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Cancer. Patologia electroionica
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Autor: Dr. P. García Férriz
Publicado: 27/03/2012
 

Siempre hemos manifestado que para que se forme cualquier tipo de cáncer es necesario que se produzca un desequilibrio electroiónico. Sin la presencia de nuestra corriente eléctrica no es posible la formación tumoral. El ejemplo lo tenemos en el sistema nervioso central (SNC) cuando se produce una paraplejía. Nunca se ha conocido ni un solo caso de cáncer en las extremidades de los parapléjicos. Al quedar suprimida la corriente electromotriz desaparecen todas las acciones químicas.


Cancer. Patologia electroionica .1

Cáncer. Patología electroiónica

García Férriz, P.

Agradecimiento

Este trabajo de investigación de Oncología Clínica (posiblemente sea el último) conlleva un sello muy especial.

Deseo de todo corazón expresar mi más profundo y muy sincero agradecimiento a la Dra. de Oncología Nuria Cárdenas Quesada, no sólo por el acierto que ha tenido en el tratamiento de mi enfermedad (Neoplasia rectal), sino también por su exquisita sencillez y amabilidad con la que en todo momento suele obsequiar a todos sus enfermos.

Y finalmente, una sola palabra: Gracias.

Índice
Resumen.
Palabras clave
Etiopatogenia tumoral
Origen exógeno
Origen endógeno
Cociente de Loeb
Intensidad eléctrica
Ventrículos cardíacos, diafragma y yeyuno e íleon
Epidemiología
Comentario final
Figuras
Bibliografía

Resumen

Siempre hemos manifestado que para que se forme cualquier tipo de cáncer es necesario que se produzca un desequilibrio electroiónico. Sin la presencia de nuestra corriente eléctrica no es posible la formación tumoral. El ejemplo lo tenemos en el sistema nervioso central (SNC) cuando se produce una paraplejía. Nunca se ha conocido ni un solo caso de cáncer en las extremidades de los parapléjicos. Al quedar suprimida la corriente electromotriz desaparecen todas las acciones químicas.

Cuando los impulsos eléctricos (nerviosos) son débiles es muy difícil que se produzca el cáncer. Así sucede en los ventrículos cardíacos, en el diafragma y en el yeyuno e íleon. más adelante nos ocuparemos de ello.
Cuanto mayor es la intensidad eléctrica, mayor será la posibilidad de producirse el cáncer y de que las células malignas avancen con más rapidez.

La disminución de calcio y magnesio puede provocar una peligrosa excitación neuronal con el consiguiente aumento de la intensidad eléctrica. ¡Cuidado con el voltaje de nuestra propia fuerza electromotriz (f.e.m.)!

Palabras clave: Desequilibrio electroiónico, cociente de Loeb, excitación neuronal, intensidad eléctrica y cáncer.

Etiopatogenia tumoral

Es sobradamente conocido que la etiopatogenia del cáncer parte de un doble origen: endógeno y exógeno.

Origen endógeno

Hasta hoy, siempre se ha mantenido el criterio de que nuestra propia electricidad (corriente electromotriz) constituye el mayor excitante que tenemos en el organismo (1) por sí sola, su patología puede provocar las suficientes alteraciones bioquímicas capaces de producir la malignidad celular. Creemos que su faceta más peligrosa va unida al aumento de la tensión o fuerza eléctrica, como más adelante veremos.

Nuestra electricidad es una magnitud que expresa el potencial eléctrico al que está sometido un circuito eléctrico o parte de él, y que presenta resistencia al fluir la electricidad por nuestros conductos nerviosos. El voltio es su unidad de medida. El aumento de voltaje de nuestra propia electricidad puede, por sí solo, provocar un proceso tumoral.

Como la corriente electromotriz es el principal causante endógeno de dicha patología, vamos a exponer seguidamente las dos razones que refuerzan la veracidad de esta vía de investigación. Son las siguientes:

Primera. El temperamento nervioso y el estrés son capaces por sí solos de producir una hiperexcitabilidad neuronal. Esta excitación es captada inicialmente por las espinas dendríticas o por el propio soma celular (2). Este simple proceso puede producir un aumento de la intensidad eléctrica; y aquí se puede fraguar el comienzo de un proceso tumoral en cualquier parte de nuestro cuerpo.

