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Algunos aspectos de Medicina catolica
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Autor: Dr. Guillermo Murillo-Godínez
Publicado: 16/08/2012
 


La Medicina y el catolicismo parecerían ser dos temas divergentes, y sin relación alguna, la primera, una ciencia racionalista, y el segundo, un asunto religioso y sobrenatural; sin embargo, los puntos de contacto entre ambos asuntos son múltiples, como lo demuestra la existencia de médicos católicos, algunos de ellos elevados a los altares; el hecho histórico de la existencia de un Cristo (fundador y base del catolicismo) médico; la dependencia vaticana llamada Pastoral de la Salud, etc.; la Medicina católica, es la Medicina considerada en sus conexiones con los dogmas, la moral y la legislación de la Iglesia Católica.


Algunos aspectos de Medicina catolica .1

Algunos aspectos de Medicina católica

Guillermo Murillo-Godínez. Medicina Interna

Honra al médico por sus servicios, como corresponde, porque también a él lo ha creado el Señor. Ec. 38,1

La ciencia sin religión es coja y la religión sin ciencia es ciega. Albert Einstein (1879–1955) (14)

Hacer Medicina sin ocuparse de la metafísica, es…imposible… es una profunda ilusión tratar de separarlas. Henri Bon (1885- ) (6)


Introducción

La Medicina y el catolicismo parecerían ser dos temas divergentes, y sin relación alguna, la primera, una ciencia racionalista, y el segundo, un asunto religioso y sobrenatural; sin embargo, los puntos de contacto entre ambos asuntos son múltiples, como lo demuestra la existencia de médicos católicos, algunos de ellos elevados a los altares; el hecho histórico de la existencia de un Cristo (fundador y base del catolicismo) médico; la dependencia vaticana llamada Pastoral de la Salud, etc.; la Medicina católica, es la Medicina considerada en sus conexiones con los dogmas, la moral y la legislación de la Iglesia Católica.

En las revistas médicas mejicanas, hay muy pocos artículos que traten temas médico-religiosos (3,12,13), en cambio, por ejemplo, en otros países como Francia, sucede lo contrario: ya en 1935, Henri Bon decía: «… podríamos citar más de un centenar de tesis de Medicina francesa, de obras didácticas empleadas en las Facultades de Medicina católicas y centenares de obras y artículos publicados por médicos y consagrados a problemas médico-religiosos…» (6). Dada esta deficiencia bibliográfica en nuestro medio, se justifica el tratar algunos aspectos de la Medicina católica, como los siguientes:

Sobre la inexistencia de médicos mejicanos santos (1)

Los Estados Unidos Mexicanos (Méjico), es un país con una población actual (2) de más de 112 millones de habitantes, de los cuales, más de 74 millones (3) se confiesan católicos; fue evangelizado por misioneros desde hace más de 480 años (desde 1531) (1). Cuenta actualmente con 30 personajes que han sido canonizados (o sea, que han sido declarados santos) (4) y con otros tantos (5), que han sido beatificados; sin embargo, ninguno de ellos fue médico (1,2).

Santos médicos

Las personalidades médicas que han sido declaradas bienaventuradas, beatas o santas, existen desde el siglo I y persisten hasta el siglo pasado, según se puede apreciar en la siguiente lista parcial (6):

