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Caracterizacion de pacientes fallecidos por tromboembolismo pulmonar como causa directa de muerte
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Autor: Dr. Damián Valladares Reyes
Publicado: 13/08/2012
 


Objetivos: Determinar la edad, sexo, estadía hospitalaria y la especialidad de egreso en los pacientes fallecidos por tromboembolismo pulmonar como causa directa de muerte. Identificar las principales causas de muerte clínica. Establecer una comparación entre las causas básicas de muerte clínica y anatomopatológicas. Establecer la relación existente entre la coincidencia clínico patológica y el tipo de paciente.

Métodos: Se realizó un estudio observacional descriptivo y retrospectivo. Se analizaron 403 autopsias de pacientes fallecidos por tromboembolismo pulmonar como causa directa de muerte en un hospital universitario desde 1999 al 2004.


Caracterizacion pacientes fallecidos tromboembolismo pulmonar como causa directa de muerte .1

Caracterización de pacientes fallecidos por tromboembolismo pulmonar como causa directa de muerte.

Dr. Damián Valladares Reyes. Especialista de primer grado en medicina interna. Profesor instructor.
Dr. José Hurtado de Mendoza Amat. Doctor en ciencias. Especialista de segundo grado en anatomía patológica. Profesor titular.
Dra. Ariadna Méndez Rosabal. Especialista de primer grado en medicina general integral. Especialista de primer grado en medicina interna. Profesora auxiliar.
Lic. Yaima Orozco Morales. Licenciada en Enfermería.

Hospital Universitario Carlos J. Finlay. Servicio de medicina interna. La Habana, Cuba.

Resumen

Objetivos: Determinar la edad, sexo, estadía hospitalaria y la especialidad de egreso en los pacientes fallecidos por tromboembolismo pulmonar como causa directa de muerte. Identificar las principales causas de muerte clínica. Establecer una comparación entre las causas básicas de muerte clínica y anatomopatológicas. Establecer la relación existente entre la coincidencia clínico patológica y el tipo de paciente.

Métodos: Se realizó un estudio observacional descriptivo y retrospectivo. Se analizaron 403 autopsias de pacientes fallecidos por tromboembolismo pulmonar como causa directa de muerte en un hospital universitario desde 1999 al 2004.

Resultados: El grupo de edad más afectado fue el de 75 a 85 años (30.7%). La estadía hospitalaria predominante fue la de menos de 7 días (64.1%). La especialidad de mayor número de pacientes fallecidos fue medicina intensiva (69.5%). La principal causa directa de muerte clínica fue la bronconeumonía (31.6%). Las principales causas básicas de muerte, tanto clínicas como anatomopatológicas fueron los trastornos cardiovasculares con el 16.6% y el 31.7% respectivamente. El 85.2% de los pacientes fallecidos fueron casos no quirúrgicos.

Conclusiones: El tromboembolismo pulmonar como causa directa de muerte es frecuente en pacientes ancianos con enfermedades cardiovasculares previas. Su asociación con la bronconeumonía le confiere una elevada mortalidad durante los primeros 7 días de ingreso en una sala de atención al grave.

Palabras clave: tromboembolismo pulmonar, autopsias, causa directa de muerte, causa básica de muerte, caracterización.

Abstract

Objectives: To determine age, sex, hospital stays and discharge specialty in patients dying from pulmonary thromboembolism as a direct cause of death. To identify as main causes of clinical death. To establish a comparison between different basics causes of clinical and anatomopathological death. To establish a relationship between clinic pathological correlation and patient type.

Methods: A retrospective descriptive and observational study was carried out to analyze 403 autopsies of patients dying from pulmonary thromboembolism as a direct cause of death in a university hospital from 1999 to 2004.

Results: The more involved age group was that of 75 to 85 years (30.7%). The hospital stays predominant was less than seven days (64.1%). The discharge specialty with elevated incidence of patient dying was critically ill patient wards (69.5%). The main direct cause of death was bronchopneumonia (31.6%). The main basics causes of death clinical and anatomopathological were cardiovascular diseases with 16.6% and 31.7% respectively. The 85.2% of patient dying were not surgical patients. Conclusion: Pulmonary thromboembolism as a direct cause of death is frequently in elderly patient with antecedent of cardiovascular diseases. Their association with bronchopneumonia gave an increased mortality during the first seven days in the critically ill patient wards.

