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El cáncer y el sistema nervioso. Tratamiento. Nuevas y muy importantes aportaciones

El cáncer y el sistema nervioso. Tratamiento. Nuevas y muy importantes aportaciones

Desde hace muchos años, me muestro constantemente preocupado por unas inevitables inquietudes provocadas por una serie de observaciones que normalmente acontecen en nuestro organismo. Estas observaciones me han empujado irremisiblemente a luchar para tratar de conseguir su definitivo esclarecimiento.

García Férriz, P.

Dedicatoria

A mi ESPOSA Ángeles Aguilar Campos (†). Pronto nos veremos ALLÍ. Un beso eterno

Índice

• RESUMEN. PALABRAS CLAVE
• PRUEBAS NEUROANATÓMICAS Y NEUROFISIOLÓGICAS
• AURÍCULAS DEL CORAZÓN – YEYUNO E ÍLEON
• VENTRÍCULOS DEL CORAZÓN – DIAFRAGMA
• CEREBRO DEL ENFERMO DE ALZHEIMER – EXTREMIDADES DE LOS PARAPLÉJICOS Y TETRAPLÉJICOS
• TRATAMIENTO
• COMENTARIO FINAL
• FIGURAS
• BIBLIOGRAFÍA

Resumen

Desde hace muchos años, me muestro constantemente preocupado por unas inevitables inquietudes provocadas por una serie de observaciones que normalmente acontecen en nuestro organismo. Estas observaciones me han empujado irremisiblemente a luchar para tratar de conseguir su definitivo esclarecimiento. Me refiero a los casos clínicos que existen en determinadas partes de nuestro cuerpo, en las que raramente se produce el CÁNCER, incluso en las que resulta totalmente imposible su formación.

Hago mención especial a la escasez de sarcoma primario en las aurículas del corazón y a la nula aparición en los ventrículos cardíacos, así como en el diafragma, cerebro del enfermo de Alzheimer y en las extremidades inferiores de los parapléjicos, donde puede afirmarse con rotundidad la imposibilidad de su formación. Por último, expongo las razones por las que es también muy raro (como en las aurículas) que se produzca un proceso tumoral en las regiones intestinales yeyuno e íleon.

Así pues, en este estudio trato de demostrar el porqué no se produce el cáncer, salvo raras excepciones, en determinadas partes de nuestro organismo.

Palabras clave

• Aurículas cardíacas – yeyuno e íleon,
• ventrículos cardíacos – diafragma,
• cerebro del enfermo de Alzheimer – extremidades de parapléjicos y tetrapléjicos,
• potencial eléctrico y CÁNCER.

Pruebas neuroanatómicas y neurofisiológicas

Actualmente, no es poca la importancia que se le concede al estudio oncológico dentro del marco de la investigación en clínica. En este estudio, la neuroanatomía y la neurofisiología ocupan un lugar preferente para la aportación de unos originales conocimientos que pueden aportar pruebas irrefutables.

La vía de investigación en la que me baso está centrada en las siguientes partes de nuestro organismo: aurículas cardíacas – yeyuno e íleon; ventrículos cardíacos – diafragma; y cerebro del enfermo de Alzheimer – extremidades de parapléjicos y tetrapléjicos. A continuación describiré el porqué relaciono tan distintas partes de nuestro cuerpo dentro de la investigación oncológica de clínica.

Aurículas del corazón – Yeyuno e íleon

Estas dos partes orgánicas con funciones muy distintas tienen sin embargo mucha semejanza entre sí desde el punto de vista oncológico. Se sabe con certeza (las epidemiologías respectivas lo demuestran) que en dichas regiones el cáncer aparece con rareza.

Y esta pobreza de neoplasia se debe a los siguientes puntos que indudablemente tienen en común. Veamos:

En la figura 1 se aprecia la arteria aorta y los plexos nerviosos retroaórtico, preaórtico y subaórtico. (1) Del plexo retroaórtico emergen unos finos nervios que durante su trayecto presentan células ganglionares. (1) Estos nervios portadores de potenciales eléctricos débiles terminan en la parte posterior de la aurícula derecha, que es donde se inicia el disparo eléctrico. (14, 15)

En la figura 2 se observa cómo la arteria mesentérica superior tiene los plexos prearterial y retroarterial. (1) De dichos plexos parten numerosos finos nervios que terminan en el mesenterio (1). Y el mesenterio se inserta en el yeyuno e íleon, (1) facilitando así las contracciones intestinales. (1)

En ambas regiones anatómicas (aurículas cardíacas – yeyuno e íleon) nunca, salvo patología, podrá producirse normalmente un proceso tumoral. Ambas partes orgánicas reciben continuamente potenciales eléctricos débiles. Como es lógico, en estas condiciones neurofisiológicas es imposible que se pueda producir una hiperexcitabilidad celular. La excitación es la que provoca el movimiento de los iones a través de sus respectivos canales, (2) y este movimiento es precisamente el que produce la corriente eléctrica. (2)

Por tanto, los potenciales eléctricos débiles que reciben las aurículas cardíacas (14, 15) y el yeyuno e íleon provocan únicamente sus respectivas contracciones musculares. La hiperexcitabilidad celular es prácticamente imposible que se produzca.