Siglo I: San Lucas (c. 17-92), San Urscino (Ursicino), San Basilio, Santa Hermione (Ermione), Santa Zenaida, Santa Filonela; Siglo II: San Antioco ( -120), Santa Leonilda ( -166), San Medicus ( -172), San Alejandro ( -177); Siglo III: San Carpo ( -251), San Papilo ( -251), San Raven, San Rasiphe, San Taleleo, San Pantaleón, San Codrato ( -285), San Antioco, San Diomedes, San Leoncio, San Carpóforo, San Carponio; Siglo IV: San Orestes ( -304), San Zenobio, San Casiano, San Ciro ( -311), San Julián ( -312), San Juliano ( -361), San Cesáre(i)o, San Blas ( -316), San Teodoro (Teodoto) ( -334), San Juvenal, San Cosme, San Damián, San Eusebio (Papa) ( -310), San Basilio; Siglo V: Santa Nicereta ( -404), San Liberato ( -484), San Emiliano ( -484), Santa Sofía, San Pablo; Siglo VI: San Sansón ( -531), San Pablo; Siglo VII: San Isidoro; Siglo IX: Bienaventurado Iso, San Bertario; Siglo XI: Bienaventurado Volfiero (Gofiero) ( -1018), San Fulberto, San Alfano, San Guillermo Firmato ( -1090), San Agapito ( -1095), San Guillermo ( -1091); Siglo XII: Santa Hildegarda de Bingen, la sibila del Rin (1098-1179), Bienaventurado Alquerio ( -1169); Siglo XIII: Bienaventurado Pedro ( -1262), el extático, Bienaventurado Gil de Santarem ( -1265), San Alberto Magno (1206-1278); Siglo XIV: Bienaventurado Raimundo Lulio ( -1315); Siglo XV: Bienaventurado Bartolomé ( -1458), Beato Antonio de Aquileya (1424-1494), Bienaventurado Marco de Montegallo ( -1497); Siglo XVI: San Antonio María Zacarías (1503-1539), San Felipe Benizi (1533-1585), San Francisco de Meako ( -1597), San Joaquín Saccachibara ( -1597); Siglo XVII: Bienaventurado Juan Juvenal Ancina (1545-1604), Bienaventurado Gabriel de la Magdalena, San Martín de Porres (1579-1639) Siglo XX: Santa Gianna Beretta Molla (1922-1962), San José Moscati (1880-1927) (4,5,6,7,14).

Cabe señalar que hay muchos otros médicos, que aunque aún no han sido declarados oficialmente personajes merecedores de culto público por parte de la Iglesia Católica, sin embargo, su vida y sus virtudes apegadas a su doctrina, los hace sujetos de admiración y respeto; entre tales podríamos señalar a: Gregor Johann Mendel (1822-1884), Jérôme Lejeune (1926-1994), Celestino Mutis (1732-1808), Giovanni Battista Morgagni (1682-1771), Lazzaro Spallanzani (1729-1799), Louis Pasteur (1822-1895), Rosalyn S. Yalow (1921-2011, judía), Ambrosio Paré (1510-1590, inicialmente protestante), Teófilo Protospatario (Siglo VII), Guido de Chauliac, Nicolás Stenon (1638-1686), Recamier (1774-1852), Juan Cruveilhier (1791-1874), Venerable Antonio Quinhnam (6,14); José Gregorio Hernández Cisneros (1864-1919, venezolano, declarado Venerable por el Vaticano, en 1986), etc. (15).

Santos médicos patronos

Entre los médicos católicos, se tiene por santos patronos particularmente a San Lucas (7), San Cosme y San Damián; específicamente, el primero se cuenta como patrono de los médicos no quirúrgicos (festividad el 18 de octubre), y los dos restantes, hermanos gemelos en vida, se consideran patronos de los cirujanos (pues se les atribuye el trasplante milagroso de una pierna) (27) (festividad el 27 de septiembre) (4). La biografía novelada de San Lucas, fue escrita por Taylor Caldwell, con el título de Médico de cuerpos y almas (8).

Oraciones de médicos, y a los santos médicos

Plegaria del médico (Siglo XII)

Señor: No permitas que la sed de ganancia y la ambición de gloria hayan de influirme en el ejercicio de la Medicina. Sostén la fuerza de mi corazón a fin de que siempre esté dispuesto para servir al pobre y al rico, al amigo y al enemigo, al bueno y al malvado. Haz que en el que sufre yo no vea más que al hombre.

Que mi entendimiento permanezca claro a la cabecera del enfermo, que no lo distraiga ningún pensamiento extraño.