Segunda. La acetilcolina es un éster reversible de colina y de ácido acético, por lo que esta hormona puede actuar como excitante y provocar un continuado aumento de los impulsos nerviosos. Al acompañar la acetilcolina siempre a los conductores nerviosos, puede producirse una patología electrohormonal causante de numerosos procesos tumorales, tanto benignos como malignos, en el sistema nervioso central y en el neurovegetativo. En ambos sistemas suelen formarse con frecuencia tumores virásicos: los tumores papilares del pie (benignos) y los tumores virásicos del sistema vegetativo. En la formación de todos estos procesos tumorales intervienen también otros componentes químicos. su epidemiología es muy amplia; la hemos obtenido a escala nacional. En su formación aparecen distintos tipos de virus, tanto en el sistema vegetativo como en el sistema nervioso central (SNC).

A este trabajo le hemos dedicado más de 50 años: toda una vida profesional dedicada muy especialmente a este campo de investigación. Esta inicial dedicación nos ha servido para poder visualizar un más amplio horizonte sobre el dificilísimo campo de la Oncología. El adentrarse y lanzarse a plantar batalla a la verdadera etiopatogenia de todos los procesos tumorales es necesario, imprescindible tratar de demostrar que todos los cánceres tienen un mismo origen: la excitación neuronal. Pero esta nunca puede producirse sin la presencia eléctrica (nerviosa).

Creemos que esta breve descripción sobre el origen tumoral en el sistema nervioso central (SNC) es altamente suficiente para demostrar que la causa o factor principal es nuestra propia electricidad. si esto es así, nos obliga a pensar y creer que el origen tumoral en el sistema neurovegetativo es el mismo. La diferencia estriba (así lo pensamos) en que en el sistema esquelético predomina la electricidad sobre las acciones químicas (1) y en el vegetativo sucede lo contrario (1), es decir, las acciones químicas adquieren mucha actividad y más libertad expansiva y una energía muy superior a la del sNC. El origen exógeno se calcula que la causa de las neoplasias de origen exógeno alcanza el 80% mientras que las producidas por origen endógeno sería el 20%3. todas estas etiologías tienen como acción principal excitar la membrana celular y aumentar la actividad eléctrica. trataremos de demostrarlo.

Actualmente existen discrepancias sobre la acción electromagnética como causa de cáncer de origen externo. A través de este estudio veremos cómo su actividad patológica no deja de ser altamente perniciosa y peligrosa. se ha demostrado que la electricidad propia de nuestro organismo produce cáncer; no puede negarse esta evidencia. Ella, por sí sola, es capaz de dañar el ADN y romper las dos cadenas.

Es lógico pensar que las radiaciones electromagnéticas (r.e.m.) harán siempre más efecto cuanto mayor sea la exposición a ellas. Lo mismo sucede con las radiaciones ultravioletas (el sol). más adelante explicaremos el porqué, basándonos en la intensidad y el tiempo en que se exponen las personas. No deberíamos encasillarnos en tratar de demostrar cómo se produce el cáncer. Según el profesor Doctor Santiago Ramón y Cajal (premio Nobel en 1906) lo importante es conocer la causa, es decir, por qué se produce. Lo describe muy claramente en una de sus publicaciones que lleva por título “Los tónicos de la voluntad”.

El aire que respiramos, lo que comemos, lo que bebemos… pueden ser causa de cáncer si no adoptamos las medidas de precaución que de modo reiterativo la ciencia médica viene divulgando a través de todos los medios de comunicación.

La mala y abundante alimentación, el alcohol, el tabaco, y un extenso etcétera de productos químicos con los que convivimos, pueden producir radiolisis, es decir, rotura de los enlaces químicos de las moléculas (3) pueden producir también radicales libres, que por sí solos son capaces de romper las dos cadenas del ADN (3), pero lo más peligroso de la acción que ejercen todos los elementos con los que convivimos es la hiperexcitación de la membrana celular. Esta es la causa principal de que se produzca una mayor intensidad eléctrica. Y cuanto mayor sea ésta, la célula maligna se reproduce con mayor rapidez y su avance se efectúa con mayor intensidad (14) son muy numerosos y de diversa índole los productos químicos de acción tóxico-excitante que pueden ser causa de cáncer. Se conocen “casi ocho millones de productos químicos, de los que cerca de un millón son empleados cotidianamente (3).


