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Inclusión laboral de jóvenes con compromiso cognitivo mediante la correlación educación, trabajo y talento interpersonal

Inclusión laboral de jóvenes con compromiso cognitivo mediante la correlación educación, trabajo y talento interpersonal

Profesor Luis Marcos Caraballo León. Docente del Taller de Orientación Integral I, I semestre de Enfermería. Decanato de Ciencias de la Salud. Dr. Pablo Acosta Ortiz
Docente Coordinador de la Cátedra Orientación Integral I, I semestre del Programa de Enfermería
UCLA. Venezuela.

RESUMEN

La educación especial actualmente presenta gran importancia en los diferentes contextos sociales y aún más para las instituciones educativas que han asumido el reto de atender y generar cambios en pro de la diversidad. Por tal motivo, la interacción social orientada a dar la oportunidad de un puesto de trabajo brinda la posibilidad de dar participación a la preparación de una población con discapacidad con una visión humanista con miras a la inclusión.

Las personas con discapacidad en algunas situaciones presentan dificultades para desempeñarse en actividades que para muchos son cotidianas, consideradas por las personas “normales”, como el traslado, subir escaleras, abrir una puerta, utilizar algunos aparatos, usar la tecnología. Por ello, el mayor logro es demostrar a la sociedad que son personas que pueden realizar cualquier tipo de actividad relacionada con el trabajo en función a sus habilidades, del mismo modo hacer ver que tienen un talento que les permite integrarse en situaciones laborales de producción.

Es fundamentalmente un principio basado en la legitimidad de los derechos y deberes sustantivos de las personas, el reconocimiento de los principios de igualdad y derecho a la diferencia entre todas las personas contempla la «necesidad especial» como situación de excepcionalidad a la que el entorno debe dar respuesta mediante las adaptaciones y medios asistenciales que sean precisos.

Las bases en que se asienta el principio de integración deja en evidencia la necesidad de una aproximación del entorno al sujeto (adaptaciones curriculares o en el puesto de trabajo, medidas de adecuación), desplazando al sujeto a su medio el peso central para el proceso de integración de la persona con discapacidad.

En tal sentido esta investigación abarca el diseño y ejecución de una propuesta titulada Estrategias para fomentar la inclusión laboral de las personas con discapacidad mediante la Correlación Educación, Trabajo y Talento Interpersonal.

INTRODUCCIÓN

La presente investigación para la innovación educativa se realizó en el Taller Bolivariano de Educación Laboral Nueva Segovia, tuvo como objetivo realizar un diagnóstico del contexto situacional, se utilizo la técnica entrevista abierta, aplicada a los diferentes actores sociales identificados como: Empresarios, Docentes y Docente enlace del Taller Bolivariano de Educación Laboral Nueva Segovia (TBELNS), los resultados del diagnóstico arrojaron el poco conocimiento sobre discapacidad al igual que las leyes de las personas con discapacidad en el personal. Estos resultados generaron una propuesta de innovación basada en la teoría de Landauro quien acota: Mujeres y hombres con discapacidad desempeñan una actividad laboral, en puestos de trabajo poco cualificados, en puestos profesionales, de gestión y toma de decisiones pero muchos están el sector informal.

En tal sentido se diseño una propuesta de innovación titulada Estrategias para fomentar la inclusión laboral de las personas con discapacidad mediante la Correlación Educación, Trabajo y Talento Interpersonal. Cuyo objetivo general fue generar estrategias de concienciación para la inclusión laboral de las personas con discapacidad mediante la Correlación Educación, Trabajo y Talento Interpersonal, al desarrollar dicha innovación se concluye que se debe promover el talento de las personas con discapacidad con el fin de lograr una efectiva integración a nivel laboral.

Discapacidad

Según Garcí, la discapacidad es vista como “…un término paraguas que engloba las deficiencias, las limitaciones en la actividad y las restricciones en la participación” (p.12). Aparentemente, existe una tendencia a aceptar una valoración más positiva de la discapacidad y la responsabilidad que tiene la sociedad en su atención.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (2011) señala que la discapacidad es:

Un término general que abarca las deficiencias, las limitaciones de la actividad y las restricciones de la participación. Las deficiencias son problemas que afectan a una estructura o función corporal; las limitaciones de la actividad son dificultades para ejecutar acciones o tareas, y las restricciones de la participación son problemas para participar en situaciones vitales. Por consiguiente, la discapacidad es un fenómeno complejo que refleja una interacción entre las características del organismo humano y las características de la sociedad en la que vive. (s/n)
En la actualidad las personas con discapacidad cuentan con derechos, tal como quedó evidenciado en la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad y su Protocolo Facultativo, aprobados el 13 de diciembre de 2006 en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York, donde se señala un “cambio paradigmático” de las actitudes y enfoques respecto de las personas con discapacidad.

