Revista Electronica de PortalesMedicos.com - https://www.portalesmedicos.com/publicaciones
Conocimiento sobre la prevencion del embarazo en la adolescencia
https://www.portalesmedicos.com/publicaciones/articles/4069/1/Conocimiento-sobre-la-prevencion-del-embarazo-en-la-adolescencia.html
Autor: Lic. Ángela M. Menéndez González
Publicado: 13/02/2012
 

Se realizó una investigación cuantitativa, sobre la base de un estudio descriptivo y de corte transversal, en un grupo de 20 adolescentes con el objetivo de evaluar el nivel de conocimientos de los jóvenes acerca de la prevención del embarazo en la adolescencia. El grupo de estudio perteneciente al CMF No. 3, del área 1, del municipio de Cienfuegos, la muestra seleccionada al azar simple, representó el 56% del total de adolescentes de la población de adolescentes correspondientes a dicho consultorio; este estudio transcurrió en el período julio 2007 a julio 2008. A los mismos se les aplicó una encuesta, redactada para este trabajo investigativo. El nivel de conocimientos de los adolescentes fue evaluado como Malo. Los resultados de la evaluación se expresaron en % y se presentaron en tablas.


Conocimiento sobre la prevencion del embarazo en la adolescencia .1

Conocimiento sobre la prevención del embarazo en la adolescencia. Área-1. 2007-2008.

Trabajo para optar por el título de especialista en Enfermería Comunitaria.

AUTOR: Lic. Ángela M Menéndez González. Residente de la Especialidad de Enfermería Comunitaria

TUTOR: Lic. Fe Lisbel Herrera Toledo. Especialista de Primer Grado en Enfermería Comunitaria. Profesor Asistente

ASESORES:
Lic. Aleydis Villazón Clavero. Especialista de Primer Grado en Enfermería Comunitaria. Profesor Instructor
Lic. Estrella Cabrera Oramas. Especialista de Primer Grado en Enfermería Comunitaria. Profesor Instructor
Lic. Tania Chaviano. Profesor Instructor

Instituto Superior de Ciencias Médicas de Villa Clara. Facultad de Ciencias Médicas de Cienfuegos. Sede: Policlínico Docente Universitario. “José Luis Chaviano Chávez”

Resumen

Se realizó una investigación cuantitativa, sobre la base de un estudio descriptivo y de corte transversal, en un grupo de 20 adolescentes con el objetivo de evaluar el nivel de conocimientos de los jóvenes acerca de la prevención del embarazo en la adolescencia. El grupo de estudio perteneciente al CMF No. 3, del área 1, del municipio de Cienfuegos, la muestra seleccionada al azar simple, representó el 56% del total de adolescentes de la población de adolescentes correspondientes a dicho consultorio; este estudio transcurrió en el período julio 2007 a julio 2008. A los mismos se les aplicó una encuesta, redactada para este trabajo investigativo. El nivel de conocimientos de los adolescentes fue evaluado como Malo. Los resultados de la evaluación se expresaron en % y se presentaron en tablas.

DesCS: Embarazo en la adolescencia; adolescentes.

Introducción

La adolescencia es la etapa de la vida que separa la niñez de la adultez, o sea, un proceso universal que varía entre personas y culturas. La madurez psicológica y la incorporación a la sociedad ya como adulto joven puede ocurrir más rápida o lentamente; pero la edad establecida por la Organización Mundial de la Salud oscila entre 10 y 19 años. Algunos la dividen en: adolescencia temprana (10 a 14 años) y adolescencia tardía (15 a 19 años). (1, 2)
Los adolescentes y adultos jóvenes constituyen hoy día alrededor del 30% de la población mundial. Es decir, la adolescencia es la etapa de transición durante la cual el niño se transforma en adulto. Este período se inicia con los cambios puberales, o sea, la aparición y el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios, así como cambios en los órganos genitales. Igualmente se producen aceleradamente profundas transformaciones biológicas, sicológicas y sociales que apuntan hacia el logro de una mayor independencia sicológica y social.

Así el factor biológico repercute en el problema de la sexualidad por el hecho objetivo de que a edades más tempranas ya los adolescentes están capacitados para fecundar sin tener el desarrollo y la madurez necesaria, desde el punto de vista biológico, para desarrollar un embarazo óptimo, ni un desarrollo social adecuado para enfrentar la maternidad y la educación de un hijo.

En esta etapa del desarrollo también se producen cambios psicológicos que permitirán la formación de la personalidad en su plenitud. Se desarrollan y consolidan importantes formaciones psicológicas como la concepción moral del mundo, con todo un sistema de conceptos, criterios y opiniones propios acerca de la vida y las relaciones humanas y también se profundiza el concepto de sí mismo. Es un momento propicio para contribuir a formar valores, comportamientos, actitudes sexuales, adecuada autoestima, responsabilidad e independencia.

Hay diferencia en la expresión sexual en las distintas edades de la vida. En los adolescentes repercuten con fuerza los sentimientos sexuales; ellos sienten que la actividad de sus genitales es demasiado abrupta, incontrolable y tratan de averiguar si continúan así. No saben que paulatinamente se irán haciendo más dependientes de la voluntad y se establecerá un equilibrio entre deseos, afectos y respuestas espontáneas de su organismo.

En esta etapa de la vida se pone de manifiesto la curiosidad por conocer sobre la sexualidad. Los conocimientos insuficientes o erróneos, así como la falta de orientación sexual, conducen a los adolescentes a conflictos de gran tensión y frustración que ocasionan un número considerable de madres jóvenes, matrimonios adolescentes, embarazos precoces, abortos, infecciones de transmisión sexual, trastornos anatomofisiológicos y psíquicos que interfieren indirectamente en el adecuado ajuste y desarrollo del individuo.

La Dra. Alicia González Fernández, directora de la Cátedra de Sexología y Educación Sexual de la Universidad Pedagógica “Enrique J. Varona”, refiere que no resulta extraño, incluso, según demuestran las investigaciones, es frecuente en todas partes del mundo, que en las etapas iníciales de la adolescencia, en que el erotismo, la libido de estos muchachos y muchachas no está aún orientada hacia un objeto definido hombre o mujer, encuentren una vía de expresión y satisfacción en los intercambios y jugueteos que casi siempre inocentemente se producen con estos amigos más íntimos de su mismo sexo. Más adelante, esclarece que después de un período de juegos sexuales solitarios o de intercambios eróticos superficiales con sus amigos del mismo o el otro sexo, se comienza a consolidar la verdadera "necesidad o actitud de pareja", caracterizada por la búsqueda activa y vehemente de una persona con quien compartir los vínculos físicos y espirituales cada vez más complejos y profundos. Esto es propio de las edades finales de la adolescencia temprana y todo el transcurso de la tardía o juventud. (3)

La maduración social por su parte se ha ido haciendo más compleja, o sea la persona adquiere el desarrollo pleno de la adultez a mayor edad e invierte un promedio de años de escolaridad mayor para lograr una preparación científica y técnica adecuada al momento que vivimos.

Aunque tradicionalmente la adolescencia se ha considerado como un grupo poblacional exento de problemas de salud, en este aspecto han ocurrido incidencias que constituyen alertas no sólo para el personal de la salud, sino también para padres y maestros, quienes pueden encontrarse en situaciones difíciles para prevenir tales incidencias. La salud de los adolescentes y jóvenes es un elemento básico para el avance social, económico y político de un país. Los cambios que ocurren desde el punto de vista biológico, psicológico y social hacen que sea la adolescencia, después de la infancia, la etapa más vulnerable del ciclo vital, por lo que debe ser privilegiada y atendida de manera especial.

Es importante, entonces, el conocimiento adecuado de las características de esta edad y de las exigencias que las nuevas condiciones de vida plantean a la personalidad que se desarrolla, para los que están responsabilizados con estimular y dirigir sus conocimientos y educación.

En nuestra sociedad, entendemos por educación sexual preparar a las jóvenes generaciones para el amor y el matrimonio, la familia y la vida en pareja, en el principio de igualdad de derechos y deberes del hombre y la mujer. La educación sexual debe formar parte de cada individuo, que incluye los conocimientos y habilidades que exigen de cada ser humano, la vida en pareja y familia; debe estar orientada a preparar a las nuevas generaciones a fin de que puedan desarrollar relaciones de pareja estable, duraderas y felices, así como educar a sus hijos en los principios de nuestra sociedad socialista.

Los derechos humanos constituyen el marco general en el cual se construye la noción de derechos sexuales y reproductivos. Los derechos sexuales y reproductivos son un reflejo del carácter progresivo de los derechos humanos.

La salud reproductiva considerada como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no meramente como la ausencia de enfermedad o dolencias en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo, sus funciones y procesos, para que las personas sean capaces de llevar una vida sexual segura y satisfactoria y tener acceso a métodos de regulación de la fecundidad seguros, efectivos, sostenibles y aceptables, surge como concepto en 1994, en las sesiones de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo en el Cairo, aunque su gestación y evolución ocurrieron algún tiempo atrás.

En consecuencia, la salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar una vida sexual satisfactoria y sin riesgos de procrear, y la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia. Esta última condición lleva implícito el derecho del hombre y la mujer a obtener información de planificación de la familia a su elección, así como a otros métodos para la regulación de la fecundidad, y acceso a métodos seguros, eficaces, asequibles y aceptables, el derecho a recibir servicios adecuados de atención de la salud que permitan los embarazos y partos sin riesgos y den a las parejas las máximas posibilidades de tener hijos sanos. En consonancia con esta definición de salud reproductiva, la atención de salud reproductiva se define como el conjunto de métodos, técnicas y servicios que contribuyen a la salud y al bienestar reproductivo al evitar y resolver los problemas relacionados con la salud reproductiva. Incluye también la salud sexual, cuyo objetivo es el desarrollo de la vida y de las relaciones personales y no meramente el asesoramiento y la atención en materia de reproducción y de enfermedades de transmisión sexual.

El Estado Cubano desarrolla desde el surgimiento del sistema único de salud, en el que convergieron los diversos componentes, antes dispersos, se diseñaron estrategias encaminadas a garantizar la atención de toda la población, por lo que la adolescente, también se vio favorecida. Dentro de ella, los menores de 15 años, han contado con un programa cuyos objetivos persiguen velar por la salud infantil, con un enfoque promocional, preventivo, de atención a los daños y de rehabilitación.


Conocimiento sobre la prevencion del embarazo en la adolescencia .2

Más recientemente, en el año 2000, el MINSAP aprobó la implementación de un programa especialmente dirigido a la atención integral a la salud de adolescentes (4), que enfatizó el logro de estilos de vida más saludables, publicado en el año 2000, el programa cubano se nutrió de la experiencia acumulada en los servicios de salud sexual y reproductiva y de psiquiatría, y fue el resultado de un grupo multidisciplinario de expertos, que intentó despojarlo en lo posible, del “adultismo”, a partir de una amplia participación de efebos en su confección y del reconocimiento de su liderazgo en el autocuidado de la salud.

Los adolescentes (10-19 años) y jóvenes (20-24 años) de hoy en día constituyen la futura generación de padres, trabajadores y líderes, por lo que se les debe brindar todo tipo de apoyo, en particular por parte de la familia, la comunidad y el gobierno comprometido con su desarrollo. A medida que la modernización económica, la urbanización y los medios de comunicación cambian las expectativas, el comportamiento de los adolescentes y jóvenes se adapta a nuevas formas de vida, lo que pudiera resultar inconveniente, doloroso, inevitable e ineludible. Se hace necesario, por tanto, que los adolescentes y jóvenes tomen conciencia del peligro inminente que representa el comienzo en edades tempranas de las relaciones sexuales, y mucho más si estas son desprotegidas, pues pudieran terminar en riesgosos abortos y embarazos no deseados, con la consiguiente afectación a la madre o al producto de la concepción, por la inmadurez de los órganos reproductores femeninos.

