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La importancia de desarrollar la competencia comunicativa en los profesionales de la salud
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Autor: MSc. Lic. Yaikibel Soto Navarro
Publicado: 24/02/2012
 

Todo profesional necesita comunicarse para lograr el objetivo de su trabajo y para ello debe valerse de ciertas herramientas que el mundo de la comunicación posee. Los profesionales de la salud están constantemente inmersos en la comunicación con otras personas. Debe tenerse en cuenta que una comunicación efectiva consiste en difundir información a públicos específicos, escuchar sus necesidades e inquietudes y responder apropiadamente. Además el lograr una comunicación eficaz les permite su desarrollo científico como profesionales que son, importantes para el desempeño en la profesión que ejercen, y que hoy en día constituye un aspecto sumamente importante en todo centro laboral.


La importancia de desarrollar la competencia comunicativa en los profesionales de la salud .1

La importancia de desarrollar la competencia comunicativa en los profesionales de la salud

MSc. Lic. Yaikibel Soto Navarro (1)
Lic. Myriam Damaris Padilla Labrada (2)
MSc. Lic. Edita Solano López (3)

1. Lic. en lengua inglesa. Profesora asistente de la Facultad de Ciencias médicas de Cienfuegos
2. Lic. en lengua inglesa. Profesora Instructor de la Facultad de Ciencias médicas de Cienfuegos
3. Lic. en lengua inglesa. Profesora Auxiliar de la Facultad de Ciencias médicas de Cienfuegos

Facultad de Ciencias Médicas. Cienfuegos 2011.

Resumen

Todo profesional necesita comunicarse para lograr el objetivo de su trabajo y para ello debe valerse de ciertas herramientas que el mundo de la comunicación posee. Los profesionales de la salud están constantemente inmersos en la comunicación con otras personas. Debe tenerse en cuenta que una comunicación efectiva consiste en difundir información a públicos específicos, escuchar sus necesidades e inquietudes y responder apropiadamente. Además el lograr una comunicación eficaz les permite su desarrollo científico como profesionales que son, importantes para el desempeño en la profesión que ejercen, y que hoy en día constituye un aspecto sumamente importante en todo centro laboral.

Se trata, en definitiva, no sólo de hablar sino también de comunicar. Se trata de emplear adecuadamente las reglas gramaticales y socioculturales (reglas de uso). Son las reglas de uso las que nos dicen cuando hablar, qué decir, a quién y en que situaciones particulares. Pero, ¿tenemos Problemas De Comunicación? ¿Hablamos y Decimos Las Cosas Pero No Nos Entienden? ¿Los Demás Nos Dicen Que No Los Entendemos, o Que No Los Escuchamos? ¿Conocemos Cómo Debemos Comunicarnos? El objetivo de este trabajo es reflexionar acerca de la importancia que ha cobrado el desarrollo de la competencia comunicativa en los profesionales de la salud como una vía para alcanzar el éxito en cada acto comunicativo al que se enfrentan.

Introducción

A menudo escuchamos o nos percatamos de lo difícil que es para una persona sintetizar una información de tal forma que toda la importancia del mensaje que va a transmitir lo haga en un límite de tiempo porque así lo requiere la situación. También, hemos sido testigos de las tantas ocasiones en que cuando nos enfrentamos a una exposición, en algún evento científico, ante una audiencia heterogénea, donde al emisor, protagonista de ese momento, se le hace difícil, y a veces casi imposible, expresar en 5,10 o 20 minutos todo un trabajo con excelentes resultados. Como protagonistas en este momento, pensamos que con el tiempo que se ha estimado para la actividad no es suficiente, ya que nuestros resultados son importantes y como seres sociales y solidarios que somos queremos compartirlo, o que no tenemos la capacidad de síntesis y no nos sentimos preparados para comunicarnos de forma competente y estratégica en tan poco tiempo.

Para que un individuo consiga una adecuada competencia comunicativa, debe tener salud, integridad física, y emocional, con un medio que le ofrezca estimulación de acuerdo a su nivel de desarrollo. El lenguaje, tanto en su sentido pragmático como en su sentido representacional para desarrollarlo hay que fomentarlo, por medio de habilidades que se constituyan inicialmente en una práctica de eventos comunicativos donde se requiera de ese lenguaje analítico, como sucede en conversaciones o discusiones centradas en temas no cotidianos.

