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Influencia del ejercicio fisico en una poblacion senil
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Autor: MsC. Dra. Dunia Reyes Hernández
Publicado: 8/02/2012
 

Se realizó un estudio de intervención en una población senil de un Consultorio Médico Popular de San Bosco perteneciente al ASIC Dr. Secundino Urbina durante los años 2008-2009 para precisar la influencia del ejercicio físico en estas personas, y buscar calidad de vida ante el creciente envejecimiento poblacional. Se evaluaron antes y después de la realización de ejercicios físicos las variables sobre capacidad funcional, algunas enfermedades crónicas no transmisibles y el estado emocional. Se demostró que las actividades básicas de la vida diaria mejoraron, de once evaluadas de regular antes a cuatro después, y las instrumentadas, de diez evaluadas regular y dos de mal al principio, se redujeron a seis y una, respectivamente.


Influencia del ejercicio fisico en una poblacion senil .1

Influencia del ejercicio físico en una población senil del Consultorio Médico Popular de San Bosco. Estado Falcón. Venezuela.

MsC. Dra. Dunia Reyes Hernández. Especialista de Segundo Grado en Histología. Máster en Educación Médica. Profesora Auxiliar.
Dr. José Antonio Acosta Soriano. Especialista de Primer Grado en Medicina General Integral.
MsC. Dr. Luis Javier Gómez Moya. Especialista de Primer Grado en Medicina General Integral. Máster en Longevidad Satisfactoria.
MsC. Dra. Edeltes Cuenca Doimeadiós. Especialista de Segundo Grado en Psiquiatría Infantil. Máster en Axiología y Ciencias Sociales. Profesora Auxiliar.
Ingeniero Alexander Quesada Pacheco. Ingeniero en Ciencias Informáticas. Profesor Instructor.
MsC. Dra. Liany Romero Navarro. Especialista de Segundo Grado en Anatomía Humana. Máster en Medicina Bioenergética y Natural. Profesora Auxiliar.

RESUMEN

Se realizó un estudio de intervención en una población senil de un Consultorio Médico Popular de San Bosco perteneciente al ASIC Dr. Secundino Urbina durante los años 2008-2009 para precisar la influencia del ejercicio físico en estas personas, y buscar calidad de vida ante el creciente envejecimiento poblacional. Se evaluaron antes y después de la realización de ejercicios físicos las variables sobre capacidad funcional, algunas enfermedades crónicas no transmisibles y el estado emocional. Se demostró que las actividades básicas de la vida diaria mejoraron, de once evaluadas de regular antes a cuatro después, y las instrumentadas, de diez evaluadas regular y dos de mal al principio, se redujeron a seis y una, respectivamente.

El 44% de los hipertensos estaba descompensado y luego se redujo al 10%. Los asmáticos mejoraron de un 66 a un 9%. Los diabéticos mejoraron en su control discretamente, de un 33 a un 16%. Del 57% de los pacientes con cardiopatías isquémicas descontrolados, la cifra se redujo a cero al final del estudio. Los cuadros depresivos leves pasaron del 36 al 8% y los severos del 16 al 4% al concluir este trabajo.

Palabras clave: población senil; enfermedades crónicas; depresión; ejercicios físicos.

ABSTRACT

Was performed an intervention study in an elderly population of the People's Medical Clinic San Bosco belonging to Dr. Secundino Urbina ASIC, during 2008-2009, to clarify the influence of exercise on these people, looking at the quality of life growing aging population. Were evaluated before and after physical exercise performance variables on functional capacity, non-communicable chronic diseases and emotional state. It was shown that the basic activities of daily living improved, eleven regular assessed prior to four then implemented and evaluated ten regular and two bad at first, were reduced to six and one respectively. 44% of hypertensive patients was unbalanced and then reduced to 10%. Asthmatics improved from 66% to 9%. The improved diabetic control discreetly, from 33% to 16%. 57% of patients with ischemic heart disease out of control it was reduced to zero at the end of the study. The mild depressive went from 36% to 8% and 16% severe to 4% at the conclusion of this work.

Keywords: elderly population; chronic disease; depression; exercise.

INTRODUCCIÓN

En la actualidad, América Latina y el Caribe tienen cerca de cincuenta millones de personas de sesenta años y más, y se espera que para el 2025 esta población aumente a más de cien millones (1). Según las proyecciones, para el año 2050 uno de cada cuatro latinoamericanos será una persona mayor, y en seis países de la región un 30% de sus habitantes tendrá más de 60 años. Ese fenómeno implica en sí mismo un aumento de las afecciones propias del adulto mayor que obliga al personal de la salud a encontrarse preparado para afrontar la situación y mejorar así la calidad de vida del anciano. (2)

Para el año 2050, la proporción de personas mayores superará el 30% en Cuba -que será el país más envejecido de la región-, Guyana, Martinica, Guadalupe, Trinidad y Tobago y Barbados, y muy de cerca les seguirán Chile (28,2%), Costa Rica (26,4%), Uruguay (25,4%) y México (25,1%). Cuba junto a Uruguay y Argentina tienen la población más envejecida de América Latina. Aproximadamente, el 15,8% de sus ciudadanos supera ya los 60 años de edad y para dentro de dos décadas se espera que el 25% de los cubanos sean ancianos. (3)

Venezuela también se encuentra entre los países que verán su población envejecer a partir de la puesta en marcha del programa de salud propuesto por Hugo Rafael Chávez Frías, el cual ha dado en 10 años un cambio palpable en este sector de la población al recibir una atención médica completa y de calidad.

Tres factores parecen incidir en esta realidad venezolana: una reducción de la natalidad con la consiguiente disminución de la mortalidad infantil, un mejor control de las enfermedades no transmisibles y disminución de las transmisibles y un cúmulo de programas sociales que mejoran la calidad de vida, aumentan la expectativa de esta. (4)

Sobrepasar los 60 años y acercarnos a los 80 no es el único objetivo. Alcanzar esa meta con calidad de vida es lo más importante y para ello debemos llevar una vida sana, libre de hábitos tóxicos, alimentación balanceada y práctica sistemática de ejercicios físicos.