Key words: pulmonary thromboembolism, autopsy, direct cause of death, basic cause of death, characterization.


Introducción

La comparación sistematizada de diagnóstico pre y post mortem data de principios del siglo XX. La literatura médica reconoce como el primer estudio de este tipo el publicado en 1912 por Cabot, médico internista de la ciudad de Boston (EE.UU), el cual analizó 3000 autopsias y observó que algunas enfermedades eran más difíciles de diagnosticar que otras. Desde entonces y hasta la fecha, han surgido periódicamente numerosas publicaciones que analizan este interesante tema, así como los factores que ejercen influencia sobre las discrepancias diagnósticas pre y post mortem.

Es innegable que los beneficios más relevantes de la autopsia son la correlación clínico patológica, la comparación y evaluación de los diagnósticos con los hallazgos post mortem, ya que ambos aumentan la perspicacia y la certeza del diagnóstico. Dentro de las enfermedades que más comúnmente se asocian con la discrepancia diagnóstica y que ocupa uno de los primeros lugares, se encuentra el tromboembolismo pulmonar.
El tromboembolismo pulmonar es sin lugar a dudas una de las afecciones de presentación aguda que más pasa inadvertida, pero a su vez una de las que más se diagnostica en exceso. Aproximadamente un 50% de los pacientes que presentan sintomatología clínica no son diagnosticados en vida. Las manifestaciones clínicas son igualmente inespecíficas en su totalidad. No obstante, en muchas ocasiones el hecho de aparecer sin estar precedida del descubrimiento de un foco embolígeno, hizo que se conociera la frase de que era, como un rayo en un cielo despejado, con lo que se quiso reflejar no solo su gravedad, sino también y más especialmente la ausencia de síntomas precursores. Así mismo lo califico Forgue de: dramática sorpresa. Jonasson y Jorsson en relación con esto señalan que, aunque los síntomas en sí no varían ampliamente, el diagnóstico puede ser usualmente establecido con énfasis en la necesidad de un alto índice de sospechas y afirman, el pecado clínico no es perder el diagnóstico, si no, el no considerarlo.

Métodos

Se trata de un estudio observacional descriptivo y retrospectivo. El universo de estudio lo constituyen 403 pacientes fallecidos que se les realizó autopsia, cuyo diagnóstico anatomopatológico fue tromboembolismo pulmonar (TEP) como causa directa de muerte (CDM), procedentes de todos los servicios del Hospital Universitario ¨ Dr. Carlos J. Finlay¨ durante el periodo correspondiente desde el 1 de enero de 1999 al 1 de enero de 2004.

A través de la historia clínica y el protocolo de autopsia se recogieron las variables a estudiar (sexo, edad, estadía hospitalaria, especialidad de egreso). Los datos obtenidos se procesaron según el SARCAP, y se consideraron 4 niveles de la coincidencia clínico patológica: Coincidencia total (T): cuando coinciden los diagnósticos clínicos con los diagnósticos anatomopatológico. Diagnóstico insuficiente (I): se obtiene de forma automática, cuando aparecen los códigos 7999c o 7999m, que equivalen a (diagnóstico no precisado clínicamente) y (diagnóstico no precisado morfológicamente) respectivamente. Considerándose el dato y la evaluación insuficiente. Coincidencia diagnóstica parcial (P): se obtiene cuando el diagnóstico coincide en lo general y discrepa en lo particular o cuando se hace más de un diagnóstico y solo se coincide en uno de ellos. Diagnóstico no coincidente (N): se obtiene al no coincidir los diagnósticos clínicos con los anatomopatológico.
Para el análisis estadístico la información se presentó en tablas estadísticas donde se calculó el porcentaje. Se utilizó la prueba de estadística chi cuadrado para determinar la relación entre las variables cualitativas y la prueba de proporciones para comparar porcentajes, con un nivel de significación estadística del 5% para ambas.

Resultados

El rango de edades fue de 17 – 102 años, con una edad promedio de 72 años. Los mayores de 65 años representaron el 74.69%. El sexo femenino fue predominante (56.6%), con una relación masculino/femenino igual a 0.77.