Pero existen otros factores muy peculiares en el yeyuno e íleon que justifican y refuerzan la barrera que sirve de un serio obstáculo para que se pueda formar ningún tipo de cáncer. Así pues, vemos que existe una clara y contundente semejanza entre las aurículas cardíacas y el yeyuno e íleon en cuanto a la formación tumoral se refiere.

Actualmente existe una hipótesis muy generalizada y aceptada que afirma que, las ondas eléctricas lentas son generadas por las células intersticiales de Cajal localizadas entre las capas musculares, longitudinal y circular en la submucosa del intestino. (3, 4, 5, 6) Estas ondas lentas son también portadoras de potenciales eléctricos débiles, por lo que estas peculiares características existentes en estas dos regiones del intestino delgado sirven de fuerte barrera para que se pueda producir tumor alguno.

Otro de los factores que sirven de serio obstáculo para la formación tumoral reside en que las células de Cajal sólo viven seis días. (5, 6) Como puede apreciarse, en este espacio de tiempo que viven dichas células es imposible que se produzcan las tres principales fases de que consta la formación de un neoplasma: la excitación celular nerviosa o muscular (fase inicial); la formación tumoral (fase que requiere normalmente un tiempo muy superior a los seis días); y, finalmente, la metástasis (fase de proyección).

Comentario

Siempre y en todo momento he procurado no sacar a la luz un trabajo de investigación de Oncología Clínica sin ir acompañado y reforzado con cuantas pruebas puedan aportarse. Éstas deben ser ordenadas en eslabones bien relacionados y sin poder romperse ninguno de ellos, de tal forma que la cadena de la que forman parte todos los eslabones se muestre fuerte y consistente. Y esta fortaleza se adquiere asegurándose de que todos los eslabones de la cadena guarden una íntima relación entre sí. No puede interponerse ninguna duda, ningún fallo.

Como los genes que tenemos en nuestras células son los mismos en todos los tejidos, estén en la célula que estén, (9) ¿por qué no quedan igualmente afectados los genes correspondientes a las células cardíacas, diafragmáticas y del yeyuno e íleon? Ateniéndonos a la teoría electrobioquímica (la cadena), es lógico que así suceda normalmente: si hay pobreza de intensidad eléctrica (potenciales eléctricos débiles), la actividad biológica celular mantiene su normalización fisiológica de forma constante; no sufren los genes los impactos electroquímicos patológicos que con frecuencia aparecen en la mayor parte de nuestro organismo. Y si el gen no queda afectado por una patología electroquímica, nunca podrá producirse un proceso electrobioquímico. Las casuísticas mundiales nos dicen que son muy raras las formaciones tumorales en las regiones indicadas. Aquí se responde con el resultado de mi investigación.

Con este trabajo pretendo demostrar la importancia que tienen diversos plexos nerviosos con relación a la formación de cualquier clase de cáncer. Toda parte orgánica que solamente recibe potenciales eléctricos débiles originados esencialmente en los plexos arteriales, está predestinada a no padecer de tan terrible mal, por las causas que acabo de apuntar.

Ventrículos del corazón – Diafragma

Actualmente se considera aceptado y demostrado que la electricidad del miocardio es extracardiaca. Las ondas electromagnéticas que se originan en el nodo sinoauricular sólo invaden las dos aurículas. Dichas ondas tienen una débil conducción cuántica; por tanto, no pueden producirse radiaciones ionizantes al no poder alcanzar su electricidad los 15 eV (electronvoltios). (10) Las ondas electromagnéticas cardíacas, pues, no son ionizantes. Ello lleva consigo que no pueda producirse tampoco radiolisis ni calor intenso. Su función esencial es producir las contracciones cardíacas.

Recordamos que “el cuanto (partícula) es la cantidad mínima correspondiente a las ondas eléctricas o del campo electromagnético”. (10) Por tanto, “la energía eléctrica se emite en cuantos (V. cuanto). Cada cuanto tiene una energía igual a hv, donde h es la constante de Planck y v es la frecuencia de radiación” (10). Este mecanismo eléctrico puede demostrarse en nuestro organismo, por ello hago estas breves referencias a modo de recordatorio.

Hoy, la teoría cuántica reemplaza a la mecánica clásica y a la teoría electromagnética de Maxwell. (10) “En las ondas eléctricas y campos magnéticos, el cuanto puede ser considerado como una excitación”.