El ciclo vital está constituido por una serie de eras divididas por etapas. Cada una de ellas tiene objetivos importantes para la vida. Cuando hablamos de adulto, se hace referencia a un organismo que ha abandonado las maravillosas edades de la infancia y adolescencia.

El período adulto comprende la etapa entre 40 y 60 años. A partir de los 60 años comienza el ciclo de adulto mayor, en la cual el proceso fisiológico de envejecimiento se establece plenamente. Sin embargo, estas etapas no son rígidas. Sus delimitaciones y particularidades dependen de la constitución biológica y de los hábitos de vida establecidos a través del tiempo. Es por ello que la edad cronológica no siempre se corresponde con la edad biológica.

Es cierto que durante el proceso de envejecimiento ocurren con más frecuencia algunas afecciones que contribuyen a la aparición del sentimiento de soledad. Pero el envejecer no es sinónimo de enfermedad, sino una etapa de la vida, a la cual se puede llegar saludable, física y mentalmente. Además, ¿cuándo se llega a viejo?

Antes se consideraba a una persona de 50 años como vieja, en cambio, ahora es otra la realidad, porque la esperanza de vida es mucho mayor y las condiciones han mejorado para mantener la salud humana. El envejecer es obligatorio, comienza desde el mismo momento en que nace el individuo y solo se detiene con la muerte, pero no acontece en cada uno de la misma manera.

Honorato de Balzac (1799-1850), escritor francés, autor de la Comedia Humana, en sus novelas describe a la mujer de treinta años como una persona madura, hoy esa señora es, sin dudas, una joven dama, porque actualmente la edad media femenina es de 40 años. Así que la edad es una cuestión muy relativa.

Cuando las personas envejecen, deben tomar conciencia de que entran a una nueva etapa en su existencia, y lo importante es mantener la calidad de esa vida. Hay que devolverse el sentimiento de ser útil y necesario, participar en la vida social de manera plena para que si por un instante existió la impresión de soledad, se elimine de su pensamiento.

En el aspecto sociopsicológico, el adulto mayor se enfrenta a nuevas condiciones de vida por la pérdida de roles familiares y sociales que se agregan a un trasfondo de enfermedades y a una disminución de sus capacidades de adaptación. Resultan frecuentes los problemas de autoestima, depresión, distracción (diversión) y relaciones sociales. (5)

El ejercicio físico contribuye a disminuir los efectos del envejecimiento y proporcionar beneficios en diferentes funciones (6,7). Mejora el estado de ánimo, disminuye la depresión y la ansiedad, eleva el vigor, la autoestima y la imagen corporal, ofrece oportunidades de distracción e interacción social y ayuda a mejorar el enfrentamiento al estrés de la vida cotidiana. El ejercicio, al mejorar el estado funcional, permite mantener la independencia personal y conduce a una reducción de las demandas de servicios médicos crónicos o agudos. En síntesis, mejora la calidad de vida del adulto mayor. (8)

Los efectos que el ejercicio físico produce sobre los diversos órganos y sistemas del cuerpo son muy variados y se hallan en estrecha dependencia con el tipo, la intensidad y duración del ejercicio. Prácticamente, ninguno de los sistemas del organismo escapa a su influencia, aunque en algunos esta sea muy notoria.

El aumento de la duración de la vida hace que las personas lleguen a ser adultos mayores y, por ende, se produce el proceso del envejecimiento. Este trae como uno de los problemas por solucionar el autovalidismo. El ejercicio físico adecuado desde edades anteriores o en ese momento tiene una función importante al alcanzar y mantener un estilo de vida que permita disfrutar esos años libres de los problemas y enfermedades propios de esa etapa de la vida.

El ejercicio es una necesidad corporal básica. El cuerpo humano está hecho para ser usado, de lo contrario, se deteriora; si se renuncia al ejercicio, el organismo funciona por debajo de sus posibilidades físicas, por tanto, se abandona de la vida. Un cuerpo que no se ejercita utiliza solo el 27% de la energía posible de que dispone, pero este bajo nivel de rendimiento puede incrementarse hasta el 56% si se practica regularmente ejercicios. Este aumento de crecimiento orgánico podrá ser apreciado en todos los ámbitos de la vida. (9-11)


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Se considera que los sujetos que poseen conocimientos y creencias positivas respecto a los beneficios del ejercicio tienden a promover la actividad física dentro de su estilo de vida, pero ello no conduce necesariamente a la incorporación regular al ejercicio (12). Los beneficios percibidos repercuten en la permanencia de los sujetos incorporados (13,14), es decir, que existe relación entre motivación y el beneficio percibido. Se ha observado que los sujetos con menor nivel educacional perciben menos y los que practicaron deportes en su juventud perciben más. (12)

No existen límites de edad para los beneficios del ejercicio, y entre esos se pueden mencionar el incremento del tono y la masa muscular y, por tanto, la fuerza, la mejoría de las condiciones hemodinámicas y de la mecánica ventilatoria y su eficiencia, la disminución de la tensión arterial, la prevención de la arteriosclerosis, la hiperlipidemia y la osteoporosis, la ayuda en el control de la diabetes así como la mejoría en la flexibilidad, el equilibrio y la movilidad articular. (15)

El aparato locomotor es, sin dudas, uno de los que más embate recibe producto del envejecimiento. Afecciones, como la osteoporosis, osteomalacia, artrosis y artritis en huesos y articulaciones, y la pérdida de la fuerza, resistencia y flexibilidad en los músculos por alteraciones metabólicas que afectan su masa son elementos que provocan rigidez, disminución de la movilidad, agotamiento físico, artralgias, debilidad y otras manifestaciones clínicas que a la postre son las que conducen a la discapacidad y/o invalidez (16,17). El incremento de la masa muscular en el adulto mayor permite el mejor desarrollo de las demás capacidades físicas, a su vez, contribuye al mantenimiento de una postura adecuada en cualquier posición y es un factor de protección del tejido óseo ante la descalcificación. El aumento de la masa muscular se consigue con tablas de ejercicios dinámicos que contengan reducidos componentes estáticos, como la utilización repetida muchas veces de pesas de mano ligeras.