La precocidad de la actividad sexual, el ambiente familiar inadecuado, la influencia del grupo social donde se desarrolla el adolescente, están relacionados con el actual aumento del riesgo de tener embarazos no deseados, abortos, partos, que en esta edad traen consecuencias adversas. Son planteadas otras causas de embarazo en la adolescencia, como la respuesta al estrés, el intento de ganar respeto, la impulsividad, y el hecho de reemplazar una pérdida, sentimiento de invulnerabilidad.

También los adolescentes son víctimas de infecciones de transmisión sexual, a causa, entre otras razones, de la falta de información, los sentimientos de vergüenza propios de su edad, y la actitud despreocupada con que practican su actividad sexual (5).

De manera general, es evidente que el grado de conocimientos sobre salud sexual y reproductiva que poseen los adolescentes es deficiente, pues a pesar de poseer alguna información respecto al embarazo en la adolescencia y sus consecuencias negativas para la vida de la joven, este nivel no se corresponde con el comportamiento asumido y la actitud adoptada para evitar el embarazo o planificar su familia; a pesar de la información y la educación sexual brindada a los adolescentes y la población, aún no hemos logrado crear en ellos un comportamiento sexual responsable, por ello se reportan altos índices de embarazos en la adolescencia.

En Cuba, los embarazos, abortos y regulaciones menstruales constituyen un serio problema de salud en los adolescentes y jóvenes (6, 7, 8, 9, 10), lo cual ha motivado a la realización de varios estudios, con el objetivo de identificar algunos aspectos de salud sexual y reproductiva en esta población vulnerable y expuesta a estos riesgos.

A pesar de existir orientación sexual a través de los diferentes medios de difusión masiva, círculos de adolescentes y programas en los centros educacionales, en el municipio de Cienfuegos no hemos logrado desarrollar en los adolescentes una conducta sexual responsable; no conocen la forma de prevenir un embarazo no deseado, ni las infecciones de transmisión sexual, eventos que se observan con relativa frecuencia por lo que constituyen motivo de nuestro trabajo en la búsqueda de una intervención educativa más eficaz, donde el profesional de salud se convierta en un facilitador del proceso de enseñanza-aprendizaje en materia de salud sexual y reproductiva.

El personal de enfermería en la atención primaria de salud, es uno de los actores principales en el tratamiento de la prevención en este tema dirigido a adolescentes (11); la ejecución de talleres, seminarios, cursos cortos, buros de información, video-debates y otras técnicas realizados por este personal son importantísimas acciones educativo–preventivas para este fin.

Una investigación realizada en el área de salud 1 en el año 1999, recomendaba continuar en la labor educativa en la población adolescente con vistas a disminuir progresivamente el número de embarazos en esta etapa de la vida (12).

El presente estudio tiene como fin evaluar el nivel de conocimientos acerca de la prevención del embarazo en la adolescencia, en un grupo de adolescentes entre 13 y 16 años, pertenecientes al CMF No. 3, del área 1, del municipio de Cienfuegos, en el período julio 2007 a julio 2008, tomando en consideración la recomendación del anterior trabajo, sobre la base de las estadísticas actuales que muestran que el 20% de los embarazos a término de esta área de salud, entre los años 2000-2006, correspondieron a adolescentes.

Marco Teórico

La adolescencia es una etapa de la vida que trae consigo crecimientos, cambios, oportunidades y, con bastante frecuencia, riesgos para la salud sexual y reproductiva. Investigaciones realizadas en Cuba han demostrado que estos riesgos son desconocidos por la mayoría de los adolescentes. (1, 2,13) Estos cambios y reacciones pueden llevar a los adolescentes a ocultar sus impulsos y conductas sexuales, lo que hace más difícil la comunicación acerca del desarrollo sano de la sexualidad y limita la existencia de relaciones afectuosas y responsables entre los jóvenes y con sus familiares al abordar este aspecto tan importante de la vida. (14,15). El inicio sexual temprano, la falta de madurez necesaria y el desconocimiento de los métodos anticonceptivos dan vía libre a los coitos no protegidos, los embarazos no deseados / no planeados y los abortos en edades juveniles.

La definición del embarazo no deseado obviamente es compleja, y ha sido analíticamente construida a partir de dos elementos. De una parte, como orientación a la búsqueda o no; de otra, como disposición a la aceptación o no. Se lo define como aquel embarazo no buscado que se produce por relaciones sexuales que carecen de información y/o de acceso a métodos anticonceptivos eficaces, o por relaciones sexuales no consentidas y, por tanto, no planificadas.

Un embarazo deseado, a su vez, correspondería a aquel que es conscientemente buscado, atendiendo a una decisión informada por parte de la adolescente y/o la pareja, o que, no siendo conscientemente buscado, forma parte de las probables consecuencias que la mujer, o la pareja, reconocen como resultado legítimo de su actividad sexual. Un embarazo deseado se produciría, entonces, cuando la adolescente o la pareja, cuenta con una amplia información sobre los temas de sexualidad y anticoncepción, así como de las consecuencias sociales, psicológicas, culturales y económicas del embarazo y la maternidad tanto en las madres, como en los padres y los hijos/as.

Si bien es cierto que un embarazo no buscado puede convertirse en deseado, el énfasis está puesto en el deseo del embarazo antes de que ocurra, porque desde el punto de vista de los involucrados la calificación de un embarazo como deseado o no deseado suele estar mediatizada por el momento en que ocurre esta evaluación (antes o después del mismo). O sea, una mujer/ pareja que no desee o planee un embarazo puede definirlo como deseado toda vez que, descubierto ese embarazo no buscado, acepta-desea el nacimiento de su futuro/a hijo/a, para lo cual necesita de la continuación y término del embarazo.

En este marco, la consideración de un embarazo como deseado o no deseado tendería a definirse en términos de su resultado y no del proceso mismo.

La problemática relativa a los embarazos no deseados cobra cada año un precio elevado a la salud de la mujer adolescente. Se calcula que cada año ocurren 45 millones de abortos en condiciones de riesgo, una cuarta parte de los cuales tienen lugar en una adolescente (16).

Alrededor de entre los 15 y 16 años se refiere el inicio de las relaciones sexuales femeninas en Cuba y la incidencia de abortos a esta edad ha ido en aumento de forma tal que por cada 4 abortos practicados 1 corresponde a una menor de 20 años. El 12% de los nacimientos que se producen suceden en adolescentes, lo que es crítico sobre todo en la región oriental del país (17, 18,19).

En los momentos actuales existe una tendencia a las regulaciones menstruales, lo cual resulta preocupante al plantearse que un gran por ciento de ellas corresponde a abortos inducidos.

Al respecto, Peláez Mendoza señalaba “podemos afirmar que la situación actual dista mucho de lo deseado, si bien es cierto que las cifras de abortos en adolescentes han venido disminuyendo, a mi juicio esto no es más que una falsa expectativa, pues las regulaciones menstruales se han incrementado por tanto considero que es mucho el trabajo educativo y de orientación que debemos realizar en este campo” (20), esta tendencia se ha mantenido asimismo en los últimos años.

En la provincia de Cienfuegos, aunque se experimenta un ligero decrecimiento en el número de abortos, los índices de regulaciones menstruales y legrados uterinos se incrementaron a expensas de este grupo de población. (Departamento de Estadísticas Provincial Cienfuegos).

Investigaciones efectuadas en la década del 90, dirigidas a explorar comportamientos sexuales entre adolescentes, mostraron interesantes resultados: la mayoría mantenían vida sexual activa, el antecedente de abortos se halló, en 88,1% del total de las féminas, que tenían relaciones sexuales, habiendo el 29,5% recurrido al recurso, mas de una vez. Le siguió la regulación menstrual y los embarazos no interrumpidos. La población estudiada percibió, como pobre, la información recibida sobre sexualidad en sus centros educacionales. (21) Se significó precocidad en las relaciones sexuales, (22, 23) y una actitud, para evitar el embarazo, no consecuente, considerando inadecuada la educación sexual a adolescentes y madres, muchas de las cuales, vieron en la regulación menstrual, un método de planificación familiar. (24)


Conocimiento sobre la prevencion del embarazo en la adolescencia .3

Hasta el presente la anticoncepción a todas las edades y específicamente en los adolescentes se ha enfrentado como un problema de la mujer. (25) Son múltiples las investigaciones realizadas en torno al embarazo en la adolescencia tanto en nuestra área como en el país, sin embargo en pocas de ellas se aborda el tema de la responsabilidad y anticoncepción en el varón, tomando en consideración que en la pareja los dos son responsables.

El embarazo adolescente tiene orígenes multicausales y por ello requiere múltiples soluciones. Las causas de la maternidad en esta etapa están ampliamente determinadas por el contexto social, psicológico y cultural en el cual las madres jóvenes se desarrollan, no obstante hay dos hechos que son determinantes al analizar las causas del embarazo en adolescentes:

1. El inicio, cada vez más precoz de las relaciones sexuales.
2. No utilización de método anticonceptivo eficaz.

En el mundo moderno, el embarazo en la adolescencia, con sus otros dos fenómenos asociados: el embarazo no planificado/no deseado y el aborto inducido, plantean grandes obstáculos para el futuro de la juventud.

Los adolescentes crecen en una cultura donde los compañeros, la televisión, el cine y la música transmiten mensajes manifiestos a propósito de las relaciones sexuales que son muy comunes y aceptados (25). Actualmente, la edad media aproximativa de la primera relación coital es de 16 años para los chicos y 17 años para las chicas.

En América Latina y el Caribe, donde el embarazo en la adolescencia es frecuente, en unos países más que en otros, la población comprendida entre los 10 y los 24 años está teniendo relaciones sexuales, a menudo, sin protección, lo cual los coloca en riesgo de embarazos no deseados, abortos e infecciones de transmisión sexual (ITS), incluyendo el VIH. De acuerdo con los datos del Grupo de Epidemiología y Salud Pública de Cali, se reporta que el promedio de edad de inicio de las relaciones sexuales es en varones de 13,4 años y en hembras 14,8, comportamiento que viene dado por las modificaciones en los estilos de vida que constituyen un fenómeno universal, con tendencia a un aumento cada vez mayor para ambos sexos. Las encuestas demográficas y de salud de las mujeres en Centro y Sudamérica, señalan que altos porcentajes de adolescentes en México, El Salvador y Brasil tuvieron sus primeras relaciones sexuales antes de los 15 años. (26, 27).

Este resulta ser un dato bastante constante en nuestro medio, no encontrando grandes diferencias según el ámbito geográfico de la juventud cubana, indicador que se comportó de forma similar a algunos estudios que revelan un elevado porcentaje en las edades de 10 a 14 años; reflejando el inicio de sus relaciones sexuales coitales entre los 15 y 16 años, para las mujeres; los estudios han demostrado que la edad de la primera relación sexual es significativamente más baja para los varones que entre las hembras, según han informado diferentes autores.(28).

Se ha demostrado relación entre el comienzo de las relaciones sexuales y la edad de maduración sexual. Con el adelanto de la menarquía que se está produciendo, se han adelantado las relaciones sexuales.

Es importante definir las diferencias entre el coito y la relación sexual. El coito es una fase dentro del proceso de la relación sexual, que puede incluso estar ausente o cumplirse en parte, sin que afecte la totalidad de la relación humana en el campo de la sexualidad. La relación sexual es un conjunto armónico de factores, de los cuales forma parte el coito, y tiene características de historicidad, voluptuosidad, trascendencia, lenguaje y respuesta paradojal. En diferentes etapas de la vida, como suele verse en la niñez, en la senectud muy avanzada, o inclusive en la propia etapa de vida sexual activa, cuando no se tiene pareja, está siempre presente la sexualidad, no así las relaciones coitales.

En la adolescencia, la sexualidad irrumpe con mayor intensidad, y está comprobado que el inicio de las relaciones coitales ocurre entre los 12 y 13 años para ambos sexos, aunque es más temprano en las muchachas. Investigadores cubanos plantean el inicio de estas relaciones entre 12 y 17 años, mientras que autores de otros países informan edades que oscilan entre los 15 y los 18 años. (26, 27, 28)

El modelo familiar que se transmite de padres a hijos puede ser otro factor ha considerar, se ha demostrado que las hijas de madres adolescentes tienen el doble de posibilidades de ser, ellas mismas, madres adolescentes.