Las competencias son las capacidades de poner en operación los diferentes Conocimientos, Habilidades y Valores de manera integral en las diferentes interacciones que tienen los seres humanos para la vida y el ámbito laboral.

Actualmente, las competencias se entienden como actuaciones integrales para identificar, interpretar, argumentar y resolver problemas del contexto con idoneidad y ética, integrando el saber ser, el saber hacer y el saber conocer (Tobón, Pimienta y García Fraile, 2010 apud Wikipedia).

Ser competente es manifestar en la práctica los diferentes aprendizajes, satisfaciendo de esta manera las necesidades y los retos que tienen que afrontar en los diferentes contextos donde interactúan los individuos.

La noción de competencia, ha enriquecido su significado no sólo en el contexto laboral sino también en el campo educativo donde es entendida como un saber hacer en situaciones concretas que requieren la aplicación creativa, flexible y responsable de conocimientos, habilidades y actitudes.

Aprender a conocer, Aprender a hacer, Aprender a convivir se convierten en tres pilares de la educación para hacer frente a los retos del presente siglo y llevar a cada persona a descubrir, despertar e incrementar sus posibilidades creativas, permitiéndole que aprenda a ser.

En sentido general, el tema de las competencias, es uno de los más tratados en los últimos tiempos y al respecto, distintos autores han ofrecido diversidad de conceptos y criterios, no así con la competencia desde el punto de vista comunicativo, la cual no ha sido objeto de estudios sistemáticos para sustentarla teóricamente y esclarecer sus fortalezas y vinculación con otras áreas de la ciencia.

Las personas que logran un desarrollo adecuado y armónico de la competencia comunicativa cuentan con una gran ventaja para su desenvolvimiento social, laboral y personal, obtienen un mayor provecho de sus experiencias pues entienden con más claridad el mundo. Desafortunadamente, no todos pueden alcanzar y mantener el desarrollo pleno de la competencia comunicativa.

Desarrollo

En los últimos años, la competencia comunicativa ha sido estudiada por profesionales de diversas áreas de la ciencia como la Psicología, la Pedagogía, la Lingüística y la Sociología. Ellos han destacado la necesidad del uso adecuado de la lengua y además, otros elementos que intervienen en la comunicación eficiente y en el entendimiento mutuo.

Se cuenta con las figuras de los lingüistas Noam Chomsky, Canale y Swain y D.Hymes. Entre otros investigadores destacados en el tema se pueden mencionar a Charadeu, Emilio Ortiz y la Dra. Angelina Romeu Escobar.

Ahora bien, cada uno de estos autores ha brindado un concepto de competencia comunicativa distinto y que en ocasiones toma en cuenta subcompetencias que pueden coincidir o no en los conceptos acuñados por estos autores.
Por ejemplo, N Chomsky en 1957 acuñó el término competencia que definió como "capacidades y disposiciones para la interpretación y la actuación."Esta creatividad es gracias a la competencia del hablante, es decir, el conocimiento que un hablante tiene de su lengua, que le permite combinar distintos elementos, crear y entender un número ilimitado de enunciados gramaticalmente correctos.

La competencia de un hablante es el modelo, el sistema perfecto, la versión idealizada de esa lengua, que, por supuesto, sólo puede tener un hablante nativo y que existe en cerebro. La actuación o ejecución (performance) es el evento comunicativo en sí, es lo que el hablante produce en realidad con errores, frases incompletas, variaciones. Según N. Chomsky, lo interesante es el conjunto de principios y parámetros que conforman la competencia del hablante. El concepto de competencia que propone N. Chomsky comprende sólo la competencia lingüística, con la cual, por sí sola, no se garantizaría una comunicación eficiente.