Cancer. Patologia electroionica .2

Todos estos productos actúan excitando principalmente a las espinas dendríticas y a la membrana celular, pero es muy difícil que esta excitación pueda efectuarse en los ventrículos cardíacos, en el diafragma y en el yeyuno e íleon. En estas regiones de nuestro cuerpo no se pueden producir potenciales eléctricos elevados, imprescindibles para la formación tumoral. La radiolisis, radiaciones ionizantes, radicales libres, etcétera, no pueden aparecer en dichas partes orgánicas, salvo rarísima patología. La epidemiología refuerza cuanto acabamos de exponer.

Cociente de Loeb

Es de vital importancia mantener permanentemente el equilibrio electroiónico celular (cociente de Loeb) para evitar graves patologías, entre ellas, el cáncer.

Los componentes iónicos de dicho cociente son el potasio (K+), sodio (Na+), calcio (Ca2+) y magnesio (mg2+)1. si hay exceso de sodio puede producirse una peligrosa hiperexcitabilidad de la membrana celular. En cambio, si hay pobreza de magnesio también pude producirse una excitación neuronal (1). Así pues, se produciría un desequilibrio iónico por cualquiera de estas dos causas. La membrana celular se excita y la intensidad eléctrica será tanto mayor cuanto mayor sea el desequilibrio iónico.

El calcio inhibe la excitabilidad de todos los tejidos (1). La falta brusca de calcio ionizado se produce por hiperexcitabilidad del sistema nervioso (1) y muscular. Luego, al disminuir el magnesio y el calcio, la hiperexcitabilidad celular permanece constantemente.

Este fenómeno biológico real y evidente lo hemos tenido muy en consideración a la hora de ser tratado en mi propia neoplasia de recto, quedando afectado de células malignas todo el recto medio. Quedé totalmente curado en menos de 25 días (4,5).

Tomé calcio + D, magnesio, alimentación mediterránea y abundante agua con pobreza de sodio y abundancia de calcio y magnesio (4,5). Se me prescribió capecitabina y radioterapia. Ésta me la aplicaron con poca intensidad en la creencia de que iba a ser sometido a intervención quirúrgica. Yo me había negado a ella por el motivo de que tenía mucha fe en mi curación total y definitiva. pensé que la quimioterapia y la poca intensidad de radioterapia serían suficientes para frenar el avance de las células cancerosas, como efectivamente así ocurrió: la quimioterapia y radioterapia frenaron eficazmente los efectos. pero había que vencer la causa. Siempre pensé que si conseguía disminuir la excitación neuronal, la intensidad eléctrica se normalizaría. Y ésta se consiguió al restablecerse el equilibrio iónico. Este es mi personal criterio; pero no puedo confirmarlo.

Hemos tratado de demostrar que la curación del cáncer de recto se obtiene neutralizando la hiperexcitabilidad de la membrana celular. Y hemos demostrado que la causa de mi propio caso clínico consistía en la existencia de una hiperexcitabilidad neuronal del recto. Éste es nuestro personal criterio, teniendo muy en consideración el índice o cociente de Loeb, que es el siguiente:

K+ + Na+ / Ca2+ + mg2+ = 1 (equilibrio iónico)

Con lo anteriormente expuesto, suponemos haber demostrado cuál es la causa esencial de todo proceso tumoral de origen endógeno.

Ya he comentado cómo se curó mi propia neoplasia rectal en fase avanzada. Las células malignas desaparecieron totalmente al ser combatidas en sus dos puntos vitales: los efectos y la causa. La quimioterapia y la radioterapia se encargaron de frenar el avance de las células malignas, es decir, los efectos. Ya expuse en trabajos anteriores (“Neoplasia de recto. Mi propio caso clínico” y “Neoplasia de recto. Cómo se ha curado”) la alimentación que mantuve durante 25 días, que son los que se precisaron para el tratamiento anteriormente indicado.