Además del modelo familiar, la comunicación que se establezca entre padres e hijos es otro de los factores determinantes del inicio precoz de las relaciones sexuales y de un eventual embarazo; la adecuada comunicación con la madre estaba inversamente relacionada con el embarazo.

Las malas o bajas condiciones socioeconómicas, así como la ignorancia y la pobreza, constituyen factores causales muy importantes, tanto del embarazo adolescente como del inicio precoz de las relaciones sexuales. Por ello se observa cómo la fecundidad adolescente no se distribuye de forma homogénea entre los diferentes estratos sociales, apreciándose zonas de elevada prevalencia dentro de una misma área geográfica, lo cual no es el caso de Cuba. (28)

Otro de los factores ambientales asociados al inicio precoz de las relaciones sexuales ha sido la falta de escolarización de los jóvenes, hecho que afortunadamente ya no sucede en nuestro país, pero que constituye una dramática realidad en otras latitudes. En Brasil, por ejemplo, de las jóvenes adolescentes embarazadas que se acogieron a un Programa Comunitario de control, un 46% de ellas habían abandonado la escuela bastante tiempo antes del embarazo. Un estudio realizado en Cuba en adolescentes que acudieron al servicio de anticoncepción de emergencia describió como resultado que más de la mitad de las adolescentes tratadas habían concluido estudios secundarios y una cuarta parte estudios preuniversitarios o técnicos, llamando la atención que la gran mayoría estudiaba en el momento de utilización de la ACE y un porcentaje muy bajo no estudiaba ni trabajaba. (26, 29).

Otra de las cuestiones que se ha relacionado, de manera casi constante, con el inicio de la relaciones sexuales ha sido el ámbito o medio de hábitat de los jóvenes, habiéndose postulado que en el medio rural se inicia antes la actividad coital que en el medio urbano y, como consecuencia, se observan tasas más elevadas de embarazo adolescente.

Cuanto más joven es la mujer menos relaciones sin protección necesita para quedar embarazada, por lo que es fácil concluir que la no utilización de método anticonceptivo alguno supone el factor causal más importante para el embarazo adolescente. Por todo ello, la anticoncepción ha devenido necesidad de salud en los adolescentes, y los médicos que se encargan de atender a este grupo deben estar familiarizados con las diversas medidas contraceptivas y lo adecuadas que estas pueden ser para las personas de este grupo de edad. El profesional de salud debe estar preparado también para participar en su educación sexual y ofrecer consejos, o enviar a los adolescentes al lugar adecuado donde puedan recibirlos, cuando estos presenten problemas sexuales.(30).

Para muchos, el verdadero problema del embarazo adolescente radica en que esta población no utiliza medidas anticonceptivas por falta de educación sexual, por desconocimiento de los métodos disponibles, por ignorancia en cuanto al peligro del embarazo.

Las primeras relaciones sexuales son espontáneas, no planeadas, lo que dificulta la utilización de algún método anticonceptivo, al mismo tiempo que parece haberse observado una débil motivación, por parte de los jóvenes, para su uso. Así como la menarquía y el inicio de las relaciones sexuales se han adelantado, no parece ocurrir lo mismo con la madurez psicológica de los jóvenes, muchas veces poco conscientes del riesgo que asumen. Este inicio sexual temprano está asociado al hecho de que los adolescentes llegan a ser fértiles aproximadamente 6 ó 7 años antes de ser maduros emocionalmente. En otras ocasiones la no utilización de método anticonceptivo no obedece a la falta de previsión sino, más bien, a la asunción de comportamientos de riesgo, propios de esta edad.

La falta de previsión ante las primeras relaciones sexuales está más ligada con la percepción, que los jóvenes tienen sobre su propia sexualidad, y así aquellas jóvenes que se consideran a sí mismas incapaces de ser sexualmente activas tienen mayor riesgo de embarazo que las que asumen esta posibilidad y, por ello, toman precauciones. La falta de una adecuada educación e información sexual explica, en la mayoría de las ocasiones, la alta incidencia de gestación adolescente. (31,32, 33).

Dentro de los factores ambientales que pueden influir en la baja tasa de utilización de anticoncepción no es desdeñable ese 31% de jóvenes adolescentes que, en algunas sociedades, se embarazan premeditadamente como resultado de una fantasía, de un comportamiento cultural o, lo que es más grave, como una huida hacia delante de una situación familiar y económica calamitosa. (26).

En ocasiones, la anticoncepción es rechazada por el adolescente, en realidad, en este rechazo son determinantes las características psicológicas propias de esta edad: (34, 35)

• Atención centrada en el presente, por lo que no tienden a planificar por adelantado o prevenir las consecuencias de sus acciones a largo plazo.
• Desarrollo emocional incompleto y escasa percepción del riesgo, en el tema que nos ocupa específicamente, de quedar embarazada y de los grandes problemas que pueden presentarse cuando sucede a esta edad.
• Escasas habilidades de comunicación interpersonal, lo que impide, en gran medida, llegar a acuerdos con su pareja, en relación con lo que sería más conveniente para ambos, en cuanto a la planificación de embarazos y uso de anticoncepción.
• Fuerte necesidad de buscar y afirmar la propia identidad, diferenciándose de los padres y otras figuras de autoridad. La relación formal de pareja que incluye las relaciones sexuales −“ya me debo a mi pareja y no a mi familia”− y el embarazo, pueden ser maneras de alcanzar la independencia deseada.
• Pertenencia a un grupo, con expectativas y creencias religiosas y culturales propias y comunes a sus integrantes, que ejerce influencia y presión sobre el adolescente. La opinión de este grupo es la más importante y mejor valorada, y puede, en ocasiones, no ser la más adecuada en relación con las cuestiones de salud reproductiva.


Conocimiento sobre la prevencion del embarazo en la adolescencia .4

• Creencia particular de que “el físico”, el cuerpo, es lo más importante en la valoración integral de una persona. La búsqueda de identidad los lleva a experimentar con su cuerpo, que es lo que, con frecuencia, pueden ofrecer con más facilidad, para conocer los límites de sus capacidades.
• Pero también, por otro lado, existen trabas objetivas, y son las dificultades a las que se enfrentan los adolescentes y jóvenes para poder acceder a los servicios de anticoncepción y educación sexual. En general, la mayoría de los servicios de planificación familiar no están diseñados para atraer a los jóvenes, y mucho menos, están adaptados a sus características y necesidades. Así, un análisis somero de la situación, basta para comprender que en el caso de los adolescentes no es suficiente con poner la anticoncepción a su disposición, sino que también es necesario convencerles de su uso.
• Cuando se analiza la selección del método anticonceptivo que se va a indicar a un adolescente, debemos tener en cuenta 2 aspectos fundamentales: (36, 34, 37).
• Peligros médicos del embarazo a esta edad.
• Ventajas y desventajas, efectos secundarios y peligros, del uso de los anticonceptivos en la adolescencia.

Sobre la base de los problemas prevalentes que tenga el adolescente, en este caso específico, la adolescente, la vamos a clasificar en 3 grandes grupos: (36)

1. Nuligesta, adolescente con vida sexual activa, pero sin historia de embarazo previo.
2. Primigesta, adolescente con antecedente de aborto espontáneo o provocado, pero que todavía no es madre.
3. Primigesta, madre adolescente.

Las conductas generales para la elección del método son las siguientes:

Grupo 1:

• Es el más conflictivo.
• La elección del método “idealmente” debe ser hecha con la pareja para informar, instruir y educar, en relación con la sexualidad y la responsabilidad individual.
• Los métodos ideales son los de barrera masculinos, combinados con espermicidas y cálculo de período fértil para aumentar la eficacia.
• La segunda prioridad corresponde a los métodos hormonales orales combinados con baja dosis de estrógeno, o a los métodos hormonales orales de solo progestina en dosis continua.
• Este grupo, por sus características, necesita instrucciones en el método postcoital de emergencia.

Grupo 2:

• Grupo que presenta alto riesgo de un nuevo embarazo, independientemente de si el aborto fue espontáneo o provocado.
• Desde el punto de vista biológico, la elección del método anticonceptivo es semejante a la de la mujer adulta.
• Debe recomendarse el uso del condón masculino, si no como método único, sí como método acompañante (método doble de anticoncepción).
• Si el método que se va a indicar es un dispositivo intrauterino (DIU), aplicar el mismo criterio que para el grupo 3, y hacer un seguimiento de control más frecuente. Si no existe contraindicación, lo ideal es insertar un DIU en el postaborto inmediato o en los primeros 15 días postaborto, cuando todavía el útero no ha involucionado totalmente.
• Valen para este grupo las mismas recomendaciones que para el grupo 3.

Grupo 3:

• Aplicar los mismos criterios que en la mujer adulta.
• Es válido también para estos casos la recomendación dada para el grupo 2, en lo que se refiere al uso del método doble.
• Si la mujer está lactando, puede recomendarse el uso de preparados hormonales inyectables del tipo de la Depo-Provera (DMPA), por su alta eficacia y no interferencia con la lactancia.
• Si el DIU es el método seleccionado, es indispensable una histerometría o un examen ginecológico acucioso para determinar el tamaño uterino, y si este fuera igual o menor que 6 cm, el DIU que se deberá indicar es el multiload mini.
• Se debe tener un criterio permisivo para su atención, sin cerrar el caso en el período puerperal, y facilitar así el control (deben ser seguidas con más cuidado las que no tengan ningún método anticonceptivo) y la eventual solicitud de servicios de anticoncepción.

No se recomiendan para las adolescentes nuligestas (grupo 1) y primigestas no madres (grupo 2) los métodos siguientes:

• Inyectables de tipo DMPA de 3 meses de duración.
• Inyectables mensuales por sus altas dosis de estrógeno.
• DIU en la nuligesta.
• Anticoncepción hormonal, cuando existe historia de menarquía tardía, sin valoración integral hecha por un especialista.
• Anticoncepción hormonal, ante la presencia de signos de androgenización.
• Anticoncepción de algún tipo, cuando existen contraindicaciones para su uso específico en estos casos, que aparecen reflejadas en las normas generales.

Existen consideraciones sobre los métodos anticonceptivos y su uso en adolescentes que indican que no existe un método anticonceptivo ideal para uso en la adolescencia, como tampoco existen razones médicas para negar el uso de algunos basándose solo en razones de edad. El mejor método será aquel que la adolescente y, en el mejor de los casos, ambos miembros de la pareja, escojan, una vez que hubiesen recibido una completa y detallada información, y hayan sido interrogados exhaustivamente sobre cuestiones inherentes a su sexualidad y derecho reproductivo, lo que facilitará, finalmente, que se produzca el acuerdo entre el proveedor de salud y la pareja. Deberán tomarse en consideración también a la hora de la selección del anticonceptivo, los hallazgos del examen físico general y de la esfera reproductiva, así como aspectos no médicos, pues estos no solo van a cumplir una función de prevención del embarazo, sino también la no menos importante de prevenir el contagio de una infección de transmisión sexual (ITS). (38, 36, 39, 40).

Abstinencia:

Es el método más eficaz para prevenir el embarazo y las infecciones de transmisión sexual (ITS) y no tiene efectos orgánicos nocivos para la salud ni psíquicos, siempre y cuando la renuncia o postergación de la relación coital sea algo aceptado por el individuo y no impuesto. Para alcanzar un adecuado nivel de aceptación de este concepto, es básica y fundamental la correcta educación sexual, que debe iniciarse desde la infancia y desde el seno de la familia. (38,36).