En el caso de D. Hymes, este sociolingüista en 1971 acuña el término de competencia comunicativa, entendida como un conjunto de habilidades y conocimientos que permiten que los hablantes de una comunidad lingüística puedan entenderse. En otras palabras, es la capacidad de un ser hablante de interpretar y usar apropiadamente el significado social de las variedades lingüísticas, desde cualquier circunstancia, en relación con las funciones y variedades de la lengua y con las suposiciones culturales en la situación de comunicación. Se refiere, en otros términos, al uso como sistema de las reglas de interacción social.

Canale y Swain al identificar las dimensiones de la competencia comunicativa apuntan hacia el aspecto verbal y pragmático, pues tienen en cuenta el conocimiento de las estructuras lingüísticas, la adecuación de su uso a las exigencias del contexto, la estructuración coherente del discurso y el empleo de estrategias efectivas para iniciar, desarrollar y finalizar la comunicación. Integran en el concepto de competencia comunicativa los conocimientos y habilidades necesarios para lograr una comunicación eficiente, de modo que integran dos componentes que en Chomsky y en Hymes habían aparecido divorciados.


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En el caso que ocupa a este trabajo se asume el concepto de Canale y Swain para el desarrollo de una competencia comunicativa eficaz del profesional de la salud. Por consiguiente para que el profesional de la salud alcance una competencia comunicativa eficaz tendría que dominar las subcompetencias comunicativas siguientes:

• lingüística (dominio del léxico, la morfología, la sintaxis, la semántica y la fonología).
• sociolingüística (las reglas socioculturales)
• discursiva (dominio de los recursos de coherencia y cohesión)
• estratégica (compensa fallos de las otras subcompetencias).

La subcompetencia lingüística está relacionada con la competencia gramatical que no es más que la capacidad de actualizar las unidades y reglas de funcionamiento del sistema de la lengua. La sociolingüística está relacionada con la capacidad de producir enunciados acordes a la situación de comunicación. La discursiva con la capacidad de poder utilizar los diferentes tipos del discurso y la estratégica con la capacidad para hacer que no se rompa la comunicación, dicho de otra forma, seria la habilidad para iniciar, desarrollar y concluir la comunicación.

Según la Dra. Angelina Romeo Escobar en su trabajo Aplicación del Enfoque Comunicativo en la enseñanza de la Lengua Materna (1990) la competencia comunicativa se logrará en la medida en que el individuo, como ser hablante, llegue a convertirse en un comunicador eficiente.

Para los profesionales de la salud es de suma importancia convertirse en comunicadores eficientes. Se puede decir que son los que más tratan con personas a diario. Conviene enfatizar así, que es totalmente indispensable para el profesional de este sector adquirir las habilidades adecuadas para poder llevar a cabo de manera competente su práctica diaria con pacientes y colegas, sin olvidar que aparte de estas habilidades sociales hacen falta también la actitud y los valores.

Es oportuno hacer referencia a la definición propuesta por la autora Dalila A. Aguirre, Raya, Licenciada en Enfermería. Profesora Auxiliar, en su artículo Reflexiones acerca de la competencia comunicativa profesional (2005):

“La competencia comunicativa del profesional es la potencialidad que tiene el sujeto de lograr una adecuada interacción comunicativa a partir del dominio e integración en el ejercicio profesional de los conocimientos acerca del proceso de comunicación humana, habilidades comunicativas, principios, valores, actitudes y voluntad para desempeñarse en su profesión eficientemente así como para tomar decisiones oportunas ante situaciones difíciles o nuevas, que faciliten el logro de los objetivos trazados o propuestos en diferentes contextos y en las dimensiones afectivo- cognitiva, comunicativa y sociocultural“.

Estos profesionales de la salud desempeñan función asistencial, docente e investigativa. En el caso de la función docente la eficacia de la comunicación se convertiría en una herramienta poderosa para el logro de sus objetivos como docentes y se cita a los autores José Antonio del Barrio del Campo y María Rosa García Ruiz en su artículo Las nuevas tecnologías como herramienta pedagógica para facilitar la comunicación(2006) cuando exponen que, sin duda, la característica más importante de un buen profesor es su capacidad comunicativa, si se tiene en cuenta que para lograr mejorar la calidad de la educación, en cualquier nivel, es preciso que la comunicación que el docente establece con sus alumnos sea eficaz. Por lo tanto, los autores coinciden con Amayuela, Colunga y Álvarez (2005) cuando afirma que es preciso considerar que la comunicación es el vehículo esencial del proceso enseñanza-aprendizaje.

