalabro de la economía mundial, del cual Cuba no escapa; provoca acciones negativas, haciendo que compren y vendan, participen en el mercado negro, busquen otras alternativas de ingresos y acudan a medios que no se corresponden con los sistemas de valores que demanda la sociedad actual (7).

Las diversas realidades y los distintos sucesos de la vida humana presentan un rango y un valor diferentes. El descubrimiento de tal diferencia nos permite jerarquizar los diversos valores, ordenarlos de acuerdo a su importancia y conceder así a nuestra vida su plenitud de sentido (8). Orientamos la vida hacia ideales muy distintos, incluso opuestos, y esta orientación decide todo el sentido de nuestra existencia, nuestros deseos, proyectos, actitudes, realizaciones. Todo depende del ideal que asumamos como propio, y es vital que nos ocupemos en serio de esta cuestión, porque la elección del ideal es decisiva y no podemos realizarlo de forma arbitraria. Descubrir valores supone un poder de penetración que es un timbre de gloria para el hombre (8).

Las actitudes son consecuencia de nuestras convicciones o creencias más firmes y razonables de que algo vale y da sentido y contenido a nuestras vidas; se califican como algo adquirido, fruto de la historia del sujeto y su componente es, básicamente intelectual y afectivo, casi en idéntica proporción: al dictamen de la razón, sigue la voluntad. Sembrar actitudes es promover la virtud en los individuos, lo que equivale a educarlos moralmente.

Conceder primacía a un valor sobre otro implica un sacrificio; pero éste se realiza en aras de la fidelidad a lo relevante. En cambio, si se siente pesar por la existencia de valores que nos superan y que no somos capaces de asumir, estamos promoviendo la subversión de valores. El que procede de esta forma, está alterando la escala de valores, lo que provoca la canalización de la vida humana y la indiferencia ante aquello que se impone por sí mismo. Esta indiferencia se traduce en incoherencia en los temas determinantes de la vida, porque la coherencia en el pensar y actuar indica una correcta ordenación, la cual pende de los más altos valores que son los que otorgan unidad y eficiencia al pensar y el actuar humanos (8). El que no responda a los valores es un irresponsable; pues lo valioso sólo puede ser asumido en la vida por quien cumple determinadas exigencias, que en el fondo implican una actitud de generosidad.

La formación de valores éticos se logra mediante una presentación incesante y una encarnación clara de los mismos, que permitan el ejercicio de una libertad lúcida y una opción emocional por lo verdaderamente valioso.

El individualismo actual incentiva la competencia, la lucha por ocupar puestos laborales ventajosos, prebendas, espacio vital en instituciones o asociaciones. Cada hombre es el competidor del otro contra el cuál vale todo mecanismo de defensa o ataque. La postmodernidad disfraza este darwinismo social con filosofía oriental, tecnologías de punta, y escribiendo la historia de la humanidad en Internet. Asistimos a la metamorfosis de un esquema de persona rico en individualidad y pleno a través de su capacidad de relación, tanto interpersonal como ambiental, en un individuo aislado en sí mismo, consagrado a la obtención de bienestar y placer, que vuelve la cabeza ante el dolor humano, la fealdad, la necesidad, la vejez, y todo aquello que lo separa de lo que él entiende por felicidad. La persona humana, con toda su riqueza, transformada en una individualidad alienada, absolutista, individualista, antepuesto a la universalidad y comunión social (3). La sociedad postmoderna encuentra en el neoliberalismo económico su expresión sociopolítica, no abiertamente reconocida, pero sus efectos sobre el ser humano alcanzan a todas las sociedades actuales, dañando por igual a aquellas no necesariamente incluidas en este patrón, pues en ocasiones los medios favorecen una propagación descontextualizada de estas actitudes, presentándolas como “ buenas”, “ maduras”, “ racionales”, y “ civilizadas” (3).

El individualismo empobrece a la sociedad porque reduce las posibilidades de encuentro entre las personas que la componen; aborta los ámbitos relacionados, cargados de creatividad y fragmenta a dicha sociedad entre sí (3). Debemos preguntarnos si somos inmunes al individualismo y sus manifestaciones; si somos proclives a considerar útil y bueno cuanto nos beneficie materialmente, o nos divierta, en detrimento de la persona, que es fin en sí misma y no un medio (3).