¿Cómo es posible que me haya curado en tan breve espacio de tiempo, con el solo empleo de la quimioterapia y una radioterapia con poca intensidad? No es de extrañar que se den casos de curación total con el actual sistema empleado en todo el planeta tierra, aunque son poco frecuentes, pero yo me traté asumiendo mi propia responsabilidad, empleando la fuerza magnética para erradicar la causa del cáncer de recto. Está demostrado que la fuerza magnética actúa sobre la corriente eléctrica (23). por ejemplo: supongamos que existe un conductor por el que pasa una corriente eléctrica (en este caso concreto, un nervio motor) en presencia de un campo magnético. “El campo magnético ejerce fuerza sobre cada una de las cargas en movimiento que constituyen la corriente eléctrica” (23). Como la corriente magnética afluye a la superficie de nuestro cuerpo, el electroimán aplicado en la zona adecuada atrae a la corriente eléctrica. Con este procedimiento se consigue disminuir o eliminar mucha intensidad eléctrica del nervio correspondiente. En este caso concreto creo haber conseguido frenar la intensidad eléctrica o disminuirla a un nivel reobase; en este nivel la célula maligna muere por los efectos de la quimioterapia y radioterapia aplicada en el tratamiento. Sin electricidad, toda célula deja de ejercer toda acción química: se atrofia, muere.

Considero, pues, que aplicando la fuerza magnética de la forma indicada, la quimioterapia y la radioterapia ejercen una mayor eficacia curativa. Este ha sido mi personal tratamiento. siempre he mantenido que la intervención quirúrgica debe efectuarse como último recurso.

Intensidad eléctrica

De la misma manera que la tensión arterial debe conocerse y tratarse, la tensión eléctrica (hiperexcitabilidad) también debe ser conocida y tratada. Ya hemos dicho que sin electricidad no pueden producirse acciones químicas. por dicha causa pueden producirse muchas patologías como la hemiplejía, paraplejía, etcétera, y en el cerebro de los enfermos de Alzheimer; en el aparato esquelético, por ausencia de corriente electro-motriz iniciada en el cerebro o médula ósea por muy distintas causas. Estos enfermos, parapléjicos y los de Alzheimer, no pueden tener ningún tipo de cáncer en sus extremidades inferiores y cerebro, respectivamente. Ésta es una prueba que nos atrevemos a considerar como irrefutable. En ambos casos, Alzheimer y paraplejía, hay ausencia de fuerza electromotriz (f.e.m.).

Cuando un organismo está desnutrido, la excitabilidad celular se produce con mayor dificultad. Por ello, el cáncer aparece más raramente en los cuerpos débilmente alimentados que en los fuertemente nutridos. La epidemiología lo confirma. En los países donde la desnutrición abunda, el proceso tumoral aparece con mucha escasez. Y en los países con más o menos abundancia de recursos económicos, el cáncer aparece con mayor profusión; y si se alimentan mucho y mal, mayor riesgo de padecer de cáncer.

En la mielina (capa envolvente del axón) de los organismos desnutridos hay disminución de tejido conjuntivo, lipoides, aminoácidos y proteínas (electrones). Disminuye la vitalidad conductora en los nervios motores de estos organismos desnutridos, siendo por tanto mucho más lenta la corriente eléctrica al ser excitada la membrana celular con menor intensidad; y también las espinas dendríticas, que son los puntos esenciales por donde entra principalmente la excitación nerviosa. Pero es que también se ha demostrado en estos cuerpos muy débilmente alimentados la escasez de mitocondrias y de ATP (6), que son de vital importancia para la actividad de la vida celular.

Ventrículos cardíacos, diafragma y yeyuno e íleon

En las regiones de nuestro organismo que están inervadas con potenciales eléctricos débiles, es muy raro que se forme un proceso tumoral maligno primario. Como ejemplo tenemos el corazón, especialmente los ventrículos, el diafragma y el yeyuno e íleon (7), donde la aparición neoplásica se produce con muy acusada rareza.

Como vemos, vamos hilvanando y tejiendo paso a paso todo lo concerniente a la formación de todo tipo de cáncer en cualquier parte de nuestro cuerpo. Y en todo este proceso de investigación aparece siempre como factor principal nuestra propia corriente eléctrica. A continuación vamos a intentar demostrarlo, empezando por el corazón.

Corazón

Está demostrado que la electricidad del miocardio es extracardíaca. Las ondas electromagnéticas que se originan en el nodo sinoauricular sólo invaden las dos aurículas; nunca alcanzan los ventrículos directamente. Y al no recibir esta zona directamente corriente eléctrica se hace prácticamente imposible la formación de un sarcoma primario. No hemos conocido nunca ni un solo caso de tumor en los ventrículos en todo el planeta.

Este es un estudio que siempre hemos considerado como un caso clínico de indudable valor en la investigación sobre la etiopatogenia tumoral.