Incúlcame, Dios mío, indulgencia y paciencia al lado de los enfermos toscos y testarudos. Haz que sea moderado en todo, pero insaciable en el amor por la ciencia. Aleja de mí la idea de que lo sepa todo y de que todo lo pueda. Dame la fuerza, la voluntad y la ocasión de adquirir siempre mayores conocimientos. Que yo pueda hoy descubrir en mi ciencia cosas que ayer no llegaba a sospechar, porque el arte es grande, pero el pensamiento humano penetra siempre más allá

Oración de Guillermo del Val (7)

¡Oh, todos vosotros, Santos y Santas de Dios, que habéis llegado a la fama por la práctica de la Medicina y vuestros cuidados caritativos en pro de los pobres enfermos; vosotros, a quienes la Iglesia católica honra y venera por esta razón; vos, sobre todos, San Lucas, Evangelista de Nuestro Señor Jesucristo, patrono de los médicos cristianos y primero entre ellos, y vosotros, santos médicos ilustres, Cosme, Damián, Pantaleón, Ursicino, Ciro de Alejandría, Cosario de Bizancio, Codrato de Corinto, Eusebio de Grecia, Antíoco de Sebaste, Cenobio de Egea; vosotras también, piadosas y santas consoladoras de los enfermos, que habéis cuidado sus males ejerciendo el arte médico, Teodosia, mártir célebre y madre de San Procopio mártir, Nicerata de Constantinopla, Hildegarda, virgen de Maguncia, Francisca Romana, vosotras todas que os habéis señalado por vuestra caridad para con los pobres enfermos, y la gloria de vuestros milagros, interceded por nosotros ante Aquel en cuya fe y amor habéis vivido y por amor del cual habéis ejercido la Medicina, para que nosotros también, inspirándonos en vuestros ejemplos, fieles a ese ideal de santidad cristiana y de caridad para los pobres enfermos, pasemos nuestra vida en la práctica de la piedad y la paciencia, para merecer la recompensa mejor y más gloriosa, la de la felicidad eterna, por la bondad infinita de Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina en los siglos de los siglos. Amén.

Oración de Mosé Ibn Maimón (Maimónides) (8) (Córdoba, 1135-Alejandría, 1204)

Dios Todopoderoso, Tú has creado el cuerpo humano con infinita sabiduría. Tú has combinado en él diez mil veces, diez mil órganos, que actúan sin cesar y armoniosamente para preservar el todo en su belleza: el cuerpo que es envoltura del alma inmortal. Trabajan continuamente en perfecto orden, acuerdo y dependencia.

En Tu eterna Providencia, Tú me has elegido para velar sobre la vida y la salud de Tus criaturas. Estoy ahora preparado para dedicarme a los deberes de mi profesión. Apóyame, Dios Todopoderoso, en este gran trabajo para que haga bien a los hombres, pues sin Tu ayuda nada de lo que haga tendrá éxito. Inspírame un gran amor a mi arte y a Tus criaturas.

No permitas que la sed de ganancias o que la ambición de renombre y admiración echen a perder mi trabajo, pues son enemigas de la verdad y del amor a la humanidad y pueden desviarme del noble deber de atender al bienestar de Tus criaturas.


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Da vigor a mi cuerpo y a mi espíritu, a fin de que esté siempre dispuesto a ayudar con buen ánimo al pobre y al rico, al malo y al bueno, al enemigo igual que al amigo. Haz que en el que sufre yo no vea más que al hombre. Ilumina mi mente para que reconozca lo que se presenta a mis ojos y para que sepa discernir lo que está ausente y escondido.

Que no deje de ver lo que es visible, pero no permitas que me arrogue el poder de inventar lo que no existe; pues los límites del arte de preservar la vida y la salud de Tus criaturas son tenues e indefinidos. No permitas que me distraiga: que ningún pensamiento extraño desvíe mi atención de la cabecera del enfermo o perturbe mi mente en su silenciosa deliberación, pues son grandes y complicadas las reflexiones que se necesitan para no dañar a Tus criaturas.

ÍDios Todopoderoso! Concédeme que mis pacientes tengan confianza en mí y en mi arte y sigan mis prescripciones y mi consejo. Aleja de su lado a los charlatanes y a la multitud de los parientes oficiosos y sabelotodo, gente cruel que con arrogancia echa a perder los mejores propósitos de nuestro arte y a menudo lleva a la muerte a Tus criaturas. Que los que son más sabios quieran ayudarme y me instruyan. Haz que de corazón les agradezca su guía, porque es muy extenso nuestro arte.