Son las afecciones osteomusculares las responsables de parte de los cuadros depresivos que se presentan con frecuencia en el adulto mayor, afectan a más del 15% de estas personas. A lo contrario de la creencia popular, la depresión no es una parte natural del envejecimiento, es el resultado de las limitaciones motoras y de otra índole para lo que el geronte no se ha preparado psicológicamente. Por eso, la repercusión en la esfera psíquica de resultados motores positivos es significativa.

El ejercicio físico sistemático y programado es tan importante como el hecho de que estos sean aeróbicos y que se realice una previa identificación de enfermedades de base para individualizar estos.

Al penetrar en la tercera edad, es real la muerte de amigos, de los parientes más próximos, hasta del cónyuge, muchas de las personas que estaban en el círculo de interacción social o familiar se han alejado por las causas más diversas y puede sentirse un incremento en la sensación de soledad. A veces las limitaciones físicas, propias de la edad, las dificultades con la transportación o la manera de afrontar el proceso de envejecimiento tornan más difícil las visitas al hogar de anciano y la comunicación con los demás.

Algunos sienten que han dejado de ser dueños de su suerte porque dependen de sus parientes para subsistir. Han tenido que cambiar su lugar de residencia por seguir los intereses de las más jóvenes generaciones o para acoplar su vivienda a su menguada economía personal. Otros son marginados, como objetos en desuso en su propio hogar. También pueden afectar las relaciones, los problemas económicos que surgen a partir de la jubilación, con el decrecimiento de las finanzas personales.

El autor, quien se desempeña como médico de Barrio Adentro en el Consultorio de San Bosco en el Municipio Miranda del Estado Falcón, se ha percatado de la necesidad de realizar acciones que contribuyan a mejorar la calidad de vida de estos gerontes. Considera que la práctica de ejercicios físicos es una adecuada manera de introducirlos a la vida cotidiana, lo cual repercutirá favorablemente en su estado de salud y puede influir también en la elevación de su autoestima y en el incremento de las relaciones interpersonales.

Ante esta situación plantea el siguiente problema científico: ¿cómo contribuirá el ejercicio físico a mejorar la calidad de vida de los gerontes del Consultorio Médico Popular de San Bosco?

Por lo anterior, decide realizar el presente estudio que va encaminado a demostrar los cambios positivos orgánicos y psicológicos que produce el ejercicio físico en estas personas.

Revertir los mitos y realidades, retardar e impedir las discapacidades y/o postraciones debe ser la premisa de todos los profesionales de la salud para lograr una longevidad satisfactoria porque en un futuro esa será también la realidad de otros. En lo anterior radica la importancia teórica, social y práctica de la investigación.

MARCO TEÓRICO

La población mundial sigue aumentando la expectativa de vida, fundamentalmente en los países donde la salud pública ha alcanzado determinado desarrollo así como donde los avances sociales permiten que se humanice el trabajo y las condiciones de vida son óptimas. Entre los años 2000 y 2050, la población mundial de 60 años o más se multiplicará por más de tres, pasará de 600 a 2.000 millones. Las proyecciones actuales de Naciones Unidas indican que para el 2025 América Latina y el Caribe habrán experimentado un envejecimiento sustancial de su estructura por edades, explicable en cierta medida y justificando el comentario anterior, por el éxodo continuado a las grandes urbes. (18)

La transición demográfica en los países de Latinoamérica y el Caribe ha ocurrido más rápidamente que en cualquier otra zona del mundo. Si en 1950 la región tenía poco más de 5 millones de adultos mayores, hoy existen 50 millones y en los próximos 20 años esta cifra llegará a los 100 millones. En los últimos 25 años, la esperanza de vida se incrementó en 17 años. El 79% de los nacidos vivirá su tercera edad y casi un 40% vivirá sus 80 años.

En esta región, el 58% de las mujeres y el 51% de los hombres mayores de 60 años refieren una salud regular o mala. Dos de cada tres de estas personas reportaron tener una de las seis enfermedades crónicas frecuentes a esa edad (hipertensión arterial [HTA], diabetes mellitus [DM], asma bronquial, cardiopatía, hiperlipidemia y neoplasias). El 61% tenía sobrepeso y, de ellos, la mitad eran obesos. Tres de cada cuatro no realiza actividad física. (19)

Esto implica un importante desafío para los sistemas de salud que no cuentan con la capacidad necesaria. La región tiene una gran disparidad entre la disponibilidad y la distribución de recursos técnicos y humanos, que no solo garanticen la atención, sino también mejoren el conocimiento sobre el tema a través de investigaciones. Sin la presencia de los conocimientos y los recursos humanos necesarios va a ser imposible enfrentar el reto que el envejecimiento impone.

Venezuela como parte de esta región también envejece, ya que las condiciones sociopolíticas y, por tanto, sanitarias están convirtiéndose en favorables. Al cierre del año 2006, la esperanza de vida para los hombres era de 75,13 años y para las mujeres de 78,97. (19). En Falcón, la esperanza global estaba en igual fecha en 73,89 años, por lo que ronda la media nacional. (19)

Pero consideramos que el objetivo principal no es solamente prolongar la vida, lo verdaderamente importante es que esto se logre con calidad, o sea, lograr una longevidad satisfactoria, mantener al adulto mayor lo más operativo posible física y psíquicamente.

Según las referencias bibliográficas revisadas y en nuestra modesta experiencia, existen tres factores sobre los que se puede incidir para lograr conducir a estas personas hacia un envejecimiento lo más saludable posible. Son ellas las limitaciones motoras, el control de las enfermedades crónicas no transmisibles y los estados depresivos, ocasionados muchas veces por las dos causas anteriores.

El envejecimiento se asocia a una reducción de la capacidad aeróbica máxima y de la fuerza muscular así como de la capacidad funcional en general. El adulto mayor puede perder gran parte de su autonomía e independencia, menor tolerancia a cualquier tipo de actividad física de la vida cotidiana, como subir escaleras, levantarse de la cama, subir al ómnibus, elevar un peso a veces insignificante, etc., todo lo cual se hace aún más significativo si por causa del sedentarismo y una ingesta alimentaria superior en calorías a sus necesidades de consumo energético lo conduce al sobrepeso corporal y de ahí a la obesidad, en tales condiciones cualquier afección va a limitar al máximo su capacidad fisiológica y se convertirá en dependiente de los demás.

