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Teoria y clinica de las patologias generadas por el desamparo
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Autor: Dr. José Cukier
Publicado: 16/05/2012
 


Concepto de desamparo- Desamparo significa: abandono, falta de ayuda o favor. Desamparar: dejar sin amparo o favor a la persona que lo pide o necesita; olvidar, descuidar. Quitarle a un buque todo cuanto es aprovechable, dejando al casco por inservible. Citando las definiciones que proporciona el diccionario enciclopédico Espasa, podemos comenzar a pensar en una problemática que aqueja a algunas personas en diferentes momentos de su vida, pero especialmente durante períodos en los cuales se encuentra potencialmente vulnerable y dependiente, ya sea física y o psíquicamente.


Teoria y clinica de las patologias generadas por el desamparo .1

Teoría y clínica de las patologías generadas por el desamparo

Temas de Medicina Interna. Asociación Médica Argentina

Dr. José Cukier

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN
PATOLOGÍAS ORIGINADAS POR DESAMPARO DE ORIGEN EXÓGENO LO SOCIAL.
MIGRACIÓN. TRANSCULTURACIÓN
DESOCUPACIÓN
ESTRÉS LABORAL
LIDERAZGOS - PROCESOS TÓXICOS DEL CUERPO SOCIAL. PSICOSOMÁTICA
PATOLOGÍAS ORIGINADAS POR DESAMPARO DE ORIGEN ENDÓGENO: INFANCIA, ENVEJECIMIENTO, MUERTE
BIBLIOGRAFÍA

INTRODUCCIÓN

Concepto de desamparo- Desamparo significa: abandono, falta de ayuda o favor. Desamparar: dejar sin amparo o favor a la persona que lo pide o necesita; olvidar, descuidar. Quitarle a un buque todo cuanto es aprovechable, dejando al casco por inservible. Citando las definiciones que proporciona el diccionario enciclopédico Espasa, podemos comenzar a pensar en una problemática que aqueja a algunas personas en diferentes momentos de su vida, pero especialmente durante períodos en los cuales se encuentra potencialmente vulnerable y dependiente, ya sea física y o psíquicamente.

Esto ocurre especialmente en la niñez. Dicha vulnerabilidad muestra un gradiente que debiera decrecer con la edad y sobretodo disminuir notablemente al finalizar la adolescencia.

En tales épocas la personalidad se ha definido y el individuo suele encontrarse en el máximo de sus capacidades y potencia generatriz. Sin embargo bien sabemos que existen períodos críticos tanto evolutivos como situacionales y accidentales en los cuales el sujeto ve puesto a prueba sus recursos, su resistencia y responde de acuerdo a su resilencia. Según el diccionario antes mencionado (pág. 9972) resilencia se define como la propiedad de la materia que se opone a la rotura por el choque o percusión. Este concepto acuñado por Boris Cyrulnik en cuanto a su aplicación en Psiquiatría, proviene de la mecánica y da cuenta de la capacidad de algunos sujetos para resistir la adversidad transformándola en un desafío que los lleva a crear algo nuevo y superador.

A continuación veremos cómo las personas sometidas a crisis accidentales o catastróficas pueden dar una respuesta vital diferente de lo esperado. Boris Cyrulnik atravesó él mismo situaciones de desvalimiento las cuales podrían haberlo llevado a la muerte cuando era un niño pequeño. Nació en Burdeos en 1937, su familia provenía de Ucrania y en 1942, sus padres, judíos como él, fueron deportados y asesinados en campos de exterminio alemanes. Cuando el niño Boris tenía 6 años pareció haber llegado su hora y el también iba a morir. Sin embargo logro soltarse de la mano de sus captores y escaparse corriendo a través del campo. Lo recogió una familia y luego fue criado por diferentes familias e instituciones públicas francesas. Probablemente el niño Boris habrá vivido en un contexto de seguridad y sostén afectivos, proveniente de sus familiares (a pesar del medio social inestable).

Dicho sostén, suponemos, puede haber fundado fuertes cimientos sobre los cuales pudo apoyarse para luchar por su vida. Es posible imaginar que sus padres lo hayan preservado del ambiente caótico europeo de finales de los años 30. Bruno Bettelheim, psicoanalista austríaco y judío, nació en Viena en 1903, donde cursó estudios universitarios y se graduó en 1938. Fue detenido y apresado en los campos de concentración de Dachau y Buchenwald. Después de su liberación emigro a USA donde ejerció como profesor en la Universidad de Chicago. Efectuó numerosos trabajos sobre desarrollo y psicoanálisis infantil. Algunos de los más destacados fueron: ”Sobrevivir” - Psicoanálisis de los cuentos de hadas” - Dinámica del prejuicio”- La fortaleza vacía” - “Un hogar para el corazón” - Y un artículo que en su momento obtuvo rápida difusión: ”Individual and mass behaviour in extreme situations”, inspirado en su experiencia en los campos de concentración. Su vida fue un verdadero ejemplo de lucha.

Más tarde estudió Psiquiatría y fue uno de los fundadores de la Etología Humana, disciplina que se ocupa del comportamiento de las personas de acuerdo al medio en que viven. La resiliencia de cada quién, dará resultados diferentes y dichos resultados dependerán de una multiplicidad de factores que se han ido articulando de manera muy compleja (en el sentido de las series complementarias, descritas por S. Freud) y que determinan que un sujeto se constituya como tal. En esta perspectiva consideraremos el efecto gravemente traumático de algunas situaciones vividas tempranamente, las cuales suelen dejar efectos que pueden durar toda la vida. El mundo del desamparo orgánico, psíquico y comunitario es sumamente abarcativo, e incluye condiciones muy diversas, desde las discapacidades físicas, las afecciones psicosomáticas, las enfermedades crónicas y las adicciones, hasta los desfallecimientos psíquicos (autismo, neurosis traumáticas) y los desamparos sociales (minorías nacionales en crisis, marginalidad, violencia, segregación, neurosis traumáticas colectivas). Todas estas situaciones pueden, por otra parte quedar fuera del amparo institucional.

El terreno aquí configurado tiene una gran abarcatividad y sus efectos se extienden a una población mucho más amplia. Tales situaciones tienen un elevado costo para el tejido societario, por lo cual es necesario tener en cuenta los diversos factores de riesgo que requieren de un abordaje pertinente. El vacío interior, las patologías psicosomáticas, la aceleración del cotidiano vivir, la enajenación en el trabajo, la drogadicción, el maltrato corporal, el uso especulativo del prójimo y la entronización del dinero, la violación de lo humano en general, la pérdida y la tergiversación de los valores humanamente deseables... y la enumeración podría continuar; aparecen como los males de nuestro siglo.

En la nueva condición cultural predomina la imagen sobre la cultura letrada, la inmediatez sobre la memoria la reflexión y la elaboración, la experiencia sobre la razón, la incertidumbre sobre las certezas. En nuestro país el problema adquiere singularidades por la mixtura latinoamericana en donde coexisten regiones de posmodernidad. Esta puede entenderse como una condición objetiva en el rebasamiento de la modernidad, constitutivo de la cultura contemporánea sino una especie media entre los aborígenes y los españoles.” Debe añadirse la sangre y el espíritu del esclavo negro traído de África. Los conquistadores desconocieron o quisieron ignorar o repudiaron, muchas veces en los años de la emancipación, el Libertador Simón Bolívar decía que “no somos europeos, no somos indios”.

Este desconocimiento estableció una relación de conquistador conquistado, que fijó las condiciones de marginación y yuxtaposición cultural. Pero no pudo evitar diversas mezclas y mestizajes. También junto con la marca del dominador y el bastardo, no puede ignorarse la herencia de la lengua, el acceso a una perspectiva universal, valores psicológicos y culturales. El drama es complejo pues el mestizaje y fusión, o la marginación y aislamiento no presenta el mismo nivel en todos los países.Hoy América está agitada, por las llamas del odio y la violencia que pueden ser entendidas no solo como impulsos a destruir, o movimientos de autoafirmación, sino como rémoras de las primeras marcas de la Conquista.En este año en que la economía mundial se contraerá por primera vez desde 1945 a algunos economistas les preocupa que la actual crisis pueda significar el principio del fin de la globalización. Las épocas de dificultades económicas y el proteccionismo van de la mano, puesto que cada país culpa de los problemas a los demás y trata de proteger sus empleos internos.

En la década de los treinta del pasado siglo, las políticas consistentes en “empobrecer al vecino” empeoraron la crisis. Hoy, a menos que los líderes se resistan a ofrecer respuestas de ese tipo, el pasado podría convertirse en el futuro. La economía no es lo único de dimensión planetaria. Salud, clima, violencia y cultura son mundiales. El proteccionismo puede acabar con la globalización buena y reforzar la mala. Irónicamente, sin embargo, esa perspectiva tan sombría no significaría el fin de la globalización definida como un aumento de las redes mundiales de interdependencia. La globalización tiene varias dimensiones. Aunque los economistas a menudo se refieren a ella y a la economía mundial como si fueran una sola y misma cosa, otras formas de la globalización también tienen efectos significativos - no todos benéficos- en nuestras vidas cotidianas. La manifestación más antigua de la globalización fue ambiental.

Por ejemplo, la primera epidemia de viruela se registró en Egipto en el año 1350 antes de Cristo. Llegó a China en el 49 después de Cristo, a Europa después del 700, a las Américas en 1520 y a Australia en 1789. La peste bubónica, o peste negra, se originó en Asia, pero al propagarse mató entre un cuarto y un tercio de la población de Europa en el siglo XIV. En los siglos XV y XVI los europeos llevaron enfermedades a las Américas que destruyeron al 95% de la población nativa. En 1918, una pandemia de gripe causada por un virus de las aves acabó con la vida de 40 millones de personas en todo el mundo, mucho más que las que habían muerto en la guerra mundial que acababa de terminar.

Actualmente, algunos científicos predicen que se repetirá la pandemia de gripe aviar. Desde 1973 han surgido 30 enfermedades contagiosas que se desconocían y otras, más familiares, se han propagado geográfica- mente con nuevas formas resistentes a los medicamentos. En las dos décadas posteriores a la identificación del VIH/SIDA en los años ochenta han muerto 20 millones de personas y 40 millones más están infectadas en todo el mundo. Algunos expertos prevén que esa cifra se duplicará para 2010. La propagación de especies foráneas de flora y fauna a nuevas zonas ha aniquilado a las especies nativas y podría provocar pérdidas económicas de varios miles de millones de dólares al año. El cambio climático global afectará a la vida de todo el mundo. Miles de científicos de más de cien países informaron recientemente de que hay nuevas y sólidas evidencias de que la mayor parte del calentamiento observado en los últimos 50 años es atribuible a las actividades humanas, y se prevé que las temperaturas promedio a nivel global aumenten entre 1,3 y 5,5 grados centígrados en el siglo XXI.


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El resultado podría ser una variación aún más severa del clima, con demasiada agua en algunas regiones y escasez en otras. Entre los efectos, habrá tormentas y huracanes más fuertes, inundaciones y sequías más prolongadas y más desprendimientos de tierras. En muchas regiones el aumento de la temperatura ha alargado la estación de deshielo y los glaciares se están derritiendo. El ritmo al que subió el nivel del mar en el último siglo fue 10 veces más rápido que el promedio de los últimos tres milenios. También está la globalización militar, que consiste en las redes de interdependencia en las que se utiliza la fuerza o la amenaza del uso de la fuerza. Las guerras mundiales del siglo XX son un ejemplo. La anterior era de globalización económica llegó a su cúspide en 1914 y las dos guerras mundiales significaron un retroceso. Pero si bien la integración económica global no recuperó el nivel que tenía en 1914 hasta medio siglo después, la globalización militar creció a medida que la económica se contraía.

Durante la guerra fría, la interdependencia estratégica global entre Estados Unidos y la Unión Soviética fue aguda y clara. No sólo produjo alianzas que abarcaban todo el mundo, sino que cualquiera de los bandos pudo haber utilizado misiles intercontinentales para destruir al otro en menos de 30 minutos. Éste fue un rasgo distintivo no porque fuera totalmente nuevo, sino porque la magnitud y la velocidad de un potencial conflicto derivado de la interdependencia militar eran enormes. Actualmente, Al Qaeda y otros actores transnacionales han formado redes globales de agentes y desafían los enfoques convencionales de la defensa nacional mediante lo que se ha dado en llamar la “guerra asimétrica”. Por último, la globalización social consiste en la propagación de pueblos, culturas, imágenes e ideas. La migración es un ejemplo concreto. En el siglo XIX, alrededor de 80 millones de personas atravesaron los océanos para buscar un nuevo hogar, muchas más que en el siglo XX. Al inicio del siglo XXI, 32 millones de los residentes en Estados Unidos (el 11,5% de la población) habían nacido en el extranjero. Además, aproximadamente 30 millones de personas (estudiantes, empresarios, turistas) entran cada año a este país. Las ideas son un aspecto igualmente importante de la globalización social.

La tecnología hace que la movilidad física sea más fácil, pero las reacciones políticas locales contra los inmigrantes ya estaban creciendo antes de la actual crisis económica El peligro actual es que las miopes reacciones proteccionistas a la crisis económica puedan contribuir a asfixiar la globalización económica que ha distribuido crecimiento y ha sacado de la pobreza a millones de personas en el último medio siglo. Pero el proteccionismo no frenará las demás formas de globalización. La tecnología moderna significa que los patógenos viajan más fácilmente que en periodos anteriores. Las facilidades para viajar aunadas a los tiempos de dificultades económicas implican que las tasas de migración podrían acelerarse hasta el punto de que las fricciones sociales superen el beneficio económico general.

De manera similar, las dificultades económicas pueden empeorar las relaciones entre Gobiernos y los conflictos internos que podrían llegar a la violencia. Al mismo tiempo, los terroristas transnacionales seguirán beneficiándose de la tecnología de la información moderna como Internet. Y si bien la depresión de actividad económica puede desacelerar en cierta medida el ritmo de concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, también desacelerará el tipo de programas costosos que los Gobiernos deben aplicar para abordar las emisiones ya existentes. Así pues, a menos que los Gobiernos cooperen para estimular sus economías y se resistan al proteccionismo, el mundo podría encontrarse con que la crisis económica actual no significa el fin de la globalización sino sólo de la del tipo positivo, con lo que quedaríamos en la peor de las situaciones posibles. La clínica actual plantea una problemática compleja.

PATOLOGÍAS ORIGINADAS POR DESAMPARO DE ORIGEN EXÓGENO- SOCIAL- .

El desvalimiento (Freud, 1926) puede originarse en dos fuentes, las exógenas que corresponden a los estímulos provenientes del mundo exterior, y las endógenas provenientes de esos estímulos internos a los que llamamos pulsiones.

Ambos tipos de desamparo suelen imbricarse ya que la indefensión ante el mundo exterior provoca un estado de dolor que determina el drenaje de la energía pulsional con el consiguiente debilitamiento psíquico, que puede llevar a una alteración de la autoconservación que culmine en la muerte.

LA MIGRACIÓN. TRANSCULTURACIÓN

Como fenómeno universal presente desde los inicios en la historia de la humanidad ha sido estudiado en la multiplicidad de niveles que abarca, en cuanto a sus causas, características y formas. Desde el punto de vista de los fenómenos psíquicos aparejados, uno de los aspectos más relevantes es el estado de desvalimiento o vulnerabilidad que padecen algunas de las personas involucradas en los movimientos migratorios.

Sabemos que existe un amplio abanico de posibilidades en cuanto a la tendencia migratoria que manifiestan los individuos, dentro del mismo se puede incluir tanto a aquellos que experimentan la más fuerte necesidad de permanecer ligados a espacios conocidos y vidas rutinarias como a los entusiastas a ultranza de cambios de lugar físico y contactos interpersonales. Sin embargo la mayoría de los estudiosos del tema están de acuerdo en que aún en el mejor de los casos, cuando la migración se resuelve en nuevos proyectos y realizaciones y aunque el individuo no lo registre, esta situación implica atravesar una crisis, siempre dolorosa y en ocasiones traumática.

La diferencia entre una posibilidad y la otra depende tanto de las condiciones externas que hacen al proceso migratorio mismo, (ecológicas, socio- políticas, e histórico- culturales) como a condiciones internas vinculadas con el estado de organización del psiquismo alcanzado por el individuo. Cuando se trata de grupos familiares es necesario agregar al nivel individual de los componentes del grupo, el de estructuración de los vínculos interpersonales de la familia misma. Consideramos que una migración se vuelve traumática cuando la persona, la familia o el grupo se encuentra en estado de desvalimiento o vulnerabilidad. Ambos tipos de desamparo suelen imbricarse ya que la indefensión ante el mundo exterior provoca un estado de dolor que determina el drenaje de la energía pulsional. En estos casos parece ocurrir una catástrofe, una situación traumática equivalente a las que aparecen en las neurosis de guerra. Para definir en que consiste el trauma en esta “ neurosis de migración“ deberíamos describir una constelación de elementos bastante compleja que podemos sintetizar en torno a tres: Pérdida de contexto, sentimiento de autoexpulsión y pérdida de idioma originario. (Maldavsky 1996).

Pérdida de contexto. En la literatura sobre el tema se ha destacado el papel del duelo por la pérdida de objetos, espacios y tiempos. En los casos en que predomina el desvalimiento es importante destacar que la pérdida fundamental no es la de objetos sino la de un contexto (la casa, el barrio, los olores, la comida, el futbol, el bife de chorizo, el tango,….).

Definimos al contexto como un conjunto de incitaciones monótonas, rítmicas, no diferenciadas ni investidas, de enorme valor en la economía libidinal ya que su establecimiento permite conciliar el sueño y dormir de un modo reparatorio. (Freud, 1940).Este tipo particular de estímulo neutro se despliega en un marco familiar, en un clima afectivo tierno caracterizado por la ternura, como opuesto a los desbordes afectivos de cualquier índole, eróticas u hostiles. Ternura y monotonía parecen esenciales para el que el dormir, asociado con la autoconservación (rescatado de la pulsión de muerte y también de la sexualidad) represente un descanso reparador de energías y no un peligro de retorno a lo inerte.

En los casos en que la función del dormir aparece trastocada ésta puede transformarse en una forma de dejarse morir o de vivir en estado de sonambulismo, carente de vida psíquica. En tales circunstancias junto con el letargo y el sopor puede aparecer el insomnio como derivado tanto de un exceso de sensualidad que no se doblega ante la necesidad de dormir y no encuentra una tramitación a través de los sueños, como por una falta de energía tan acentuada que dormirse puede transformarse en un dejarse ir, en un camino hacia la muerte y el insomnio pasa a constituirse en la última barrera contra esa muerte. El despertar pleno también requiere de un contexto monótono que progresivamente pierda ese carácter y se vuelva diferencial. Si ello no ocurre y los estímulos se vuelven disruptivos o faltan por completo el despertar se produce en estado de pánico y aturdimiento al que le sigue una vigilia aletargada una pesadilla en vigilia de la que no se puede despertar. (Maldavsky 1995).

La combinatoria entre somnolencia e intrusión puede derivar en afecciones tóxicas del tipo de las psicosomáticas, las adicciones o la violencia, en las que cobra especial relieve un universo numérico que muestra la tentativa de organizar un universo rítmico, monótono que dé lugar a un contexto. Una característica de estos cuadros es que cuando este intento falla, el paciente queda a merced de números ajenos (suelen aprovecharse de él) y sobreviene el síntoma orgánico, la adicción o el golpe. Sentimiento de autoexpulsión. La ingesta de alcohol o droga puede considerarse una vía de acceder a la pérdida de conciencia como entrega a la muerte. En tales casos el espacio familiar protector es reemplazado por un ámbito dominado por un sujeto hostil que toma a sus habitantes como intrusos a los que pretende expulsar.

La relación con este personaje despótico, deriva de una convicción que puede aparecer en el que emigra quien se supone borrado de la memoria de los que permanecen, arrojado fuera de ella.

De ese modo la migración semeja una expulsión padecida desde un otro y pasa a ser concebida como una verdadera autoexpulsión mediante la cual el propio yo ejecuta la acción impuesta por el déspota que desea suprimirlo. (He aquí que no es que me fui por mi propia voluntad sino que me echaron).

La situación a la que me refiero remite a la significación que puede tener la pérdida de contexto en alguien que lo padeció en los momentos fundantes de su aparato psíquico. Debemos suponer una situación previa en que el desvalimiento propio del ser humano no fue sostenido por un contexto tierno en los comienzos de la vida. La carencia de un primer vínculo empático genera una incapacidad para sentir, ya que la captación de los propios sentimientos solo es posible en el encuentro con un otro que otorgue un determinado matiz afectivo en lo que para el niño es un puro desborde pulsional. Los afectos propios, independientemente de su carácter placentero o displacentero son el testimonio de la vitalidad de cada persona. A partir de ellos surge la actividad psíquica, y luego la posibilidad de registro de percepciones que generan un mundo exterior.


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Si no hubo alguien que sostuviera el sentimiento de estar vivo esa ausencia es llenada por un ser arbitrario que pretende la desaparición del sujeto y los afectos en toda su variedad quedan sustituidos por un estado de apatía como expresión de un dolor no sentido.

Desde esta circunstancia desfavorable en la historia vital suelen significarse otros momentos de crisis, generando traumas muy difíciles de superar. La organización alcanzada resulta frágil para enfrentar nuevas pérdidas de contexto, que se constituyen en desgarros y catástrofes anímicas. Una característica de las personas afectadas es la particular forma de percibir en la cual no se registra la materia sensible en forma de matices diferenciales, sino de frecuencias o ritmos que son formas más elementales de organización. Cuando se trata de niños, un problema que aparece frecuentemente es el fracaso escolar, asociado muchas veces al llamado déficit atencional, son niños distraídos, desconectados del mundo que los rodea. Parecen inmersos en un universo sensorial brumoso, viscoso dentro de cual la captación de los estímulos del mundo resulta intrusiva, a la manera del despertar de la somnolencia por efecto de un golpe y padeciendo un estado de vértigo.

Pérdida de idioma originario- La importancia de la relación que se establece entre migración y lenguaje fue destacada por numerosos autores. Dentro de esta temática un aspecto que merece una reflexión especial es el vinculado con la pérdida de un idioma original. Las armonías y timbres sonoros también forman parte del contexto que se pierde aún cuando la migración sea a un país en que se hable el mismo idioma. En los casos extremos esta pérdida lleva a la desemantización. El universo sensorial auditivo y visual pierde su significado, lo que implica no simplemente una imposibilidad de traducir de un idioma a otro sino un fracaso identificatorio que da lugar al enmudecimiento de la subjetividad. El lenguaje en tanto posibilidad de comunicarse con un otro y de expresión de expresar deseos desaparece, y en su lugar puede surgir un lenguaje críptico, hermético en el que las palabras no se desarrollan, fundamentalmente por falta de interlocutor, de destinatario para ese decir. En algunas personas aparecen pesadillas durante el dormir, como forma de procesamiento del trauma. En otras, las pesadillas no llegan a desarrollarse por pérdida del idioma originario, aquel en el que se acuñó la maraña de fantasías que es el fundamento imprescindible para la producción onírica.

En los casos en que se preserva el idioma originario lo suficiente para producir pesadillas, las mismas pueden llegar a tener una función en la trasmisión del trauma de generación en generación como intento de procesamiento. Estas historias son indecibles por insoportablemente dolorosas o porque no hay destinatario para las mismas. En muchos casos contribuye el rechazo que los hijos sienten por el idioma original de sus padres, que es el idioma de la intimidad familiar. El resultado de ello es que en los descendientes puede aparecer al modo de herencia la problemática que estamos describiendo como lenguaje críptico a ser descifrado, como rasgo de carácter o en el cuerpo o en la conducta, como sustituto de lo que se rompe en la transmisión simbólica de los ideales, los mitos familiares, las metáforas comunitarias.

Globalización. El cambio climático global afectará a la vida de todo el mundo. Miles de científicos de más de cien países informaron recientemente de que hay nuevas y sólidas evidencias de que la mayor parte del calentamiento observado en los últimos 50 años es atribuible a las actividades humanas, y se prevé que las temperaturas promedio a nivel global aumenten entre 1,3 y 5,5 grados centígrados en el siglo XXI. El resultado podría ser una variación aún más severa del clima, con demasiada agua en algunas regiones y escasez en otras. Entre los efectos, habrá tormentas y huracanes más fuertes, inundaciones y sequías más prolongadas y más desprendimientos de tierras.

En muchas regiones el aumento de la temperatura ha alargado la estación de deshielo y los glaciares se están derritiendo. El ritmo al que subió el nivel del mar en el último siglo fue 10 veces más rápido que el promedio de los últimos tres milenios. También está la globalización militar, que consiste en las redes de interdependencia en las que se utiliza la fuerza o la amenaza del uso de la fuerza. Las guerras mundiales del siglo XX son un ejemplo. La anterior era de globalización económica llegó a su cúspide en 1914 y las dos guerras mundiales significaron un retroceso. Pero si bien la integración económica global no recuperó el nivel que tenía en 1914 hasta medio siglo después, la globalización militar creció a medida que la económica se contraía.