Llena mi alma de delicadeza y serenidad si algún colega de más años, orgulloso de su mayor experiencia, quiere desplazarme, me desprecia o se niega a enseñarme. Que eso no me haga un resentido, porque saben cosas que yo ignoro. Que no me apene su arrogancia. Porque aunque son ancianos, la edad avanzada no es dueña de las pasiones.

Haz que sea modesto en todo excepto en el deseo de conocer el arte de mi profesión. No permitas que me ataque el pensamiento de que ya sé bastante. Por el contrario, concédeme la fuerza, la alegría y la ambición de saber más cada día. Pues el arte es inacabable, y la mente del hombre siempre puede crecer. En Tu eterna Providencia, Tú me has elegido para velar sobre la vida y la salud de Tus criaturas. Estoy ahora preparado para dedicarme a los deberes de mi profesión. Apóyame, Dios Todopoderoso, en este gran trabajo para que haga bien a los hombres, pues sin Tu ayuda nada de lo que haga tendrá éxito.

Oración de Antonio Flores Montes

Señor como he de agradecerte que me hayas permitido, no preservar la vida de mis semejantes, porque la vida sólo Tú la tienes en tus manos pero sí procurar en algo su salud y bienestar físico con la asistencia de tu bondad y omnipotencia. Porque cada vez que conozco algo más el funcionar humano, cada vez te alabo por tal obra a la que, a través de un paciente me has permitido atender cuando el dolor le aqueja.

Por ello te agradezco y te pido paciencia y entendimiento para el desarrollo de ésta hermosa profesión que Tú también ejerciste durante tu paso redentor por este mundo. Por último te ruego que, si por flaqueza de mi condición humana alguna vez incurro en un delito, que éste sea totalmente ajeno a mi profesión.

Oración del médico a San Judas Tadeo

Te agradezco San Judas Tadeo, por tu bondad Infinita el haberme enseñado con tu luz Divina, el camino para poder ayudar a mis semejantes, curándoles sus heridas dolores y penas. Yo te pido San Judas Tadeo, que en sus sufrimientos y dolores, me ayudes a sanarles con tu santísima voluntad, yo te prometo que en cada uno de tus hijos enfermos, pondré toda mi dedicación y cuidado.

Te pido padre, que siempre me ilumines en el camino de mi profesión, que yo con toda fe y devoción de mi alma, seguiré adelante. Padre y Señor mío no permitas que en cada enfermo fallen mis conocimientos, ni tampoco permitas que lucre con sus enfermedades, ni sus dolores. Amén.

Oración del Médico

Dios mío.
Infunde en mí un gran amor para estudiar y practicar la Medicina. Inspírame Caridad y cariño para todos mis enfermos. No permitas en mi deseos de lucro ni vanidad ni envidia en el ejercicio de mi profesión.

Dame Paciencia para que siempre esté dispuesto al llamado del que sufre obligándome a veces hasta sacrificar mis horas más gratas de sueño, descanso o esparcimiento. Has que pueda atender con empeño al que carece de recursos y al que paga mis servicios. Que recete con igual cuidado al amigo como al enemigo, al de buena como de mala conducta y hasta al ateo que impío te niega.

Concédeme la gracia que cuando examine y recete a mis enfermos, ninguna idea ni preocupación distraiga mi mente para que mi diagnóstico y terapéutica no tenga error y pueda con tu ayuda devolver la salud de mis pacientes y conservarles la vida sí tus altos designios no determinan lo contrario; porque ya cuando tú decretas el fin, la ciencia y todo afán son inútiles. Permíteme siempre que mis enfermos confíen en mí y sigan mis prescripciones y consejos fielmente.

Que nunca haga caso de charlatanes y curanderos ni de amigos o parientes, que pretenden saber Medicina empíricamente y sólo ocasionan graves perjuicios.

