Actitud de las familias hacia el proceso de participacion comunitaria en los Comites de Salud
Autor: Prof. Irma Josefina Garrido Romero | Publicado:  11/04/2012 | Medicina Preventiva y Salud Publica , Medicina Familiar y Atencion Primaria , Articulos | |
Actitud de las familias hacia el proceso de participacion comunitaria en los Comites de Salud .7

De acuerdo a la definición anterior, se puede decir que las actitudes están centradas en derivaciones de la personalidad del individuo, aún cuando pueda generarse de factores sociales. Las actitudes son en consecuencia elementos del comportamiento humano, que pueden surgir como respuestas emitidas ante un fenómeno o estímulo social, matizadas afectiva o voluntariamente.

En este mismo orden Sanabria (1992), expresa que las actitudes “son constructos que median nuestras acciones y que se encuentran compuestos por cuatro elementos básicos: un componente cognitivo, un componente efectivo, un componente conductual y un componente ambiental” (p.17).

De lo anterior, se desprende que las actitudes son experiencias subjetivas, que implican juicios evaluativos, los cuales se expresan en forma verbal, son relativamente estables y se pueden aprender en un contexto social; es por ello, que la actitud constituye un constructo muy importante para el estudio; explicación y predicción de la conducta social, según el autor citado, las actitudes es un tema de gran importancia en la educación actual. De allí que las actitudes que se adquieran con el aprendizaje y la experiencia no se pueden desligar del medio social en el que se aprenden y mantienen; así, a través de las vivencias cotidianas, se logra un conocimiento de las influencias sociales y los subsecuentes cambios en el comportamiento. Componente ambiental.

Las actitudes están asociadas con imágenes, ideas, objetos y situaciones; además expresan gusto-disgusto, alejamiento-acercamiento, amor-odio; es decir, están íntimamente vinculadas con sentimientos, emociones y con el contexto sociocultural.

Al respecto Coll (1998), plantea que “las actitudes son tendencias o disposiciones adquiridas y relativamente duraderas a evaluar de un modo determinado un objeto, persona, suceso o situación, y a actuar en consonancia con dicha evaluación”(p.137). Sobre la misma base Young (1986), expresa que “...en sentido estricto, la actitud es una tendencia a la acción”(p.7). Es decir, una forma de respuesta que puede ser el comienzo de la acción; por lo tanto, las actitudes son relativamente estables pero sujetas a cambios, y cualquier variación en uno de sus componentes es capaz de modificar los otros.

De esta manera, la actitud, tal como se ha señalado, tiene como característica ser producto de un aprendizaje, lo que significa que se puede cambiar. El cambio de actitud es producto de un proceso de influencia social en el cual juega un papel importante la imitación, la identificación y la internalización, basadas en acciones que presenten los modelos de la vida real o simbólica.

En este sentido Woolfolk (1990), refiere que “aún cuando un modelo sea la causa por la que se intenta una nueva conducta, es poco probable que persista si recibe poco reforzamiento”(p.194). Supuestos sobre las actitudes según Cestillejo (1998), los supuestos de las actitudes se basa en siete (7) aspectos principales:

1. Las actitudes son experiencias subjetivas internalizadas son procesos que experimenta el individuo en su conciencia, aunque los factores que intervienen en su formación sean de carácter social o externos al individuo.
2. Las actitudes son experiencias de una cosa u objeto, una situación o una persona. Los estados de ánimo o las creencias no son actitudes. Debe existir una referencia o algo o alguien para que se genere una actitud.
3. Las actitudes implican una evaluación de las cosas, objetos, situaciones o personas. Cuando se tiene una actitud hacia algo o alguien, no sólo se tiene una experiencia, sino que éstas resultan agradables o desagradables.
4. Las actitudes implican juicios evaluativos. Un juicio evaluativo requiere una comprensión consciente de ese objeto, persona o situación. Es decir, la noción de actitud sugiere una cierta organización de las creencias, las reacciones o la capacidad de crítica. Ello no quiere decir que esa comprensión sea exhaustiva, ni siquiera correcta o apropiada, pero es la comprensión que en un momento y en una situación concreta tiene la persona que expresa su actitud hacia el objeto.
5. Las actitudes se pueden explicar a través del lenguaje verbal y no verbal. Hay muchas formas no verbales de expresar actitudes; pero es innegable que si no se cuenta con el lenguaje verbal, la percepción y el conocimiento de las actitudes se verían empobrecidos.
6. Las actitudes se transmiten. La expresión verbal o no verbal de una actitud se realiza generalmente con la intención que sean recibidos y entendido por otros.
7. Las actitudes son predecibles en relación con la conducta social, si no existiese alguna conducta entre la expresión verbal o gestual de una actitud y la conducta asociadas con esa actitud, se planteará el problema del sentido de dichas manifestaciones verbales. Conviene aclarar, que aunque una persona tenga una actitud clara y correcta hacia algo o alguien, no siempre puede actuar consecuentemente, dado que las actitudes no son los únicos factores que intervienen en la decisión tomadas por una persona de actuar de una manera determinada.