Durante la guerra fría, la interdependencia estratégica global entre Estados Unidos y la Unión Soviética fue aguda y clara. No sólo produjo alianzas que abarcaban todo el mundo, sino que cualquiera de los bandos pudo haber utilizado misiles intercontinentales para destruir al otro en menos de 30 minutos. Éste fue un rasgo distintivo no porque fuera totalmente nuevo, sino porque la magnitud y la velocidad de un potencial conflicto derivado de la interdependencia militar eran enormes. Actualmente, Al Qaeda y otros actores transnacionales han formado redes globales de agentes y desafían los enfoques convencionales de la defensa nacional mediante lo que se ha dado en llamar la “guerra asimétrica”. Por último, la globalización social consiste en la propagación de pueblos, culturas, imágenes e ideas. La migración es un ejemplo concreto. En el siglo XIX, alrededor de 80 millones de personas atravesaron los océanos para buscar un nuevo hogar, muchas más que en el siglo XX.

Al inicio del siglo XXI, 32 millones de los residentes en Estados Unidos (el 11,5% de la población) habían nacido en el extranjero. Además, aproximadamente 30 millones de personas (estudiantes, empresarios, turistas) entran cada año a este país. Las ideas son un aspecto igualmente importante de la globalización social. La tecnología hace que la movilidad física sea más fácil, pero las reacciones políticas locales contra los inmigrantes ya estaban creciendo antes de la actual crisis económica. El peligro actual es que las miopes reacciones proteccionistas a la crisis económica puedan contribuir a asfixiar la globalización económica que ha distribuido crecimiento y ha sacado de la pobreza a millones de personas en el último medio siglo. Pero el proteccionismo no frenará las demás formas de globalización.

La tecnología moderna significa que los patógenos viajan más fácilmente que en periodos anteriores. Las facilidades para viajar aunadas a los tiempos de dificultades económicas implican que las tasas de migración podrían acelerarse hasta el punto de que las fricciones sociales superen el beneficio económico general. De manera similar, las dificultades económicas pueden empeorar las relaciones entre Gobiernos y los conflictos internos que podrían llegar a la violencia. Al mismo tiempo, los terroristas transnacionales seguirán beneficiándose de la tecnología de la información moderna como Internet. Y si bien la depresión de actividad económica puede desacelerar en cierta medida el ritmo de concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, también desacelerará el tipo de programas costosos que los Gobiernos deben aplicar para abordar las emisiones ya existentes.

Así pues, a menos que los Gobiernos cooperen para estimular sus economías y se resistan al proteccionismo, el mundo podría encontrarse con que la crisis económica actual no significa el fin de la globalización sino sólo de la del tipo positivo, con lo que quedaríamos en la peor de las situaciones posibles.

Transculturación. Propuesta. En este trabajo me propongo estudiar desde la perspectiva de las patologías psicosomáticas y adictivas, la influencia que los conquistadores de América tuvieron en la mente de los aborígenes. Mi abordaje será desde la teoría psicoanalítica, y para ello voy a proponer, el análisis de una narración del Inca Garcilaso de la Vega. A través del estudio de la misma, trataré de inferir los mecanismos puestos en juego por el español y las consecuencias enfermantes en el psiquismo del nativo.

La narración del Inca Garcilaso de la Vega.

"Un conquistador, apellidado Solar, avecindado en Los Reyes (Lima), tenía una heredad en Pachacamac. El capataz español que miraba por ella envió, por intermedio de dos aborígenes, diez melones, fruto de las primeras semillas plantadas en esta tierra, y una carta, advirtiendo a los nativos al entregársela que no comieran ningún melón pues si lo hicieren, ésta lo habría de decir. A media jornada uno de los aborígenes quiso saber a que sabía la fruta del amo. El otro, temeroso, dijo que no debían hacerlo porque la carta lo diría. El primero puso la carta detrás de un paredón; así, al no ver lo que se disponían a hacer, no podría decir nada". Garcilaso recuerda que los aborígenes del Perú no sabían lo que eran las letras. Imaginaban que las cartas que los españoles se escribían unos a otros eran una suerte de mensajeros y espías que decían de palabra lo que veían por el camino."Comido el primer melón decidieron que era conveniente emparejar las cargas y para ocultar su delito comieron un segundo melón. Llegados a los Reyes presentaron los ocho melones al encomendero.

Este, luego de leer la nota, preguntó por los melones que faltaban. Dado que negaron la falta, les señaló que mentían pues la carta decía que fueron diez los melones y que 'habían comido dos'. Al ver que el amo les dijo lo que habían hecho a escondidas, no supieron contradecirlo y salieron diciendo que con mucha razón llamaban a los españoles con el nombre de Viracochas, “pues alcanzaban tan grandes secretos'."

Max Hernández, (Lima- 1991), en "El oficio de escribir" (Comunicación personal), cita en su bibliografía el siguiente comentario respecto a las diferencias entre los Incas, los Aztecas y los Mayas cuando la época de la Conquista. [...] "En cuanto al tema, encontramos tan sólo la curiosa descripción de Montesinos sobre un antiquísimo sistema de escritura cuyo uso fue supuestamente prohibido por los Incas. El jesuita Acosta ha dejado precisas consideraciones sobre las escrituras china y japonesa, las figuras y jeroglíficos mexicanos y los 'quipus 'incaicos, sistemas todos comprobados por él personalmente. Según el cronista los habitantes del Perú, antes de venir los españoles, no conocieron ningún género de escritura, ni letras ni caracteres, ni cifras ni figurillas (1962). En el texto dictado por el Inca Titu Cussi Yupanqui y transcrito por el escribano mestizo Martín Prado en 1570, se consignan interesantes reflexiones acerca de la impresión que las letras y cartas produjeron en los hombres de los Andes sobre las que ha llamado la atención Luis Millones (1985).

Las consideraciones de Victoria de la Jara sobre los 'tocapus ' incas y los trabajos de Iaccovlev y de Larco Hoyle sobre los pallares incisos mochicas, son evidentemente del mayor interés, pero ninguno de estos artefactos parece constituir una forma de escritura. Se puede afirmar, aun otorgando a los 'quipus 'y a los 'tocapus 'los beneficios de la duda (cf. W. Burns Glynn, 1981) que las civilizaciones andinas no lograron establecer las bases de un sistema de notación simbólica que tuviera las características de un genuino código de escritura. Distinto fue el caso de los mayas quienes alcanzaron a establecer una escritura cuyo arduo desciframiento permite entrever que combina ideogramas con elementos fonéticos.


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Los aztecas con sus estilizados pictogramas habían logrado un método mnemotécnico más no un sistema de notación del lenguaje. En la inquietante observación de Todorov (1982), las tres grandes civilizaciones americanas que encontraron los españoles y que se hallaron situadas a diversos niveles de la evolución de la escritura tomaron, tal vez por ello, diversas actitudes frente al invasor. Los incas creyeron en la naturaleza divina del conquistador, los aztecas tan sólo durante los primeros momentos.

Solamente los mayas cuando se preguntaron por la naturaleza de los españoles se respondieron que no se trataba de dioses: apenas de extranjeros. Lo dicho debe pensarse teniendo en cuenta que en los siglos XVI y XVII se insistía en una nítida distinción entre la palabra hablada y escrita. Entre otras cosas porque el uso del signo escrito separaba a los pueblos en civilizados y bárbaros. El haber creado un sistema de escritura indicaba la superioridad de los civilizados. Ya Santo Tomás de Aquino había calificado de 'bárbaros en segundo grado ' a los grupos que carecían de escritura. No olvidemos que Ginés de Sepúlveda utilizó estas razones para destacar la inferioridad de los antiguos americanos".

El problema de la escritura. De este texto, parece inferirse que leer, es sólo leer las letras escritas, ´o que la letra es sólo letra escrita en el papel. Pero, ¿no leemos a veces el rostro del otro? y de los rasgos inferimos un nombre?; o no leemos dibujos?; o jeroglíficos? Para el nativo, que no sabe que son las letras, leer debía tener otro significado. Derivar un nombre de unos rasgos, es leer, porque deriva de lo que se ve (no hay consideraciones estéticas ni afectivas).

Repasaré algunos conceptos acerca de lectoescritura.

Freud decía en 1930 en "El malestar en la Cultura": "[...] la escritura es el lenguaje del ausente". Esta ausencia en un comienzo, es temporaria. Posteriormente, la complejización del psiquismo, produce ausencias más radicales; y esta es saldada por la escritura. La escritura consistió en una progresiva apropiación de la palabra oída. Los ideogramas significan lo que representan; los fonogramas con valor sonoro; las sílabas, la fonetización, todos ellos ponen de manifiesto el esfuerzo cada vez más sofisticado para expresar frases y nombres. Seguramente hay una vinculación entre técnicas de escritura más refinadas, conquistas de lógicas más complejas que sostienen un andamiaje formal, que dan apoyatura a otras organizaciones sociales. Las nuevas organizaciones de poder se unen no sólo por caminos o las armas. La escritura es el medio cohesionante esencial. Acá quisiera hacer una articulación entre lógicas de pensamiento, escritura y organización social que tiene que ver con el texto.

Aunque más adelante volveré sobre el tema de los tipos de pensamiento, diría que los Incas estaban en un nivel fundado por la lógica entre totémica y mítica. En esta lógica totémica, son suficientes los pictogramas.

Estos son dibujos que representan de manera condensada frases. En una complejización mayor se conquistan los números; y en este proceso se da lugar al pensar mítico, más complejo. Este tiene el héroe que pasará a mito y cuyo nombre debe escribirse logográficamente. El objeto en vez de ser representado, es sustituido por la escritura del nombre. La escritura de ideogramas sigue criterios estéticos y evidencia una unidad entre el arte y la razón; la pintura y la caligrafía. La escritura alfabética, en cambio, ofrece la posibilidad de expresión más abstracta y racional.

Asistimos a la transformación de los pensamientos en religioso y científico (que es el de los españoles de la narración). Intentaré articular los pensamientos totémico y mítico en la evo- lución de la humanidad, y la evolución infantil de las hipótesis de escritura.

E. Ferreiro y Ana Teberosky, (1979), sostienen que en ambos casos se superaron obstáculos cognitivos similares, que permitieron los respectivos desarrollos (más adelante veremos el problema de los iniciadores). En un principio en el niño, dibujo y escritura no se diferencian. Las letras coinciden con el rasgo del objeto. Luego se diferencia, y las letras son letras que posteriormente representan nombres. Esto es, primero las "letras dicen que son letras"; y luego dicen "algo diferente de ellas mismas", y ese algo diferente se vincula con una imagen de un objeto y le da el nombre a éste. Las letras pasan a representar la propiedad nuclear de los objetos, el nombre. Luego la escritura supone otros requisitos; por ejemplo, un signo para cada objeto o imagen, con límites superior e inferior.

La escritura, obviamente, surge como un efecto de la lectura. Esta implica remitir un complejo percibido a un conjunto de re- presentaciones palabra. Leer, es descomponer, analizar y distinguir entre aquello que se expresa en palabras y aquello que no puede serlo. El Yo se esfuerza por descomponer el complejo sensible, y los elementos descompuestos son remitidos a distintas entidades intrapsíquicas. Cuando el pensar es reproductivo, se compara lo percibido con las huellas mnémicas de objetos. Lo esencial para el Yo es reconocer que el objeto actual es el mismo que el de la representación. Cuando el pensar es judicativo, se compara lo percibido con huellas mnémicas y percepciones del propio cuerpo, y lo esencial para el Yo es comprender. Cuando fracasaron estos procesos, y esto es tanto mayor cuanto más sofisticada la diferenciación psíquica, surge la palabra. La palabra cubre la diferencia entre la percepción y lo dado, dota de significado a los fragmentos constantes y permanentes (los rasgos). Cuando a los rasgos del otro, se les adscribe un nombre, estamos ante la lectura. Y para ello, el Yo debe tener inscripción de palabra y haber generado rasgos. El rasgo se constituye cuando a ciertos fragmentos inscriptos y a la complejización de éstos se les articula un nombre, y con ello se diferencia familiar y extraño (heimlich y unheimlich). Aparece lo Siniestro. En este momento leer, es remitir los rasgos a nombres, con el agregado de atributos, funciones, y expresado en palabras. Leer, es lectura con la presencia del objeto, no hay texto sustituto.

Tal es el caso de los aborígenes de la narración que nos ocupa. El paso evolutivo siguiente consiste en leer las huellas del objeto. Es la lectura en ausencia, y ya la pérdida deja su marca. Se logran nuevos ensambles psíquicos, la representación cosa ya no solo se une a la palabra, sino que aparece el pensar que enlaza palabras con un proceso creciente de complejización psíquica. Tal el caso de los conquistadores que envían la carta. Los aborígenes de la narración, estarían en un pensamiento entre lo totémico y mítico en donde se van intrincando dibujo y escritura, pero escritura no con letras como las entiende el español, sino letras equivalentes a los rasgos visuales del objeto graficado. Si la carta del español no tiene dibujo de melón, no puede decir melón. Los objetos tienen existencia en tanto son percibidos, no hay marca para significar ausencia. Antes de entrar plenamente, a la consideración del texto, quisiera hacer otra reflexión. Los estudios acerca del número, que hiciera Emilia Ferreiro, son pertinentes para comprender la anécdota (diez melones, dos aborígenes...). Nos dice esta autora, que en un comienzo, para el niño, letras son números (no a la inversa). Esto significa que una grafía puede ser letra. La "C", se puede leer si se combina por ejemplo - "CAMA"- Pero la grafía "4" sola, vale por si misma, sirve para contar. La agrupación de letras remite a rasgos del objeto y a la posibilidad de la identificación. Al número, este proceso le está prohibido (dos aborígenes sin nombre en la narración, los nativos son sólo cantidad).

Las transformaciones de la escritura, devienen de conquistas lógicas del Yo, cada vez más complejas. Las investiduras tanto de objeto como narcisistas, van plasmándose en conquistas psíquicas y culturales, lo escrito conserva la atención hacia una producción permanente. Tiene valor identificatorio, y se puede transmitir a otros (la carta del español). La diferenciación y complejización anímica dejan restos de los estadíos anteriores, que tratan de ser restablecidos.

El pensamiento mágico totémico, y su palabra, es superado en el pensamiento mítico. La palabra hablada no alcanza para expresar la sofisticación de pensamientos derivados de procesos pulsionales. Y es la palabra escrita la encargada.

Pero en la escritura (propia del pensamiento religioso - en nuestro caso el español- ) recurre la aparición de la magia, expresada en la carta críptica (para el aborigen). Este anhelo de algo presuntamente vivenciado, es el fundamento que proyectado al futuro, mantiene los interrogantes vivos. "[...] De la diferencia entre el placer de satisfacción y el exigido surge el factor impulsor [...] como dijo el poeta 'Tiende indomado, siempre hacia adelante' (Fausto I) [...] no queda otro remedio sino avanzar [...]", Freud, (1920g).

El problema del iniciador. ¿Serían los españoles los iniciadores esperados, como producto de la complejización anímica necesaria del Inca? ¿Un fenómeno necesario y no contingente? ¿Traumático? - aunque no deba serlo necesariamente- . ¿La plasmación social de un proceso evolutivo de psiquismo? ¿El encuentro en el exterior, - ahí la desgracia- de un corruptor y no el maestro esperado?

Freud mencionó fragmentariamente el concepto de iniciador, (1905e, 1908e, 1910c, 1918a, 1928b,). Cada tipo de pensamiento más complejo, no disuelve el anterior, sino que entra en relaciones, lo incluye de diferente manera. En general puede comprobarse lo siguiente: el último tipo de pensar y el primero siguiente tienen como destino la destrucción. En la historia de Moisés, se relata la aniquilación del becerro y de las primeras Tablas de la Ley; además se condensan pensamiento totémico (el becerro), mítico (Moisés como héroe y líder) y religioso (Las Tablas). La ausencia de Moisés determinó la regresión desde la organización mítica a la totémica, y la vuelta desde el Sinaí impuso un paso a la producción de un ideal religioso. La destrucción de la última forma de un ideal y la primera del siguiente, parece una necesidad inherente al devenir psíquico y acompañado de violencia. La complejización creciente de los ideales, es una expresión de que la pulsión tiene una exigencia constante. El aparato mental necesita dar cabida a una realidad traumática; es imposible consumar totalmente un deseo, no hay vivencia que permita acceder a la felicidad absoluta.

Este anhelo es colocado en el futuro. Con la complejización de los ideales, se generan intrapsíquicamente, funciones que se relacionan con un iniciador. Este es un operador que conduce al Yo, de un tipo de configuración simple a otra más elaborada. Anterior al vínculo interpersonal, se presenta como relación del Yo con las representaciones y solo luego, por proyección, busca plasmarse en el mundo. Es recibido de alguien en verdad esperado y que es traumatizante respecto del Yo. Las representaciones del iniciador son preconscientes.


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Es una transacción entre los deseos edípicos y narcisistas por un lado; y la imposición cultural de inscribirse en ámbitos extrafamiliares, amorosos y culturales diferentes, por el otro. Existen iniciadores laborales, del lenguaje comprensivo, de la sensualidad (masturbación, secretos del sexo o la actividad erótica), iniciadores de la actividad sexual, intelectuales. Debemos tomar en cuenta que en el pensamiento totémico, la desmentida es la regla (recordemos que es sencillo acceder al ideal, saldando la diferencia entre el Yo y el ideal con algún acto de magia), y en el pensamiento mítico, aunque posible, es más difícil. En el caso de nuestro relato, se ve el predominio de la desmentida y la desestimación. El Conquistador blanco, esperado, es tomado como ideal (desmentida mediante). No puede ser reconocido como un extranjero invasor, como sucedió por ejemplo con los mayas y los aztecas, (Inca Titu Cussi Yupanqui, Martín Pardo - 1570- , Luis Millones - 1985- , Victoria de la Jara, Iaccovlev, Larco Hoyle, BurnsGlynn - 1981- ).

Con el predominio de la desmentida, el proceso de iniciación queda interferido. En lugar del iniciador esperado, puede ponerse un salvador; y a veces el salvador puede sustituirse por un corruptor social (como sucedió en el caso que estudiamos).

En el pensamiento totémico, aún no se diferencia entre animal y humano (los españoles se referían al nativo como "bestia") y la falta de escritura los colocaba en el lugar de "bárbaros de segundo grado", según la expresión de Santo Tomás de Aquino.

La lógica necesaria, para que el pensamiento mítico supere al totémico es aquella en que el trabajo empieza a diferenciarse del juego y corresponde al de las operaciones concretas, Piaget, 1942. Ciertamente que en los ideales, se advierte la eficacia de la marca cultural y de las condiciones dominantes. Pero para que esto tenga eficacia, requiere de la disposición psíquica previa, que genera los ideales esperados en la exterioridad. El contenido del discurso ideologizante, es eficaz intrapsíquicamente si se entrama con las metas y los objetivos pulsionales. El valor social pasa a ser expresión, en el interior del Superyó, de la transacción entre la pulsión y la autoridad parental.

En el pasaje de un pensamiento a otro, suelen transcurrir situaciones de injusticia y explotación. Quién es portador de la letra y con la cual marca al iniciado; ostenta orgullosamente el poder, sin advertir que él también quedaría marcado. Y esa marca finalmente retorna.

Las contradicciones. En la narración que analizamos, los dos nativos son objeto de contradicciones por parte del español. Pero antes de estudiarlas en el texto, quiero referirme a las mismas; en particular las contradicciones lógicas, pragmáticas y orgánicas. Intentaré inferirlas a partir de los afectos que se observan en el aborigen, como defensa, ante los efectos sobre su preconciente. Nos dice el texto: "El capataz español advierte que no coman [...]. El otro temeroso [...] pone la carta detrás del paredón". Se nota un discurso persecutorio, paranoico ligado a la vergüenza y a la humillación, con fijación a un goce anal primario. Otro fragmento dice luego que descubrieron la falta de los melones: "Al ver que el amo les dijo lo que habían hecho a escondidas no supieron contradecirlo y salieron diciendo que con mucha razón llamaban a los españoles con el nombre de Viracochas [...] pues alcanzaban grandes secretos..." Discurso con deseos cognitivos ligado a un goce oral primario con afectos del temor y pánico. (Me permitiré hacer una breve construcción: Imaginar que el aborigen cuando fue enviado podría sentirse humillado, avergonzado - sentimientos de la analidad primaria- y cuando descubrieron la "magia" de la carta que denunciaba sus actos, se sintieron aterrorizados- afectos de la oralidad primaria- ). "Comido el primer melón [...] comieron el segundo melón". Está ligado al universo de las adicciones, porque no puede substraerse a la tentación de comer el segundo melón.

Hay un argumento que se refiere al goce creciente de comer el melón, y una amenaza de depresión si no lo come. A su vez, el deseo de goce, está reforzado por la amenaza del amo si lo come, con lo cual se estimula la tentación. Hay refuerzo de la contradicción porque no puede ni fugar, ni dejar de entregar la carta (por sumisión al amo). El mandato tiene eficacia intrapsíquica. La contradicción orgánica implica oposición entre pulsión sexual (ganas de comer), y pulsión de autoconservación, D. Maldavsky, (1988). No discrimina si lo que le gusta es lo que le conviene. Esta contradicción es propia de las adicciones y las enfermedades psicosomáticas con la siguiente diferenciación: el adicto reúne la contradicción orgánica más la lógica, y el psicosomático la orgánica más la pragmática. Y finalmente para agregar algo más al problema de la adicción y el padecimiento psicosomático, señalaré las características de las fantasías primordiales. La seducción es presentada como ser objeto de un deseo especulativo despertado en otro (el español que obtiene provecho); la escena primordial es sufrir la estimulación gozosa de otro (en nuestro caso, comer el melón; formulado por su opuesto); y la castración como ser despojado de algo.

Los aborígenes fueron despojados de su secreto, los melones comidos. La contradicción pragmática ha sido descrita en términos de vínculos interpersonales como mandato paradojal. Hay dos órdenes contradictorias, ambas presentes; una a veces bajo la forma de un supuesto o de una orden recordada anterior, o de una orden general común a toda una sociedad y la otra orden como específica. Se agrega además, una prohibición de alejarse del campo y de comentar la contradicción. La contradicción estriba en una prohibición de comer el melón, dicho de palabra y sin acto prohibitivo; y un supuesto de permiso de comer bajo la forma de tentación y exponiendo los melones al deseo. A la vez debe cumplir lo encomendado; no hay posibilidad de fuga. Cuando el aborigen cede a la tentación y come el primer melón, intenta rectificar, pero desde su lógica numérica. Esta es diferente a la del blanco. Para el nativo, no falta nada en tanto sea de a pares. "Comido el primer melón decidieron que era mejor emparejar las cargas y para ocultar su delito comieron un segundo melón". Desde la lógica de los pares, no puede comprender como el blanco nota la falta. La contradicción pragmática es propia de la paranoia. Y al surgir la contradicción el Yo se escinde, facilitado por un psiquismo de nivel totémico con predominio de la desmentida. El Yo real definitivo del aborigen, al no poder transformar lo sufrido pasivamente en activo, sufre un estado de indefensión. El efecto deriva en una regresión a la analidad primaria; con predominio motriz (el desplazamiento desde los Reyes al en- comendero) y de la mirada (proyectivamente ubicada en la carta que ponen detrás del paredón) con afectos de la gama de la humillación. Se observa asimismo la regresión oral secundaria con los reproches que formula el encomendero y la sanción por el incumplimiento, consistente en el sufrimiento de quién depositó la confianza. En nuestro caso el capataz que confió y fue defraudado en su anhelo.

La contradicción lógica se presenta como la oposición entre una afirmación específica y otra más amplia. Ambos términos están presentes, es posible el contraste, pero una afirmación es genérica y la otra aparece bajo la forma de una presunta percepción; percepción ligada a un juicio de existencia que profiere el Yo de realidad definitivo. En algunos casos existe coincidencia marcada entre las relaciones interindividuales y la organización psíquica; en otros casos no. Importa la tramitación psíquica de cada cual. Cuando un Yo, es tomado como auxiliar para sostener la condición de ideal del otro (en nuestro caso el nativo es usado por el español para sostener su idealización), está particularmente indefenso. El efecto, no es necesariamente inmediato, sino a posteriori, cuando el Yo se va organizando con mayor complejidad. Las órdenes inscriptas como huellas mnémicas, son incompatibles entre sí; y esto hace imposible al Yo el cuestionamiento o la fuga. La paradoja se hace eficaz a medida que el preconciente se organiza.

