El hígado es después del bazo el órgano más frecuentemente lesionado tras un traumatismo abdominal cerrado. Es el que más se lesiona en los traumatismos abiertos o penetrantes. Actualmente, el tratamiento del traumatismo hepático tiende a ser cada vez más conservador, dejando la cirugía para casos específicos. Presentamos el caso de un paciente con cirrosis hepática y laceración hepática.