El grupo de edad más afectado fue el de 75 – 85 años (30.7%), seguido muy de cerca por los grupos de 65 – 74 con el 25.6% (tabla 1). En el análisis por sexo, la distribución por edades tiene un comportamiento semejante.

Tabla 1. Tromboembolismo pulmonar (TEP) como causa directa de muerte (CDM) según sexo y edad. 

fallecidos_tromboembolismo_pulmonar/causa_directa_muerte

Fuente SARCAP del Hospital Universitario Dr. Carlos J. Finlay. P<0.05


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La estadía hospitalaria predominante fue la de menos de 24 horas hasta 7 días (tabla 2) representada por el 64.1% de la muestra estudiada. La misma se comportó en forma homogénea en ambos sexos.

Tabla 2. Tromboembolismo pulmonar (TEP) como causa directa de muerte (CDM) según sexo y estadía hospitalaria. 

fallecidos_tromboembolismo_pulmonar/sexo_estancia_media

Fuente SARCAP del Hospital Universitario Dr. Carlos J. Finlay

La especialidad que mayor número de pacientes fallecidos presentó fue medicina intensiva (69.5%), seguida por medicina de urgencia con el 20.1% (tabla 3).

Tabla 3. Tromboembolismo pulmonar (TEP) como causa directa de muerte (CDM) según estadía hospitalaria y la especialidad de egreso. 

fallecidos_tromboembolismo_pulmonar/servicio_especialidad_unidad

Fuente SARCAP del Hospital Universitario Dr. Carlos J. Finlay
P<0.001
® No se incluyeron 20 fallecidos que tuvieron lugar en otras especialidades de egreso.

Las diez principales causas directas de muerte clínica (tabla 4) representan en su conjunto el 70.5% de los pacientes fallecidos estudiados. La principal causa directa de muerte clínica diagnosticada fue la bronconeumonía, en el 31.6% de los fallecidos.

Tabla 4. Tromboembolismo pulmonar (TEP) como causa directa de muerte (CDM) según las principales causas directas de muerte clínica. 

fallecidos_tromboembolismo_pulmonar/causas_directas_muerte

n=403

Fuente SARCAP Hospital Universitario Dr. Carlos J. Finlay
Las diez principales causas básicas de muerte clínicas (tabla 5) representan el 46.6% de los pacientes fallecidos, mientras que las diez primeras causas básicas de muerte anatomopatológicas constituyeron el 69.2%.

Tabla 5. Principales Causas Básica de Muerte clínicas y anatomopatológicas en los casos de Tromboembolismo pulmonar (TEP) como causa directa de muerte (CDM) 

fallecidos_tromboembolismo_pulmonar/causa_clinica_anatomopatologica

Fuente SARCAP Hospital Universitario Dr. Carlos J. Finlay
n=403

Las principales enfermedades que constituyeron causa básica de muerte, tanto clínicas como anatomopatológicas fueron los trastornos cardiovasculares con el 16.6% y el 31.7% respectivamente.

La aterosclerosis coronaria ocupó el primer lugar, seguida de la hipertensión arterial (HTA) esencial.

El 85.2% de los pacientes fallecidos en las tres categorías de la correlación clínico patológica correspondió a los casos no quirúrgicos (tabla 6).

Tabla 6. Tromboembolismo pulmonar (TEP) como causa directa de muerte (CDM) según coincidencia clínico patológica y tipo de paciente 

fallecidos_tromboembolismo_pulmonar/paciente_cirugia_quirurgico

Fuente SARCAP Hospital Universitario Dr. Carlos J. Finlay
® No se incluyeron 51 pacientes fallecidos cuyo diagnóstico resulto insuficiente.