Funciones de las Actitudes

Castillejo (ob. cit) con relación a las funciones de las actitudes hace hincapié a los de orden psicológico y las clasifica así:

Función defensiva: Ante los hechos de la vida cotidiana que no son de agrado de las personas, las actitudes actuarían como mecanismo de defensa. Dos de estos mecanismos son la racionalización y la proyección. Por ejemplo una actitud positiva dentro de un grupo podría proteger a una persona de los sentimientos negativos hacia si mismo o hacia el grupo. Mediante el mecanismo de proyección también se tiende, con frecuencia, a imputar a personas o grupos nuestras actitudes negativas.

Función Adaptativa: Según esta función, las actitudes ayudan a alcanzar objetivos deseados, maximización de los castigos o las finalidades. Así, por ejemplo, adoptar semejantes a las de las personas hacia la que siente simpatía puede resultar funcional para conseguir simpatía o un acercamiento.

Función Expresiva de los Valores: Esta función supone que las personas tienen necesidad de expresar actitudes que reflejen por valores más relevantes sobre el mundo y sobre si mismos. Así, las actitudes ayudarían a confirmar socialmente la validez del concepto que la persona tiene de si misma o la autoestima y la de sus valores.

Función Cognoscitiva: Las constituyen, según esta función, un modo de ordenar, clarificar y dar estabilidad al mundo en que vive el sujeto. En los distintos marcos de referencia en las que el individuo se desenvuelve, se recibe una cantidad de información que puede suponer una sobrecarga. Las actitudes ayudan a categorizar y simplificar mejor ese mundo aparentemente caótico.

Estructura de las actitudes

Las actitudes constan, tal y como se pone de manifiesto, de tres componentes: cognitivo, afectivo, y conativo-conductual, esto quiere decir, que las respuestas que la persona emite frente al objeto de la actitud son susceptibles de una clasificación triple, según predominen en ellas los elementos de información, creencias, afectivas o de intención-conducta. Sin embargo a pesar de que estos elementos son diferentes entre si, todos ellos comparten algo: la disposición evaluativa frente al objeto.

Cognición: Es todo aquello perteneciente al campo de la mente (pensamientos), el cual consta por percepciones de la persona sobre el objeto de la actitud y de la información y de los conocimientos que posee sobre él. Las percepciones o la información pueden ser favorables o desfavorables. De lo anterior se puede analizar que tipo de percepciones tendrá un estudiante frente a la profesión docente, el cual influye de manera positiva o negativa sobre el sujeto en estudio, en este caso el estudiante universitario, teniendo en cuenta el conocimiento que se tenga del sujeto, lo cual afianza el pensamiento en forma afirmativa o negativa.

Incluye todas las creencias que se tiene acerca de un objeto, con base al conocimiento que se tenga del mismo.
El comportamiento cognitivo es el más eficaz en el momento de modificar actitudes, por el hecho de fijar información y creencias de manera estable y duradera. Aquí también toma importancia lo arraigado de las creencias el individuo, si estas creencias son débiles, las posibilidades de modificarlas serán muy elevadas y factibles. El componente cognitivo de la actitud es sencillo y a la vez tiene amplia variabilidad en cuanto a información y creencias concretas sobre objetos específicos.

Afecto: Está compuesto por los sentimientos y emociones que dicho objeto despierta, es decir, encierra todas las variedades de sentimientos, estados de ánimo que se pueden conjugar en un solo cuerpo, los mismos son cualitativos, positivos, (ingenioso, exaltación, afectuoso, complacencia) y negativos (enojo, tensión, nerviosismo, rebeldía, tristeza).

Relacionado todo esto con la actitud frente a la docencia como proyecto de vida, se dice que estos sentimientos influyen de una manera positiva en la formación del docente por ejemplo: Un docente que sea ingenioso, creativo, innovador, que sienta curiosidad, tendrá una actitud de aceptación frente a la profesión y cuando posee sentimientos negativos tendrá una actitud de rechazo, lo cual permite una evaluación actitudinal.


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