Bioetica y abuso sexual en niños, niñas y adolescentes
Autor: Dra. Amarilis Córdova A. | Publicado:  29/03/2011 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria , Articulos | |
Bioetica y abuso sexual en niños, niñas y adolescentes .1

Bioética y abuso sexual en niños, niñas y adolescentes

Amarilis Córdova A.

Médico Especialista en Pediatra y Puericultura. Especialización en Salud y Desarrollo de adolescentes Profesora Universidad de Carabobo. Venezuela.

RESUMEN

La bioética en el ámbito actual se ha interesado mucho en la pediatría, fundamentalmente en lo relacionado al niño hospitalizado y algunos aspectos relacionados con la neonatología (malformaciones congénitas, eutanasia neonatal, etc.). Pero poca o ninguna atención se ha dedicado a las implicaciones de naturaleza bioética concerniente a otro tipo de actividades que el especialista en pediatría tiene que desempeñar cotidianamente en su ejercicio profesional.

La problemática a la que el pediatra se enfrenta diariamente es múltiple, pero no deberá de enfocar su atención solo a los aspectos de diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, sino que deberá de atender con especial atención al aspecto preventivo de las enfermedades así como el ambiente biopsicosocial en el que se desarrolla el niño, entre ellos, el abuso sexual de niños, niñas y adolescentes.

I. INTRODUCCIÓN

En la Ética Clínica, rama de la Bioética se estudian los aspectos morales en todas las áreas que involucran la relación médico-paciente. El pediatra se encuentra en una posición de privilegio para consolidar su afán de servicio, proporcionar beneficio y hasta de rescatar de la muerte a niños, niñas y adolescentes en peligro. El pediatra, entre otros profesionales deberá de velar porque los Derechos de los Niños, niñas y adolescentes se observen y se respeten ya que lo que se encuentre brillantemente elaborado y redactado en leyes, códigos y declaraciones dista mucho de llevarse a cabo en numerosas ocasiones.

II. REVISIÓN TEÓRICA.

La bioética es una disciplina relativamente reciente, que surge a fines del siglo XX en el ámbito de la salud, que se relaciona directamente con los derechos individuales como son el derecho a la vida, a la salud y a la dignidad de la persona humana y que extiende su connotación moral hacia otras áreas muy diversas, con principios y valores que buscan humanizar y mediatizar el vertiginoso progreso, no sólo de las ciencias y la tecnología, sino que del desarrollo global en que nos encontramos inmersos actualmente.

La bioética es una potente herramienta moral y legal cuyos objetivos pretenden encontrar el nuevo marco racional y creativo que sustente a casa nuevo avance en el conocimiento científico hacia el bien del individuo y en pro de la conservación de la salud y la vida. (1) Esta nueva percepción y forma de reflexión, que rescata principios tradicionales de la ética e incorpora nuevos preceptos acordes a la modernidad, se ha desarrollado con tal rapidez y ha alcanzado tal preponderancia en los últimos 25 años, que no hay prácticamente ninguna instancia relacionada con el bienestar del ser humano que no asuma su presencia y su importancia en los tiempos presentes y en el futuro.

El vocablo ética se deriva del griego ethos y la palabra moral del latín morís, ambos significan lo mismo “costumbres, hábito”. (2) La ética médica se remonta a 2500 años atrás desde su formulación por Hipócrates y durante todo este tiempo su preocupación ha sido velar porque se cumplan esos principios. Esta disciplina se propone integrar el saber ético con el saber científico que venían separados para salvar a ambos, pero sobre todo para mejorar la calidad de vida y buscar de manera urgente y eficaz, la supervivencia del hombre y de su medio ambiente. A partir de este momento, la bioética se fue extendiendo a todos los campos de la medicina y a todos los países del mundo.

Los cuatro principios básicos de la bioética que fueron descritos por primera vez en 1979, y recibidos como validos y vigentes en el contexto socio-cultural y que además se muestran eficaces y correctos para la toma de decisiones en el campo de la ética médica son: autonomía- integridad, beneficencia, no maleficencia y justicia. (3)

Principio de autonomía o de libertad de decisión: Se puede definir como la obligación de respetar los valores y opciones personales de cada individuo en aquellas decisiones básicas que le atañen vitalmente. Supone el derecho incluso a equivocarse a la hora de hacer uno mismo su propia elección. De aquí se deriva el consentimiento libre e informado de la ética médica actual.