Los potenciales eléctricos débiles existentes en los dos ventrículos van dirigidos siempre de dentro hacia el exterior. El saco pericárdico carece de terminaciones nerviosas intraendoteliales (8) (Figura 1), por lo tanto, la débil electricidad ventricular sirve esencialmente para mantener de forma constante la contracción de los dos ventrículos, de la misma forma que sucede en el yeyuno e íleon del que más adelante expondremos sus correspondientes características.

Como consecuencia de la debilidad de sus propios potenciales de acción (eléctricos), ni en el corazón ni en el diafragma se produce el proceso electroiónico que normalmente se realiza en la mayor parte del organismo. El potencial de acción consiste en el cambio de potencial eléctrico que ocurre en la membrana de una célula durante el paso de un impulso nervioso.


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Como un impulso nervioso viaja de forma parecida a como lo hace una onda eléctrica a lo largo del axón, causa un aumento localizado y transitorio en el potencial eléctrico a través de la membrana celular desde -60mV (milivoltios), el potencial de reposo, a 45mV (9).

El cambio de potencial eléctrico es causado por un flujo de iones de sodio (9). En la mayor parte del organismo, cuando dicho ión aparece en cuantía excesiva, puede provocar un aumento de la excitación celular y, por consiguiente, puede producirse una peligrosa subida de la intensidad eléctrica. Pero este fenómeno no ocurre en el corazón por existir un débil y constante equilibrio electroiónico, como acabamos de exponer.

Como hemos visto, en estas condiciones es prácticamente imposible que en los ventrículos se produzca una patología electroiónica capaz de producir un sarcoma. La radiolisis, radiaciones ionizantes y los radicales libres nunca aparecen en los ventrículos.

Diafragma

El diafragma, al estar también envuelto por el pericardio fibroso (saco pericárdico) (Fig. 2), permanece exento de corriente nerviosa motora procedente del exterior, exactamente igual que en los dos ventrículos. sus células tienen las mimas características funcionales que las correspondientes a las células ventriculares. De aquí podemos deducir y creer que tanto los dos ventrículos como el músculo diafragmático permanecen constantemente inmunes a la formación de ningún proceso tumoral.

En la fotografía número 2 se aprecia la fusión del pericardio fibroso cardíaco con la porción tendinosa (centro frénico) del diafragma.

Seguidamente vamos a exponer unos interesantes apuntes sobre el porqué tampoco aparecen neoplasmas en el yeyuno e íleon, salvo muy rara patología.

Yeyuno e Íleon

Siguiendo la misma vía de investigación, vamos a describir someramente el planteamiento neuronal correspondiente al yeyuno e íleon. En él veremos cómo existe una gran similitud de la etiopatogenia tumoral en dichas regiones intestinales con la correspondiente al corazón y diafragma que acabamos de exponer. su rareza en su formación es también por ausencia de elevados potenciales eléctricos.

Las vías digestivas se disponen frecuentemente en plexos con ganglios nerviosos situados en su trayecto (8). Normalmente siguen a las arterias desde su origen hasta sus ramas terminales (8).

El músculo liso del tubo digestivo es un músculo liso unitario cuyas células están eléctricamente acopladas a través de las vías de baja resistencia denominadas uniones de brecha (10,11). Las fases de despolarización y repolarización en el yeyuno e íleon se hacen con mayor lentitud.

El potencial eléctrico en el yeyuno e íleon también es débil. Sus ondas lentas proceden de las células intersticiales de Cajal, que son abundantes en el plexo mesentérico (10,11). Este plexo es parte del plexo entérico que está entre las capas musculares (10,11).

Del mismo modo que el nodo sinoauricular es el marcapaso del corazón, las células intersticiales de Cajal pueden considerarse el marcapaso del músculo intestinal (10,11). Dicho marcapaso establece la frecuencia de potenciales de acción y contracciones (10).

Con esta electricidad no es posible que aparezcan los efectos propios de las grandes intensidades eléctricas: radiolisis, radicales libres y radiaciones ionizantes. Estos efectos nunca aparecen en el corazón, diafragma y yeyuno e íleon. La causa es la misma en dichas partes orgánicas.