Discusión

La autopsia es el estudio más completo del enfermo/enfermedad y garantía de la más elevada calidad del trabajo médico (1). Es un procedimiento que emplea la disección con el fin de obtener información anatómica sobre la causa, naturaleza, extensión y complicaciones de la enfermedad que sufrió en vida el paciente fallecido. Durante décadas se acepto sin dudas a la autopsia como un elemento valioso en el cuidado del paciente y en la educación de médicos y otros especialistas de la salud, por lo que los hospitales universitarios de algunos países requerían de cierta tasa anual de autopsias para ser acreditados como centros calificados para la enseñanza. Sin embargo, en la década de los sesenta comenzaron a ser comunes las publicaciones que resaltaban la disminución en el número de autopsias en hospitales de los Estados Unidos de América, Europa y América. Como resultado de esta disminución surgieron numerosas publicaciones que resaltaban la utilidad de la autopsia y el riesgo de no considerarla como un procedimiento valioso para el estudio de un paciente.

En Cuba, según la Dirección Nacional de Estadística del MINSAP (Ministerio de Salud Pública), se realiza un 40% de autopsias al total de fallecidos y un 60% a los fallecidos en los hospitales (2).

Durante el quinquenio comprendido de 1999 a 2003, en nuestro hospital universitario se realizaron 3501 autopsias para un índice del 69% aproximadamente. De este total, 1978 correspondieron al sexo masculino y 1623 al femenino, para una relación masculino/femenino igual a 1.16.


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Con relación al comportamiento de la variable sexo en nuestro estudio existe un predominio estadísticamente significativo en el femenino con un 56.6% (Z=2.663; p<0.05), para una relación masculino/femenino igual a 0.77. Esto no se corresponde con estudios similares llevados a cabo sobre el tema, como el de Bustillo (3), quienes al analizar 50 autopsias de pacientes con Tromboembolismo pulmonar (TEP) como causa directa de muerte (CDM) o coadyuvante, determinaron un predominio masculino en el 64.1% de su muestra; Pila Pérez (4) por su parte de un total de 5737 autopsias hallaron 344 casos de tromboembolismo pulmonar (TEP), con mayoría en el sexo masculino (61.1%). Miniati (5) investigaron 1100 pacientes con diagnostico sospechado de tromboembolismo pulmonar (TEP), comprobándose que dentro de las diez características clínicas asociadas a un mayor riesgo de presentar tromboembolismo pulmonar (TEP) figuraba el sexo masculino en el primer lugar; mientras Sakuma (6) en un estudio retrospectivo sobre la mortalidad realizado en Japón de 1951 al 2000, determinaron que el riesgo relativo de fallecer como consecuencia de esta enfermedad es mayor en los hombres. En el Anuario Estadístico de Salud, la tasa de mortalidad según el sexo es mayor en el masculino (7.7%) y de 6.5% para el femenino (7).

Nuestro resultado concuerda con la investigación de De la Rosa (8), quienes al revisar 1373 autopsias encontraron 170 pacientes con tromboembolismo pulmonar (TEP) mayoritariamente en mujeres (55.3%); Leibovitz (9) al analizar los datos extraídos de 93 autopsias afirmaron que la incidencia de tromboembolismo pulmonar (TEP) fue mayor en las mujeres (28%) que en los hombres (10%); por su parte Horlander (10) al investigar la mortalidad por tromboembolismo pulmonar (TEP) en los Estados Unidos de 1975 a 1998 determinaron una incidencia del 56.0% para el sexo femenino y un 46.0% para el masculino.

En los países desarrollados, el número y porcentaje de personas que arriban a la tercera edad es cada vez mayor como consecuencia de los avances científicos, sociales y culturales; la explosión en el desarrollo de la terapéutica; la mejor comprensión de las enfermedades; el nivel profesional alcanzado por los médicos y el mejoramiento de los cuidados a los pacientes en estado crítico, todo lo cual se ha revertido en un aumento de la esperanza de vida de la población. En la actualidad se estima que en los países del primer mundo, aproximadamente el 15% de sus pobladores tienen más de 65 años y se prevé que para el 2025 ascienda al 20%.

En Cuba, la población anciana se duplicó en menos de 35 años, en 1998 constituía el 12.6% y actualmente constituye el 14% de la población aproximadamente, lo cual nos iguala a los países desarrollados en relación con este aspecto, correspondiendo esto con los principios de justicia y de bienestar que nos identifican. La esperanza de vida al nacer actualmente es de 75 años.

Es indudable que los internistas comienzan a enfrentarse con una población cada vez más envejecida, en la que la determinación de un diagnóstico correcto cada vez será más difícil.

