Quiste retroperitoneal. Presentacion de un caso clinico
Autor: Dra. Laura María Pons Porrata | Publicado:  27/02/2012 | Radiodiagnostico y Radioterapia , Cirugia General y Digestiva , Articulos , Imagenes de Radiodiagnostico y Radioterapia , Imagenes de Cirugia General y Digestiva , Imagenes , Casos Clinicos de Cirugia General y Digestiva , Casos Clinicos | |
Quiste retroperitoneal. Presentacion de un caso clinico .2

Con este cuadro se decide la intervención quirúrgica con el diagnóstico de un quiste retroperitoneal realizándose la misma el 21 de julio del 2008, realizando la exéresis y drenaje de gran quiste retroperitoneal que ocupa toda la zona entre el hígado y el riñón derecho, el cual está muy desplazado hacia abajo así como el ángulo hepático del colon. Se abre retroperitoneo, se punciona y se extrae 2000 cc de líquido sucio, seroso, no pus, con paredes finas, friables, se diseca casi en su totalidad, quedando la parte del fondo sin extraer por su localización profunda. No se observan alteraciones en el resto de los órganos. Se indica estudio de la pieza anatómica.

Anatomía patológica informa tejido fibroconectivo, elástico de 24 x 1 cm parduzco con área focal calcificada de 0.8 cm. La muestra está constituida por tejido adiposo, muscular y fibroso con congestión vascular y pared del quiste.

Discusión:

Los quistes retroperitoneales constituyen una patología rara y de baja incidencia. Se clasifican de distintas formas: atendiendo a criterios de malignidad o benignidad, morfológicos (quísticos o sólidos), tejido de origen (mesodérmicos, de tejido neural y de restos embrionarios), etc.

Pueden ser clasificados en:

1. Quistes de origen urogenital: Pueden desarrollarse de restos mesonéfricos, pronéfricos, metanéfricos o de restos mullerianos. Son más frecuentes en mujeres. Su contenido puede ser un líquido claro y achocolatado por hemorragia intraquística.

2. Quistes mesocólicos: Nacen por defecto de fusión de las hojas peritoneales. Su localización por delante de los vasos espermáticos u ováricos los diferencia de los quistes urogenitales que yacen por detrás.

3. Quistes linfáticos: Se forman por compresión u obstrucción de los linfáticos retroperitoneales dando lugar al linfangioma quístico. Su contenido puede ser blanco cremoso y microscópicamente es característica la presencia de material graso.

4. Quistes traumáticos: Formados por hemorragia traumática y en ocasiones espontánea y cuyo resultado es un hematoma organizado que carece de cápsula verdadera.

5. Quistes dermoides y Teratomas: Los quistes dermoides corresponden a teratomas maduros muy bien diferenciados y que contienen estructuras derivadas de las 3 líneas germinales. Su diagnóstico puede ser hecho por una Rx simple de abdomen, al sospechar en la imagen la presencia de cartílago, hueso, dientes, etc. En el 75% de los casos afecta a personas de corta edad y en las primeras décadas de la vida. (1)

Estos tumores son habitualmente asintomáticos, pueden ser la causa de dolor abdominal difuso y náuseas, e incluso llegar a provocar cuadros de obstrucción abdominal por compresión o infección del contenido del mismo. En algunas ocasiones, los quistes se presentan como otros procesos abdominales agudos, como rotura, hemorragia, que puede ser intraquística o intraabdominal, obstrucción intestinal o necrosis e infarto del quiste; todas estas situaciones conllevan la presencia de un abdomen agudo que requiere una intervención quirúrgica de urgencia por vía laparotómica . (6)

El diagnóstico de estos tumores se realiza habitualmente por medio de la ecografía y la Tomografía axial computarizada (TAC), siendo pruebas complementarias entre sí y no excluyentes. La mayor ventaja de la ecografía es distinguir la naturaleza quística o sólida de la tumoración, así como determinar su volumen y topografía, aunque no tiene carácter histoespecífico. Es ideal para el seguimiento postoperatorio, postradioterápico y postquimioterápico. En la ecografía se observan mejor los septos intraquísticos, pero en caso de hemorragia o infección intraquística los quistes pueden simular ecográficamente un tumor sólido o una metástasis necrosada (6), (7), (8), por su parte, la TAC abdominal ofrece, en virtud de los coeficientes de atenuación del fluido del interior del quiste, una mejor información acerca tanto de las características del líquido intraquístico como del componente sólido de estas masas, mejor determinadas por la TAC y la Resonancia Magnética. (6)

La TAC puede considerarse como el método diagnóstico más óptimo, tanto por su capacidad para detectar masas de pequeño tamaño (>/=2 cm) no detectadas por otros métodos, como por determinar el volumen, la topografía y las relaciones del tumor con los órganos vecinos. Su capacidad para definir "densidades tisulares" ha sido empleada para diagnósticos histoespecíficos, como por ejemplo en el diagnóstico de lipomas y liposarcomas. Otros aspectos importantes de su utilidad en la patología retroperitoneal tumoral viene dada por su ayuda a la planificación quirúrgica y a elegir la vía de abordaje, a la ayuda al planteamiento radioterápico, detecta rápidamente las recidivas y a su utilidad para ver la respuesta terapéutica y para el seguimiento clínico. (1)

