Generalmente el tratamiento y la evolución de los pacientes que cursan con insuficiencia renal crónica (IRC) son enfocados hacia los signos y síntomas físicos y parámetros de laboratorio obviando el impacto que tiene la enfermedad en el entorno psicosocial del individuo. Por lo tanto, es necesario realizar un enfoque integral en la terapéutica de estos pacientes que incluya la calidad de la vida (CV).