El ámbito humano en que más verdad y permanencia se lleva a cabo las relaciones interpersonales es la familia, que constituye una institución natural, anterior a todas las demás, y célula vital de la sociedad. Cada miembro de ella tiene la responsabilidad de construirla día a día, y el derecho a recibir de ella la ayuda necesaria en el orden espiritual, moral, cultural y económico, sobre cuyas bases se cultivan los más elementales valores, que lo hacen un hombre de bien.

El trabajo tiene un gran valor para la realización de una persona, pues en él se ejercitan plenamente múltiples capacidades humanas, y es la clave esencial de toda la cuestión social. La persona se ennoblece con el trabajo y, al mismo tiempo ennoblece la labor que realiza. El trabajo está en función del hombre; de ello se deduce que todos los trabajos son nobles, porque el primer fundamento de su valor, es el propio hombre que lo realiza.

Los valores tienen cierto carácter objetivo, pero también deben descubrirse mediante una aprehensión subjetiva y sin tener relación con objetos reales directamente. Los valores útiles influyen en el desempeño de la ciencia económica; los valores estéticos sobre el desarrollo de la cultura, y los vitales sobre la vida y su calidad (9).


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Si se busca una objetividad temporal y absoluta del valor, se pierde el rico aporte de la historia a la cultura social; pero tampoco el valor puede relativizarse, aunque sí hay que tener en cuenta la relación del hombre con los valores dentro de un ámbito social y cultural determinados (3). A cada hombre se le brindan los valores de forma incanjeable, único, pero sin primacía ni exclusividad, sino con la voluntad de compartir, puesto que la consecuencia más importante desde el punto de vista social de la posesión de un valor es la voluntad, necesidad y capacidad de compartirlo. El hombre vive sus valores de forma implícita, aprehendida; los eleva en sus actos vitales, prácticos, más por afectividad que por el propio raciocinio de la convicción; porque las siente como esencia para su guía dentro del camino que ha escogido. La carga afectiva de la familia es el principal crisol de los valores (3).

En la actualidad se habla de crisis en la familia referidas a cambios en el modelo tradicional de vivir y hacer familia. La modernidad ha puesto en crisis el modelo patriarcal de familia, que por muchos años perduró. La familia antaño era comprendida como unión legal entre un hombre y una mujer, que lo hacen en un proyecto para toda la vida, con el objetivo de procrear, educar a los hijos, y satisfacer necesidades humanas de unión y compañía (4). Lo común era entonces una familia de constitución biparental, nuclear, instituida bajo el mandato del hombre, que participaba de los espacios públicos, para satisfacer las necesidades económicas de la prole, y donde la madre se limitaba al espacio hogareño, quedando su función reducida a la crianza y educación de los hijos.

El panorama actual es otro, completamente distinto. La unión es ahora legal o no; puede ser para siempre, pero los divorcios son más frecuentes; los miembros de la unión no siempre son heterosexuales, y la unión no es sólo para procrear. Las familias tienen estructuras diversas; ocurre el fenómeno del hogar monoparental, con jefatura femenina. La mujer defiende sus derechos, la familia crece en cuanto a miembros, y el momento del ciclo vital en que ocurrirá el desmembramiento o la construcción, ahora ya no siempre se produce (10). Cabe entonces preguntarse no sólo si la institución familiar tiene que ver con la formación de valores, lo cual es obvio; o si la crisis de valores implica a la institución familiar; sino también si la crisis y redefinición del espacio familiar determinan en alguna medida la crisis de valores.

La familia cubana cambió por factores como: la incorporación de la mujer al trabajo; el desarrollo científico, que posibilitó la producción de métodos anticonceptivos; la eliminación progresiva de los sostenedores externos del matrimonio, como la dependencia económica, prescripciones religiosas y morales, etc; la revolución sexual; el movimiento feminista y su batalla contra la autoridad patriarcal; el individualismo presente en algunas sociedades; el conflicto con que se vive lo asignado a roles (padre – madre; hombre – mujer). Antes no había conflictos, en todo caso, resignación; la redefinición de términos, como la autoridad y la obediencia. Pero no hay dudas de que esta nueva comprensión de familia pone en crisis, determinados valores que el modelo anterior defendía, y hasta de alguna manera, con su estructura los garantizaba(4).

