En 1916, el estudiante de segundo año de Medicina, Jay McLean (1890-1957), de la John Hopkins University de Baltimore (Maryland), analizaba la fracción de cefalina (glicerinfosfátido que se cuenta entre los fosfolípidos); al purificar estos fosfátidos insolubles en alcohol hirviendo, observó una substancia que ejercía una fuerte acción inhibidora sobre la coagulación de la sangre.