Hoy se considera que en los Programas de Educación Sexual dirigidos a este grupo vulnerable, los profesionales entrenen a las/los adolescentes adecuadamente en el modelado de la abstinencia de relaciones sexuales con penetración, lo que quiere decir el aplazamiento de el inicio de las relaciones coitales hasta que se alcance no sólo la madurez física, sino también la madurez sicológica, espiritual y social. Los que brindan servicio de anticoncepción, también pueden ayudar a los jóvenes a adquirir las aptitudes necesarias para hacer frente a las presiones de los grupos de pares, y cuando conozcan que se ha iniciado la relación coital, deben tratar de disminuir lo más posible el “tiempo de riesgo” (definido como el tiempo transcurrido entre el comienzo de las relaciones coitales y la utilización de un método anticonceptivo seguro). La abstinencia requiere mucha motivación y autocontrol; la comunicación y cooperación de la pareja son esenciales para que esta pueda sustentarse. (38,36).

Métodos naturales:

Dentro de este grupo se incluyen el método del ritmo, el del moco cervical, el de la temperatura basal y el sintotérmico. Aunque para algunas parejas de adolescentes pueden ser la única opción disponible, se considera, en general, que las adolescentes no son las idóneas para usar estos métodos, pues ellas, frecuentemente, carecen de información adecuada sobre el ciclo menstrual o padecen trastornos en este sentido, lo que condiciona una reducción importante de la eficacia anticonceptiva de los métodos naturales, y, además, estos no ofrecen protección contra las infecciones de transmisión sexual (ITS). (38, 36,39).

Métodos de barrera

Son los ideales para los adolescentes, pues son accesibles, baratos, seguros y solo en muy raras ocasiones producen efectos indeseables (alergia al látex). Otras de sus ventajas son la eficacia inmediata y el control por el propio usuario, así como el hecho de que su uso se inicia y descontinúa con facilidad, además de que algunos protegen contra las ITS. La eficacia anticonceptiva de los métodos de barrera es alta, cuando se usan sistemática y correctamente, y son los ideales para las relaciones sexuales casuales y esporádicas propias de los adolescentes. (38, 36, 39, 41).

Los métodos de barrera incluyen el condón masculino y los métodos femeninos (condón femenino, capuchón cervical, diafragma y espermicidas). Estos pueden usarse solos o combinados entre ellos, o con otros métodos anticonceptivos que no sean de barrera, como por ejemplo, las píldoras.(42) En general, el más utilizado es el condón masculino (de látex o de poliuretano, para los alérgicos al primero), cuyo uso se ha incrementado actualmente por el miedo a infectarse con el VIH. (42, 43). Debe explicársele a los usuarios que debe ponerse antes de cualquier contacto genital, desenrollarse sobre el pene en erección, retirarse antes de que el miembro se torne flácido y verificarse su integridad tras haber concluido su uso. (42). Su tasa de fracaso en la población adolescente es de aproximadamente 14%, aunque con su uso correcto esta puede disminuir a 3%. (44).


Conocimiento sobre la prevencion del embarazo en la adolescencia .5

El diafragma, que puede ser un dispositivo eficaz cuando hay motivación, está “gozando” a nivel mundial, de popularidad creciente, en especial, en adolescentes mayores con educación avanzada. Cuando se combina con cremas o geles espermicidas (que contengan, por ejemplo, nonoxinol-9) su eficacia anticonceptiva aumenta. El diafragma ofrece también cierta protección contra algunas infecciones de transmisión sexual (ITS), aunque no contra el VIH. (42, 44).

El condón femenino es otra de las opciones disponibles de este grupo, si bien su uso es muy reducido todavía. Puede ser controlado por la propia paciente y ofrece protección contra las infecciones de transmisión sexual (ITS). (44).

Como ventajas presentan que ninguna condición médica limita su uso, pero su nivel de eficacia en los adolescentes puede ser limitado por la espontaneidad de estas relaciones coitales, que en muchos casos suelen ocurrir de forma imprevista y/o en situaciones incómodas, lo cual trae por consecuencias su uso incorrecto, rotura o deslizamiento, entre otros.

Anticonceptivos orales

Ocupan la segunda posición entre los métodos recomendados para ser utilizados por los adolescentes, y algunos autores consideran que si se guardan las precauciones adecuadas, puede ser el método anticonceptivo más idóneo para usar en esta etapa. Son muy seguros para las jóvenes y presentan varias ventajas: no interfieren con el acto sexual y pueden usarse sin la intervención de la pareja, son muy eficaces para prevenir el embarazo, cuando se usan sistemática y correctamente (tasa de embarazo inferior a 1%), producen escasos efectos secundarios y ofrecen beneficios no relacionados con la anticoncepción, como, la regulación de los ciclos menstruales, reducción del acné, disminución de la frecuencia de dismenorrea y quistes ováricos, así como protección contra el embarazo ectópico, la enfermedad fibroquística benigna de la mama, el cáncer de ovario y el endometrial, y la enfermedad pélvica inflamatoria (EPI). (44-45). El bloqueo precoz del eje hipotálamo-hipofisario no tiene repercusiones negativas comprobadas en el organismo ni parece afectar el pico de masa ósea. Los anticonceptivos orales tampoco son responsables del aumento mantenido de peso, y el incremento del cáncer de mama detectado en mujeres que usaron preparados diferentes y de altas dosis de estrógeno en su adolescencia, no se ha demostrado con las formulaciones actuales. (44).

Hay que tener en cuenta que el efecto anticonceptivo de la píldora desaparece con rapidez tan pronto como ésta deja de tomarse y que no ofrece protección contra las infecciones de transmisión sexual (ITS), por lo que debe usarse en combinación con el condón masculino y femenino, si se pretende evitar el contagio de alguna enfermedad venérea. (44, 45). Su tasa de eficacia en adolescentes se ve mermada por la necesidad de la consistencia en su uso, y se ha estimado que en Estados Unidos el 20% de las gestaciones no deseadas en jóvenes son debidas a la toma inadecuada de píldoras anticonceptivas. Se plantea que cuando son usadas por adolescentes hay una media de 3 píldoras olvidadas por ciclos, y que el 50% de las pacientes que iniciaron el método en un momento determinado, lo han abandonado a los 3 meses. (44).

Existen 2 tipos de píldoras anticonceptivas orales: los anticonceptivos orales combinados (AOC), que tienen estrógeno y progestina, y las píldoras de solo progestina (PSP). (24). Los anticonceptivos orales combinados (AOC) son, con mucho, los que más se usan en el mundo, a la vez que constituyen el método anticonceptivo que con más frecuencia utilizan las adolescentes, en la gran mayoría de los países. (38, 34). Se deben recomendar, de preferencia, los que contienen bajas dosis de estrógeno (entre 30 y 35 µg de etinilestradiol), y progestinas de tercera generación, que son menos androgénicas (norgestimato, desogestrel y gestodeno, y más recientemente, nomegestrol y dienogest). (44,49-50, 51). Pueden usarse también los de muy baja dosis de etinilestradiol (20 µg o menos), aunque su administración se asocia con una elevada tasa de sangrado (hasta de un 30%), lo que propicia una alta tasa de abandono, además, la inhibición del eje gonadal que producen es menos intensa que la de los anticonceptivos orales combinados (AOC) clásicos, por lo que ante el olvido, la recuperación de la fertilidad es más rápida, y estamos hablando de adolescentes, que con frecuencia olvidan tomarse de 1 a 3 píldoras en cada ciclo. (52). No es necesario limitar el tiempo de uso (“descansar”) de los anticonceptivos orales combinados (AOC), ya que hasta ahora no existen evidencias contundentes de que su utilización prolongada aumente el riesgo de sufrir un cáncer de mama. (46).

Los anticonceptivos orales de solo progestina también son una opción a tener en cuenta para su uso en la adolescencia. Se ha informado que su eficacia anticonceptiva es menor que la de los anticonceptivos orales combinados (AOC), y que son menos efectivos para corregir los trastornos menstruales que pueden ser frecuentes a esta edad, e incluso algunos autores refieren que pueden incrementarlos, dado que su acción anticonceptiva la realizan preferentemente a través de un efecto local (espesamiento del moco cervical). No obstante, y aunque parezca paradójico, el hecho de tener poca influencia sobre el eje gonadal, es uno de los argumentos que sustentan la recomendación de su uso a estas edades, ya que, por un lado, aunque esto disminuye su eficacia para corregir los trastornos menstruales, por otro, garantiza que no disminuyan el tenor de estrógenos endógenos, lo cual sería perjudicial para la salud ósea si ocurriese en la adolescencia y juventud temprana, que es cuando se alcanza el pico de masa ósea. (53).

Inyectables e implantes

No se recomendaba su uso sistemático durante la adolescencia porque pueden producir sangrado irregular, aunque ya algunos expertos los están proponiendo como de uso seguro en esta etapa. En un trabajo muy reciente de Arribas y otros que vio la luz en el año 2004, titulado “Indicación de un método anticonceptivo a una adolescente: implante subcutáneo de gestágeno”, los autores se erigen en defensores de este método para su uso en la adolescencia, y refieren que los países en los que se prescribe un “método doble” de contracepción, como píldora más condón, DIU más condón, o implante más condón, son los que están consiguiendo reducir las tasas de embarazo en la adolescencia y la incidencia de infecciones de transmisión sexual (ITS), e invitan a los médicos a cambiar de parecer, en relación con el uso de implantes durante la adolescencia. Además, argumentan, que con este método la adolescente puede despreocuparse, en esencia y por un buen tiempo, del tratamiento, y que como, generalmente, los problemas mayores de salud son escasos (no usar cuando existe hipercolesterolemia familiar, obesidad mórbida o tabaquismo severo), su uso no entraña riesgos mayores.(53).

Los inyectables y los implantes son muy eficaces, pues las tasas de embarazos son inferiores al 1% después de 1 año de uso. Otras ventajas son que su uso no depende del acto sexual y no necesitan de administración diaria o consultada necesariamente con la pareja. Además, también producen beneficios a largo plazo que no se relacionan con la anticoncepción; por ejemplo, disminuyen el riesgo de sufrir una EPI, un embarazo ectópico y un cáncer endometrial. (54).

DIU

La OMS solo recomienda su uso en la adolescencia cuando no se dispone de otros métodos o si estos no son aceptados, ya que el riesgo de expulsión en mujeres menores de 20 años es más elevado, sobre todo, en aquellas que no han tenido hijos. (55). Además, se reporta también, con frecuencia, en las usuarias de DIU durante la adolescencia, un aumento de la cantidad de sangrado y duración de las menstruaciones, incremento de los cólicos menstruales y de la aparición de flujo vaginal patológico, así como aumento del riesgo de padecer infecciones genitales bajas y EPI (no ofrecen protección contra las infecciones de transmisión sexual (ITS)). (38, 39).

No obstante, todo lo dicho con anterioridad, cuando se realiza una correcta selección, las adolescentes pueden utilizar los DIU sin peligro, sobre todo, cuando hay antecedentes de parto o aborto. (36, 39). Asimismo, la nueva generación de DIU ya se está utilizando con mucho éxito en este grupo poblacional, y su mala fama anterior, sobre todo respecto a las EPI, son consecuencia, en gran medida, de un modelo, el escudo de Dalkon, cuyas características especiales, sobre todo del hilo, no tienen nada que ver con la de los DIU actuales. (56). Además, los DIU también ofrecen otras ventajas: gran eficacia anticonceptiva (tasas de embarazo inferiores al 1%), uso independiente del acto sexual y regreso rápido a la fertilidad después de la extracción. (57, 58). Por otra parte, los DIU medicados con levonorgestrel tampoco están contraindicados en las adolescentes, siempre que se pretenda conseguir una anticoncepción de larga duración. (44).

Esterilización

No es un método de anticoncepción aprobado para las adolescentes y adultas jóvenes, pues es permanente e irreversible, y a estas edades comienza la vida reproductiva de la mujer. Excepcionalmente, puede recomendarse en estas etapas de la vida, ante la presencia de discapacidad mental o física o enfermedades invalidantes de transmisión genética, contando siempre con la previa autorización del interesado y/o de sus progenitores o tutores. (38, 36).

