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Uso racional de antiinflamatorios orales y su forma de dispensación

Uso racional de antiinflamatorios orales y su forma de dispensación

La automedicación es una conducta presente en todas las sociedades, y con frecuencia se autoprescriben antiinflamatorios sin control sanitario y sin que el paciente sea consciente de la intensidad y gravedad de las reacciones adversas que pueden provocar. Desde la oficina de farmacia se debe realizar una correcta atención farmacéutica y mejorar los resultados de la farmacoterapia detectando y resolviendo los problemas relacionados con medicamentos. Se va a analizar los principios activos más demandados, así como la forma de dispensación más frecuente.

Uso racional de antiinflamatorios orales y su forma de dispensación

Alfonso López Ruiz (1), María Ángeles Ibáñez Gil (2), María Isabel Polo Pérez (3).

  1. Doctor en Farmacia, Universidad de Granada, Granada. España.
  2. Médico de Familia y Comunitaria, Centro de Salud Mariano Yago. Yecla, Murcia.
  3. Directora Médica, Gerencia del Área V, Yecla, Murcia.

Resumen

Se trata de un estudio observacional, y prospectivo llevado a cabo en pacientes tratados con antiinflamatorios en una oficina de farmacia de Bullas. Conclusión: La actuación conjunta médico-farmacéutico, se presenta como una solución eficaz para mejorar el uso racional del medicamento.

Palabras clave: uso racional del medicamento, atención farmacéutica, problemas relacionados con los medicamentos, antiinflamatorios orales.

Introducción

Son cada vez más los pacientes que acuden a la oficina de farmacia solicitando antiinflamatorios no esteroideos (AINE). Algunos de estos fármacos son especialidades farmacéuticas publicitarias y se pueden adquirir sin prescripción médica, es decir, se prestan a que haya una automedicación, aunque no siempre tiene por qué ser incorrecta. Con frecuencia se autoprescriben sin control sanitario para aliviar dolores moderados, para bajar la fiebre, bien como fármacos aislados o asociados a muchos otros. Sin embargo comparten una capacidad elevada de provocar reacciones adversas de intensidad y gravedad diversas, de las cuales los consumidores no suelen ser conscientes. Su toxicidad aguda y crónica reviste interés epidemiológico y constituye un motivo de preocupación (1).

Por este motivo, desde la oficina de farmacia se debe realizar una correcta atención farmacéutica, indicando al paciente si es adecuado que tome ese medicamento o por el contrario es mejor cambiarlo por otro, cómo debe tomarlo, la dosis adecuada y durante cuánto tiempo, ayudando en el autocuidado del paciente para evitar automedicaciones no adecuadas. Los farmacéuticos, en cooperación con pacientes y médicos, deben mejorar los resultados de la farmacoterapia mediante la prevención, detección y resolución de los problemas relacionados con los medicamentos (PRM) antes de que éstos den lugar a complicaciones de morbi-mortalidad (2,3). El farmacéutico, como profesional experto en medicamentos, tiene la posibilidad de ayudar a los enfermos crónicos en colaboración con el médico. En este contexto, el seguimiento farmacoterapéutico puede ayudar y determinar que el paciente en tratamiento con AINE obtenga mejores resultados en salud con la detección, prevención y resolución de esos resultados negativos asociados a la medicación (RNM).

Materiales y Métodos

El objetivo del estudio es analizar los principios activos más demandados, así como la forma de dispensación más frecuente.

Se realizó un estudio observacional, prospectivo, monocéntrico y concurrente basado en 100 encuestas realizadas a pacientes tratados con antiinflamatorios. La información se obtuvo en una oficina de farmacia de Bullas. Los medicamentos escogidos para el estudio fueron, según la clasificación anatómico-terapéutica del grupo M01, M02 y N02 (5). La población diana fueron pacientes que estuvieran en tratamiento con al menos un fármaco propuesto para el estudio, ya fuera para uso puntual o en un tratamiento crónico, y que se les dispensara bajo prescripción médica, indicación farmacéutica o automedicación. Los pacientes excluidos fueron aquellos que no aceptaron participar en el estudio.

La duración del estudio fue de 1 año (de enero a diciembre de 2013). Todos los pacientes del estudio fueron supervisados por el médico de familia en colaboración con el farmacéutico de oficina de farmacia. Se les solicitó su consentimiento informado. La evaluación de las normas de correcta administración se clasificó en “adecuadamente” y “no adecuadamente”. El apartado “no valorable” se asignó a los pacientes que desconocían por qué estaban tomando esa medicación y en los que no se pudo evaluar si recibían el tratamiento adecuado. Los datos se procesaron con el programa estadístico SPSS. Se consideró como diferencias estadísticamente significativas con un valor de p <0,05.

Resultados

El número pacientes reclutados fue de 100, todos completaron y finalizaron el estudio. La media de los pacientes eran mujeres entre 40 y 65 años. En el 90% de los casos, era el propio paciente quien retiraba su medicación. En el 55% de las dispensaciones fueron bajo demanda del propio paciente, quien declaraba que conocía el medicamento al haberlo tomado con anterioridad. En el 43% de las dispensaciones fueron mediante prescripción médica, el resto de dispensaciones fue mediante indicación farmacéutica.

Los principios activos más demandados fueron paracetamol e ibuprofeno, y la vía de administración fue, en un 98,5% de los casos, la oral. El principal motivo de solicitud o prescripción fue la cefalea, seguida del dolor en las extremidades inferiores (artrosis de cadera y rodilla principalmente) o el dolor de espalda. La mayoría se encontraba en tratamiento concomitante con otros medicamentos, siendo los más habituales los inhibidores de la bomba de protones (IBP) (por los posibles efectos gastrolesivos causados por los antiinflamatorios), seguidos de los antihipertensivos y los diuréticos.

Un 42,3% de los pacientes padecían úlcera péptica, hipertensión arterial y/o asma. Los pacientes crónicos experimentaron reacciones adversas con una frecuencia del 29,8% que aquellos que usaban antiinflamatorios a demanda del 13,9%; las más frecuentes fueron las gástricas, seguidas del aumento de la presión arterial. De los pacientes que no tomaban adecuadamente la medicación un 49% tenían alguna contraindicación y un 39,5% no respetaban la distancia entre las tomas o lo tomaban sin justificación, un 11,5% estaban tomando un antiinflamatorio que no estaba indicado para la patología que