Enfermedad renal cronica. Comportamiento en la diabetes mellitus
Autor: Dr. Daniel Ramon Gutierrez Rodriguez | Publicado:  21/02/2007 | Endocrinologia y Nutricion , Nefrologia | |
Enfermedad renal cronica. Comportamiento en la diabetes mellitus.

Introducción

La Enfermedad Renal Crónica es un problema de salud pública (1) además, está teniendo un comportamiento en el mundo con la creciente tendencia de una pandemia, (2) cuyo espectro completo recién comienza a entenderse. (3) La Enfermedad Renal Crónica se define como el daño renal mayor a tres meses, confirmado por biopsia o marcadores de daño renal, con o sin disminución de la tasa de filtración glomerular (TFG), o (2) TFG menor de 60 mL/min/1.73 m2 por más de tres meses, con o sin daño renal. (4) Esta no debe entenderse como sinónimo es un término sinónimo de Insuficiencia Renal Crónica (IRCT), (5) Por lo que Enfermedad Renal Crónica no se refiere a la enfermedad cuando requiere someter al paciente a diálisis, sino a la insuficiencia de los riñones en diferentes evoluciones. La visión epidemiológica de la Enfermedad Renal Crónica ha cambiado notablemente. Restringida inicialmente a patología de incidencia baja como las enfermedades renales clásicas, en la actualidad la Enfermedad Renal Crónica afecta a un porcentaje significativo de la población debido, fundamentalmente, a que sus causas principales residen en trastornos de alta prevalencia como el envejecimiento, la hipertensión arterial (HTA) y la Diabetes mellitus.

Para que un marcador de daño renal establezca el diagnóstico de Enfermedad Renal Crónica, la anomalía tiene que ser persistente durante al menos tres meses (criterio de cronicidad). Donde la Microalbuminuria, además de ser un marcador de lesión renal, constituye un factor de riesgo para la progresión de la lesión y la perdida de la función renal. (6)

Las situaciones consideradas como daño renal son:

1. Daño renal diagnosticado por método directo:

• Alteraciones histológicas en la biopsia renal.

2. Daño renal diagnosticado de forma indirecta por marcadores:

• Albúmina o proteinuria elevadas.
• Alteraciones en el sedimento urinario.
• Alteraciones en pruebas de imagen. (1)

La proteinuria no sólo define la presencia de nefropatía sino que tiene implicaciones importantes en la progresión de la Enfermedad Renal Crónica (4)

En el año 2002, la National Kidney Foundation stadounidense publicó a través del proyecto K/DOQI (Kidney Disease Outcomes Quality Initiative) una serie de guías de práctica clínica sobre la evaluación, clasificación y estratificación de la Enfermedad Renal Crónica Las guías K/DOQI otorgan un protagonismo especial a la enfermedad cardiovascular reconociendo que las complicaciones cardiovasculares son la principal causa de morbimortalidad en el paciente con Enfermedad Renal Crónica, y que la Enfermedad Renal Crónica constituye, muy probablemente, un factor de riesgo principal de enfermedad cardiovascular; proponen estimar el grado de función renal mediante fórmulas como la ecuación modificada del estudio MDRD (Modification of Diet in Renal Disease) o la formula de Cockcroft-Gault. El diagnóstico precoz de la Enfermedad Renal Crónica en estadíos 1 y 2 resulta fundamental para la posible prevención de la pérdida de función renal y de las complicaciones cardiovasculares. (1)

La microalbuminuria además de ser un marcador de lesión renal, constituye un factor de riesgo para la progresión de la lesión y la pérdida de la función renal. (6)Además intervienen en la progresión de la lesión renal, la proteinuria persistente, la hipertensión mal controlada, la diabetes con mal control, el tabaquismo, la dislipidemia y la anemia, y enfermedad cardiovascular (CV) asociada. (1)