En el fragmento de Garcilaso, puede observarse la contradicción lógica entre dos registros perceptuales. El registro auditivo en que le dicen al nativo (que la carta dice) que "fueron diez melones y habían comido dos" (en verdad deducción lógica del español), y el registro visual (en que las letras no son reconocidas). Registro visual que contradice la palabra del amo. Desde la lógica del nativo, la explicación pasa por la magia que atribuye al español. Magia de su pensamiento primitivo, anhelada y proyectada como esperanza en el pensamiento ajeno. La contradicción hiere a un Yo, que por su estadío es escindido, y refuerza la desmentida. La escisión, conspira contra la posibilidad de desarrollo hacia nuevas lógicas, que la cultura española le puede brindar. El Yo, escindido, se conecta con la realidad a través del Yo oficial, pero el Yo placer, se conecta con el ideal mágico. Y de ésta manera, no hay aprendizaje porque no hay vivencia. Solo hay seudoaprendizaje, repetición, memorización (¿seudoevangelización?). Los nuevos conceptos, las nuevas lógicas no son asimiladas al Yo. Solo son un barniz. El Yo escindido queda con su nivel profundo unido al pensamiento mágico, y su nivel oficial al pensamiento religioso o científico. Otro modo de resolver la contradicción es con la sublimación. La contradicción del consenso, en lugar de producir una pérdida de la realidad, impulsa un cuestionamiento que se resuelve pasando a un nivel superior y en la creación de un producto, por ejemplo literario, como es el caso del Inca Garcilaso. Y este pasaje permite una profundización en los orígenes, en que final y comienzo se puedan reunir. El Yo, más organizado, puede regresar hacia estructuras psíquicas y familiares que constituyen la contradicción, y de ahí emerger en una nueva lógica. La sublimación, trasciende la necesidad de transformar el trauma de pasivo en activo. La perturbación es mutada y la transgresión aceptada por el Yo y la cultura. El Yo ha logrado conciliar a sus tres amos, tal el caso de los adelantados a su tiempo, como el poeta.

Los tipos de pensamiento. Sintéticamente voy a describir el pensamiento totémico, el mítico y el religioso, porque importan al análisis que nos ocupa. La representación- grupo que tiene cada individuo varía según el tipo de ideal del Yo de cada cual, tanto en su forma como en su contenido. Freud sostuvo que sobre la representación- grupo recae la pulsión social. Esta, es una mezcla de libido homosexual de meta inhibida y pulsión de autoconservación, y la primera se apoya en la segunda. Esta pulsión social inviste grupos pequeños como los vínculos amistosos, luego a la comunidad, hasta convertirse en amor universal hacia la humanidad. Freud da por supuesta la existencia de representaciones grupo con un grado creciente de abarcatividad y complejidad.

El ideal del Yo da cuenta del origen de grupo, de aquello que los hermana y los identifica. Garantiza el destino exitoso de dicho grupo, la unión entre sus integrantes, ofrece amparo y sentido a la vida individual. Los juicios valorativos derivan de dos funciones del Superyó, la autobservación y la conciencia moral y se constituye como consecuencia de la labor de una función, la formación de ideales. Para que ocurra este proceso es necesario que sobrevenga en lo psíquico un aumento de la diferenciación que deriva, en gran medida, de la inclusión en el Yo de nuevas categorías lógicas preconscientes. Estas pueden transformar en contradictorias dos afirmaciones que anteriormente no lo parecían, pueden volver eficaces algunas contradicciones apenas insinuadas, de modo tal que lo anteriormente armónico se torna divergente. Freud, (1910c), sostuvo que la inteligencia, la pulsión intelectual, según la llamaba a veces, queda fortalecida como consecuencia del desarrollo psíquico.


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Ello parece derivar de la conquista de nuevas lógicas que permiten articular los procesos de pensamiento en el preconsciente. Freud, (1918b), distinguió dos orígenes para el pensar: uno, inconsciente, es inherente a la especie, y el otro, preconsciente, corresponde a una conquista cultural de la humanidad, y es alcanzado por cada Yo mediante el aprendizaje. En esta oportunidad, dado que nos referimos a procesos psíquicos acontecidos luego de concluido el tiempo primordial, edípico, nos centraremos en la consideración de este último tipo de lógica. Cabe distinguir, sin embargo, algo en común a todos estos procesos de complejización psíquica: cada nuevo pensar surge en los intersticios lógicos del pensar previo. Ello, es debido a las imposibilidades internas con las que éste se complica, y el nuevo pensar, es estimulado por la necesidad psíquica de expresión de los procesos pulsionales con un mayor grado de refinamiento. El pensar, a su vez, queda degradado a la categoría de un mero representar. ¿De qué manera se introduce el pensar cultural en el Yo?

Consideramos que el mismo se introduce como un imperativo categórico, esto es, bajo la forma de un orden constituyente del Superyó, Freud, (1923b), orden cuyas razones no son explicitadas porque el Yo aún no las entiende. El imperativo categórico es el tipo de estructura de la frase contenida en el Superyó. Luego, cuando el Yo logra conquistar la intelección de las razones por las cuales la frase fue dicha, el pensar correspondiente pasa a estructurar el preconsciente. En principio los imperativos categóricos suelen provenir de padres o equivalentes. Luego son atribuidos a figuras cada vez más distantes, que van desde los educadores hasta los autores con quienes el contacto se reduce a lo escrito, a la palabra ausente. De manera tal que estudiar los tipos de pensar con que opera el preconsciente (por la introducción de nuevas lógicas, conquistadas mediante el aprendizaje) no difiere excesivamente del análisis de la constitución de los tipos de Superyó. Desde el más primitivo, derivado de la desinvestidura pulsional correspondiente a la declinación del complejo de Edipo, hasta el punto final a veces no realizado, en que los valores e ideales son meras abstracciones, imposibles de alcanzar en una vivencia inmediata. Podemos discriminar diferentes tipos de Superyó, lógicamente sucesivos; Totémico, Mítico, Religioso, de las Cosmovisiones y Científico- ético.

De allí derivan tipos distintos de preconsciente, que incluyen un modo particular de representaciones- grupo exteriores. Estos tipos de Superyó son lógicamente sucesivos, y existe un requisito interno en la secuencia, para que aparezca uno, el mítico, por ejemplo, es necesario que antes haya emergido el totémico. En la historia de la humanidad la constitución de cada uno de estos Superyó derivó de prácticas sociales y económicas específicas, que incluían grupos cada vez más amplios. La producción de un tipo más abstracto de Superyó fue el efecto de la tendencia a la unificación en la vida social. Los diferentes tipos de Superyó, con exclusión del científico- ético, tienen un origen mágico- animista, y derivan de la proyección de la omnipotencia del yo- placer. Son, también un modo de explicar el origen del grupo (como transformación de la afirmación acerca del origen en el padre), una garantía de su cohesión, del sentido de la vida cotidiana marcada por la decepcionante necesidad de trabajar. El pensar científico- ético, en cambio, es fragmentario, y los valores en juego son abstractos.

a) Pensamiento totémico: Apoyándome en Freud, (1912- 13, 1921c, 1927c, 1930a), este ideal implica conservar una ilusión de unidad. De compresión totalizante, de superposición del Yo a la supuesta realidad, un mantenimiento del animismo.

El ideal del Yo de tipo totémico se corresponde a una representación- grupo de la amplitud de un conjunto de familias. Correspondería a los vínculos intrapsíquicos de amistad. La relación entre tótem y el grupo se da en un espacio, y el ámbito de lo tabú se opone a lo cotidiano. El tótem es visible por los miembros del grupo, pero con prohibición de contacto. La temporalidad es circular, como las estaciones del año.

La diferencia entre el ideal y el Yo de cada cual puede compensarse a través de actos mágicos (vestirse con una piel o plumas del animal totémico). La desmentida del juicio que distingue entre ideal y el Yo es la norma. En consecuencia se conserva una cierta convicción de la propia omnipotencia.

b) Pensamiento mítico: El ideal mítico implica una diferenciación entre animal y humano. Distingue dos tiempos: el de la gesta heroica, origen del grupo, y el de lo cotidiano. La oposición entre el ideal y el Yo no es ya sólo de tipo espacial, sino también temporal. El espacio mítico suele superponerse en apariencia al espacio del grupo que sostiene este tipo de creencia, pero tiene una distribución regida con otra lógica, en cuanto a las investiduras de objetos y lugares. Por ejemplo ciertos ámbitos en que irrumpe la producción de lo sagrado. El tiempo del mito no es el de un pasado, sino el de un presente. Este es honrado y sostenido por las generaciones posteriores del grupo supuestamente generado por el héroe. La oposición entre dos temporalidades deriva de la eficacia psíquica de ese tipo de lógica que Piaget, (1942), describe como inteligencia de las operaciones concretas. Esta, incluye la posibilidad de actividades intelectuales conjugadas de seriación y clasificación. De la seriación deriva la decepción del Yo con respecto al padre, y de la clasificación, un juicio previo que decreta la caída de la madre fálica.

Esta inteligencia de las operaciones concretas es puesta primero como imperativo categórico (porque constituye el horizonte de posibilidad para el Yo), luego es conquistada por un aprendizaje en el Yo. El tiempo del mito se expresa como presente épico, éste implica un tipo de inmortalidad que se sostiene gracias al recuerdo constante exigido al grupo. Significa una menor dependencia de la percepción del objeto visual (vigente con respecto al tótem) y su sustitución por una imagen. En cuanto a la diferencia entre percibir un objeto (aunque tenga un valor simbólico) y percibir una imagen, recordemos que Freud, (1926d), distingue la zoofobia de Juanito de la del Hombre de los lobos. Afirma que la segunda derivó de percibir una lámina del animal temido, y la primera surgió ante la percepción de la caída del caballo. El alma, como doble del cuerpo, surge como una forma de resolver la contradicción entre ausencia sensorial y la vívida presencia de un objeto anhelado. La ausencia del cuerpo se salda entonces con la presencia de su espíritu, de su imagen. La sustitución de un tótem por una imagen, ofrece cierta autonomía al Yo con respecto a la percepción directa del objeto. El tiempo de la gesta se conjuga en el "presente épico", que alude a un acto que no cesa de ocurrir. Este acto al repetirse en las generaciones sucesivas produce el vínculo social de camaradería, que incluye el trabajo. La temporalidad es la de la inmortalidad, y es sostenida por la memoria (por el alma) del pueblo, originado gracias a la gesta del héroe.

La diferencia entre el ideal y el Yo es más difícil de superar. Los requisitos para acceder a la categoría de héroe, imponen un esfuerzo individual y un reconocimiento social cuyo logro es más difícil de alcanzar. En consecuencia, para cada cual, desmentir el juicio que diferencia entre el ideal y el Yo resulta más costoso.
El grupo supuesto del mito es más amplio que el constituido por el pensar totémico. La representación- grupo propia del pensar mítico posee un mayor grado de abarcatividad, reúne un conjunto de clanes, en un vínculo de camaradería. En el origen del grupo es puesto un líder con rasgos humanos separado del resto de la comunidad no en términos espaciales, sino temporales.

c) Pensamiento religioso: Aquí el ideal es la divinidad, posee un carácter altamente abstracto. El grupo que le corresponde es la comunidad, el tiempo es eterno y la espacialidad es lo infinito. El grupo reúne en su interior a los seres humanos, pero no abarca a ciertos grupos que no tienen el reconocimiento (por su piel, condición social u otros motivos). A estos, se les niega la carta de ciudadanía consistente en la identificación empática. Todos ellos tienen en común su falta de fidelidad, aunque algunos podrían ser salvados para la comunidad y otros quedan condenados como irredentos. Dentro del tiempo- espacio terreno, contrapuesto al divino, aparecen dos rasgos: el carácter mortal y la limitación espacial. El pensamiento religioso implica un pasaje de la inteligencia, de las operaciones concretas a las más abstractas y sobreviene durante la pubertad.

Una interpretación de la narración desde la perspectiva de las patologías psicosomáticas y adictivas. Nos encontramos ante dos tipos de producciones, dos lógicas. La del poderoso, que ostenta su certeza acerca de sus verdades, y la de quien padece el desamparo. Desamparo producido por la dependencia de la palabra del español, palabra oral contradictoria y palabra escrita imposible de comprender. Palabra del conquistador que no concuerda con las necesidades vivenciales; no le da un nombre, solo un número. Son dos indios, diez melones con lo cual que promueve la ignorancia. Contradicciones mediante, no le da espacio para la identificación, y el desarraigo queda marcado por el andar del Inca (de Pachacamac a los Reyes).

Hay un poderoso, el español (¿un loco para el nativo?), de cuya palabra se depende para ser. La palabra le da sentimiento de sí, júbilo o futilidad. El amo es inflexible en su función desconocedora, sólo le interesan los números, las ganancias. Suprime el significado que sus actos tienen en el ánimo del otro; y el Inca anhela un encuentro imposible con esas palabras. Palabras que vienen desde el ideal, pero que no llegan y sólo son desamparo y descrédito. El blanco dice que "mentían.", que "habían comido dos..."El ideal no cree, y no hay posibilidad de contradecirlo ni de rectificar. Sólo le cabe al Yo dejarse morir por falta de amor y de amparo ético o sumirse en la droga?

La droga puede ser el atajo que suprime el acto psíquico necesario (pero inútil) que reclama una identificación con el amo. El acto adictivo (el impulso irresistible de comer los melones) intenta sustituir la identificación que el blanco no le da. Este enmudece ante el reclamo, y el Yo del aborigen se siente víctima de la desestimación, en lo anímico de ese dios loco todopoderoso (Viracocha). El nativo mandado, es en su movimiento el carretel del juego del nieto de Freud, (1920g). Se ve espacialmente la expulsión de que es objeto de la memoria blanca. No queda en ésta marca alguna. El nombre del adicto es sólo un número, tachado no por represión, sino por expulsión del Yo del blanco. Queda el nativo en un estado de no muerte y no vida, en que su cuerpo se doblega ante el castigo; cuerpo que es sólo doble imperfecto de su espíritu indomable. Desafiante y hasta vindicatorio. Espíritu que simula aprender y doblegarse.

A esta agonía eterna accede con la droga, el alcohol, la promiscuidad, el hambre y los golpes. No hay proyecto identificatorio, no hay posibilidad de tener un nombre. ¿Qué posibilidades quedan? La libido narcisista no encuentra su objeto, y en vez de consumarse en un acto identificatorio, que le de el ser; se consume en actividad autoerótica (droga). La libido estancada, dispone a la enfermedad psicosomática. La única manera que le queda al nativo para sentirse con algún valor, para su ideal español, ya no es con su nombre que le da cualidad, sino como cantidad. Y esa cantidad termina por refrendar la agonía, reclamante, muda, desafiante, vengativa y triste hasta el infinito. El destino se vuelve implacable, y la nostalgia de la muerte una forma de vida. Nostalgia de la muerte como expresión del conocimiento de ser sólo una cifra insignificante, resto de un pasado y despojado de vigencia.


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El horizonte del nativo, sumido en la adicción, está poblado de poderosos y calculadores, que lo suprimieron de su memoria. Un olvidado que anhela una identificación, y en el que la adicción como recurso tóxico, contiene el resto del melón anhelado y a la vez, la supresión vengativa del deseo identificatorio.

La vida del aborigen carece de encanto, porque deriva de la falta de significado anímico que le debe el blanco. Encanto y alegría de vivir se hace encarnadura con significatividad; ambos invisten el mundo exterior. Pero despojado de ambos, se vuelve caótico, no hay proyectos, sólo magnitud pulsional que amenaza con catástrofes, proyectadas en el porvenir. Se produce una secuencia de euforia narcisista tóxica por la droga, dolor orgánico que permite la conexión con el mundo sensible; aturdimiento tóxico y entrega a la muerte por falta de amor, se constituyen con estallidos de afecto. A la vez obstinación por morir y no morir, perpetuando el dolor como recurso para mantener el vínculo con el mundo sensible. Pero la esperanza de que alguien fije su mirada a este acto, se pierde en la indiferencia. No hay quien le de significatividad y lo inscriba en su memoria.
El llamado, no concluye en la introyección de una huella mnémica, sino en una supresión de todo recuerdo. La víctima queda paralizada ante la mirada más poderosa del amo que se aproxima no para percibirlo, sino para devorarlo. El hambre y la droga, a pesar de que lo matan, le producen dolor, y con ello la existencia del mundo sensible, y la posibilidad de ser recordado. Cuando esta alternativa queda suprimida, no queda esperanza, sólo la alucinación como milagro que le proporciona la tabla de salvación identificatoria. Medida extrema, y vana, para preservar la existencia.

Conclusiones, ideas y problemas de 1492. Aperturas e interrogantes para pensar en 2009.

a) El Inca, con su lógica entre totémica y mítica, sufre una regresión anal primaria ante el infortunio. Se evidencia por el desplazamiento motriz (es mandado de un lado a otro) y por la paranoia. El pensamiento totémico implica una identificación hombre- animal (eran vistos como bestias iletradas). El relato, muestra un hombre inculto, pero los líderes políticos e intelectuales fueron ejecutados. Y con ello, los iniciadores capaces de conducir la posibilidad de desarrollo.

b) El español, como iniciador esperado, aunque corrupto, incluye el concepto de "lo nuevo". Esto es, la capacidad psíquica de una intelección que antes no tenía. Está generada por el incesante pujar pulsional. La función anímica genera contradicciones y diferencias, y luego las proyecta y capta en el mundo sensible. La creación de "lo nuevo", frente a lo ya dado, genera cada vez que muestra su eficacia, un desgarrón, una catástrofe, a la manera que describe Freud, (1932a).Es que los dioses, que son los procesos pulsionales, quedan postergados porque sólo así puede accederse a una conquista anímica y cultural. Y luego regresan, como catástrofe anunciada. Los afectos pueden ser lo nuevo ante la pulsión, luego la sensorialidad lo es respecto de los afectos; las huellas mnémicas en relación a las percepciones y los pensamientos respecto a las representaciones. Finalmente, lo nuevo es proyectado y hecho venir desde la instancia paterna. Este pensar, es capital en el desarrollo de la cultura, y da tramitación anímica a los procesos pulsionales. Esto nuevo, puede sufrir los siguientes viscicitudes:

1. Ser aceptado, como una complejización inevitable que tiene que ver con el ser, y conquistado para asimilarse al Yo, como hizo el Inca Garcilaso.
2. Puede ser rechazado, desestimado. Pero no por ello lo nuevo deja de producirse. Queda fuera del Yo, exiliado, y no se accede a lógicas más complejas. El ser, entonces, tiene una falla en su identificación primaria y con ello queda fracturado; el narcicismo se desmorona ¿sucederá algo semejante en el ser nacional indígena, no integrado, que rechaza con violencia supresora al blanco, mensajero de lo nuevo? El aborigen desestima al blanco y éste al aborigen, cada uno con violencia expulsa al otro. La salida, sería aceptar al iniciador, al blanco con su pensamiento, dejarse fecundar por su marca que complejiza las propias estructuras.

c) En la narración, el Inca Garcilaso marca una oposición entre el número y la letra. Decía antes, que las letras confieren un nombre, y con él, la posibilidad de acceder mediante la identificación, a la condición de sujeto. El número interfiere esta posibilidad. Y el nativo es un número. El blanco es un especulador (piensa en números, saca ganancias y extrae diferencias a costa del aborigen), un aventurero que vino a "hacerse solo", una "posición", un desmentidor de su padre. Es su propio padre; Yo y padre se condensan. Pero, ¿no es el español también un número para sus semejantes cultos? ¿Un bárbaro iletrado despojado de su riqueza material e intelectual; y que encuentra en el aborigen a su doble? ¿Un desmentidor del juicio de autobservación, que afirma que ciertos actos le son nocivos pese a su carácter placentero? ¿Un adicto al dinero, un adicto al nativo que es su droga, porque lo calma? Nativo- droga que con su trabajo, aplaca la voracidad blanca.

Los melones del cuento, mestizos de simiente española y tierra americana ¿no representarían al gran mestizaje que se dio en América, dónde vienen y se transforman las adquisiciones culturales de la humanidad?
Pero el conquistador necesita desmentir su propia enfermedad, su propia adicción, para mantenerse en lugar de ideal, en un goce autoerótico. Está sostenido por el aborigen en posición de auxiliar; de doble (enfermo, drogadicto, un mero número). Doble que puede volver desde lo siniestro, como droga y enfermedad, como violencia y corrupción hacia los países "civilizados". Aquello que durante la conquista, fue sepultado como iletrado, vuelve. Vuelve como furia que unifica y marca. Hay una violencia que forma parte del cambio, que no se puede ahorrar,..no diría inevitable porque sería comulgar con los doctrinarios violentos que nos guiaron al fracaso...pero hay una violencia."La doctrina según la cual la mente humana es en un principio maleable y no estructurada [...] se ha asociado a menudo a un pensamiento políticamente progresista e incluso revolucionario, mientras que las especulaciones relativas al instinto humano poseen a menudo un resabio conservador y pesimista.

Puede verse fácilmente porque los reformistas y los revolucionarios se convierten gustosamente en ambientalistas radicales [...]. Sin embargo, un análisis más preciso muestra que el concepto de organismo vacío, maleable y no estructurado - al margen del hecho de ser erróneo- sirve también de soporte natural a las doctrinas sociales más reaccionarias. Si las personas son efectivamente plásticas y maleables, sin naturaleza psicológica propia ¿por qué no se las controla y se las somete a aquellos que se jactan de una autoridad, de un saber especializado y de una intuición irremplazable, necesarios para quienes carecen de dichas cualidades? [...] (Chomsky)- Piatelli - Palmarini, (1979).

LA DESOCUPACIÓN- una endemia social-

a) Los procesos de precarización de la vida cotidiana aparecen por las nuevas formas de pobreza, que difícilmente pueden ser contenidas por el tejido social o la estructura familiar. El individuo que se siente marginado del mundo del trabajo se halla extraño, distinto, discriminado, atrapado en un círculo vicioso de retracción: enfrentarse a la eventualidad de un rechazo que incrementa la frustración y que a su vez disminuye la autoestima. Estas personas frecuentemente ocultan su nueva condición, porque sienten vergüenza social. Esta realidad hace que la desocupación y la precarización se conviertan no sólo en fenómenos masivos, sino también en procesos que se instalan definitivamente, como las endemias.

Tal como ocurre con ciertas enfermedades infecciosas, cuando la desocupación viene para quedarse genera la ruptura del vínculo social y los individuos que la padecen forman una verdadera "subespecie humana" estigmatizada y sin contención social, vulnerables, con alto riesgo de perder la salud. Al hablar de tejido social, se quiere expresar que es una trama dinámica y vital compuesta por elementos más simples y más reducidos: instituciones, familias, individuos. Como sucede en los tejidos biológicos, donde las células enfermas terminan afectando al órgano correspondiente y esto puede comprometer la salud del organismo, en la trama social se desencadena un proceso similar: el hombre que no responde a las exigencias del sistema económico globalizado, impedido de producir, se convierte en un desocupado, que no puede integrarse al nuevo tejido social, por lo que sucumbe, por carecer del nutriente social primario, que, en un país de excluidos, es el trabajo. Cuando el fenómeno de la desocupación excluye a grandes grupos de individuos, muchos de ellos se hallan sin vínculos y, como ocurre con los tejidos biológicos, cuando la exclusión abarca a más de la mitad de los individuos de un país esa sociedad enferma gravemente, con gran deterioro del sistema social: cambio de códigos de convivencia, desde la pérdida de valores éticos y morales de los que ejercen el poder económico, muchos de ellos convertidos en ladrones de guante blanco, hasta el drama de la mendicidad callejera y los que roban para comer, verdadero peaje de la pobreza.

Las dos pobrezas. Sólo por el hecho de haber nacido en el seno de una familia con pobreza estructural, los individuos crecen en una cultura de pobreza, caracterizada por la ausencia de niñez, hondos sentimientos de marginación, desvalimiento, inferioridad o dependencia, baja autoestima, sentido de resignación y fatalismo. Viven el presente en función de su ambiente inmediato y carecen del conocimiento que les permita tomar conciencia de sus problemas y de sus iguales en el conjunto social (no tienen conciencia de clase). Son enfermos sociales congénitos, y desde su primera infancia serán vulnerables al daño que producen las calamidades sociales (hambre, abandono, analfabetismo, violencia familiar, etcétera) que acechan a su alrededor. Este grupo nunca tendrá oportunidad de formar parte del tejido social productivo y muchos de ellos sufrirán de una muerte precoz, previsible y por lo tanto prevenible.

En el país, el número de las personas que componen el lumpen de pobres estructurales, con necesidades básicas insatisfechas, aumentó geométricamente en los últimos dos años, con un 50 por ciento de ellos viviendo por debajo de la línea de pobreza. Según el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil, consultora de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la desnutrición infantil total en la Argentina llegó al 20 por ciento en 2002. Asimismo, la tasa de mortalidad infantil alcanzó el 18,4 por mil, pero en algunas provincias pobres supera el 25 por mil. En cambio, aquellas personas, antes saludables, integrantes de la clase media, pero hoy desocupadas, acuden a los consultorios médicos demandando atención por "síntomas psicofísicos inespecíficos", acompañados por estrés, desesperanza y escepticismo, cuyo sustrato lo constituye una historia reciente de exclusión. Esta es la expresión psicosomática de la enfermedad social, que algunas veces, puede anunciar un deceso precoz. El "estrés colectivo" y el aumento de la desigualdad social, que genera nuevos pobres, reducen marcadamente la esperanza de vida.