El diagnóstico de los tumores retroperitoneales conlleva grandes dificultades, por lo que suele realizarse de manera tardía. Muchas veces es el estudio histopatológico de la pieza el que termina por hacerlo, siendo entonces la cirugía una herramienta necesaria no sólo desde el punto de vista terapéutico curativo o paliativo, sino como diagnóstico definitivo. Esta dificultad diagnóstica se ve agravada por el largo tiempo que pueden permanecer estos tumores sin expresarse clínicamente, agravando el pronóstico de los enfermos y llegando a transformar un tratamiento curativo en paliativo; esto es debido, entre otros factores, a la naturaleza laxa del tejido del espacio retroperitoneal. (9)

La punción-aspiración es raramente el tratamiento definitivo de los quistes retroperitoneales (10), (11), siendo la cirugía el único tratamiento válido para este tipo de casos. Debe tenerse en cuenta que, a pesar de ser benignos, tienden a reproducirse y, en ciertos casos, invadir los tejidos que lo rodean (12), e incluso crear situaciones de urgencias. Tradicionalmente, el tratamiento de elección de estos casos consiste en la extirpación del quiste a través de una laparotomía, que se encuentra asociado a una significativa morbilidad. (6), (13)

El abordaje laparoscópico está sustituyendo o complementando el abordaje laparotómico, siendo muy pocos los casos de quistes retroperitoneales extirpados por vía laparoscópica descritos en la bibliografía. (14)

Referencias bibliográficas:

1- Zuluaga Gómez A, Jiménez Verdejo A. Patología retroperitoneal. Actas Urol Esp. [Artículo en línea] 2002; 26 (7): 445-462
http://www.actasurologicas.info/v26/n07/PDF/2607RC01.pdf [Revisado: Julio 2011].
2. Braasch JW, Mon AB: Primary retroperitoneal tumour. Surg Clin North Am 1967; 47: 663-678.
3. Scanlan DB: Primary retroperitoneal tumours. J Urol 1977; 117: 19-23.
4. Álvarez Domínguez T, Gómez Plata E, Guevara López GB, Soriano Rosas J, Carrera González E, Durán Padilla MA. Tumores retroperitoneales. Revisión de cinco años en material de autopsia. Revista Médica del hospital General de México, 2004; 67 (2): 78-82.
5. Kutta A, Engelmann U, Schmidt U, Senget T: Primary retroperitoneal tumors. Urol Int 1992; 48: 353-357.
6. Morales Conde S, Sánchez F, Fernández P, Bellido J, González A, Martínez M. Cir Esp 2001; 69: 507 – 509
7. Forstner R, Sttalegger P: Value of sonography in radiology the retroperitoneum. Bildgebung 1993; 60: 237-240.
8. Ridzon S: Sonographic image of the most frequent abdominal y retroperitoneal malignant tumors in childhood. Cesk Pediatr 1993; 48: 461-467.
9. Perea García J, Gómez A, Muñoz-Calero Peregrín A. Tumor renal diagnosticado como tumor retroperitoneal. Cir Esp 2000; 68: 180-181
10. Hoening DM, Leveillee RJ, Amaral JF, Stein BS. Laparoscopic unroofing of symptomatic renal cysts: three distinct surgical approaches. J Endourol 1995; 1: 55-58. 11- Rubenstein SC, Hulbert JC, Pharand D, Schuessler WW, Vancaillie TG, Kavoussi LR. Laparoscopic ablation of symptomatic renal cysts. J Urol [Artículo en línea] 1993; 150: 1110-1111.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/query.fcgi?cmd=Retrieve&db=PubMed&listuids=93381849&dopt=Abstract [Revisado: Julio 2011].
11. Hancock BJ, St Vil D, Lucks FJ, Lorenzo M, Blanchard M. Complications of lymphangiomas in children. J Pediatr Surg [Artículo en línea] 1992; 27: 220-226.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/query.fcgi?cmd=Retrieve&db=PubMed&list_uids=92226930&dopt=Abstract [Revisado: Julio 2011].
12. Sharpe LA, Van Oppen DJ. Laparoscopic removal of a benign pelvic retroperitoneal dermoid cyst. J Am Assoc Gynecol Laarosc. 1995; 2: 223-226.
13. Chen JS, Lee WJ, Chang YJ, Wu MZ, Chiu KM. Laparoscopic resection of a primary retroperitoneal mucinous cystadenoma: report of a case. Surg Today [Artículo en línea] 1998; 28: 343-345.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/query.fcgi?cmd=Retrieve&db=PubMed&list_uids=98208102&dopt=Abstract [Revisado: Julio 2011].


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