Ejercicio se define como un tipo de actividad física, el cual se caracteriza por tener un programa que esté estructurado, que sea repetitivo y se tiene que realizar con un objetivo. El ejercicio es de vital importancia, tanto física como emocionalmente, pero en orden de mantener la integridad física del cuerpo y una buena salud, cada ejercicio debe practicarse de manera correcta. Debe ser adecuado a la edad, sexo y capacidad fisicofisiológica e inducir una marcada mejoría de las funciones esenciales, retrasando el deterioro físico y la dependencia.

El ejercicio físico aeróbico produce efectos primordialmente sobre el sistema de captación, transporte y utilización del oxígeno, en el que se hallan implicados los aparatos respiratorio y circulatorio, los músculos y el sistema metabólico-endocrino. Se refuerzan las paredes del corazón y aumenta su masa muscular. Respecto a los componentes, se da un aumento de glóbulos rojos, hemoglobina que transporta el oxígeno, mitocondrias, mioglobina y elementos defensivos (leucocitos y linfocitos). Disminuye la frecuencia cardíaca, con lo cual el corazón se cansa menos al realizar una actividad. Al estar en reposo evita la acumulación de sustancias negativas (grasa) en las paredes de las arterias y aumenta su elasticidad mejorando la circulación. También aumenta la fuerza, resistencia y elasticidad en los músculos y órganos que intervienen en la respiración y hace aumentar el HDL (“grasa buena”) y disminuye el LDL (“grasa mala”). Paralelamente, mantiene correctos los niveles de glucosa y mejora la actividad desintoxicadora. (20)


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Desde el punto de vista psicológico, quien realiza ejercicio físico suele tener un mayor bienestar general consigo mismo y con los demás. Ayuda a descargar tensiones de diversos tipos y a aportar alegría, diversión y confianza en sí mismo. Se socializa al tener relación con otras personas afines a él y con intereses similares.

En general, podemos resumir que la realización de ejercicios físicos de forma regular es una necesidad de todo ser humano, ya que su influencia es una vía segura para evitar el deterioro orgánico, lograr una vida sana, retrasar los síntomas del envejecimiento y evitar enfermedades, pues el ejercicio regular disminuye el riesgo de enfermedades cardíacas, reduce la resistencia vascular periférica e incrementa la distensibilidad aórtica, con lo cual hace decrecer la presión arterial y mejora el retorno venoso debido a que incrementa la fuerza, la resistencia y la eficacia del corazón. Dependiendo del grado de esfuerzo y del tipo de ejercicio realizado, los músculos aumentan de tamaño, fuerza, dureza, resistencia y flexibilidad, también mejoran los reflejos y la coordinación así como las demás funciones vegetativas en general. (21-23)

Como las actividades básicas e instrumentadas de la vida diaria dependen básicamente de la motricidad del individuo y esta funciona a expensas del aparato locomotor, se infiere que la capacidad funcional y recuperación progresiva de estas ha de ser evidente.

Este autor considera que el ejercicio físico representa una actividad necesaria para todo adulto mayor por los múltiples beneficios que concede, a la vez que le proporcionará una vejez más feliz y menos discapacitante y traumática.

Comenzar a ejercitarse al arribar a los 60 años es revertir o detener el deterioro de estructuras y órganos que han estado sometidos al proceso de envejecimiento, sin haber sido beneficiados con anterioridad, de manera sistemática con actividades físicas. Si mantuviéramos estas prácticas desde edades más tempranas, seguramente los resultados serían mejores.

OBJETIVOS

GENERAL

Identificar los beneficios del ejercicio físico en una población senil del Consultorio Médico Popular de San Bosco perteneciente al CDI Dr. Secundino Urbina durante el período 2008-2009.

ESPECÍFICOS

• Caracterizar la muestra según la capacidad funcional por grupos de edades, antes y después del estudio.
• Comparar las manifestaciones de algunas enfermedades no transmisibles antes y después de la realización de ejercicios físicos.
• Valorar las modificaciones del estado depresivo por grupos de edades antes del estudio y al concluir este.

DISEÑO METODOLÓGICO

Se realizó un estudio de intervención con 50 pacientes de 60 años y más en el Consultorio Médico Popular de San Bosco perteneciente al ASIC Dr. Secundino Urbina durante el período 2008-2009.

El universo de trabajo estuvo constituido por las 129 personas de la tercera edad de esa población y la muestra fue de 50 gerontes.

El criterio de inclusión estuvo dado por aquellas personas de 60 años o más que estuvieran dispuestas a participar en el estudio.

Los criterios de exclusión fueron que tuvieran deterioro cognitivo y que su capacidad funcional y enfermedades de base no le permitieran realizar ejercicios físicos.

Técnica y procedimientos: se revisaron las historias de salud familiar (HSF) y las historias clínicas individuales (HCI) de las personas que participaron en el estudio para conocer las enfermedades que padecían y el tratamiento farmacológico que llevaban.

Se aplicaron tres formularios individuales al inicio y al final de dicho estudio con el fin de conocer y evaluar el estado de salud orgánica y psicológica.

Se evaluaron las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) y las actividades instrumentadas de la vida diaria (AIVD) para clasificar capacidad funcional, según grupos de edades de 60 a 69, de 70 a 79, de 80 a 89 y de 90 a 99 años.

El índice de Katz acerca de la independencia relacionada con las actividades de la vida diaria se evalúa otorgando un punto por cada una de las seis funciones que realiza de manera independiente: bañarse, vestirse, asearse, transferencia, continencia y alimentación. Un puntaje de 5 o 6 indica pleno funcionamiento o bien (B), 3 o 4 indican deterioro moderado o regular (R) y 2 o menos indican deterioro funcional severo o malo (M).

La escala de Lawton mide las actividades instrumentadas de la vida diaria (AIVD) y es útil para detectar los primeros grados de deterioro funcional en los adultos mayores que viven en sus domicilios. El uso del teléfono, salir de compras, preparación de alimentos, transportación, manejo de medicamentos y administración del dinero son las funciones que se evalúan. De la misma manera que en las actividades básicas de la vida diaria (ABVD), se asignan puntos y la funcionabilidad está dada por la suma de estos.