Somos primordialmente seres “sociales”, en el sentido de que pasamos la mayor parte de nuestras vidas con otras personas. Por consiguiente, es importante aprender a entenderse con los otros y a funcionar adecuadamente en situaciones sociales. Ciertas habilidades de comunicación nos ayudan a mejorar las relaciones interpersonales.

La comunicación es una herramienta esencial de las personas porque a través de ella podemos relacionarnos mutuamente, apropiarnos de nuestra esencia humana y trasmitirla a los demás. Es un instrumento típicamente social y común a toda la humanidad, pero en algunas personas se convierte en un don por sus características individuales al trasmitir las ideas a sus semejantes a través de un uso fluido, pertinente y brillante del lenguaje: son los denominados maestros de la comunicación.

Cuba es un país pródigo en maestros de la comunicación porque han hecho de ella un arte por sus cualidades de oratoria y el efecto que logran en los demás. Un ejemplo es el del apóstol de la independencia José Martí Pérez. Hasta el apóstol le concedía una gran importancia al uso de la palabra, al lenguaje y a la comunicación. Se podría citar el trabajo de los autores Alberto Velázquez López y Ada Bertha Frómeta Fernández José Martí y la comunicación. Análisis de su discurso de 1887 en homenaje al 10 de octubre de 1868 (2008), donde aparecen las frases siguientes:

• "No hay como esto de saber de dónde viene cada palabra que se usa, y qué lleva en sí, y a cuánto alcanza (...) ni hay nada mejor para agrandar y robustecer la mente que el uso esmerado y oportuno del lenguaje" (Martí, 1975: 167).
• “El lenguaje debe ser sencillo, que guarde relación con las características culturales del sujeto y de su entorno, que contenga un alto sentido estético y ético, en el que los sujetos participantes desempeñen un papel activo a medida que intercambian informaciones y puntos de vista”.

Sin embargo, en la comunicación intervienen diversos elementos que pueden facilitar o dificultar el proceso. En todo proceso de comunicación es fundamental tener en cuenta el correcto funcionamiento de tres aspectos: la voz, la personalidad y el lenguaje que utiliza quien comunica. Para profundizar en estos temas los autores José Antonio del Barrio y Maria Rosa García (2006) plantean que se puede recurrir a los trabajos publicados por Del Barrio y Borragán (1998, 1999, 2004, 2005). En ellos se analizan las diferentes condiciones que precisa cualquier comunicación y que se pueden sintetizar en:

En cuanto a la voz y las palabras:

1. Claridad. Las palabras tienen que ser claras. Hay que mover más la lengua para hablar claro, lo que requiere sentirlo (aprovechando, por ejemplo, el frío del hielo o de otro objeto dentro de la boca, utilizando un hilo…) y crear hueco. Y después hablar como si no se tuviese nada dentro de la boca.
2. Volumen adecuado al contexto. Se debe conseguir mucha resonancia para que las palabras tengan más consistencia. Hablar en espacios pequeños, como un baño, hace sentir de forma más clara la resonancia.
3. Ritmo adecuado. La velocidad del habla normal es de 150 palabras por minuto. Una velocidad lenta aporta monotonía, una excesivamente rápida provoca cansancio, confusión y aturdimiento. Hay que adecuar la velocidad a la comprensión del que te escucha. ¿Cómo descubrirlo? Por la forma en que te mira. Lo mejor es cambiar las velocidades para dar más vida a lo que se dice.
4. Ayudarse del cuerpo. La expresión corporal, el gesto, crea las pausas cuando hablamos y transmite intenciones. Hablar es una acción de todo el cuerpo. La mayoría de las veces, incluso, dice más el cuerpo que las propias palabras. En realidad, los gestos mínimos, especialmente de la cara y los ojos, son los que más van a impactar en el que tenemos enfrente. Conocer el lenguaje gestual te permite expresar con más profundidad y con más seguridad.
5. Saber jugar con la voz. Hay que hablar manifestando nuestras intenciones, subiendo y bajando los tonos, jugando con la duración de las vocales y con las pausas, es decir, dar vida, dotar de intenciones al mensaje. Quien sabe mover el cuerpo hace que la voz juegue sola.