Mientras me concedas la vida y el ejercicio de mí profesión, dame suficientes energías para perseverar en continuo estudio y logre así acrecentar y renovar mis conocimientos en beneficio de mis enfermos. Jamás permitas que me crea un sabio que todo lo puede, pues sin dedicación y estudio diario y sin tu ayuda, nada se alcanza. Concédeme: pueda quitar sufrimientos a mis enfermos y aliviarlos...y cuando sea imposible curarlos, haz que con tu divina voluntad les lleve fe en ti, resignación y consuelo.
Amen.

La oración del médico

¡Oh Médico divino de las almas y de los cuerpos, Redentor Jesús, que durante tu vida mortal distinguiste con tu predilección a los enfermos, sanándolos con el tacto de tu mano omnipotente! Nosotros, llamados a la ardua misión de médicos, te adoramos y reconocemos en Ti a nuestro excelso modelo y sostén.

Mente, corazón y manos sean siempre guiados por Ti, de modo que merezcan la alabanza y el honor que el Espíritu Santo atribuye a nuestro oficio.

Acrecienta en nosotros la conciencia de ser en cierto modo, tus colaboradores en la defensa y en el desarrollo de las criaturas humanas e instrumento de la misericordia.

Ilumina nuestras inteligencias en el áspero combate contra las innumerables enfermedades de los cuerpos, a fin de, que, sirviéndonos rectamente de la ciencia y de sus progresos no se nos oculten las causas de los males ni nos lleven a engaño sus síntomas, antes bien, con seguro juicio, podamos indicar los remedios dispuestos por tu Providencia.

Dilata nuestros corazones con tu amor, de modo que viéndote a Ti mismo en los enfermos, especialmente en los más abandonados, respondamos con infatigable solicitud a la confianza que ponen en nosotros.

Haz que, imitando tu ejemplo, seamos paternales en compartir el dolor con otros, sinceros en aconsejar, diligentes en curar, incapaces de engañar, suaves al anunciar el misterio del dolor y de la muerte; y, sobre todo, que seamos firmes en defender tu santa ley del respeto a la vida contra los asaltos del egoísmo y de los perversos instintos.
Como médicos que nos gloriamos de tu nombre, prometemos que nuestra actividad se moverá constantemente dentro de la observancia del orden moral y bajo el imperio de sus leyes.

Concédenos, por último. que nosotros mismos, por una cristiana conducta de vida y por el recto ejercicio de la profesión, merezcamos un día escuchar de tus labios la bendita sentencia prometida a aquellos que te visitaron como enfermo en tus hermanos: "Venid benditos de mi Padre a poseer el reino para vosotros preparado". Así sea.

Compuesta por S. S. Pío XII, con motivo del VII Congreso Nacional de la Asociación de Médicos Católicos Italianos.

Letanías de los santos médicos (6,7)

Señor, tened piedad de nosotros. Cristo, tened piedad de nosotros. Señor, tened piedad de nosotros. Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos.

Dios, Padre nuestro Omnipotente, eterna salud de los creyentes, tened piedad de nosotros.
Jesús, que pasasteis haciendo el bien, cuidando y sanando, fuente de vida, tened piedad de nosotros.
Espíritu vivificador, ciencia y prudencia de los médicos, tened piedad de nosotros.
Trinidad Santa, que sois un solo Dios, tened piedad de nosotros.

Santa María, salud de los enfermos, rogad por nosotros.
San Rafael Arcángel, rogad por nosotros.


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San Lucas, rogad por nosotros.
Santos Cosme y Damián, rogad por nosotros.
Santos Carpo y Papilo, rogad por nosotros.
San Blas, rogad por nosotros.
San Casiano, rogad por nosotros.
San Zenobio de Egea, rogad por nosotros.

San Ursicino, rogad por nosotros.
San Antíoco de Sulcitana, rogad por nosotros.
San Médico, rogad por nosotros.
San Alejandro, rogad por nosotros.
San Codfato, rogad por nosotros.
San Taleleo, rogad por nosotros.
San Ciro, rogad por nosotros.
San Antioco de Sebaste, rogad por nosotros.
San Pantaleón, rogad por nosotros.
San Diomedes, rogad por nosotros.

