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Aproximación a la persona para la comprensión del fenómeno de la Resiliencia

Aproximación a la persona humana como aspecto esencial para la comprensión del fenómeno de la Resiliencia

El propósito de este trabajo documental, es disertar sobre la conceptualización de la persona humana en la comprensión del fenómeno de la resiliencia El ser humano es incapaz de definirse a sí mismo, tiene necesidad de alguien que trascendental a él le dé razón de su destino. Así, que la identidad surge de la alteridad. La persona existe en el sujeto humano, la persona humana se hace, se personaliza, cuando ejerce la libertad, que tiene relación con la acción de elegir lo que es considerado culminación del espíritu humano. Lo mencionado es esencial para comprender la resiliencia como capacidad humana universal, parte del proceso evolutivo, para hacer frente a adversidades de la vida, superarlas e incluso ser transformado por ellas.

Aproximación a la persona humana como aspecto esencial para la comprensión del fenómeno de la Resiliencia

Norely Mendoza Peñaloza. Licenciada en Enfermería. Magister en Administración de los Servicios de Enfermería. Especialista en Higiene Mental. Especialista en la Prevención del Consumo de Drogas. Doctoranda en Enfermería. Profesora Titular de la Escuela de Enfermería “Dra. Gladys Román de Cisneros”. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Carabobo, Valencia Estado Carabobo.

Neris Ortega Guevara. Licenciada en Enfermería. Magister en Ciencias de la Enfermería. Especialista en la Prevención del Consumo de Drogas. Doctora en Enfermería, Salud y Cuidado Humano. Profesora Titular de la Escuela de Enfermería “Dra. Gladys Román de Cisneros”. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Carabobo, Valencia Estado Carabobo.

Título: Aproximación a la persona humana como aspecto esencial para la comprensión del fenómeno de la Resiliencia.

RESUMEN

La resiliencia emerge como respuesta humana basada en el principio de la supervivencia, es un tejido que tiene relación estrecha con su organización y dinámica psicológica y está ligada a las narrativas íntima y externa sobre la propia vida.

A manera de conclusión, en la resiliencia es necesaria la participación del otro, que lo acompañe en el descubrimiento del talento latente que surge ante el dolor de la herida y le permita percibir su sentido trascendente, buscarle el sentido a la vida ante la adversidad. La resiliencia se construye continuamente, por ser proceso humano, es acto en actividad

Descriptores: Persona Humana, Fenómeno Resiliencia.

Aproximación a la persona humana como aspecto esencial para la comprensión del fenómeno de la Resiliencia.

Introducción

Para iniciar este tema es necesario considerar algunos aspectos filosóficos y antropológicos que tienen que ver con las dos corrientes del pensamiento filosófico: la esencialista y la existencialista. En la primera, la esencialista, aparecen las creencias de que existen realidades esenciales, originales e inmodificables. En esta corriente se puede recordar el concepto de Parménides de El Ser es, el No Ser no es (1). Así, la mismidad desde esta perspectiva se considera como aquello que permanece invariable en el tiempo, lo que permanece idéntico, a pesar de los cambios.

Por otro lado, está la posición no esencialista denominada existencialista que parte de la convicción de que todo cambia, partiendo del rechazo de la existencia de esencias que permanecen inmutables. Según esta perspectiva y la mantenida por Dubar (2) las identidades existirían siempre en relación a las alteridades y dependerían del contexto de su definición.

De acuerdo a lo antes planteado no existen diferencias al inicio en el individuo, pero luego, al participar de los procesos personales, sociales e históricos se pueden originar diferencias tangibles visibles a través de las asignaciones de identificaciones dadas por los otros y las dadas por uno mismo.

De esta manera surge la identificación de manera individual en relación con otros, a partir de las conexiones que se realicen se puede determinar lo común en relación con las diferencias de los otros. Rodríguez3 afirma que “el ser humano no tiene capacidad para definirse a sí mismo, tiene necesidad de Alguien que trascendental a él le dé razón de su destino” Se plantea entonces desde esta perspectiva, que la identidad surge a partir de la alteridad.

El hombre ha sido definido a través de la historia comparándolo con el animal, así se le ha denominado como animal racional, animal social, animal político, animal de trabajo, animal lingüista entre otros. La definición por si misma de una de estas, o relacionándolas entre sí, aún no ha podido definir al ser humano 4, porque al tratar de definirlo sólo destaca una de las características del hombre. “El ser humano vendría a ser más que todas ellas juntas, más que todo método y más que toda ciencia”.

Con la llegada del cristianismo es que aparece el término persona. Ni en griego ni en latín aparecía un vocablo para poder expresar el concepto de persona, pues en la cultura clásica no existía tal concepto. La cultura clásica no reconocía valor absoluto al individuo como tal, dependía de su proveniencia, del censo y de la raza.

Desde el punto de vista griego, el origen del término persona parte del teatro griego donde los actores se cubrían sus rostros con máscaras o prosopón, término griego y latino usado para designar el vocablo máscara, mientras desempeñaban su papel en el teatro. Persona diseñaba una careta que cubriera el rostro del actor mientras recitaba en la escena. El propósito de la máscara era hacer la voz del actor vibrante y sonora. Poco después persona pasó a designar el propio actor enmascarado: el personaje. Ese personaje desempeñado era la persona. Por otra parte, este concepto persona (5) parece originarse del verbo “personare”: sonar a través de algo que tenga un orificio o concavidad, o amplificar la voz a través de una máscara. “Esta etimología latina le da al concepto de persona un origen producto de la creación de la cultura y no de la naturaleza” (6)

Se discute si los griegos tuvieron una clara idea de la persona. No obstante, el concepto -al menos-, fue usado por ellos en su sentido jurídico, como «sujeto legal». Algunos dicen que Sócrates tiene una cierta «intuición» del hombre como personalidad que trasciende su ser «parte del cosmos» o miembro del Estado, mientras que para Aristóteles es de naturaleza espiritual solamente la función del intelecto agente.