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La importancia de los factores económicos y el estrés sobre la salud se destacan en el trabajo de investigación "Stress Responsivity and Socioeconomic Status", publicado en el Journal of the European Society of Cardiology, Vol. 23, N° 22, de noviembre de 2002, donde se constata la asociación entre los factores socioeconómicos con el estrés y el incremento de la morbimortalidad cardiovascular. Otro estudio de investigación, titulado "Long Live Community. Social Capital as Public Health", publicado en The Journal Of Public Health en diciembre de 1999, demostró que el pueblo de Roseto, en Pensilvania, es el lugar que tiene la mayor esperanza de vida de los Estados Unidos, con una tasa de accidentes coronarios 40 por ciento menor que el promedio general. Se relacionaron los datos con las características sociales de sus habitantes: plena ocupación, nivel adquisitivo adecuado, acceso a la educación y a la salud, y reducidas distancias entre las clases sociales. La desocupación llevó al hombre, único sostén económico de su grupo familiar, no sólo a padecer estrés, ansiedad o depresión, sino que éstos resultaron ser los disparadores que precipitaron el temido accidente cardiovascular, en muchos casos mortal. En ciertos países emergentes, la globalización produjo desocupación, la cual trajo de su mano pobreza, desigualdad y exclusión social.

Víctimas de la globalización La Argentina es una víctima más del proceso de globalización sin rostro social. Un país sumergido en una crisis social inédita, con una sociedad (competitiva, agresiva, individualista) donde se produjo un proceso de "dualización" legitimado y fortalecido por nuevos códigos, donde la competitividad salvaje, la insolidaridad y el triunfo de los más fuertes generan en el sistema social una división dramática: 1) los incluidos, grupo heterogéneo que abarca desde las elites (económicas, políticas y sociales) hasta los trabajadores con empleo estable y remunerado, y 2) los excluidos, grupo que forman los nuevos pobres (desocupados, subocupados, familias monoparentales femeninas, jóvenes que no pueden acceder al mercado laboral aun con estudios terciarios), y los pobres estructurales (los minusválidos físicos o psíquicos, los que carecen de calificación laboral y no pueden acceder al mundo del trabajo, los jubilados y pensionados con pobreza material y necesidades básicas insatisfechas, niños de la calle, mendigos, conglomerados de grupos urbanos marginales inmigrantes de zonas rurales, en fin, todos los individuos atrapados en el "círculo de la pobreza").

Decisiones políticas. Sólo el Estado por decisión política puede enfrentar esta crisis, actuando sobre los condicionantes sociales, y evitar de esa forma las consecuencias sobre la salud de los ciudadanos, a través de un programa de salud de emergencia nacional que demuestre que la salud de la población no es el resultado de una ecuación económica, sino un derecho que en las crisis tiene que ser otorgado a todos los ciudadanos con equidad, o sea, dando más a los más necesitados, desarrollando modelos de atención adecuados a la realidad, que tomen en cuenta tanto las diferencias de acceso a los servicios de salud como las diferencias epidemiológicas y socioculturales, especialmente en las áreas donde se concentran las mayores necesidades y perfiles de riesgo. En este contexto, la equidad entendida como la focalización de las acciones de salud hacia los menos protegidos implica la reorganización de los servicios, descentralizarlos y abrir los espacios a la partipación de la comunidad. La salud es uno de los derechos humanos que establece la Constitución Nacional; por lo tanto, su garantía es un deber del Estado. En consecuencia, para disminuir la enfermedad social de los pueblos se necesita que el Estado implemente políticas sociales capaces de distribuir los recursos con equidad, indispensables para elaborar políticas de salud que garanticen el derecho a la vida de las personas.

b) El desempleo como factor desencadenante de las enfermedades psicosomáticas-

Todos estamos enterados del problema de la recesión y de la desocupación no sólo en nuestro país, sino a nivel mundial. Estamos anoticiados de los conflictos étnicos y sociales, las guerras y el resurgimiento de los nacionalismos que el fenómeno desencadena. En ésta comunicación me ocuparé de las patologías psicosomáticas producidas por este medio convulsionado, y que de manera directa o indirecta nos afecta a todos. El tema tiene varias aristas de abordaje, por ejemplo el displacer de efectuar tareas con las cuales el sujeto no está a gusto. Que lo hace porque tiene necesidad de ganar dinero. Pero es un dinero carente de significado, sólo dinero. Y puede encontrase así a la persona que, teniendo todas las comodidades padece de tedio crónico, del cual procura emerger con estímulos espúreos como la drogadicción. O bien porque la falta de enlace entre lo que hace y lo que le gustaría hacer está fracturado, en consecuencia acumula tensión predisponiéndose al probable desenlace psicosomático.

- Consideraciones acerca del trabajo y el dinero. El trabajo posibilita desplazar componentes vitales y agresivos y tiene un valor fundamental para vivir en sociedad. Desvía la agresión, evita la violencia fraterna, posibilita la ligadura de la pulsión homosexual, fortalece los lazos sociales, es una bendición. Cuando claudica la inserción laboral, la transformación de violencia en trabajo se pierde y la falta de descarga vuelve sobre sí convirtiéndose en factor capital de envejecimiento prematuro. Brinda una satisfacción particular cuando ha sido elegido libremente acorde a las disposiciones y vocación de cada cual. Es fundamental para la tramitación socialmente adaptada de la violencia. El dinero es la relación entre distintos trabajos a través de un número que articula distintos valores, y el trabajo adquiere una dimensión significativa cuando además de producir un rédito es la expresión de una actividad valorada para el sujeto o la comunidad. Cuando el trabajo es resultado de un acto que no está en relación con la satisfacción, con el placer, produce un dinero que si bien satisface necesidades deja un remanente de disconfort.

Esto es expresión de que algunos individuos no han logrado enlazar sus proyectos con los capilares institucionales. - Consecuencias psicosomáticas. Cuando hay proyectos individuales que no tienen a qué ligarse en lo social, o entran en colisión, el dinero, que es consecuencia del trabajo y adquiere valor en tanto es trabajo, pasa a ser sólo dinero, sin proyecto. Hay acumulación tensional y disposición para las enfermedades psicosomáticas (úlcera, asma, hipertensión, disminución del apetito sexual, gastritis, entre otros), insomnio, angustia, depresión, congoja, amenazas catastróficas de pobreza, retracción social, vergüenza, conflictos de pareja y familiares, desarticulación de los ritmos diarios. Los índices de enfermedades cardiovasculares, obesidad, musculoesqueléticas y el cáncer son mayores en los desocupados que en las personas activas. La caída de la capacidad adquisitiva, trae aparejado cambios en la relación familiar y social, el desocupado no es alguien deseable para asociarse.

- Consecuencias no deseadas, del tiempo libre forzado. El tiempo dedicado a los deportes al aire libre, conlleva por lo menos tres tipos de riesgos, cuando no se toman las medidas de protección adecuadas.

1- La exagerada exposición a los rayos ultravioletas, con su secuela de incremento del cáncer de piel, cataratas, caída de las defensas inmunológicas, herpes.
2- La respiración del aire polucionado, exacerbado por la actividad física, incrementa la profundidad de la inhalación, sobre todo la respiración por boca. Las partículas, irritan las vías respiratorias y las secreciones predisponiendo a las enfermedades pulmonares. Recordemos la caída de las defensas inmunitarias que acarrea la depresión desencadenada por el desempleo crónico.
3- Los espacios verdes donde se practican deportes, (acordes al status de cada quién) suelen estar cuidados con insecticidas y pesticidas químicos, que matan a los insectos interfiriendo su sistema nervioso y también el de los humanos. O bien infectados de detritus. No es extraño encontrase con personas que luego de realizar deportes en forma intensiva, se encuentren con síntomas como cefaleas, mareos, astenia, calambres y nauseas, estados gripales, producto de la inhalación involuntaria de estos productos.

ESTRÉS LABORAL.”Un total de 50 trabajadores perdieron la vida en su puesto de trabajo MURCIA, 24 Abr. (EUROPA PRESS) –

La secretaría de Salud Laboral de la Unión General de Trabajadores (UGT), María José Pellicer, y el secretario de Acción Sindical, Salud Laboral y Medio Ambiente de Comisiones Obreras (CCOO), Pepe Cánovas, informaron de que en la Región de Murcia 50 trabajadores perdieron la vida el pasado año en su puesto de trabajo o cuando se dirigía a él, un descenso "engañoso" de la siniestralidad del 16 por ciento.

Y es que, según explicó Cánovas ese descenso porcentual "no se debe tanto a una mejora de la seguridad laboral o de la formación en la prevención de riesgos laborales, sino que coincide, en los mismos términos, con el descenso de la población ocupada y con una menor actividad económica de sectores como la construcción".
De este modo, durante el pasado año, fallecieron un total de 37 personas en el centro de trabajo (las mismas que en 2007) y 13 cuando acudían o volvían del mismo. Asimismo, se produjeron un total de 26.335 accidentes laborales, de los que 227 fueron graves.

Por ello, CCOO y UGT realizarán el próximo martes, Día Internacional de la Salud y la Seguridad en el Trabajo, una asamblea conjunta en el edificio de usos múltiples (MOPU) y, posteriormente, realizarán una marcha hasta la Plaza de Santo Domingo, donde rendirán un homenaje a los trabajadores fallecidos formando un corazón gigante con claveles y velas.

El lema elegido por los sindicatos para este año es 'Por la salud y la seguridad en el trabajo: tenemos motivos', porque, según explicó Pellicer, "seguimos teniendo los mismos motivos y las mismas reivindicaciones de siempre, ya que aunque se reduzca el número de fallecidos no se produce un aumento ni de la seguridad, ni la calidad laboral".

Pellicer se mostró preocupada por la actitud de la patronal "que obstaculiza el diálogo social e impide que se implante y se lleve a cabo la Estrategia Nacional de Seguridad Laboral", y añadió que la crisis económica, junto a esta actitud empresarial, "provocará un descenso de la inversión en seguridad y prevención laboral".
La secretaría de Salud Laboral de UGT recordó que la crisis no genera sólo la pérdida del empleo, sino también una mala calidad del mismo. "La ansiedad o el estrés que produce actualmente esta situación de riesgo psicosocial puede derivar en un futuro en enfermedades cardiovasculares", subrayó.

Asimismo, destacó que el mayor descenso de la siniestralidad laboral se registró en el sector de la construcción, aunque el número de accidentes mortales aumentó en tres respecto al 2007, situándose en 15. "Este descenso se debe más a una menor accidentalidad que a una mejora de las condiciones o medidas adoptadas", indicó Pellicer.


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Por otro lado, Cánovas se mostró preocupado porque persiste, en el pasado año, el subregistro de Enfermedades Profesionales, produciéndose sólo la declaración de 288 casos con baja, lo que supone un descenso del diez por ciento respecto al 2007.

"Si se siguen ocultando las enfermedades, los gastos derivados de las mismas seguirán siendo acometidos por el Servicio Murciano de Salud", indicó, al tiempo que criticó que la Mutua derive el 99 por ciento de los casos de acoso y estrés laboral a la Seguridad Social.

Y es que, según explicó Cánovas, si se sigue sin considerar los riesgos psicosociales como factor de nuevas enfermedades "no se investigará y no se tomarán medidas para que no sigan produciéndose, algo que la Constitución Española obliga a la Patronal".

Por todo ello, las reivindicaciones de UGT y CCOO para este año serán conseguir que se añadan los riesgos psicosociales a la declaración de enfermedades laborales, para que dejen de producirse y se cumplan los convenios colectivos, ya que, "si no pueden producirse situaciones como las que tienen lugar en la construcción del nuevo hospital de Cartagena, donde varios trabajadores inmigrantes denunciaron que trabajan más horas de lo establecido y la empresa encargada de los trabajos se niega a pagarle las horas".

El terreno de la salud y el trabajo ha sido abonado desde diversas disciplinas, tales como la medicina laboral, la sociología industrial, la antropología, el derecho, la economía y la psicología, entre otras. Cada una de ellas ha ido identificando distintos factores presentes en el ámbito laboral (físicos, químicos, relacionales, culturales, organizacionales, etc.) que de un modo u otro inciden en la salud de los individuos.,.Según el espíritu científico de Freud, “no todo saber se traspone en poder terapéutico; pero aun la mera ganancia teórica no debe ser tenida en menos, y cabe aguardar con confianza su aplicación práctica” (1925, pág. 57). Así, creemos que los hallazgos que resulten de los esfuerzos teóricos podrán encontrar lugar en el mundo de las organizaciones.

La medicina laboral y su historia. Existe una larga historia en cuanto al desarrollo de la práctica médica y su aplicación al mundo del trabajo. Tal es así que la bibliografía especializada remite sus inicios al Código de Hammurabi (1800 a.C.) el cual, entre otras cosas, establecía normas para impedir que el fuerte oprimiera al débil y, además, detallaba indemnizaciones y la creación de tribunales de conciliación ante eventos dañosos. La medicina del trabajo, entonces, recorre un extenso trayecto y una compleja evolución. Hipócrates (460- 375 a.C.), por ejemplo, describió enfermedades que aquejaban a los trabajadores de las minas de plomo. Así, se sucedieron Jenofonte, Catón, Diodoro de Sicilia, Plinio el Viejo, Galeno y Maimónides. En el siglo XV, a partir del descubrimiento de América, se identifica el denominado escorbuto de los navegantes e, incluso, en las leyes de los Reinos de Indias se establecía la protección de los trabajadores de las minas así como un horario de trabajo y un límite al peso que los indios podían cargar. Dentro de las obligaciones de los patrones, estos debían curar a los indios toda vez que se enfermasen o accidentasen a causa del trabajo. En el siglo XVI aparecen dos figuras relevantes.

Por un lado, Paracelso (1494- 1541) a quien se le atribuye la frase “no hay nada que no sea tóxico, solo la dosis diferencia un tóxico de un medicamento” y el apelativo de médico de los pobres. La primera monografía científica sobre enfermedades profesionales es de él y su valor residía en que el eje estaba puesto en el trabajador. Por otro lado, Agricola (1490- 1555) prestó especial interés a la prevención de accidentes y, en general, consideraba responsable a la superioridad que no adoptaba las precauciones necesarias. En esta sucinta reseña histórica debemos mencionar a Bernardino Ramazzini (1633- 1714) a quien se lo reconoce como el padre de la Medicina del Trabajo. Este médico aconsejaba a sus discípulos el estudio de las condiciones de los trabajadores en sus puestos de trabajo así como sobre la utilidad de dialogar con los enfermos, no solo acerca de sus dolencias sino de su vida cotidiana. A él se le atribuye la frase “la mejor escuela de aprendizaje es el taller o la casa del obrero”. Esta cronología continúa extensamente, numerosos autores se han sucedido, y baste mencionar para tener una idea de ello que aun faltaría hablar, por ejemplo, de la Revolución Industrial. Pilar Nova Melle (1995), sintetiza las consecuencias de dicho período, entre las que menciona la descripción de la histeria proletaria, denominación que aludía a los campesinos que no lograban adaptarse a la forma de vida urbano- industrial y caían en el alcoholismo.

El estrés. Desde los trabajos pioneros de Selye (1956) en adelante se ha conceptualizado el estrés como una experiencia (o un conjunto de ellas) cuya exigencia es excesiva en relación con los recursos del individuo. Así, se han considerado el ambiente físico de trabajo, los contenidos del puesto, el desempeño de roles, las relaciones interpersonales, el desarrollo de carrera, las nuevas tecnologías, los nexos entre trabajo y familia, rutinas reiterativas y monótonas, el ritmo de trabajo determinado por las máquinas, la carga de trabajo o responsabilidad excesivas, las exigencias insuficientes en relación con la capacidad del trabajador, la insatisfacción profesional, el horario de trabajo, las condiciones, el contenido de la tarea, la falta de participación en las decisiones sobre las formas de realizar las tareas, la inseguridad en el empleo, aislamiento social, etc. Los signos e indicadores de estrés comprenden: irritación, preocupación, tensión, depresión, afecciones psicosomáticas, sensación general de insatisfacción ante la vida, baja autoestima, depresión, perturbaciones de la atención, la percepción, de las funciones cognoscitivas y motoras, aburrimiento, baja en el rendimiento, ausentismo, etc. Al mismo tiempo, las definiciones más específicas varían según se lo conceptualice como estímulo, respuesta, percepción o transacción, pero lo que de alguna manera está presente en todas las descripciones es la importancia de la relación del sujeto no solo con el trabajo (actividad) sino con la organización en la que este se desarrolla. Los diversos autores, en general, coinciden en que deben distinguirse tres etapas en el desarrollo del estrés laboral: la percepción de la amenaza, los intentos de afrontarla y el fracaso de estos. También se consideran la intensidad de la amenaza y/o la duración (continua o discontinua) de la misma. Al mismo tiempo, se han incluido como factores estresores no solo la carga de trabajo o responsabilidad excesivas sino también las exigencias insuficientes en relación con la capacidad del trabajador, con las consecuentes aspiraciones frustradas e insatisfacción (1).

El modelo explicativo usado habitualmente, en última instancia, remite al esquema causa (agente, trabajo) – efecto (daño), aun cuando la literatura existente no deja de anunciar que “la relación entre los factores psicosociales presentes en el trabajo y la salud se complica por gran número de variables de carácter individual y subjetivo los individuos pero sí provocan trastornos en algunos otros. Las características de personalidad, para este autor, presentan diferencias interindividuales, por ejemplo, en cuanto a la propensión a sentirse dañado, amenazado o puesto a prueba, tres percepciones que pueden ser estresoras. Una de las variables de la personalidad es la pauta de compromisos característica del individuo. Los compromisos de una persona son la expresión de sus ideales y metas y de los caminos que se propone seguir para realizarlos. El grado de importancia de los compromisos influye en la vulnerabilidad al estrés pues es más probable que se evalúen como una amenaza o un daño las situaciones que ponen en peligro compromisos fuertes que las que ponen en peligro compromisos débiles. La manera como influyen los compromisos en la vulnerabilidad al estrés es compleja, ya que el compromiso no solo puede ser causa de vulnerabilidad sino también un recurso, en tanto protege contra el aburrimiento, la falta de sentido y la alienación.

Problemas relacionados. El síndrome de fatiga crónica cuyo diagnóstico supone un período de fatiga mayor a los 6 meses y un alto porcentaje de disminución del rendimiento (además de descartar otro tipo de enfermedades con efectos similares). Los estudios sobre esta patología ubican como precursores situaciones de excesiva exigencia, signos de agresividad e ideales desproporcionados. Dejours, a partir de sus estudios sobre las actividades monótonas, se pregunta cómo un trabajador podría soportarlas en tanto las rutinas reiterativas son opuestas a la dinámica biológica y psíquica. Dice: “¿Cómo es posible que un individuo normal tolere mentalmente un ciclo de operaciones que dura, como máximo, unos segundos y se repite durante horas, meses, años o toda una vida laboral?”. Esta pregunta expresa con sencillez el drama cotidiano que también podemos apreciar en películas como Tiempos modernos o La clase obrera va al paraíso.

El autor entiende que la tarea realizada no guarda ninguna relación con los deseos o fantasías del sujeto a quien le resultaría imposible la investidura pulsional de su trabajo más allá de la “catexia lateral de su salario”. La consecuencia de esta vida laboral, de la supresión de la actividad psíquica, para lo cual se requiere un excesivo gasto de energía, es la fatiga. Es interesante señalar que Dejours no pone el acento en la carga física sino en la monotonía o en las tareas carentes de interés, observación que lo lleva a concluir que no es el trabajo propiamente dicho lo que agota al sujeto sino la lucha contra la parte más vital de su economía psíquica.Al mismo tiempo destaca que la amputación de la vida psíquica no es fácilmente reversible e, incluso, resultaría tan difícil llegar a ese estado que luego, lejos de abandonarlo, se lo traslada al tiempo libre (a través de exigentes actividades durante los fines de semana o la permanencia pasiva frente al televisor durante largas horas).En un apartado posterior podremos advertir algunas relaciones con la denominada adicción al trabajo pero cabe referir aquí el texto Las neurosis de los domingos de Ferenczi y el comentario de Abraham (1918) sobre el mismo. Este último, destaca las observaciones de Ferenczi sobre aquellos que recurren a la sobrecarga de trabajo para protegerse de las exigencias pulsionales y cita el caso de un militar que padecía síntomas neuróticos durante la inactividad de la trinchera y pedía su traslado al frente de combate.

Finalmente concluye que “cuando tales personas se ven forzadas a la inactividad por una enfermedad o un accidente a menudo la consecuencia es la manifestación de neurosis o el recrudecimiento de la ya existente. En tales casos la tendencia general es relacionar, desde el punto de vista etiológico, la neurosis con la enfermedad, el accidente o lo que haya sucedido en primer término. Pero podemos afirmar que, en muchos casos, durante el período de inactividad forzada la libido se ha impuesto al control del paciente..Otro problema relacionado es el denominado mobbing u hostigamiento psicológico en el trabajo. Uno de los ejemplos de mayor repercusión es el acoso sexual. Básicamente se trataría de un conflicto asimétrico pues la parte que hostiga posee más recursos u ocupa una posición superior a la víctima. En suma, la condición de aparición de estas conductas, en parte, estaría ligada con las formas de gestión de los conflictos por parte de los superiores. Para cerrar este apartado querría mencionar, en último término, los estudios sobre el burn out. Este término, si bien no tiene una expresión análoga precisa en español, suele traducirse como estar quemado o fundido. Su origen data de la década del ´70 cuando H. Freudenberger lo utilizó para describir la sintomatología detectada en aquellos trabajadores que están en relación con personas que sufren (enfermeras, por ejemplo). Kornblit (1996) cita distintos estudios en los cuales se pone de manifiesto que esta forma particular del estrés se encuentra ligada con aquellos profesionales que caracterizan su actividad como un apostolado, por la vocación de servicio y el sacrificio (médicos, docentes, asistentes sociales).


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Estrés y psicoanálisis- El psicoanálisis plantea un conjunto de hipótesis a doble vía: por un lado, aquellas que refieren a los determinantes pulsionales y cómo lo anímico funda la exterioridad; por otro, cómo se inserta e incide lo social sobre la estructura psíquica. Maldavsky (1998) señala que “podemos figurarnos al sujeto compuesto por círculos de seguridad que preservan un núcleo estable, en el cual hallamos sobre todo a la economía pulsional y ciertas defensas de base. En sectores más superficiales hallamos identificaciones, representaciones- palabra (preconscientes) y defensas secundarias, derivadas de las centrales.”. En este sentido podemos afirmar que, mayormente, la eficacia de lo social sobre lo anímico se da sobre aquella zona más superficial, no obstante en ocasiones las transformaciones pueden recaer sobre sectores más centrales (identificaciones constituyentes del carácter y, más aun, puede quedar perturbada la erogeneidad). Ello ha sido estudiado también desde el punto de vista del desarrollo evolutivo.

Para pensar en los fenómenos de estrés laboral, debemos distinguir cómo lo social influye de manera diversa ya sea que se trate de la niñez, la adolescencia y la adultez. Siendo esta última etapa la que nos incumbe en este momento. También es preciso señalar que dejamos de lado las circunstancias de condiciones extremas incluidas en las denominadas neurosis traumáticas. En la vida adulta, entonces, a diferencia de los momentos tempranos de constitución de la subjetividad, la social influye en la periferia de lo psíquico. En el caso del estrés se da un tipo de situación traumática que no deriva de un episodio único y de gran intensidad sino de la acumulación de sucesivas incitaciones de menor carácter, cuyos efectos podrían recaer sobre lo nuclear del aparato psíquico. De todos modos, hasta acá se trata de la influencia de lo social sobre el aparato psíquico y falta aun considerar la dimensión inversa y complementaria. A partir del estudio etiológico sobre los desenlaces clínicos, Freud se interroga sobre la importancia de las impresiones y vivencias accidentales (contingentes) en la determinación de una estructura psíquica.

En el esquema de las series complementarias opone otra serie al vivenciar, la de los actos psíquicos puramente internos (necesarios), entre los que incluye los procesos del pensar inconciente y los sentimientos. Ambos procesos se rigen por criterios internos del aparato psíquico por lo que, más allá de las influencias externas y contingentes, aquel no es una tabula rasa, sino que posee sus leyes propias de generación de lo nuevo. La serie de las vivencias aporta el material que pasa a constituir las huellas mnémicas inconcientes sobre las que opera la eficacia de los mencionados pensamientos inconcientes. Para Freud la exterioridad es producida por un movimiento psíquico específico, la proyección: “la espacialidad acaso sea la proyección del carácter extenso del aparato psíquico). Por lo tanto, aquello que captan nuestros órganos de los sentidos puede distinguirse por su contenido, constituido por las impresiones sensoria- les, y por la forma, creada por el proceso proyectivo. En este sentido, la supuesta exterioridad captada por la percepción y transformada en inscripciones psíquicas, no se corresponde con una realidad pretendidamente objetiva, sino con un producto psíquico creado proyectivamente. La vida pulsional, para Freud, funda la exterioridad, que se vuelve eficaz para lo psíquico en la medida en que su significatividad deriva de la investidura pulsional. Por lo tanto, para comprender la eficacia de los fenómenos de estrés laboral, no solo debemos considerar la sumación de incitaciones exógenas sino las leyes internas del aparto psíquico que imponen transformaciones a tales incitaciones (y las dotan de una significatividad específica).