Los fallecimientos en la muestra estudiada ocurrieron en un 74.7%, después de los 65 años de edad, lo que coincide con lo planteado en la literatura médica revisada, como son los casos de Bustillo (3) que reportaron una incidencia mayoritaria después de la sexta década (64.1%); de igual forma Pila Pérez (4) precisaron en sus resultados que el mayor número de pacientes fallecidos (52.3%) tenían más de 60 años; por su parte Miniati (5) en sus resultados, luego de la aplicación de un modelo predictivo para precisar la probabilidad de tromboembolismo pulmonar (TEP), determinaron que dentro de las diez características asociadas con un incremento del riesgo de tromboembolismo pulmonar (TEP) se encontraba en segundo lugar la edad avanzada (mayor de 60 años); Sakuma (6) describen a la edad mayor de 60 años como un factor de alto riesgo para morir por tromboembolismo pulmonar (TEP); De la Rosa (8) en su estudio, de 1373 autopsias durante 2 años precisaron 170 casos de tromboembolismo pulmonar (TEP), determinaron que la mayor incidencia de presentar dicho fenómeno es después de la sexta década de la vida (53.17%); Del Pozo (11) en su investigación realizada en 38 pacientes fallecidos, confirmó la ocurrencia predominante de tromboembolismo pulmonar (TEP) a partir de la tercera edad de la vida (76.2%); Pila Pérez (12) en otro de sus estudios, realizado en 9059 autopsias en un período de 14 años, hallaron 510 pacientes fallecidos por tromboembolismo pulmonar (TEP) de los cuales el 52.3% sobrepasaban los 60 años de edad; Arima (13) en una sus publicaciones sobre la incidencia de tromboembolismo pulmonar (TEP) en pacientes jóvenes, destaca que es extremadamente baja cuando se compara con aquellos pacientes que rebasaban los 40 años; Bordin (14) precisan en su artículo acerca del error médico, en 114 pacientes en edad extrema de la vida, que el tromboembolismo pulmonar (TEP) constituyó la segunda causa de muerte (n=16.14%); Janssens en su investigación realizada en 3685 autopsias, en ancianos fallecidos con EPOC, determinaron que aquellos con enfisema pulmonar tienen un riesgo significativamente alto de tromboembolismo pulmonar (TEP) fatal; Stein (15) en su trabajo sobre la incidencia de tromboembolismo pulmonar (TEP), especificó que este ocurre primordialmente entre la edad media y la tercera edad; Battle (16) en su estudio realizado en 2067 autopsias, plantearon que la estadía hospitalaria no tiene relación con la tasa de discrepancia mayor sin embargo los fallecidos que permanecieron menos de 24 horas mostraron una frecuencia elevada de discrepancia mayor (clase I y II de la clasificación de Goldman modificada por Battle). En la distribución por edades las diferencias observadas por sexo no son estadísticamente significativas (X2= 7.017; p>0.05).

La estadía hospitalaria que se presentó con un predominio mayoritario fue la de menos de 24 horas hasta 7 días (64.1%), considerada como una estadía corta. Las opiniones y reportes en relación con esta y la elevada incidencia de tromboembolismo pulmonar (TEP) son contradictorias entre los diferentes autores revisados. Lo cierto es que la menor estadía en el Tromboembolismo pulmonar (TEP) como causa directa de muerte (CDM) revela, que la citada afección es una de las primeras causas letales en pacientes hospitalizados, pues muchos de ellos fallecen al cabo de 1 o 2 horas de haber experimentado el episodio agudo, lo que imposibilita un correcto diagnóstico y por supuesto un tratamiento eficaz.

Similares resultados reportan Del Pozo (11) en cuyo estudio el 60.5% de la muestra permaneció hospitalizada por menos de 5 días; Baeshko (17) en su análisis clínico patológico, en el post operatorio de 803 pacientes que fallecieron como consecuencia de tromboembolismo pulmonar (TEP), determinaron que el 87% murió en las primeras 2 horas de su estancia hospitalaria; Burns18 en su estudio de 126 autopsias durante 5 años de pacientes fallecidos trasplantados de pulmón o pulmón – corazón, determinaron una prevalencia alta de tromboembolismo pulmonar (TEP) (36.4%) en los pacientes con estadía corta (1 – 30 días). En la distribución por sexo, las diferencias observadas en la estadía hospitalaria no son significativas (X2=6.536; p>0.05).