La familia tradicional se sustentaba en el poder omnipotente e incuestionable del padre, y con tan sólo una mirada el hijo sabía qué podía hacer o no. En la actualidad, las relaciones con los hijos se vuelven más flexibles, y ello determina que el hijo cuestione la autoridad; que no la asuma sin una crítica reflexiva de ella. A esto se suma, que ya la madre no está todo el tiempo con los hijos; ha salido también a los espacios públicos, y las posibilidades reales de educación efectiva, en relación con el tiempo de que se dispone para ello, disminuyen(4). Hoy un joven que vive en una familia extensa, multigeneracional, no tiene modelos que asumir; pues el padre le responsabiliza con una función, pero el abuelo la ejecuta en su lugar. La madre sanciona por falta de compromiso, y la abuela luego libera del castigo y lo justifica. La inconsistencia genera inseguridad y falta de compromiso (4).

En cuanto al amor como valor universal; podemos señalar, que anteriormente el matrimonio tenía sostenedores externos, ya señalados, y al perderse los mismos, la tasa de divorcialidad aumenta, lo cual es una expresión de desarrollo, y no un elemento negativo; lo que ocurre es que la contemporaneidad nos ha sorprendido, sin tener las herramientas para vivir en pareja, y resulta que tan sólo por una simple discusión se plantea la separación o el divorcio. El placer individual se impone a la necesidad del proyecto común; la búsqueda solidaria de satisfacción común, el deseo de compartir, van cediendo espacio a sentimientos que ponen al YO, en un lugar muy distante del NOSOTROS; y aunque los padres expresen otra cosa, el modelo que ve el niño o el joven, es éste, y luego lo reproduce en sus relaciones interpersonales (4).

Con respecto a la crisis económica del país; implicó por parte de la familia cubana la búsqueda de vías para el mantenimiento vital, lo que hiperbolizó la función económica sobre la afectiva, la educativa y otras. Los padres dedican ahora más tiempo a obtener remuneración, que a compartir en el hogar; y el mensaje que llega al niño es el de la producción de riquezas materiales. Se instituye una ética del tener(4). Vale aclarar que no se trata de comparar dos etapas, y defender la superioridad de una sobre otra: Es absurdo negar el desarrollo. La inteligencia y lucha por el respeto a los espacios individuales son también valores legítimos; además no se puede asegurar que los valores tradicionales se vivenciaron por personas de un modo verdaderamente interiorizado.

Mirando la crisis de valores desde la institución educativa, hay que señalar, que en la escuela coexisten profesores y alumnos; incluso por más espacio de tiempo que el que se comparte con la familia en el hogar; y esto se comporta así al menos hasta los once años de vida; de modo que en este espacio se producen aprendizajes de vida; se construyen formas de ser y hacer; valores que marcarán al ser humano por el resto de su vida (4). La escuela tiene como misión social, además de educar por medio del conocimiento; desarrollar plenamente la personalidad, lo cual incluye desarrollo de capacidades, habilidades, sentimientos y valores en las nuevas generaciones (4).

Con el triunfo revolucionario de enero de 1959, se produce la “Primera Revolución Educacional”, donde el país quedaba libre de analfabetismo, elevándose de forma importante el nivel cultural de la población. En los años “80” se produce una explosión de matrícula, por el crecimiento poblacional; a raíz del desarrollo económico y social, que se iba alcanzando; y esto determinó una “Segunda Revolución Educacional”, creándose el Destacamento de maestros emergentes “Manuel Ascunse”; formado por jóvenes con las aulas copadas de estudiantes; garantizándose con ello que ningún niño quedara sin escuela, ni educación hasta los estudios secundarios. Sin embargo, ya desde este momento comenzaron a cometerse errores, dados por la misma situación expuesta; tales como:

• La escuela hizo énfasis en la institución más que en la educación integral.
• Los programas de estudios muy exigentes, con una óptima formación docente; pero poca vinculación a la práctica, por lo que la formación humana tenía menos espacios.
• El proceso de enseñanza – aprendizaje era muy directivo; pues resultaba difícil cuestionar al maestro, disentir, pensar diferente. Sin embargo en la mayoría de los casos, se proporcionaba un aprendizaje irreflexivo y memorístico.
• La explosión de matrícula hacía imposible la atención a la diversidad; esa atención individualizada de la que tanto se habla hoy, y que tan importante resulta.

