Desde 1989, un estudio ya clásico, demostró que la restricción proteica en la dieta de los pacientes con insuficiencia renal crónica, disminuía su progresión (1). Sin embargo, dicha restricción contribuye a la desnutrición.
Por otra parte, hay limitaciones, sobre todo económicas, para ofrecer diálisis crónica y/o trasplante renal a todos los enfermos que lo requieren (2); por lo tanto, es necesario buscar opciones de tratamiento que por un lado se puedan aunar a la dieta hipoproteica, y que a su vez mejoren la nutrición, y que por otro lado enlentezcan la progresión del deterioro de la función renal al término de la necesidad de procedimientos sustitutivos (diálisis o trasplante).