Estas personas fueron examinadas exhaustivamente al inicio, cada tres meses y al finalizar el estudio con la finalidad de detectar descontrol de sus enfermedades de base o complicaciones que pudieran aparecer. En el examen clínico se exploró la inspección, palpación, percusión y auscultación de los sistemas respiratorio y cardiovascular, incluyendo el sistema venoso y arterial periférico. Todos los datos se plasmaron en las historias clínicas individuales (HCI).

Al inicio, a los 6 meses y al año se les realizaron a estos 50 ancianos electrocardiogramas, hematocrito, glicemia, creatinina, colesterol y triglicéridos con la finalidad de determinar variabilidad en estos parámetros cardiovasculares y hematológicos.

Se consideraron hipertensos descompensados aquellos que presentaron cifras superiores (sistólicas o diastólicas) a las habituales según el estadio a que pertenecían basado en la clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en un 5% o más del total de tomas efectuadas por el autor.

Los asmáticos descompensados fueron aquellos que incrementaron el número de crisis, según la clasificación de la OMS, en el grupo en que se incluían.

Fueron diabéticos descontrolados los que presentaron signos clínicos evidentes (poliuria y polidipsia), y otro de los elementos cardinales que orientan el diagnóstico (prurito, polifagia y pérdida de peso). Además de las cifras de glicemia realizadas, las que debían sobrepasar los 6,11 mmol/l o cuando el Benedit (prueba cualitativa que determina excreción renal de glucosa cuando sobrepasa el umbral considerado normal) fue rojo ladrillo, naranja o amarillo, teniendo en cuenta que la función renal fuera normal (creatinina por debajo de 132 mmol/l).

Los pacientes cardiópatas que presentaron eventos coronarios fueron identificados así cuando tuvieron dolor precordial típico (precordio o epigastrio con irradiación a brazo izquierdo, cuello y/o espalda, sudoración, frialdad y/o palidez cutánea), y necesitaron utilizar al menos una tableta de nitroglicerina.

Como ya se ha abordado, la mayoría de las personas de la tercera edad presentan cierto grado de depresión debido en lo fundamental a las limitaciones motoras que se presentan en esta época de la vida. Los gerontes se evaluaron con la Escala Geriátrica de Depresión de Yesavage (anexo 1) por grupos de edades. Este es un cuestionario breve, en el cual se le pide al individuo responder 15 preguntas al contestar sí o no respecto a cómo se sintió durante la última semana de la fecha en que se aplicó dicho cuestionario. Una puntuación entre 0 y 5 se considera normal, 6 a 10 indica depresión leve y 11 a 15 indica depresión severa.

Todos los datos fueron procesados manualmente y plasmados en el modelo de recolección de datos.

Los resultados se expresaron a través de números absolutos y porcentajes en tablas confeccionadas a estos efectos.

No se emplearon pruebas estadísticas debido a que el trabajo tuvo un carácter clínico descriptivo.

El análisis y discusión de los resultados fue basado en los objetivos planteados a través del estudio realizado y en la bibliografía revisada. Después de un proceso de síntesis y deducción apoyado en un marco teórico conceptual establecido, se arribó a las conclusiones pertinentes.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Los ejercicios pueden ser realizados por personas adultas para mantener el equilibrio normal de los procesos metabólicos porque, como sabemos, la carga física es un factor activador importante de este. El mejoramiento del metabolismo en el organismo del adulto retarda el desarrollo de los cambios relacionados con la vejez, asegura una mejor capacidad de trabajo y ayuda al aseguramiento de la longevidad.


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En el presente estudio se observó cómo en las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) 39 adultos mayores cumplían la categoría de bien y 11 de regular antes de iniciar el estudio. Esto significa que estas 11 personas de alguna manera no eran capaces de cumplimentar actividades tan sencillas y necesarias como bañarse, vestirse, asearse, transferencia, continencia y alimentación al año de estar realizando ejercicios físicos, 7 ancianos lograron revertir totalmente esta situación y solo 4 personas mantuvieron la categoría de regular, lo que significa un deterioro moderado de su capacidad funcional (tabla 1).

Atendiendo a las actividades instrumentadas de la vida diaria (AIVD), 10 personas clasificaron como regular y 2 mal antes de los ejercicios, disminuyó a 6 y 1 respectivamente al culminar el período estudiado. Pensamos que el número inicial es mayor, pues estas actividades tienen mayor complejidad desde el punto de vista motriz. Aún así se logró cambiar un tanto esta situación.

Los resultados se dividieron por grupos de edades y se apreció que la respuesta positiva resultó menos significativa en las personas más longevas, pues lógicamente el envejecimiento se acompaña de un conjunto de efectos que disminuyen la aptitud y el rendimiento físico, muchos de los cuales resultan de la disminución de la actividad motora. A partir de la séptima década de vida ocurre una declinación acelerada de la capacidad funcional.

Barrios Duarte coincide con los resultados de este estudio, pues el envejecimiento es un proceso fisiológico que en la medida en que progresa, las afectaciones osteomioarticulares son mayores y la recuperación de la funcionabilidad óptima de estas estructuras es más difícil. (24)

Entre los efectos ocasionados por el envejecimiento que limitan las actividades básicas e instrumentadas de las personas, se mencionan la disminución de la estatura, el incremento de la grasa corporal, disminución de la masa muscular, de la densidad ósea, la pérdida de fuerza, mayor índice de fatiga muscular, notable disminución del número y tamaño de las fibras musculares, disminución del consumo de oxígeno y su utilización por los tejidos así como una menor capacidad de adaptación y recuperación del ejercicio. Se encuentra también la disminución de la capacidad vital y el aumento de la frecuencia ventilatoria durante el ejercicio, menor tiempo de reacción y menor velocidad en los movimientos, la disminución de la agilidad, la coordinación, los trastornos del equilibrio, la disminución de la movilidad articular y un aumento de la rigidez de cartílagos, tendones y ligamentos. (24-26)

Arancela J. y colaboradores así como Mazorra plantean que cuanto más temprano y mejor ejercitado esté un organismo, más tardío y en menor medida será el deterioro funcional de sus estructuras. (27,28)

De ahí que la recuperación funcional en los gerontes de edades más avanzadas fuera menor.