Para Freud el trabajo permite procesar un conjunto de exigencias pulsionales (como las de tipo homosexual y la hostilidad fraterna) y puede constituirse en un escenario en el cual se plasman sentimientos de injusticia, celos y envidia. Ciertas condiciones laborales (amenaza de desempleo, ser marginado de ciertos círculos, exigencias contradictorias, etc.) poseen el valor de potenciar ciertas disposiciones a la adicción al trabajo como forma de procesar y desplegar los componentes antes mencionados. Es decir, que todo el sufrimiento ocasionado por las características del puesto, la tarea y el contexto laboral promoverían un aumento en la productividad. Los autores sostienen que el sistema aprovecha la propia fuerza del operador, su propio sufrimiento y agresión, de manera tan sutil que hasta termina por ser innecesaria la concreción de un castigo, pues resultan suficientes la incertidumbre, el estado de amenaza e inseguridad. Simultáneamente el trabajo produce sufrimiento y este produce más trabajo, acelera el ritmo. La actividad laboral se convierte entonces en una fuente de incitaciones traumáticas duraderas que poseen un valor semejante a un impacto único y catastrófico. Como resultado de ello se produce un drenaje pulsional, un estado de desvalimiento, que imposibilita la tramitación de las exigencias tanto pulsionales, como las del superyó y la realidad. En tales pacientes, por lo tanto, prevalecen los estados de apatía, estados de los cuales “salen” temporariamente si encuentran alguien que les dé “pila”.

El ideal del yo surge como resultado de las transformaciones acaecidas sobre la propia erogeneidad que se destila como valor. Las diferentes fijaciones pulsionales determinan la producción de rasgos específicos en cada contenido del ideal. El contenido del ideal deriva del procesamiento de la voluptuosidad. Las observaciones clínicas señalan la correspondencia de cada fijación pulsional con un valor que, a su vez, halla su expresión como lenguaje del erotismo y el modo particular de establecer vínculos interindividuales significativos. La erogeneidad primordial, que inviste los propios órganos y procesos intrasomáticos es el punto de fijación de los pacientes psicosomáticos. Esta sensualidad se expresa en lo anímico en términos de ganancia, término que alude a una realidad utilitaria, numérica. El ideal de la ganancia, entonces, expresa la incidencia específica de la libido intrasomática y cuando predomina este ideal, y el yo se adhiere a él, deviene una estructura de carácter sobreadaptado y, cuando supone que es el otro el que obtiene una ganancia surge la manifestación psicosomática. Freud plantea, para las neurosis actuales, un estancamiento tóxico de libido objetal homosexual (precisamente la erogeneidad que sublimada es procesada en la actividad laboral). A ello Sami Ali le agrega un fragmento paranoico complementario. Este componente paranoico consiste en la generación de ciertos personajes persecutorios que el paciente coloca en el mundo, vía proyección patológica de un fragmento del superyó (“hay miradas acusadoras”, “hay una lista negra...”, “es una injusticia”, “competencia desleal”).

Al referirme a los decretos del superyó sobre lo bueno o malo/ útil o perjudicial, y su enlace con la alteración en la autoconservación, señalé la desmezcla pulsional y las magnitudes hipertróficas de la pulsión de muerte que atentan contra la propia vida. Prosigamos, ahora un poco más: cuando la pulsión sexual entra en contradicción con la autoconservación - y se pone al servicio de la pulsión de muerte- deviene necesariamente una desmentida o desestimación del juicio acerca de lo nocivo del objeto. A su vez, el paciente psicosomático des- constituye la autoobservación; específicamente queda abolida la posibilidad de decidir sobre lo nocivo que afecta al yo. Respecto del ideal, tales pacientes desmienten la distancia entre el yo y aquel. Este conjunto de fallidas estructuraciones conduce a una degradación del ideal (de la ganancia en este caso), una resexualización del superyó vuelto sádico y a la disolución de las identificaciones. El paciente concluye suponiéndose sólo una cifra en la mente de su interlocutor (“en un lugar donde hay 18.000 empleados sos un número”, “me siento un cero”). El paciente es una cifra, víctima de los cálculos de un ser despótico (paranoico) cuya cuenta siempre termina con el mismo resultado, cero.

En este punto, y cómo último tópico, deseo mencionar las hipótesis sobre las relaciones entre el grupo y el líder, tema que desarrollaré con mayor profundidad en el capítulo de liderazgos. Es interesante advertir que el término estrés, etimológicamente, deriva de la palabra latina stringere que significa “provocar tensión”. Schvarstein (1998, 2000) distingue y reúne las nociones de contradicción y tensión a partir de lo cual desarrolla su forma de comprender y abordar el análisis organizacional. La teoría psicoanalítica sostiene la hipótesis de que las relaciones interindividuales tienen como fin privilegiado procesar las exigencias pulsionales y, secundariamente, las que pro vienen de la realidad y el superyó. En el caso de las instituciones, el triple vasallaje (que empuja a la complejización) proviene de las aspiraciones de grupos e individuos de la propia organización, de las tradiciones y de la realidad intra y extrainstitucional. El modo en que una organización específica (y en especial su líder) dé cabida a estas tres fuentes de incitaciones (amos) contiene la clave para la generación y continuidad de proyectos.

Cada uno de estos amos posee sus propios representantes en el seno mismo de la institución, respecto de los cuales el líder debe hallar caminos para múltiples transacciones. Los principales encargados de responder a esta triple exigencia son aquellos responsables de las decisiones principales (centralmente el líder).Tales exigencias (las provenientes de las aspiraciones comunitarias, las tradiciones y la realidad) reúnen dentro de sí fragmentos heterogéneos, por lo que se advierte la complejidad de conflictos posibles. Así, pueden desarrollarse, por ejemplo, enfrentamientos entre representantes de las aspiraciones internas con representantes de las tradiciones (es decir, entre los representantes de distintas exigencias) o bien, entre los representantes de un mismo amo entre sí (por ejemplo, pugnas entre grupos que atribuyen diferentes significados a una misma realidad).

Por lo tanto, coexiste una diversidad de factores (ente los cuales se arman alianzas, rivalidades, desconocimiento, etc.) frente a lo que los decisores deben responder con una lógica cada vez más sofisticada. Los riesgos de fragmentación, entonces, también son numerosos. Al hablar del pensamiento apocalíptico, Maldavsky señala que este “condena todo proyecto, toda iniciativa comunitaria que abra el futuro a lo posible, a lo nuevo, y pesquisa y magnifica en cada producción sublimatoria los restos de una voluptuosidad irrestricta, por lo cual dicha producción queda anatematizada como introductora de la disolución en los lazos sociales” (1991, pág. 267). Cuando este tipo de pensamiento es encarnado por el líder se va plasmando un despotismo creciente - . El liderazgo se va envileciendo progresivamente ante la falta de respuestas adecuadas para hallar transacciones entre las tres fuentes de exigencias. En la organización dirigida por un líder apocalíptico se va desestructurando la pulsión social, uno de cuyos componentes –la autoconservación- se trastorna como en el caso de las personas que perpetran el suicidio. Tal puede ser la situación de aquellos conductores que arrastran su empresa consigo hasta la tumba. El liderazgo apocalíptico se torna cada vez menos representativo con los consiguientes efectos de supresión de la diversidad, la tendencia a una nivelación descomplejizante y la abolición de los nexos sociales de tipo solidario requeridos para el trabajo en común.


Teoria y clinica de las patologias generadas por el desamparo .11

LIDERAZGOS- Procesos tóxicos del cuerpo social- Psicosomática- La renuncia a la satisfacción directa de la pulsión, es condición para la adquisición de la cultura, y aquello de lo cual hay que apartarse queda representado por lo tabú. Esta conquista cultural, tiene sus consecuencias; la furia que desarrolla cada individuo por la renuncia del placer y que proyectada en el futuro, vuelve como castigo divino (Freud, 1932, “Sobre la Conquista del Fuego”, 1939, “Moisés y la religión monoteísta”). La pulsión social, deriva de la pulsión homosexual apoyada sobre la pulsión de autoconservación y es efectiva en la producción de vínculos como amistad, sentido comunitario, amor por la humanidad (Freud, 1911, “Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia...”, 1921, “Psicología de las masas y análisis del yo”). La sublimación del erotismo deviene en ideal, cuyo contenido es diferente, según el nivel de fijación de la evolución libidinal. La abstracción del ideal, tiene grados crecientes, en un esfuerzo del aparato para dar cabida al traumatismo que implica, la imposibilidad de satisfacer totalmente una vivencia. Siempre resta algo no consumado, no hay felicidad completa, y la complejización expresa la exigencia de la pulsión.

De la diferencia entre el placer de satisfacción y el exigido surge el factor impulsor (...) como dijo el poeta “tiene indomado, siempre adelante (Fausto I) (...) no queda otro remedio sino avanzar (Freud, 1920, “Más allá del principio del placer”). El ideal, pasa a ser el espacio donde la satisfacción total es posible, y esta ilusión se proyecta en el líder que es resguardado por una prohibición. La formación de ideales, deja entonces en libertad la agresión, que vuelve sobre el yo, y la pulsión de muerte puede deshacer lo conquistado. Freud, citando a Heine, en “Malestar en la cultura”, op. cit., p. 55 dice “Tengo la disposición más apacible que se pueda imaginar. Mis deseos son una modesta choza, un techo de paja (...) unas flores ante la ventana, algunos árboles (...) y si el buen Dios quiere hacerme completamente feliz, me concedería la alegría de ver colgados de esos árboles a unos seis o siete de mis enemigos (...) El placer imposible, puede tratar de satisfacerse en otro espacio, exterior, o dentro y en secreto. Primero la instancia superyoica tolera, luego se vuelve más sádica explicando las secuencias de corrupción con satisfacción desenfrenada que socavan la moral y el orden, seguidas de periódicas purgas contra el enemigo. El castigo es posible, en tanto se mantenga separado el espacio comunitario del tabú, donde está el líder.

El gobernante debe regular su proceso pulsional y la práctica de los gobernados y según el erotismo de cada quien. Aislar el placer de la racionalidad; separar el espacio tabú del resto de la comunidad; procesar simbólicamente las aspiraciones de los gobernados. A su vez, éstos, adjudican al conductor la posibilidad de satisfacción ilimitada; pero el también tiene su freno. El líder queda en posición paradojal, debe procesar la proyección de los erotismos y renunciar a la satisfacción, de ahí que, como decía Freud, gobernar es una tarea imposible. El líder puede perder legitimidad (y devenir en tergiversación, violación de los valores humanos y degradación cultural). Esta pérdida puede deberse a la incapacidad de generar proyectos nuevos, fracasos en la conducción, claudicación de las convicciones, burocratización excesiva, entre otras razones. Según el tipo de liderazgo, la corrupción tiene diferente valor; el demagógico tiende a apreciar las prerrogativas del poder, las promesas se vacían y no son creíbles.

El líder tradicional exacerba su rigidez, sin sentido; el líder racional se hiperadapta a la realidad pero sin fundamento. Se quiebra entonces la relación entre el líder y los funcionarios en que se delega el poder, los capilares institucionales y los gobernados. Hay un desencuentro con los seguidores e inclinación al desenfreno o la exageración tradicionalista. Se produce el caos y un intento de trasladar la disgregación del grupo a otra comunidad. Se alimenta la agresión a minorías (negros, judíos, gitanos, indios, al “otro”), destruyendo sus símbolos identificatorios, su cultura. Este liderazgo, promueve la disolución de los vínculos identificatorios que cohesionan a la comunidad, en la medida que el descrédito y el colapso de ideales colectivos se instalan. La proyección en el gobernante “salvador” se debe a estados de pánico y no a esperanzas sustentadas en el amor. Se regresa a identificaciones arcaicas, sádicas y masoquistas, con pérdida de aspiraciones comunitarias. Se promueve la satisfacción pulsional individual (“salvarse”, “zafar”, son expresiones típicas en nuestro medio porteño). La pulsión de autoconservación cambia de signo, porque el enlace que constituye la pulsión social (homosexual y autoconservación) se disgrega. Avanza el desenfreno, en el convencimiento omnipotente de la propia razón y atribuyendo el origen de los males a los de “afuera”.

La voluntad del poder del líder, es el resultado de la acción cohesionante de Eros. Evoluciona de pulsión de destrucción a pulsión de apoderamiento a voluntad de poder a placer por ejercer el liderazgo en la comunidad. La degradación, regresa a la pulsión de apoderamiento y de destrucción. La descomposición institucional se manifiesta con estallidos sociales como descargas catárticas, del acúmulo pulsional no satisfecho. En el reinado del yo placer, y de un narcisismo en riesgo de colapso, el discurso se convierte en perverso y desestimante de la racionalidad. Quienes la sostienen, son “retrógrados”, o “mediocres”, amenazados de desprestigio. Entramos en el campo del terrorismo ideológico.- Estamos en el siglo XXl, Los colapsos temidos, aluden a problemas médicos y ecológicos por un lado (enfermedades y polución ambiental por ejemplo) y a problemas espirituales, con una degradación creciente, desocupación, sida, colapso financiero, “activos tóxicos”, desamparo cubren el planeta,,) la inmensa mayoría de los seres sólo trabajan bajo el imperio de la necesidad, esa natural aversión humana al trabajo se derivan los más dificultosos problemas sociales (...)” Freud, 1930, op. cit.).

El problema del número - En la historia de la cultura, los números tuvieron dos funciones. La primera, hacer la contabilidad (mercadería, esclavos, ganado, etc.). La segunda, fue consignar fechas, y con estas aparece la letra para decir nombres. Se marca la historia de individuos y grupos, y con ello, el tiempo y la identificación. Mi interés, está ligado a la transformación del segundo tipo en el primero. Los números remiten a intereses económicos, y estos aluden a sobreadaptación; yo me voy a referir a los números de carácter mercenario. Veamos. Freud, al hablar del placer, decía que la naturaleza del estímulo placentero es rítmica. La condición, para que en el aparato psíquico no haya fijación en este punto, es el encuentro entre ritmos. La conciencia, tiene dos caras, una hacia el interior y otra hacia el mundo. Desde el mundo registra las percepciones, que de cantidad por intermedio del período, deviene en cualidad. Desde el interior, registra el proceso pulsional que tiene su distribución y frecuencia y aparece como afecto, con su ritmo. El desencuentro de ambos ritmos, genera un trauma marcado por un número que se expresa como frecuencias, períodos, oscilaciones, cálculos, ideales de ganancia.

En este desencuentro del ritmo del bebé con el materno, se crea un vínculo mercenario, y en el cual el bebé se siente a merced de otro, alguien que especula a su costa. Y este vínculo es el que se encuentra en el mundo, porque viene del inconsciente. En la medida que son números que hacen a la contabilidad y no para la identificación, estas personas se suponen sólo un número sin nombre en la memoria ajena. En la necesidad de dejar marca, lo hacen con deudas (por ejemplo Dostoievsky, - Freud, 1928- ). Aparecen como especuladores, pero en el fondo están a merced de los números ajenos.

c) Procesos tóxicos del cuerpo social

c.1) Consideraciones previas.
c.1.a) En “Más allá del principio del placer” (1920), Freud supone al cuerpo, constituído por células que para sobrevivir y reproducirse, requieren unirse con otras diferentes. De otra manera, muere por sus propios residuos tóxicos; estos a su vez, son tróficos para los grupos diferentes.

Las diferencias, crean tensiones comandadas por Eros y que crean complejidades. En éstas, circula energía, y el sistema se defiende de la irrupción externa con una barrera antiestímulo, y del interior, expulsando fuera las toxinas sobrantes. La reproducción se mantiene, creado ejemplares similares, y a la orden de la pulsión de conservación de la especie. La defensa frente a los agentes nocivos es guardada por células que ligadas a la autoconservación, constituyen los sistemas inmunitarios.

Todo esto, se opone a la inercia, comandada por Tanatos. Esta hipótesis, es también pertinente para pensar el cuerpo social. En los vínculos entre personas, tiene vigencia la necesidad de neutralización recíproca de los excesos y de la expulsión del resto fuera, la protección de las fronteras comunitarias (muros fronterizos para impedir la inmigración ilegal, marginalidad, delincuencia, narcotraifico, ghettos, la perpetuación de sus componentes; el cuidado contra los intrusos). Todo ello, asegura la cohesión libidinal, cohesión que sustenta el desarrollo y las mayores complejidades.

c.1.b) W. R. Bion (Experiencias en grupos, Paidós, 1963), se refiere a que en los grupos hay un nivel, al que denominó “protomental”, donde lo físico y lo psíquico están indiferenciados, y también indiferenciado el yo del otro. Estos niveles protomentales dan origen a las enfermedades grupales, y aunque se manifiesten individualmente, como patología psicosomática, se comprenden si se estudia al grupo. Los desórdenes que afectan al nivel protomental, habida cuenta de la indiferenciación, se expresan tanto de manera física como psicológica. En este nivel, se desarrollan los supuestos básicos (apareamiento, dependencia, lucha, fuga), que se refieren a modalidades de relación en las que predominan la esperanza en el mesías en primer supuesto; la culpa y depresión en el segundo y el odio en el tercer supuesto. Estas relaciones, implican una emoción que enlaza a los individuos entre sí.

El predominio de una emoción o supuesto básico, confina a los otros al nivel protomental.

c.1.c) En nuestro medio, David Maldavsky (1989, Lenguajes del erotismo, Actualidad psicológica, XIV, 158), estudió el contenido de los ideales, que devienen de la sublimación de los distintos erotismos.

c.1.c.1) El ideal de ganancia (libido con fijación pre oral, intrasomática), corresponde al paciente psicosomático, en el que se habla de que “hacen números”, como un intento de recuperar la relación rítmica pérdida en los primeros vínculos. Se va articulando una relación entre ritmo, número y ganancia (ver el problema del número), que se da en sujetos sobradaptados, y cuando fracasa surge la enfermedad somática.

El ideal de ganacia se da en sujetos especuladores, sobreadaptados, con sufrimiento corporal.
Estos pueden obtener un “plus” de ganancia (plus valía), a costa de “una libra de carne”.
Recordemos “El mercader de Venecia” de William Shakespeare. Acto II, Obras Completas, Aguilar SA, Madrid, 1951, p. 1057:
Shylock: (...) la penalidad consistirá en una libra exacta de vuestra hermosa carne (….)


Teoria y clinica de las patologias generadas por el desamparo .12

Nuestra cultura actual demanda especuladores y los que tengan afinidad con ellos (informática, computación, matemática financiera, licenciados en economía, banqueros), y esos requerimientos sociales pueden ser bien aprovechados por sujetos con disposición a la ganancia.

c.1.c.2) Ideal de verdad (libido con fijación a la etapa oral de succión). El concepto de verdad, tiene que ver con la revelación y no con la verdad científica.

c.1.c.3) Ideal del amor (libido con fijación a la etapa oral secundaria). En este ideal, amor es consustanciación con el otro cuerpo (Freud, Lo perecedero, 1916), y alrededor de él, se agrupan personas con una fantasía paradisíaca (Freud, Una neurosis demoníaca, 1923).

c.1.c.4) Ideal de justicia (libido fijada a la etapa anal primaria). El concepto de justicia se liga a la venganza, privilegia las palabras acto, el desempeño motriz, los insultos.

c.1.c.5) Ideal de orden (libido fijada a la etapa anal secundaria). Con estamentos jerárquicos, escalafones, regulación de los ingresos, el poder, los ascensos y los descensos (Freud 1901, “El hombre de las ratas”).

c.1.c.6) Ideal de dignidad (libido del erotismo fálico uretral). Se jerarquiza el valor de persistir en un proyecto, mantener los interrogantes soportando la angustia.

c.1.c.7) Ideal de belleza (libido del erotismo fálico genital). Se jerarquiza la coherencia estética, amenazada de estallido (Freud, 1901, “Dora. Análisis fragmentario de una histeria”; 1924, “El problema económico del masoquismo”).

d) Consideraciones acerca del dinero. El dinero es la puesta en relación entre distintos trabajos, a través de un número que articula distintos valores. Así el trabajo adquiere una dimensión significativa. El dinero tiene un valor distinto según el supuesto básico (Bion), por ejemplo cuando se ofrenda a un mesías o se destina a la guerra. Originariamente las relaciones de intercambio, se basaban en el trueque con una lógica basada en el pensamiento totémico. La complejidad de las organizaciones comunitarias, exigen unidades aceptadas consensualmente (grano, sal, por ejemplo), y revelan una mayor cohesión social, que corresponde al pensamiento mítico. El deterioro de éstas monedas primitivas, exigió su reemplazo por el metal; más confiables y fáciles de guardar. Pero estos no eran aptos para transacciones cotidianas e internacionales. Surge la acuñación de monedas. El crecimiento económico y los excedentes, derivan en el surgimiento de los banqueros que se ocupaban de captar ahorros y prestarlos. Ello obligó a nuevos medios de pago que no estaban asociados a mercancía (letras de cambio).

La actividad económica, en la medida que se complejizaba, condujo a la creación de nuevos sistemas financieros y monetarios (tarjetas de crédito, dinero electrónico), de suerte tal que el instrumento monetario requiere de la informática (y de los que tienen afinidad con ella - ideales de ganancia- ). El desarrollo es posible, en la medida que adquiere sofisticación el pensamiento y un mayor grado de abstracción. Las monedas corresponden al pensamiento religioso; los billetes (que se apoyan en el texto escrito y el crédito que se le otorga a éste), corresponden a las cosmovisiones; el dinero computacional exige el pensar científico ético. La moneda va, progresivamente, evidenciando su carácter esencial; requisito para el intercambio; y requiere apoyarse en una lógica en la cual, el psiquismo ha conquistado el número (pensamiento mítico). ¿Qué vinculación hay entre número, dinero, procesos tóxicos comunitarios, patología psicosomática, prácticas de golpes, traumatofilias y adicciones?

Procesos tóxicos.

Tal como dije antes, la conciencia tiene una doble exterioridad.
La mundana que recibe cantidades, que por obra de los períodos, se transforma en cualidad.
El propio cuerpo, también es exterior y el estímulo ineludible, y se transforma en cualidad no inundante en la medida que se enlazan ritmos pulsionales y ritmos mundanos.
Una primera conquista, pueden ser los ritmos circadianos, articulación entre los procesos pulsionales y los ciclos de noche y día.

Cuando falta un contexto empático capaz de morigerar el desborde pulsional, la tensión sensual busca una descarga desenfrenada coartada por el despliegue muscular. Este lleva al agotamiento energético.
Pero tiene un costo, la erotización de la motilidad. Si las erogeneidades, no sufren freno, la libido estancada se vuelve tóxica y la pulsión de muerte se hace eficaz en la medida que los procesos pulsionales desbordados, no pueden neutralizarse.

La voluptuosidad sin límite determina la dificultad para generar espacios mentales en los que se desarrolle la fantasía, el pensamiento, y con ello la generación de proyectos.
La libido, entonces, inviste órganos a la manera de la enfermedad psicosomática, puede descargarse convulsivamente, puede buscar fijarse a objetos no frustrantes como en las adicciones, o descarga a través de situaciones traumáticas como los accidentes.

La imposibilidad de generar proyectos respecto de la exterioridad conduce al predominio de la endogamia.
No hay una sensorialidad investida y las dimensiones tiempo y espacio forman un conglomerado indiscriminado.
La neutralización, trae por consecuencia un afecto de base, el bienestar.
Este articula diferentes afectos que vienen de distinto origen pulsional, y que aporta matices desde el interior y de naturaleza mundana; por oposición a las magnitudes que abruman al yo.
Pero siempre hay un resto de magnitud pulsional no procesable, y toxinas que debieran ser expulsadas, quedan en el interior.

La empatía materna, si está afectada por procesos sensuales exagerados, está en una posición imposible. No puede contener los residuos del hijo, por el contrario lo toma como filtro de sus residuos.
Este marco, como lo señalé antes, citando los conceptos freudianos de “Más allá...”, es eficaz para el cuerpo social. Cuando fallan las funciones de protección, descarga, neutralización recíproca, la exterioridad de cada uno, esto es, aquel con quien se establecen vínculos; adquiere el valor de depósito de residuos.

Se pierde la complejización de los vínculos, se retorna a formas elementales fronterizas entre psíquico y somático, entre yo y el mundo.

En la medida que el encuentro con lo distinto, preserva de la degradación y muerte por intoxicación, la diferenciación es primordial para la complejización porque crea tensiones.

Toda actividad comunitaria, necesita ser pensada dentro del riesgo permanente del estallido y la dispersión por un lado, y el estancamiento o burocratización por el otro. Se emerge de estos riegos, con un buen proyecto institucional en el que se tienen que conciliar aspiraciones de distintos grupos.
La falta de articulación entre las aspiraciones individuales y lo que viene de la comunidad como respuesta, genera fractura.

Es necesario encontrar una ensambladura entre los ideales individuales y los que pide u ofrece la comunidad.
Los ideales individuales, están impuestos desde el erotismo; luego están los ideales familiares y los comunitarios (Freud, “El porvenir de una ilusión”, 1927).

El riesgo puede darse por falta de articulación entre los proyectos personales, familiares y comunitarios.
Un ideal, válido en otro tiempo, u otro contexto, puede no ser pertinente en otra comunidad y otro tiempo. Freud se refiere a los “injertos” (“Lo inconsciente”, 1915).
El individuo se acerca a los procesos sociales por proyección, y los inviste con significatividad desde su propio desarrollo psíquico.

Brevemente podemos considerar dos tipos de proyecciones: no defensiva (PND) configurante de la exterioridad, y defensiva (PD). Esta puede ser normal (PDN) o patológica (PDP). En la proyección no defensiva (PND) se inviste interrogativamente la exterioridad, como réplica de lo psíquico, con contenidos mundanos y formas creadas por proyección.

