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Retirada de cables epicárdicos. Actuación de Enfermería

Retirada de cables epicárdicos. Actuación de Enfermería

Desde la introducción en 1968 de los electrodos transitorios de estimulación cardiaca, su uso se ha extendido hasta ser una práctica habitual en el entorno de una cirugía cardiaca.

Prácticamente se implantan sistemáticamente estos electrodos por la gran incidencia de arritmias en el postoperatorio y el uso muy frecuente de la estimulación cardiaca temporal.

Retirada de cables epicárdicos. Actuación de Enfermería

AUTORA

Araitz Totorika Aranbarri

COAUTORAS

María Jesús Correa Julián

Andrea Castro Santamaría

RESUMEN

Este trabajo pretende dar respuesta a la necesidad de instruir al personal sanitario sobre el cuidado y retirada de los electrodos epicárdicos.

PALABRAS CLAVE: epicardio, cirugía cardiaca, cuidados de Enfermería, electrodos, temporal

ARTÍCULO

Los electrodos epicárdicos, son unos electrodos que se colocan en el entorno de una cirugía cardiaca con circulación extracorpórea que el cirujano cardiaco inserta en el pericardio del paciente.

El epicardio es la capa más extensa del corazón de los vertebrados. Es una capa epitelial unicelular que se forman en el tracto de entrada del tubo cardiaco.

Las células proepicárdicas se adhieren al miocardio y forman una cubierta epitelial, llamada pericardio.

El epicardio y el miocardio forman el pericardio.

Ver imagen nº1 y nº2, Anatomía del corazón, al final del artículo.

Habitualmente los electrodos ventriculares epicárdicos intraoperatorios se suelen implantar sobre la cara anterior del ventrículo derecho en zonas de músculo sin grasa epicárdica, una zona de muy fácil acceso y que proporciona normalmente buenos parámetros de estimulación y detección.

Ver imagen n3º, al final del artículo, Colocación de electrodos epicárdicos durante una cirugía extracorpórea.

Estos electrodos tienen salida al exterior a través de la zona del hipocondrio izquierdo del paciente. Se colocan en previsión de la posible utilización de un marcapasos temporal externo debido a que en ocasiones los pacientes tras la cirugía cardiaca pueden sufrir un bloqueo auriculo-ventricular temporal, siendo así más sencillo el acceso a una estimulación cardiaca temporal. Se evita así el acceso a través de la colocación de electrodo por vía venosa hasta el ventrículo con las posibles complicaciones que esto generaría.

Ver imagen nº4, al final del artículo, salida al exterior de los electrodos en el paciente.

Aunque su implantación, permanencia y extracción pueden producir diversos tipos de complicaciones (sangrado pericárdico con taponamiento, infecciones mediastínicas, perforación o rotura de injertos coronarios o de sus ramas o incluso del árbol bronquial, fibrilación ventricular, disnea y muerte), éstas son muy raras, teniendo una incidencia de 0.04%.

Prácticamente se implantan sistemáticamente estos electrodos por la gran incidencia de arritmias en el postoperatorio y el uso muy frecuente de la estimulación cardiaca temporal.

Ver imagen nº5, al final del artículo, marcapasos externo temporal.

Los trastornos de conducción tras cirugía cardiaca son una complicación muy frecuente. Tras cirugía coronaria, el tipo de procedimiento menos agresivo con el sistema de conducción, pueden llegar a afectar hasta a un 45% de los pacientes. Sin embargo, la necesidad de marcapasos definitivo es mucho menos frecuente. Del total de pacientes sometidos a cirugía cardiaca, ocurre en un 1,3-2,4%; tras cirugía coronaria, en un 0,4-1,1%; tras cirugía valvular, en un 3,5%, y en cirugía congénita, en un 1-3%. Tras el trasplante cardiaco esta cifra ha rondado clásicamente entre el 0 y el 5%, aunque en la era de la ampliación de los criterios de inclusión como donante, la cifra puede ascender a más de un 20%, sobre todo a expensas de los donantes de edad más avanzada

Esta diferencia entre la incidencia de aparición de los trastornos de conducción y la necesidad final de estimulación permanente se explica porque las bradiarritmias tras cirugía cardiaca pueden deberse a lesión del sistema de conducción durante la manipulación quirúrgica de regiones próximas a él o al daño isquémico inducido por el pinzamiento aórtico o coronario o la propia extensión de la enfermedad coronaria. En este contexto los trastornos de conducción son en ocasiones transitorios, debido a que parte de la lesión puede estar inducida por daño isquémico reversible o por edema postraumático.

En cuanto al tipo de cirugía, están bastante definidos los grupos de riesgo para desarrollar trastornos de conducción permanentes tras cirugía. Gordon et al han encontrado que, en más de 10.000 pacientes intervenidos entre 1990 y 1995, la sustitución valvular aórtica (odds ratio [OR] = 5,8), mitral (OR = 4,9) o tricúspide (OR = 8,1), las reintervenciones (OR = 2,4), la cirugía de ablación de arritmias (OR = 4,2), las reconstrucciones anulares mitrales (OR = 2,4) y la cirugía de la endocarditis infecciosa (OR = 1,7) son predictores independientes de esta complicación.

OBJETIVO

Proporcionar una unificación de criterios para el cuidado y retirada de electrodos epicárdicos.

Instruir al personal de nueva incorporación en una unidad de cirugía cardiaca para una correcta realización de esta técnica.

TIPO DE ELECTRODOS EPICÁRDICOS

  • Características

Actualmente se fabrican una variedad de modelos diseñados de manera especial para su alojamiento en el miocardio ventricular. Cada cable ventricular dispone de una aguja curvilínea adjunta para facilitar el