Estos factores, que ya se comportaban así, sumados a la crisis económica que se produce a los inicios de los años “90”, determinan el deterioro de valores importantes, como la solidaridad, responsabilidad, sensibilidad, creatividad, autodeterminación, etc (4). Estaba aconteciendo entonces una crisis, pues la escuela no pudo atemperarse a tiempo a las nuevas circunstancias. La familia priorizó la función económica, y la escuela no fue capaz de lograr un nexo entre ambas instancias socializadoras (4). La alternativa entonces, fue agregar asignaturas como A debate”; “Formación e valores”; que no llegaron a lo vivencial para dar solución al problema. Se cayó, como dijera Vitier, en consignas abstractas y complementos mecánicos, cuando hacía falta el lenguaje de las discusiones abiertas. La idea era producir comprensiones, más que dar orientaciones (4).

CAUSAS QUE PROVOCARON EL DEBILITAMIENTO DE LOS VALORES EN LA ESFERA EDUCATIVA.

1 – Enseñanza formal: No relacionada con las prácticas concretas de la vida real. Déficits en los procedimental; la escuela carecía de herramientas prácticas para aplicar la teoría.

2 – Tecnocratización: Énfasis en lo instructivo. La educación en la formación de valores, escasa y esquemática.

3 – Paternalismo: Tuvo doble manifestación. Por un lado, sobreprotección a los jóvenes a través de recreación, bienestar material, etc; y por otro lado se reduce su autonomía e iniciativa, quedando dañado valores como la autonomía, autoestima, capacidad crítica, creatividad, etc. Martí dijo que “ la única ley de la autoridad, es el amor”; y con esto no se fue consecuente.

4 – Homogenización: Debilidades serias en el tratamiento individual de los estudiantes; sin tener presente la procedencia social, llevando consigo la pérdida de la identidad individual como valor; al deterioro de la autoestima, rompiendo la reflexividad, la creatividad y la autenticidad en la construcción personal de los valores.

5 – Enfoques conductuales en la comprensión del sujeto psicológico que aparece: La enseñanza centrada en los últimos resultados del alumno, más que en el proceso cualitativo; la enseñanza a través del castigo, y la práctica de una moral unívoca, incuestionable, irreflexiva y competitiva. Si el alumno es “bruto” e “intranquilo”, pues llevará el signo de “ la tortuga”; y si es “bueno” e inteligente”, entonces el de “la liebre”.

6 – Falta de comprensión de las exigencias prácticas de la vida cotidiana: Defensa de la igualdad de forma enfermiza; cuando lo importante es equidad; pues la realidad muestra de manera constante, que somos diferentes. Esto produce perplejidad, inseguridad, y posibilita que lo poco valioso se manifieste; dando paso a una doble moral.

7 – Formación emergente de valores lejanos en su transmisión a lo vivencial: Se agregan asignaturas monótonas, formales, y difíciles de interiorizar. Transmisión fría y esquemática, no formación de conocimientos.


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Se imponía un desarrollo personal del docente, que muchas veces se contradecía con los mensajes de las asignaturas que pretendían formar valores.

Todo lo anterior, agravado por la situación económica; puso en crisis valores esenciales, y produjo fenómenos que estaban lejos de lo pensado por nuestro proyecto social: el consumo de drogas; el jineterismo; la deserción escolar; la falta de interés por los estudios medios y superiores. Esto no sólo se manifestó en adultos, sino también en adolescentes y jóvenes. La cuestión ahora es redefinir valores; hacer ejercicio de la negación dialéctica. Hay que asimilar lo nuevo que es bueno, y traer a los escenarios actuales lo viejo que también es bueno; pero redimensionarlo, y contextualizarlo en la situación actual concreta (4). En la familia; el respeto del que se hablaba antes, necesariamente tiene que ser comprendido desde la perspectiva de las circunstancias contemporáneas.

VALORES QUE SON NECESARIOS POTENCIAR EN EL CONTEXTO ACTUAL.