La especialidad de egreso que presentó el mayor porcentaje de fallecidos con Tromboembolismo pulmonar (TEP) como causa directa de muerte (CDM), fue medicina intensiva, con un 69.5%, cuyo valor es significativo (X2= 245.448; p<0.0001); todo lo cual corresponde con lo planteado en la carpeta metodológica, donde se afirma que más del 60% de los fallecimientos deben ocurrir en las unidades de terapia intensiva. Estos resultados también coinciden con otros trabajos realizados, como es el caso de Medina Medina (19) cuya investigación en 249 pacientes fallecidos en el servicio clínico del Hospital Enrique Cabrera en el 2003 para describir las características de la mortalidad basada en el estudio de la autopsia, detalló que el mayor porcentaje de su muestra (85.5%) falleció en la Unidad de Cuidados Intensivos.

Se halló la existencia de relación entre la especialidad de egreso y la estadía hospitalaria, evidenciándose que en el cuerpo de guardia (medicina de urgencia), en las primeras 24 horas de estadía se presento el mayor número de pacientes fallecidos (92.2%), mientras que las salas de medicina interna y medicina intensiva presentaron un mayor número de pacientes fallecidos en las demás estadías hospitalarias. Estos resultados, en nuestra opinión, en la especialidad de medicina de urgencia quizás se deban a que, en ocasiones los pacientes con un cuadro clínico sugestivo y factores de riesgo asociados no son correctamente diagnosticados, tal vez por una deficiente aplicación del método clínico, influido por el tiempo dedicado a cada paciente en las primeras horas de su llegada al centro hospitalario, por el volumen de pacientes que el facultativo de guardia debe atender, la experiencia del médico actuante, sumado a la elevada letalidad del tromboembolismo pulmonar (TEP) en la primeras horas de su aparición.

Al analizar las primeras causas directas de muertes (CDM) clínicas de la muestra estudiada, se comprueba que la bronconeumonía ocupa el primer lugar. Este resultado se corresponde con otros estudios de mortalidad revisados, como el de Medina Medina (19) que reportan a la bronconeumonía como la principal causa directa de muerte (104 casos para un 41.8%). De igual forma que en el estudio realizado por Hurtado de Mendoza (20), durante 1996 en 1232 autopsias realizadas en pacientes fallecidos intra y extrahospitalariamente, obtuvo un resultado similar un resultado similar, siendo la bronconeumonía la principal causa directa de muerte (CDM), encontrándose en 248 pacientes (20%) muy similares a otro trabajo suyo (21). Además en la base de datos de autopsias (BDA) a nivel nacional donde alrededor de 80 000 corresponden a adultos, es la bronconeumonía la primera causa directa de muerte (CDM).

Según el Anuario Estadístico (7), las infecciones respiratorias ocupan el cuarto lugar. A pesar del avance de la ciencia en su lucha contra las enfermedades infecciosas, la bronconeumonía sigue siendo una de las principales causas de muerte a nivel mundial. En nuestra investigación el 61.2% de los pacientes fallecidos por dicha enfermedad sobrepasan los 60 años y es que en esta etapa de la vida, los mecanismos de defensa del organismo están o comienzan a deteriorarse por el propio proceso de envejecimiento que se viene experimentando. Por ejemplo: menos cantidad de moco, menos cantidad de IgA en sus secreciones bronquiales y menor respuesta tusígena, además de otras enfermedades o condiciones coexistentes como es el caso de la demencia , la diabetes mellitus, la malnutrición, la anemia multicarencial, las secuelas de una enfermedad cerebrovascular, la traqueostomía, la incontinencia urinaria, la exposición a determinados ambientes contaminados con gérmenes patógenos como ocurre en ancianos institucionalizados, así como la terapéutica por otras enfermedades, el uso previo de antibióticos, esteroides y sedantes.


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Se comprobó además que el tromboembolismo pulmonar (TEP) solo se sospechó clínicamente en el 13.9% de los pacientes fallecidos por dicha causa, lo cual corrobora que esta entidad nosológica resulta una de las principales causas de subdiagnóstico dentro del tema de la coincidencia clínico – patológica, por lo cual es necesario mantener un elevado índice de sospecha.