Anticoncepción de emergencia

Se refiere al uso de anticonceptivos para prevenir el embarazo después de un acto sexual sin protección y sus efectos secundarios son muy escasos. (59, 60). A pesar de que en muchos adolescentes las relaciones sexuales ocurren de forma imprevista y son esporádicas, pocos tienen conocimiento sobre la opción de la anticoncepción de emergencia. (38,61). Esta es un opción válida ante el olvido o accidente en el uso de un método de barrera, olvido en la toma de la píldora, uso incorrecto de un método, en el caso de relaciones sexuales imprevistas sin protección y en las víctimas de violación. (62). Dado que, como se comentó, las adolescentes sexualmente activas generalmente tienen relaciones sexuales sin protección, especialmente durante los primeros 6 meses de iniciada la actividad sexual, el acceso fácil a la anticoncepción de emergencia puede ser importante para esta población. Además, esta puede ayudar a prevenir un embarazo no planificado y también puede servir como una forma de introducción de la anticoncepción corriente en la joven. (63, 64).

Por suerte, en la actualidad, esta alternativa está alcanzando gran difusión entre las adolescentes dado lo sencillo de su uso, su alta eficacia para prevenir el embarazo (98-99% de los casos) y su fácil accesibilidad. El circuito para su obtención debe presentar las máximas facilidades, y la ocasión de prestación de este servicio debe aprovecharse para brindar el consejo, en relación con el uso de algún anticonceptivo de forma regular. (44).


Conocimiento sobre la prevencion del embarazo en la adolescencia .6

Desde 1999 y por aproximadamente cinco años en Cuba se ha comenzado a experimentar con este método, la experiencia cubana puso de manifiesto que predominaron las adolescentes con edades entre 15 y 17 años, seguidas por las que estaban entre 18 y 19, se presentaron trece casos entre 13 y 14 años. (65).

Métodos de protección doble: contra embarazo e infecciones de transmisión sexual (ITS)

El término “doble seguridad” es una adaptación informal del término double dutch, acuñado en Holanda, y que realmente quiere decir doble holandés. Conceptualmente hace referencia al doble uso de métodos anticonceptivos (preservativo para el varón y píldora anticonceptiva para la mujer) como doble protección frente a la transmisión de una infección de transmisión sexual (ITS), por un lado, y de un embarazo no deseado, por otro. (46). Esta es una estrategia con un doble enfoque preventivo válida a estas edades, dado el hecho del alto riesgo de contraer una ITS que corren los adolescentes y jóvenes. Pueden combinarse, por ejemplo, la píldora o los inyectables con el condón. Otras combinaciones también son válidas. (38, 46).

Entre los adolescentes se observa la reproducción de conductas tradicionales machistas en el proceso de la planificación familiar, que sigue siendo entre jóvenes un problema de la mujer. El condón se usa más entre jóvenes y adolescentes para prever las infecciones de transmisión sexual que para controlar la fecundidad. Su efecto positivo es que se logra una prevalencia baja del VIH/SIDA entre jóvenes de quince a veinticuatro años. Sigue siendo la vía principal de transmisión la relación sexual entre hombres. Y es de esperar que la campaña que se ha hecho a favor del uso del condón y su distribución, hayan coadyuvado al incremento del uso de condones. (5, 6, 33,41).

Después de un aborto, es imperativo que la adolescente comience a usar la anticoncepción cuanto antes. Si este fue hecho en el primer trimestre, puede comenzar a usar cualquier método anticonceptivo inmediatamente después del proceder, considerando el día de la evacuación uterina como si fuera el primer día de la menstruación. Si, por el contrario, este fue practicado en el segundo trimestre, puede usar la mayoría de los métodos inmediatamente, pero debe esperar 6 semanas para comenzar a utilizar el diafragma o el capuchón cervical, y entre 4 y 6 semanas para poderse insertar un DIU, a menos que este sea insertado de inmediato después del aborto y no haya infección. (38).

La anticoncepción en la adolescencia debe reunir una serie de requisitos por las circunstancias y características especiales de la vida, en general, a esta edad: (34, 36).

• Tener en cuenta el grado de maduración biológica y no interferir con el desarrollo y el crecimiento.
• Reversibilidad, salvo en casos excepcionales.
• Adecuada a su actividad sexual, valorando su tipo y frecuencia, y la existencia de compañero no monógamo o cambios frecuentes de pareja.
• De fácil realización.

Cuando se tienen en cuenta la edad y el número de partos de las jóvenes, casi todos los anticonceptivos modernos pueden usarse sin restricción. No existen casos en los que, basándose solo en la edad de la joven, no pueda recomendarse un método determinado o que un método entrañe un riesgo inaceptable. (38).

En ausencia de un método anticonceptivo ideal, es muy importante poner a disposición del adolescente la gama más amplia posible de métodos anticonceptivos, analizando detalladamente cada uno de ellos, en relación con las variables biológicas, psicoafectivas y socioeconómicas, y los valores del entorno en que se desenvuelven. Por tanto, la edad, la situación familiar, el entorno social, el nivel educacional, las características de la actividad sexual y el grado de maduración psicológica, deben ser evaluados sistemáticamente, e individualizar la indicación anticonceptiva para tratar siempre que el adolescente se sienta partícipe de la elección.

Así, la anticoncepción para cada uno de los adolescentes y sus parejas, generalmente es el resultado de afrontar pequeños retos impuestos por las condiciones de cada uno de ellos y de estas parejas. Es importante, en consecuencia, adaptar a los adolescentes la asesoría en anticoncepción de acuerdo con su desarrollo cognitivo, conocimiento del riesgo de un embarazo a esta edad, actitudes y aptitudes para enfrentarse a ese riesgo, y opciones que prioriza por encima de las demás, de acuerdo con su contexto particular. Sin embargo, es importante trascender más allá de la retórica en el interaccionar mismo del profesional de la salud con los adolescentes, y se impone, como necesidad, un “exquisito” actuar médico, si se quiere lograr disminuir la morbi-mortalidad asociada al embarazo y las infecciones de transmisión sexual (ITS), cuando se presentan a estas edades.

En conclusión, nuestro criterio es que aún con todos los posibles riesgos en cuanto a aumento del número de adolescentes con actividad sexual y de la promiscuidad, y más aún si desarrollamos una correcta educación sexual, los riesgos de la anticoncepción son aún mucho menores que los que acarrea, tanto desde el punto de vista médico como social, el embarazo en la adolescencia. Se ha evidenciado que el embarazo a cualquiera edad de la adolescencia lleva a una serie de situaciones que pueden atentar tanto contra la salud de la madre como la de su hijo, y constituyen un problema de salud que no debe ser considerado solamente en términos del presente, sino del futuro, por las complicaciones que pueden desencadenar.

Por lo tanto, debemos enfrentar el reto de asumir la anticoncepción en este grupo poblacional como una política en la que la educación sexual es un pilar fundamental, debiendo profundizarse también en el conocimiento del arsenal anticonceptivo a nuestro alcance, así como sus ventajas y desventajas de acuerdo con las características del adolescente.

El seguimiento que las adolescentes reciben durante su embarazo, por evaluarse como un grupo de riesgo, hace posible que no siempre este grupo aporte los mayores índices de bajo peso al nacer y que se logre una calidad a su salud biológica, no siempre alcanzada en lo social y psicológico debido a la secuela de abandono escolar y su impacto posterior en un empleo con baja remuneración, en el caso de las que buscan empleo y no desean ser amas de casa. En los últimos años se viene implementando en Cuba un programa de nivelación de la enseñanza para los que la han abandonado; con éste las mujeres adolescentes encuentran una vía para rectificar esa situación de dependencia al marido o al Estado, que se crea cuando necesitan para vivir de la Seguridad Social. (66).

La actividad sexual precoz y sin protección no causa, en general, morbilidad y mortalidad durante el período de la adolescencia; sus efectos y costos se evidencian más tarde en la vida y puede tener importantes repercusiones en el desarrollo biológico, social y psicológico de la joven generación. Por eso este problema constituye una preocupación de primer orden para los profesionales de la salud y se impone abordarlo a partir de un marco conceptual actualizado, sobre el desarrollo humano integral y la promoción de salud.

Por todo esto, las adolescentes son un sector de la población que tiene un riesgo reproductivo elevado, y si está asociado un embarazo, el riesgo es superior; pudiendo desarrollar enfermedad hipertensiva, anemia, bajo peso al nacer, parto pretérmino y nutrición insuficiente. Dada esta situación, la atención a la adolescente embarazada, futura madre, debe ser vital para garantizar el desarrollo del proceso madre-hijo, un cuidado y crianza adecuadas que evite consecuencias particularmente peligrosas, tanto para ella como para su descendencia. Todo esto nos motivó a estudiar en nuestra institución a la madre adolescente.

En Cuba el 13% de los nacimientos ocurren en madres adolescentes, hallándose entre las naciones con índice elevado de nacimientos en este grupo de edad. (4). El 80% de ellas tiene riesgo de tener hijos con peso menor de 2 500 g, y 1,6 veces mayor que para las que tienen más de 18 años, las tasas de fecundidad adolescente, que inciden en el indicador del bajo peso al nacer. En la década del ochenta las adolescentes llegaron a ocupar en el país el segundo lugar en la estructura etérea de mujeres en edad fértil, después del grupo de veinte a veinticuatro años. En 2002 se encuentran en la cuarta posición y muestran una tasa de 49,1 menor que la del censo de 1953 de 58,9. En 2004 la tasa continúa su descenso a 44,8 y se mantiene la posición. El grupo que más aporta a la fecundidad, se halla en la etapa tardía de dieciocho y diecinueve años. Se sabe también que la relación aborto-fecundidad entre adolescentes favorece al primero, y que con frecuencia en ese grupo de edad se usa el aborto como método de anticoncepción. No obstante, en algunas regiones del país se pueden observar ligeros incrementos en la tasa de fecundidad adolescente que constituyen preocupaciones para quienes ejecutan el PAMI y tratan de lograr mejorar los indicadores de salud reproductiva en sus localidades. Esa preocupación afloró durante la visita de los evaluadores a los hogares maternos. Las estadísticas visibilizan un ligero incremento de la maternidad adolescente en Guantánamo, que tenía una tasa de 59 en 2002 y se eleva a 62,7 en 2003, frente a una estabilidad de esas tasas en las provincias de Granma y Santiago de Cuba.

Prevención del embarazo adolescente

Prevención primaria

Supone la base de la prevención y procura actuar sobre los factores de riesgo que favorecen u originan la aparición del problema. Una vez analizadas las causas del embarazo adolescente, y conscientes de que hay factores difíciles de modificar (estado socioeconómico), proponemos una actuación dirigida a implementar los programas de educación sexual y mejorar la accesibilidad de los jóvenes a los métodos anticonceptivos.

Programas de Educación Sexual

Los padres, primeros responsables en materia educativa, delegan con demasiada frecuencia su responsabilidad en terceras personas haciendo dejación de su derecho y deber de educar, en materia de sexualidad, a sus hijos. La consecuencia de este hecho es que hasta el 57% de los padres no hablan de temas de sexualidad con sus hijos y que hasta el 50% de éstos obtienen información sobre esta materia de sus amigos o medios de comunicación. La sociedad, en su conjunto, puede tener derecho a preservar unos valores éticos y culturales que le han sido transmitidos y considere que no debe facilitar información a los jóvenes, creyendo que los adolescentes no deben tener relaciones sexuales y, por ello, no necesitan información o bien que la información pueda suponer un aliento a mantener relaciones sexuales.


Conocimiento sobre la prevencion del embarazo en la adolescencia .7

Las actitudes de ciertas sociedades modernas han demostrado lo erróneo de esta presunción poniendo de manifiesto que el fenómeno habitual es el contrario: a mayor educación e información sexual menor tasa de embarazo adolescente. Un ejemplo lo tenemos en Suecia donde, tanto la tasa de embarazos como la de IVEs en adolescentes, disminuyó de forma notoria a partir de la promulgación de la Ley que obligaba a impartir Educación Sexual en las escuelas. Otras experiencias similares llevadas a cabo en Holanda o en EEUU han demostrado que el hecho de proporcionar consejo anticonceptivo a los jóvenes no parece promocionar, de forma significativa, el inicio de las relaciones sexuales entre los no activos, si bien aumenta, significativamente, el empleo de métodos anticonceptivos entre los sexualmente activos.