Resulta curioso y sorprendente que en la faringe, en el esófago y en el duodeno se produce neoplasia con variable frecuencia, a pesar de que la ingesta no se detiene durante todo su trayecto. Y al no detenerse, el bolo alimenticio no provoca excitabilidad celular en sus respectivas paredes internas. En cambio, el quimo atraviesa todo el intestino delgado en 3-5 horas (aunque en determinadas circunstancias puede tardar más)6. La velocidad de este movimiento es tal, que la última parte de la ingesta suele estar saliendo del íleon cuando la siguiente entra en el estómago. Y a pesar de permanecer la ingesta tanto tiempo en contacto con la túnica interna intestinal, no se produce excitación en sus células, especialmente en las células intersticiales de Cajal. pero a diferencia de la faringe, esófago y duodeno, el yeyuno e íleon no recibe corriente eléctrica intensa. La ingesta en el yeyuno e íleon no puede producir excitabilidad en sus células, en dichas condiciones.

El intestino delgado, por otra parte, tiene un ciclo de recambio celular muy rápido; todo el epitelio se renueva en un plazo de 6 días aproximadamente (10,11). Este ciclo de recambio es muy importante, ya que las células epiteliales son sensibles a la hipoxia y a otros irritantes (10).

En el músculo cardíaco la electricidad parte de los plexos preaórtico, retroaórtico y subaórtico (Fig. 3). Lo mismo sucede con la arteria mesentérica superior, en la que existen los plexos prearterial y retroarterial (Fig. 4), de donde emergen numerosos finos nervios que conectan con el mesenterio; y este, al insertarse en el yeyuno e íleon, le provoca contracciones intestinales, pero nada más: no provoca excitabilidad celular. Existe una clara y contundente semejanza entre ambas partes de nuestro cuerpo desde el punto de vista eléctrico.

En la figura número 3, vemos como parten del plexo subaórtico unos finos nervios con sus células ganglionares en su trayecto. Estos nervios con sus cargas eléctricas débiles se dirigen hacia la parte posterior de la aurícula derecha.

En la figura número 4 nos encontramos con una situación neuroanatómica similar a la anterior. En ella, insistimos, vemos también una arteria (mesentérica superior) y sus respectivos plexos (prearterial y retroarterial) de donde parten numerosos y finos nervios que se ponen en contacto con el mesenterio.

¿Existen otras causas? ¿Estamos en un error? sinceramente, creemos que no.

Un dato muy significativo es que la generación de las ondas eléctricas lentas no se debe al sistema nervioso (10). La hipótesis actualmente aceptada es que las ondas eléctricas lentas son generadas por las células intersticiales de Cajal, localizadas entre las capas musculares longitudinal y circular y en la submucosa del intestino (10).

Por otra parte, si las células intersticiales de Cajal sólo viven seis días (7), es muy difícil o imposible la formación tumoral. En este espacio de tiempo no pueden producirse las tres principales fases de que consta la formación de una neoplasia: fase inicial (excitabilidad), formación tumoral y proyección. Al faltarles la electricidad a los seis días a estas células, que son las más abundantes del intestino delgado, sus acciones químicas cesan totalmente: las células mueren, son reemplazadas por otras nuevas.

Las ondas eléctricas lentas también están presentes en el intestino grueso, pero el gradiente de frecuencia es el inverso: la frecuencia mínima se registra en el ciego, y la frecuencia máxima en las regiones más distales (10). Lo sintetizamos de la forma siguiente: 

patologia_electroionica_cancer/incidencia_tumores_intestinales

* pero su frecuencia supera a la del yeyuno e íleon y es menos frecuente que en el colon y recto.

Las ondas eléctricas lentas se producen alrededor de la circunferencia del intestino y se comportan como si viajaran con gran rapidez en todos los puntos alrededor del segmento intestinal (10). Simultáneamente viajan a mucha menor velocidad en la dirección longitudinal, especialmente en la región ileocecal. El íleo fisiológico —la ausencia de motilidad intestinal— es un estado de comportamiento intestinal en que la función motora silente está programada neuralmente (10). El estado del íleo fisiológico desaparece tras la ablación del sistema nervioso entérico (10). El ritmo eléctrico básico del intestino delgado es independiente de la inervación extrínseca (10). No obstante, la excitabilidad del músculo liso y su fuerte contracción puede ser modificada por los nervios extrínsecos. Como vemos, resulta interesante y sorprendente el mecanismo electroiónico de todo el tubo intestinal (véase “Cuadro sinóptico”).