Esta Convención se concibió como un instrumento de derechos humanos con una dimensión explícita de desarrollo social. En ella se adopta una amplia clasificación de las personas con discapacidad y se reafirma que todas las personas con todos los tipos de discapacidad deben poder gozar de todos los derechos humanos y libertades fundamentales. Se aclara y precisa cómo se aplican a las personas con discapacidad todas las categorías de derechos y se indican las esferas en las que es necesario introducir adaptaciones para que las personas con discapacidad puedan ejercer en forma efectiva sus derechos, donde se han vulnerado esos derechos y en las que debe reforzarse la protección de los mismos.

Por ello, la definición del término toma un nuevo camino según la OMS, considerando cambios en la terminología: funcionamiento, discapacidad, factores contextuales, entre otros. De esta manera, la condición de discapacidad sólo se da cuando existe interferencia en el funcionamiento social, siendo las personas con discapacidad, aquellas cuya autonomía personal se ve afectada, en diferentes grados y con diversas implicancias, a causa de una condición física, social, psíquica o sensorial, que interfiere en su desempeño ocupacional.

En concordancia con lo expuesto es necesario acotar que la sociedad en general debe eliminar las barreras para lograr que las personas con discapacidad obtengan las mismas oportunidades que las personas sin discapacidad, esta es una condición compleja del ser humano constituida por factores biopsicosociales, que evidencia una disminución o supresión temporal o permanente de alguna de sus capacidades sensoriales, motrices e intelectuales. Las mismas pueden manifestarse en ausencias, anomalías, defectos, pérdidas o dificultades para percibir, desplazarse sin apoyo, ver u oír, comunicarse con otros, o integrarse a las actividades de educación o trabajo, en la familia y con la comunidad.

Ferrer (2005), señala que sin duda éstas limitan el ejercicio de derechos, la participación social y el disfrute de una buena calidad de vida. Se reconocen como personas con discapacidad: las sordas, las ciegas, las sordociegas. Sin embargo, lingüísticamente, en algunos ámbitos, términos como “discapacitados”, “ciegos”, “sordos”, entre otros, pueden ser considerados despectivos, debido a que de esta manera se puede estar etiquetando a la persona. En dichos casos es preferible usar las formas “personas con discapacidad”, “personas invidentes”, “personas con sordera” o “personas con movilidad reducida”.

La importancia de este fenómeno ha hecho que la comunidad internacional legisle sobre la materia, reconociendo que existen diferentes tipos de discapacidad: motriz, sensorial (auditiva o visual), mental o de aprendizaje, del habla o lenguaje.

Acota el autor que actualmente en Venezuela existen normas tiene como objeto establecer las disposiciones, cuyos preceptos son de orden público para alcanzar el desarrollo integral de las personas con discapacidad, mediante la participación solidaria de la sociedad y la familia, acciones de los órganos y entes públicos nacionales, estadales y municipales, entes privados nacionales, organizaciones sociales en función de la planificación, coordinación e integración de políticas públicas destinadas a prevenir la discapacidad, promover, proteger y asegurar los derechos humanos, el respeto a la dignidad inherente de la persona humana, la recuperación de oportunidades, la inclusión e integración social, el derecho al trabajo y las condiciones laborales satisfactorias de acuerdo con sus particularidades, la seguridad social, la educación, la cultura y el deporte de acuerdo con lo dispuesto en la Constitución y los Tratados, Pactos y Convenios suscritos y ratificados por la República.