Mejora de la accesibilidad a los métodos anticonceptivos

Esta debe ser una responsabilidad que asumamos los profesionales sanitarios considerando, además, que no es suficiente con prescribir un determinado método sino que, también, hay que dialogar e informar, faceta en la que los jóvenes no encuentran la respuesta esperada para sus necesidades.

Los servicios tradicionales de Planificación Familiar han jugado un importante papel en la prevención del embarazo adolescente, pero todavía queda mucho por hacer. Debemos innovar estos servicios, para reducir el impacto social desfavorable de la fertilidad adolescente, dotándolos de nuevas estrategias de captación, relación y responsabilidad.

Prevención secundaria

El embarazo adolescente necesita una mayor atención sanitaria para prevenir y tratar las incidencias que lo complican haciendo especial énfasis en los programas de Educación Sanitaria, puesto que se ha demostrado que las jóvenes embarazadas acogidas en los programas de Educación Prenatal presentan una menor incidencia de morbi-mortalidad, materna y perinatal, y utilizan más los métodos anticonceptivos después del parto.

Prevención terciaria

Es responsabilidad de la comunidad proveer y garantizar los recursos necesarios a las madres adolescentes para que las repercusiones, a corto, medio y largo plazo, de su maternidad sean lo menos graves posibles. Son necesarias políticas comunitarias de acogida a estas madres que posibiliten la continuación de sus estudios y formación, de forma que alcancen el desarrollo socioeconómico que les corresponde. (67).

Objetivo general

Determinar el nivel de conocimientos acerca de la prevención del embarazo en la adolescencia, en un grupo de adolescentes entre 13 y 16 años, pertenecientes al CMF No. 3, del área 1, del municipio de Cienfuegos, en el período julio 2007 a julio 2008.

Objetivos específicos

1. Caracterizar a los adolescentes según algunas variables sociodemográficas: edad, escolaridad, ocupación, sexo.
2. Identificar hábitos tóxicos presentes en el grupo de adolescentes.
3. Determinar los criterios sobre los beneficios del autocontrol sexual.
4. Determinar el conocimiento sobre métodos anticonceptivos.
5. Identificar el método anticonceptivo más eficaz para los/las adolescentes.

Material y método

Se realizó una investigación cuantitativa, sobre la base de un estudio descriptivo y de corte transversal, en un grupo de 20 adolescentes, entre 13 y 16 años de edad, en el período de julio 2007 a julio 2008, con el objetivo de determinar el nivel de conocimientos de los jóvenes acerca de la prevención del embarazo en la adolescencia.

El grupo de estudio perteneciente al CMF No. 3, del área 1, del municipio de Cienfuegos, representó el 56% del total de adolescentes de la población de adolescentes correspondientes a dicho consultorio, la muestra fue seleccionada al azar simple, mediante la utilización de un bombo.

Se incluyeron en la muestra adolescentes que se escogieron en el bombo, y previo consentimiento informado de ellos y de sus padres para participar en la investigación. Se excluyeron los/las adolescentes que al momento del estudio estaban casada/os, se excluyeron las adolescentes embarazadas o con hijos.

A los mismos se les aplicó una encuesta, redactada para este trabajo investigativo.

La información recolectada sobre las siguientes variables:

Variable - Tipo de Variable – Escala - Descripción

Variable: Edad

Tipo de Variable: Cualitativa continúa

Escala:

Menos de 13 años.

13 años.
14 años.
15 años.
16 años.

Descripción: Según edad biológica

Variable: Sexo

Tipo de Variable: Cualitativa discreta.

Escala:

Masculino.
Femenino.

Descripción: Según sexo biológico de pertenencia.

Variable: Ocupación

Tipo de Variable: Cualitativa nominal politómica.

Escala:

Estudiantes.
Desvinculado.

Descripción: Según encuesta.

Variable: Escolaridad

Tipo de Variable: Cuantitativa discreta.

Escala:

Primaria sin terminar.
Primaria terminada.
Secundaria básica sin terminar.
Secundaria básica
Terminada.

Descripción: Según encuesta.

Variable: Hábitos tóxicos

Tipo de Variable: Cualitativa discreta.

Escala:

Tabaquismo.
Alcoholismo.
Psicofármacos.

Descripción: Según encuesta.

Variable: Práctica de relaciones sexuales con penetración.

Tipo de Variable: Cualitativa politómica

Escala:

Si.
No.

Descripción: Según encuesta.


Conocimiento sobre la prevencion del embarazo en la adolescencia .8

Variable: Información y/u orientación sobre sexualidad humana.

Tipo de Variable: Cualitativa politómica

Escala:

Si.
No.

Descripción: Según encuesta.

Variable: Vías de información.

Tipo de Variable: Cualitativa discreta

Escala:

Padres.
Amigos y grupo de compañeros.
Educadores.
Médico y enfermera de la familia.
Radio y TV.

Descripción: Según encuesta.

Variable: Conocimientos sobre métodos de prevención de embarazos.

1. Criterios sobre los beneficios del autocontrol sexual: evitar embarazos no deseados, evitar las ITS, cumplir los sueños futuros, evitar las complicaciones de un aborto u otras respuestas similares.
2. Conocimiento sobre métodos anticonceptivos: píldoras abortivas, condón, aborto, regulación menstrual, diafragma, inyecciones, implantes, interrupción del coito, método del ritmo, método Billings, DIU, abstinencia sexual, anticoncepción de emergencia.
3. Método anticonceptivo más eficaz para los/las adolescentes: abstinencia sexual.

Tipo de Variable: Cualitativa discreta.

Escala:

Satisfactorio.
Insatisfactorio.

Descripción: Se otorgó valor cuantitativo a cada aspecto del conocimiento de la siguiente forma:

1. 24 puntos.
2. 16 puntos. (si señalan el aborto o la regulación menstrual el total del valor del aspecto es 0, aunque hayan señalado otros.
3. 20 puntos.

Se considera el conocimiento satisfactorio por encima de 85 puntos.

Se emplearon los métodos de análisis y síntesis y de inducción y deducción.
La información se obtuvo a través de una entrevista estructurada aplicada a cada persona, previa solicitud de voluntariedad y de consentimiento informado de los padres y de los(as) adolescentes.

La información se procesó mediante el paquete de programas de Microsoft Excel. Los resultados se presentan en tablas estadísticas y porcentajes.

Tabla 1: Distribución por sexo y edad. CMF No. 3. Área 1. Cienfuegos. 2007-2008. 

prevencion_embarazo_adolescencia/tabla1__sexo_edad

Estudiamos un total de 20 adolescentes, de ellos el 55% corresponde al sexo femenino, resultando el grupo más significativo. En el intervalo de 15 años se encontraron 10 adolescentes los que constituyeron el 50% del total referido.

Jorge Peláez Mendoza en su libro “Métodos anticonceptivos, actualidad y perspectivas para el nuevo milenio” refiere que la edad constituye un riesgo en la génesis del embarazo en la adolescencia y señala que ha existido un aumento en las gestaciones cada vez más precoces favorecido por factores biológicos y sicológicos. Destaca también que el grupo de edades más afectado es el de 16-18 años en nuestro país, dato que se desconoce o no es confiable en gran parte de las naciones de nuestra región. (20).

Cruz Sánchez señala un incremento en el% de mujeres adolescentes entre 15 y 17 años que mantienen vida sexual activa. Sobre lo cual otros autores tales como Peláez Mendoza han concluido de igual manera al plantear un incremento del 10% anual de mujeres con relaciones sexuales a partir de los 10 a 19 años de edad y con ello existe un aumento en la incidencia de embarazos no deseados en las adolescentes lo que conlleva en muchos casos a la realización de abortos por decisión propia de la adolescente. (68, 69).

Hay diferencias de género en la percepción de riesgo, las mujeres consideran que el embarazo no deseado es algo que sólo les incumbe a ellas. Aún prevalece en los adolescentes un enfoque machista hacia el sexo y no reconocen al aborto como un método riesgoso para interrumpir el embarazo. (15).

Tabla 2: Nivel de escolaridad. CMF No. 3. Área 1. Cienfuegos. 2007-2008. 

prevencion_embarazo_adolescencia/tabla2_nivel_escolaridad

Observamos que todos están vinculados al estudio, un 50% estudia el nivel medio básico y el resto está ubicado en la enseñanza media superior. Lo que significa que están aún bajo la influencia educativa de la escuela y del grupo escolar.

Los educadores instruyen alumnos que se encuentran en diferentes niveles de desarrollo y son precisamente los maestros un importante instrumento para el cambio de comportamiento, sobre la base del Programa Nacional sobre sexualidad humana que el MINED ejecuta en todos los niveles de enseñanza.

Peláez Mendoza (20) señala que el nivel de escolaridad constituye un factor de riesgo importante en la fecundidad de las adolescentes planteando que las adolescentes de bajo nivel de escolaridades más propensa a salir embarazada de forma no planificada, concluyendo que el nivel de escolaridad y el riesgo de desarrollar un embarazo no deseado tienen una relación inversamente proporcional.

La deserción escolar representa la interrupción brusca de las posibilidades de desarrollo educacional, y la separación inesperada de las adolescentes de su grupo de amigos, viéndose obligadas a desempeñar deberes y funciones en el estrecho ámbito familiar para lo cual no están aún preparadas. Contrariamente a otras, algunas investigaciones arrojan que la mayoría de las adolescentes que recurren al aborto son estudiantes (15). El factor “bajo nivel escolar”, entre nosotros, no parece ser determinante (24).

Llama poderosamente la atención que nuestro país a pesar del desarrollo alcanzado en los servicios de salud, con un excelente nivel que permite garantizar que más del 95% de los adolescentes termina la enseñanza media y una cifra importante continúe estudios a nivel superior, no escape de esta problemática global del adolescente (12,13).

Tabla 3: Hábitos tóxicos. CMF No. 3. Área 1. Cienfuegos. 2007-2008. 

prevencion_embarazo_adolescencia/tabla3_habitos_toxicos

El estudio reveló que los adolescentes no presentan hábitos tóxicos. Esto es significativamente positivo, pues la utilización de alcohol y otras drogas compromete la toma de decisiones adecuadas en relación con el sexo y la prevención de embarazos no deseados y de ITS/VIH.

Suele ocurrir, con cierta frecuencia, que los adolescentes tienen sus primeras relaciones sexuales bajo el influjo del alcohol y, además, un porcentaje estimable de ellos (15%) lo hace después de tomar otro tipo de droga. La utilización de cualquier tipo de droga es mala consejera para realizar ejercicios de previsión y responsabilidad y hay estudios que han demostrado que hasta un 17% de los adolescentes utiliza menos el preservativo después de beber (33).

Tabla 4: Prácticas de relaciones sexuales con penetración. CMF No. 3. Área 1. Cienfuegos. 2007-2008. 

prevencion_embarazo_adolescencia/tabla4_relaciones_sexuales


Conocimiento sobre la prevencion del embarazo en la adolescencia .9

El 80% de los adolescentes estudiados ha tenido o tiene relaciones sexuales con penetración, 82% corresponde al sexo femenino y el 78% del sexo masculino afirmaron haber iniciado estas prácticas.

Alfredo Laffita Batista en su trabajo “Adolescencia e interrupciones de embarazo” también señala en el grupo estudiado un descenso en la edad de las primeras relaciones sexuales como un factor de riesgo importante que influyó en la aparición de embarazo en las mismas (17). De igual manera trasciende en el trabajo realizado por González Labrador y en otros autores (18, 19).

Investigaciones efectuadas en la década del 90, dirigidas a explorar comportamientos sexuales entre adolescentes, mostraron interesantes resultados: la mayoría mantenían vida sexual activa (6).