Santos León y Carpóforo, rogad por nosotros.
San Carponio, rogad por nosotros.
San Orestes, rogad por nosotros.
San Cenobio de Antioquía, rogad por nosotros.
San Julián de Emesia, rogad por nosotros.
San Pablo de Grecia, rogad por nosotros.
San Julián de Chipre, rogad por nosotros.
San Raven y San Rasife, rogad por nosotros.

San Liberato, rogad por nosotros.
San Emiliano, rogad por nosotros.
San Bertario, rogad por nosotros.
San Francisco de Meako, rogad por nosotros.
San Joaquín Saccachibara, rogad por nosotros.
Bienaventurado Gabriel de la Magdalena, rogad por nosotros
San Eusebio, rogad por nosotros.
San Pablo de Mérida, rogad por nosotros.
San Juvenal, rogad por nosotros.

San Fulberto, rogad por nosotros.
San Cosario, rogad por nosotros.
San Sansón, rogad por nosotros.
San Agapito, rogad por nosotros.
San Guillermo Firmato, rogad por nosotros.
San Felipe Benizi, rogad por nosotros.
Bienaventurado Vulferio, rogad por nosotros.
Bienaventurado Alquerio, rogad por nosotros.

Bienaventurado Gil de Santarem, rogad por nosotros.
San Alberto Magno, rogad por nosotros.
Bienaventurado Antonio de Aquileya, rogad por nosotros.
Bienaventurado Marcos de Montegallo, rogad por nosotros.
San Antonio María Zacarías, rogad por nosotros.

Bienaventurado Juan Juvenal Ancina, rogad por nosotros.
Bienaventurado Martín de Porres, rogad por nosotros.
Santa Zenaida, rogad por nosotros.
Santa Leonilda, rogad por nosotros.
Santa Sofía, rogad por nosotros.
Santa Nicerata, rogad por nosotros.
Santa Hildegarda, rogad por nosotros.

Vosotros todos, Santos Médicos, rogad por nosotros.

Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo, ten piedad de nosotros
Santos Médicos, rogad por nosotros.
Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo
perdonad al mundo, perdonad al mundo, perdonad al mundo.

Oración

Preservad, os rogamos, Señor, por la intercesión de la Beata Virgen María y de los Santos Médicos, nuestra familia de toda adversidad, y, puesto que ella se Os somete sin reserva, libradla en vuestra bondad de las acechanzas de sus enemigos. Os lo pedimos por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

Oraciones de enfermos

Oración del enfermo

Tú conoces mi vida y sabes mi dolor. Has visto mis ojos llorar, Mi rostro entristecerse. Mi cuerpo lleno de dolencias y mi alma traspasada por la angustia.

Lo mismo que te pasó a ti. Cuando camino de la cruz. Todos te abandonaron.

Hazme comprender tus sufrimientos. Y con ellos el amor que Tú nos tienes.

Y que yo también comprenda. Que uniendo mis dolores a tus dolores, tienen un valor redentor por mis hermanos. Ayúdame a sufrir con amor, hasta con alegría «si no es posible que pase de mí este cáliz». Te pido por todos los que sufren: por los enfermos como yo, por los pobres, los abandonados, los desvalidos, los que no tienen cariño ni comprensión y se sienten solos. Señor: sé que también el dolor lo permites Tú para mayor bien de los que te amamos. Haz que estas dolencias que me aquejan, me purifiquen, me hagan más humano, me transformen y me acerquen más a ti. Amén.

Plegaria de los enfermos

Sí, oh Jesús; que Nuestra oración, unida a los dolores de tu Santísima Madre, lleve consigo también la de cuantos sufren en su propia carne o en la carne de aquellos que aman más que su propia vida. Vuelve tu mirada hacia aquel pobre padre de familia, reducido por la enfermedad a la inacción, que ya no puede alimentar con el sudor de su frente ni educar a sus hijos todavía pequeños. Vuélvela hacia aquella madre, que, agotada de fuerzas, debe dejar en el abandono su hogar, que ella ordenaba y dirigía con tanto amor para el bien y el gozo de toda la familia.