Cuando se analizan estos resultados y se comparan con el reporte de las principales causas de muerte para todas las edades, publicado anualmente por la Dirección Nacional de Estadística del Ministerio de Salud Pública de Cuba (7), los primeros cinco lugares están ocupados por enfermedades del corazón, los tumores malignos, la enfermedad cerebrovascular, la influenza y la neumonía y por último los accidentes, es fácil comprobar que el tromboembolismo pulmonar (TEP) a pesar de su elevada frecuencia de presentación no se encuentra registrado.

Consideramos que esto obedece a que el enfoque analítico en la determinación de esas causas es monocausal. Si por el contrario el análisis se hiciera con un enfoque multicausal, como el que realiza el SARCAP, sin lugar a dudas el tromboembolismo pulmonar (TEP) ocuparía uno de los primeros lugares dentro de las principales causas de muerte.

Estos estudios multicausales de la muerte no solo son los recomendados por la OMS, sino que a juicio de muchos autores, son los que permiten y garantizan el estudio más completo y preciso de los diferentes acontecimientos que llevan a un paciente a la muerte y por consiguiente, conducen a una profundización en fenómenos tales como (CDM, CIM, CBM, CC).

Al comparar las diez primeras Causas Básicas de Muerte (CBM) por diagnóstico clínico y anatomopatológico, se observa que globalmente existe coincidencia en 6 de los 10 diagnósticos y que las principales causas directas de muerte (CDM) clínicas corresponden en sentido general, a las complicaciones de esas Causas Básicas de Muerte (CBM). Esta coincidencia pudiese llevarnos a la falsa idea de que la autopsia es innecesaria, porque hay gran similitud de los diagnósticos. Esto, sin dudas es grave puesto que los errores se compensan entre sí y en conclusiones las causas de muerte son semejantes.

En este estudio, las principales enfermedades que constituyen Causas Básicas de Muerte (CBM) fueron las cardiovasculares, encabezadas por la aterosclerosis coronaria, seguida por la hipertensión arterial esencial, como mismo lo detalla Medina Medina (19) en su investigación, donde la principal Causa Básica de Muerte (CBM) fueron las enfermedades cardiovasculares.

A pesar de que se logrado una notable disminución de las enfermedades cardiovasculares como causa de muerte, tanto nacional como internacional esa sigue siendo la primera causa de muerte en Cuba (7). En la reducción de la mortalidad es probable que haya podido influir el avance alcanzado en las técnicas diagnósticas y terapéuticas.

La aterosclerosis, es una enfermedad que pelea en todas las vallas, expresión muy cubana, pero que identifica muy bien la participación de la misma en todas las categorías. Lo más interesante no es su participación como Causa Básica de Muerte (CBM) sino, su asociación con otros hallazgos en las autopsias. Se precisó en nuestra muestra que 181 pacientes (44.8%) tenían aterosclerosis de algún vaso. Aunque esta no influyo en el Tromboembolismo pulmonar (TEP) como causa directa de muerte (CDM), es evidente la urgente necesidad de adoptar estilos de vida saludables que eviten o frenen su avance.

En el análisis de la relación entre las diferentes categorías de la coincidencia clínico – patológica y el tipo de paciente, tampoco hubo diferencias (X2=0.376; p>0.05). Pero nuestros resultados reflejan aumento en el porcentaje de los casos no quirúrgicos, además fue el grupo donde la no correlación fue mayor, con un 86.4%. Esto pudiese relacionarse, a nuestro juicio con la diversidad de los cuadros clínicos. A la forma muchas veces solapada e insidiosa de presentarse las enfermedades, a las características individuales cada uno de los pacientes no quirúrgicos o clínicos. Pila Pérez (4) detalla un predominio de los casos no quirúrgicos con 210 pacientes para un 16.1%. Por su parte, los casos quirúrgicos que fallecen por tromboembolismo pulmonar (TEP) se relacionan con cirugías extensas y prolongadas, hay autores que concluyen que la operación propiamente dicha no es particularmente determinante cuando se descartan la edad, el reposo previo y las enfermedades malignas (11).

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