En cuanto a la edad de inicio de las relaciones sexuales según grupos etarios y sexo, el porcentaje de adolescentes del grupo entre 12 y 14 años que comenzó sus relaciones sexuales entre los 12 y los 14 años, es superior al grupo entre 17 y 19 años, así como los que comenzaron sus relaciones antes de los 12 años en el grupo entre 12 y 14 años también superan al grupo de la adolescencia tardía. Estos datos coinciden con la literatura revisada la cual plantea que en estudios realizados en poblaciones de estudiantes de la enseñanza media se ha visto que alrededor del 60% de los adolescentes varones refieren haber iniciado relaciones sexuales entre los 14 y 15 años de edad y se comporta entre 15 y 16 años de edad promedio en el sexo femenino (9, 19).

Al analizar que los adolescentes entre 12 y 14 años comenzaron sus relaciones cóitales antes de los 14 años, cifra muy superior a la encontrada entre los adolescentes comprendidos entre 17 y 19 años, se puede agregar que estudios realizados en otros grupos de adolescentes muestran que la edad de las primeras relaciones sexuales ha disminuido notablemente y que cerca del 60% ha tenido como mínimo una relación sexual a los 13 años (20).

Tabla 5: Vías por las que recibe información. CMF No. 3. Área 1. Cienfuegos. 2007-2008.

prevencion_embarazo_adolescencia/tabla5_vias_informacion

El 100% de las adolescentes del estudio afirmaron haber recibido alguna información sobre la sexualidad humana.

Apreciamos que la vía por la que los adolescentes habían recibido mayor cantidad de información es a través de la escuela y de los amigos y compañeros del grupo, esto puede estar determinado ya que el ambiente escolar es el de permanencia mayor para estos adolescentes.

Se observa la poca comunicación con los padres, está presente ese obstáculo que es el temor, los tabúes y prejuicios de los hijos a conversar con los mayores sobre sus preocupaciones y problemas relacionados con la sexualidad; el embarazo en la adolescencia es una consecuencia de este obstáculo (68).

También han expuesto la falta de comunicación entre padres e hijos en relación a salud sexual y reproductiva en estudios realizados por González Galván en su trabajo realizado en el año 2000 y el cual refleja resultados muy similares a los obtenidos en nuestro estudio (25).

Además utilizamos como referencia el trabajo de Díaz y Álvarez Vázquez, publicado en el 2001, para profundizar en este tema (19).

La responsabilidad de padres, profesores, sanitarios, de la sociedad en fin, se diluye y los jóvenes obtienen la información sobre los métodos anticonceptivos de sus amigos, medios de comunicación, etc. Los padres, primeros responsables en materia educativa, delegan, con demasiada frecuencia, su responsabilidad a terceras personas haciendo dejación de su derecho y su deber de educar a sus hijos.

Para algunos prestigiosos autores el papel de los medios masivos de difusión es trascendental en la incitación al inicio sexual precoz de los adolescentes (15).

Al referirse a los medios de obtener conocimientos acerca de la sexualidad, se aprecia que en ambos grupos el mayor porcentaje de la información la obtienen mediante las amistades y el médico de la familia ocupa el último lugar, cuestión esta que hay que mejorar, pues el médico de la familia es el principal encargado de promover salud sexual. Nosotros consideramos que una correcta y bien orientada educación sexual es capaz de retardar hasta años el inicio sexual en los adolescentes, al compararlo con sus pares que no la recibieron; es por ello que se debe trabajar más en este sentido evitando más abortos, partos, así como Infecciones de Transmisión Sexual en los adolescentes para cuidar su futuro.

Tabla 6: Evaluación del conocimiento sobre métodos de prevención del embarazo en la adolescencia. CMF No. 3. Área 1. Cienfuegos. 2007-2008. 

prevencion_embarazo_adolescencia/tabla6_conocieminto_prevencion

En cuanto a los métodos de prevención de embarazos los adolescentes reconocieron la mayoría de los mismos, no obstante señalaron como métodos anticonceptivos el aborto y la regulación menstrual, lo cual es significativo tomando en consideración la naturaleza de ambos procederes y las complicaciones que pueden acontecer a la adolescente.

El 100% señaló como método más adecuado a la edad el condón, no obstante debemos señalar que es necesario trabajar la abstinencia sexual como método seguro y eficaz, es decir el posponer las relaciones sexuales a edades más tardías cuando se alcanza la madurez de la sexualidad no sólo física sino síquicamente, también es importante señalar que los adolescentes no tienen las condiciones necesarias para la utilización del condón en sus prácticas sexuales, pues muchas de estas ocurren de manera circunstancial, fortuita o a escondidas.

Los beneficios del autocontrol sexual más señalados fueron: evitar un embarazo no deseado, prevenir las ITS/VIH y poder continuar metas futuras.

Según estudios, el afloramiento, cada vez más anticipado de relaciones íntimas (16), conduce a la discordancia creciente entre capacidad de fecundación y madurez biopsicosocial y sus consecuencias.

Investigaciones, con adolescentes cubanas abortistas, evidencian conocimiento superficial de anticonceptivos, establecimiento de relaciones de pareja simultáneas y fortuitas y reincidencia en esta práctica, que emplean como método de regulación de la fecundad (6,69). Otro estudio refiere que el antecedente de abortos se halló, en 88,1% del total de las féminas, que tenían relaciones sexuales, habiendo el 29,5% recurrido al recurso, más de una vez. Le siguió la regulación menstrual y los embarazos no interrumpidos. La población estudiada percibió, como pobre, la información recibida sobre sexualidad en sus centros educacionales y evidenció una actitud, para evitar el embarazo, no consecuente, considerando inadecuada la educación sexual a adolescentes y madres, muchas de las cuales, vieron en la regulación menstrual, un método de planificación familiar (24).

Resultados fundamentales y conclusiones

1. El grupo etéreo más representativo fue el de 15 años y el sexo el femenino.
2. El nivel de escolaridad que predominó en los adolescentes fue el secundario.
3. El 100% de los adolescentes son estudiantes.
4. Apreciamos que la vía por la que los adolescentes habían recibido mayor cantidad de información es a través de la escuela y de los amigos y compañeros del grupo.
5. El nivel de conocimientos sobre métodos de prevención de embarazos fue insatisfactorio.

Recomendaciones

• Mantener una atención priorizada a los lineamientos del Programa Nacional Materno Infantil y fortalecer el trabajo con el riesgo preconcepcional en la adolescencia.
• Promover el funcionamiento de los círculos de adolescentes y las acciones educativas en los mismos encaminadas a la prevención de embarazos.
• Aunar esfuerzos con las organizaciones políticas y de masas para favorecer la salud reproductiva con el fin de disminuir el embarazo en las mismas.
• Aumentar la labor educativa que se realiza en los centros educacionales sobre salud reproductiva y anticoncepción en la adolescencia con el apoyo de las instituciones de salud, enfatizando en la orientación a los padres de familia.
• Promover en los/las adolescentes el autocontrol sexual y valores éticos que les permitan el desarrollo de una sexualidad plena, responsable, madura y feliz.
• Realizar acciones para retrasar la edad del inicio de la actividad sexual con penetración.
• Aumentar la cobertura de la consejería en salud sexual y reproductiva, facilitando el acceso a información y a métodos de planificación familiar, indicados a los adolescentes que permitan una conducta sexual segura, lo que además disminuirá la transmisión del VIH e ITS.

Encuesta

1. Edad:___
2. Sexo: Masculino: ___ Femenino: ___
3. Ocupación: Estudiante:___ Desvinculado:____
4. Escolaridad: Primaria sin terminar: ___ Primaria terminada: ___ Secundaria sin terminar: ___ Secundaria terminada:___
5. Fumas: Si: __ No:__ Ingieres bebidas alcohólicas: Si:__ No:__ Tienes tratamientos con psicofármacos: Si:__ No: __
6. Has tenido o tienes relaciones sexuales con penetración: Si:__ No: __
7. Has recibido información u orientación sobre sexualidad humana: Si:__ No:__
8. A través de que vías: Padres: __ Amigos y compañeros del grupo escolar:___ Educadores:___ Médico y enfermera de la familia:___ Radio y TV:___
9. Diga algunos de los beneficios del autocontrol sexual:


Conocimiento sobre la prevencion del embarazo en la adolescencia .10

1. En la siguiente relación señala los que consideres métodos anticonceptivos: píldoras abortivas:___ condón:___ aborto:___ regulación menstrual:___ diafragma:___ interrupción del coito:___ método del ritmo:___ método Billing: ___ DIU:___ abstinencia sexual:___
2. Cuál consideras que debe ser el método anticonceptivo adecuado para los/las adolescentes:

Anexo 2. Conocimientos sobre prevención del Embarazo en la Adolescencia Área I Cienfuegos 2007-2008.

Consentimiento informado.

Título: Embarazo en la adolescencia: intervención comunitaria. Policlínico José Luís Chaviano Área I Cienfuegos 2007-2008

El que suscribe:
_______________________________ autorizo a mi hijo ___________________________________ a participar en la intervención educativa después de haber sido informado sobre las características del proyecto de investigación en cuanto: objetivos, contenidos, métodos, materiales a emplear y evaluación y colaborar en la participación del mismo (a) en las sesiones de trabajo de forma puntual y en el cumplimiento de las tareas dirigidas a modificar los criterios y elevar los conocimientos sobre salud sexual y reproductora.

Fecha: __________________________________

Firma: ___________________________________

Firma del autor del proyecto: __________________________

Anexo 3.

Autorización de la dirección del Policlínico Docente José Luis Chaviano.

Yo. Alexis Díaz Brito, directora del Policlínico Área I de Cienfuegos, autorizo a la Licenciada en Enfermería Ángela de las Mercedes Menéndez González, residente de segundo año en la Especialidad de Enfermería Comunitaria que presta servicio actualmente en el Consultorio No 3 de nuestra Área a utilizar el horario comprendido de 8.00 a.m. a 12.00 p.m. de los sábados de los meses de Agosto del 2008 en la aplicación del formulario perteneciente a los adolescentes del mismo consultorio No 3.

Se autoriza además el uso del local del consultorio Nº 3 de nuestra área de salud para la realización de actividades relacionadas con el trabajo investigativo Conocimientos sobre prevención de embarazo en la Adolescencia del cual la autora, previa información de los horarios en que realizará los encuentros.

