Ya es clásica la Teoría de la Compuerta de Melzack y Wall (1965) y sus desarrollos posteriores hasta llegar a la Teoría de la Neuromatriz, El desarrollo de estas teorías, ha permitido la consolidación del paradigma del dolor como multidimensional, considerando tres dimensiones básicas las que configuran la experiencia álgica: la motivacional-afectiva, sensorial-discriminativa y la cognitiva-evaluativa, siendo el afecto una variable moduladora de la percepción álgica.