Esta serie de precepto, según Ferrer, son pertinentes y actualizados, en cuyo caso beneficiarían a los discapacitados, pero en la mayoría de los casos las personas no conocen que existe una legislación para los discapacitados, por lo que siempre se ha visto discriminación contra ellas, esto es cosa corriente, con manifestaciones cotidianas que resultan invisibles para el resto de la gente, pero no para ellos: el entorno urbano, los sistemas de enseñanza, las disposiciones legales, los sistemas de salud, están diseñados para personas con pleno uso de sus capacidades, y se convierten, por esa sola causa, en instrumentos de discriminación, así sea una discriminación indirecta. Desde luego, la discriminación opera también en formas directas, cuando se le niega empleo o educación a una persona discapacitada; cuando se le impide a un ciego entrar a un establecimiento junto con su perro guía; cuando se les da un trato de personas deficientes, incapaces, entre otros.

Estas leyes o instrumentos legales son, en todo caso, sólo un paso, necesario, desde luego, pero que debe ser acompañado por otros: la concientización de la gente en torno a la problemática y la creación de una cultura de respeto, apoyo y protección hacia las personas discapacitadas.

Referente a la educación si bien los planteamientos en el mundo de la educación para discapacitados no son siempre radicales, dependen de las minusvalías de los afectados, pero está claro que es un tema en constante evolución, donde lo que era bueno hace unos años hoy no lo es tanto y el gobierno nacional juega un papel preponderante. El apoyo en el ámbito educativo a personas con discapacidad es fundamental para poder avanzar en la construcción de una sociedad más igualitaria y justa.

A juicio de Osores (2003), referente a la formación del recurso humano para la atención integral, los entes oficiales deben plantearse que la educación no es ajena y en su accionar deben contemplar una planificación global y coordinada de acciones con la participación y el apoyo de toda la comunidad. Dichos entes deberían de acuerdo a la Ley promover acciones enmarcadas en conceptos claros y comunes que propicien cambios positivos, acompañando la transformación del sistema educativo general. Para ello deberá generarse un plan de acción consensuado con los organismos públicos y privados de manera que se asegure desde la educación el pleno desarrollo de las potencialidades de las personas con discapacidad, el respeto por sus derechos y con todo ello su calidad de vida.

Es sabido que los instrumentos legales deben ser producto de un profundo debate y diagnóstico social y ser traducidos finalmente en regulaciones y políticas ministeriales, planes y programas.

De acuerdo a lo leído, no se puede decir que en Venezuela no exista la legislación apropiada: lo que falta es conciencia moral acerca de la necesidad de la inclusión de todos los seres humanos, cualquiera sea su potencialidad física, y de que el principio de la igualdad no convoca a dar a todos lo mismo, sino a dar a cada uno según su necesidad.

Una rampa de acceso en los edificios es importante para el discapacitado físico que dispone de una silla de ruedas, pero ésos no son los únicos discapacitados ni son siempre los más abandonados o necesitados de apoyo. A menudo, la ley está mucho más avanzada que la realidad a la cual se debe aplicar. Es importante lograr progresos en todas las áreas: en lo laboral, en la educación, en el transporte, en la recreación; es decir, en la participación plena en todas las dimensiones de la vida. La clave está en que todos sean invitados plenos a la mesa y no alimentados con lo que sobra de ella. La cultura de la integración plena requiere el lento aprendizaje en el amor a la diferencia y ésta exige la conversión de la sociedad.

Competencias laborales de las personas con discapacidad

Para Landauro (2005), la visión de la inclusión social ha cambiado en forma drástica, para las personas con discapacidades, pues la importancia de alcanzar un empleo, además de consistir una fuente de ingresos, representa un mejoramiento en su calidad de vida. Es por ello que las organizaciones empresariales de cualquier índole, requieren el empleo de un modelo de trabajador, que debe cumplir una modificación de pautas, hábitos y conductas, además de cambios en las formas de hacer y pensar que precisamente por su condición, no resultan fáciles de asimilar, por ello la formación previa se presenta más que nunca como un elemento fundamental para ayudar a afrontar estos cambios, así como para desarrollar nuevas habilidades y competencias que la sociedad empresarial demanda.

Dentro del ámbito laboral actual, indica el autor es importante que las personas con discapacidades no solo alcancen una calificación específica o especialización profesional sólida no es suficiente, además requiere un conjunto de competencias transferibles y variables amplias, que requieren una serie de indicadores relacionados fundamentalmente con la capacidad de la persona para adaptarse a los nuevos modos de trabajar basados en el uso de sus recursos psicológicos, familiares y sociales, así como de la formación y experiencia en todo sentido.