En cuanto a la personalidad:

1. Autoestima. Para comunicar es fundamental tener una valoración de uno mismo. La autoestima influirá en nuestra seguridad así como en el rendimiento de lo que nos propongamos.
2. Empatía. Es necesario atender y hacer ver que entendemos la situación del otro, sin tener que identificarnos necesariamente con ella, pero intentando “ponernos en su lugar”. Debe ser un ejercicio cotidiano y realizado sin ninguna violencia. Contacto visual y escucha activa son las herramientas para obtener un grado óptimo de empatía, creando constantemente un clima de confianza y tranquilidad alrededor.
3. Sintonía. Tan importante como el mensaje es el interés que tiene en ello el que lo escucha. ¡Sólo se escucha con atención aquello que nos interesa! Hay que saber reaccionar ante las señales de atención o de distracción del público. El valor de la comunicación lo da el que escucha.
4. Autenticidad. Sólo cuando creemos en lo que estamos comunicando podemos transmitir convicción e influir en los demás. ¡Para convencer hay que vivir tu propio mensaje! No digas cualquier cosa, expresa lo que llevas dentro.
5. Autocontrol. Una comunicación eficaz y positiva implica, también, un adecuado nivel de ejecución. Para esto es conveniente mantener controlados los niveles de ansiedad, confiando en que comunicar es siempre un privilegio.
6. Asertividad, entendida como la propia capacidad de autoafirmación, de expresión directa de los propios sentimientos, opiniones y derechos. Ser asertivo es sentirse mejor con uno mismo y demostrar que se está vivo.


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En cuanto al mensaje:

1. Preparación. La clave del éxito se asienta en la preparación pausada. Una comunicación debe estar siempre muy “posada”. No es aconsejable montar el caballo de la improvisación, lo tirará al suelo.
2. Corrección. Utilizar un lenguaje adecuado al público, claro y sencillo, pero siempre correcto. ¡Cultivar la lectura de la buena literatura!
3. Orden. Mantener el esquema clásico de “Introducción, Desarrollo, Conclusión”: es lo que los demás esperan y además, lo más eficaz.
4. Claridad de las ideas. Marcar adecuadamente los tiempos. Cada momento del discurso tiene su propia dinámica y es preciso respetarla. Vibrar en cada momento y hacer así vibrar al que escucha.
5. Novedad. Ser creativo, original, sobre todo al principio, para ganar la atención, para motivar y cautivar.

En fin, la comunicación es uno de los elementos más importantes para asegurar el éxito del proceso enseñanza-aprendizaje, por lo que se debe tener en cuenta el correcto funcionamiento de los múltiples factores que lo determinan, como la voz, el estilo personal, el lenguaje verbal y no verbal, la capacidad de escucha, la motivación... La comunicación eficaz es un arte, con el que no se nace, sino que se aprende, se mejora, por lo que requiere de un proceso de formación.


Estas condiciones se podrían relacionar con el principio de cooperación de Herbert Paul Grice el filósofo británico, conocido sobre todo por sus contribuciones a la filosofía del lenguaje en el ámbito de la teoría del significado y de la comunicación. P. Grice (1975) plantea que el intercambio conversacional es similar a cualquier transacción contractual, en la que los participantes tienen un objetivo común, sus actuaciones son mutuamente interdependientes y existe un acuerdo tácito para que la transacción continúe hasta que ambas partes decidan terminarla de común acuerdo.