En la proyección defensiva (PD), el yo se ubica en posición de certeza, es prejuiciosa. El conjunto de las proyecciones defensivas (PD) y proyecciones no defensivas (PND) crea una realidad heterogénea, porque se pueden combinar entre sí. A su vez la proyección deviene de procesos pulsionales, vinculados a distintos erotismos, con proyecciones defensivas o no defensivas, normales o patológicas. Cuanto más se acerque la proyección a proyección no defensiva (PND), más se acerca a la normalidad, y cuanto más a la PDP, más a la patología.

En la proyección no defensiva (PND) importa el tipo de respuesta proveniente desde la exterioridad.
Cuando predomina un supuesto básico, los otros dos quedan localizados en el nivel protomental.
En cada individuo existen disposiciones para el desarrollo de supuestos básicos, y que pueden estar frenados desde los procesos económicos o culturales; en la medida en que esas disposiciones no encuentran eco en los procesos comunitarios.

Cuando la comunidad se polariza en derredor de un supuesto básico - Bion- o de un ideal (ganancia, cognitivo, amor, justicia, orden, dignidad, belleza), - Maldavsky- lo hace en detrimento de los restantes.

Esta hipertrofia predispone para que los otros supuestos básicos o erotismos, sean eficaces para producir la enfermedad psicosomática.


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La hipótesis Bioniana de sofocación de un supuesto básico con la tesis freudiana de estancamiento libidinal, se articulan, y una voluptuosidad no se enlaza con un proyecto comunitario.

Cada proyecto en lo social, es expresión de una erogeneidad, y cuando la sociedad pierde la capacidad de generar nuevos proyectos, constituye una catástrofe en el yo, un desgarro, un comienzo de disgregación. Los proyectos estimulan las identificaciones, los lazos fraternos, neutralizan las marginalidades que pueden derivar del descrédito acerca del significado del trabajo.

Si no hubiera polarización, podría articularse determinado erotismo con cierto proyecto o disposición regional.
Cuanto menor la opción, menor capacidad de los capilares institucionales para que cada cual desarrolle las transformaciones sublimadas de su erotismo individual.

El trabajo y el estudio es el resultado de la sublimación de la pulsión homosexual, y el ideal se nutre de ésta.
El ideal, en relación al yo, tiene dos destinos no clínicos: 1) La creación sublimatoria; 2) La producción de virtudes. Cuando se sublima, la pulsión toma como objeto algo exterior al yo, como un bien para la sociedad. La modificación es social.
En la virtud, el objeto para plasmar es el propio yo y el bien es entregado al superyó. La modificación es en el yo.

Para producir cambios en la realidad mundana, la pulsión sublimada, necesita encontrarse con proyectos comunitarios acordes con los de la propia erogeneidad, cuando ésta es dirigida de manera interrogativa.
Consecuentemente pueden surgir distintas opciones según haya coincidencias, colisión o transacción entre lo individual y lo comunitario.

Cuanto mayor coincidencia entre el ideal y el proyecto comunitario, mediatizado por el PND, menor será el conflicto. Inversamente, cuando menor coincidencia entre el ideal y el proyecto comunitario, y mediatizado por PDP, mayor será el conflicto con sus secuelas sintomáticas.

En la franja intermedia se encontrarán las transacciones con adecuación del ideal a lo comunitarios, creando trabajos nuevos, o nuevos campos del conocimiento.
Un proyecto implica el esfuerzo por entender nuevos conceptos, lo que implica el ejercicio de cierta coerción sobre uno mismo. El esfuerzo queda remunerado con la identificación, con el líder, con los pares, y da significado al primero.

Para que se articule un acuerdo entre el individuo y los capilares comunitarios debe haber dos coincidencias mínimas; en el trabajo y en la identificación.
El trabajo es lo opuesto al juego, contempla el miramiento por lo útil, a veces queda fuera del principio del placer; y cuando culmina en identificación, tiene reconocimiento ético desde el superyó; y de esta manera los resultados adquieren legalidad.

El fracaso identificatorio, deriva en diversas marginalidades.
Los procesos comunitarios, siempre dejan espacios no captados por los capilares. Estas marginalidades son heterogéneas, pero tienen en común la falta de identificación con los proyectos, las leyes y los liderazgos comunitarios.

Brevemente podemos describir cinco posibles marginalidades: a) aquella en la que está abolida la relación con la ley; b) con predominio del desafío a la ley y a los imperativos que privilegian el pensar por sobre la sensorialidad; c) con desafío a una ley contingente pero sin enfrentarse a los imperativos y con la condición de un líder que se opone a los poderes inmediatos; d) con origen distinto, una tradición, un grupo étnico o grupos cuya pertenencia se opone a la identificación con proyectos comunitarios más abarcativos; e) grupos cuya capacidad sublimatoria le permite generar ideales más abstractos y que quedan acogidos en la sociedad donde desarrollan sus creaciones

Cuando en una sociedad, el liderazgo pierde su función por transgresión del vínculo de trabajo por ejemplo, con exacerbación de la sensualidad desenfrenada, desestimación de la actividad productiva, desvalorización de la palabra, la falta de proyectos unificantes y de procesos identificatorios, indiscriminación entre los miembros, consagración de la autointoxicación, vínculos incestuosos, descargas catárticas, violencia y terror que se potencian, LA COMUNIDAD SE DEGRADA. El ideólogo no encuentra las transacciones lógicas a la triple servidumbre (tradición, aspiraciones comunitarias, realidad). Se consagra el incesto y con ello se acentúa los vínculos intoxicantes (recordemos que en la tragedia Edípica, hay una peste). grupo conductor se aleja de la población, no hay espacio para hacerse oír, deviene angustia colectiva, desorganización institucional, se coarta la posibilidad de sublimación por la pérdida de la posibilidad de sostener el proceso identificatorio en comisión operante.

La pulsión se estanca, hay intoxicación y pérdida de la ligadura con el riesgo psicosomático consiguiente, riesgo que se puede expresar como enfermedad o accidente.
La defensa puede ser el autoexilio, la marginalidad o la migración.

Cuando el trabajo es resultado de un acto que no está en relación con la sublimación de un erotismo, produce un dinero carente de significatividad. Esto es expresión de que algunos individuos no han logrado enlazar sus proyectos erógenos con los capilares institucionales.

El dinero, que es consecuencia de un trabajo, y adquiere valor en tanto es trabajo, pasa a ser sólo dinero sin proyecto. Acumulación pulsional y acumulación de dinero son polos especulares, resultado de un “by pass” que escotomiza el significado que da el trabajo originado en la sublimación de una erogeneidad.

Fracturada la relación erotismo- proyección interrogativa, y respuesta del proyecto comunitario, falla la identificación con este proyecto. Ello da origen a un trabajo carente de significado sólo por dinero.
No hay proyecto para la pulsión, esta es tóxica, con alteración de la ecología psíquica y disposición a la enfermedad psicosomática. Cuando prima sólo la ganancia, por sí misma, carece de significatividad. En el despliegue temporal queda encubierta por un ocio y un goce precario, que se valoriza por la suposición de la envidia generada en los que no poseen.

EDUCACIÓN- La educación genera cambios psíquicos. El cambio conlleva por lo menos dos movimientos. El primero es el desprendimiento y duelo por lo inútil, que genera en el yo un estado desvalimiento. SE SIENTE COMO UN NAUFRAGO CAPAZ DE TOMARSE DE CUALQUIER COSA CON TAL DE NO ZOZOBRAR ANTE LA PERDIDA. El segundo movimiento, implica la aceptación de lo nuevo, desconocido, incierto. Sentimientos de duelo por lo dejado atrás, inseguridad por lo que vendrá.

Concepto de agente. Entendemos como agente al promotor, facilitador o introductor del cambio. La palabra agente subraya al carácter activo.

Para pensar que tipos de agentes son promotores, tomaremos como paradigma las razones que toma Freud en "El malestar en la Cultura", (3- 1930a), donde dice que el sufrimiento nos amenaza por tres lados; desde el propio cuerpo, del mundo exterior y de las relaciones con los otros seres humanos.
Desde ésta perspectiva podríamos pensar en agentes biológicos, sociales y psíquicos.
Para que el agente opere necesita del encuentro con la disposición individual.

Como agente biológico de cambio podemos nombrar la pubertad y la menopausia, (3- 1937c); como agente psíquico, a la pulsión, (3- 1920g), que tal como lo recordaba Freud, "[...] 'tiende indomado siempre hacia adelante' (Fausto), [...]" ; por fin como agente social, las imposiciones culturales, (3- 1928b).
La educación escolar es un agente social de cambio psíquico. Se vuelve eficaz, si están dadas las condiciones psíquicas y biológicas que están pidiendo el estímulo educativo, (3- 1932d).

- Concepto de cambio. Entendemos por cambio a la modificación de un estado psíquico.

El cambio que ofrece la educación escolar puede operar sobre el yo y el super yo, (3- 1923b). Los cambios en el yo, pueden darse por modificación de las defensas o por complejización psíquica, ambos pueden combinarse, tomemos como ejemplo el destino de la desmentida, (3- 1927e). Se trata de una defensa normal hasta alrededor de los ocho años de edad y que luego con la maduración evolutiva que ocurre durante la escolaridad, desaparece, pero puede ser sostenida por la acción patógena de ésta. La acción educativa sobre las defensas puede hacerse de manera concordante con éstas, y en consecuencia inadecuada; por ejemplo reforzar defensas excesivas, mantener las normales prolongadamente como es el caso de la desmentida y con ello la escisión del yo, o suprimirlas cuando se hace necesario reforzarlas como es en el caso de las patologías trasgresoras. Puede operar de manera complementaria al yo, aportándole a éste aquellas defensas que le faltan, o bien suprimir las que están en exceso.

El educador tiene la posibilidad de que se gradúen los momentos sucesivos de aporte o de frustración inevitable que produce la realidad, porque no es la simple interacción la que produce aprendizajes, internalizaciones, modificaciones. Son las predicciones que se suscitan en el encuentro con los otros que al entrar en conflicto con las limitaciones de la realidad, facilitan el desarrollo de una lógica de acción, desde donde se confrontan diferentes estrategias (1- 1/10).

En ésta presentación nos ocuparemos de la acción educativa que tiene la escolaridad sobre el superyó, en particular sobre los ideales.

Los cambios pueden darse como resultado de la fatalidad del desarrollo y pueden ser de naturaleza psíquica o biológica.


Teoria y clinica de las patologias generadas por el desamparo .14

Entre los cambios psíquicos como resultado de la fatalidad del desarrollo podemos considerar: el sentimiento de culpa, (3- 1930a), la transformación de familiar en extraño, (3- 1919h); la desaparición de la desmentida, (3- 1927e); la coerción del placer en el juego con las palabras, (3- 1905c). En éste último artículo Freud dice que el niño, tiene placer cuando experimenta jugando con las palabras, independientemente de sus sentidos. Posteriormente, cuando es estudiante no prescinde de ésta actitud como expresión de su rebeldía ante la coerción intelectual que le significa el estudio. Cuando es hombre maduro, en los congresos científicos, toma a burla los conocimientos adquiridos para compensar las nuevas coerciones intelectuales.

En el artículo "Sobre la psicología del colegial", (3- 1914f), destaca la decepción de los padres producida por la educación, cuando el estudiante comprueba, en el encuentro con sus maestros, que su padre ya no es ni el más poderoso ni el más sabio. También la desestimación es un mecanismo normal de la infancia y que luego desaparece, (3- 1918b).

Entre los cambios biológicos, podemos considerar la anticipación de la excitación pulsional respecto de la posibilidad de descarga, (3- 1905d); la organización neuronal del sistema auditivo, que es anterior a la posibilidad de repetir motrízmente la palabra oída, (3- 1891).

- La educación escolar como agente de cambio psíquico La educación escolar puede ejercer modificaciones sobre los ideales de los estudiantes. Recordemos que las funciones del Superyo son; la autobservación, la formación de ideales, y la conciencia moral.

- Para el desarrollo del tema, estimamos necesario algunas reflexiones previas acerca de:

* La pulsión de saber y la pulsión de investigar.

Freud, (3- 1905d, 1908c, 1910c, 1924c), sostiene que la sublimación del placer por aniquilar, se trasmuda en placer por aferrar y de apoderamiento. La pulsión de apoderamiento se sublima en pulsión de saber e investigar gracias a la palabra. La primera se manifiesta por el anhelo de recibir atesorar, administrar, por su carácter pasivo. La pulsión de saber atesora, crea eruditos, y es el medio para llegar a la investigación. El saber no puede enfrentar algo nuevo, lo cuestiona desde el saber constituido, es guardián y depositario de la tradición, idealiza a los genios muertos cuyo legado guarda. La pulsión de investigar, utiliza el saber para continuar interrogando en el pensar, en los actos psíquicos puramente internos, una actividad de análisis y de síntesis en nuevas complejizaciones, que son protectoras de la actividad de la pulsión de muerte.

Recordemos lo dicho por Freud en "Leonardo", (3- 1910c), que en el tercer destino de la represión puede sublimarse el apetito de saber, reforzando la potencia de la pulsión de investigar.

Gracias a la pulsión de saber y de investigar, los objetos del mundo, en vez de ser vistos y aprehendidos, son sustituidos por nombres, por palabras. Coincide con la etapa anal secundaria y la aparición de la lógica por analogía.

* Algunas de las lógicas con que se articulan las huellas mnémicas.

La analogía implica diversas inscripciones simultáneas con un núcleo en común y un conjunto de predicados (3- 1895). La unificación se hace por medio de la palabra, y conlleva un mayor alejamiento de la experiencia directa con el objeto.

Permite discriminar la identidad y la semejanza. La primera significa que la totalidad de las cualidades y de las funciones de uno, se corresponden con las de otro. La segunda implica reconocer el semejante (para lo cual debió haberse establecido el núcleo del Yo), y se da por los predicados. Cobran importancia los sentidos distales (vista y oído), que son los organizadores porque hay mayor capacidad para soportar la pérdida. Corresponde al pensamiento preoperatorio de Piaget, (10- 1959).

A ésta continúa en orden lógico, la inscripción por causalidad intrapsíquica. El Yo liga huellas con núcleos diferentes, lo cual alude a las diferencias de los sexos. Se agregan como organizadores, a los anteriores, (el olfato, gusto, tacto, vista, componentes cinéticos y oído), el componente visual como organizador. Surge el complejo fraterno, la diferencia de sexos, las teorías sexuales infantiles, el narcisismo de las diferencias, el complejo de castración, la capacidad de deducción y el Complejo de Edipo.

La palabra permite intelegir el origen del padre, (3- 1939a), un alejamiento de la inmediatez perceptual con la ganancia de una mayor autonomía psíquica.

En éste momento, como decíamos antes, se hace evidente la diferencia entre pulsión de saber y de investigar.

* Los tipos de pensamiento. El pensamiento mítico.

Es necesario deslindar el origen de los nuevos tipos de lógica con que opera el preconsciente. Freud, (3- 1918b), distinguió dos orígenes para el pensar: uno, inconsciente, es inherente a la especie, y el otro, preconsciente, corresponde a una conquista cultural de la humanidad y es alcanzado por cada yo mediante el aprendizaje. Es necesario distinguir algo en común a todos estos procesos de complejización psíquica: cada nueva forma de pensamiento surge en los intersticios lógicos del pensar previo, debido a las imposibilidades internas con las que éste se enreda. El nuevo pensamiento es empujado por la necesidad psíquica de expresión de los procesos pulsionales y se expresa con un mayor grado de refinamiento.

¿De qué manera se introduce el pensar cultural en el yo?

El mismo se introduce como un imperativo categórico, es decir, bajo la forma de un orden constituyente del superyó, (3- 1923b), orden cuyas razones no son explicitadas porque es imposible que el yo las entienda. Precisamente, el imperativo categórico es el tipo de la frase contenida en el superyó, que luego, cuando el yo logra conquistar la intelección de las razones por las cuales la frase fue dicha, el pensar correspondiente pasa a estructurar el preconsciente. En este caso, la concordancia con el superyó tiende a sustituir a la obediencia ciega del yo al superyó, cuyo ideal el yo tiene la ilusión de realizar.

En principio los imperativos categóricos suelen provenir de padres o equivalentes, pero luego son atribuidos a figuras cada vez más distantes, que van desde los educadores hasta los autores con quienes el contacto se reduce a lo escrito, a la palabra ausente. El carácter imperativo, hereda algo del mandato que antes tenían las pulsiones para el yo, a las cuales éste respondió con actos. Ante estos imperativos el yo carece de capacidad analítica, crítica, de la misma manera como ante la pulsión; y abarcan el terreno de la sexualidad, el del trabajo y el de la muerte.

En el plano de la sexualidad, una serie de órdenes prohíben la masturbación, imponen la necesidad de la maternidad o la paternidad. En el plano laboral la orden sería "ganarás el pan con el sudor de tu frente", y en cuanto a la relación con la muerte, la orden consiste en reconocer la necesidad del fin de la vida personal. Cada uno de estos imperativos categóricos parece ser una transformación del vínculo con la pulsión: la sexual, la de autoconservación, la de muerte, respectivamente. Estudiar los tipos de pensar con que opera el preconsciente (por la introducción de nuevas lógicas, conquistadas mediante el aprendizaje) no difiere excesivamente del análisis de la constitución de los tipos de superyó.

Podemos discriminar diferentes tipos de superyó, lógicamente sucesivos: totémico, mítico, religioso, de las cosmovisiones y científico- ético, (7- 1980.1992). De allí derivan tipos distintos de preconsciente, que incluyen un modo particular de deseos y de representaciones- grupo exteriores.

Cuando afirmamos que estos tipos de superyó son lógicamente sucesivos queremos decir que existe un requisito interno en la secuencia. Para que aparezca uno, el mítico, por ejemplo, es necesario que haya emergido el totémico.

A los efectos de nuestro desarrollo, la educación escolar como agente de cambio, nos interesa el ideal mítico. Este implica un deslinde entre animal y humano. Distingue dos tiempos: el de la gesta heroica, origen del grupo, y el de lo cotidiano.

La oposición entre el ideal y el yo es de tipo espacial y también temporal. El espacio mítico suele superponerse en apariencia al espacio del grupo que sostiene este tipo de creencia, pero está distribuido con otra lógica, en cuanto a las investiduras de objetos y lugares, como por ejemplo ciertos ámbitos en que irrumpe la producción de lo sagrado.

El tiempo del mito, es el de un presente honrado y sostenido por las generaciones posteriores del grupo supuestamente generado por el héroe. Esta oposición entre dos temporalidades (el presente mítico renovado por el pasaje de sucesivas generaciones de individuos), coincide con ese tipo de lógica que Piaget, (10- 1942), describe como inteligencia de las operaciones concretas. Esta, entre otros procedimientos, incluye la posibilidad de actividades intelectuales conjugadas de seriación y clasificación.

El tiempo del mito se expresa léxicamente como "presente épico", es decir, aquél que alude a un corte en la sucesión, en la trayectoria fijada por el destino, y perpetúa este cambio para las generaciones surgidas a partir de entonces. Este presente épico implica un tipo de inmortalidad que se sostiene gracias al recuerdo constante exigido al grupo, alude a un acto que no cesa de ocurrir: la independencia de la Nación, la jura de la bandera, la derrota de los invasores, por ejemplo. Estos al ser repetida en las generaciones sucesivas, educación escolar mediante, produce ese vínculo social que Freud llamó camaradería, que incluye la dimensión laboral.

La temporalidad de la inmortalidad, es sostenida por la memoria (por el alma) de un pueblo originado gracias al héroe.


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El recuerdo del héroe significa una menor dependencia de la percepción del objeto visual y su sustitución por una imagen.

En cuanto a la diferencia entre la percepción de un objeto y la percepción de una imagen, recordemos que Freud, (3- 1926d), distingue la zoofobia de Juanito de la del Hombre de los lobos, afirmando que la segunda derivó de percibir una lámina del animal temido, mientras que la primera surgió ante la percepción de la caída del caballo.

El alma, como doble del cuerpo, surge según Freud, (3- 1912- 13), en el intento de resolver la contradicción entre percepción y memoria, entre la ausencia sensorial y la vívida presencia de un objeto anhelado, en los recuerdos. La ausencia del cuerpo se coimplica entonces con la presencia de su espíritu, de su imagen. La sustitución de un tótem por una imagen, ofrece cierta autonomía al yo con respecto a la percepción directa del objeto.

La diferencia entre el ideal y el yo es menos superable, porque los requisitos para acceder a la categoría de héroe implican ya un esfuerzo personal y un reconocimiento social difícilmente alcanzable. Por lo tanto para cada individuo la desmentida del juicio que distingue entre el ideal y el yo resulta más costosa. El grupo supuesto como consecuencia del mito es más amplio, y la representación- grupo propia del pensar mítico posee un mayor grado de abarcatividad, reúne algo así como un conjunto de clanes, en un vínculo de camaradería. En el origen del grupo es puesto un líder con rasgos humanos, aunque separado del resto de la comunidad ya no en términos espaciales, sino temporales.

Resumiendo; pulsión de saber y pulsión de investigar, sublimación de la sexualidad con reforzamiento vigoroso al servicio de la investigación, aparición de la lógica por analogía y la palabra, el pensamiento mítico, factores individuales y contextuales, el carácter del grupo de origen, (3- 1918b); constituyen en proporciones variables, acorde con las series complementarias de cada cual, el terreno sobre el que la educación escolar opera de forma estimulante o regresiva.

- Eficacia individual en el educando.

Se ha enfatizado lo que es más evidente: la actitud, el deseo, o el discurso de los educadores como factor ideologizante, y se ha dejado a un lado el interrogante acerca de cómo dicha actitud o dicho discurso se vuelve eficaz en un aparato psíquico en formación.

¿Cómo es que un yo prepara y anticipa esa influencia presuntamente objetiva?

Freud afirma que en un principio no existe nada parecido a un yo, dado que sólo hay pulsiones parciales que se satisfacen de un modo autoerótico, autónomas unas de otras.

La literatura psicoanalítica ha supuesto, y con razón, que la operación psíquica que engendra un yo a partir de este estado de dispersión erógena es la identificación, pero de hecho lo que afirma Freud es que ocurre una síntesis de las pulsiones parciales, o bien que se desarrolla una nueva "acción psíquica". Es decir, la identificación parece relacionarse con esta acción psíquica, puramente interna, y tiene un valor de síntesis, de articulación entre las diferentes pulsiones parciales. Ligadura que es lograda por un desplazamiento pulsional, como el que corresponde al pensar inconsciente.

En esta síntesis alguna erogeneidad suele caer fuera del esfuerzo totalizante y se resiste a la integración en un yo. Amenaza constantemente con irrumpir para desordenar la organización alcanzada, siempre parcial.
Es que la función de la identificación primaria, ésa nueva "acción psíquica", consiste en ganar un yo. Sobre éste recae la investidura libidinosa y de autoconservación.

Tal unificación erógena parece promovida por el empuje de las necesidades, de las pulsiones de autoconservación y las investiduras libidinosas narcisistas de los órganos en que se registran las grandes necesidades, y hecha posible tal vez por la sobre investidura de la piel como factor de cohesión de un cuerpo erógeno. Tales identificaciones primarias interesan al ser, al sujeto del yo, y su desarrollo implica que este yo alcanza el sentimiento de sí.

Ya indicamos que la identificación primaria ocurre en un vínculo con un objeto puesto (por proyección) en la posición de modelo o ideal para el yo, el cual pretende configurarse acorde con aquél. Si el yo supone alcanzar este cometido ocupa la posición sujeto, ocupación que se acompaña del desarrollo de un sentimiento de sí. En el modelo o ideal, en aquello que desea ser, el yo encuentra un promesa de su propia configuración por venir.

El modelo antes mencionado no está constituido por una realidad objetiva, un padre o una madre o un maestro que con sus rasgos confecciona o prefigura al sujeto, sino que es engendrado por un proceso proyectivo que plasma con una forma determinada a la sensorialidad.

En consecuencia, ciertos rasgos de las personas que rodean a un educando se vuelven eficaces en la medida en que constituyen soportes sensoriales que se corresponden con las exigencias proyectivas del niño.

La proyección en el ámbito sensorial constituye un recurso al que apela el yo para hacer conscientes sus procesos de pensamiento y de sentimiento, su espacialidad psíquica. Posteriormente, se reencuentra mediante el acto anímico identificatorio con aquello primariamente proyectado.

Con ello queremos decir que el yo se esfuerza por adueñarse de los procesos internos (afectos, pensamientos, como representantes psíquicos de las pulsiones) por medio de una técnica. Esta consiste en la proyección que configura un modelo en un mundo sensible, modelo al cual luego pretende asemejarse mediante la identificación.

Reiteramos pues que la eficacia psíquica de los estímulos contextuales, sobre todo de la educación escolar en un yo en constitución, deriva de que dichos estímulos se encuentran con un movimiento proyectivo, interrogativo en cuanto al propio ser, que proviene desde el yo. Posteriormente esos estímulos se incluyen en la identificación.

PATOLOGÍAS GENERADAS POR CAUSAS ENDÓGENAS EVOLUTIVAS-

INFANCIA los cambios pueden darse como resultado de la fatalidad del desarrollo y pueden ser de naturaleza externa o interna. Esta ultima a su vez psíquica o biológica.