• Respeto: No como normativa de cultura educativa; como sumisión ilimitada al poder patriarcal; sino como definición existencial de las relaciones humanas. Respeto al derecho ajeno, a las diferencias, a la individualidad y a la opinión y decisiones de los otros.

• Honestidad: Como transparencia comunicativa, informativa, claridad de intenciones y motivos, disponibilidad a facilitar el encuentro con la verdad.

• Sensibilidad: Desarrollar la capacidad de sentir y ponerse en el lugar del otro; comprensión empática. Son las bases de la solidaridad, la amistad y la colaboración.

• Compromiso y responsabilidad: Comprometerse con el bienestar humano, con la potenciación de una vida más plena; lo que incluye el cuidado del medio ambiente y con la felicidad.

• Autonomía y autoestima: Estos son valores nuevos y emergentes. No se puede dar lo que no se tiene. No puede haber compromisos con otro, si no se hace con uno mismo primero. No se puede amar y respetar a otros, si se violan los más legítimos derechos personales. Sólo aquel que decide por sí mismo, asume las implicaciones de sus decisiones (4).

En el mejoramiento de las relaciones humanas, está la solución de la mayoría de estos problemas. El lugar real de la existencia del ser humano, son los vínculos; las relaciones personales: La relación socializa, hace crecer, promueve la espiritualidad humana; es una necesidad impostergable para la existencia y subsistencia del hombre. El respeto, el amor y la solidaridad, son valores que nacen en el marco de la relación. Nos referimos a una relación afectiva; la cotidianidad acorta tanto el tiempo, que se olvida la importancia de dar cariño, de ser afectuosos. Las funciones informativas y reguladoras de la comunicación, tienen que ceder espacio y conjugarse con la afectiva. Los valores se generan desde una profunda relación humana, desde los sentimientos más auténticos.

En Cuba, la infraestructura social tiene creadas las condiciones para la existencia de redes de apoyo positivas, evidenciado en la relación familia y comunidad, etc. Se ha mantenido los nexos entre los parientes, y la familia sigue constituyendo para el cubano un valor muy fuerte. En la escuela se ha iniciado la “Tercera Revolución Educacional”; que tiene como principio, la atención individualizada y la formación, con énfasis en lo educativo, más que en lo instructivo. Partiendo de esta realidad actual; hay valores que son necesarios fomentar en la escuela:

• Creatividad y capacidad de innovación.
• Autenticidad
• Autoestima.
• Sentimiento grupal.
• Comprensión.
• Orientación productiva.

Es necesario aprender a ser; que significa:

• Aprender a conocerse a sí mismos
• Reconocer y comprender la propia identidad. Promover lo auténtico de la responsabilidad, de lo genuino de cada ser humano.
• Aprender a aceptarse como el ser humano que es.
• Aprender a tomar decisiones, a realizar elecciones conscientes.
• Asumir la responsabilidad de los actos y resultados propios.
• Aprender a enfrentar positivamente las situaciones de la vida; experiencias vividas.
• Desarrollar la autocrítica y la coherencia.
• Aprender a auto cuidarse y promover la salud integral.
• Aprender a estimar, disfrutar y crear los valores positivos de la vida: la belleza, el amor, bondad, verdad, justicia, dignidad, felicidad, etc.
• Cultivar la perseverancia, firmeza y la focalización de los objetivos trascendentales.

Enseñar a que otros aprendan a ser, es posible únicamente desde las relaciones humanas; desde la comunicación. Ninguna transmisión fría y despersonalizada va a resolver el problema de la formación de valores.

CRISIS DE VALORES EN EL SECTOR DE LA SALUD PÚBLICA

La formación en valores y la ética en el entorno del Sector de la Salud tiene una vital importancia, debido fundamentalmente al carácter humano de la profesión, que involucra no sólo a profesionales, técnicos, personal de servicios administrativos, responsabilizados con procederes informativos, de atención médica, vinculadas con la salud pública en el orden social o ambiental, de dirección u otros aspectos constituyen una reflexión filosófica, objetiva y racional de la moral, los principios, los valores y la ética.