En el corazón, diafragma y yeyuno e íleon, el cáncer aparece muy raramente, sobre todo en el diafragma. Dichos músculos están envueltos por el pericardio fibroso (Figura 3), estando todo el corazón unido por su base al diafragma a través del centro frénico (porción tendinosa) (Figura 3).

Para que se produzca cualquier tipo de tumor, es necesario que se produzca la excitación celular, porque sin excitación no se puede realizar la conducción nerviosa; y sin electricidad (ya lo sabemos) no hay acciones químicas. Así pues, “el fenómeno eléctrico está ligado a la excitación y no a la contracción”, (12) como así ha quedado suficientemente probado en el corazón. La excitación ventricular comienza desde el endocardio al pericardio, (12) es decir, del interior al exterior.

El corazón (que constituye la base y punto de apoyo de esta investigación) late rítmicamente de una manera automática; es decir, los estímulos que le hacen contraerse son producidos por él mismo, sin necesidad de acciones externas. Es un hecho bien conocido que “el corazón, aislado del organismo, continúa contrayéndose rítmicamente si es irrigado por un líquido que contenga los elementos nutritivos necesarios”. (12)

Todos estos conceptos nos conducen a pensar y creer que la causa por la que el corazón siga contrayéndose es por la propia capacidad eléctrica de que están poseídas todas las células hísticas de los parénquimas miocárdicos y diafragmáticos. Se produce un proceso electroquímico muy parecido al que acontece en las células intersticiales de Cajal del yeyuno e íleon.

En la fotografía número 3 vemos la membrana serosa sobre el pericardio fibroso. Según Testut, en el pericardio fibroso no se han encontrado terminaciones nerviosas intraendoteliales (motoras) en más de doscientos casos explorados. Sin embargo, en el mismo texto, el investigador Dogiel hace mención de haber observado dichas terminaciones nerviosas, pero muy escasas. Estas dos conclusiones vienen a confirmar la actual convicción de que es muy rara la formación tumoral cardiaca. La electricidad del corazón, pues, está actualmente reconocida y confirmada como extracardiaca.

En la misma fotografía se aprecia la fusión (inserción) del saco pericárdico de la porción tendinosa (centro frénico) con al diafragma. En la fotografía número 4 se aprecia claramente la parte seccionada de la fusión del pericardio fibroso con el centro frénico y las dos porciones tendinosas (derecha e izquierda).

El diafragma (Figura 5), al estar envuelto también por el pericardio fibroso, permanece exento de corriente electromotriz procedente del exterior. Las células hísticas de su parénquima gozan de las mismas características funcionales que las correspondientes a los ventrículos. Por ello, tanto los ventrículos (derecho e izquierdo) como el músculo diafragmático permanecen prácticamente inmunes a la formación de cualquier tipo de proceso tumoral.

Cerebro del enfermo de Alzheimer – Extremidades de parapléjicos y tetrapléjicos

En este apartado voy a exponer unos simples razonamientos para demostrar la imposibilidad de que pueda producirse ningún proceso tumoral en el encéfalo del enfermo de Alzheimer y en las extremidades inferiores de los enfermos de paraplejia y tetraplejia.

En el primer caso, al no poder recibir corriente eléctrica el cerebro del enfermo de Alzheimer, nunca podrá efectuarse actividad bioquímica alguna. El parasimpático sacro deja de aportar electricidad a la central vegetativa, por lo que la hipófisis y el hipotálamo van cesando progresivamente en su actividad endocrina. Si hay ausencia de corriente eléctrica en el cerebro del enfermo de Alzheimer, tampoco puede producirse ningún tipo de neoplasma.

Sin duda alguna, la corriente eléctrica es el mayor excitante que tenemos en nuestro organismo. (12) Como en otras partes del cuerpo, existen zonas como las anteriormente mencionadas, en las que la aparición neoplásica es rara. Sólo una infrecuente patología puede desencadenar un proceso tumoral.

Pero en los casos del cerebro del enfermo de Alzheimer y las extremidades de parapléjicos y tetrapléjicos, nunca podrá formarse un cáncer. En estas circunstancias, al no poder producirse una hiperexcitabilidad nerviosa, no hay movimiento de iones. Este movimiento es el que produce nuestra electricidad, es decir, que si no hay conducción nerviosa, no hay corriente eléctrica, y, sin electricidad, no puede producirse ninguna actividad bioquímica.

Por tanto, en dichos enfermos, y en las regiones indicadas, el cáncer brillará siempre por su total ausencia.

¿Por qué creemos firmemente este postulado? Veamos:

Se ha demostrado suficientemente que aplicando el electroshock en enfermos de Alzheimer, la corriente eléctrica que se le envía al cerebro produce una positiva pero transitoria reacción celular, notándose en el enfermo una mejoría de muy poca duración.