Todos los ancianos que participaron en esta investigación eran hipertensos, pero aún cuando constituye una enfermedad crónica y multicausal, con el ejercicio físico observamos mejoría en los resultados. En la tabla 2 vemos que el 44% (casi la mitad) se consideró descompensado antes del ejercicio. Sin embargo, esta cifra disminuyó a solo el 10% después de incorporarse de manera sistemática a la actividad física.

Como puede apreciarse, el estadio uno fue donde más hipertensos se mantuvieron descompensados (16%), algo que nos llama la atención, pues en este grupo las cifras tensionales son menores y la repercusión vascular y en órganos diana es también considerablemente menor. Pensamos obedezca esto a dieta inadecuada o tratamiento irregular, variables estas que no estaban incluidas en el proyecto de investigación.

Se sabe que la hipertensión arterial (HTA) constituye un factor de riesgo, el más importante en el anciano para la prevalencia de accidentes cerebrovasculares y cardiovasculares. En muchos países se ha convertido en la razón más frecuente de consulta médica y es la causante de una elevada morbilidad y mortalidad. Suele asociarse a otros factores de riesgo, como obesidad, sedentarismo, alcoholismo, tabaquismo, hiperuricemia y otras enfermedades, como la diabetes mellitus (DM) y la policitemia vera. (29)

Se estima que en pacientes con hipertensión arterial (HTA) en estadio 1 (presión arterial sistólica (PAS): 140-159 mmHg y/o presión arterial diastólica (PAD): 90-99 mmHg) y factores de riesgo adicionales al mantener una reducción sostenida de 12 mmHg en 10 años, se evitará una muerte por cada once pacientes tratados. En presencia de ECV o daño en órganos diana, solo 9 pacientes requieren ser tratados para evitar una muerte (30,31). De ahí la importancia del control de la tensión arterial.

Ordúñez García y Coca A. demuestran en sus respectivos estudios la importancia del ejercicio físico en el control de la hipertensión arterial (HTA) y las consecuencias favorables que ello trae para aquellos pacientes cuyos cambios anatomofuncionales a nivel vascular aún no son evidentes (22,31); entiéndase placas de ateroma, rigidez arterial y aumento de la resistencia periférica. Una vez que estos cambios han ocurrido, la reducción y control de la tensión arterial es más difícil.

A pesar de no aparecer en el trabajo el resultado de los diferentes exámenes físicos y complementarios realizados, los primeros no mostraron variabilidad significativa, excepto lo ya comentado sobre la motilidad y el control de la hipertensión arterial (HTA). Los electrocardiogramas mantuvieron el mismo patrón inicial y las pruebas hematológicas estuvieron siempre dentro de los parámetros normales.

El asma bronquial constituye muchas veces una enfermedad invalidante cuando las crisis son frecuentes. En este estudio (tabla 2b) participaron 12 pacientes con esta patología. El 66% presentaba crisis acorde a las que correspondían con su clasificación antes de iniciar los ejercicios y solamente un paciente (9%) se mantuvo con ese descontrol al final, perteneciente al grupo de los persistentes moderado, que como sabemos el grado de compromiso respiratorio es importante.

Entre las patologías que frecuentemente padecen los adultos mayores están los problemas respiratorios, que además de ser causa importante de morbilidad y mortalidad, son causantes de grandes limitaciones en la autonomía de estas personas. De la misma forma, no queda claro si la reducción de la función ventilatoria que ocurre en el anciano se debe a un proceso progresivo que ocurre durante toda la vida o aparece de forma rápida en pasos breves, lo que da lugar a procesos de obstrucción de las vías aéreas.

En el anciano, las alteraciones en la ventilación y la distribución de gases están íntimamente relacionadas con las de la distensibilidad de pared torácica y pulmones. Durante el reposo, los volúmenes pulmonares quedan determinados por un sistema que ha de permanecer equilibrado entre las fuerzas del tejido pulmonar elástico y la pared torácica y los músculos respiratorios. La fuerzas relacionadas con el tejido pulmonar traccionan hacia “dentro”, mientras que la pared torácica y los músculos respiratorios traccionan hacia el exterior. A partir de los 55 años, aproximadamente, los músculos respiratorios tienden a debilitarse y, al mismo tiempo, se va produciendo una progresiva rigidez de la pared torácica (disminución de la distensibilidad) que tiende a ser contrarrestada para mantener el equilibrio citado anteriormente por una disminución de la capacidad de retracción elástica del tejido pulmonar. (33)

La reeducación muscular mediante ejercicios respiratorios donde el paciente tome aire por la nariz con la boca cerrada y la abra posteriormente para expulsarlo incrementa la fuerza de la musculatura respiratoria, lo que mejora la ventilación pulmonar, y el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono.

Según estudios realizados en España, la prevalencia actual de asma bronquial está en la población adulta entre el 2,5 y el 3,5%, y asciende al 19% en los mayores de 65 años. Como consecuencia de esta prevalencia, se generan en este país 38.000 consultas médicas por millón de habitantes, de forma que entre el 7 y el 10% de los pacientes que acuden a una consulta de atención primaria padece esta enfermedad, y se eleva el porcentaje al 35% en la consulta del neumólogo. También señala los resultados positivos obtenidos con actividad física, controlada y dirigida por fisioterapeutas, lo que disminuye de esta manera el porcentaje de estos pacientes a consultas especializadas. (34)

Seuc AH. se adhiere al principio de la mejoría evolutiva de los ancianos asmáticos con la realización de ejercicios físicos, ratifica el fortalecimiento de los músculos que intervienen en el proceso respiratorio, y disminuye así el volumen residual. (35)

La tabla 2c refleja el comportamiento de los diabéticos y su control antes y después de la realización de ejercicios físicos. Pese a que los resultados no son asombrosos, pues solamente se logró disminuir a la mitad el número de pacientes descontrolados (16%), sí pensamos que esta actividad repercute favorablemente para evitar complicaciones fundamentalmente vasculares, ya que la hiperglicemia y los defectos metabólicos asociados afectan la pared arterial tanto de los vasos grandes como de los pequeños (microangiopatía).