Los cambios, como apuntamos antes, se acompañan de sentimientos de desamparo porque el yo esta inerme ante los mismos. Son inevitables.

Entre los cambios psíquicos como resultado de la fatalidad del desarrollo podemos considerar: el sentimiento de culpa, (3- 1930a), la transformación de familiar en extraño, (3- 1919h); la desaparición de la desmentida, (3- 1927e); la coerción del placer en el juego con las palabras, (3- 1905c). En éste último artículo Freud dice que el niño, tiene placer cuando experimenta jugando con las palabras, independientemente de sus sentidos. Posteriormente, cuando es estudiante no prescinde de ésta actitud como expresión de su rebeldía ante la coerción intelectual que le significa el estudio. Cuando es hombre maduro, en los congresos científicos, toma a burla los conocimientos adquiridos para compensar las nuevas coerciones intelectuales.

En el artículo "Sobre la psicología del colegial", (3- 1914f), destaca la decepción de los padres producida por la educación, cuando el estudiante comprueba, en el encuentro con sus maestros, que su padre ya no es ni el más poderoso ni el más sabio. También la desestimación es un mecanismo normal de la infancia y que luego desaparece, (3- 1918b).

Entre los cambios biológicos, podemos considerar la anticipación de la excitación pulsional respecto de la posibilidad de descarga, (3- 1905d); la organización neuronal del sistema auditivo, que es anterior a la posibilidad de repetir motrizmente la palabra oída, (3- 1891)

ENVEJECIMIENTO. Teoría. Introducción: El envejecimiento es un proceso dinámico que concierne al individuo en todas las etapas de la vida.

No tiene necesariamente relación con el concepto de trastorno o de enfermedad.
Asocia una multiplicidad de planos teóricos y de experiencias que en psicoanálisis se relacionan de manera diferente, cambiante, y a veces contradictoria.

Envejecer puede ligarse al tiempo y a una velocidad integrados de manera inestable que son vividos de forma diferente según cada quién.

- Freud, (1905a), postulaba que las personas que se acercan a la cincuentena, o la sobrepasan suelen carecer de la plasticidad de los procesos anímicos, y por otra parte también, porque el material que debería reelaborarse, prolongaría indefinidamente el tratamiento. Este concepto que podríamos llamar de acumulación de material que confiere poca plasticidad, como si se esclerosara, o de viscosidad libidinal, permite una de las tantas lecturas acerca del envejecer.

- Envejecer es una vicisitud libidinal en cuanto a su producción, aumento y disminución, distribución y desplazamiento, Freud, (1895b, 1905d, 1921c).

Con la edad la libido no disminuye sino, al contrario aumenta, (1895b), p. 102. En éste artículo, Freud lo afirma al decir que en el varón "[...] en la época de su potencia declinante y su libido creciente [...]"; y también en "Leonardo..." donde dice que "[...] después de cumplidos los cincuenta [...] no es raro que en el hombre la libido aventure todavía un enérgico empuje [...]", Freud, (1910c), p. 124, (my italics).

- Es una fatalidad del desarrollo temporal, Freud, (1905d).


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- Se vincula con el progresivo retiro de la libido de los objetos de amor, Freud, (1914c).

- En las "Conferencias...(1916- 17), dice que con el correr de los años - "influencia crónica"- , se intensifica una falencia de lo que actualmente llamamos sistema inmunitario. Defectos en éste para destruir fragmentos tóxicos generados por el propio organismo.

- Es la adherencia libidinal a objetos perdidos, inferencia lícita a partir de lo dicho en "La transitoriedad", (1916a), p. 311; "[...] todavía somos jóvenes y capaces de vida cuando se sustituyen los objetos perdidos por otros nuevos, [...]."

- Es un agotamiento de la fuente pulsional. Freud, (1923b), compara al Yo en su relación con el Ello como al jinete que rige y refrena la fuerza de su cabalgadura superior a la suya, y que, al igual que el jinete, se ve obligado alguna vez a dejarse conducir a donde su cabalgadura quiere.
- Max Schur, (1972) p. 568, cuenta la carta que Freud le envió a Lou Andreas Salomé en Mayo de 1925, refiriéndose a las sensaciones que aquel registraba en su ancianidad. Le escribe a su amiga "[...] A mi alrededor se va formando lentamente una costra de indiferencia [...] Constituye un desarrollo natural, una forma de comenzar a ser inorgánico. Creo que le llaman "indiferencia de la ancianidad" [...] falta una especie de resonancia [...]".

- Es la sustitución de la represión de las representaciones por un juicio, Freud, (1925h).

- Es la liberación y transporte del pasado a un presente esperando el porvenir, Freud, (1937c).

- Una acumulación de pérdidas con la edad y al "[...] agotamiento de la capacidad receptiva - una suerte de entropía psíquica- [...]", Freud, (1937c), p.244.

- Es un destino del apego, Bowlby, J. (1969).

- Una etapa del desarrollo (¿post- genital?), Gagey, J. (1992).

- Un enriquecimiento de la personalidad con la maduración, (como los quesos y los vinos), H. Péquignot, (1981).

- Un enriquecimiento por la elaboración de los duelos,- Cesio, Alvarez de Toledo, Mom, Schlossberg, Storni, Morera, Evelson- ,
(1963).

- Es no disponer de viejos ante sí, solo de su memoria; tener jóvenes que tienen proyectos de los cuales no disponemos y cuya realización será una incógnita para nosotros.

El concepto, como un pájaro revolotea por la fronda del psicoanálisis de una figura a otra. Recala en todas las problemáticas, su materia se dispersa y se va transformando, sostenido por la idea del tiempo.
El envejecimiento desde la perspectiva temporal.- Sendero del antes y el después; la actualidad y el recuerdo; el recuerdo y el olvido; los espacios dentro- fuera; la certeza y la duda.

*Consideraciones previas acerca del tiempo desde la perspectiva psicoanalítica. Algunas citas Freudianas.

El tema de la temporalidad tuvo múltiples alusiones en Freud.- La relación entre filo y ontogenia- la teoría de la fijación pulsional- la regresión pulsional y del yo- la vinculación entre repetición y recuerdo- la temporalidad inferida en la construcción,- las fases de la evolución libidinal- la estratificación sucesiva de las huellas mnémicas, (Carta del 6 de Diciembre de 1896 a Fliess; donde le habla de la estratificación de los rastros mnémicos, que experimentan un reordenamiento como una forma de transcripción)- la articulación en la fantasía entre pasado, presente y futuro- "[...] el [...] carácter temporal es sin duda escencial para el distingo entre la actividad en lo preconciente y en lo inconciente (1895c, 1897, manuscrito M)- La articulación de las huellas mnémicas por simultaneidad (pasividad y actividad), analogía y causalidad, (1900a). El criterio de simultaneidad implica, no so- lo un enlace de huellas mnémicas, sino una forma de tramitar la necesidad urgente de descarga pulsional, (1901b);(1914c)-

La cualidad de lo transitorio, que tiene su valor en el agotamiento para siempre de la belleza del humano rostro en el tiempo, (1916a)- En "El Yo y el ello", (1923b), asumía que Eros, por oposición a la pulsión de muerte tiene por fin complicar la vida- En "Nota sobre la pizarra mágica", (1925a), supone que el funcionamiento discontinuo de la percepción constituye la base de la idea del tiempo, (1933a, conf. 31). La discontinuidad es fundamental en la producción anímica del tiempo, y deviene del movimiento pulsional de investidura periódica y la desinvestidura posterior.

Con la investidura surge la conciencia, Freud, (1895) y la conciencia desaparece, cuando la investidura se interrumpe. Dinámicamente, entonces, el flujo, y reflujo libidinal, que genera la discontinuidad, necesita de dos lugares diferentes como requisito. A su vez este movimiento, es resultado de la tensión devenida de las relaciones intercelulares.

En fin que la complejización estructural preserva a la célula de la muerte tóxica en sus propias deyecciones, (1920g) y conlleva la complejidad, que deriva en tensión, que deriva en flujo, que deriva en ciclo, que marca el tiempo. Es comandado por Eros en oposición a la monotonía que manda Thanatos.

En la conciencia hay un doble registro, el pulsional como afecto; y el registro mundano como impresión sensorial. En la constitución intrapsíquica del tiempo, es importante no sólo la captación de las diferencias sino la velocidad. La velocidad y sus diferencias genera el pasaje de la lógica de la simultaneidad, a la analogía donde impera la palabra, y con lo cual cada erogeneidad tiene su especificidad. La velocidad incluye el concepto de duración que es producida por la complejización de distintas velocidades (afectivas y sensoriales), y la velocidad sensorial se significa desde la afectiva.

Desde la perspectiva temporal, el envejecimiento puede ser entendido como la progresiva instauración del borramiento entre un sistema de representaciones y otro sistema por venir. El lugar de integración del saber y la constitución de la historia; el instante de síntesis del pasado con un proyecto que va dejando de ser tal, por obra de un pensamiento fundado en la historia.

El yo que envejece registra e intenta armonizar la idea de lo probable con el sentimiento de posibilidad, lo fortuito que genera sorpresa con el acontecimiento pasado. A cada instante éste pasado sufre reorganizaciones que dan por terminadas las ideas de verdad. La reorganización consiguiente se manifiesta como una revelación, un dato nuevo que asegura, o no, una más acabada significación. La toma de conciencia posterior exige una reelaboración que conduce a una puesta al día. Así visto, el envejecimiento es, paradojalmente una actualización progresiva e incierta.

Mitos, religiones, escrituras, huellas infantiles, suelen cobrar actualidad con el envejecer y dirigen la relación del yo con sus ascendientes y descendientes.

Los vínculos con el mundo se van procesando según el sentimiento oceánico, Freud, (1930a). Con una sensación de "ser- uno- con- el- todo", semejante a una fase temprana del sentimiento yoico, del restablecimiento del narcisismo ilimitado.

El aparato mental dispone de experiencias potenciales, Breuer y Freud, (1895), que el envejecimiento, creatividad y modulación de las cargas mediante, (1933a, conf.31) está en condiciones de revelar. La representación coexiste con un fin, y entraña la necesidad de conjugar incertidumbres; éstas son las responsables de la capacidad potencial. Representación, anticipación y juicio equivalen a la represión de las representaciones, (1925h).

El índice de realidad que distingue percepción de representación, se conquista con la maduración del aparato.
La vigencia del envejecimiento garantiza la atención y el poder de anticipación. Ambos a su vez mantienen la continuidad del envejecimiento que, a la vez de conformarla categoría actualidad/recuerdo, va constituyendo la diferenciación espacial afuera/adentro, referencia sustancial de la vida psíquica.

El aparato psíquico se despliega y vive en el espacio a través del ritmo temporal generado por los encuentros. El paso del tiempo es marcado por las pequeñas ausencias, separaciones, pérdidas y duelos que dan vida a la interioridad. Este es un concepto estructural y dinámico, en el cual el tiempo vivido, sentido, da realidad al sentir.

El errar aprendiendo y aceptando el paso del tiempo; ligando y vertebrando transitar y ausencia, forma parte de la aventura del envejecimiento.

La mudanza de la incertidumbre a la verdad y su inversa, se constituyen sobre los ejes de la relación placer- displacer, incertidumbre- verdad, apoyados en el tiempo que les va dando materialización. Recordemos la "Carta a Romain Rolland... Freud, (1936a); "[...] Una se comportó como si [...] se viera obligada a creer en algo cuya realidad le parecía incierta [...] y ahora ya no le asombrará a usted que le recuerdo de la vivencia en la Acrópolis me frecuentara desde que anciano yo mismo [...]", p. 214, 221, (my italics). Por la vía del recuerdo, el texto habla de la relación de Freud con la duda. Esta se debe a la incertidumbre que su realidad cultural le posibilitaba. Luego, cuando viaja, a Grecia la experiencia le permite verificar aquello que la cultura enseña y así reducir la eventualidad.

Lo que antes era proyecto, pensamiento, es legalizado por el envejecimiento que le permite la verificación a través de la experiencia. Luego, viejo, ya no puede viajar y certificar lo que la cultura enseña.


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En "Nota sobre la 'pizarra mágica'", (1925a), Freud genera la impresión de un correlato muy preciso de la imagen con su objeto aunque aclara que "[...] la pizarra mágica no puede "reproducir" desde adentro lo escrito [...]", p.246.

Según este modelo las dificultades de la memoria serían la consecuencia de una falla material (que puede serla). Pero no contempla los trastornos mnémicos frecuentes en el envejecimiento, producto de la distribución de la atención.

La atención se constituye cuando no hay concordancia entre las cargas pulsionales del deseo y las percepciones, Freud, (1950a [1887- 1902]).

La memoria que envejece sufre alteraciones que el concepto de paraexitación podría dar cuenta. El aparato distribuiría la atención fragmentariamente de manera secuencial, con la finalidad de evitar sobrecargas, en una distribución cuyo origen permanece desconocido.

El envejecimiento desde la perspectiva de su vinculación con las fuentes pulsionales.

Otro de los caminos a trabajar en la metapsicología del envejecimiento, se relaciona con las transformaciones en el ello, que es el sustrato mismo de lo que sucede en el psiquismo. El sujeto es regido por el destino de su libido, y el envejecer afecta la aptitud para usufructuar su traducción psíquica. La modificación pulsional está ligada a cambios en las fuentes, Freud, (1915c), unida a cambios químicos, que junto con las tramitaciones orgánicas y de vínculo con el medio, van dejando marca.

Heinz Kohut, (1969, T. XXVl, N2, p.398.), nos dice que; "[...] el control final del jinete sobre su montura, quizás haya contado con la ayuda decisiva de que también el caballo ha envejecido [...], en lo relativo a los poderes supremos de la naturaleza, todos somos 'jinetes domingueros', [...]". Se refiere a lo dicho por Freud, (1923b), donde el compara al Yo en su relación con el Ello como al jinete que rige y refrena la fuerza de su cabalgadura superior a la suya, y que, al igual que el jinete, se ve obligado alguna vez a dejarse conducir a donde su cabalgadura quiere.

Hay dos tipos de cambio en las fuentes pulsionales:

I. Causas preparadas filogenéticamente.

I.a. Causas de la especie.

Freud, (1905d) sostiene (refiriéndose a los factores temporales) que "[...] la génesis de ésta propiedad humana habría que buscar- la en la historia primordial de la especie [...]", y agrega que "[...] La secuencia en que son activadas las diversas mociones pulsionales [...] parece filogenéticamente establecidas [...] Ni siquiera podemos indicar la procedencia de esas complicaciones temporales de los procesos de desarrollo [...]", p. 241.
La pulsión genital deja de tener hegemonía. Suele sufrir una caída que no afecta la posibilidad de crear, ésta se mantiene y aún puede ser convocada. Otras pueden tomar importancia (por ejemplo la ambición).

I.b. Factores hereditarios.

En estos factores tiene influencia la herencia familiar (no de la especie). En cuanto a la herencia cultural, o "razón de la humanidad", Freud, (1918b), queda el interrogante si en ésta no participa la eficacia del instinto, es decir de una predeterminación congénita.

II. Causas vinculadas con el contexto.

II.a. Aspectos generales. Para estas causas voy a citar una defensa escasamente desarrollada por Freud. Me refiero a la defensa inmunitaria. Alude a la misma en las "Conferencias.... (1916- 17, conf.24), y dice que "[...] por su propiedad de influir sobre todos los sistemas de órgano y todas las funciones, las neurosis actuales testimonian una inequívoca semejanza con los estados patógenos generados por la influencia crónica de materias tóxicas extrañas y por el brusco retiro de ellas [...]", p. 353, (my italics). Con el correr de los años ("influencia y brusco retiro"), se intensifica una falencia de lo que actualmente llamamos sistema inmunitario. Defectos en éste para destruir fragmentos tóxicos generados por el propio organismo. Refiriéndose a la enfermedad de Basedow Freud señala que en ésta, la acción es debida a materias tóxicas, pero no a unas toxinas que se introducirían en el cuerpo como agentes extraños, sino que son engendrados por su propio metabolismo. Freud sostiene que en la enfermedad de Basedow, a diferencia de las neurosis actuales, hay exceso de toxinas químicas no sexuales.

Posiblemente éstas estarían ligadas a los trastornos inmunitarios y de autoconservación. En "Más allá del principio del placer", (1920g), sostiene que tenemos que aceptar que todo lo viviente, muere por fundamentos internos. Los productos del propio metabolismo poseen éste efecto conducente a la muerte y el organismo sucumbe por muerte natural. Esta es producida por insuficiente alejamiento de los productos de su propio metabolismo.

En el artículo "Sobre psicoterapia", (1905a [1904]), dice que las personas que se acercan a la cincuentena, o la sobrepasan suelen carecer de la plasticidad de los procesos anímicos. No están en condiciones de "ser educados" y por otra parte también, porque el material que debería reelaborarse, prolongaría indefinidamente el tratamiento. Este concepto es el que se conoce como perelaboración, que implica un cambio de significación, y no sólo movilización de cargas. Pero éste concepto que podríamos llamar de acumulación de material que confiere poca plasticidad, como si se esclerosara, o de viscosidad libidinal, permite entender que es envejecer. Envejecer se vincula con la acumulación de material en la línea de marcas erógenas difíciles de procesar, particularmente de cicatrices originadas en heridas narcisistas. La viscosidad de la libido (1905d, p.221- 2; 1915f, p.259; 1916- 17, p.310; 1918b, p.105;; 1937c, p.243; 1926d. p.149- 50; 1930a, p.105.; 1940a, p.182;) designa un carácter pegajoso, pastoso, adhesivo (Haftbarkeit), con capacidad de fijación (Fahhigkeit zu fixierung), inerte (Tragkeit).

Freud, (1920g), sostiene que la pérdida del amor y el fracaso dejan como secuela una cicatriz narcisista, que es el más poderoso aporte al frecuentemente "sentimiento de inferioridad".

Las pulsiones de autoconservación, imponen el camino de ir obedeciendo de una manera particular, a la tendencia al retorno a lo inorgánico. El camino de este retorno, es el camino de lo tóxico, por la imperfecta eliminación de las sustancias nocivas que se acentúa con el tiempo.
De todas maneras, éstas discusiones sobre los mecanismos de envejecimiento, son los conceptos actualmente disponibles pero no darían aún "explicación" cierta sobre el envejecimiento.

II.b. El problema de la éstasis de autoconservación.

La éstasis de la pulsión de autoconservación es resultado de la falta de procesamiento motriz y psíquico de la misma.

El procesamiento motriz tiene lugar con la acción específica, y el procesamiento psíquico con el juicio de atribución, el de existencia o el juicio que diferencia interno de externo.

Freud, (1926d), establece una relación entre el dolor orgánico y la éstasis. A raíz del dolor corporal se genera una investidura narcisista elevada del lugar doliente del cuerpo. Esa investidura aumenta cada vez más y ejerce sobre el yo un efecto de vaciamiento. El paso siguiente y extremo, sería la inversión de la autoconservación. Freud, (1940a), sostiene que hay personas en quienes la pulsión de autoconservación ha experimentado un trastorno (la traducción más acertada podría ser inversión), y parecen no perseguir otra cosa que dañarse y destruirse a sí mismos. El dolor, es entendido por Freud en términos cuantitativos; grandes magnitudes de excitación irrumpen en el aparato psíquico. Cuando la cantidad, supera la posibilidad de ligadura, queda abolida la conciencia. Para que surja vivencia de dolor, la tensión irrumpiente debe ser soportable. Ciertamente que gritar, implica una tendencia expulsiva, pero el dolor es anterior, y la libido narcisista se desprende en un esfuerzo por realizar una contrainvestidura, que se da automáticamente y conduce a un empobrecimiento pulsional global. Freud sustituye el concepto de "descarga interna" por el de "hemorragia interna" que alude a un estado de pasividad, y de inermidad, de desamparo del yo real primitivo. La energía de reserva que se pierde, es energía del yo destinada a la realización de acciones específicas.

Las perturbaciones en las pulsiones de autoconservación derivan de una tentativa de defensa ante una herida narcisista.

Merced a la hemorragia de autoconservación, la capacidad desintoxicante y trófica va siendo desgastada por el dolor.

Freud, (1926d), dice que en la infancia son característicos el desvalimiento motor y psíquico. Ante la situación traumática, frente a la cual uno está desvalido, coinciden el peligro externo y el interno. Acá se liga desvalimiento con situación traumática, sea que el yo vivencie en un caso un dolor que no cesa, o en otro una éstasis de necesidad que no puede hallar satisfacción. La situación económica es, en ambos, la misma. El desvalimiento motor encuentra su expresión en el desvalimiento psíquico.

Resumiendo: la vida provee situaciones traumáticas que producen dolor, que llevan a la éstasis de autoconservación. Con ello, y al mermar la posibilidad desintoxicante, se constituye en otro factor más de envejecimiento. Envejecimiento entendido como la crescencia de residuos cada vez más difíciles de procesar, que alteran la ecología intracorporal.


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Secundariamente la libido sufre alteración en su tramitación y surge el desvalimiento psíquico. No hay investimiento de nuevos proyectos, alternativas para la identificación, el goce en el amor y en el trabajo.

Algunas pocas palabras acerca del dolor psíquico, que en éste período tiene una peculiaridad. Se expresa como la disminución del sentimiento de sí.

El dolor psíquico requiere previamente una investidura de nostalgia de un objeto que no coincide con el registro perceptual. Esta ausencia, se constituye como una herida para la libido narcisista. Hay un aumento de tensión libidinal, que inviste el lugar del registro de la ausencia, y por cuya herida se pierde tensión. Se genera una especie de recogimiento, Freud, (1887, Manuscrito G), debido a una hemorragia interna. Esta pérdida puede predisponer a la enfermedad psicosomática, - tan comunes en el envejecimiento- por pérdida de autoconservación con vaciamiento yoico y con ello se pierde la capacidad de desintoxicación, coadyuvando como otro factor más de envejecimiento.

El envejecimiento desde la perspectiva tópica.

Se le preguntó a Sófocles si la edad le permitía aún disfrutar de los placeres del amor, y Sófocles respondió, "[...] has de saber que todos los días hallo nuevos encantos en la conversación a medida que los placeres del cuerpo disminuyen y me abandonan [...]". (diálogos entre Céfalo y Sócrates. Platón, República l). La libido despliega un movimiento signado por la creación de agregados de complejización creciente que Thanatos desorganiza. Lo singular de una fase del desarrollo no es solo la investidura de una zona, sino también el despliegue de una organización mental. La estructuración del psiquismo tiene, clásicamente, su colofón en la genitalidad. Culminaría con la carga pulsional de la función genital y la elección de objetos no narcisistas. Quiere la teoría clásica que más allá de ésta organización pulsional no exista otra que ofrezca apoyatura en un salto progresivo. La vida psíquica se construye con una progresiva apertura hacia los otros. Para ello la genitalidad ofrece un apuntalamiento privilegiado.

No obstante, la alteridad así descubierta, se continúa más allá de la genitalidad con el intercambio de palabras que van anudando relaciones distintas. Así como la estructuración mental se apuntala en relación con el cuerpo y sus funciones, las representaciones mentales creadas y catectizadas en el curso de la mentalización, con capacidad de dar apoyatura y producir efectos específicos, es por lo menos concebible. Sustenta la posibilidad de una fase más allá de la genital, ¿la postgenital?, que deviene con el envejecimiento; Paul- Laurent Assoun, (1983), p. 172.

Sin embargo, ocasionalmente, de manera coincidente, excluyente o alternativa, se produce con el paso del tiempo una fragmentación de la erogeneidad global del cuerpo.

Algunas zonas se hacen más erógenas que otras hasta adquirir una primacía parcial por sobre el resto, por ejemplo la prevalencia oral puede anular otras satisfacciones libidinales posibles.

En la carta del 16 de Diciembre de 1917 a Fliess, Freud que tenía 61 años y nueve meses, le dice; "[...] de hecho no hay nada extraño en que un hombre de mi edad note la inevitable decadencia gradual de mi persona [...] trabajo espléndidamente todo el día [...] y apenas puedo controlar mi apetito, pero ya no gozo del sueño como solía [...]", (my italics). (Schur. op.cit. p.469).

La caída progresiva de la pulsión genital que reagrupaba las pulsiones parciales, determina que éstas recobren su autonomía apuntaladas por la pulsión de autoconservación y una parte del narcisismo. Presenciamos una verdadera desunión de las pulsiones y por tal motivo es que la exitación somática - no sexual- es pasible de hipertrofiarse, Freud, (1895b, 1910c).

El psiquismo luego de cierto umbral va a encontrarse desbordado y en estado de insuficiencia relativa. En la mujer cerca de la menopausia, Freud, (1937c) el "[...] domeñamiento de la pulsiones [...] fracasa y se llega a refuerzos pulsionales en virtud de influjos colaterales recíprocos de las pulsiones. El resultado es que se evidencia "[...] el poder incontrastable del factor cuantitativo [...]", p. 229.

En el "Esquema..., Freud, (1940a), sostiene que "[...] este proceso no siempre se consuma de manera impecable [...] han preexistido fijaciones de la libido a estados de fases más tempranas, cuya aspiración independiente de la meta sexual normal, es designada perversión [...]", p. 153. Estamos en el capítulo de las perversiones seniles.