Esta descripción expositiva podemos hacerla extensiva a todas las partes orgánicas donde el cáncer suele aparecer raramente. He aquí la causa y denominador común de todos los tipos de cáncer. ¿Hay duda?


Cancer. Patologia electroionica .4

Decía el profesor español, Dr. Cajal (premio Nobel), que lo importante es conocer a fondo la causa, es decir, el porqué se produce un determinado proceso o enfermedad. Y añadía que el cómo se produce es menos importante. Así lo manifestaba en su magnífico libro titulado “Los tónicos de la voluntad”. Y a tan insigne profesor hay que seguirle y creerle.

Nosotros creemos haber demostrado el porqué se produce el cáncer y por qué no se produce. ¿Estaremos equivocados?

En los casos clínicos que hemos mencionado (corazón, diafragma, yeyuno e íleon y ciego) la formación neoplásica es bastante rara, aunque algo más frecuente que en el ciego.

Desconocemos otros motivos que eviten la formación de procesos tumorales malignos a las partes orgánicas descritas. por ello, mientras no se demuestre lo contrario, la formación de todo tipo de cáncer es por la constante acción de elevados potenciales electroiónicos: estos son los causantes de todos los efectos patológicos que se producen en todo proceso tumoral. Este es nuestro criterio.

Y no olvidemos que nuestra corriente eléctrica es el mayor excitante que tenemos en el organismo (1). Ella, por sí sola, puede producir un proceso tumoral.

¡Atención a nuestra electricidad!

Epidemiología

No son frecuentes los casos de sarcoma primario en el corazón. Las casuísticas nos demuestran que el cáncer cardíaco por metástasis es más frecuente que el primario. En los casos de metástasis, la intensidad eléctrica llega al nodo sinoauricular con mucha mayor intensidad y, así, es lógico y normal que se cumpla la ley de Maxwell, que dice: “Los efectos o acciones que se producen en el punto inicial por la intensidad eléctrica son los mismos en sus puntos terminales”.

Pero todos los casos de sarcoma, tanto primario como secundario, sólo afectan a las aurículas y nunca a los ventrículos. La corriente electromotriz no les llega a los ventrículos en estos casos. El enfermo fallece siempre antes.
La epidemiología de neoplasia diafragmática nos demuestra que, por la misma causa que acontece en los ventrículos, su formación también es muy rara. sus correspondientes configuraciones neuroanatómicas son similares.
En estos tres casos (corazón, diafragma y yeyuno e íleon), encontramos potenciales eléctricos débiles. Éste es, posiblemente, el denominador común por el que no debe formarse ningún proceso tumoral.

No visualizamos otra posible causa.

Comentario final

En el supuesto de que este estudio de investigación clínica sobre la etiopatogenia de todo proceso tumoral haya llamado la atención y obtenido un marcado interés, no sería extraño que surgieran más preguntas que respuestas. Pero las respuestas que aquí aparecen podrían ser consideradas como suficientes y con matices irrefutables.

Mantenemos el criterio de que todos los productos tóxicos excitantes de origen exógeno (que se cuentan por millones) y los diversos elementos de naturaleza endógena, pueden producir una peligrosa excitación de la membrana celular, tanto nerviosa como muscular. Cuando es excesiva y permanente, toda excitación celular produce la hiperexcitabilidad de su correspondiente membrana. Inevitablemente, a esta hiperexcitación le sigue un progresivo aumento de la intensidad eléctrica. Como nuestra propia electricidad está considerada como el mayor excitante que tenemos en nuestro organismo, si aumentamos su intensidad de forma continuada, es normal que se produzca radiolisis, radiaciones ionizantes, aumento excesivo de calor en la célula, etcétera; efectos capaces de romper las dos cadenas de ADN.

Entre otros muchos factores, esta patología eléctrica puede ser provocada por un desequilibrio iónico. La presencia excesiva de sodio (Na+) puede ser suficiente para que se produzca la correspondiente excitabilidad celular y el consiguiente aumento de nuestra intensidad eléctrica. Y cuando falta el magnesio (Mg2+), está comprobado que también puede producirse una peligrosa excitación neuronal.

