El desarrollo psicomotriz en el primer año de vida.
Autor: Pablo Alberto Carrara | Publicado:  24/04/2006 | Pediatria y Neonatologia , Neurologia | |
Cambios de la postura.

Primer trimestre

En esta primera etapa, la conducta del lactante está regida por los reflejos arcaicos, los que se hacen evidentes en sus actitudes posturales.

El bebe de esta edad nunca permanece largo rato con a cabeza en la línea media, sólo lo hace los breves instantes que requiere volverla de uno a otro lado.

La posición asimétrica de la cabeza produce asimetría postural de los miembros, predominando los de extensión en los del hemicuerpo hacia el que parece mirar el bebé, sin embargo, esta asimetría tónica no es constate y por lo general los miembros se mantienen simétricamente aducidos y flexionados.

En los miembros superiores las manos quedan próximas a los hombros, los dedos flexionados cierran los puños y los pulgares se oponen generalmente por fuera a los otros dedos.

En los miembros inferiores es aún menos evidente la asimetría tónica, en reposo vigil, las rodillas flexionadas están muy próximas entre sí y los talones no contactan con el plano de apoyo.

El tronco permanece en la línea media aunque la cabeza esté rotada, pero a veces presenta cierto grado de lateralización y debido a ello, a veces no es total el contacto del tronco con el plano de apoyo.

Al colocar al niño en decúbito dorsal le permite obtener los primeros indicios de comunicación: fijación ocular, sonrisa social y los primeros balbuceos.

En decúbito ventral la rotación cefálica es inmediata, los miembros superiores quedan aproximadamente simétricos, flexionados, abducidos, dirigidos los codos hacia atrás, las manos y muñecas apenas en contacto con el plano de apoyo, el tronco dibuja una pendiente de tal mantener que la línea céfalocaudal alcanza su punto más elevado en la zona caudal y bajo la pelvis, facilitando su elevación, los muslos y piernas están abducidos y flexionados.

Segundo trimestre

Comienza la clarificación de las relaciones entre el yo y el medio y aparecen las grandes sonrisas indiscriminadas.

En decúbito dorsal se presenta sin incurvación a los lados, el tronco permanece bien afirmado al plano de apoyo, los cuatro miembros han perdido la rigidez del período anterior y son plásticos y flexibles, flexionados son ángulos agudos, abducidos sin aperturas contra el tórax o abducidos con soltura si llega la ocasión. Miembros superiores e inferiores ubicados en la línea media al igual que la cabeza, ya que se han liberado de la simetría tónica cervical, por ello se entrecruzan contactan mano con mano y pie con pie.

Poco después de los cinco meses, al progresar la coordinación visomotriz y adquirir habilidad bimanual, puede el lactante perseguir objetos que caen a uno u otro lado de su cuerpo y llegar a asirlos. Se da entonces la reacción de alineación céfalo corporal, el niño sigue el objeto con la vista y rota lateralmente la cabeza, alineándose con ella, el tronco rota en igual sentido hacia el decúbito lateral. Se completa la acción cuando la mano que ha seguido ha todo el cuerpo en su rotación logra asir el objeto, ayudada o no por la del otro miembro que queda debajo del tronco. A este cambio de decúbito se lo llama rolar.

A pesar de la notoria disminución del tono muscular, el niño de esta edad conserva cierta paratonía y frecuentemente los pies no asientan sobre la camilla; los miembros quedan flexionados, moderadamente abducidos y las piernas se entrecruzan a nivel de las gargantas del pie y elevados unos pocos centímetros sobre el plano de apoyo. Es la actitud ideal para que el niño descubra sus rodillas. Las explora con sus manos entre el cuarto y quinto mes y no tarda en descubrirse los pies y en asirlos, para en la próxima etapa llevarlos a la boca. Manteniéndolo al bebé sentado, su cabeza ya no se bambolea; al soltarlo cae siempre hacia delante, mientras sus miembros superiores permanecen semiflexionados a ambos lados del cuerpo, pero alcanzados los cinco meses intenta apuntalamiento bilateral en trípode que generalmente resulta ineficaz.