Vuélvela hacia aquellos jóvenes llenos de ardor y de viriles propósitos que no pedían sino trabajar y entregarse, y que se ven, por el contrario, clavados en el lecho del dolor, mientras otros disipan locamente su salud y su juvenil vigor. Vuélvela sobre aquellos adolescentes que se abrían a la vida y avanzaban sonrientes hacia un porvenir rico en promesas. Vuélvela sobre aquellos hombres y aquellas mujeres caritativos, providencia visible de los pobres, de los afligidos, de los extraviados, que dejarían tras de sí tantos huérfanos cuantos son los desgraciados a quienes su mano piadosa llegaba.

Oh, Jesús; escucha Nuestra voz como escuchaste la súplica del centurión por su siervo, del régulo por su hijo, de Jairo, por su hija moribunda en la flor de la juventud; de la Cananea, cuya fe conmovió tan profundamente tu corazón.

Pero si en el secreto de tus adorables designios la prueba debiese prolongarse todavía y no ser abreviada sino por la muerte, ¡oh!, entonces da a los unos la serenidad de un dulce y santo tránsito, y a los otros, con la resignación filial, el pleno gozo de los frutos sobrenaturales, del Jubileo, la consolación suprema de cumplir, en la invalidez de sus miembros, la elevada y salvadora misión que, les ha sido encomendada. Da a aquellos que lloran junto a su cabecera la fuerza de animarlos con su presencia y de unir sus angustias al dolor de tu purísima Madre, erguida al pie de tu cruz.

Y ahora, en prenda de más abundantes consolaciones divinas, descienda sobre todos, con la efusión de nuestro corazón, la Bendición Apostólica.

Pronunciada por S. S. Pío XII en su radiomensaje a los enfermos del 21 de noviembre de 1949.

Existen advocaciones divinas tales como la del Niño Doctor

Oración al Niño Doctor

Postrado delante de ti Niño Dios, Doctor de los Enfermos, te pido un remedio espiritual para los males del alma y del cuerpo, si es del agrado de tu Divina Voluntad. Manda un rayo de luz a mi desfallecido espíritu para examinar mi pasada vida y saborear lleno de júbilo, las alegrías que experimenta el corazón arrepentido.


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Líbrame, Divino Niño, de la peste y de las enfermedades, de las calumnias, falsos testimonios, muerte repentina, de vivir en pecado mortal y enciende en mi corazón el sagrado fuego de tu amor a tu Divina Madre y a su Santísimo esposo San José.

Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

La Pastoral de la Salud

Con el Motu Propio «Dolentium hominum», del 11 de febrero de 1985, Juan Pablo II instituyó la Pontificia Comisión para la pastoral de los Agentes Sanitarios, que con la «Pastor Bonus», de 1988, pasó a llamarse Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios; fue presidido por el mejicano Javier Lozano Barragan ( -1933), de 1997 al 2009 (9). Existen varias publicaciones relacionadas con este Pontificio Consejo (17,18,19).

Asociaciones de Medicina católica

En Méjico existen: la Federación de Religiosas Enfermeras Mexicanas, iniciada el 5 de junio de 1956; y las Asociaciones de Médicos Católicos de la Arquidiócesis Primada de Méjico, y de la Arquidiócesis de Yucatán (9).

Milagros Eucarísticos

La Transubstanciación, es el milagro por el cual el pan y el vino, se convierten en el cuerpo y la sangre de Jesucristo, durante la celebración de la Consagración (Eucaristía), en la Santa Misa. A lo largo de 2, 000 años, se ha efectuado múltiples veces este milagro; sin embargo, no sólo es un acto de Fe, puesto que hay pruebas médicas científicas del hecho, en donde, se ha comprobado, que el pan y el vino se han transformado en la «carne» y la sangre, y que dicha «carne», realmente es miocardio, y que la sangre, es de tipo AB; lo anterior, ha ocurrido tanto a nivel internacional (10), como en Méjico (11).