La formación de recursos humanos en el campo de la salud mantiene las ideas rectoras de la Universidad cubana en cuanto a la formación de valores éticos y morales del profesional y la integración de la universidad con la sociedad a través de la vinculación del estudio con el trabajo en el pregrado, así como en sus principios y valores, y es por ello que se requiere de un proceso continuo de perfeccionamiento que permita modular esos cambios y que garantice que se incentiven y mantengan los valores compartidos por la sociedad cubana. De ahí la relevancia y el énfasis que se ha puesto en estos aspectos tanto en los programas académicos para la formación y educación a lo largo de la vida y en las estrategias de desarrollo en los diferentes sectores sociales que constituyen los escenarios de actuación.

El reforzamiento y la creación de valores es un trabajo profundo que requiere tiempo y hay que acometerlo con sistematicidad y profundidad definiendo acciones que van desde el plan y contenido curricular, el personal docente, que incluye profesores, directivos y líderes formales e informales, y el contenido extracurricular

Contexto académico: Desde la planeación y diseño del currículo para la preparación y educación de los recursos humanos debe estar presente como idea rectora la formación en valores que desea y comparte el Sistema Nacional de Salud, que finalmente se traduce en el código de ética de la profesión o del cuadro de dirección como patrón de conducta de sus trabajadores. Estas ideas rectoras se materializan en el currículo docente, a través de sus objetivos y contenidos en todas las asignaturas

Contexto de Dirección institucional: Para que una institución se desarrolle exitosamente debe trabajar seriamente los valores que la tienen que caracterizar y para ello cuenta con el Plan de Desarrollo Estratégico basado en valores con su correspondiente plan de acción, como principal herramienta de dirección.

El colectivo de trabajadores y/o estudiantes es el componente más importante en este proceso y hacia el cual se dirigen las acciones colectivas, ya que cada uno aporta sus valores individuales en el desempeño y asume y comparte los valores institucionales en función de todos.

Nuestro sector de la Salud, es otro de los escenarios donde la crisis de valores se ha manifestado a través de los años, y contra la cual se toman todas las medidas posibles, en el intento de inculcar los valores que la profesión exige. Dicha crisis se ha manifestado, desde las aulas, donde se forman los nuevos médicos, enfermeras, técnicos, paramédicos, etc, hasta las propias instituciones de salud. Las expresiones verbales inadecuadas, la poca paciencia que a veces se muestra, la indolencia, el rechazo a la atención al anciano; la ineficaz utilización de los medios de diagnóstico, el sosolismo; el incumplimiento de la jornada laboral, la negligencia; etc, son algunos de los elementos que matizan el deterioro de los valores en el sector, y que urge resolver a corto plazo, pues en ello va implícito la prestación de un buen servicio, y la obtención de parámetros que reflejen la realidad de nuestro proceso revolucionario en cuanto a salud se refiere.

Finalmente, es planteable, que para que exista una adecuada educación en valores, debe haber unidad entre lo cognitivo, lo afectivo – volitivo, lo ideológico y lo actitudinal; en las experiencias morales acumuladas, en las relaciones y la conducta de la propia vida cotidiana. El contenido de estos hechos, cobra significación especial a nivel de la esfera psicológica, donde la persona asume como algo necesario para encausar su forma de ser, sus sentimientos, actitudes y actuaciones de la vida cotidiana, en las relaciones con todos los que nos rodean, transformándose a poco, internamente, en valores aceptados que se incorporan a un proceso de individualización, y que se manifiestan, finalmente, por medio de las cualidades morales personales (7).


La crisis de valores en la Sociedad cubana actual desde la perspectiva bioetica .5

Cuba es una nación donde hay grandes redes de colaboración, donde las personas tienden a ser afectuosas y sobreimplicadas en los problemas de los otros; la escuela sigue siendo un espacio de gratificación para los estudiantes. Todos estos son factores a nuestro favor, que garantizan relaciones humanas proveedoras de valores positivos (4).

CONCLUSIONES

1 – La crisis de valores en nuestra sociedad, está agravada por la situación económica internacional, y por la influencia negativa del patrón neoliberal.

2 – La educación, la escuela, y la familia son la fuente de donde brotan los más elementales valores humanos, que hacen del hombre un ser comprometido con su realidad.

3 – El individualismo empobrece a la sociedad, y la fragmenta.

4 – Cuba, por su infraestructura, tiene creada las condiciones para fomentar e inculcar verdaderos valores a sus ciudadanos.