La tarea de la libido es volver inocua la pulsión destructora y la desempeña desviándola hacia afuera, "[...]. Recibe entonces el nombre de pulsión de destrucción, pulsión de apoderamiento, voluntad de poder [...]", Freud, (1924c), p. 169. Ninguna otra técnica de conducción de la vida liga al individuo tanto a la realidad como la insistencia en el trabajo, Freud, (1911c, 1930a). Cuando el contexto social va impidiendo la tramitación de la violencia mediante la inserción laboral, y éste no deviene de una forma genuina de tramitación pulsional, la imposibilidad de ligar la pulsión deviene en degradación y retorno al sadomasoquismo intrasomático. Este es un determinante capital en el envejecimiento. "[...] Si se me consiente alguna imprecisión, puede decirse que la pulsión de muerte actuante en el interior del organismo - el sadismo primordial- es idéntica al masoquismo [...]", Freud, (1924c), p. 170. Cuando el sadomasoquismo es intracorporal surgen los diferentes caminos del enfermar originados en la menor ligadura posible de la pulsión de muerte.

La mayor o menor capacidad para el procesamiento de la pulsión, se vincula con los distintos elementos que participan en el envejecer personal (filogenia, familia, herencia y factores individuales). Dentro de los últimos interesa la forma de tramitar los traumas, Freud, (1892), "[...] Los traumas psíquicos [...] desempeñan un gran papel en el desarrollo de la afección [...]", p. 174.

Thanatos, como fuerza que se suma a Eros se va diferenciando.
La agresividad, diferente de la destructividad porque incluye la idea de cercanía y comunicación, da paso a la destructividad, que es antisocial y no presta fuerza.

La incipiente defusión que se va instalando acaba por hacerse completa, pulsiones de vida y muerte se separan. El fin se preanuncia con una suerte de "agonía libidinal", M. Dacher y M. Weinstein, (1979).
Ciertamente que la observación corriente de la economía psíquica subraya una retracción libidinal de los objetos, con pérdida de interés por el mundo y movilización sobre el Yo y el cuerpo.

Pero cabría plantearse si tal agotamiento no es solo aparente. Es decir, no es que se trata de una cantidad estática que nos es dada, sino un producto renovable en los redes de intercambios (apegos) que plantea la vida.

La posibilidad de intercambios tiene una vulnerabilidad dependiente de las series complementarias de cada quién y de las servidumbres del yo. Es tentador y explicativo sustentar que el debilitamiento psíquico sigue el camino de lo somático. Pierde la capacidad de sistema abierto y reduce sus intercambios, se cierra y se destruye en un autoconsumo de recursos internos; a partir de éste momento necesariamente agotables, Freud, (1916- 17, 1920g). Pero si pensamos que somos esencialmente deseantes y anhelantes, Freud, (1910c), la reducción de los intercambios no es de orden económico sino de sentido. Entonces la decadencia de los intercambios en el envejecimiento no es una necesidad; en todo caso la estructura subyacente va a regir la forma del esquema de intercambio con los objetos.

La única necesidad es la de la muerte.

Resumiendo. El envejecimiento es un proceso que se despliega en el devenir temporal.
Modifica las condiciones intrínsecas y la funcionalidad de todo cuanto existe. En los seres vivos culmina con la muerte y tiene modalidades genéricas que son las siguientes: universalidad, progresión, causalidad intrínseca, deterioro.

Es el trayecto, en un sendero, en un espacio de mutación de las identificaciones en el que se fusionan la leyenda, la ilusión, la magia y la lógica con hitos de olvidos y recuerdos.

Camino que con el tiempo lleva de la duda, la angustia y lo inesperado a la certeza y la prudencia. Camino en el que se va diluyendo el emprendimiento pero no el desear. Camino de duelo por los objetos y el cuerpo, por el narcisismo envuelto de su omnipotencia infantil.
Del duelo que esperamos que otros hagan cuando la muerte venga a clausurar el destino.
Es una prueba irrefutable de realidad para todo sujeto.
Es un trabajo que se realiza sobre un objeto, ni interno ni externo, entre lo subjetivo y lo social, ¿transicional? (próximo a él pero sin movilidad, maleabilidad, ni capacidad de desaparecer del psiquismo sin huella).
Carga libidinal que se elabora, perelabora y progresa, y a medida que se acerca al término ese objeto del envejecer se reduce y se arruga. Luego de soportar la vida.
Devenir de itinerario azaroso con presencias y ausencias, entre el narcisismo y la alteridad, el placer y el dolor, el mundo de la vigilia y el mundo del dormir y el soñar.

Aceptando la idea de un "cuerpo sexuado y un cuerpo tumba", (S. Resnik, (1991), con sus confines, y asumiendo los límites del espacio vital. Adquiriendo un espacio interior con profundidad y volumen que albergue la capacidad de pensar, ilusionar, soñar, crear, extraviarse, reflexionar con emoción y luminosidad.

Epopeya dolorosa y fascinante.

Clínica del envejecimiento. Clínicamente el término envejecimiento ha de distinguirse de senectud - senescere- (envejecer), aspecto normal; senilidad - senilis- senex- (anciano), aspecto patológico del mismo proceso.

La Organización Mundial de la Salud, determinó a los 65 años como el momento de iniciación de la vejez, y "envejecimiento" al período que comprende entre los 55 y los 65 años.


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Esta concepción artificial tiene sus variaciones culturales, históricas, sociales e individuales. Es una época de síntesis y creatividad, con realizaciones sociales y personales, de producción científica, política, intelectual, industrial o militar; con puestos de poder, influencia y responsabilidad de decisión.

Suelen observarse un conjunto de rasgos que dan singularidad a ésta etapa.

Algunas manifestaciones clínicas más comunes y su justificación.

- Modificaciones del dormir. La fisiología, la clínica y la gerontología, más las descripciones subjetivas de pacientes, señalan una lenta disminución de la cantidad de horas de dormir a medida que avanza la edad.
Puede mantenerse la duración a expensas de la profundidad, Auffret, M (1960); Clement y Bourliere. F, (1960). Como hay una cierta fractura en el poder de la pulsión genital de subsumir a las demás, la pulsión parcial, va cobrando autonomía y eficacia. Al no ser suficientemente procesada se convierte en intrusiva e intoxicante.
Las pulsiones parciales, débilmente sintetizadas, quedan prestas a recobrar autonomía por razones económicas. La pulsión parcial autónoma, adquiere carácter tóxico y puede aparecer proyectada en la exterioridad, volviendo como objeto amenazante. Ante éste el yo se encuentra inerme y para defenderse debe permanecer despierto, con violencia muda e impotente.

Como la pulsión es activa para el psiquismo y este es pasivo, emerge del desvalimiento gracias a una actividad perceptiva respecto del mundo, en la que participa un segmento motriz, (1950a [1887- 1902]). Así estamos en presencia del insomnio. Freud, (1937c) dice que en la mujer cerca de la menopausia, y en el hombre desde mi punto de vista también, el domeñamiento de las pulsiones fracasa, y se llega a refuerzos pulsionales en virtud de "[...] influjos colaterales recíprocos de las pulsiones, y que es incontrastable el poder del factor cuantitativo en la causación de la enfermedad [...]", p.229.

Debo destacar, una natural, normal y sana disminución del dormir ligada a una menor necesidad de reajustar los "relojes biológicos" porque hay mejores transacciones en la triple servidumbre del yo. Esto último se desprende de lo dicho en "Más allá...", (op.cit.), donde recuerda que en épocas de mayor madurez, el imperio del principio del placer está mucho más asegurado. Asimismo, el dormir puede ligarse a la muerte. Freud, (1928b), decía que Dostoievski solía dejar notitas diciendo que temía dormirse de noche y caer en un estado de muerte aparente.

Al penetrar en los niveles profundos del dormir, se pierde el sentimiento de individualidad y con ello el yo tiene sensación de peligro, el que es experimentado como anticipación de la muerte. "[...] Sin embargo Eros, permite el estado de reposo, transformando el impulso de reposo en deseo placentero de dormir, y ofrece como premio, el retorno al vientre materno, [...]". L. G. Alvarez de Toledo, (1951, p. 153).

Con el insomnio queda interferido el proceso normal de desintoxicación que produce el dormir. La intoxicación devenida, crea tensión vital pero a través de un síntoma, sustituyendo la vitalidad de los procesos pulsionales por estímulos dolorosos tensionantes que vienen del mundo. Tensión que es una manera de defenderse del principio de inercia.

- La modificación subjetiva del pasaje del tiempo. "[...] El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego [...]". Jorge Luis Borges. "Nueva refutación del tiempo".

En el envejecimiento la perspectiva del tiempo comienza a ser tomada más en función de lo que falta por vivir, que el que ha transcurrido desde el nacimiento. Surge la conciencia de la finitud, marcada por el crecimiento de los hijos y la muerte de los padres. ¿Porque la sensación subjetiva de que el tiempo de vida pasa más rápido? y contrariamente el tiempo cotidiano parece lento con sentimientos de aceleración e impaciencia.
Intentaré dar respuesta metapsicológica a estos interrogantes.

a) La caída de la energía de reservas, es autopercibida y proyectada en el tiempo vital, y en consecuencia hay "menos tiempo por delante para vivir". Proyectada en el tiempo cotidiano surge el sentimiento de la falta de tiempo diario.

b) La disminución de Eros, conlleva la menor capacidad de ligar la pulsión, Thanatos cobra preeminencia con aceleración de la descarga inmediata. La urgencia de descarga proyectada en el tiempo genera la sensación de que "el tiempo pasa más rápido", y en el tiempo diario surge la sensación de que "se me voló el día."

c) La caída de la pulsión genital, se liga a la caída del placer que se articula con los ritmos, Freud, (1905d). La aceleración de los ritmos, produce el acortamiento de los ciclos, y la disminución del espacio temporal entre éstos, proyectado en el tiempo potencia el sentimiento de que el "tiempo pasa más rápido". La aceleración se vincula con la menor posibilidad de sostener una erogeneidad sin descarga.

d) La autopercepción de la aceleración, crea la sensación relativa de que las cosas pasan más lentamente en relación al tiempo propio, con sentimientos de impaciencia.

e) Con la caída de Eros, y la menor capacidad de ligar la pulsión, ésta se acumula y hay intoxicación la cual estimula la descarga, que potencia la ya producida por la pérdida del ritmo.

f) Las pulsiones sexuales son las que menos urgencia tienen para descargarse, ésta falta de urgencia es la mejor resistencia a la pulsión de muerte. La pulsión de autoconservación, tiene urgencia de descarga y esto determina la menor resistencia a la pulsión de de muerte.

- Creatividad y rasgos de carácter. En la tercera posibilidad de organización que describe Freud, (1940a), agrega que las investiduras libidinales "[...] experimentan una aplicación diversa dentro del yo, forman rasgos de carácter, padecen sublimaciones con desplazamiento de meta [...]", p.153, (my italics). Así nos encontramos en el capítulo vinculado con la aparición de los hobbies, o de otros intereses que fueron desarrollados anteriormente durante la vida, y que van cobrando valor diferente según el punto de fijación de que se trate.

En cuanto a los rasgos de carácter, solo diré que los conflictos con la propia erogeneidad y con un superyó sádico pueden culminar en una creciente caracteropatización. Decía Freud, que se suele atribuir a los seres deformes o contrahechos, un sentimiento de envidia por la diferencia irreversible con los demás. La captación de una diferencia insoportable, que comienza a insinuarse en éste período, imposible de neutralizar por la desmentida, puede devenir en rasgos conflictivos de carácter e identificación con objetos decepcionantes. "A esta altura de mi vida, soy así y que me aguanten", expresión habitual que pretende evitar el desarrollo del sentimiento de envidia nivelando por lo bajo. El rasgo de carácter patológico se vuelve hegemónico y para sostenerse se puede apelar a algún tipo de poder económico, político o cognitivo que permite imponer el criterio. Se instala la lucha por el poder y la herencia con los más jóvenes.

Decía Séneca "nulli ad aliena respiciente sua placent" (quien mira demasiado las cosas ajenas no goza de las propias). Esto viene al caso porque nuevos rasgos positivos suelen hacerse presentes en ésta época; mayor capacidad de introspección, serenidad y profundidad en el pensamiento, cierto desapego de los objetos materiales (otras veces su inversa como es la avaricia), mayor valorización de los afectos, búsqueda y reencuentro de antiguos vínculos, sentimientos religiosos y de solidaridad.

- Sentimiento de sí y de inferioridad. El sentimiento de inferioridad es la inversa del sentimiento de sí; como respuesta a la inermidad yoica que produce la herida narcisista, Freud, (1917e). Deviene de la captación de la pérdida de recursos internos y el fracaso de las conductas sobrecompensatorias para desmentir la caída de tales recursos, (como por ejemplo la sobrecarga laboral, deportiva, status, recompensas, honores). Estas son un intento de restituir imaginariamente, una imagen de si identificada con el ideal para salvaguardar la autoestima. El ideal del yo, promueve en el yo sentimientos displacenteros (de inferioridad), en cuanto que está ubicado como negativo del yo ideal. No hay posibilidades intermedias. Para ello es necesario un funcionamiento esquizoide (lógica de las posiciones y la parte por el todo). La misma crea un estado de tensión narcisista, que opera como señal ante el peligro de colapso.

La búsqueda de recursos externos al sujeto, para sostener una imagen inferior dominante, sustituye lo que debe generarse internamente. En consecuencia la posición es de un equilibrio precario y de dependencia extrema. Este es el momento en que, ambición mediante y para neutralizar el sentimiento de inermidad, pueden cambiarse las metas por otras con las alternativas siguientes: l) abandono de una meta genuina previa por una genuina actual; 2) abandono de una meta genuina previa por una no genuina actual; 3) abandono de una meta no genuina previa por una no genuina actual; 4) abandono de una meta no genuina previa por una genuina; 5) formas mixtas. Pueden despertarse también capacidades postergadas y esta posibilidad plantear la alternativa entre lo que es y no es genuino. Al perder la pulsión genital su hegemonía, las pulsiones parciales recobran autonomía, que al ser tramitadas devienen en ideales que motorizan las disposiciones postergadas.

Puede ser que no haya replanteo, o que el mismo quede solo como tal. La autoestima se mantiene en proporciones variadas desde el interior o desde el mundo. Pero el entusiasmo, proviene solo de lo interno y de cuánto hay de creativo o de identificatorio en el acto de trabajar. En el extremo patológico, surgen las adicciones como estimulantes engañosos y los tratamientos para "rejuvenecer". "[...] Cuando acaba de renunciar a todo lo perdido [...] nuestra libido queda de nuevo libre para si, todavía somos jóvenes y capaces de vida, sustituimos los objetos perdidos por otros nuevos [...]". Freud, (1916a), p. 311, a los 60 años.
Jóvenes, se refiere Freud a la actividad mental creativa.

Esta deviene de la serenidad y la capacidad para ver la belleza presente y futura; y que necesita ser constantemente reconquistada en la incesante lucha por la vida.


Teoria y clinica de las patologias generadas por el desamparo .20

Sigmund Freud tenía preocupación por la muerte en la época de su envejecimiento, tal como se desprende de los trabajos siguientes. Cuando desarrolló el tema de "El motivo de la elección del cofrecillo", (1913f), trabajo donde despliega la temática del Rey Lear, tenía entonces 57 años. Le preocupaba el tema del poder y la herencia. Al respecto, sugiere el Dr. Horacio Etchegoyen que éste trabajo era contemporáneo a las decisiones de Freud acerca de la creación de la asociación psicoanalítica internacional, pero que que tenía sus incertidumbres acerca del legado. Sus dudas estarían dichas en las palabras de Lear. Dice Freud "[...] La creación de las Moiras es el resultado de la intelección que advierte al ser humano que también él es parte de la naturaleza, y por eso está sometido a la inexorable muerte [...] el hombre viejo en vano se afana por el amor de la mujer [...] solo la [...] callada diosa de la muerte, lo acogerá en sus brazos [...]", p.317.

Schur (op.cit.), opina que en yddisch, idioma que Freud conocía, moira, (mejor dicho "moire"), significa temor y no destino. Se insinúa el miedo, "moire", a la muerte.

En 1914, en carta a Abraham del 25 de Agosto dice "[...] ¿Qué son las esperanzas, qué son los proyectos, hechos por el hombre débil y perecedero [...]", Schur, (op.cit. T. II, p.436). (my italics). Con la cita de Braut von Messina de Shiller se le hace evidente la finitud de la vida.

En su trabajo "De guerra y muerte temas de actualidad", (1915b), termina el ensayo y dice "[...] Si vis vitam para mortem: si quieres soportar la vida, prepárate para la muerte [...]", p. 301, refrendando lo que ya se viene configurando de años atrás. (my italics).

En 1927, cuando Freud tenía 71 años, reflexiona sobre un recuerdo ya lejano, en 1904, cuando se preparaba para ingresar a la cincuentena. Evoca que "siendo ya un hombre maduro" visitó por primera vez la colina de la Acrópolis en Atenas, y el embeleso se le mezcló con un sentimiento de asombro y de incredulidad ante lo que veía, como un intento de desautorizar la realidad. Freud analiza la denegación por culpa ante el padre, y concluye: "[...] parece como si lo esencial en el éxito fuera haber llegado más lejos que el padre [...]". Cuando en 1936, ya anciano, en la carta abierta que le escribe a R. Rolland, (1936a), en ocasión del septuagésimo aniversario de éste, introdujo una prevención acerca de su propia edad y le dice "[...] soy diez años mayor que Ud., mi producción languidece. Lo que en definitiva le ofrezco es el don de alguien empobrecido que 'ha visto antaño días mejores' [...]".

Los años mejores se refiere al recuerdo en la Acrópolis (esos restos empobrecidos de la 'gloria de los Antiguos', que remiten al padre). La dicha, quedó empañada por una 'moción de piedad', y agrega en la carta "[...] Y ahora ya no le asombrará a Ud., que el recuerdo de la vivencia de la Acrópolis me frecuentara desde que, anciano yo mismo, me he vuelto menesteroso de indulgencia y ya no puedo viajar [...]". Freud en la cincuentena, tiene una "moción de piedad", expresión de su identificación con el padre, y al ver las ruinas, deniega la realidad y la dicha. Entonces el interrogante "¿Todo esto existe efectivamente tal como lo aprendimos en la escuela?" puede ser una pregunta proyectada al futuro que podría ser así: ¿Efectivamente nos volvemos viejos, en ruinas?. Esta pregunta es respondida 30 años más tarde; al decirle a Rolland, "[...] anciano yo mismo me he vuelto menesteroso de indulgencia [...]". p. 214- 21, (my italics). En 1904 no quería ver las ruinas a las que está condenado el hombre, y la desdicha que eso produjo en su ánimo, pero ya se estaba configurando en su mente y proyectado como construcción exterior; el espacio sobre el cual se interrogaba. El espacio de la muerte.

En el manuscrito de "La escisión del yo...", (1940e [1938]), que fue terminado el 2 de Enero, y preguntándose sobre el costo de la desmentida recurrió a un dicho "[...] como se sabe solo la muerte es gratis [...]", p.275, referencia al territorio final de la vida individual.

El 22 de Agosto de 1938, en "Conclusiones ideas y problemas", (1941f [1938]) dice; "[...] Mística, la oscura percepción de sí del reino que está fuera del yo, del ello [...]", p.302.

El 16 de Noviembre de 1938, escribió "Antisemitismo en Inglaterra", (1938c), y cita un dicho en francés; "El ruido es para el fatuo/la queja es para el tonto/el hombre honesto engañado/se va sin decir palabra.", p. 303. Referencia a las posibles alternativas de despedirse de la vida; engreimiento, rezongo, honesto silencio. Se inicia el contacto del yo con su núcleo en el ello, el acceso al componente letal, a la pulsión de muerte. De igual manera que en la mística, se progresa en el encuentro con esa nada.

Freud afirma que en el origen, el yo aún no se halla separado del ello, (1923b), y en ese momento el yo solo tiene conciencia del ello. El mundo de las percepciones aún no está investido y no se han constituído las huellas mnémicas. Para que el yo, tenga conciencia del ello, necesita de un contexto empático para que la magnitud pulsional no resulte aniquilante para lo anímico. Se inicia una posición, en la cual en lugar de privilegiarse lo del mundo, se exalta el enlace con los procesos pulsionales, con el núcleo de lo vital. Los vínculos con el mundo se tramitan según el sentimiento oceánico Freud, (1930a), con un sentir que alude a "ser- uno- con- el- todo", parecido a una fase temprana del sentimiento yoico, intentando la recuperación del narcisismo sin límites.

La unión con el ello es proyectada en el exterior. Se genera una exterioridad temporo-espacial por proyección, un espacio anímicamente habitable, nuevo, pero que siempre estuvo, que va preparando el camino hacia momento final de la vida. Al abrigo de un superyó amparador, heredero de los primeros vínculos, se va transformando el territorio ajeno en familiar. Este camino se acerca asombrosamente a los comienzos. La capacidad para reconocer la finitud de la existencia, y aceptando la pena que este descubrimiento produce, es quizá, el logro psicológico más grande.

Cuando se alcanza la certeza de la muerte, el sentimiento oceánico inicial, que se experimenta de manera pasiva y transitoria, se trasmuda en un sentimiento cósmico, Kohut, (op.cit). Este es perdurable, creativo y resultado de una actividad del yo. Finalmente, y solo a veces, se atisba el camino de la sabiduría. Esta implica la aceptación de los límites de las capacidades físicas, intelectuales y emocionales, en una síntesis. Una amalgama de adquisiciones cognitivas, con el enriquecimiento que acompaña a la renuncia de los ideales narcisistas, apoyado en la firme convicción de un sistema de ideales. Es el momento en que se puede vislumbrar el resultado victorioso de la personalidad total, durante la vida.

MUERTE: Desde que se dio cuenta, en la prehistoria, de que no iba a vivir eternamente, la muerte ha sido la preocupación fundamental del hombre y fuente de sus sentimientos de desamparo. Especialmente en la actualidad, la tentación más fuerte de los occidentales es escapar de ella, de modo que, en general, “de eso no se habla”.

Sin embargo, sucede que silenciarla le otorga poder. Vivimos en un clima apocalíptico, pero la muerte no se menciona más que como estadística de guerras y catástrofes, y la mayoría de nosotros, que morirá probablemente en su cama, no tiene el alivio de conocerla un poco más, como anticipo, o de estar familiarizado en parte con ella, que, después de todo, es parte de la vida, y tan común y normal como nacer. Ni sabemos qué hacer cuando alguien cercano muere, más que esconderlo junto con los recuerdos.

Relaciones de la muerte

La muerte es una parte inevitable del proceso vital, tan natural como nacer o crecer, aunque resulta mucho más difícil de afrontar. Cada persona adopta actitudes diferentes ante ella, que pueden ir desde la negación o la evitación de reflexionar sobre un hecho incuestionable, hasta la aceptación existencial. La postura individual del paciente (y de la familia) ante la idea de la muerte, fruto de sus experiencias, sus creencias religiosas y su situación concreta, influirá decisivamente en la forma de afrontar este proceso.

Las siguientes son las distintas interpretaciones del fenómeno de la muerte que ha hecho el hombre a lo largo de su historia:

Separación irreversible del cuerpo del alma: es la concepción filosófica- religiosa, sus orígenes se atribuyen a Platón. En el terreno medico su aplicación es imposible.

Cese irreversible del metabolismo de todas las células del cuerpo: la muerte es entendida en términos biológicos, se iguala la muerte del hombre con la muerte de las células del organismo. El principal criterio diagnostico sería la putrefacción del cuerpo.

Pérdida irreversible del flujo de los fluidos vitales en el organismo: los criterios tradicionales se han basado en este concepto. Pero sin duda existe una gran diferencia entre afirmar que el cese de circulación de sangre oxigenada conduce a la muerte y que la muerte consiste solamente en eso. Esta definición establece las funciones del miocardio y de los pulmones como centro de la vida humana. En la actualidad, estas funciones pueden ser reemplazadas por aparatos mecánicos de soporte vital.

Pérdida irreversible de la capacidad de interacción social: esta definición se basa en que la característica específica del hombre es su capacidad de raciocinio, el ser humano que pierde totalmente las funciones mentales, incluyendo la conciencia, debería considerarse muerto. Las objeciones que pueden hacerse a este concepto son que toma solo la parte mental para definir la muerte, y no la totalidad de mente y cuerpo; y que nuevos contingentes de seres humanos con funciones mentales alteradas, como por ejemplo, los autistas y dementes, deberían considerarse como muertos. Pérdida irreversible de la capacidad para la integración corporal: parte del principio de que cuando un ser humano ha cesado de funcionar como una unidad integrada se ha perdido la característica especifica de la vida humana y la persona ha muerto. El hecho de que ciertos órganos sean capaces de seguir funcionando y sea en el cuerpo mismo, o en una solución de nutrientes, o en el cuerpo de otra persona, es un problema distinto. No es la totalidad del ser humano lo que sigue viviendo, sino parte aisladas que antes formaban una unidad.


Teoria y clinica de las patologias generadas por el desamparo .21

La muerte es única
La muerte es intransferible
La muerte e irrebasable
La muerte es irrepetible
La muerte es irreferenciable


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