Como quiera que la batalla contra la alta prevalencia de la diabetes mellitus (DM) y sus complicaciones a corto y largo plazo se gane mediante las acciones de prevención, diagnóstico precoz y control metabólico, en el caso de los adultos mayores las acciones más importantes que debemos acometer son precisamente el control metabólico y evitar las complicaciones.

La obesidad y el sedentarismo son dos factores de riesgo modificables que inciden directamente en la mala calidad de vida de los diabéticos, y el ejercicio es una actividad que contribuye a combatirlo.

En Venezuela, la diabetes ha estado, consistentemente, entre las 10 primeras causas de muerte durante los últimos años. En el año 2004, esta enfermedad ocasionó 1.849 defunciones para una tasa de 16,5 por 100.000 habitantes. (36,37)

Su prevalencia se incrementa con la edad, pues muestra un pico en la sexta década de la vida, seguido de una disminución atribuida a la mayor mortalidad en ancianos diabéticos.


Influencia del ejercicio fisico en una poblacion senil .5

Stork y col. hicieron un estudio en pacientes que fallecieron y el principal hallazgo fue que en los adultos mayores la presencia de placas en las arterias carótidas constituye un factor pronóstico de mortalidad global importante y al mismo tiempo de mortalidad de causa cardiovascular. Estos marcadores de inflamación y de aterosclerosis fueron superiores a todos los demás parámetros analizados para predecir complicaciones cardiovasculares en la población de edad avanzada (38). Si a esto añadimos que el proceso de ateromatosis se acelera en los pacientes diabéticos, podemos inferir que el riesgo es aún mayor.

Entre las quince primeras causas de muerte en Cuba en el año 2003, la diabetes mellitus (DM) ocupó el noveno lugar y de las 1.696 personas que fallecieron en este grupo, 1.300 (76,7%) correspondieron a mayores de 60 años (39). Queda demostrada la alta letalidad de los ancianos con las complicaciones de esta enfermedad, que pueden reducirse inobjetablemente con una dieta adecuada, educación diabetológica y ejercicios físicos.

Al analizar la tabla 2d, vemos cómo de 7 pacientes con cardiopatía isquémica en su forma anginosa que estuvieron presentes en el estudio, los 4 que presentaban dolores precordiales típicos con frecuencia y que necesitaban el uso de nitritos de acción rápida al incorporarse a la realización de ejercicios dejaron de tenerlos. Significativo resulta el hecho de tener en la muestra 2 pacientes con infartos previos. De manera que la calidad de vida mejoró considerablemente.

La cardiopatía isquémica en su variable anginosa es la principal causa de muerte en el anciano junto al infarto miocárdico agudo, por lo que actualmente se realizan con mayor frecuencia los procedimientos de revascularización coronaria. Ante el envejecimiento de la población y dada la alta prevalencia de esta afección en este grupo, resultan imprescindibles las medidas de prevención primaria, cuyos objetivos en el anciano son disminuir la morbimortalidad cardiovascular y mejorar, en lo posible, la supervivencia libre de síntomas. (40)

A mayor edad en las personas aparece un incremento en el grosor de la pared, el diámetro y la rigidez de la aorta y las grandes arterias. La resistencia vascular periférica aumenta y la vasodilatación sistémica mediada por receptores beta-adrenérgicos disminuye. La presión arterial sistólica aumenta.

En los ancianos, el aumento del gasto cardíaco en el ejercicio se debe a un aumento del volumen/latido máximo, conseguido a expensas de aumentar el volumen telediastólico y de la disminución del volumen telesistólico, con lo que se produce una pequeña elevación de la fracción de eyección ventricular (mecanismo de Frank-Starling). Se ha demostrado que el ejercicio físico puede mejorar la función sistólica del ventrículo izquierdo y reducir los cambios cardiovasculares que aparecen con la edad. (41)

Los períodos de calentamiento y enfriamiento deben ser más prolongados, entre 10-15 min, por la dificultad en perder calor y el aumento más lento de la frecuencia cardíaca así como la vuelta a la basal. Los ejercicios de adaptación muscular serán similares a los de pacientes más jóvenes, pero con una intensidad y progresión más lenta. La frecuencia debe ser de no menos de 3 veces por semana, con un período no mayor de 2 días entre cada sesión de ejercicios. Al igual que en los sujetos jóvenes con enfermedad coronaria, las adaptaciones hemodinámicas inducidas por el entrenamiento físico en la tercera edad son predominantemente periféricas en su origen. (41,42)

Los programas de rehabilitación cardíaca han demostrado ser una terapéutica eficaz en la cardiopatía isquémica. Estos excluyeron inicialmente a los pacientes considerados de alto riesgo y a los ancianos, pero luego se demostró su valía en la modificación y control de los factores de riesgo coronario y se trazaron pautas de entrenamiento físico específico para mejorar la situación psicológica y la calidad de vida de estos pacientes.

El principal factor que influye en la iniciación y adherencia a programas supervisados de rehabilitación cardíaca de pacientes ancianos que han sufrido un infarto del miocardio o se les ha realizado una angioplastia coronaria transluminal percutánea o técnicas de revascularización quirúrgica es la recomendación del médico de cabecera y, en menor medida, la presencia de depresión o negación de esta enfermedad u otras patologías asociadas no cardiológicas. (41-44)

La depresión durante la senectud se acompaña de complejidades nosológicas, diagnósticas y terapéuticas que requieren conocimientos especiales. Son frecuentes las presentaciones clínicas poco visuales, como depresión oculta y pseudodemencia, que pueden confundir el diagnóstico de cualquier enfermedad, y el tratamiento se afecta por los efectos colaterales de los medicamentos antidepresivos. Es indispensable estar profundamente familiarizados con todos estos aspectos para identificar y tratar de manera adecuada a los pacientes geriátricos que sufren este trastorno psiquiátrico reversible que pone en peligro la vida de ellos.