5 – El sector de la Salud, es un escenario también, donde la crisis de valores actual se manifiesta de distintas maneras.

6 – Para que exista una adecuada educación en valores, tiene que haber unidad entre el conocimiento, lo afectivo, lo ideológico y lo actitudinal; en las experiencias morales acumuladas, en las relaciones y la conducta de la propia vida cotidiana.

RECOMENDACIONES

1 – La lucha por rescatar los valores debe incluir a todos los ciudadanos comprometibles y dispuestos; pues la interacción de los elementos de la sociedad en su conjunto, brindará resultados sostenibles.

2 – Brindar mayor nivel de información a los educandos, de cualquier enseñanza, y dar más participación a los jóvenes, adolescentes y niños en su propio desarrollo; así como enseñar a pensar y no a almacenar información; con la finalidad de fomentar la creatividad y la autonomía como valores positivos.

3 – Potenciar el papel de productor por encima del de consumidor entre los jóvenes, y enseñar a ser y a convivir, más que desarrollar habilidades técnicas; esto permitiría que las personas se entiendan a sí mismas y a la totalidad social.

4 – Estimular el estudio de la crisis de valores en la sociedad cubana actual, así como las vías de transmisión de los verdaderos valores éticos, en medio de la crisis económica internacional, y de las consecuencias del neoliberalismo; con el objetivo de formar una sociedad sobre la base de la solidaridad, el amor, la entrega y la justicia social para el bien de todos.

BIBLIOGRAFÍA

1 – Individualismo. Revista “Reflexiones”. Centro de Referencia de Bioética “Juan Pablo II”. Diciembre 2002. Nº3 ,pág 1 – 6.
2 – Van Rensselaer Potter: “La Bioética Actual”. Artículo conmemorativo. Portal Infomed. 2010.
http://www.infomed.sld.cu.
3 – Valores. Un boceto. Revista “Reflexiones”. Centro de Referencia de Bioética “Juan Pablo II”. Dic. 2002. Nº3, pág 7 – 9.
4 – Morales Sánchez M; Blanco Colunga CJ; del Prado Mrales M. Una mirada a la crisis de valores en la actualidad cubana, desde la familia y la escuela, como agentes socializadores. Artículo digital 2007. Portal Infomed.
5 – Calviño M. “ Los valores y el desarrollo espiritual. Reflexiones desde la vida cotidiana. La Habana 2008. Conferencia.
6 – Calviño M. Temor de Psicología y Marxismo. 2003, pág 144.
7 – Rosario Rivero Y. La educación en valores vs crisis de valores; una parada obligatoria para la reflexión. Su ejemplo en Cuba. Publicación. 2009
8 – García Morente M. Lecciones preliminares de Filosofía. Losada. Cap XXIV en: Ontología de valores. P. 370 – 371; 375. 2002.
9 – Ares P. La familia. Fundamentos básicos para su estudio e intervención. Psicología. Selección de textos. Pág 110. 2003.

OTROS ARTÏCULOS CONSULTADOS DE CONSENSO

• Calviño M. Temor de Psicología y Marxismo. Tramas y subtramas. La Habana. Ed. Félix Varela. 2000.
• Domínguez MI. “La formación de valores en la Cuba de los años. Enfoque social en: Colectivo de autores, La Formación de valores en las nuevas generaciones. La Habana. Ed. Ciencias Sociales. 1998.
• García Ruiz J; Colunga S. Implicaciones de los cuatro pilares de la educación (inédito), en formato digital. Camagüey. 2005.
• Conferencia de Prensa de Bilbao, con motivo de la conmemoración del “Día Internacional del Niño con Cáncer”. Aspectos de Bioética. “El País”. 15/02/2007. España.
• Pérez Suárez R; García Sierra JC. Bioética en el Adulto Mayor. Revista Digital” GEROINFOMED”. RNPS.2010.Vol2.Nº.2007.
• Chiu NavarroV; Colás Costa M; Alonso Pardo ME; Cassio Figueroa N. Algunas reflexiones de la Bioética en las Ciencias Médicas. Rev.Cub. Educ. Med. Sup. 1999. 13(1):15 – 8.
• Vidal Ledo M; Florit Serrate PC. Formación en valores y ética en el trabajo de salud. Artículo Digital. Portal de Infomed: www.sld.cu.