Manteniéndolo recto al acercarse a los seis meses, aparecen esbozos de apoyo y enderezamiento voluntarios que serán los definitivos.

En decúbito ventral la cabeza erecta, cervical le permite explorar el entorno. El tronco mantiene su eje horizontal, pues la línea céfalo caudal ha perdido la oblicuidad del trimestre anterior; hombros y pelvis están al mismo nivel levemente elevados con relación a la zona dorso lumbar, los miembros superiores ya no dirigen los codos hacia atrás y suavemente flexionados delegan la función de sostén en los antebrazos que contactan firmemente con la mesa.

Tercer trimestre

El niño de seis meses en decúbito dorsal es capaz de volver su cabeza libremente hacia un lado y hacia el otro. El tronco puede mantenerse con el dorso apoyado o rotar activamente alineándose con la cabeza. La curiosidad se centra en los pies. En decúbito dorsal puede estar ahí, en lo alto, frente a él, ante su vista y no tarada en atraparlos y llevar los dedos gordos a la boca y succionarlos.

Entre los seis y nueve meses le place la posición sentada. A los seis meses requerirá el doble puntal de sus manos abiertas, apoyadas contra la camilla, es probable que a los siete meses solo recurra a una mano para apuntalarse (apoyo lateral) ocupando la otra en tareas presensibles. A los ocho meses el uso del apoyo manual para mantenerse sentado es solo ocasional y la columna que a los seis meses era aún un arco convexo hacia atrás comienza a diseñar las curvaturas (convexidad dorsal y concavidad lumbar) que se mantendrá en edades ulteriores.

Entre los seis y los siete meses aparece la reacción de paracaídas.

En decúbito ventral la elevación de la cintura escapular contrasta con el aplastamiento de la cintura pelviana. Los miembros inferiores están francamente extendidos. La palanca constituida por los superiores permite despegar progresivamente el tórax del plano de apoyo hasta lograr mantenerlo hacia el octavo o noveno mes casi tan erecto como la cabeza.

Es a esa edad, cuando los miembros superiores adquieren capacidad de desplazamiento (se lo puede comprobar mediante la maniobra de la carretilla), y el niño efectuará movimientos alternados con sus miembros superiores como para caminar con sus manos.

Poco después, comenzando el dominio sobre los movimientos de los miembros inferiores, el cuerpo todo acompaña a los superiores en sus desplazamientos voluntarios. Lo hace reptando, o bien despegando del suelo, flexionados y apoyados sobre las rodillas los miembros inferiores, o extendidos para apoyarse sobre los pies, semejante al andar de oso. Recién al fina del tercer trimestre alcanza plenamente estas formas de desplazamientos.

Mantenido erecto: el bebé de seis meses responde con firme reacción de apoyo, un poco abducidos los miembros inferiores.

Cuarto trimestre

Del decúbito dorsal pasa el niño fácilmente a la posición sentada, alcanza inclinándose hacia delante los objetos que le interesan o se desplaza sentado hacia ellos. Otras veces, gira del decúbito dorsal al ventral y arrastrándose sobre el abdomen o obre las rodillas, explora gateando todo el cuarto. Hacia fines de esta etapa utiliza el moblaje para de decúbito ventral a la posición arrodillada y de esta a la erecta.

Mide sus posibilidades sosteniéndose primero con las dos manos, después con una sola. Luego repite breve y audaces ensayos de liberación previos a la marcha independiente. Habitualmente da los primeros pasos sin ayuda poco antes o poco después de su primer cumpleaños.

El niño puede mantenerse en pie gracias a la acción de los músculos extensores del dorso y miembros inferiores.

Abducción

Movimientos por el cual se aleja un miembro u órgano del plano medio del cuerpo.

Aducción

Lo contrario a lo dicho anteriormente.


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