Esta concepción le llevará a formular el Principio de Cooperación como principio regulador de todo acto comunicativo: "Haz que tu contribución a la conversación sea adecuada, en el momento en que se produce, para la finalidad aceptada del intercambio conversacional en el que estás participando". También planteó:

• Nuestros intercambios se rigen por un principio básico que dicta así: “Que su contribución conversacional corresponda a lo que exigen de usted la meta o la dirección aceptadas del intercambio hablado en el que está inmerso”.
• Todos esperamos que en nuestros intercambios comunicativos, nuestros interlocutores sean cooperativos, nos presten atención, traten de entendernos y en su caso nos respondan.
• Esta expectativa es tan alta que de no cumplirse los interactuantes pondrán en marcha un proceso de inferencia por el que tratarán de interpretar lo que está ocurriendo.
• El principio de cooperación despliega en una serie de máximas o principios que gobiernan nuestras conversaciones: cantidad, cualidad, modo y relación.

De cantidad: Haz que tu contribución sea tan informativa como sea necesario. Está en relación con la cantidad de información que debe darse. Incluye dos submáximas:

1) Haga que su contribución sea todo lo informativa que el intercambio requiera.
2) No haga que su contribución sea más informativa de lo que el intercambio requiere.

De cualidad: Haz que tu contribución sea verdadera. Se refiere a la verdad de la contribución, que se especifica también en dos submáximas:

1) No diga lo que crea que es falso.
2) No diga nada de lo que no tenga pruebas adecuadas.

De relación o relevancia: Sé pertinente, no digas algo que no viene al caso. Comprende la máxima que Grice denomina «vaya usted al grano», haga su contribución relevante.

De manera o modo: la supermáxima es «Sea usted claro» y comprende cuatro submáximas.

1) Evite la oscuridad
2) Evite la ambigüedad
3) Sea escueto
4) Sea ordenado

Si bien la docencia tiene una importancia indiscutible, la investigación también. Como profesionales del sector en cuestión, la investigación forma parte de su accionar diario. Los distintos eventos científicos nacionales e internacionales en los que pueda participar un profesional de la salud requieren cada vez más de una competencia científica, profesional que forma parte de la competencia comunicativa.

Un conocimiento nuevo, un descubrimiento, si no se comunica a la comunidad científica, no existe, no es Ciencia. Así pues los científicos son necesariamente comunicadores pues constantemente creen y dan información de lo que hacen en sus artículos científicos, conferencias o congresos científicos, en la redacción de informes y propuestas de proyecto de investigación. De ahí que la necesidad de comunicación está prácticamente presente en todas las facetas del desempeño de estos profesionales. Como científicos, la comunicación siempre debe tenerse como premisa, pues este primordial elemento está estrechamente relacionado con toda actividad científica.

Conclusiones

La comunicación es el instrumento básico que nos permite relacionarnos con los demás tanto en el ámbito personal como en el laboral. Conocer los elementos básicos de la comunicación, su importancia y la forma en la que se interrelacionan, es el primer paso para lograr una comunicación eficaz. Sin conocer las claves de la comunicación resulta difícil coordinar actividades, resolver problemas y tomar decisiones de una manera adecuada.

En la actualidad se requiere de un nuevo profesional de la salud, un profesional integral que cumpla con su perfil de salida, es decir, con sus tareas asistenciales, docentes e investigativas. Para desempeñar una buena asistencia necesitan ser competentes cuando de comunicación se trata. Para ser buenos docentes también, y para desarrollar una buena competencia científica necesitarían de esta competencia comunicativa. Si se logra el desarrollo de una competencia eficaz, se podría cumplir con el Principio de Cooperación de P. Grice, y el concepto acuñado por Canale y Swain de competencia comunicativa y por qué no hasta podríamos convertirnos en maestros de la comunicación. De estos profesionales de la salud depende la formación de presentes y futuras generaciones en cuanto a la asistencia, la docencia y la investigación.

Para que un profesional logre comunicarse eficazmente necesita desarrollar una competencia comunicativa. No puede ser competente únicamente cuando conoce las reglas gramaticales más comunes y es capaz de aplicarlas sin cometer errores. A ellos en potencia, les es necesario un cierto conocimiento extralingüístico para ser capaces de comunicarse eficazmente, es decir, que los usuarios de una determinada lengua deben desarrollar una serie de estrategias con el fin de poder hacer frente a las diferentes situaciones comunicativas.

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