La hipercolesterolemia y la hipertrigliceridemia pueden promover proteinuria y lesión tubulointersticial a través de la producción de los radicales libres de oxígeno, inhibición del óxido nítrico, la modulación del crecimiento y la proliferación mesangial, la infiltración por monocitos, así como, la estimulación de la liberación de citoquinas y de los factores de crecimiento. (7) La asociación entre daño renal crónico y riesgo CV ha sido reconocida por el 7° reporte de HTA del "Joint National Committee" (JNC 7), al incluir como factores mayores de riesgo CV a la microalbuminuria y a la T.F.G. reducida (< 60 ml/min). (8)Se ha visto que los pacientes que tienen mayor albuminuria desarrollan cicatrices túbulo-intersticiales y progresan a la insuficiencia renal crónica (9). De hecho, sólo una pequeña porción de pacientes afectos de Enfermedad Renal Crónica son conocidos, por lo que la cantidad de pacientes afectos o en riesgo es de enormes dimensiones.(10) No existiendo curación definitiva para la mayor parte de las ERC, y estando el trasplante renal seriamente limitado por la disponibilidad de órganos, la mejor estrategia en el momento actual es concentrar nuestros esfuerzos en el conocimiento de los mecanismos moleculares de la progresión y en las estrategias de prevención de dicha progresión (renoprotección).(3) Estas enfermedades pueden ser previsibles y prevenibles, por lo que hay que trabajar en acciones de salud que comienzan con la educación de la población sana, desde que nace, con el propósito de inducir patrones y estilos de vida saludables.(11)

La manifestación más grave de la Enfermedad Renal Crónica, la insuficiencia renal crónica terminal (IRCT) subsidiaria de tratamiento sustitutivo mediante diálisis o trasplante renal, presenta una incidencia y una prevalencia crecientes desde hace dos décadas. Se estima que por cada paciente en un programa de diálisis o trasplante puede haber 100 casos de Enfermedad Renal Crónica menos grave en la población general. Por un lado, estos casos constituyen la base de los pacientes que llegarán más tarde a una Enfermedad Renal Crónica avanzada. Por otra parte, estos pacientes tienen un riesgo cardiovascular elevado y sufren una morbimortalidad por eventos cardiovasculares que, probablemente, tenga un impacto en la salud, mayor que la evolución hacia la necesidad de tratamiento renal sustitutivo. (1) Si bien, la Enfermedad Renal Crónicapuede aparecer a cualquier edad, es en los adultos mayores donde lo hace con mayor frecuencia. Si consideramos todas las causas capaces de desencadenarla, se observa una mayor incidencia en los hombres (relación 2:1), que en las mujeres. (12)De hecho, los datos presentados en el Congreso de la Sociedad Española de Nefrología apuntan que al menos un 10% de los españoles tiene una función renal por debajo del 60%, de ellos, tan sólo un 25% llega a diálisis y una gran mayoría fallece antes por causas cardiovasculares.
(13)

En hemodiálisis en Chile hay 10.400 personas, niños y adultos, con una tasa de 648 pmp y en tratamiento por peritoneo diálisis cerca de 427 personas. (14) La población en tratamiento sustitutivo renal en Cataluña, al igual que en otras comunidades, aumenta de forma constante alrededor de un 4% anual. Según el último informe del registro (RMRC 2002) la incidencia era de 141.7 casos pmp. y la prevalencia de 1017.4 casos pmp. (15) Cuba no escapa a este fenómeno. Según los registros de los médicos de familia, cerca de 10000 personas en el país sufren sus efectos y unas 1 600 reciben tratamiento de diálisis con sistematicidad. La tasa de crecimiento es alrededor de un 10 por ciento anual, cifra que se corresponde con la del resto del mundo. (16)

Objetivos

1. Determinar la prevalencia y el grado de la Enfermedad Renal Crónica en los pacientes.

2. Establecer relación entre la Diabetes Mellitus, y el grado de desarrollo de la Enfermedad Renal Crónica de acuerdo a las variables epidemiológicas.


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