Facultades de Medicina católicas

En siglos pasados la enseñanza de la Medicina católica en las facultades universitarias era común (por ejemplo: París, Montpellier, Tolosa, Inglaterra, España, Portugal, Italia) (6); Méjico, no era la excepción, pues contábamos con la Real y Pontificia Universidad de México; ahora, no solamente se ha suprimido la enseñanza religiosa en las escuelas públicas (como en Méjico), sino que, las pocas universidades que pretenden llevar a cabo dicha enseñanza, son burlonamente criticadas (16).

Literatura médica católica diversa

Existen varias publicaciones, las cuales comprenden diversos aspectos de la interrelación entre la Medicina y la Iglesia Católica; algunas han sido escritas por médicos (20), otras por sacerdotes-doctores (21,22,23,24), y otras más, son recopilaciones de documentos pontificios, hechas por laicos (25,26).

Otros aspectos de Medicina católica

Existen muchos otros aspectos que trata la Medicina católica (6), tales como: la colaboración del médico en peritajes religiosos, el estudio médico de la vida de Jesucristo, el análisis de los llamados por H. Bon, prodigios biológicos y fenómenos psico-físicos, o por Jorge Surbled, fenómenos extraordinarios (20) (p. ejemp.: levitación, incombustibilidad, luminosidad, osmogénesis, telestesia, profetismo, etc.), el análisis psiquiátrico de determinados sujetos que podrían aparentar alienación espiritual maligna y que podrían ser sujetos de exorcismo (28), las cuestiones relativas a la abstinencia, el ayuno, la eutanasia, el aborto, el suicidio, la experimentación en humanos, la cirugía y Medicina estéticas, la muerte, etc.

Iconografía 

Medicina_catolica/iconografia_medica_religiosa

Notas

1. el término médicos mexicanos santos, hace alusión a ambos sexos: masculino y femenino
2. contabilizada al 12 de junio de 2010 (1)
3. Méjico es el 2º país con mayor número de católicos en el mundo después de Brasil (1)
4. El primero fue Felipe de Jesús de las Casas Martínez (c. 1572-1597) (2)
5. 25 (1)
6. San Rafael arcángel, cuyo nombre significa «Medicina de Dios», por su naturaleza, es intemporal (4) (Tob 8,13 «…Rafael dijo a Tobías…Úntale los ojos con la hiel del pez; el remedio hará que las manchas blancas se contraigan y se desprendan de sus ojos. Así tu padre recobrará la vista…con la hiel del pez en su mano; le sopló en los ojos…Después le aplicó el remedio y se lo frotó. Luego le sacó con ambas manos las escamas de los ojos. Entonces su padre…le dijo: ¡Te veo, hijo mío, luz de mis ojos!…»)
7. Col. IV,14 («… Lucas, el médico muy querido…»)
8. médico y rabino judío (1)
9. actualmente es presidido por Zygmunt Zimowski (1)

Referencias bibliográficas

1. Wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portada) passim
2. Arquidiócesis de Puebla (Méjico)
(http://arquidiocesisdepuebla.mx/index.php?option=com_content&view=category&layout=blog&id=45&Itemid=117)
3. Ortiz-Hidalgo C. Águeda de Catania: santa patrona de las enfermedades de la glándula mamaria. Gac Med Mex 2011 sept.-oct.;147(5):437-443
4. Arias AJ, Ramos PMG. Día del Médico en México. Med Int Mex 2010;26(1):63-64
5. García BDR. Profesionistas de la salud y santos. El Observador de la Actualidad (Qro., Qro., Méjico) 2011 jul. 17;(836):4
6. Bon H. Medicina Católica. Editorial Luis Pasteur, Buenos Aires, 1944:passim
7. Fundación San Vicente Ferrer. Médicos cristianos y santos médicos
(http://www.fsanvicenteferrer.org/2010/11/medicos-cristianos-y-santos-medicos.html)
8. Caldwell T. Médico de cuerpos y almas. Editorial Martínez Roca
9. Asociación de Médicos Católicos. Arquidiócesis de Yucatán (http://www.medicoscatolicos.org.mx/)
10. Sammaciccia B. El Milagro Eucarístico de Lanciano-Italia. Documentación histórica, mística, científica y fotográfica. Editor Baltazar Sosa Chávez, México, 1979
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Algunos aspectos de Medicina catolica .5

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