Las personas con discapacidad no están ajenas a estos aspectos, la medición es igual para todos cuando se trata de evaluar suficiencia, dominio y habilidades laborales.

Es conveniente destacar según Medina (2003), que la presión creada por la aceleración de los procesos sociales en la vida contemporánea lleva a un torbellino de innovaciones, pero hay que evitar que las concreciones carezcan de sentido e impregnen a la actividad laboral de un carácter provisorio indeseable por la precariedad de conceptos, métodos, actividades y recursos.

Para ello, la actividad laboral siempre debe estar en un proceso de continuos cambios, que conlleva al riesgo de que ciertos segmentos de la fuerza de trabajo queden excluidos de este proceso. Los trabajadores de hoy en día deberán ser polivalentes, multifuncionales y las personas con discapacidad, son un grupo vulnerable y propenso a ser considerado dentro de este sector de riesgo, si es que no propician los cambios esperados. Porque no sólo deben prepararse como todos, sino deben conseguir la aceptación social para que se les brinde la oportunidad de demostrar sus cualidades y capacidades, tanto en el nivel de la productividad y calidad en el desempeño laboral.
Por ello, competencias se utiliza en este contexto para referir a la capacidad de “hacer con saber” y con conciencia acerca de las consecuencias de ese hacer.

Toda competencia involucra al mismo tiempo conocimientos, modos de hacer, valores y responsabilidades por los resultados de lo hecho. Cuando se intenta definir el perfil que deben tener las personas con discapacidad, se encuentran las tendencias de simplificación, cuando se dice que debe saber, enseñar y de falta de jerarquización cuando se presentan extensos enunciados de cualidades y conocimientos que deberían poseer. Es necesario encontrar una posición intermedia que permita emitir un mensaje claro y preciso que dé cuenta de la complejidad del perfil necesario, pero también focalizar la atención y jerarquizar las condiciones que se pretendan.

En consecuencia, a juicio de Landauro (ob. cit.), antes de explicar el perfil de competencias laborales de las personas con discapacidad, es necesario, referirse a los pasos previos que ellos deben realizar para tener un conocimiento de sus competencias. En primer lugar, deben de identificar sus intereses, motivaciones, necesidades y habilidades, así como su inclinación profesional, su formación y experiencia laboral para aspirar a una ocupación. Luego, darle un valor o peso de manera realista a estas cualidades, para conocer cuál s su verdadera preparación, para después, compararlas con las exigencias y requisitos del mercado laboral y de esta manera visualizar sus fortalezas y debilidades personales. Por último, desarrollar un plan de acción que le permita disminuir las diferencias entre su perfil laboral y los requerimientos del puesto a postular. Es decir, efectuar un proceso de análisis, reflexión y de decisiones que favorezca la definición de sus objetivos laborales.

Braslavsky (2004) menciona que si bien la nueva concepción profesional propone el trabajo interdisciplinario, el trabajo en equipo, la responsabilidad compartida y el dominio de la especialización para enfrentar el volumen de conocimientos propios de este siglo, la competencia especificadora se refiere a la capacidad de aplicar un conjunto de conocimientos fundamentales a la comprensión de un tipo de sujetos, de instituciones o de un conjunto de fenómenos y procesos, con un mayor domino de contenidos de las disciplinas y de sus metodologías.

Por otro lado, la forma de explorar el proceso de conocimiento de si mismo sobre sus competencias dependerá del tipo de discapacidad, de la personalidad y los sistemas de apoyo con que cuentan estas personas. En muchos casos, como también lo hacen las personas sin discapacidad, pueden acudir a los centros especializados o especialistas entendidos en la materia para recibir una orientación vocacional y/o profesional para optimizar su repertorio de cualidades personales y laborales.

Según Landauro “la dignificación de la persona se basa, por tanto, en potenciar su empleabilidad, entendida como la capacidad que tienen para aportar a la sociedad y ser reconocidas por ella” (p. 15). Y por extensión, aquella situación gracias a la cual aquellas personas que hoy están desempleadas reducen el riesgo de seguir en dicha situación, aumentando sus posibilidades de ser empleadas o de mejorar su situación profesional. La competencia laboral en términos generales, se ha definido como una capacidad de hacer, de efectuar las funciones de una ocupación claramente especificada conforme a los resultados deseados.