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Detección de liposomas en el líquido cefalorraquideo de pacientes con linfoma no Hodgkin

Detección de liposomas en el líquido cefalorraquideo de pacientes con linfoma no Hodgkin

Un liposoma es una vesícula esférica con una membrana compuesta de una doble capa de fosfolípidos, que consta de partes hidrosolubles y liposolubles. Muchos medicamentos usan los liposomas para vehiculizar sus principios activos y llegar mejor a su lugar de acción. La citarabina es un fármaco antineoplásico antimetabolito análogo de la pirimidina que interfiere con la síntesis del ADN usado en el tratamiento de leucemias y linfomas.

Detección de liposomas en el líquido cefalorraquideo de pacientes con linfoma no Hodgkin

AUTORES: Marta María González Vilanova (1);  Carmen Blas Fraga (1)

(1) Facultativo Especialista Área Análisis Clínicos. Licenciado en Farmacia.

Palabras clave: liposoma, líquido cefalorraquídeo, Citarabina, Linfoma no Hodgkin

RESUMEN

Con la formulación de citarabina liposomal (Depocyte®) administrada vía intratecal se consigue una liberación prolongada y un aumento de la vida media del fármaco en el LCR (líquido cefalorraquídeo), mejorando así su eficacia y elevando la calidad de vida del paciente.  Se usa frecuentemente como profilaxis y tratamiento de la meningitis linfomatosa.

A menudo se analizan líquidos cefalorraquídeos de pacientes con Linfoma no Hodgkin a tratamiento con Citarabina liposomal e interesa descartar si el paciente presenta una meningitis linfomatosa.

Los liposomas de la formulación pueden visualizarse microscópicamente en fresco en la cámara de contaje.  Si no se tiene la experiencia suficiente para diferenciarlos pueden confundirse con linfocitos. El siguiente artículo destaca la importancia de su diferenciación microscópica y las pautas a seguir en caso de incertidumbre.

INTRODUCCIÓN:

El estudio de los líquidos corporales tiene una gran importancia para el diagnóstico y control de la evolución clínica de muchos procesos. Sin embargo para su correcta interpretación es necesario valorarlos conjuntamente con los restantes datos clínicos del paciente (historia, examen físico y exploraciones radiológicas, analíticas y anatomopatológicas complementarias) debido a que los resultados obtenidos en ocasiones no son suficientemente sensibles y específicos.

El líquido cefalorraquídeo (LCR) es uno de los líquidos analizados frecuentemente en el laboratorio de urgencias.

El líquido cefalorraquídeo (LCR) está contenido en el espacio subaracnoideo, entre la membrana aracnoides y la piamadre, en los ventrículos del cerebro y en las cisternas que lo rodean, en un volumen aproximado de unos 150 mL. El líquido cefalorraquídeo (LCR) se produce en su mayor parte en los plexos coroideos, por ultrafiltración a través de la pared capilar coroidea y secreción por el epitelio coroideo y extracoroideo del cerebro, así como en el revestimiento ependimario de los ventrículos y en el espacio. Las principales funciones del LCR son: actuar como soporte y protección del sistema nervioso central (SNC), controlar las características químicas del entorno del sistema nervioso central (SNC), transporte de algunas hormonas y neurotransmisores y actuar como vehículo para la excreción de productos de la actividad del metabolismo cerebral.

Cuando se producen traumatismos del sistema nervioso central (SNC), inflamación de las meninges u obstrucciones producidas por neoplasias o hemorragias intracraneales, la circulación del líquido cefalorraquídeo (LCR) puede alterarse, reflejándose en su composición.

El interés clínico del líquido cefalorraquídeo (LCR) deriva en que diversas enfermedades infecciosas, inflamatorias, vasculares etc…alteran la protección del líquido cefalorraquídeo (LCR) y se producen cambios en su composición química o en el contenido celular y se puede orientar hacia su diagnóstico.

Las principales para el análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR) son:

– sospecha de meningitis, hemorragia subaracnoidea, absceso cerebral, encefalitis, leucemias con afectación del SNC, neoplasias, síndrome de Guillain-Barré.

–  para realizar el diagnóstico diferencial entre hemorragia intracraneal e infarto.

–  enfermedades desmielinizantes

El líquido cefalorraquídeo (LCR) se obtiene del espacio subaracnoideo mediante punción lumbar a nivel del espacio situado entre la tercera y la cuarta vértebras lumbares. La obtención es molesta para el paciente y puede originar complicaciones.

Normalmente se obtiene un pequeño volumen de líquido que es claro y transparente. La muestra de líquido cefalorraquídeo (LCR) debe recogerse en tres tubos estériles de forma secuencial. El primero para el estudio bioquímico e inmunológico, el segundo para el examen microbiológico y el tercero para el estudio citológico. Una vez obtenido el espécimen, debido a sus características, se debe llevar al laboratorio para su procesamiento inmediato.

El examen del líquido cefalorraquídeo (LCR) consta de un estudio: macroscópico, bioquímico, microscópico, microbiológico.

En este artículo nos vamos a centrar en el estudio microscópico.

El estudio de las células debe realizarse tan pronto se recibe la muestra, siempre antes de dos horas, para evitar que se produzca la lisis de las mismas. El examen microscópico del líquido cefalorraquídeo (LCR) se debe utilizar una cámara de contaje (Neubauer, Fuchs Rosenthal, Thoma), se recomienda usar la cámara de Neubauer para obtener la concentración de leucocitos y de hematíes. La concentración de células en el líquido cefalorraquídeo (LCR) normal de un adulto varía entre 0-5 /µL (con predominio de linfocitos y monocitos); por encima de este recuento está indicada la realización de una citocentrífuga y estudio citológico al microscopio. En el recién nacido en las primeras semanas la concentración de células es mayor, alrededor de 0-30/µL. El incremento de células del líquido cefalorraquídeo (LCR) se denomina pleocitosis.