Principio de beneficencia: Se trata de la obligación de hacer el bien. Es otro de los principios clásicos hipocráticos. El problema es que hasta hace poco, el médico podía imponer su propia manera de hacer el bien sin contar con el consentimiento del paciente (modelo paternalista de relación médico-paciente). Por lo tanto, actualmente este principio viene matizado por el respeto a la autonomía del paciente, a sus valores, cosmovisiones y deseos. No es lícito imponer a otro nuestra propia idea del bien. Este principio positivo de beneficencia no es tan fuerte como el negativo de evitar hacer daño. No se puede buscar hacer un bien a costa de originar daños: por ejemplo, el "bien" de la experimentación en humanos (para hacer avanzar la medicina) no se puede hacer sin contar con el consentimiento de los sujetos, y menos sometiéndolos a riesgos desmedidos o infligiéndoles daños. También se puede usar este principio (junto con el de justicia) para reforzar la obligación moral de transferir tecnologías a países desfavorecidos con objeto de salvar vidas humanas y satisfacer sus necesidades básicas.

Principio de no maleficencia: Este principio ya se formuló en la medicina hipocrática: Primum non nocere, es decir, ante todo, no hacer daño al paciente. Se trata de respetar la integridad física y psicológica de la vida humana. Es relevante ante el avance de la ciencia y la tecnología, porque muchas técnicas pueden acarrear daños o riesgos. En la evaluación del equilibrio entre daños-beneficios, se puede cometer la falacia de creer que ambas magnitudes son equivalentes o reducibles a análisis cuantitativo. Un ejemplo actual sería evaluar el posible daño que pudieran ocasionar organismos genéticamente manipulados, o el intento de una terapia génica que acarreara consecuencias negativas para el individuo.

Principio de justicia: Consiste en el reparto equitativo de cargas y beneficios en el ámbito del bienestar vital, evitando la discriminación en el acceso a los recursos sanitarios. Este principio impone límites al de autonomía, ya que pretende que la autonomía de cada individuo no atente a la vida, libertad y demás derechos básicos de las otras personas (4).

BIOETICA Y PEDIATRIA

La eflexión bioética en el ámbito actual se ha interesado mucho en la pediatría, fundamentalmente en lo relacionado al niño hospitalizado y algunos aspectos relacionados con la neonatología (malformaciones congénitas, eutanasia) neonatal, etc.). Pero poca o ninguna atención se ha dedicado a las implicaciones de naturaleza bioética concerniente a otro tipo de actividades que el especialista en pediatría tiene que desempeñar cotidianamente en su ejercicio profesional (1).

La problemática a la que el pediatra se enfrenta diariamente es múltiple, pero no deberá de enfocar su atención solo a los aspectos de diagnostico y tratamiento de la enfermedad, sino que deberá de atender con especial atención al aspecto preventivo de las enfermedades así como el ambiente biopsico-social en el que se desarrolla el niño. Cuando se revisa el decálogo de los Derechos de los niños que en el año de 1959 en la Asamblea General de la Naciones unidas (2) se aprobó, junto con la Declaración Universal de los Derechos de los Niños se puede uno percatar de que si se siguen adecuadamente estas recomendaciones, se estará protegiendo la esfera biopsicosocial del niño y por consiguiente se previenen muchas de las enfermedades que aquejan a los niños de hoy y que además de las patologías infecciosas habrá que tener en cuenta también otras patologías como las ocasionadas en los niños maltratados, los que tienen que trabajar a temprana edad, los que deben de vivir en la calle, los que se drogan, los que son explotados sexualmente y los que son forzados a convertirse en delincuentes, solo por mencionar algunos casos cotidianos. Niños para los que resulta un lujo terminar por lo menos la educación primaria, así como también lo es jugar o el reír (3).

Este panorama que se antoja sombrío se ve diariamente en cualquier rumbo de la ciudad donde vayamos circulando y que nunca estará por demás el hacer énfasis en señalar la falta de cumplimiento del decálogo de los Derechos de los Niños ya que se está lesionando en muchas de las ocasiones permanentemente a los constructores del futuro de los países y que lo que está muy bien establecido en la teoría se haga una realidad en la práctica. (6)(7).

La célula de la sociedad en la familia y no se puede hablar de una verdadera familia si no están garantizados los derechos de todos y cada uno de sus integrantes, especialmente los más vulnerables: los niños y los que se encuentran en el otro extremo de la vida: los ancianos.

Se entiende por niño a todo " Ser humano cuya edad está entre el nacimiento y la adolescencia" (4), salvo que la ley de un país le dé antes la mayoría de edad. La definición sobre el niño que se determino en la Convención sobre los Derechos del Niño aprobada por la Asamblea General de la Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 es: "Todo ser humano menor de 18 años".


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