Aquí se demuestra que a las células del cerebro no le llega la electricidad, por lo que la acetilcolina no puede actuar como hormona estimulante. La causa de este proceso recae totalmente en el parasimpático sacro, que por otra distinta patología deja de conducir la corriente eléctrica.

En el caso del parapléjico sucede un cuadro clínico similar al del cerebro del enfermo de Alzheimer desde el punto de vista funcional dentro del campo oncológico, al que aquí se hace referencia. Y para demostrarlo, voy a exponer una contundente prueba clínica: Hace varios años estuve en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo (España) acompañado por el Profesor, Dr. Bartolomé Ribas Ozonas, Jefe del Área de Toxicología del Instituto de Salud Carlos III de Majadahonda (Madrid, España). La directora de dicho hospital, la doctora Barmizán, nos recibió con una exquisita amabilidad. Le acompañaban las doctoras Contreras Porta y Alcaraz Rousselet.

La visita a los enfermos parapléjicos duró cerca de tres horas. Posteriormente nos reunimos en la misma cafetería del hospital y les expliqué el porqué, faltando la corriente eléctrica es imposible que pueda existir ninguna hiperqueratosis (callosidad) en el pie y, menos aún, cualquier proceso tumoral. La directora me contestó que nunca había conocido semejante exposición clínica. La verdad es que las tres doctoras quedaron sorprendidas. Una de ellas comentó que en el hospital había tenido casos de cáncer de estómago, colon y recto. Les contesté que era lógico que así fuese, puesto que en el campo neurovegetativo los nervios del simpático y el parasimpático gozaban de plena vitalidad conductora de corriente eléctrica.

Esta prueba clínica que acabo de aportar, junto al cerebro del enfermo de Alzheimer, puede ser considerada de fuerte consistencia, difícilmente rebatible.

Y para confirmar aún más lo anteriormente descrito, voy a exponer otro cuadro clínico al que considero de gran importancia científica. Se trata del inválido por espasticidad en sus extremidades inferiores. Se ven obligados a permanecer siempre en un carrito. A estos enfermos es normal que se les formen hiperqueratosis plantares y digitales, a pesar de no sufrir roce alguno. Su propia corriente electromotriz se las ha provocado. Aquí vuelvo a recordar que “nuestra electricidad es, sin duda alguna, el mayor excitante que tenemos en nuestro cuerpo”.

Por la misma causa por la que aparece la queratina en el pie, sucede también en el sistema neurovegetativo. En ambos casos, la propia electricidad, por sí sola, ha provocado la excitación de las células gliales. Éstas contienen una especial proteína denominada citoqueratina. Dichas células existen en todo el sistema nervioso motor de nuestro organismo, y son las encargadas de producir la mencionada proteína. Por tanto, no es de extrañar que la queratina aparezca en muchos tumores malignos. Ello me hace pensar que muchos cánceres son provocados por la sola acción excitante de nuestra corriente eléctrica.

Las pruebas que acabo de exponer pueden justificar plenamente todos los elementos conceptuales que he mencionado en este estudio, es decir, el corazón, diafragma yeyuno e íleon, cerebro del enfermo de Alzheimer y extremidades de los parapléjicos. Estas distintas partes orgánicas, he procurado describirlas detalladamente y con la mayor claridad que me ha sido posible.

A lo largo de este estudio oncológico, se observa claramente la vital importancia que le concedo a la patología electroiónica. Así pues, si la electricidad está siempre presente en todo tipo de neoplasia, lo normal es que se procure siempre restablecer el equilibrio electroiónico, puesto que la causa está en la rapidez o intensidad que adquiere el movimiento de los iones que fluyen por los conductos nerviosos.

La intensidad eléctrica es normalmente mayor en el sistema voluntario que en el vegetativo. En cambio, en el neurovegetativo se imponen las acciones bioquímicas sobre la corriente eléctrica. (12) Esto, que es así, me empuja a pensar que la causa por la que se producen un mayor número de procesos tumorales en el sistema vegetativo sea atribuida también a la patología bioquímica. De aquí que propugne y defienda la “teoría electrobioquímica” como la auténtica, dependiendo de ella todos los neoplasmas al producirse inicialmente una patología electroiónica.

Así pues, de confirmarse que la causa de todo tipo de cáncer es atribuida a la continua hiperexcitabilidad nerviosa y a un aumento del voltaje de la membrana celular, debe combatirse ambas patologías. Ateniéndonos a los diversos y muy variados conceptos que aquí se han expuesto saco la conclusión de cómo se debe luchar para erradicar definitiva y totalmente la malignidad celular. Por tanto, sugiero el siguiente tratamiento.