Investigaciones especializadas revelan que entre el 10 y el 15% de la población anciana de una comunidad padece algún grado de depresión, la causa más frecuente es la social, que se refiere a la jubilación con la consiguiente separación de sus antiguos compañeros de trabajo y determinado grado de soledad. (45)

En la tabla 3 plasmamos las depresiones leves y severas antes y después de estudio, separado por grupos de edades. Globalmente, el 30% correspondió a deprimidos leves que luego se redujeron al 12%. Según la escala aplicada, el 14% fueron severos en un inicio, para representar el 2 % al término del estudio.

Consideramos que este cambio favorable se debió a tres causas, a saber: mejoría sustancial de la capacidad funcional de estas personas, lo cual trae aparejado una incorporación más plena a la vida social, pero un aspecto sumamente importante es que así son más independientes; la otra es el control de las ECNT, pues esto les ofrece optimismo y confianza y, por último y no menos importante, la interrelación con otras personas que tienen características similares a las suyas e intereses comunes.

Por grupos de edades se observó una mayor afectación en esta esfera en los de mayor edad, y continuó de forma progresiva en orden decreciente. Lógicamente a mayor edad existen más limitaciones físicas y posiblemente una acumulación elevada de afecciones crónicas con o sin complicaciones pero que abruman más al anciano. Ha de tenerse en cuenta que en estas edades generalmente ha existido pérdida de la pareja y otros elementos que comprometen más la psiquis de los gerontes.

Aún en edades más tempranas sucede que las personas al llegar a los 60 años o acercarse a esta edad están conscientes que se están produciendo cambios importantes en su organismo desde el punto de vista físico y psicológico, tales como la aparición de arrugas, pérdida de la belleza, de la atracción física, de las energías de la juventud y la aparición de enfermedades crónicas o descompensación frecuentes de estas. Además, sienten deseos de estar solos, rechazan ser visitados y tedio por exceso de tiempo libre. (46,47)

Christensen realizó un estudio en el Condado de Copenhague, donde se comprobó una relación fuerte entre la inactividad física en los adultos mayores y la invalidez así como la presencia de depresión en diferentes magnitudes en estas personas. Sin embargo, los análisis mostraron que la inactividad física tiene un efecto acumulativo en la invalidez y data de edades más tempranas. (48)

La edad biológica y la edad cronológica no siempre coinciden. Mientras algunas personas se sienten jóvenes a los 70, otras de 30 presentan síntomas de “envejecimiento” prematuro. Por ello, consideramos que la función psicológica tiene enorme importancia en el ser humano y más aún en la tercera edad.

Cuando no podemos competir nadando, probamos correr. Si ya no podemos correr, intentamos bailar. Es incorrecto pensar que la persona mayor ya no puede hacer “nada”. Para Bamberg, una actitud positiva podría retardar la vejez y comenta que en un estudio realizado en Estados Unidos los individuos que disfrutaban de la vida y miraban al futuro con optimismo resultaron ser menos afectados por la senilidad que sus iguales más pesimistas. La psiquis y el estado de ánimo no pueden detener la vejez, pero sí retrasarla. (49)

Venezuela va camino a ser ejemplo para el mundo, no solo por aumentar la expectativa de vida, sino por mejorar la calidad de esta en estas personas. Cada día surgen nuevos programas de la mano de la misión Barrio Adentro y Barrio Adentro Deportivo encaminados a lograr una longevidad satisfactoria. Las cátedras y el trabajo con el adulto mayor han venido a llenar un espacio importante para sustituir el ocio, ya que al tiempo que incrementan la cultura, mejora la autoestima. (50,51)

Es por eso que se plantea hoy con más convicción que nunca que el ejercicio físico es la actividad que más salud física y psíquica proporciona a las personas de la tercera edad.

CONCLUSIONES

Se produjo una considerable reducción de las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) y de actividades instrumentadas de la vida diaria (AIVD) que estaban evaluadas de regular y mal al comienzo del estudio. El grupo de edad que más afectación funcional presentó fue el de 90 a 99 años. Se produjo reducción del grupo de gerontes con enfermedades crónicas no transmisibles descompensadas, entre las que se encuentran hipertensión arterial (HTA), asma bronquial, diabetes mellitus (DM) y cardiopatías isquémicas. Al concluir el estudio no se presentaban cuadros anginosos en pacientes con cardiopatía isquémica. Disminuyeron los cuadros de depresión de los pacientes al concluir el estudio.

RECOMENDACIONES

• Realizar la presente investigación en todos los CMP del Estado Falcón.
• Desarrollar acciones de promoción y educación para la salud en las que se oriente acerca de los beneficios de la práctica de ejercicios físicos.
• Divulgar los resultados de este estudio a través de su presentación en eventos científicos y de su publicación.


Influencia del ejercicio fisico en una poblacion senil .6


ANEXO 1

Escala de depresión geriátrica de Yesavage 

efectos_ejercicio_fisico/escala_de_depresion


Tabla 1. Influencia del ejercicio físico en una población senil del CMP San Bosco 

efectos_ejercicio_fisico/influencia_de_ejercicio

Fuente: historias de salud familiar (HSF), historias clínicas individuales (HCI).


Tabla 2. Hipertensos descompensados por estadios antes y después del estudio 

efectos_ejercicio_fisico/hipertensos_por_estadios

Fuente: historias de salud familiar (HSF), historias clínicas individuales (HCI).


Tabla 2b. Asmáticos descompensados según clasificación antes y después del estudio 

efectos_ejercicio_fisico/asmaticos_antes_despues

Fuente: historias de salud familiar (HSF), historias clínicas individuales (HCI).

Tabla 2c. Diabéticos descontrolados según clasificación antes y después del estudio 

efectos_ejercicio_fisico/diabeticos_antes_despues

Fuente: historias de salud familiar (HSF), historias clínicas individuales (HCI).

Tabla 2d. Eventos coronarios antes y después del estudio 

efectos_ejercicio_fisico/coronarios_antes_despues

Fuente: historias de salud familiar (HSF), historias clínicas individuales (HCI).


Influencia del ejercicio fisico en una poblacion senil .7

Tabla 3. Evaluación del estado depresivo antes y después del estudio

efectos_ejercicio_fisico/depresion_antes_despues

Fuente: historias de salud familiar (HSF), historias clínicas individuales (HCI).

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