Firma ____________________

Referencias Bibliográficas:

1. Abreu Naranjo R, Reyes Amat O, García Rodríguez GN, León Jorge M, Naranjo León ML. Adolescencia e inicio precoz de las relacione sexuales. Algunos factores desencadenantes. 2008. Gaceta Médica Espirituana 10(2).
2. Pineda Pérez S, Aliño Santiago M. Concepto de adolescencia. En Manual de Prácticas Clínicas para la atención integral en la adolescencia,
3. Rabelo A. Ese mundo tan adolescente. Disponible en:
http://saludparalavida.sld.cu//modules.php?name=News&file=article&sid=216 . Consultado: abril 26/ 2009.
4. Aliño Santiago M, López Esquirol JR, Navarro Fernández R. Adolescencia. Aspectos generales y atención a la salud 2006. Rev. Cubana Med Gen Integr 2006; 22(1).
5. Cruz Sánchez F. Conductas y factores de riesgo en la adolescencia. En: Manual de Prácticas Clínicas para la Atención Integral a la Salud en la Adolescencia. La Habana: MINSAP; Cuba. 2002.
6. Cortés Alfaro, A. Comportamiento sexual, embarazo, aborto y regulación menstrual en adolescentes de tecnológicos de Ciudad Habana. Rev. Cubana Obstet Ginecol 1999;25(1):34-8
7. Valdés Dacal S, Essien J, Bardales Mitae J, Saavedra Moredo D, Bardales Mitae E. Embarazo en la adolescencia, incidencia, riesgos y complicaciones. Rev. Cubana Obstet. Ginecol. 2002; 28(2).
8. Laffita Batista A. Adolescencia e interrupciones de embarazo. Rev Cubana Obstet Ginecol. 2004. 30(1): 50-62.
9. Orozco Hechavarría N, Vaillant Orozco S, Cumbá Tamayo O. Algunos factores de riesgo del embarazo en la adolescencia [artículo en línea]. MEDISAN2005;9(2). [consulta: 3 abril 2009].
10. González Galván H. Aspectos sociodemográficos del embarazo en adolescentes en Cuba. La Habana. Febrero 2000; (2):7-10.
11. 11. Mollet Robillo C. Papel de la enfermería en la salud reproductiva en la adolescencia. Rev La Salud reproductiva en el adolescente 1998. 1: 46-50.
12. 12. Ferrer LLovet R. El embarazo en la adolescencia: comportamiento en el área 1 [tesis]. Facultad de Ciencias Médicas de Cienfuegos.2000.
13. 13- Batista Moliner R, Feal Cañizares P. Epidemiología en la Atención Primaria de Salud. En: Temas de Medicina General Integral. Vol. I. Cap. 7. La Habana: Editorial Ciencias Médicas; 2001.
14. 14- Cortés A. Orientación sexual en estudiantes adolescentes. Rev Cubana Med Gen Integr 1998; 14(5):450-4.
15. Calero JL, Santana F. Percepciones de los y las adolescentes sobre la iniciación sexual, el embarazo y el aborto. Rev Cubana Salud Públ 2001; 27(1):50-7.
16. Sosa CA. Sexualidad en la adolescencia. Conocimientos y comportamientos según algunas características sociodemográficas. Municipio La Lisa. Tesis para optar por el título de Máster en Atención Primaria de Salud. ENSAP. 2000.
17. Laffita Batista A. Adolescencia e interrupciones de embarazo. Rev Cubana Obstet Ginecol. 2004. 30(1): 50-62.
18. González Labrador I.Algunas consideraciones sobre el aborto. Rev Cub Med Gen Integ 2001; 17(3): 281-6.
19. Díaz E, Álvarez Vázquez L. Factores de riesgo demográficos y sociales del aborto. Rev Cub Salud Pública 2001; 27(1): 26-35.
20. 20. Peláez Mendoza J. Métodos anticonceptivos, actualidad y perspectivas para el nuevo milenio. La Habana: Ed. Científico Técnica, 2002:56-70.
21. Miyar PE, González LI. Información de las madres sobre sexualidad infantil. Rev. Cubana Med Gen Integr 2001; 17(3): 250.
22. González LI. Algunas consideraciones sobre el proceso reproductivo. Rev Cubana Med Gen Integr 2001; 17(5):479-82.
23. Rodríguez Reyes I. Educar la sexualidad en la familia. ¿Una responsabilidad de mujeres? En: Género: salud y cotidianidad. La Habana: Editorial Científico-Técnica; 2000:144.
24. Aliño Santiago M, Marrero Aliño M, López Esquirol J, Navarro Fernández R. Recuento y reflexiones acerca del aborto. Revista PUV 2006; vol1 año 1. http:www.sld.cu/sitios/pdvedado. 9 de julio de 2008.
25. González Galván H. Aspectos sociodemográficos del embarazo en adolescentes en Cuba. La Habana. Febrero 2000; (2):7-10.
26. 26. Moya C. La salud sexual y reproductiva de los jóvenes en América Latina y el Caribe. Abril 2002 [Serie en Internet]; [aprox. 6 pantallas]. Disponible en:
http://www.advocatesforyouth.org/publications/factsheet/fssaludsexual.pdf. Consultado Octubre 12, 2006.
27. Villalba González AC. Inicio sexual adolescente en Uruguay (Parte II). [Serie en Internet] [aprox. 10 pantallas]. Montevideo Uruguay. Instituto de Capacitación de Sexología. Disponible en:
http://www.sexovida.com/colegas/inicio_sexual2.htm Consultado Septiembre 12, 2007.
28. Martínez N, Córdova L. Situación de salud del adolescente cubano. En: Manual de Prácticas Clínicas para la Atención Integral a la Salud en la Adolescencia. La Habana: MINSAP, 2002.
29. Peláez Mendoza J. Anticoncepción de emergencia en adolescentes: nuestra experiencia. Sex Soc 2008; 14(37): 22-6.
30. Sexualidad. Factores que predisponen o reducen el embarazo de adolescentes. Solidaridad net. [Homepage en Internet]. [Actualizado 2004]; [aprox. 4 pantallas]. Disponible en: www.solidaridad.net/articulo2170_enesp.htm. Consultado Octubre 12, 2007.
31. Mustelier Robillo R. Valdespino Brito F, Hernández Pacheco R. La salud reproductiva en el adolescente. Algunas consideraciones importantes. La Habana: Centro Nacional Educación para la Salud, 1999: 7-56.
32. González HA. La sexualidad del adolescente. Rev. Sexo Soc. 2001; 7(17):4-10.
33. 33. Cruz Sánchez F. Conductas y factores de riesgo en la adolescencia. En: Manual de Prácticas Clínicas para la Atención Integral a la Salud en la Adolescencia. La Habana: MINSAP; Cuba. 2002.
34. García J, Figueroa JG. Práctica anticonceptiva en adolescentes y jóvenes del área metropolitana de la Ciudad de México. Salud Pública Méx. 1992; 34(4):413-26.
35. Wright KL. Mejora del suministro farmacéutico de PAE para los jóvenes. Network en español. 2003; 22(3):22.
36. Peláez J. Embarazo en la adolescencia. En: Peláez J. Ginecología infanto/juvenil. Salud reproductiva del adolescente. La Habana: Editorial Científico-Técnica; 1999.p.190-7.
37. Quintero PP, Santalla R, Torres JB, Regal I. Anticonceptivos en la adolescencia. Policlínico “Turcios Lima”, año 2002. Bol Med Gen Integr. 2004; 8(34):1-6.
38. Peláez J. Anticoncepción en los adolescentes y adultos jóvenes. En: Peláez J. Métodos anticonceptivos. Actualidad y perspectivas para el nuevo milenio. La Habana: Editorial Científico-Técnica; 2001.p.54-83.
39. OMS. Consideraciones especiales. En: OMS. Recomendaciones para el uso de anticonceptivos. Ginebra 2da. ed.: Ed. OMS; 2005.p.8.
40. OMS. Nuevo análisis del papel de los dispositivos de barrera vaginales. Out Look 2003; 20(2).
41. Necchi S, Schufer M. Adolescente varón: iniciación sexual y anticoncepción. Arch Pediatr Urug. 2001; 72(2):149-57.
42. 42. Pérez I, Pérez EF, Plá E. Métodos de anticoncepción en adolescentes. Píldora de emergencia. Aspectos ético-legales. Rev Pediatr Aten Primaria. 2005; 7(Supl 1):81-7.
43. Iglesias L. Anticoncepción hormonal en la adolescencia. En: Buil C, Lete I, Ros R, De Pablo JL. Manual de salud reproductiva en la adolescencia. Aspectos básicos y clínicos. Zaragoza: Editorial Wyeth-Lederle; 2001:771-93. 44. Martínez J, Serrano I, Doval JL. Anticoncepción hormonal oral en jóvenes II: atención contraceptiva, prescripción, AHO y ETS. En: Álvarez D, Álvarez de Sotomayor, Balasch B, Barranco E, Bernabeu S, et al. Manual de anticoncepción hormonal. Madrid: Ed. SEC; 2005:263-73.
44. Best K. Anticoncepción hormonal e ITS. Network en español. 2003; 22(3):20-1.
45. 46. Busquets M, Preisler J, Poli C. Mecanismo de acción de anticonceptivos orales: ¿cumplen los ACO de bajas dosis con el objetivo de inhibir la ovulación? Rev Chil Obstet Ginecol. 2002; 67(3):242-8.
46. 47. López F, Lombardía J. Novedades en anticoncepción hormonal. Inf Ter Sist Nac Salud. 2005; 29:57-68.
47. Wright KL. Adelantos en anticoncepción hormonal. Network en español. 2003; 22(3):4-7.
48. 49. Monterrosa C. Los nuevos anticonceptivos orales combinados de ultra baja dosis. Rev Feder Colomb Asoc Obstet Ginecol. 2001; 52(2):1-8.
49. 50. Monterrosa A. Anticonceptivos orales de sólo progestina. Rev Feder Colomb Asoc Obstet Ginecol. 2006; 57(1):1-9.
50. Hatcher RA, Rinehart W, Blackburn R, Geller JS, Shelton JD. Implantes de Norplant. En: Hatcher RA, Rinehart W, Blackburn R, Geller JS, Shelton JD. Lo esencial de la tecnología anticonceptiva. Baltimore: Ed. Population Reports; 1999:8.1-8.24.
51. OMS. Anticonceptivos inyectables, parches y anillos vaginales combinados. En: OMS. Criterios médicos de elegibilidad para el uso de anticonceptivos. 3ra. ed. Ginebra: Ed. OMS; 2005:1-17.
52. Arribas L, Duarte S, Saavedra AM. Indicación de un método anticonceptivo a una adolescente: implante subcutáneo de gestágeno. Rev Atención Primaria. 2004; 34(9):499-503.


Conocimiento sobre la prevencion del embarazo en la adolescencia .11

53. Santana F, Gómez M, Real RM. Sistema de implante subdérmico: Norplant. Rev Cubana Endocrinol. 2000; 11(1):41-50.
54. Dispositivos intrauterinos. Population Reports. 2005; M (19):14-5.
55. Connell EB. El dispositivo intrauterino: reevaluación de su papel como opción anticonceptiva. Rev Mundo Médico. 1998 (marzo):31-8.
56. SEC. Recomendaciones de la conferencia de consenso: actualización del manejo de la anticoncepción intrauterina. Ed. Schering; 2001.
57. Monterrosa A. Anticoncepción de emergencia: ¿cómo, cuándo y por qué? Rev Med UNAB. 2006; 9(1):45-50.
58. Schavion R, Jiménez CH. Anticoncepción de emergencia: ¿por qué nadie me dijo que existía? Rev Endoc Nutr. 1999; 7(12):46-50.
59. Gold MA, Sucato GS, Conard LAE, Adams PJ. Provisión de anticoncepción de emergencia en adolescentes. Rev Chil Pediatr. 2005; 76(4):425-30.
60. Finger WR. La anticoncepción después del acto sexual. Network en español. 2001; 21(1):4-9.
61. Álvarez D, Arribas L, Cabero L, Lete I, Ollé C, De Lorenzo R. Guía de actuación en anticoncepción de emergencia. Ed. SEC; 2005.
62. Lugones M, Ramírez M. Anticoncepción de emergencia en la adolescencia. Rev Cubana Pediatr. 2006; 78(2):1-5.
63. Peláez Mendoza J. Anticoncepción de emergencia en adolescentes: nuestra experiencia. Sex Soc 2008; 14(37):22-5.
64. López JI, Lugones Botell M, Valdespino Pineda L, Ambrosio San Martín S. Aspectos psicosociales del embarazo en la adolescencia .Rev Cubana Med Gen Integr 2005; 21(3-4).
65. Valdés Dacal S, Essien J, Bardales Mitae J, Saavedra Moredo D, Bardales Mitae E. Embarazo en la adolescencia, incidencia, riesgos y complicaciones. Rev. Cubana Obstet. Ginecol. 2002; 28(2).
66. Alonso Uría RM, Campo González A, González Hernández A, Rodríguez Alonso B, Medina Vicente L. Embarazo en la adolescencia: algunos factores biopsicosociales.
http://bvs.sld.cu/revistas/mgi/vol21_5-6_05/mgi095-605.htm.
67. Ares Muzio P. La Intervención familiar en las actuales realidades sociales. Sex Soc 2003.9 (21) : 4.
68. Martín Alfonso, L. Conducta sexual, embarazo y aborto en la adolescencia. Un enfoque integral de promoción de salud. Rev Cubana Salud Pública 2003; 29(2):183-87.