Estos son, simplemente, dos ejemplos de producción excitante del sistema nervioso acaecidos por un desequilibrio iónico del que nos hemos manifestado en este trabajo. Se sabe que un simple traumatismo puede producir una hiperexcitabilidad constante en la membrana celular muscular. Pero en las extremidades inferiores de un parapléjico, por mucho traumatismo que se produzcan, nunca se podría producir un proceso tumoral, por la sencilla razón de que en estas regiones no existe corriente electromotriz. Y como no hay electricidad, no se pueden producir acciones bioquímicas; incluso no pueden aparecer en los pies ni una sola hiperqueratosis (callosidad). Este último punto lo hemos descrito ampliamente en otros trabajos, también publicados por la muy acreditada Editorial Científica PortalesMédicos.com

Así pues, todo neoplasma tiene siempre su inicio en una hiperexcitación de la membrana celular, causada por múltiples causas tanto endógenas como exógenas.

Hay que tener muy en cuenta que el sistema nervioso, portador de nuestra electricidad, puede concebirse como un conjunto de dispositivos mediante el cual el organismo reacciona ante los estímulos tanto endógenos como exógenos, reaccionando y gobernando el funcionamiento de los restantes órganos y aparatos, estableciendo entre ellos una armonía en sus correspondientes actividades. “Aunque cada órgano difiere en su función integral, todos incluyen los mismos principios fisiológicos”.

Según el profesor Doctor Santiago Ramón y Cajal: “Todos los tejidos son masas orgánicas formadas, en un orden constante, por la asociación de células dotadas de propiedades estructurales, fisiológicas y químicas semejantes”. Por lo tanto, el proceso o mecanismo electroiónico tiene también que ser semejante.

Por todo ello, no es nada alejado y sí muy comprensible, que consideremos como parte esencial y fundamental a la patología electroiónica como la base precursora y originaria de todo proceso tumoral, sea cual fuere el tejido afectado.

Este es, posiblemente, el último trabajo científico que vamos a tratar de que sea tomado en su justo reconocimiento. Tengo 85 años de edad. Me llevaré la satisfacción plena del deber cumplido. En mi último viaje, que lo haré sin posible retorno, me llevaré conmigo como invisible e inseparable equipaje una eterna felicidad por haber intentado con todas mis fuerzas y de irresistibles estímulos, conseguir mi ansiada meta: cumplir con mi propia conciencia.

Seguro estoy de que Dios me tendrá muy en cuenta.

Figuras 

patologia_electroionica_cancer/fibrosa_serosa_corazon

patologia_electroionica_cancer/imagen_diafragma_musculo


Cancer. Patologia electroionica .5

patologia_electroionica_cancer/nervios_plexo_extracardiaco


patologia_electroionica_cancer/inervacion_motora_yeyuno



Bibliografía

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2. KANDEL E., JESSELL TH. M. Y SCHWARTZ J.; Neurociencia y Conducta. 2a edición. páginas 25, 33, 35, 47, 51, 67, 68, 71, 72, 129, 133, 146, 162, 169, 175, 187, 188, 203, 239, 241, 243, 245. J. Stummpf, ed., Impr. Grafilles, Madrid (1999).
3. GONZÁLEZ BARÓN, m.; Cáncer y Medio Ambiente. Páginas 43, 49, 51, 59, 62, 63, 67. Editorial Noesis-Madrid (1997).
4. GARCÍA FÉRRIZ, p.; publicaciones en portalesmédicos.com: ”Neoplasia de recto. Mi propio caso clínico”
(http://www.portalesmedicos.com/publicaciones/articles/3105/1/Neoplasia-de-recto-Mi-propio-caso-clinico.html).
5. GARCÍA FÉRRIZ, p.; publicaciones en portalesmédicos.com: “Carcinoma rectal. Episodio II: Cómo se ha curado”
(http://www.portalesmedicos.com/publicaciones/articles/3106/1/Carcinoma-rectal-EpisodioII-Como-se-ha-curado.html)
6. GOSÁLVEZ GOSÁLVEZ, m.; Jefe de los servicios de Laboratorio de la Clínica puerta de Hierro (Madrid). Mitocondrias Células Filamentosas Templadas a Baja Presión.
7. GARCÍA FÉRRIZ, p.; publicaciones en portalesmédicos.com: “Nuevas aportaciones sobre la escasez de cáncer en el corazón, diafragma y yeyuno e íleon”
(http://www.portalesmedicos.com/publicaciones/articles/1590/1/Nuevas-aportaciones-sobre-la-escasez-de-cancer-en-el-corazon-diafragma-y-yeyuno-e-ileon-.html).